Esta historia ya está terminada, así que habrá actualizaciones constantes para poder tener todos los capítulos de este fic por aquí.
Gracias por leer y nos veremos después.
No todos caen bajo el encanto de Aomine Daiki xd.
-Vaya, esto sí que es aburrido- exclamó un alto moreno de buen ver. Caminar por las oscuras calles de la ciudad vestido únicamente con su sensual traje negro y camisa roja le era indiferente, meneaba su cola con un curioso final en punta de flecha mientras caminaba y sus pequeños cuernos los cuales sobresalían de su cabeza brillaban por la luz de la luna de aquella noche.
Aomine Daiki era un íncubo. Pero no un íncubo cualquiera, era uno de alto grado. Era el más deseado de entre todos los de su raza, por con siguiente tenia ciertos privilegios.
Entre ellos, escoger sus propias víctimas.
Todo esto gracias a dos sencillas actividades: tener sexo intenso con su víctima de en turno y comer.
Y vaya que en los dos era un experto.
Pero particularmente ese día estaba aburrido. No había mostrado interés en las humanas que había conocido a lo largo de esa noche.
Estaba frustrado sexualmente.
-Me largo- exclamo enojado. Cuando dio la vuelta sobre sus pasos; sus ojos zafiro chocaron con los chocolates de un chico.
Y vaya chico.
-Sigo diciendo que no- se quejó el castaño ignorando cualquier otra persona que no fuera a su mejor amigo -¿Por qué quieres que vaya?-
-Mmm- lo pensó con ironía Kuroko -¿será porque es mi despedida de soltero? ¿Sera porque la boda de tu mejor amigo es dentro de tres días?- respondió con el ceño fruncido.
El castaño suspiro -¿y es necesario que sea en aquel bar?-
-Ryou-san-
-¿Puedo al menos ir a mi departamento a bañarme? Tu despedida de soltero es dentro de dos horas- pudo jurar un particular brillo en los ojos del peli celeste. Y eso solo podía significar peligro.
-Okey- acepto Kuroko -más te vale llegar en dos horas a no ser de que quieras a un tigre salvaje en tu departamento y te obligue a ir- advirtió mientras dejaba al castaño solo en la calle.
Sakurai Ryou suspiro y después retomó su camino a su hogar. En ese instante vio un par de ojos hambrientos y salvajes. Tan azules y profundos como el mismo océano.
-Hola- se acercó aquel enigmático moreno hacia el castaño quien le veía de arriba a abajo -eres lindo- aseguró Aomine viendo a su presa con deseo en sus pupilas azulinas -¿Te gustaría-
-No me interesa- fue la cortante respuesta de Ryou -adiós...-
¡¿Qué?!
¡¿Ese hermoso ángel encarnado en la tierra lo había rechazado?!
¡¿A él?!
¡¿Enserio?!
-¡Espera, espera...!- le paro el moreno tomándolo de los hombros con un poco de brusquedad. Ryou frunció el ceño ante esto -¿no quieres tener sexo conmigo?-
El más bajo se sonrojo avergonzado y molesto en partes iguales -¡no!- grito Sakurai -¡aléjate de mí, pervertido!- se alejó del incubo quien tenía el ceño fruncido.
Ese chiquillo lo estaba haciendo enfadar.
-¡Me lleva...!-
Definitivamente ese niño iba a ser suyo.
