Esta historia ya está terminada, así que habrá actualizaciones constantes para poder tener todos los capítulos de este fic por aquí.
Gracias por leer y nos veremos después.
Ya saben, si no son de leer este tipo de temas mejor evítenlo y esperen próxima actualización uwu.
-Oye, Ryou...- el castaño se tensó para satisfacción de su hermano mayor. Aomine se relamió los labios, Sakurai parecía un conejito a punto de ser devorado por una temible pantera.
Y no es como si eso no fuera realidad.
-¿Q-qué pasa Aomine-san?- preguntó quedito el castaño mientras el moreno lo acostaba de nuevo en la cama. Los zafiros de Daiki lo ponían nervioso.
Daiki acomodo el cuerpo de su hermano en su cama y después acostó su cabeza en el pecho de Ryou. Era cómodo estar así. Por su parte, el castaño acariciaba los cabellos azules con nerviosismo.
Desde que llegó a la casa de Imayoshi-san el moreno no lo había dejado ni a sol ni a sombra. Lo monopolizaba la mayor parte del tiempo que estaba en casa y siempre iba por el a su secundaria.
Parecía su pareja más que su hermano.
Para muestra, ese momento.
-Me gustas sonrojado. Te ves más lindo así- afirmo el moreno abrazando al adolescente quien estaba nervioso. Coló sus labios en el cuello del castaño y después le dio una suave mordida para tortura del castaño -me dan ganas de hacerte mío y nunca soltarte-
-¿Aomine-san?-
-Eres muy sexy, hermanito~- mordió la oreja del castaño quien estaba sonrojado -¿me dejarías ser el dueño de tu virginidad?-
-Pero...- se abrumó el menor y desvío los ojos de los de Aomine -n-no sería correcto. Nosotros... nosotros somos hermanos, Aomine-san y yo no-
-Shh- lo silencio -Daiki, me llamo Daiki, Ryou. Hemos sido hermanos estos dos años y aún me llamas así. Además- beso la mejilla del castaño -tu y yo no somos hermanos. La sangre no nos une- mordió suavemente la mejilla de Ryou que para ese punto mejilla del menor.
Si, definitivamente su hermanito era lindo.
-Pero...- trato de apartar al moreno de su cuerpo y rostro pero Aomine era más fuerte que él. El peli azul lo obligo a permanecer en la cama con su cuerpo encima del suyo.
-Sera nuestro secreto. Nadie se enterará- afirmo viendo intensamente los ojos contrarios -tú me quieres ¿cierto? Así como yo te quiero a ti- el castaño asintió con sus orejas y mejillas sonrosadas.
Sonrió.
Sabía que el castaño haría lo correcto.
