Capitulo 14: Quiero que confíes en mi.

El clima era perfecto, un cielo despejado, temperatura agradable, se podía sentir una suave brisa matutina. Como ya era costumbre, Elsa y Anna disfrutaban de una agradable charla en la terraza de su edificio.

—¿Estarás ocupada este fin de semana?— preguntó Anna.

—No es como si tuviera una vida social muy activa, Anna— respondió Elsa con su clásico sarcasmo.— ¿Por qué lo preguntas?

—Quiero invitarte a que vengas a pasar conmigo toda una tarde en mi ciudad.

Esa propuesta fue algo inesperada. Elsa se quedo estupefacta por unos instantes, cosa que Anna notó enseguida. Tuvieron que pasar algunos segundos para que el cerebro de Elsa volviera a funcionar y pudiera darle una respuesta a la pelirroja.

—¿ Y estás segura de que estaremos a salvo? ¿Qué nadie nos verá?— dijo Elsa algo apresurada.

—Elsa, tienes que calmarte. Solo estaremos ahí medio día, además, no es como si estuviéramos cometiendo algún crimen o algo así.

Las vacaciones de verano se encontraban en su mejor momento. Desde el primer día en que comenzaron a salir como pareja, Anna empezó a planear las diversas actividades que ella y Elsa harían en todo el verano, cumpliendo hasta ahora las más básicas; salir a caminar por la playa, ir a tomar un café, ver películas por la tarde y todas esas cosas cursis que las parejas hacen al comenzar una relación. Pero se había llegado el momento de cumplir con la más importante, esa que Anna llevaba planeando casi desde el comienzo.

—Creo que te tengo envidia, Anna.

—¿Por qué lo dices?

—¿Qué no es obvio?— contestó Elsa con sarcasmo.— Tú eres tan… Sociable, no le tienes miedo a nada, tienes amigos y una familia que te apoya, eres hermosa e inteligente. En cambio yo…

—Elsa no digas tonterías, tú tienes todas esas cualidades y hasta más. No soy alguien a quien debas de envidiar, no creo que quisieras ser como yo— Elsa no pudo evitar soltar una ligera risa ante el comentario de la pelirroja.

Ya fuera envidia o no, Elsa vaya que si tenía sus buenas razones para parecerse a Anna, al menos un poco. La idea de pasar toda una tarde en otra ciudad más pequeña a dos horas de distancia, no sonaba del todo, el único problema era que Elsa seguía estando preocupada por lo que la gente diría de ella.

—Si aún no estás segura de esto, Elsa… Tal vez podríamos hacer otra cosa, ¿no crees?

Esas palabras le cayeron como un balde de agua fría a Elsa. Anna estaba haciendo todo posible para hacer que esta relación durara bastante, no solo planeando esta clase de detalles, sino también "ajustándose" a las exigencias de la rubia platino.

—¿Esta oferta tiene fecha vencimiento?

—No exactamente. Rapunzel dijo que ella con gusto nos llevaría y también a traernos de vuelta, supongo que ella tiene la ultima palabra.

—Bien… Tendrás mi respuesta mañana por la mañana.

Esa respuesta no era precisamente la que Anna estaba esperando, pero era mejor que nada. Ahora solo había que esperar 24 horas para conocer el veredicto final de su novia.

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La noche era pacifica, tranquila, con un silencio casi abrumador, apenas si se podían escuchar algunos sonidos provenientes de la calle en el departamento. Elsa apenas si podía consolar el sueño, era la primera vez en muchos años que algo así se le pasaba. Había intentado de todo para tratar de dormir pero nada funcionaba, y por supuesto, que todo este insomnio tenía nombre y apellido; Anna Summers.

¿Por qué todo esto es tan difícil?, pensaba Elsa mientras se levantaba por tercera vez de su cama para ir por un vaso de agua a la cocina.

El reloj marcaba ya las tres de la madrugada. No importaba cuantas vueltas le diera al asunto, mañana por la mañana tenía que darle una respuesta a Anna. Sabía de antemano que no importaba cual fuera la respuesta que le diera a su novia, ella no dejaría de quererla ni nada de eso, pero si lo pensaba mejor, Anna ya había hecho demasiadas cosas por Elsa como para que esta no respondiera con algo.

Resignada a que esta noche no podría dormir, Elsa cogió su laptop para navegar un poco Facebook, leer algún articulo o cualquier cosa que le pudiera provocar sueño.

Belle: No sabía que te gustara desvelarte xD

El mensaje de Facebook la había tomado por sorpresa, Elsa no tenía muchos contactos en esa red social, por lo que encontrar a alguien conectado a esa hora era casi un milagro.

Elsa: Lo mismo digo, Belle. ¿Qué haces despierta tan noche?

Belle: Descargaba varios libros de ciencia ficción, necesito algo de material para las vacaciones.

Elsa: A ti si que te gusta leer =)

Belle: Tú lo has dicho :D Y tú, cuál es tu excusa?

Elsa titubeo por un momento. Belle no era precisamente su mejor amiga, ese titulo lo ostentaba Anna, pero tampoco era alguien en quien ella no pudiera confiar, además, no tenía porque decirle exactamente la verdad.

Elsa: Tome demasiado café…

Esa no era la respuesta que Belle estaba esperando. En el breve tiempo que llevaba conociendo a la conductora de "Frozen Voice", Belle se había dado cuenta de que existían pocas cosas que pudieran hacer que Elsa cambiara su actitud de la noche a la mañana.

Belle: Se trata de Anna, cierto?

"O esta chica es capaz de saber lo que pienso o yo soy una persona muy predecible", Elsa no daba crédito a lo que estaba pasando.

Elsa: Sí se trata de ella, ¿pero cómo lo supiste?

Belle: Solo tuve una ligera intuición de que podría tratarse de ella. No te lo tomes a mal Elsa pero…

Elsa: Entiendo, entiendo, no tienes porque repetírmelo.

Belle insistió en saber que era lo que verdaderamente estaba pasando con Anna. Elsa al sentirse acorralada, no tuvo más remedio que empezar a contarle lo sucedido en la terraza pero cuidando mucho de no decir nada comprometedor, aunque eso no evito que Belle descifrara la verdadera razón.

Los minutos pasaban y conversación parecía haber llegado a un punto muerto. Belle básicamente le había dicho que aceptara la invitación de Anna, que no podría pasar nada malo y aún así si llegara a pasar algo, que mandara todo al diablo. Elsa no podía tomarse todo tan a la ligera, ella quería corresponder los agradables gestos de su novia, pero todo esto estaba avanzando muy rápido. Parecía que la clave de todo esto era tener paciencia, pero quizás la paciencia de Anna podía llegar a tener un limite.

El reloj ya marcaba las cinco de la mañana y Elsa seguía sin poder dormir. Su charla con Belle lejos de ayudarla, le había dejado en la misma posición. En unas cuantas horas tendría que darle una respuesta a Anna.

"Definitivamente estoy loca"

Elsa tomó su celular en sus manos y busco rápidamente el numero de Anna. Dudo por un instante si debía de marcarle o no, ya que Anna seguramente estaría plácidamente dormida, como la mayoría de la gente normal. Elsa agarró fuerzas de quien sabe donde y con suavidad, presionó el botón de su celular para dar comienzo a la llamada.

Pasaron algunos segundos y Anna no respondía, quizás esto había sido una mala idea después de todo. Sin embargo y antes de que Elsa se resignara, alguien había respondido.

—¿Elsa?... — contestó Anna entre bostezos—. ¿Qué sucede?... ¿Esta todo bien?

—Aaamm si claro… Todo bien, ¿por qué lo preguntas?— dijo Elsa tartamudeando.

—Bueno pues porque me estás llamando a las cinco de la mañana— Elsa quería darse un golpe en la cara por lo tonta que se veía.

—Da igual… Anna necesito hablar contigo, es algo urgente. Te veré en la terraza en diez minutos, ¿esta bien?

Anna no entendía muy bien hacía donde iba todo esto. Elsa era en definitiva la persona más impredecible que jamás había conocido en su vida. Eso le fascinaba.

—De acuerdo, cuenta conmigo— dijo Anna colgando la llamada.

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El cielo lucía un color azul claro, con algunos tonos rosados en las nubes que las hacían parecer algodones de azúcar o al menos desde la perspectiva de Anna. La pelirroja trataba de recordar cuando había sido la ultima vez que había visto un amanecer y aunque aún se encontraba medio dormida, eso no le impedía disfrutar del espectáculo. Por otro lado, estaba bastante preocupada por Elsa, intentaba adivinar cual sería la razón para despertarla a esta hora.

—Anna…

—¡Elsa! Casi haces que me de un infarto, ¿cuándo llegaste?— preguntó Anna mientras se recuperaba del susto.

—Desde que terminé de hablar por celular. Es solo que no me atrevía a acercarme— dijo Elsa tratando de esquivar la mirada de Anna.

—Ya veo y dime, ¿qué es lo sucede?

Elsa sentía un nudo en la garganta. No estaba segura de exactamente que era lo que le iba a decir a Anna. Su mente era un desastre, cómo era posible que esto le estuviera pasando.

"He llegado demasiado lejos como para echarme para atrás", se dijo a si misma, apretando los puños para por fin hablar con Anna.

—Si quiero ir contigo a tu ciudad— dijo a secas. Anna miró sorprendida a la rubia, todo este teatro era había sido solo para eso.

—O bueno eso es… Genial, Elsa. Pero no pudiste esperar unas cuantas horas más para decírmelo.

—Llevo toda la noche despierta pensando en la respuesta que te daría. Te llamé porque ya no podía aguantar más.

—Elsa… ¿Te encuentras bien?

—No lose, Anna. La verdad no se lo que me esta pasando, de verdad amo pasar tiempo contigo y todo eso pero… No se como reaccionar ante esta clase de propuestas.

Ahora era Anna la que tenía el nudo en la garganta. Era la primera vez que escuchaba a Elsa hablar de esa manera. La rubia se encontraba en el limbo de entre llorar y salir corriendo o de quedarse y soltarlo todo. Decidió optar por la segunda opción.

—No necesitas decirme todo esto, Elsa. No quiero obligarte a hacer cosas que no…

—¡Y no quiero que me obligues!— Anna se sorprendió al escuchar eso—. Quiero ser esa persona en la que puedas confiar, no solo por el simple hecho de que sea tu novia, si no porque en verdad quieras hacerlo. Se lo estresante que puede llegar a ser el tener lidiar conmigo, porque yo también tengo esa lucha interna que…

Anna se abalanzó sobre Elsa para depositar en sus labios un beso fugaz pero necesario a la vez. No quería seguir escuchando a Elsa decir esa clases de cosas, no había necesidad de hacerlo.

—Elsa yo te quiero tal y como eres— dijo Anna con una sonrisa cálida en su rostro.

—Pero yo…

—Yo confió en ti, Elsa. No necesitas darme ninguna explicación y no trates tampoco de buscarle alguna.

El sol comenzó a salir por el horizonte y los primeros rayos del astro rey golpearon con suavidad el rostro de la pelirroja, haciendo que esta tuvieran un extraño pero hermoso brillo en el rostro. Y aunque Anna le había dicho que no buscara explicaciones y que básicamente se dejara llevar, Elsa intentaba averiguar que era lo que ella había hecho para que una persona así se fijara en su persona.

—Lamento haberte despertado… — Elsa por fin habló.

—Nadie que me despierte tan temprano puede vivir sin un castigo. Ya pensaré en algo para ti.

Elsa no pudo evitar soltar una pequeña risa ante la infantil amenaza de su novia. Al final, los vagos y aparentemente innecesarios consejos de Belle había dado resultados., después de todo, qué era lo que podía salir mal. Esta lucha interna era su problema y Anna no tenía porque involucrarse en ella.

Las dos chicas se tomaron un momento para disfrutar del amanecer. Mirar hacía el horizonte y ver como poco a poco, el sol empezaba a bañar el castillo, el fiordo y la ciudad en general.

—Ya se cual será tu castigo por haberme despertado— dijo Anna.

—¿Tan rápido?

—Sí, tendrás que prepararme un delicioso chocolate caliente.

—Trato hecho.