Hola queridas personas que aún sigan esta historia xD. Y si poooor fiiiin después
de casi no se cuantos meses de no actualizar naaada, aquí esta un capitulo nuevo de
esta historia que espero pronto terminar.
Quiero decirles a todos que de verdad aprecio su paciencia, su larga paciencia. Juro por Dios que terminaré
esta historia lo más pronto posible, solo tengo que encontrar el tiempo y listo :D
Espero que les guste el capitulo y hasta la próxima :D
Capítulo 18: Saber perdonar.
El inicio de clases no podía haber comenzado de la peor manera para Anna. Ahora no solo tenía que lidiar con el estresante comienzo de un nuevo semestre, si no con el principal problema de que Elsa aún seguía sin hablarle. Ya habían trascurrido varios días desde su pelea en el centro comercial y salvo algunas miradas fugaces dentro del edificio, ninguna se atrevía a hablar con la otra y las dos por la misma razón; el temor a echar a perder su relación.
Aunque todo era cuestión de tiempo para que ellas volvieran a verse cara a cara, y quizás el momento perfecto para hacerlo; sería durante la primera transmisión de regreso a clases de "Frozen Voice" que, para buena suerte de Anna, esta empezaría una semana después del inicio de clases.
― ¿Aún no has hablado con Elsa? ― preguntó Rapunzel a Anna, mientras ambas comían en la cafetería de la universidad.
―Dios sabe que sí, Rapunzel― dijo Anna algo desanimada―. No estoy segura si ella quiera hablar conmigo, en realidad, no sé exactamente que le diré cuando la vea. No sé si me tenga que disculpar yo con ella o esperar a que ella sea quien me pida perdón, la verdad ya no sé qué pueda pasar.
―Tarde o temprano tendrás que hablar con ella y creo que será más temprano que tarde. ¿Cuándo vuelve a iniciar su programa?
―En una semana― respondió Anna sin muchos ánimos.
―Bueno, entonces tienes una semana para poder pensar bien que será lo que le vas a decirle― Anna dejó escapar un enorme suspiro, su relación con Elsa se estaba volviendo más complicada de lo que ella había imaginado.
Rapunzel animó a su amiga a levantar la cabeza y tener fe en que las cosas iban a salir bien. Anna quería creer con todas sus fuerzas que eso era lo que iba a pasar, que todo iba a salir bien, que todo esto era solo un mal entendido (que sí lo era) entre ellas.
Por su parte, Elsa tampoco la estaba pasando del todo bien. Todo este tiempo era un contante debate sobre si debía de terminar su relación con Anna y alejarse de estos problemas o enfrentarla y solucionarlo de una vez por todas. Y así como la pelirroja contaba con Rapunzel para elevarle el ánimo y alentarla a no rendirse, Elsa tenía a Belle, aunque esta última era un poco más directa con la rubia platino.
Elsa le había pedido a Belle que charlaran antes de entrar a clases. La rubia platino solo quería tener tiempo para "desahogarse" y poner al día a su amiga sobre lo que pasaba con su relación con Anna.
― ¿De verdad quieres terminar con ella? ― preguntó Belle a Elsa. Ambas se encontraban, como era de esperarse, sentadas en una de las bancas cerca de la biblioteca de la universidad.
―Yo no dije eso― respondió Elsa con cierta molestia.
―Pero lo has pensado, además, no pareces muy entusiasmada por querer solucionar este problema con Anna.
― ¿Y qué se supone que haga, Belle? Es la primera vez en toda mi vida que me encuentro en una situación como esta. Yo no quiero… No quiero alejarme de Anna pero…
―Pero tienes miedo de que tus padres se enteren de que sales con una chica y sí Elsa eso ya lo sé― Elsa no pudo evitar lanzarle una mirad de pocos amigos―. Vamos no me mires así, lo que quiero decir es que estás ahogándote en un vaso de agua, Elsa. Sé que no es fácil el "salir del closet" y menos si tus padres no son muy "abiertos" a ese tipo de temas. Pero tarde o temprano tienes que hacerlo, es parte de ti, no es algo que pueda ocultar.
―No, no es eso. No es que mis padres sean homofóbicos o algo por el estilo, es solo que… Yo soy para ellos la "hija perfecta", la que no comete errores, la que es brillante en todo lo que hace. Mis padres, sobre todo mi papá, tiene expectativas muy altas sobre mí, siempre las ha tenido y tengo miedo… Miedo de decepcionarlo.
Belle solo guardo silencio y se dio cuenta por primera vez que Elsa se estaba mostrando como realmente era; una chica que ha estado cargando con un peso innecesario. Alguien que siempre ha estado cumpliendo las expectativas de los demás pero no las de ella misma.
― "Buena chica tú siempre debes ser" ― dijo Elsa en voz baja―. Mi padre siempre me repite eso.
―No tienes porque serlo― Elsa no respondió, no quería seguir hablando sobre ese tema―. Oye, ¿tienes planes para esta tarde?
―Parezco alguien que haga planes por la tarde.
―No tienes que ser así de sarcástica― dijo Belle entre risas―. En fin, que te parece si tú y yo tenemos una "tarde especial", no sé, vemos alguna película, comemos golosinas hasta reventar… Solo tú y yo.
Elsa lo pensó por un momento, no sonaba mal la idea. Ella disfrutaba de sus momentos a solas, pero quizás esta era una buena solución para olvidar todo este asunto de Anna.
―Me parece bien…
XXXXXXX
El sonido de la campana se escuchaba con fuerza por toda la universidad, indicando que las clases, al menos por hoy, habían finalizado. Olaf y Rapunzel caminaban juntos hacía el estacionamiento para emprender el regreso a casa. Anna por su parte, les había dicho que por esta ocasión ella regresaría por su cuenta, que no se molestaran en esperarla.
― ¿Crees que Anna vaya a estar bien? ― preguntó Olaf a su amiga.
―La verdad no lo sé, Olaf. Nunca había visto a Anna tan preocupada en mi vida y vaya si la he visto en situaciones más complicadas.
―Ojala pudiéramos hacer algo para ayudarla.
―A mí también me gustaría, pero creo que lo mejor es mantenernos alejados de esto y dejar que ellas dos busquen la forma de solucionarlo.
Olaf soltó un gran suspiro, no le agradaba el todo la idea de mantenerse alejado, él apreciaba mucho a su amiga y siempre la apoyaba en cualquier cosa. Fue en ese momento cuando el chico logro distinguir a alguien en particular entre las muchas personas que se encontraban en el estacionamiento.
― ¿Esa chica no es Belle? ¿La amiga de Elsa? ― dijo el chico mientras apuntaba discretamente hacía una chica de cabello castaño que iba leyendo mientras caminaba entre la gente.
―Sí es ella, es la única persona que conozco que puede leer y caminar al mismo tiempo sin chocar contra alguien o algo, ¿por qué? ― Olaf se frenó por un momento para pensar con cuidado.
―Sé que dijiste que lo mejor era mantenernos alejados de toda esta situación de Elsa y de Anna… Pero que tal si les echamos una "manita"
― ¿En qué estás pensando, Olaf? ― preguntó Rapunzel no muy convencida de las palabras de su amigo.
―Escucha, seguramente Anna nos va a odiar por esto. Pero los dos sabemos que ninguna va a atreverse a hablar con la otra sin el temor de pensar de que van a arruinar su relación.
―Comprendo a que te refieres, pero, ¿qué es lo que pretendes?
El chico solo mostró una enorme sonrisa, con una ligera risa de fondo. Rápidamente, tomó carrera para tratar de alcanzar a Belle, esquivando a cuantas personas tuviera enfrente, hasta que por fin logro alcanzarla. Desde lejos, Rapunzel observaba como ambos empezaban a conversar.
"Espero que Anna no nos odie por esto", dijo Rapunzel para sí misma.
XXXXXXX
Al final del día el regreso a clases no había sido tan pesado como Anna lo había imaginado. Aunque solo era cuestión de tiempo para volver a adaptarse al ritmo de la universidad, el tema de Elsa seguía rondándole la cabeza; ¿Cómo iba a solucionar todo esto?
Por su mente rondaban mil y un formas para tratar de hacer que Elsa la perdonara, desde ir directamente a hablar con ella cara cara, hasta comprarle el oso de peluche más grande del mundo. Pero no importaba cuantas ideas locas imaginara, al final siempre llegaba a una sola conclusión; Elsa no la iba a perdonar así de fácil.
Así que ahí estaba, tumbada en su cama mirando hacía techo mientras resoplaba una y otra vez. Necesitaba distraer su mente con lo que fuera, por lo que tomó su celular y empezó a navegar por internet, buscando cualquier tontería que pudiera hacerle olvidar a Elsa por unos momentos.
"Creo que mejor me preparo algo y veo alguna película", pensó Anna al ver que no había ninguna novedad en sus redes sociales.
En cuanto salió de su habitación, la pelirroja notó que había un silencio bastante inusual en el departamento, sus amigos aún no habían regresado de la escuela. Era muy raro que ella se quedará sola en el departamento, pero quizás eso era lo que más necesitaba; estar sola.
"Y hablando del diablo", pensó Anna al ver que Rapunzel la estaba llamando.
―Por fin das señales de vida. ¿Me pueden decir por qué aún no llegan al departamento?
―Adoro la forma en que te preocupas por nosotros, eres un amor― respondió Rapunzel entre risas.
―En fin, vas a decirme ¿dónde se encuentran tú y Olaf?
―Oh, hemos estado todo este tiempo en la azotea, de hecho, necesitamos que vengas de inmediato.
― ¿Espera, qué? ¿Por qué no me dijeron…? ¿Hola? ¿Rapunzel?
Anna solo rodó los ojos y soltó un largo suspiro. Su tarde a solas tendría que esperar para otra ocasión, pero intentaba ser positiva, sus amigos siempre encontraban la forma de como ayudarla y levantarle el ánimo, así que la pelirroja sacudió su cabeza y con una sonrisa en su rostro, se dispuso a subir al techo del edificio para encontrarse con sus amigos.
Al salir del departamento, Anna no pudo evitar clavar su mirada hacía enfrente. Tan cerca y tan lejos de Elsa, le provocaba una cierta rabia el no poder cruzar ese pequeño pasillo y tocar a esa puerta y terminar con esta situación. Pero así como ese sentimiento aparecía, así de veloz se esfumaba, ya que no importaba cuantas veces lo pensará, nunca se atrevía.
"De verdad espero que esto sea mejor que una película", pensó Anna mientras se dirigía hacia el techo.
Cuando por fin había llegado a la azotea del edificio, Anna se sorprendió al ver que todo el lugar estaba decorado como si de una velada romántica se tratara; luces, una mesa con velas y hasta una grabadora con algo de música.
― ¡Sorpresa! ― gritaron Rapunzel y Olaf
― ¿Qué es todo esto? ― preguntó Anna que seguía sin entender que estaba pasando.
―Rapunzel y yo sabemos que has estado pasando por momentos duros y pues esta es nuestra peculiar forma de ayudarte― Anna no pudo evitar soltar una pequeña risa de nervios, se había esperado todo menos algo así por parte de sus amigos.
―Chicos de verdad aprecio lo que hacen y no tengo palabras para agradecerles por todo esto pero… ¿Podrían decirme por qué se les ocurrió esto y no comprarme una caja enorme de chocolates? Creo que eso hubiera sido mejor.
―En realidad, esto solo es una parte de la sorpresa que tenemos para ti― dijo Rapunzel.
Y antes de que Anna pudiera responder algo, el sonido de la puerta abriéndose hizo que la pelirroja girara solo para darse cuenta de que alguien más iba a acompañarlos. Los ojos de Anna se abrieron como platos al ver que se trataba de Belle y justo detrás de ella, aquella singular rubia platino.
― ¿Elsa?
― ¿¡Anna!?
Las dos chicas se quedaron mirándose fijamente por algunos segundos, que para ellas fueron eternos. Ambas tenían la misma cara de no saber exactamente que era lo que estaba pasando en realidad.
―Antes de que alguna de las dos hable, permítanme explicar todo esto, ¿está bien? ― intervino rápidamente Belle―. Escuchen, sabemos lo que paso entre ustedes dos, nos duele bastante a todos que las dos se estén evitando y que ninguna se atreva a hablar con la otra, así que pensamos que no sería mala idea el tratar de ayudarlas.
―En realidad fue idea de Olaf y de Belle, yo solo opinaba― dijo Rapunzel soltando una risa nerviosa.
― ¿Ayudarnos? ¿Así que a esto te referías con tu "tarde especial", Belle? ― dijo Elsa con un tono de voz bastante serio.
―Bueno no precisamente, es que me pareció una buena idea y…
― ¡Este asunto no les incumbe a ustedes! ― todos se sorprendieron por el repentino cambio de actitud de Elsa―. Realmente creyeron que con esto iban a ayudarnos a Anna y a mí a resolver nuestros problemas. Que mágicamente íbamos a aceptar su propuesta y que todo iba a ser color de rosa― todos, con excepción de Anna, agacharon la cabeza al escuchar las palabras de la rubia platino―. Ustedes no saben nada, no tienen ni idea por lo que estamos pasando… Por lo que yo estoy pasando.
―Elsa no tienes que decir eso, quizás en verdad nos pasamos de la raya pero…
―Sí lo hicieron… Desde un principio no debí de haberme relacionado con nadie. Jamás debí de haber hecho caso a estos sentimientos los cuales desconozco. Si en verdad quieren ayudar en esto, déjenme sola…
Elsa dio media vuelta y empezó a alejarse de todos, se encontraba al borde del llanto, no quería permanecer ni un segundo más en ese lugar. Por su parte, Anna estaba quieta cual estatua, ella también sentía un remolino de sentimientos en su interior; por un lado estaba molesta, al igual que Elsa, que sus amigos se hayan metido en su relación con el pretexto de querer ayudarlas.
― ¡No huyas! ― gritó Anna con todas sus fuerzas. Elsa se frenó en seco al escuchar las palabras de Anna, pero aún seguía dándole la espalda―. Por favor, no lo hagas… Fui una tonta, todo esto es mi culpa, si hubiera usado la cabeza todo esto no estaría pasando.
―No… Te equivocas― dijo Elsa en voz baja. Finalmente, la rubia platino daba media vuelta para encarar a Anna―. Yo era la que debió de haber usado mejor la cabeza. Estaba tan sorprendida por todo este cambio que no supe cómo manejarlo, no debí haber dicho esas palabras, tú solo intentabas ayudarme a dejar todos estos miedos atrás… Y supe valorarlo.
Anna no pudo contenerse y corrió hacía Elsa abrazándola lo más fuerte que podía. La rubia solo cerro los ojos ante el gesto de la pelirroja, sintiendo como algunas lágrimas empezaban a recorrer sus mejillas.
― ¿Por qué, Anna? A pesar de todo por lo que te he hecho pasar, no lo merezco.
―Tú sabes muy bien el por qué.
Los demás contemplaban la escena con bastante ternura. El plan quizás no había salido como ellos habían planeado, pero al final, el objetivo se había cumplido con excito.
XXXXXXX
El aroma a chocolate estaba presente por todo el departamento de Elsa, la rubia esperaba pacientemente sentada en la sala a que Anna terminara de preparar la cena y disfrutar de una agradable noche.
Luego del incidente en la terraza, los chicos se disculparon con Elsa y con Anna por todo el asunto de volver a tratar de reconciliarlas. Aunque su intención era buena, Anna les dejó muy en claro que no volvieran a intentar esta clase de cosas, aunque en esta ocasión haya tenido un final feliz, no les daba el derecho de volver a hacerlo o al menos eso era lo que tanto Anna como Elsa pensaban. Todos comprendieron y aceptaron su error y prometieron no volver a hacerlo y una vez que los regaños terminaron, comenzaron a recoger todas las cosas que había en la terraza. Mientras guardaban las cosas, Elsa le propuso a Anna (sutilmente) tener una cena de verdad en su departamento, a lo que la pelirroja acepto sin divagues.
Al terminar, todos se despidieron de Anna y de Elsa y volvieron a pedirles disculpas por todo lo que había pasado. Ambas aceptaron las disculpas y también se despidieron para, ahora sí, tener una velada un poco más privada.
Ya en el departamento de Elsa, ambas se sentaron en la sala y aunque la idea había sido propuesta por Elsa, fue Anna la que tomó el control de la situación y decidió prepararle a su novia el que quizá era su mejor platillo.
― ¡Listo! ¡Los sándwiches están listos! ― exclamo Anna desde la cocina varios minutos después.
―Te agradezco mucho lo que haces Anna, pero no debería de ser yo quien te prepare algo, después de todo eres mi invitada.
―Tonterías, eso lo dices porque aún no has probado mis legendarios sándwiches― dijo Anna, sintiéndose muy orgullosa de su platillo.
Elsa sonrió y negó con la cabeza, adoraba esa peculiar forma de ser de Anna, tan espontanea, despreocupada. La pelirroja se acercó a su novia sosteniendo dos platos, la cena estaba lista.
―Tengo que admitir que se ven deliciosos― dijo Elsa.
―En verdad lo están, adelante, te concedo el honor de dar la primera mordida― dijo Anna con una enorme sonrisa en su rostro.
Elsa obedeció y efectivamente, el sándwich que a primera vista parecía no tener nada en especial, sabía delicioso. Anna no pudo evitar regodearse una vez más de su creación, cosa que Elsa tuvo que aceptar.
La cena transcurrió de lo más normal, entre algunas risas, chistes malos y algunos comentarios sobre lo que había pasado el día de hoy. Hasta ese momento, ninguna se atrevía a tocar el tema de su relación, al parecer las dos habían dicho más que suficiente.
―Supongo que ya es momento de que me vaya― dijo Anna poniéndose de pie, pero rápidamente sintió como Elsa la jalaba del brazo―. ¿Qué sucede?
―No quiero que te vayas… No quiero volver a sentir ese vacío en el pecho, sentir que por culpa de mis… ― Elsa no pudo terminar su frase, ya que con un rápido movimiento, Anna había atrapado los labios de la rubia contra los suyos.
Este era un beso diferente a otros, con sentimientos distintos. No solo estaba lleno de amor y pasión, también de perdón y arrepentimiento. Anna buscaba decirle con ese beso que la estaba perdonando por todo y también buscaba que Elsa la perdonara y por la reacción que esta última tuvo, también buscaba lo mismo.
La intensidad subía a cada momento, ninguna quería separar sus labios de la otra, ni siquiera para tomar un pequeño respiro. El cuerpo de Elsa estaba cediendo ante aquellas sensaciones extrañas y placenteras, estaba cediendo ante Anna. Por su parte, la pelirroja buscaba casi desesperadamente sentir algo más que solo los labios de Elsa, quería sentir cada parte de ese cuerpo que la volvía loca. No fue hasta que ambas se separaron por un momento para tomar un poco de aire que se dieron cuenta de la posición que ahora se encontraban; Elsa recostada en el sillón con Anna justo encima de ella.
Ambas se encontraban jadeando y con las mejillas casi al rojo vivo. Elsa no pudo evitar clavar la mirada en el ligero escote de la pelirroja, algo que esta última lo notó rápidamente y tratando de que Elsa siguiera con la mirada baja, Anna comenzó a quitarse su blusa lentamente, para después tomar las manos de su novia y colocarlas justo encima de su pecho.
Pronto las manos de Elsa empezaron a acariciar de manera suave y algo temerosa los pechos de su novia. La rubia era una bomba de tiempo, este era sin duda el momento más excitante y erótico de toda su vida. Anna solo se estaba dejando guiar por sus instintos, dejando que Elsa fuera la que explorara su cuerpo, aunque ella fuera la que en realidad tenía el control de todo.
― ¿Quieres que me quede? ― dijo Anna entre leves jadeos, subiendo lentamente el rostro de su novia.
―Sí…
