Capítulo 20: Lo haré por ti.
Muchas ideas rondaban por la cabeza de Anna como hacía muchos días no le pasaba. El viaje de regreso a casa se estaba convirtiendo en la mejor medicina para poner en claro todos sus pensamientos.
A la mañana siguiente y luego de haber tenido su pequeña pelea con su padre, que al final no había resultado ser tan mala como ella esperaba, Anna ahora un poco más tranquila, pudo contarles a sus padres toda su situación con Elsa, sin guardarse nada y dejando las cosas claras. Ambos escucharon atentos, solamente para preguntar algunas cosas puntuales, pero al final los dos estuvieron de acuerdo y apoyaron a su hija, lo mismo que le había dicho su padre la noche anterior; "Solo quiero que seas feliz y que cumplas tus sueños"
Ahora quizás venía la parte más difícil de todo; contarle a Elsa sobre toda esta situación. Anna sabía no debía de precipitarse, no quería que todo esto se le saliera de las manos y fuera un completo desastre. Una parte de ella quería mantener todo esto bajo secreto, esperar hasta que su relación avanzará un poco más y ahora si contarlo con un poco más de confianza. ¿Confianza? Pero eso ya había entre las dos y de sobra, ¿entonces qué era lo que faltaba?
Tal vez lo que a Anna más le preocupaba no era el hecho de que Elsa supiera esta noticia, si no que tal vez que al enterarse de esta, ahora Elsa sea la quiera corresponder con los mismo; contarles también a sus padres sobre su relación. Y por lo que Elsa le había contado, esa quizás no era una buena idea del todo.
"¿Qué voy a hacer?" pensó Anna para sus adentros. Ni siquiera se había percatado de que ya había llegado a Arendelle.
Sin que Anna lo supiera, ya había alguien esperándola en la terminal de autobuses, una hermosa chica con una cabellera rubio platino la estaba esperado. Aquella chica no despegaba la vista del andén de llegada, esperando que de entre todas esas personas estuviera su tan amada pelirroja.
Al contrario que su novia, la cual no había pasado un viaje del todo "tranquilo", Elsa se sentía de lo más relajada e incluso se podría decir que nada le preocupaba en ese momento. Quizás la razón más cercana del porque de su actitud posiblemente era que su vida ahora estaba yendo por el por el camino correcto. Muchos de sus temores, inseguridades e incluso tabúes los estaba dejando en el pasado, había encontrado una persona a quien amar, en quien confiar y lo más importante, ella también la amaba de la misma forma.
"Ahí estas", Elsa por fin logró divisar a su novia, era casi imposible no distinguirla entre tantas personas con el mismo color de cabello.
Elsa salió corriendo tan rápido como sus pies se lo permitían, esquivando persona tras persona, hasta llegar a colocarse detrás de Anna. La pelirroja estaba tan inmersa en sus pensamientos que para ella fue toda una sorpresa el sentir como alguien la abrazaba por detrás.
―¡Sorpresa! ― exclamó Elsa entre risas.
―¿Elsa? ¿Pero qué haces aquí?― Anna seguía sin creer lo que estaba pasando, aunque no pudo ocultar su alegría de ver a su novia.
―Quise darte una pequeña respuesta, ¿estuvo mal?
―¿Qué? ¿Mal? No para nada, al contrario, no sabes lo mucho que extrañe, Elsa.
―¿De verdad? Yo también, es decir, no es que como si nos hubieras separado por años pero… No podía aguantar las ganas de volver a verte.
Anna soltó una leve risa al ver la actitud de su querida novia. Por un momento le pareció estar viendo su reflejo, incluso podía jurar haber visto un ligero rubor en el rostro de Elsa. Quizás ya habría otro momento para pensar en toda esa situación de la confesión, por ahora, Anna solo quería disfrutar de este momento.
―¿Sucede algo?― preguntó Elsa sacando a Anna de sus pensamientos.
―Sí, descuida, es solo que estoy un poco cansada por el viaje, además de que muero de hambre. Daría lo que fuera en este momento por un enorme sándwich.
―Muy bien, sus deseos son ordenes― respondió Elsa tomando de mano a Anna y las dos empezaron a caminar hacia afuera de la terminal.
Una vez que las dos ya se encontraban en el auto, Anna no dejaba de mirar a Elsa como tratando de comprender que era lo que había pasado en su ausencia, esa actitud repentina, tan espontanea, alegre, era como si estuviera viendo a otra Elsa o al menos una versión poco conocida de ella.
Elsa por su lado, solamente se estaba dejando llevar por sus emociones. Si en ese momento Anna se atreviera a preguntarle el por qué de su actitud, lo más probable era que ni ella supiera que responder y quizás eso era lo mejor para las dos, el no responder a esas preguntas y solo disfrutar del momento.
―¿Y a donde me llevara a comer, hermosa dama?― preguntó Anna con cierta coquetería.
―Bueno yo… Estaba pensando en, pues… ― Elsa tartamudeo, no importaba que tan segura se sintiera en ese momento, Anna sabía como ponerla nerviosa―. Hay una cafetería nueva, cerca del castillo o eso creo.
―Me parece excelente.
Luego de esas palabras, Anna se acercó a Elsa para depositarle un tierno beso en la mejilla, haciendo que la cara de la rubia se pusiera roja cual tomate. Esa simple acción casi hace perder a Elsa el control del volante, ese era el grado de influencia que tenía Anna sobre ella.
―¡Me encantas!― exclamo Anna.
XXXXXXX
La cafetería de la que Elsa hablaba resulto ser mejor de lo que esperaba. Se trataba de un pequeño local cerca del antiguo castillo de Arendelle, lo más atractivo del lugar era la vista ya que contaba con una pequeña terraza que daba hacía el fiordo y se podía sentir la brisa del mar sin llegar a ser molesta.
Anna y Elsa habían tenido suerte de encontrar una mesa disponible en la terraza, por lo que este día no hacía más que mejorar. Como lo había anticipado, Anna ordeno el sándwich más grande que le podían ofrecer, mientras que Elsa solo pidió un café y una rebanada de pay de queso con frambuesa. Por momentos las dos no hacían más que disfrutar de la vista, de la tranquilidad que todo aquello les provocaba.
Poco a poco la charla fue fluyendo siendo Anna, como siempre, la que tomaba la iniciativa al preguntarle a su novia cómo habían pasado este fin de semana sin ella.
FLASHBACK
Elsa se encontraba en la terraza del edificio, simplemente sentada en una de las sillas que ahí se encontraban mirando hacia el cielo despejado. Anna se había marchado hacia poco más de una hora, aunque durante todo ese tiempo ambas se la habían pasado hablando con ella por mensajes.
"Supongo que no hablaremos hasta el domingo"- Elsa
"¿A qué te refieres? ¿¡Me abandonaras!?"- Anna
"No es necesario los dramas, Anna. Es solo que no quiero ser un estorbo, quiero que disfrutes de la compañía de tu familia"- Elsa
"No eres un estorbo, Elsa. Está bien, aceptaré tu petición, aun así no dudes en llamar si necesitas algo, ¿está bien? No importa que sea. Y por cierto, no intentes engañarme mientras no estoy, Winter. Tengo ojos en todo Arendelle"- Anna.
"No será necesario… Te quiero"- Elsa.
"También te quiero"- Anna.
Tenía que admitir no importaba de que se tratará el platicar con Anna siempre le causaba una sensación de tranquilidad, podía actuar como ella era realmente o al menos una gran parte de ella. Iba a ser un fin de semana bastante largo sin Anna y aunque ahora se había vuelto un poco más "social" no podía negarse a que la iba a extrañar bastante.
―Hola, ¿no interrumpo nada?― dijo una voz atrás de ella.
Elsa giró su cabeza para ver de quien se trataba, no era más que Olaf, el compañero de piso de Anna. El chico estaba ahí parado con una sonrisa de oreja a oreja, haciendo un ademan con la mano como si pidiera permiso para sentarse a su lado, a lo que Elsa solo asintió con la cabeza y mostrando una leve sonrisa.
―Es raro no ver a Anna por estos lados, ¿no crees?
―Supongo que sí, pero solo será un fin de semana.
―¿La extrañas?― preguntó Olaf mirándola fijamente, sin perder aquella sonrisa tan característica.
―Sí, es decir, por supuesto que la extraño, aunque tampoco es como si ella no fuera a regresar― respondió Elsa algo nerviosa.
Olaf soltó una risa que Elsa no supo como interpretarla. Olaf era un chico bastante agradable, era bastante atento en muchas cosas, aunque la mayor parte del tiempo actuaba de manera despreocupada e incluso algunas dirían que infantil.
―¿A que vino todo eso?
―Es que me causa un poco de gracia como huyes de tus emociones, Elsa. No tiene nada de malo que te expreses tal cual eres.
Elsa no supo que responder ante tales palabras. Era verdad que extrañaba a Anna, ella se había vuelto tan importante en su vida que un simple viaje de fin semana le provocaba algo de tristeza.
―Sabes algo, Elsa. Me alegra mucho verte al lado de Anna, las dos parecen haber encontrado el punto perfecto entre el frio y el calor.
―¿De qué estás hablando, Olaf?
―Discúlpame, la madurez me vuelve poético― Elsa seguía sin entender que pasaba―. Lo que quiero decir es que no hace unos meses atrás Anna estaba casi casi rogándote de rodillas para aceptaras participar en ese proyecto y ahora son una pareja de lo más adorable.
Una sonrisa llena de nostalgia apareció en el rostro de la rubia, quien iba a pensar que algo tan absurdo como aquello haya sido el detonante.
―Supongo que Anna se lleva el crédito por todo eso, ella fue la que insistió.
―Pero también tu pusiste de tu parte. Tampoco te quites mérito, Elsa.
―Yo… No creo que aporte mucho a todo esto, si tal vez fuera un poco más… Bueno tu sabes a lo que me refiero.
Olaf no dejaba de ver a Elsa con ciertos ojos de ternura. Por unos instantes quería darle un fuerte golpe en la cara y gritarle que eso no era verdad, pero quizás eso no era lo más adecuado.
―Dices eso porque sigues viendo las cosas desde un ángulo, pero existen otras formas.
―Solo estoy siendo realista, Olaf. Esa es la verdad― El chico se puso de pie para pararse justo frente a Elsa.
―¿Has oído hablar de la historia de Rome y Julita? Dos jóvenes enamorados, dos familias enemigas, un amor casi imposible, toda una tragedia shekspiriana― dijo Olaf mientras actuaba cada una de sus palabras.
―¿Qué tiene que ver eso con mi relación con Anna? ¿Crees que somos como Romeo y Julieta?
―Puedes verla desde ese punto de vista, como una tragedia o también como una comedia romántica llena de risas. Siguen siendo la misma historia, pero contadas desde otro punto de vista.
Las palabras de Olaf tenían mucho sentido, al menos así lo pensaba Elsa que se había quedado callada tratando de analizar bien lo que su amigo le decía, pero aún así no dejaba de pensar que todo eso sonaba bien, pero eso funcionaria con ella.
―Olaf pero… No es así como me siento, no puedo verlo de esa forma― dijo Elsa algo pensativa.
―No te digo que cambies de la noche a la mañana, solo te digo que esa versión existe, depende de ti si quieres contarla de esa forma o de la otra.
Elsa no pudo evitar sonreírle de una forma tan sincera que Olaf no pudo evitar darle un fuerte abrazo. Al final el chico la volvió a dejar sola en la terraza, con algunas dudas, pero extrañamente con una sonrisa en su rostro.
FIN DEL FLASHBACK
Anna tenía una enorme sonrisa en su rostro, tanto que ya le estaban doliendo las mejillas. Elsa estaba sonriendo, aunque no tanto como su novia, de hecho, se sentía un poco apenada por todo lo que le había contado. Ahora Anna comprendía un poco más el cambio tan repentino de su novia, sin duda le agradecería a Olaf después.
―¿Entonces, esa charla con Olaf provoco todo esto?― preguntó Anna mientras seguía dándole mordidas a su sándwich.
―En parte, solamente quise intentarlo. Toda mi vida quise ser "libre" y cuando por fin tuve la oportunidad de serlo no supe cómo afrontarlo, era demasiado bueno para ser verdad.
―Elsa, no tienes porque cambiar por mí ni por nadie más― dijo Anna mientras la tomaba de las manos y clavaba sus ojos sobre los de ella―. Te quiero tal y como eres, no dejaré de hacerlo por más que…
Anna no pudo terminar su oración ya que Elsa se había levantado de su silla para plantearle un repentino beso en los labios. Solo fueron unos breves segundos, algo fugaz, pero que Anna lo había sentido como una eternidad, era tal su sorpresa que no supo que decir, solo se quedó callada con la cara roja.
―¿Quién eres y que hiciste con Elsa?― dijo Anna. Elsa solo se limitó a sonreírle y volver a sentarse y seguir disfrutando de su comida, actuando como si nada hubiera ocurrido.
XXXXXXX
La noche se sentía de lo más fresca, una típica noche de verano en Arendelle. En el cielo ya se podían divisar una gran cantidad de estrellas, algunas de ellas se podían ver reflejadas sobre fiordo, dando un lindo espectáculo. Sobre la orilla de la rocosa playa, dos jóvenes chicas se encontraban caminando disfrutando de la noche.
Anna brincaba sobre algunas rocas con bastante agilidad, mientras que Elsa apenas si se limitaba no ser alcanzada por las pequeñas olas que se formaban en la orilla.
―Anna ten cuidado, no vayas a resbalarte― dijo Elsa al ver como Anna como casi se resbala.
―Descuida lo tengo todo calculado. ¿Sabes algo? Creo que esta es la primera vez que hago esto, es decir, venir a caminar con alguien a este lugar― Elsa se limitó a sonreírle, por momentos Anna parecía ser una niña pequeña que solo disfrutaba la vida tal cual era.
Pronto las dos llegaron a una zona donde ya no podían avanzar, ya que estaba cerca del antiguo castillo y no querían meterse en problemas, por lo que buscaron algún lugar donde pudieran sentarse y que estuvieran alejadas del agua.
Las dos estaban sentadas en la misma posición, con sus piernas pegadas al cuerpo y mirando hacía fiordo, con la majestuosa imagen del castillo a su lado. Anna recostó su cabeza en el hombro de Elsa y cerro sus ojos, podía sentir el latir del corazón de su novia, vaya que si estaba agitado. La rubia platino trataba de calmarse, pero eso era imposible cuando Anna se comportaba de esa manera tan tierna con ella.
―Te imaginas si tú y yo pudieras vivir en este castillo. Sería como un cuento de hadas― dijo Anna aún sin abrir los ojos.
―Diría que sería algo imposible y muy cursi, pero no suena nada mal― respondió Elsa―. De niña siempre jugaba a ser reina de mi propio castillo, ¿sabes?
―Eso no lo sabía. La reina Elsa de Arendelle, me gusta cómo suena eso. ¿Entonces yo sería su fiel y noble caballero, mi lady?
―Me gustaría más que fueras una… Princesa― dijo Elsa algo apenada.
―Princesa Anna de Arendelle, también me gusta como suena― Las dos se rieron ante la idea de ellas ser las monarcas de Arendelle.
Ambas permanecieron así durante algunos minutos, relajándose por el sonido de las olas rompiéndose con las rocas y por algunos sonidos de la ciudad. No había momento más perfecto que ese, solamente ellas, sin nadie a su alrededor, sin ningún tipo de prejuicio, pasado extraño, presente complicado o futuro incierto, solo estaban ellas y nada más.
―Elsa, ¿puedo preguntarte algo?― dijo Ana rompiendo el silencio.
―Lo que tú quieras, ¿sucede algo?― respondió Elsa.
―¿Si yo te pidiera no hicieras algo, algo tu quisieras hacer solo para complacerme, pero yo te pidiera que no lo hicieras?...― Anna sentía que estaba pisando terreno complicado, tan áspero como las piedras a su alrededor.
Elsa abrió sus ojos y medito por un momento la pregunta de su novia o el intento de pregunta.
―Disculpa yo no supe como darme a entender, es que, bueno yo lo que quiero decir es que pues…― dijo Anna separándose por un instante de Elsa.
―No, descuida, creo que si te entiendo― dijo Elsa volteándose para poder verla de frente―. Anna, sé que aún soy torpe con todo esto, de hecho, ni yo misma sé que está pasando ahorita mismo, es casi como un sueño. Pero ten por seguro que nunca haría algo que a ti no te gustaría.
Anna quiso decir algo, pero las palabras simplemente no salieron de su boca. No quería convertir todo este momento en algo de lo que posiblemente se fuera a arrepentir toda su vida, por lo que solo se limitó a abrazar a Elsa tan fuerte como pudiera.
Casi al instante de que aquel abrazo se concretara, Anna se separó un poco de Elsa pero sin dejar de abrazar por la cintura, una música comenzó a escucharse con bastante fuerza, quizás producto del eco que había en ese lugar. Anna pudo identificar aquella canción…
―¿Qué es lo que se escucha?― preguntó Elsa, al notar también la melodía.
―Esa canción se llama "Habits", la conozco bien― respondió Anna. La pelirroja vio la oportunidad perfecta para subir un poco de nivel aquel romántico momento.
Anna comenzó a mover su cuerpo al ritmo de la música, sin dejar de mirar directamente a los de su novia, mordiéndose el labio inferior de la forma más provocativa que podía. La respiración de Elsa se notaba agitada, ella permanecía estática ante lo que estaba pasando, pero sin apartar su mirada de aquellos ojos que parecían que tenían el poder hechizarla.
La pelirroja ahora se encontraba de espaldas continuando con su sensual baile, tomando las manos de Elsa para que fuera recorriendo su cuerpo, desde su torso, pasando por su cintura y terminando en sus caderas. Elsa también se dejaba llevar por la montaña rusa de sensaciones, acercándose al cuello de Anna para besarlo con delicadeza. El vaivén de Anna se volvía cada vez más intenso, por momentos dejaba escapar algún ligero gemido y todo esto provocado por los besos de Elsa.
―Te amo, Elsa― Anna se giraba para quedar de frente a ella una vez más y así poderla besar con tanta pasión como podía.
Elsa no se quería quedar atrás, atrapando los labios de su novia entre los suyos. Quería saborearlos por completo, estaba a punto de volver loca.
―Te amo, Anna.
