Capitulo 12: ¿Lo intentamos?
El semestre estaba por terminar y conforme avanzaban los días, las tareas, trabajos en equipos y algunos proyectos se hacen cada vez más pesados. Para Anna, significa hacer un esfuerzo mayor del que ya de por si hace. Mientras que para Elsa, solo es tener que "pisar el acelerador" un poco y listo. Además de eso, "Frozen Voice" estaba mejor que nunca. La mayoría de los estudiantes estaban siempre al pendiente del programa. Lejos de ser un programa de chismes o quejas estudiantiles, se había convertido en un pequeño noticiero bastante agradable. Las siempre excelentes canciones que Marco solía escoger, los constantes divagues de Anna al tratar de dar notas importantes y los comentarios oportunos de Elsa, habían resultado la mejor combinación.
El recuerdo del mal inicio para Anna ya se había vuelto cosa del pasado. El dinero que recibía por parte de la escuela, era suficiente como para pagar el alquiler y de vez en cuando le sobraba un poco para darse uno que otro capricho. Olaf y Rapunzel la estaban apoyando más que nunca, incluso prestándole algo de dinero en caso de que a Anna le faltara. La economía de su familia también parecía estabilizarse, ya que su padre estaba recibiendo trabajos por separado, no era como tener un sueldo fijo, pero al menos eso ayudaba a pagar las cuentas. Todo parecía estar marchando de maravilla, pero aún faltaba solucionar un asunto de mucha importancia… Su relación con Elsa. Hasta cierto punto, las dos se mantenían a raya con respecto a ese tema. Lo que había pasado en el departamento de 302 era como un tabú, ninguna se atrevía a tocar verdaderamente ese asunto. Olaf y Rapunzel apoyaban la idea de que Anna fuera la que diera el primer paso, después de todo, ella había sido la que beso a Elsa en primer lugar. La relación que ambas tenían era muy especial y algo complicada. Anna no solamente era la primer y única amiga de Elsa, si no que también fungía como una especie de mentor. Cada vez que la rubia tenía algún problema, con respecto a temas que nunca había tratado, Anna siempre llegaba al rescate.
Pero en este ocasión, la pelirroja no podía ayudarla. A diferencia de su vecina, Elsa no tenía a nadie a quien contarle sobre esto. A pesar de que había iniciado una especie de "amistad" con Belle, era claro que la confianza que ella le tenía no se podía comparar con la de Anna. Tampoco podía recurrir a sus padres, ellos no entenderían bien la situación además de que sería muy contraproducente. Así que por el momento, estaba sola.
Elsa tenía muchas cosas que cuestionarse. Todo este asunto debía de tener alguna explicación y lo más lógico era pensar que sí, que Anna sentía lo mismo que ella, pero en realidad, qué era lo que ella verdaderamente sentía por su vecina. Tenía que hablar con Anna una vez más.
Ya eran incontables las vueltas que Elsa le estaba dando a la sala. Apretaba con fuerza su celular, mirando el contacto de Anna en la pantalla una y otra vez. Era preferible hablar con ella en un lugar que no fuera de la escuela, ya que algunas personas podrían verlas y eso se prestaría a malinterpretaciones.
"Contesta Anna por favor… No, no por Dios no contestes", Elsa no estaba muy convencida que digamos cuando por fin se había decidido en marcarle.
Luego del tercer intento de llamada, Elsa soltó un gran suspiro de alivio. Por una parte estaba contenta de que Anna no le contestara. Aunque por otro lado, ahora las cosas se ponían más complicadas. De todas las opciones posibles que le quedaban para contactar a la pelirroja, la más fiable de todas era ir a buscarla a su departamento.
—Puedo hacerlo, no es algo del otro mundo. Solo tengo que ir y tocar la puerta y esperar a que… — Elsa hizo una gran pausa al darse cuenta de que estaba hablando con un espejo — Tengo que dejar de hacer eso.
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Este día estaba resultando ser bastante cansado para Anna. Había estado pasando toda la mañana yendo a entrevistas de trabajo. Salir de un lugar para inmediatamente ir a otro. Para su mala suerte, todas las entrevistas habían resultado ser un rotundo fracaso. Mientras que algunos lugares pedían demasiados requisitos, en otros la paga era muy mala. Anna estaba agotada y decidió que ya era momento para tomar un descanso.
Su suerte parecía cambiar al encontrar una excelente cafetería para descansar. Ordenó un café americano y una rebanada de pastel de chocolate, no era como si el café fuera su bebida caliente favorita, pero en ese momento vaya que si necesitaba uno. Mientras esperaba a que le trajeran su bebida, empezó a buscar su celular dentro de su bolso de mano. Había estado tan ocupada que ni siquiera le había echado un vistazo en todo el día.
Su café llegó justo a tiempo en compañía con la deliciosa rebanada de pastel. Sintió como sus penas se esfumaron por completo cuando saboreo el delicioso sabor del chocolate y su bebida no se quedaba atrás, vaya que si necesitaba eso.
En su celular habían varias notificaciones sin checar. Algunas de Facebook, Twitter, actualizaciones. También había tres llamadas perdidas, aunque de primera instancia no les hizo mucho caso, seguramente eran de su madre. Mientras revisaba algunos mensajes y seguía deleitando su papilas gustativas con aquel postre, hubo un mensaje que capto su atención…
"Oh, un mensaje de Rapunzel, espero que no sea importante", pensó al ver la notificación en la pantalla.
Rapunzel: ¡Date prisa! ¡Es urgente que regreses! Tu "reina de hielo" lleva varios minutos esperándote.
Anna casi se va de espaldas al leer el mensaje. Esa "reina de hielo" no podía ser otra persona si no Elsa. Inmediatamente recordó las llamadas perdidas que tenía y con eso sus nervios se pusieron de punta. Las tres llamadas correspondían a su vecina. ¿Qué era lo que Elsa quería? Debía de ser algo muy importante como para que esta se tomara la molestia de ir a buscarla a su departamento. Tenía que darse prisa y volver a casa.
No lo pensó dos veces y en cosa de un parpadeo, tomó sus cosas y salió lo más rápido que podía del local. Para su fortuna tanto el café como el trozo de pastel ya estaban pagados.
"Definitivamente este no es mi día", se dijo mientras corría a toda prisa de regreso a su departamento.
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Elsa trataba de memorizar cada rincón de la sala. Tal y como Anna se lo había dicho una vez, sus departamentos eran muy diferentes. Lo principal que llamaba la atención eran las bellas pinturas que adornaban todo el lugar. Eran bastantes buenas y muy coloridas, aunque no parecían ser algún pintor reconocido. Además de eso, se notaba de que en ese lugar vivía más de una persona, ya que el departamento lucía algo desordenado pero era un desorden que tenía un orden, al menos de esa forma lo veía Elsa.
Elsa se sentía algo incomoda con la presencia de Rapunzel. No era como si antes no hubiera charlado con ella pero esta era primera vez que se encontraban a solas.
—Y tú siempre… Andas así.
Rapunzel no entendió bien la pregunta. Elsa se estaba poniendo roja de la vergüenza, sin duda esa no era la mejor forma de reanimar una conversación. Tímidamente, Elsa señalo hacía los pies de la chica y esta entendió de inmediato.
—Oh te refieres a que por qué no uso zapatos — Elsa asintió con una sonrisa algo nerviosa — Pues no tiene mucha ciencia, es una vieja costumbre.
—Ya veo… ¿Y siempre estás sola o…?
—Normalmente siempre estamos los tres. Aunque yo suelo ser la que más cosas hacen por aquí.
—¿Enserio? ¿Cómo que tipo de cosas?
—Suelo limpiar, hornear galletas, leer, ballet, un poco de ajedrez. Pero más que nada amo pintar.
Eso explicaba el porque de las pinturas. Elsa se tomo un breve momento para notar que sí, efectivamente, todos esos cuadros tenían la firma de Rapunzel en una de sus esquinas.
—Entonces todos estas pinturas…
—Sí son mías. Desde la más grande a la más chica.
Elsa sonrió, no imaginaba que esa chica tuviera ese talento para pintar y para hacer todas esas cosas. La pintura no se le daba mal pero si comparaba sus obras con las de Rapunzel, las suyas parecían dibujos hechos por un niño de kínder.
—Elsa me pica la curiosidad… ¿Para que necesitas a Anna? — Elsa abrió los ojos como platos. Esa pregunta la había tomado desprevenida.
—Bueno es que yo… Necesito que ella me… —Le estaba costando trabajo el hablar.
—¿Es por "Frozen Voice"?
Y ahí estaba su salvación. Elsa tenía que pensar en la mejor excusa en torno al programa. En ese momento recordó que su tío les había mencionado que para la penúltima semana de clases, solo habría una transmisión. Esto, según él, para que las dos tuvieran tiempo de arreglar sus pendientes escolares.
—Ah sí, es sobre el programa — Elsa no era muy buena mintiendo — Yo estaba pensando en hacer una trasmisión especial y quería… Platicar con Anna sobre eso, sí sobre eso.
—Ok… Bueno Anna no tardará mucho.
—¿Estás segura?
—Mi instinto me dice que ya a de estar por llegar.
Tal y como la rubia pensaba, Anna corría tan rápido como sus pies le permitían. Incluso el dolor ocasionado por los tacones que llevaba se le había olvidado. Ni siquiera se había tomado la molestia de tomar un taxi o usar el transporte publico, no había tiempo para eso. Con el poco aliento que le quedaba por fin llegó a su destino y solo había que hacer un ultimo esfuerzo por subir las escaleras y listo.
Nunca en su vida había sentido tantos nervios por entrar a su departamento. Era más que obvio que se trataba de algo importante, como para que Elsa se haya tomado la molestia de ir a buscarla. El corazón le palpitaba tan fuerte que no sabia si era la por gran carrera que había hecho o por los nervios de ver a Elsa en su departamento. Antes de entrar se sacudió algunas pelusas de blusa y de su falda. Agradecía a todos los dioses de que ese día se había puesto algo más formal.
Al otro lado de la puerta, en la sala, Elsa escuchaba atentamente algunas de las "anécdotas" que Rapunzel había vivido con Anna.
—Después de eso Anna y yo… —Rapunzel hizo una pausa al notar que la pelirroja por fin había llegado — Vaya, hablando de la reina de roma.
Elsa estaba sorprendida de verla. Ese look de "mujer de negocios" vaya que si le sentaba bien, además de que notó que su respiración estaba algo agitada.
—¡Hey! Elsa… Que gusto verte. Déjame recuperar el aliento y enseguida estoy contigo — Anna dijo esto mientras iba a la cocina por un vaso de agua.
—Bueno creo que es hora de que me vaya. No quiero hacer mal tercio.
Las mejillas de Elsa se pusieron rojas al escuchar ese comentario. Por otro lado Anna le lanzó una mirada de pocos amigos. Rapunzel ni se inmutó ante la reacción de su amiga y antes de marcharse a su habitación, le guiño el ojo en señal de buena suerte.
—Lamento haberte hecho esperar — Dijo Anna mientras se acercaba a su lado.
—No te preocupes. Rapunzel me contó que estabas en una entrevista de trabajo. ¿Qué tal te fue?
—Pues… Mejor no hablemos de eso, ¿si? Por qué no mejor me cuentas que es lo que necesitas o para que me estabas buscando.
Había llegado el momento de la verdad. Era ahora o nunca. Si no se lo decía hoy, tal vez ya no tendría otra oportunidad.
—Antes de eso… Anna crees que podríamos hablar en un lugar, un poco más privado.
Anna tenía un expresión de duda en su rostro. Sus sospechas se estaban confirmando, Elsa en verdad tenía algo muy importante que decirle.
—Esta bien — Acto seguido Anna tomó la mano de la rubia platino — Vamos a mi habitación.
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Tal y como lo había hecho en la sala. Elsa observaba y memorizaba hasta el más mínimo detalle de la habitación de la pelirroja. Contrario a lo que pudo imaginarse, el cuarto lucía bastante ordenado. Había algunas envolturas de chocolates sobre una mesita de noche, algo de ropa sobre una silla y la cama estaba un poco arrugada. Pero Elsa no se sentía incomoda por eso, al contrario, pensaba que esos pequeños detalles reflejaban parte de la personalidad de Anna.
Mientras esperaba, sentada en la orilla de la cama, a que Anna regresara del baño, Elsa pensaba cuidadosamente en lo que le diría a su vecina. Tenía que decirle que todo esto debía de parar, que no sabía cuales eran sus sentimientos por ella. O decirle que estaba bien, que no existía ningún problema y actuar como si nada hubiera pasado.
—Hey regrese. Lamento haberte hecho esperar… Otra vez.
—Oh descuida yo solo estaba… Admirando tu habitación — Con esta ya era la segunda mentira que decía en el día.
—¿Enserio? Gra-gracias. No tiene nada de especial, es una habitación normal, es como mi pequeño refugio.
Elsa sonrió ante el comentario de Anna. Era increíble como una simple broma o un comentario divertido podía hacerla sonreír. Esta no tenía que esforzarse mucho, su sola presencia ya era reconfortante.
Sin previo aviso Anna sacó un cigarrillo y se dispuso a encenderlo, por lo que permaneció cerca de la puerta para que el humo no molestara a Elsa. En cierta forma la situación lo ameritaba.
—Pensé que no tenías permitido fumar dentro del departamento.
—Si bueno… Creo que en este momento no me importa mucho si Rapunzel viene y me regaña — Elsa soltó una pequeña risa al ver el lado rudo de su amiga.
—Creo que ya es hora de decírtelo — La expresión de Anna, que hasta ese momento era tranquila, dio un cambio repentino —Quería hablar contigo sobre lo que paso en mi departamento.
—¿Sobre el beso?
—Sí es sobre eso. Verás Anna, yo nunca había sentido esto por nadie. Vaya ni siquiera sabía que era lo que se sentía besar a una persona en los labios.
Anna sonrió de medio lado al saber que ella había sido la primer persona en besar a la rubia platino.
—No se como reaccionar a esto. En mi cabeza hay demasiadas dudas y… No quiero hacerte daño.
Las lagrimas empezaron a brotar de sus ojos. Apretando con todas sus fuerzas sus puños sintiendo una enorme impotencia. Ahora solo quedaba esperar la respuesta de Anna.
La pelirroja soltó la ultima bocanada de humo y apago su cigarrillo. Camino lentamente hasta estar frente a ella, se arrodillo y la tomo de las manos, haciendo que el cuerpo de Elsa se tensará un poco más de lo que ya estaba.
—Elsa… Si te soy sincera. Yo tampoco he sentido esto por alguien y menos por una chica. Tú sola parecencia me hace sentir feliz, me haz ayudado tanto que no se como pagártelo.
–Anna…
—Y tal vez tú y yo podríamos intentarlo.
Elsa levanto su mirada para encontrarse directamente con los ojos de Anna. Tenía una expresión de felicidad en el rostro.
—Hablas de que tú y yo… Fuéramos…
—Elsa… ¿Te gustaría ser mi novia?
Y ahí estaba, la preguntaba a la que Anna le había estado huyendo estos días. Elsa se dio cuenta en ese momento que no solo ella tenía problemas.
Un nudo se formó en su garganta. No tenía una respuesta para esa pregunta o tan siquiera para decir algo. En su mente solo pensaba que todo esto había resultado ser una terrible idea. Tenía que salir de ese lugar lo más pronto posible. Así que sin decir nada e ignorando a Anna por completo, con las lagrimas recorriéndole las mejillas, salió de la habitación con dirección a la puerta principal.
Anna no hizo ni el mínimo esfuerzo por detenerla. Al escuchar el sonido de la puerta cerrándose, se dio cuenta que había cometido el peor error de su vida.
"Eres un idiota Anna, una completa idiota"
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—Y no haz hablado con ella en estos días — Preguntó a una Anna despistada.
Luego de haberle propuesto que fuera su novia y no recibir ninguna respuesta. Anna entró en una pequeña depresión. Su relación con Elsa iba de mal en peor, ahora su vecina ni siquiera le dirigía la palabra. Incluso empezó a faltar a las ultimas transmisiones. Anna les había contado a sus compañeros de piso lo que había pasado. Y aunque quisieron saber un poco más, la pelirroja se negó a contarles.
La penúltima semana de clases había llegado. Tal y como había dicho el director, ese día se haría la ultima transmisión de "Frozen Voice" del semestre. Anna estaba triste, no quería estar sola
—Sabes algo Olaf, no estoy de humor para hablar de Elsa. Creo que mejor aprovecho que el maestro no haya venido a clases y me adelantaré a preparar el programa.
—Pero aún falta media hora para que sea el receso.
—Si bueno... No creo que Elsa se presente, así que supongo que haré la transmisión yo sola.
Olaf se acerco para abrazar tiernamente a su amiga. Susurrándole al oído de que todo estaría bien. Anna correspondió el gesto dándole un beso en la mejilla. Procedió a tomar sus cosas de su pupitre y camino hacía la puerta.
Anna caminaba por los pasillos de su facultad pensando aun en lo que le había dicho a Elsa. Había sido una completa idiota. Era más que obvio pensar que Elsa no le iba dar una respuesta, ella no ni la más mínima idea de lo que sentía. Y si la tenía, era demasiado pronto como para haberle preguntado eso. Solo se había besado una vez y ya.
—¡Anna! ¡Anna espera!— Esa voz masculina le resultaba familiar.
—¿Marco?— Efectivamente se trataba del operador de cabina— ¿Qué haces aquí? No deberías de estar en cabina, tú sabes, conectado cables y esas cosas.
—La consola no esta funcionando muy bien, así que tal vez el programa se retrase un poco.
—Ya veo. Bueno creo que voy a tener que esperar hasta que puedas arreglar— El chico asintió y procedió a seguir su camino. Pero Anna tenía que preguntarle algo— Marco antes de que te vayas. ¿Haz visto a Elsa?
—No, la verdad no. Supongo que aún sigue en clases, espero que esta vez si pueda venir.
Anna suspiro derrotada, al parecer Elsa no se presentaría otra vez. Se despidió del chico y continuo con su camino. Faltaba no más de veinte minutos para que sonara la campana. Anna paso a la cafetería para comprar algo antes de entrar a la cabina.
Cuando por fin estuvo frente la puerta, no estaba segura si tenía ánimos para dar las noticias. Sin Elsa las cosas eran rutinarias y se perdía esa esencia que ambas habían creado entorno a "Frozen Voice". Y no solo era con el programa, también lo era con su vida, Elsa ya era parte importante de esta y que de repente se esfumara por su culpa, por haberle hecho caso a su corazón, le partía el alma.
"Tengo terminar esto. No puedo dejarlo así porque si", se dijo cuando por fin tomo la decisión de entrar.
Y como si alguien le hubiera echado un cubeta con agua fría, Anna se detuvo en seco. Sus ojos no daban cabida a lo que veían, Elsa estaba ahí, de pie mirándola fijamente, como si la hubiera estado esperando.
—¿¡Elsa!? Pensé que no ibas a venir y… — Anna no pudo terminar su frase al notar que la rubia se acercaba a ella.
Anna se dio cuenta de que el rostro de Elsa lucía muy diferente. Sus ojos estaban rojos además de llevar unas enormes ojeras. Parecía como si no hubiera dormida varios días.
—Sí quiero…
—Ya estaba resig… ¿Espera, qué dijiste?
—Lo estuve pensando varios días y… Sí quiero.
Anna no sabía que responder. Elsa de verdad estaba hablando enserio y lo más importante, si era de lo que Anna estaba pensando.
—Quieres decir que si te gustaría ser… mi novia. ¿Eso estás tratando de decirme?.
—Me di cuenta de varias cosas. A decir verdad me comporté como una perra desgraciada en tu departamento— Parecía que las lagrimas estaban a punto de salir— Haz hecho tanto por mi Anna que…
El repentino beso que Anna le había dado era suficiente. El sentir los cálidos labios de la pelirroja, hizo que se le olvidaran todas sus preocupaciones de los últimos días. Elsa había estado dándole vueltas a la pregunta que Anna le había hecho en su habitación. No podía conciliar el sueño, se maldecía todas las noche por no haberle dado una respuesta.
—Tenemos un programa pendiente. ¿Vienes?
—Por supuesto.
