Esta historia ya está terminada, así que habrá actualizaciones constantes para poder tener todos los capítulos de este fic por aquí.
Gracias por leer y nos veremos después.
Aquí pasarán cositas uwu. Amo las historias de fantasía y amor.
Si le preguntaran a Sakurai Ryou si quisiera cambiar algo de su vida si tuviera la oportunidad, sin dudarlo respondería que no.
Su vida, por muy rara y extraña que fuera para las personas ajenas a su círculo social, era más que perfecta.
No cambiaría nada de su vida.
Era feliz y eso era lo importante ¿no?
-Oi, Ryou- le llamo su pareja desde el segundo piso de su hogar. Sonrió, Daiki había despertado -¿por qué demonios no estás en la cama? Sabes que odio despertar y no tener rodeado con mis brazos tu cintura- Sakurai soltó una risita divertida.
Sip, definitivamente no cambiaba por nada su vida.
-Estabas gruñendo entre sueños. Tu estómago clamaba por comida- explicó Ryou dejando el enorme trozo de carne sellarse sobre el sartén en la cocina. Camino hasta donde estaba su pareja con el ceño fruncido y de brazos cruzados, se puso de puntitas apoyándose del pecho desnudo de su pareja y después alcanzo los labios de Daiki dándole un besito inocente en los labios -además, tus garras estaban lastimándome un poco de la cadera. Imagino que estabas teniendo una pesadilla-
Su pareja gruñó en respuesta, después tomó de la cintura al castaño y lo atrajo a su cuerpo. La nariz del moreno olfateo el cuello del más bajo, su aroma natural era una droga para Aomine.
-Mi celo es en dos días- susurro sobre el oído del castaño exaltando a este en el proceso -ya sabes lo que significa ¿no, Ryou?- el más bajo trago duro.
Claro que lo sabía.
Su trasero lo sabía mejor que nadie en el mundo.
¿Por qué tenía que ser tan increíblemente doloroso y excitante tener a un hombre lobo por pareja?
No lo sabía.
Lo que si sabía es que la carne que tenía en la estufa se iba a quemar si no cambiaba de lado.
-Daiki...-
-Quiero ese filete más crudo que cocido... o como le digas al termino-
Ryou soltó una pequeña carcajada -se dice termino Blue, Daiki. Tranquilo, te traeré tu carne jugosa y roja- luego de una pequeña lamida en la mejilla por parte de su pareja y de haber aspirado un poco más de su droga personal Aomine había dejado ir al castaño.
Sakurai nunca terminaría por acostumbrarse a las »muestras de afecto« del lobo hacia él. Daiki se comportaba como un perro a veces y otras más era igual de posesivo y egoísta que un humano.
Aunque debía admitir que tenía un gusto culposo por ver como la cola y orejas del moreno se movían emocionadas al detectar su presencia en el aire.
Parecía un lindo cachorrito.
Aunque ahora que lo pensaba, su pareja parecía un cachorro en todos y cada uno de los sentidos.
Cachorro que le gustaba mucho ser malcriado. Y si era por el mucho mejor.
-Esto de lidiar con la parte animal de tu pareja no es sencillo- exclamó Kuroko Tetsuya viendo al castaño que estaba en su templo mientras terminaba de hacer sus tareas de la carrera -gasto mucho en comida debido a Taiga-kun, el templo no me dan tantos gastos como él y su amada dieta alimenticia- se quejó el peli celeste con los brazos cruzados y su ceño fruncido.
Ryou le vio divertido -pero Tetsuya-san- comento el castaño aguantando las ganas de reír -eres un fantasma y Kagami-san es un cambia formas. Debes de tener paciencia, su tigre suele ser dominante con el-
Tetsuya suspiro -lo sé, lo sé. Pero me gustaría que fuera más cuidadoso con lo que come. Me preocupa que aumente de peso. No quiero que mi tigre este gordo-
El castaño suspiro luego de recordar su plática de ayer con su amigo fantasma.
Afortunadamente su lobo no era así con él. De hecho, era el castaño el que llevaba la dieta de Daiki.
Ser un humano común y corriente y que sus amistades fueran criaturas de fantasía o leyenda hacían de su vida toda una experiencia.
