Capitulo 10: Sentimientos de una rubia y una pelirroja.
—No me parece nada malo, Anna. No sabía que esas cosas te molestaran— dijo Rapunzel desde la cocina.
—No me molestan, es solo que… -m-me tomo por sorpresa.
—¿Y estás segura?
Después de aquel ligero "incidente" en la terraza, Anna empezó a dudar sobre sus sentimientos y también sobre sus gustos. Elsa había tratado de besarla, o al menos eso había parecido. Al día siguiente después de eso, ella estaba divagando, más de lo normal, llegando al punto en que tuvo que abandonar la cabina de radio y dejar a Elsa a cargo de las ultimas noticias. La pelirroja no lo estaba pasando nada bien y eso se podía notar, así que pensando en que se trababa por el estrés, Elsa tomo la decisión de pedirle a su tío que les diera una semana de descanso del proyecto, según ella para "tener más ideas".
Anna ni siquiera cuestiono la decisión de Elsa, al contrario, estar lejos de ella por un tiempo era lo mejor. Sin embargo, eso también podría ser un problema, Anna no quería separarse tanto tiempo de su compañera. Hasta ese momento no le había dicho nada a nadie, pero en su interior, empezaba a nacer una extraña necesidad de estar cerca de ella.
—Anna no se que te preocupa, Elsa es una chica linda — dijo Rapunzel entregándole un sándwich que había preparado.
—Incluso se puede justificar — mencionó Olaf.
—¿A qué te refieres con eso Olaf? — Anna no estaba muy contenta que digamos.
—Escucha, tú dices que Elsa nunca a tenido un amigo o amiga, también de que eres la persona con la más convive. Hasta donde yo lo veo, es normal que haya surgido algo.
Anna entendió rápidamente por donde iba todo ese asunto. Sonaba bastante lógico si lo pensaba bien, es decir, ella podía jactarse de conocer bien a Elsa, pero no nunca habían podido hablar acerca de chicos o chicas, romances o ese tipo de cosas, al menos de una manera más profunda y personal.
—No nos hagamos ideas erróneas, quizás sólo fue un pequeño momento de…
—Anna, no tiene nada de malo que le gustes a Elsa, ¿por qué no lo hablas con ella?
—Yo no le gusto — Anna negó con cierta duda — O tal vez si… no lose… necesito salir un poco.
—Esta bien, pero siento que todo esto no es para tanto.
Las ultimas palabras de Rapunzel podrían tener algo razón. Y qué si Elsa pudiera sentir algo por Anna, ella no estaba en contra y tampoco se cerraba a la idea de algún día "probar" con una chica. Pero estaba hablando de Elsa, su vecina, su compañera, aquella chica que había vivido por casi 13 años encerrada alejado de todo, la que apenas tenia un conocimiento básico sobre como era la vida de un adulto joven. Esa persona que la estaba ayudando más que nadie en ese momento.
Al salir del su departamento, Anna no pudo evitar mirar hacia aquella puerta con el numero 302 en ella. Si todo lo que ella estaba suponiendo era verdad, por qué Elsa no se lo había dicho aún o al menos intuirlo, quizás hubiera sido mas fácil para ella responderle, ¿lo hubiera?
Anna siguió su camino, no quería pensar en ese momento sobre el amor y esas cosas. Ella ya se había resignado a eso, después de todo, sus experiencias habían sido demasiado fuertes como para simplemente… olvidarlas.
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Ya no había explicación alguna para todo esto, hasta se podría decir que ya era una rutina y no era para menos. Desde que Elsa "entro" en su vida, cada día era experimentar algo nuevo, parecía como si alguna fuerza superior se propusiera en hacer que Anna tuviera que lidiar con un nuevo problema cada día y en todos, Elsa estaba involucrada de alguna u otra forma.
"¿Y si Rapunzel tiene razón? ¿Y sí en verdad le gusto?", se repetía a si misma por decima vez, mientras miraba su chocolate caliente en una cafetería.
Pero este problema era diferente, era uno al que Anna no estaba preparada. En su interior también estaba la idea del "por qué no" qué habría de malo de iniciar una relación con otra chica. Ella siempre a estado abierta a todo ese tipo de posibilidades pero… esta no era un chica cualquiera de su universidad o alguna que haya conocido en algún bar con algunas copas de mas. Se trataba de Elsa y ella no era cualquier persona.
—Hola… ¿estas ahí? — aquella voz hizo que Anna saliera de su pequeño trance.
—¿Quién…? Oh… eres tú… Belle ¿cierto? — Anna pudo reconocer a la chica fácilmente.
—Vaya sabes quien soy, supongo que Elsa te dijo mi nombre — la pelirroja le brindo un sonrisa poco amistosa — ¿Me puedo sentar?
Anna extendió su mano en señal de que podía hacerlo, ya que mas daba. De todas las personas hubiera querido encontrarse en esa cafetería, quizás ella era la ultima en quien hubiera querido ver. No es que le cayera mal, es decir, no la conocía para nada mas haya de lo que Elsa le había contado sobre ella, pero tampoco era que ella quisiera iniciar una amistad con esa chica.
—¿Qué haces tú por estos rumbos?
—Oh nada en especial, estaba buscando el edificio 211 de la calle "Frozen", Elsa me dijo que ahí es donde vive.
"Ella va a su departamento", se dijo Anna a si misma, mientras apretaba con fuerza su taza de chocolate caliente.
—Yo también vivo en ese edificio, justo frente al departamento de Elsa — remarcó Anna con cierta autoridad.
—Perfecto, así me será más fácil entregarle este libro.
—Espera, ¿qué? ¿Cuál libro?
—No es nada, es solo un libro de ficción, es uno de mis favoritos. El día que conocí a Elsa ella estaba leyendo un libro parecido a este, así que le mande un mensaje y le dije que podría prestarle uno de mis favoritos así que…
—¡No puedo creerlo!
—¿Qué pasa? ¿Por qué te exaltas?
Anna sentía que le hervía la sangre. No podía creer que esta chica, que apenas había conocido a Elsa, ya tuviera la confianza suficiente como para que esta la haya invitado a su departamento, aunque fuera simplemente a entregarle un libro.
—Escúchame bien, a mi me tomo algo de tiempo para hacer que Elsa tan siquiera me tratara como a una persona y no como un bicho raro. Y luego llegas tú sin previo aviso y te ganas su amistad de una manera…
—No tienes porque estar celosa de mi.
—Espera, ¿qué? — Anna no creía lo que Belle le había dicho — ¿Celos? Yo no siento celos, es solo que me molesta este tipo de cosas.
—Oye se que Elsa es tu amiga, yo solo fui amable con ella, es todo. Si te hace sentir mejor, el día que la conocí ella no paro de hablar de ti.
Anna escucho atentamente la historia de Belle. Le sorprendió bastante el saber que Elsa prácticamente hablo más de ella que de si misma. SI pudiera ponerle un porcentaje a aquella charla, sería un 80% para Anna y un 10% para Elsa y el otro 10% en tonterías sin sentido, que curiosamente, hubieran tenido relación con la pelirroja.
Cuando Belle terminó de contar su anécdota, Anna se sentía la mujer más tonta, celosa e inmadura del mundo. Ella había estado exagerando las cosas todo este tiempo. Tal y como Belle le había dicho, ella simplemente fue amable con Elsa y esta respondió de la misma manera.
—Tengo una idea — dijo Belle mientras sacaba de su bolso, aquel libro del que tanto había hablado — Qué te parece si tú le entregas el libro.
—Pero ella te lo pidió a ti, porque yo habría de…
—Escucha, no quiero ser la manzana de la discordia en todo esto. Esta claro que Elsa te estima mucho y tú también a ella. Además de que parece que las dos tienen problemas, así que velo como una ofrenda de paz.
—Pero y si ella pregunta por ti.
—Inventa algo y úsalo como excusa para reconciliarte con ella.
—Yo no quiero mentirle a Elsa.
A pesar de todo lo que había dicho Anna, Belle le entrego el libro y así como había llegado así se marcho. La pelirroja se quedo con la palabra mientras veía como aquella chica se alejaba, aunque logro descifrar unas palabras de los labios antes de que se perdiera de vista… "Todo estará bien"
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Así que ahí estaba ella, frente a aquella puerta con el numero 302. Los nervios la estaban matando, llegando al punto de que ahora tenia un nuevo tic nervioso con el que lidiar. En toda su vida, esta era la vez que Anna más nerviosa estaba y todo por "culpa" de la chica rubia platino que vivía en ese departamento.
"Solo entrégale el libro, salúdala, recuerda inventarle algo sobre Belle y sal de ahí lo más rápido posible"
Del otro lado de la puerta, Elsa se disponía a leer un libro, así que para eso, empezó a preparar un poco de chocolate caliente. Había sido un día bastante tranquilo y esta era la mejor manera para terminarlo. Mientras miraba algunos libros, tratando de decidir si empezar uno nuevo o continuar con alguno que haya dejado pendiente. Justo cuando ya había elegido uno, el repentino sonido del timbre la hizo sobresaltarse un poco.
"¿Visitas? Pero yo no recibo visitas", se decía a si misma mientras caminaba hacía la puerta.
Cuando observo por la mirilla de la puerta y por fin saber de quien se trataba, sintió como su corazón se le salía de su pecho. Quien mas podría visitarla si no fuera su vecina, su compañera… su pelirroja. Elsa se maldecía una y otra vez al notar como estaba vestida, una pijama con dibujos de princesas no ayudaba mucho.
—¿Hola? — dijo Elsa mientras abría ligeramente la puerta.
—Elsa, soy yo Anna… ¿cómo estas?
—Aamm estoy bien… me da gusto verte Anna pero… en este momento no me encuentro presentable como para recibirte.
—Oh bueno es que estaba dando vueltas por aquí y pensé, "Hey debería de visitar a Elsa" — dijo Anna con un risa bastante nerviosa.
—Dices que estabas caminando por el pasillo.
"Bien hecho Anna Summers, ahora creerá que estas loca"
—Lo que sea, como te digo, no estoy en las mejores condiciones para recibirte. Quizás otro día…
—¡Te traje un libro!
—¿Un libro? — Elsa se escucho confundida, era una extraña coincidencia que justo cuando ella se preparaba para leer, Anna apareciera para entregarle un libro.
—Si es un libro de fantasía, veras… yo no soy muy fanática a estas cosas o a leer en general y como tu si lo eres pues pensé que seria un bonito regalo.
—Yo… no se que… aahh… — Elsa parpadeo por un segundos — Dame cinco minutos, por favor.
—Ah si claro, esperare aquí.
Jamás en su vida Elsa había estado tan estresada por elegir algo que ponerse. Tenía solo cinco minutos para elegir algo bonito y presentable, arreglarse un poco el cabello, un poco de perfume. Luego de luchar contra si misma por saber que blusa ponerse, peinarse con su clásica tranza francesa y devorar unas pastillas de menta que tenia sobre su mesita de dormir, Elsa estaba "mas que lista" para recibir a Anna en su departamento.
Afuera de este, Anna esperaba pacientemente. Jugando con su cabello de los nervios que sentía. Había tenido la oportunidad perfecta para simplemente haberle entregado el libro e irse de ahí, pero no, su instinto le decía que tenía que quedarse, que tenía que entrar a ese lugar. El sonido de la puerta abriéndose la hizo salir de su pequeño trance. Había llegado la hora.
—Lamento haberte hecho esperar, adelante — señalo Elsa.
Anna simplemente asintió con la cabeza y a paso lento entro al departamento. Aquel lugar lucía bastante diferente al suyo, a pesar de que los departamento era iguales, en cuestión de tamaño, habitaciones, etc. El de Elsa estaba decorado de una manera que hacia parecer al de Anna una pocilga. Muebles de excelente calidad, una cocina impecable, cortinas que parecían haber sido tejidas a mano. Anna se sintió que estaba en uno de esos salones para fiestas de ricos.
—Wow Elsa… este lugar es hermoso.
—Como tu…
—¿Qué dijiste?
—¡Nada, nada! Que… no es para tanto, es solo un departamento común y corriente.
—Sí, pero el tuyo no tiene cajas de pizza sobre la mesa o zapatos regados por todos lados, que casi siempre todos son de Rapunzel, siempre le gusta andar así por la casa y… ya empecé otra vez.
—Descuida… eso me agrada de ti.
—¿Mis divagues? ¿Por qué?
—No lose, son como tu marca personal.
Ambas rieron después del aquel comentario. Elsa invito a Anna a sentarse para que esta pudiera mostrarle el libro que le había traído. Al mirarlo, la rubia platino se sorprendió un poco al notar que aquel libro, era uno de los que Belle le había recomendado la ultima vez que hablo con ella.
"Belle… se supone que ella vendría para… oh", Elsa miro discretamente a Anna, que seguía observando cada detalle del lugar. Ese libro se supone que se lo debía de entregar Belle y no Anna o acaso ella… se habría topado con Belle en la entrada.
—Gracias por este lindo detalle, Anna.
—¿Qué? Ah si… no es nada, es que después de lo que paso el otro día…
—¿De qué hablas?
"Tu lo que quieres es que te echen de aquí ¿verdad?
—Este yo… cuando… olvídalo, solo son otros de mis divagues y… — Anna se detuvo de golpe al sentir un olor muy conocido — ¿Qué es ese espectacular aroma?
—Es chocolate… estoy preparando un poco.
—¿Sabes preparar chocolate?
—Mi abuela me enseño a hacerlo y creo que es de las pocas cosas que puedo hacer bien. ¿Quieres un poco?
–M-me encantaría.
Hasta ese momento, ambas habían mantenido su distancia, a pesar de estar sentadas en el mismo sillón, pero una vez más, como si fuera un instinto natural, Anna empezó a acercarse lentamente a Elsa. Esta ultima simplemente la miraba con aquellos enormes ojos azules, sintiendo como el olor del chocolate y el aroma de Anna se mezclaban haciéndolo una combinación perfecta. Por qué esa chica la hacía ponerse así, qué tenia de especial. Eso no lo sabía con certeza, pero lo que si sabía era que no quería separarse de aquella pelirroja, quería estar con ella el mayor tiempo posible.
Y de un momento a otro, las dos se encontraba a una distancia bastante peligrosa, donde un movimiento acertado o mal dado, podría terminar en un fugaz beso. Anna con los ojos entre-abiertos y Elsa con la respiración agitada pero aun con la mirada fija en aquellos ojos verdes. Ambas estaban en un pequeño trance, en un pequeño mundo en donde solo ellas habitaban, algo que solo ellas podían entender y comprender. Y aquel movimiento por fin se había dado, Anna se había acercado lo suficiente como para depositar un cálido beso sobre aquellos fríos labios. Elsa apenas si había reaccionado ante ese beso, el primero que alguna otra persona le había dado.
—Yo… eso fue…
—Lo siento, no era mi intención… Es que tú…
—No, no te preocupes… yo estaba por hacer lo mismo.
—Espera, ¿qué? Quieres decir que tu… es decir que yo te…
—Sí…
El ambiente era bastante incomodo, todas las sospechas que Anna y los demás tenían sobre Elsa eran verdad, pero todo se había revelado de la manera más rara o quizás no como Anna hubiera esperado. Elsa estaba muy tranquila o eso parecía, ¿por qué actuaba así?
—Aamm… creo que tengo que irme — Anna era la primera que hablaba.
—Sí, sí, esta bien… no te preocupes…
—Creo que después pasare por el chocolate.
—Sí… aquí estaré.
—Nos vemos mañana.
—Por supuesto.
Anna salió del departamento lo mas tranquila que pudo, sin ni siquiera voltear para ver si Elsa la seguía mirando o no. Pero justo antes de entrar ella a su departamento, una enorme sonrisa se dibujo en su rostro, un sonrisa que hacía mucho tiempo no se veía.
"Le gusto… ¡le gusto a Elsa!"
