Hola mundo! Espero que disfruten el capitulo de esta vez :D Perdón por ser breve en esta ocasión pero... el tiempo me come D:
Les mando un saludo! un abrazo y un beso :D buena lectura.
Capitulo 8: Transmisión, visitas y una llamada
¿Qué se obtiene de juntar a una persona alegre, social, carismática, con otra que es, relativamente, lo contrario? La respuesta es: "Frozen Voice". Ese había sido el nombre que Anna le había puesto al "programa" de radio. El nombre no tenía mucha ciencia, solo era la combinación de la palabra "voice" y el nombre de la calle donde ambas vivían. Cuando la pelirroja se lo mencionó a Elsa, aceptó porque, en realidad, no le había dado la más mínima importancia a ese tema.
Sea como sea, esa mañana Elsa y Anna darían su primera transmisión a la escuela. Ahora las chicas contaban con el apoyo de Marco, el operador de cabina; un chico bastante sencillo, muy agradable pero que también estaba, por decirlo de alguna forma, perdido en su mundo. El joven operador les dijo que ya era momento de hacer los anuncios matutinos, pero que primero tenían que dar una presentación sobre ellas, algunos gustos o cosas así y que después de los anuncios podrían hacer lo que quisieran para llenar la hora marcada.
—Muy bien, aquí tienes la hoja, Anna — dijo Marco, entregándole los anuncios a la pelirroja.
—Muchas gracias Marco — dijo Anna tomando el pedazo de papel y sonriendo amablemente —. ¿Te gustaría qué leyéramos uno y uno?
Elsa parpadeó un poco y miró fijamente a su compañera. Le entró una especie de miedo, a pesar de que quería ayudar a Anna con el proyecto, aún no estaba tan convencida si quería que la toda escuela le escuchara. Soltando un pequeño suspiro decidió seguir el plan de la pelirroja y entraron a la cabina para, así, dar comienzo al programa de "Frozen Voice". Marco les explicó que daría una señal cuando entraran el aire.
Primero Anna comenzó a hacer una especie de ruidos raros con la boca para, según ella, "calentar" la voz, mientras Elsa se colocaba los audífonos y simplemente la observaba. Las extrañas caras que Anna hacía, le provocaron una pequeña sonrisa a la rubia platino, también acompañada de una leve risa bajo sus dedos, risa que Anna notó enseguida.
—Tres… dos… al aire…
—Hola, qué tal mundo, Universidad de Arendelle, mi nombre es Anna y soy la nueva presentadora de "Frozen Voice", aquí encontraran mucha diversión. Por si no saben quién soy, bueno soy esa chica pelirroja que siempre anda corriendo por los pasillos de la escuela con dos trenzas, aunque no se porque me peino así, mi madre me dice que me veo mejor con el cabello suelto y… — Ana hizo una pausa cuando se empezó a dar cuenta de que estaba empezando a divagar — Por cierto también quiero presentarles a mi otra compañera, su nombre es Elsa Winter… di "hola", Elsa.
—Ho… hola ―dijo Elsa secamente.
Sin duda esa no había sido la mejor presentación que pudieron haber planeado.
La hora transcurrió de la manera mas "rara" posible. Anna se había encargado de decir todos los anuncios y Elsa simplemente reafirmaba o hacía algún comentario ocasional, pero no todo era aburrimiento, gracias a los divagues de Anna y también a la aura misteriosa de su compañera, el programa comenzó a tener un estilo algo extraño. Acompañado también de un playlist variado que Marco había escogido previamente para tener de fondo.
En la cafetería, Rapunzel y Olaf escuchaban atentamente el programa, lo mismo que el resto de los alumnos. Y en una lejana mesa, Kristoff también lo estaba escuchando. Como era de esperarse, muchos de los presentes lograron identificar la voz de Anna y también su particular forma de hablar. Era la voz de Elsa la que nadie conocía, ni siquiera un poco, y era la que más curiosidad daba. Es decir, todos ahora sabían el nombre de las dos chicas, pero muchos se hacían la pregunta: ¿quién era Elsa Winter?
Un par de canciones después, un aviso que había llegado de último minuto y el programa "Frozen Voice" terminó su primera transmisión. En la escala del 1 al 10, las chicas hubieran obtenido u si Elsa se hubiera puesto más de su parte.
—Bueno, con esto damos por terminada esta primera transmisión, muchas gracias mundo y Universidad de Arendelle, recuerden que yo soy Anna Summers y los veré de nuevo junto con mi compañera… — no hubo respuesta – Aamm… junto con mi compañera… Elsa tienes que decir algo.
—¿Qué? Ah… hasta luego.
—Y terminamos chicas — dijo Marco a través de los audiófonos.
—Elsa… ¿Qué te sucede, por qué no dijiste nada?
—Es sólo que no me gusta hablar en público, Anna…
—Pero no estamos frente a ninguna persona, además…
—Sabes a qué me refiero, esto es… algo nuevo para mí… deberías de saberlo. Además no recuerdo que esto haya sido parte del trato.
Al escuchar esto, Anna quería discutir con Elsa y proponerle que cambiara su actitud, pero recordó también todo por lo que esta chica había pasado en su vida y decidió mejor guardarse todas esas quejas y esperar a mañana, tal vez sería un mejor día para hablar con esa sobre ese tema.
Las chicas tomaron sus cosas y salieron de la cabina, se despidieron de Marco y se dirigieron hacia la cafetería para almorzar algo. Ahora que ellas eran parte del proyecto tenían algunos privilegios, el más conveniente, era que ellas podían llegar algunos minutos tarde a sus clases, esto gracias a la ayuda del director Winter que les otorgó un breve tiempo para que pudieran desayunar, ir al baño, etcétera.
Mientras desayunaban, Anna aprovechó la ocasión para planear el siguiente programa. Para Elsa, esta era la conversación más cercana a una persona, que no fuera algún familiar, que había tenido en casi toda su vida. Escuchar las historias de Anna y de todos sus divagues era simplemente algo muy nuevo para ella, pero eso no quitaba el hecho de que fuera divertido. La pelirroja también lo notaba, tal vez su vecina no era la persona más sociable del mundo, pero al menos sabia prestar atención y escuchar, esto porque durante todo el tiempo que estuvieron en la cafetería, Elsa no le quitó la mirada de encima.
—¿¡Por qué no me dijiste nada, Olaf!? — gritó Anna al salir al salón de clases.
—Estabas en la cabina, ¿qué querías que hiciera? Además traté de marcarte a tu celular pero...
—Olaf, se trata de mis padres, pudiste haber ido a la cabina y sacarme de ahí.
—Discúlpame, a mi también me sorprendieron.
El compañero de piso de Anna intentaba por todos los medios de calmarla. La pelirroja no podía creer lo que su amigo le había contado cuando esta regresó a clases, sus padres habían hecho un visita a la universidad. Estos llegaron justo después de que Anna y Elsa dieron por terminada la transmisión, ambos esperaban encontrar a su hija junto a él y Rapunzel; les sorprendió el no hacerlo.
Olaf tuvo que contarles, de forma breve, lo que había ocurrido con Anna y el proyecto del cual ahora ella formaba parte. Los padres de la pelirroja estaban de visita en Arendelle por dos razones principales: la primera el ver a su hija y, la segunda, hablar con el director respecto a los pagos de la universidad y ver si había alguna forma de arreglarse. Anna había cometido el error de no haberles contado nada a sus padres sobre el proyecto, sobre Elsa y todo lo demás, quería dejarlo como una pequeña sorpresa, demostrarles que podía ser lo suficientemente responsable y madura como para salir de este embrollo.
Anna tuvo que resignarse. Seguramente la estarían esperando en el departamento. Siempre que sus padres venían a visitarla, era una constante "pelea" sobre su actitud, hábitos y sermones sobre cómo llevar su vida. Ella amaba a sus padres y a su familia en general, pero había momentos en los que prefería estar un poco retirada de ellos.
"¿Qué no puedo tener un día normal?".
Para suerte de Anna, Rapunzel ya se había adelantado y estaba en camino al departamento, para recibir a los padres de su amiga y entretenerlos por un rato. Olaf tenia la fortuna, según Anna, de que hoy estaría ocupado haciendo una tarea en grupo, aparentemente, así que por esta ocasión solo podía contar con el apoyo de su otra compañera de piso.
El chico se despidió de la pelirroja y le deseo suerte. Así que, tomando sus cosas, Anna emprendió el camino de regreso al departamento. Mientras caminaba por el estacionamiento hacia la salida de la universidad, logró divisar a lo lejos a Elsa subiéndose a su auto.
"Solo espero que no se enoje conmigo".
—¡Elsa! ¡Elsa! ―gritó Anna, haciendo también varias señas con sus manos.
La rubia, que se encontraba sumida en sus pensamientos, reaccionó al escuchar su nombre, más que nada al adivinar de quién se trataba.
—Anna, ¿qué sucede? — preguntó Elsa al ver que su compañera había llegado corriendo.
—Hey… uuff deja… recupero el aliento — dijo Anna, mientras tomaba unas bocanadas de aire —Listo… Elsa, quería preguntarte algo.
—Dime, ¿qué sucede?
—¿Vas hacia tu departamento, cierto?
—Sí, así es— contestó Elsa con ligero sarcasmo.
—Bueno, es que a mis padres les ha entrado la loquera. Vinieron a visitarme y Olaf me ha dejado sola. Rapunzel está en el departamento con ellos y yo pues… necesito llegar a…
—¿Quieres que te lleve? – adivinó la rubia.
—Sí exacto, es decir, no es como si solo te quiera para eso o para que siempre me andes salvando el cuello es solo que… tú sabes esto de mi… ¿puedes? ¿sí?
La tierna cara de suplica de Anna, hizo que el color de las mejillas de Elsa subiera. Era la primera vez que alguien la hacia ponerse así, de hecho gracias a Anna, ella estaba experimento muchas cosas por primera vez. Ante esa mirada de cachorrito, no le quedo más opción que aceptar el llevar a su vecina. La pelirroja soltó un enorme suspiro al ver que esta había aceptado, acompañado de una enorme sonrisa. Subieron al auto y partieron hacia su destino.
—¿No te gusta que tus padres te visiten? — preguntó Elsa durante el trayecto.
—¿Qué? No, por supuesto que sí, adoro que me visiten, es solo que… hay ocasiones en las que preferiría que no lo hicieran, ¿si entiendes a lo que me refiero?
—Sí… claro.
"¿Por qué le mientes?", se preguntó Elsa a sí misma.
Elsa no tenía ni idea de lo que Anna estaba sintiendo. A decir verdad, ella estaría muy contenta y complacida si sus padres la visitaran o al menos le preguntaran sobre su día.
La relación de Elsa con su familia era muy diferente, al menos en comparación con la de su vecina. El vivir y el crecer de la manera en la que su padre la había educado, le generaba una sensación de siempre querer cumplir con sus expectativas, que ella, difícilmente, podía llenar; y cuando tenía algún logro o llegaba a terminar algún pequeño proyecto, su padre no lo reconocía como tal, a él solo le importaba que su hija hiciera lo que él creía más conveniente. Y tampoco ayudaba mucho el tener una madre que se olvidaba de ella, claro, no siempre, pero sí en la mayor parte del tiempo.
Mientras conducía por las calles de Arendelle, Elsa se imaginaba la razón por la que los señores Summers estaban de visita. Seguramente se trataba sobre el dinero que Anna estaba tratando de conseguir y también con respecto a la universidad. Faltando poco menos de tres calles para llegar a su destino, Anna le pidió a su compañera que detuviera el auto, diciéndole que ella caminaría hacia el departamento a partir de ahí.
—Muchas gracias por darme este aventón, Elsa.
—Ni lo menciones pero… ¿por qué quieres caminar?
—Créeme, es mejor que mis padres me vean llegar sola. Ellos tienden a querer llevarse bien con todos mis amigos, no es como si tuviera muchos, pero tú sabes no quiero que te vean y te inviten a pasar al departamento y que empiecen a hacer preguntas y… porque tú…
"Idiota, por qué dijiste eso".
—Entiendo perfectamente.
—¡Genial! — Anna soltó un ligero suspiro, aunque también muy apenada—. Así que una vez más, gracias Elsa… muy bien, nos vemos mañana.
De pronto, el corazón de la rubia platino empezó a acelerarse al ver que Anna se estaba acercando a su rostro. Elsa se quedó paralizada por un instante, tratando de deducir qué es lo que la pelirroja se disponía a hacer. Sin embargo, todos esos nervios y aceleraciones cardiacas se calmaron un poco, cuando Anna simplemente se despidió con un beso en la mejilla.
"¿Qué rayos fue todo eso?", se dijo Elsa, al ver bajar a la pelirroja del auto.
Anna le brindó un cálida sonrisa y un pequeño saludo de despida con su mano. Elsa solo le pudo regalar media sonrisa y apenas una leve señal con su mano derecha.
XXXXXXX
Recostada sobre su sillón, Elsa navegaba en internet desde su laptop. Una fuerte lluvia estaba cayendo sobre Arendelle, lo que significaba el perfecto clima para ella. Mirando hacia la ventana como las gotas de lluvia se estampaban contra el vidrio, reflexionando sobre lo que había sido su día y también sobre cómo estaría Anna. No porque verdaderamente le preocupara su vecina, sino porque tenía curiosidad sobre como eran los padres de esta.
Desde que ella se mudó a ese departamento, sus padres no la habían visitado, bueno, hablando directamente de su padre, ya que al menos había visto a su madre aquella vez del centro comercial. Elsa se podía imaginar las mil y una excusas que su papá podía sacar para no poder verla y no porque no quisiera, sino porque su trabajo era demasiado agobiante.
"Hablando del diablo", se dijo al mirar que su celular vibraba. Era su padre.
—Hola papá, qué sorpresa que llamaras.
—Tengo algo de tiempo libre en la compañía y decidí aprovechar para saber cómo estabas. Mi hermano me dice que estás ahora en un proyecto de radio, ¿eso ese verdad, Elsa?
Eso lo tomó desprevenida. Elsa no tenía pensado todavía en contarles sobre el proyecto de radio a sus padres, mucho menos decirles la razón por la cual estaba en él. Posiblemente su madre estaría de acuerdo, ya que esto le ayudaría a ser más "sociable", pero su padre era otra cosa.
—Me dijo también que estás participando con otra chica, una tal Anna Summers, ¿ella es tu amiga?
—Ella es… solo es una compañera — Elsa no podía aún considerar a Anna su amiga—. A decir verdad, ese proyecto no es de mi interés, sólo la estoy ayudando porque tiene problemas económicos.
—Me parece una buena obra de tu parte Elsa, pero recuerda, no estás precisamente en la universidad para hacer amigos…
—Mamá dice que no tiene nada de malo que yo conozca a más personas.
—Y no lo tiene Elsa, pero recuerda que solo quiero… solo no quiero que te distraigas en tu vida, ¿entiendes?
"¿Tú que sabes sobre mi vida?".
—Papá, tengo que irme tengo que… prepararé algo para cenar, te hablo luego.
—Muy bien hija, nos veremos pronto. Cuando tenga tiempo te hablaré, nos vemos, cuídate.
"Ni siquiera preguntaste cómo estaba ni nada".
Y así terminaba una vez más, otra "charla" de Elsa con su padre, esas pláticas a las cuales ella ya estaba acostumbrada desde hacía muchos años. De la misma forma en que terminó la llamada, la lluvia estaba empezando a ceder, así que Elsa decidió aprovechar ese momento para salir a comprar algo para cenar.
No muy lejos de ahí, en un pequeño restaurante, Anna y sus padres terminaron de cenar. La mayor parte de la plática se había ido en cómo le iba en sus estudios, el proyecto de radio y de cómo llevar esta situación del dinero. Sus padres estaban algo tranquilos y también orgullosos de que su hija encontrara una "solución" para ese problema. En el pasado esto sería casi imposible de creer, si contaran las experiencias que ellos habían tenido con su hija con respecto a su madurez, por ejemplo Hans.
—Bueno Anna, creo que ya es hora de volver — dijo su padre, mientras terminaba su café.
—¿Tan pronto? — contestó Anna haciendo un pequeño puchero.
—Nos gustaría quedarnos más tiempo, pero tu sabes que…
—Si mamá… lo se muy bien, pero no te preocupes ya será en otra ocasión.
—Descuida Anna, solo es una mala racha. Ya tengo en mira otros trabajos, no pienso dejarte sola con todo esto.
Escuchar a sus padres tranquilos era lo mejor del mundo. Sabía que su situación no era la mejor, pero tenía fe en las palabras de su padre, de que pronto conseguiría un trabajo nuevo, volvería apoyarla y que esta situación sólo estaría así por unos cuantos meses.
Terminando de pagar la cuenta, sus padres se despidieron de ella, era hora de volver. La lluvia parecía regresar y no era lo mejor el tomar la carretera con mal clima, además sólo podían estar por esa tarde y Anna lo sabía. Un último abrazo, un último beso y un "buena suerte" y sus padres emprendieron el viaje de regreso, justo en el momento cuando enormes gotas de agua comenzaron a caer. Para suerte de la pelirroja, llevaba consigo un paraguas y tomando carrera, regresó hacia su departamento antes de terminar toda empapada.
Mientras caminaba, a lo lejos logró distinguir a una peculiar chica en medio de la lluvia, aquella cabellera rubia solo le podía pertenecer a alguien, era Elsa. Rápidamente aceleró el paso para tratar de alcanzarla…
"¿Qué haces en medio de la lluvia, Elsa?".
—¡Elsa, espera! — la rubia platino volteó al escuchar su nombre — ¿Qué rayos haces? ¿Por qué andas caminando sola con esta tormenta?
—Anna… pensé que tú… ¿qué no estabas con tus padres? — dijo Elsa algo sorprendida. Jamás pensó en encontrarse a su vecina en medio de la tormenta.
—Primero, colócate debajo de mi paraguas, no quiero que te resfríes, no quiero que la siguiente trasmisión se cancele porque no puedes hablar.
En ese momento, Anna tomó de la cintura su amiga y la jaló hacia ella. Elsa dio un pequeño brinco, estaba muy sorprendida. Una vez más, gracias a la pelirroja estaba experimentando una nueva sensación, esta vez la de tener un contacto físico con alguien que no fuera algún familiar.
—Ahora sí me puedes decir, ¿qué es lo que haces a esta hora aquí afuera con esta lluvia y con este frío?
—Nunca me ha molestado el frío… además… sólo salí un momento para comprar algo para cenar, no pensé que la lluvia volviera.
— ¿Te gustaría que te acompañara de regreso? — Elsa soltó una leve risita ante el comentario de Anna.
—Vivimos en el mismo edificio, ¿lo recuerdas?
—Es cierto, qué torpe soy…
—No… no lo eres — dijo Elsa en voz baja.
—¿Disculpa?
—No, nada… la lluvia parece parar, es mejor que volvamos.
Anna asintió levemente. Las dos partieron de regreso.
XXXXXXX
"Debí haber pedido algo más en el restaurante, tengo mucha hambre", se dijo Ana a sí misma mientras estaba en la cocina apunto de prepararse algo.
Pasar la tarde con sus padres y tener ese momento "cercano" con la chica del departamento 302, hizo que la noche de Anna fuera… especial. Mientras la pelirroja buscaba algo de cereal y un poco de leche para cenar, se vio interrumpida por el sonido de su celular, alguien la estaba llamando. La sonrisa que Anna llevaba en el rostro, se desvaneció de un solo golpe, la razón era sencilla, de todas las personas que ella podría imaginar que la llamaran, esa era la última en la que hubiera pensado.
—¿Qué es lo que quieres, Hans? — contestó Ana de muy malhumor.
—¿Qué pasa Summers, por qué tanta hostilidad, que no te da gusto volver a hablar conmigo? — dijo Hans con una voz bastante egocéntrica.
—Tengo los suficientes problemas como para estar lidiando contigo… otra vez.
—¿Problemas? ¿Qué clase de problemas, Annita?
"Mierda, mierda, mierda, ¿por qué le dijiste eso?".
Anna se maldecía una y otra vez. Recordaba que durante todo el transcurso en el que ellos habían sido novios, había descubierto que Hans era una persona bastante manipuladora, que siempre buscaba alguna ventaja sobre otra persona, para tener así la situación a su favor.
—Todos tienen problemas Hans, no es nada importante.
—Pues no se escuchó a que no fuera importante, tal vez pueda ayudarte.
—Créeme, lo último que necesito es tu ayuda, además, ya tengo alguien que… me está ayudando.
—¿Acaso estás saliendo con este rubio idiota que siempre huele a reno?
—Kristoff no es un idiota y no siempre huele a reno… solo cuando hace deporte que es algo raro, si lo pienso bien y... — Anna sacudió su cabeza—Ese no es el punto, es una persona que no conoces y me esta ayudando.
—Sí, sí lo que sea. Escucha Summers, qué te parece si hacemos un trato, si tú me dices en que problema estás metida, yo tal vez pueda ayudarte… también económicamente.
A Anna se le formó un nudo en la garganta al escuchar las últimas palabras de su ex novio. Él la conocía bastante bien como para intuir sobre cuáles podrían ser esos problemas.
La familia de Hans era una de las mas respetadas y adineradas de todo Arendelle, eso lo sabía cualquiera. Incluso las veces en las que ella había ido a su casa, experimentó en carne propia que la actitud de Hans era casi hereditaria. Sin embargo, gracias a eso, Anna también se jactaba de conocer bien su manera de pensar y sabía con certeza de que Hans no ofrecería su ayuda así nada mas, siempre había que ofrecer algo a cambio.
—¿Qué es lo que quieres, Sothern?
—Ah, así que lo estas considerando — dijo Hans con una voz casi triunfante.
—No estoy considerando nada, solo tengo curiosidad de…
—Regresa conmigo.
—¿¡Qué!? — Anna no podía creer lo que escuchaba.
—Como lo escuchaste, regresa conmigo. Si lo haces, te ayudaré en lo que tú quieras, pero…
—De todas las estupideces que se te pudieron ocurrir… te lo repito una vez más… No necesito tu ayuda.
Se formo un silencio en la conversación. Anna podía escuchar la respiración agitada de su ex novio, definitivamente, no estaba muy contento con esa respuesta.
—Como quieras, la oferta seguirá en pie… pero recuerda algo Anna… no hay nadie quien te quiera ayudar.
—Idiota…
Anna por fin terminó con la llamada, apretando lo más que podía su celular. Decidió mejor irse a dormir enseguida, su hambre había desaparecido.
Regresó a su cuarto y se tiró en su cama. Soltó un enorme suspiro, lo único que quería en ese momento era dormirse y olvidar la conversación que había tenido. Miró su celular una última vez al notar que había recibido un mensaje. Creyó que se trataba de Hans, ella estaba dispuesta a seguir con la pelea, pero para su gran sorpresa se trataba de alguien más…
"Gracias por lo del paraguas… nos vemos en la mañana. Elsa".
Una tierna sonrisa se dibujo en su rostro al leer ese breve mensaje de su vecina. Su enojo se había esfumado gracias a las sencillas, pero sinceras, palabras de Elsa.
"Te equivocas Hans… sí hay alguien que quiere ayudarme".
