Esta historia ya está terminada, así que habrá actualizaciones constantes para poder tener todos los capítulos de este fic por aquí.

Gracias por leer y nos veremos después.

Nada, este par se conocen de una "peculiar" manera.


A lo largo de su vida, Sakurai ha experimentado varios escenarios que han marcado su vida de una u otra manera.

Por ejemplo, está la ocasión en la que iba a sufrir un asalto camino a casa cuando estaba en preparatoria, y digo iba porque gracias a su »hermoso rostro angelical« -palabras del malhechor- no le hizo nada.

Solo una nalgada.

Vaya, eso sí que lo había marcado. Pero al menos aún tenía las cosas que con tanto esfuerzo sus padres le daban.

Hubo otra ocasión en la que sin querer choco con un senpai de tercer año en su facultad de artes plásticas y torpeza o no, el castaño había tirado pintura verde sobre la camisa de su superior. Sabía la personalidad explosiva del muchacho así que tuvo miedo de su propia existencia.

Pero no pasó nada, otra vez.

Lo que si no terminaba de entender Ryou fue porque su superior beso su mejilla y después se alejó de él pasando por alto el accidente de la pintura.

Ahora que lo pensaba, en esas dos ocasiones sí que había tenido suerte. Había salido bien librado de todos sus problemas.

Entonces... por qué...

-Oye...- dio un brinquito asustado al oír la voz de la persona que estaba a un lado suyo -eres lindo ¿estas visitando a tu novio?- pregunto por mera curiosidad. La persona junto con el castaño se quejó levemente asustando al menor.

¿Cómo fue que había llegado a eso?

-¡Ryou-chan!- grito uno de sus amigos del otro lado de la línea. Sakurai tuvo que apartar su celular de su oído para evitar quedar sordo -¡necesito de tu talento para la cocina, ahora!-

-¿Qué ocurre ahora Takao-san?- preguntó el castaño saliendo de la cafetería que en la que estaba dibujando.

-Invite a Shin-chan a almorzar pero sabes que la cocina sigue sin ser mi fuerte. Necesito de tus habilidosas manos para antes de las doce ¿crees que sea posible?- el castaño tardó un rato en responder.

-No entiendo, Midorima-san lo ama tal y como es. Así la cocina siga sin ser lo suyo. Tu esposo es considerado contigo Kazunari-san-

-¡Por favoooor!- rogó el peli negro a su amigo -juro que si me ayudas a amansar a Shin-chan te haré el padrino oficial de mi bebé- eso fue un shock para el castaño.

-¿Acaso...?-

-Por eso te estaba insistiendo tanto- explicó Takao -eres el primero de todos nosotros que lo sabe- agrego -quiero que cuando lo sepa Shin-chan sea algo especial y que mejor con tus deliciosos manjares ¿me ayudarás?- pregunto esperanzado.

Ryou suspiro. Eso cambiaba todo ahora. Estaba feliz por su amigo, claro está. Además, ya no tenía pendientes en la universidad, así que...

-Está bien- Takao sonrió agradecido y feliz -dame dos horas, te veo en el hospital-

-Gracias Ryou-chan- exclamo Takao -te veo en el área de enfermería del quinto piso- luego de un par de palabras más cortaron la llamada.

Oh... ahora lo recuerda.

Llego al hospital tal y como le prometió a Kazunari, llevaba consigo la comida para su amigo e iba escuchando música, además de que iba distraído. Tanto que no leyó el letrero que decía dentro del elevador.

»Cuidado, el elevador está funcionando mal, le sugerimos tomar las escaleras«

Rayos.

Ahora entendía porque nadie más se subía al elevador. Todos menos un alto moreno con cara de demonio vestido con su uniforme de la policía de Tokio. Eso fue camino al piso tres.

Entonces paso lo que más temía. El elevador se atoró y no sólo eso, las luces también se fueron.

Su tarde no podía iniciar peor.

-Maldición- exclamo el moreno que estaba del otro extremo del elevador. El castaño se tensó, nunca ha sido bueno haciendo amistades, mucho menos encerrado en un elevador -el maniático de Midorima me matara si sabe que me fui del hospital, en especial si sabe que me quede encerrado aquí-

-¿Conoce a Midorima-san?- se atrevió a preguntar el castaño encendido la linterna de su celular.

-Soy unos de sus amigos de secundaria- afirmo el moreno viendo de arriba a abajo al castaño -tienes linda voz, me imaginó que tu novio es muy afortunado-

-Mmm... Yo, yo no- el peli azul se recargo en la pared más cercana elevador y se sentó en el suelo soltando un gruñido de dolor -yo no tengo novio señor...-

-Arg, Aomine Daiki- respondió el moreno sosteniendo un costado de su abdomen -esta mierda se está abriendo- se quejó notando como su sangre empezaba a manchar su camisa azul -tengo hambre-

-Bueno...- murmuro el menor -puedo darle un poco de comida si quiere- tiro su suéter al suelo y se sentó a un lado del moreno -me llamo Sakurai Ryou-

-Lindo nombre Ryou- recargo la cabeza en el hombro del castaño -en cualquier momento me voy a desmayar pero gracias a eso fui capaz de conocer a un bello ángel- luego cerro los ojos para horror del castaño que estaba asustado por la condición de su acompañante.

Aomine muy en el fondo sabía que no fue buena idea escapar de su habitación con la herida de una a puñalada fresca al igual que los 12 puntos de esa herida.

Midorima lo mataría. Pero vaya que valdría la pena.