Hola queridos seguidores de esta historia :D Espero que este año 2020 no halla sido del todo tan malo.
Este es mi pequeño regalo de navidad y año y demás :D
Yo sé que ya no actualizo como hace muchos años, por lo que les agradezco infinitamente a todos los que se han tomado el tiempo de leer esta historia, de dejar su review, etc. Créanme que se los agradezco de todo corazón.
No quiero prometer cosas así como "Oh voy a actualizar más seguido y así" porque seguramente no podré. Peroooo... Sí les prometo que esta historia la terminaré más pronto que tarde
Cuídense mucho mucho mucho... Suyo ADRIAN9966
Capitulo 21: Sin marcha atrás (Parte uno)
Por primera vez en su vida, Elsa experimentaba una paz y una tranquilidad como ninguna otra, todo parecía ser como un cuento de hadas o como una de esas películas románticas para adolescentes. Quién iba a decir que después de pasar años y años "aislada" del mundo, siempre mostrando esa imagen de "reina de hielo", sin tener algún interés en particular que no fueran el de cumplir con las altas expectativas de su familia… Todo eso pareciera que hubiera quedado en el pasado. Ahora no sólo se sentía más segura de sí misma, si no que había logrado hacer amigos, tenía una vida social, pero sobretodo; una hermosa pelirroja como su novia.
Aunque todo parecía color de rosas, Elsa sabía mejor que nadie aún había un asunto muy importante que tratar; sus padres. Era muy complicado el predecir cuál iba a ser su reacción al enterarse sobre todos estos "cambios" por así decirlo, pero estaba decidida a arriesgarse. No tenía ni la más remota idea de cómo lo iba a hacer o qué era lo que les iba a decir, pero eso ya no le importaba. Tal vez era la adrenalina por "desafiarlos" o quizás el simple hecho de que le daba lo mismo o su enorme amor por Anna lo que le daba la fuerza para encarar aquello que por muchos años la mantuvo atrapada dentro de un "palacio de hielo"
Pero mientras Elsa se encontraba entusiasmada y a la vez preocupada por dar el "siguiente paso", Anna tenía un pensamiento algo diferente. Ella también se sentía tan feliz como su novia por todo esto que ambas estaban viviendo, pero ella sabía perfectamente que debía de mantener los pies sobre la tierra. No quería obligar a Elsa a que les contara a sus padres sobre su relación, para Anna no era necesario, si bien le agradaba la idea de "formalizar" más su relación, en el punto en el que se encontraban ambas, ya no importaba mucho que digamos o al menos así lo veía ella.
Aunque el panorama era incierto, ambas sabían que se tenían la una para la otra. En tan poco tiempo, ambas habían pasado por toda clase de situaciones y todas las habían superado, quizás no de una forma "convencional" pero en todo momento ninguna se había rendido, aún y cuando la situación pareciera haberse ido por el drenaje, ya fuera Anna o Elsa, ninguna se rendía.
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Los chicos disfrutaban de la hora del receso de las clases en la cafetería. La platica se centraba banalidades, desde el clima, hasta los planes para el fin de semana. Lo más interesante de toda esa charla, era que Elsa ahora participaba de ella o bueno, tenía la iniciativa de hacerlo por momentos. Para Anna eso era lo más tierno del mundo, ver a su hermosa novia interactuando con el resto de sus amigos, se notaba que le costaba trabajo pero aún así lo hacía.
—Entonces, ¿Qué dicen, Elsa, Anna? ¿Van a acompañarnos a la fiesta que se hará en casa de Ariel el fin de semana?— preguntó Eugene.
—Dicen que las fiestas en su casa son bastante buenas, además de que vive a un costado del mar. Aunque es algo rara saben, podría jurar que una vez la vi cepillándose el cabello con un tenedor— dijo Olaf, provocando una serie de miradas de duda entre sus amigos.
Tanto él como Rapunzel las habían invitado para que los acompañarán, Olaf también había sido invitado aunque él aceptó sin vacilar. Para Anna no sonaba mal la idea el asistir, después de todo, hacía mucho tiempo que no asistía a alguna fiesta, pero Elsa era otro asunto. Por mucho que ella ahora parecía ser más "abierta" aún le causaba cierta pena el mostrar su cariño en público.
Antes de que alguna pudiera dar una respuesta, el timbre de la escuela sonaba, indicando que era momento de regresar a clases. Mientras todos tomaban sus cosas y se disponían a regresar a sus salones, Anna tomó de la mano a su novia y mostrándole un gran sonrisa.
—No tienes porque ir si no quieres— dijo Anna.
—Lo sé, pero tú quieres ir, ¿no es así? Todos van a asistir y no quiero que tú…
—Ya habrá otras fiestas a las cuales ir. Me agrada esta nueva "faceta" tuya, amor. Pero no te sientas obligada en complacerme.
Elsa por unos instantes sintió unas ganas enormes de abrazar y llenar de besos su querida Anna, eran esos detalles los que la hacían enamorarse cada día un poco más de ella, si es que eso se podía. Elsa únicamente asintió ante las palabras de su novia, pero haciéndole prometer de ella asistiría a la fiesta con Rapunzel y los demás.
Tras unos instantes, Elsa y Anna se encontraban caminando de regreso a sus salones de clases. Para cuando llegó el monto de tener que separarse, Anna aprovechó ese instante en que nadie las veía, para darle un tierno y fugaz beso a su novia, haciendo que esta se sonrojara de tal manera que pareciera que tuviera fiebre. Elsa no podía esconder la felicidad que le provocaba el que Anna tuviera esa clase de detalles con ella.
—Hola, Elsa— se escucho una voz pronunciar su nombre. Por unos instantes, la rubia platino se sobresaltó, pensando en quien podría ser. Para su sorpresa, se trababa de alguien muy conocido.
—¡Tío! ¿Cómo has estado?— preguntó Elsa ligeramente nerviosa.
"¿Acusó habrá visto el…? Pensó Elsa para sus adentros.
—Bien y veo que tú también lo estás. Es raro, ¿no lo crees?, eres mi sobrina y es muy extraño nos encontremos por los pasillos o algo. Aunque siempre las escucho a ti y la señorita Summers durante el programa.
—Sí también pensaba lo mismo…
—Bueno será mejor que vayas a tus clases, no quiero que Agnar se entere de que por mi culpa su amada hija tiene bajas notas. Nos vemos, Elsa.
Aunque no lo pareciera, Elsa apreciaba bastante a su tío, no solo como su familiar, si no porque de manera indirecta o directa, él había sido el responsable de juntarla con Anna. Elsa sacudió su cabeza y se dispuso a acelerar el paso para regresar a sus clases, vaya que si había experimentado una montaña rusa de emociones en tan pocos minutos.
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Habían pasando los días y al final Elsa había tomado la decisión de no asistir a la fiesta, aunque convenció a Anna de que ella si fuera junto a los demás. Por mucho que a Elsa le entusiasmaba la idea de acompañar a su novia y al resto de sus nuevos amigos a pasar lo que seguramente sería una noche maravillosa, en Elsa aun quedaba esa inseguridad a la hora de mostrar sus sentimientos frente a más persona, por mucho que ahora ella aceptara esa parte de su ser, una cosa era mostrarlo frente a Anna y otra muy diferente era mostrarlo frente a todos.
—¡Oigan! ¿Van a tardar mucho? Ya llevan casi dos horas ahí adentro— exclamó Eugene con cierta irritabilidad. Todos habían optado por ir al departamento de Anna y los demás para arreglarse para la fiesta y de ahí partir todos juntos. Claro que esta idea sonaba mejor sin contar de que tanto Anna como Rapunzel, le dedicaban bastante tiempo para arreglarse.
Elsa también se encontraba ahí, junto Eugene y Olaf mirando la televisión sin realmente prestarle mucha atención, simplemente estaba ahí para hacerles algo de compañía.
—¿Sabes algo, Olaf? Tienes mucha suerte. Tú estás soltero y no tienes que estar lidiando con todo esto. ¿No lo crees así, Elsa?— dijo Eugene.
—Aamm, sí claro… Supongo, aunque a mí no me molesta que Anna tarde tiempo.
No pasó mucho tiempo cuando por fin las chicas salían de la habitación. Tanto Elsa como Eugene se quedaron boquiabiertos al ver a sus parejas lucir tan hermosas, sin duda había valido toda la pena del mundo el esperar por tanto tiempo.
—Ya pueden cerrar la boca chicos— Olaf no hizo más que reír al ver la cara ese par.
Elsa sacudió de inmediato su cabeza y por un instante deseo que se la tragara la tierra. Aquellas reacciones y gestos para Anna eran la cosa más tierna del mundo, ver a Elsa actuar de esa manera, tan natural, siendo tan ella, era una de las cosas por las cuales la volvía loca y la hacía amarla tanto.
—Bueno, ya que estamos todos listo. ¡Vámonos! Que nos espera una fiesta!— dijo Rapunzel mientras tomaba del brazo a su novio.
Elsa y Anna se quedaron un momento a solas mientras los chicos se adelantaban hacia el estacionamiento del edifico. La rubia platino no dejaba de mirar de pies a cabeza a su novia, era casi hipnotizante. Por unos instantes Elsa se estaba arrepintiendo con toda su alma de no poder asistir a la fiesta pero bueno ya no había marcha atrás lo hecho hecho estaba.
—Luces muy hermosa— dijo Elsa en vos baja, como tratando de ocultar su vergüenza.
—Gracias, amor. ¿Segura que no quieres venir?
"Claro que quiero ir maldita sea, pero si voy seguramente voy a arruinarte la noche"pensó Elsa para sus adentros
—Tú lo dijiste, ya habrá otras fiestas. Además no quiero retrasarlos más tiempo.
—De acuerdo, pero si cambias de idea no dudes en marcarme, ¿lo harás, amor?
Elsa asintió levemente para después depositar un tierno beso en los labios de su novia, Anna lo correspondió y al cabo de unos momentos ambas se despidieron. Elsa en todo momento no dejó de mirarla, incluso cuando ya la había perdido de vista era simplemente hipnotizante.
Antes de entrar a su departamento, Elsa tuvo un fugaz pensamiento; ¿de verdad esa era la razón por la cual no podía acompañarlos? ¿O acaso era algo más?. Quizás sólo eran sus prejuicios o ese pequeño miedo de sentirse expuesta, vulnerable, pero tal y como le había dicho su amada pelirroja; ya habrían otras fiestas.
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La fiesta estaba en su mejor momento. Buena música, bebidas, todo lucia como una de esas típicas fiestas de universitarios que pasaban en las series o películas, también ayudaba bastante que, tal y como había mencionado Olaf, la casa de Ariel se encontraba justo al lado del mar lo que le daba un cierto plus. Anna y los demás se encontraban en lo que era la terraza de la casa, descansando un poco luego de haberle sacado brillo a la improvisada pista de baile.
—¡Woow! Hace mucho que no me divertía de esta manera— exclamó Rapunzel algo agitada.
—Y que lo digas, la verdad tenía mis dudas sobre si venir. Creo que confiare más en ti Flynn— dijo Anna dándole un pequeño golpe en el brazo al novio de su mejor amiga.
—Se los dije. Bueno, iré a buscar algo para beber.
—Voy contigo, me hace falta un trago. ¿Anna, quieres algo?
—Sí, no estaría nada mal. Yo los espero aquí junto a Olaf.
La joven pareja asintió y al cabo de un rato, se alejaron en dirección a lo que parecía ser "la barra" de bebidas. Mientras todo esto pasaba, Olaf y Anna platicaban sobre cualquier cosa, sin prestarle mucha atención a las personas que estaban a su alrededor.
—Tal vez sí debate de tratar de convencer a Elsa de que viniera, sin duda se la estaría pasando increíble
—Me encantaría que Elsa estuviera aquí conmigo, pero no puedo obligarla a hacer algo para lo que aún no se sienta lista— dijo Anna, mientras contemplaba la hermosa vista.
Muy en el fondo, Anna si se lamentaba un poco de no haberle insistido a Elsa de que viniera, pero lo último que ella quería era obligarle a complacerla en caprichos y cosas por el estilo. Ella sabía mejor que nadie que Elsa había pasado la mayor parte de su vida haciendo eso; complacer a los demás. No quería que eso se volviera a repetir.
—Anna, Olaf. No pensé encontrarlos aquí— dijo una voz bastante conocida.
—¿¡Kristoff!?— exclamó Anna, encontrarlo en esa fiesta era sin duda lo último que esperaba—. ¿Qué es lo qué haces aquí?
—Bueno es obvio, ¿no?. También fui invitado a la fiesta.
—Es verdad, que tonta soy, porque si no te hubieran invitado pues no estarías aquí y tú no eres de los que se cuele a las fiestas y esas cosas. O quizás sí porque no te he visto en mucho tiempo y pudiste haber cambiado…
—Extrañaba mucho esos divagues tuyos— A Anna no le quedó más que soltar una risa ante las palabras de su viejo amigo.
Sin que lo notara, Olaf decidió apartarse un poco de aquella escena para darles un pequeño momento de privacidad, ya que hacía mucho tiempo que ellos dos no conversaban.
A Anna le daba bastante gusto el volver a verlo después de tanto tiempo. A diferencia de Rapunzel y Olaf que sin duda eran sus mejores amigos y a quienes les tenía toda la confianza del mundo, Kristoff era una persona especial para ella, alguien que la había ayudado a superar momentos difíciles, sobretodo luego de su fatídica relación con cierto pelirrojo. Y aunque en su momento Anna llegó a desarrollar ciertos sentimientos por él, nunca pudo demostrárselo de manera clara.
Ambos empezaron a platicar sobre lo que habían hecho en estos últimos meses, básicamente ponerse al día. Anna le contaba sobre todo lo que había pasado con Elsa, sobre el programa de "Frozen Voice", etc. Por su parte, Kristoff le contaba sobre su trabajo temporal de recolectar hielo y algunas cosas más.
—Me da gusto saber que las cosas van bien para ti.
—Gracias, Kristoff. La verdad, no pensé que las cosas se dieran de la manera en la que se dieron— Anna se tomó un pequeño lapso de tiempo para tomar aire—. ¿Sabes? Creo que nunca me disculpe contigo.
—¿Disculparte? ¿A que te refieres?
—Bueno es que… Después de aquel día, tú sabes, el día en que me robaste ese beso, yo pues… Simplemente me alejé de ti, sin darte ninguna explicación en ese momento.
Krisotff se quedó por un instantes mirando a Anna con cierta duda. A veces Anna era demasiada buena hasta para sí misma, la verdad es que no había razones para disculparse.
—Oye no tienes porque disculparte. Si te soy honesto, sentí que me lo merecía, ¿sabes? Me sorprende que en ese momento no hayas golpeado— dijo Kristoff soltando una risa nerviosa.
—Espera, ¿Qué? ¡Yo jamás te haría algo así! Nunca podría hacerte daño… Es solo que…
—Descuida, no pasa nada, así que quita esa cara de deprimida, ¿sí?— Anna sonrío ante las palabras de su amigo, recordando el porque ella lo estimaba tanto—. Por cierto, me da gusto que hayas encontrado a alguien.
Por un breve momento, Anna no supo cómo interpretar esas palabras, hasta que cayó en cuenta de que se refería a Elsa. Hasta ese punto de la conversación, Anna había evitado mucho el conversarle de que ahora ella era novia de Elsa, pero al notar que su amigo se había dado cuenta de eso sin siquiera ella mencionárselo, sintió como si un gran peso se le iba del cuerpo.
"Supongo que soy demasiado obvia" pensó Anna, asintiendo levemente y mostrando una gran sonrisa de felicidad.
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El reloj marcaba las diez de la noche en punto, ya habían pasado un poco más de dos horas desde que Anna y los demás se habían ido. De vez en cuando, Anna le mandaba mensajes a Elsa o fotografías mostrándole que tan bien se la estaba pasando.
La rubia platino se encontraba viendo una serie por internet, aunque por lamentos ni siquiera le prestaba atención. En su cabeza no dejaba de rondar la imagen de Anna divirtiéndose junto a los demás, por momentos pensaba en que si había tomado la decisión correcta de no haber asistido. Y era precisamente en esos momentos donde esas viejas inseguridades volvían, topándose con esa cruda realidad, ella seguía siendo la misma persona; insegura y llena de dudas. Dándose cuenta de que las veces en las que ella actuaba de mañanera distinta, de daba esa seguridad y fortaleza para ser alguien diferente era Anna.
"Que patética soy"
Inmersa en sus pensamientos, únicamente ella dentro de su "palacio de hielo", percatándose de que no podía seguir dependiendo de Anna para todo. Ya era momento de terminar con todo eso, aunque sus miedos y inseguridades la invadían por momentos debía de congelarlos.
—Espero que no esté dormida— dijo Elsa en voz alta mientras se levantaba de la cama e iba rumbo a su closet para buscar algo de ropa.
—¿Hola? ¿Elsa? ¿Qué sucede? ¿No es algo tarde?
—Belle, lamentó mucho molestarte tan tarde pero necesito que me hagas un enorme favor.
—Elsa, ¿esta todo bien? Te escuchas algo alterada.
—De cierta forma lo estoy, acabó de darme cuenta de que soy una idiota y que seguramente voy a cometer la locura más grande de mi vida.
—Eso es nuevo, no se que este pasando pero cuenta conmigo. ¿Qué necesitas?
—¿Sabes donde vive una chica llamada Ariel? Es la organizadora de una fiesta que iba a celebrar esta noche.
—¿Ariel?... ¡Ah! ¡Sí! Te refieres a esa chica que usa un tenedor para cepillarse el cabello. Por supuesto.
Luego de un breve intercambio de palabras, Elsa terminó por agradecerle de todas las formas posibles ese gran favor a su amiga. Ahora que tenía la dirección del lugar, era momento de prepararse para la que quizás iba a ser la noche más extrema de su vida o quizás la mayor tontería que jamás se le haya ocurrido.
A pesar de tener toda la intención y la iniciativa de ir y de mandar al diablo todos esos prejuicios, dudas y temores, Elsa dudó por unos instantes sobre si todo eso que estaba apunto de hacer, valía la pena. Recordó aquel momento cuando se habían encontrado con Hans en el centro comercial, de como la había invadido un pánico terrible. Pero de igual forma, recordaba también los momentos en los que expresaba su cariño por Anna frente a los demás, sin importarle nada más que el estar con ella con la persona que había lograda "descongelar" su corazón.
"Debo de estar totalmente loca"
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La noche aún era joven y la fiesta estaba en su mejor momento. La gente entraba y salía de la casa, muchos ya con algunas copas encima y otras que apenas iban llegando al lugar. Adentro, Anna y los demás seguían disfrutando de la noche, riendo, bebiendo, ignorando por completo que justo a la fiesta iba llegando un auto deportivo bastante conocido por ellos. Elsa estaba muerta de los nervios, ni siquiera le había avisado a Anna que había cambiado de decisión, según ella, para darle una sorpresa. Ni siquiera presto atención a que ya llevaba algo de tiempo en auto aferrada al volante.
"Definitivamente esto sonaba mejor en mi cabeza de lo que en realidad es. Solo espero que Anna aún siga ahí dentro", así que tras unos cuantos de segundos de divagues, Elsa por fin salió de sus auto dispuesta a entrar a la fiesta.
Esto sin duda no se parecía a nada que hubiera visto antes. Era como entrar a la dimensión desconocida, la cantidad de gente, música, ruido, todo era como un shock emocional para Elsa. Ahora lo importante, era buscar a su querida pelirroja lo más pronto posible, no quería llamar mucho la atención ya que era muy obvio que ella era una novata en todo este ambiente. Pero aquella buena fortuna no le duró mucho tiempo, ya que a los pocos segundos, un par de chicos se acercaron a ella…
—¡Hey! ¿Pero que tenemos aquí?— un chico alto y bastante musculoso se le acercó. Se notaba que los efectos del alcohol ya habían hecho su trabajo en él.
—¿Disculpe?
—¡Oh vamos no seas tímida! Estoy seguro de que tú y yo pasaríamos un buen rato juntos.
La cara de Elsa reflejaba la mayor de las incomodidades, incluso se pasó por su mente en darle un golpe fuerte en la nariz a aquel tipo que apenas si se podía sostener. Esto era precisamente lo que ella quería evitar, ahora debía de encontrar la manera de librarse de ese tipo y buscar a Anna antes de que otra cosa pasara.
—¡Oye Gastón! Yo quien es ella— gritó otro chico bastante bajito a comparación de su amigo—. Tú eres Elsa, ¿no es así? Eres a chica que presenta los anuncios matutinos en la escuela, junto con Anna. ¿Recuerdas, Gastón? La ex novia de Hans.
Aquel chico parecía no haberle prestado mucha atención a su amigo, ya que él seguía "engrescado" en seguir platicando con Elsa. Toda esta situación se estaba tornado bastante incómoda, Elsa debía de pensar en algo y rápido si quería librarse de aquel chico. Y justo cuando se le iba a ocurrir decirle algo, sintió como alguien la jalaba por el brazo hacia atrás. La rubia platino de inmediato volteo para ver de quién se trababa y le sorprendió al reconocer un rostro muy familiar, para su suerte.
—¿Con que aquí estabas? Oye eres difícil de encontrar— se trataba de Eugene, el novio de Rapunzel—. Tú sígueme la corriente— dijo el chico susurrándole al oído.
—Yo… Es que iba por… Iba por por algo de beber, sí, por eso por algo de beber— fue lo primero que se le ocurrió.
—Lamentó interrumpir esta conversación, pero Elsa y yo tenemos que regresar con los demás así que… —Eugene jalo a Elsa del brazo para que se pusiera delante de él y comenzará a caminar. La crisis había sido superada, quizás de la forma menos esperada.
—Oye Flynn tú ya tienes a esa rubia, déjanos algo a los demás.
Los dos continuaron avanzando ya sin prestarle mucha atención a las palabras de Gastón. Elsa podía respirar con más tranquilidad, esta sin duda había sido la pero "bienvenida" de todas. Por su parte, Eugene estaba bastante sorprendido de ver a Elsa ahí en la fiesta, él se había separado un poco del grupo para ir al baño y de paso buscar algunas bebidas, fue una simple casualidad de que lograra identificar a Elsa por su cabello, no habían muchas chicas rubias platino en Arendelle y no es como si también conociera a muchas.
—Gracias por salvarme— dijo Elsa ya más tranquila.
—Ni lo menciones. Me sorprende que hayas decidió venir, ¿Qué te hizo cambiar de opinión?
—Pues… En realidad, yo…—Eugene le dio un pequeño empujó con el hombre, no era difícil que o en este caso, quién la había hecho cambiar de opinión.
—Los demás están por acá, vamos. Anna se va a desmayar cuando te vea.
Elsa soltó una leve risa al imaginar la cara que iba a poner Anna cuando la viera. Su "plan" estaba dando resultados, parece que después de todo no era una mala idea el haber venido. A la distancia, Anna y los demás seguían disfrutando del buen ambiente que había en la terraza, al poco tiempo Eugene llegaba pero no veían solo.
—Miren a quien me encontré deambulando por ahí.
Era más que obvio que la que más sorprendida estaba era Anna, por instante pensó que estaba soñando o que era producto del alcohol, incluso se había pellizco levemente el brazo para cerciorarse. Elsa únicamente se limitó a saludar, la expresión de su era una especie de mezcla entre vergüenza y de "sí soy yo, no estás soñando"
—¡Elsa!— sin pensarlo mucho, Anna se abalanzó sobre su novia, al punto de que casi la hizo perder su equilibrio.
Los demás completaron aquello como quizás la escena más tierna que jamás hayan visto. Nadie podía negar que esas dos chicas eran tan para cual, además de que también les alegraba mucho el ver que Elsa se había animo a venir. Pronto Anna cayó en cuenta de lo que estaba haciendo y se separó de Elsa, al tiempo que se disculpaba con por casi haberle caído encima. La rubia platino no dijo nada, únicamente le sonrió y le correspondió el abrazo, aunque este no tan efusivo.
—No puedo creer que estés aquí, bueno tenía la esperanza de que vinieras, pero no quería obligarte y que tampoco te sientas presionada, porque tú sabes a veces me dejo llevar y empiezo a decir cosas que…—Anna volvía a caer en cuenta de que estaba divago otra vez.
—Si te soy honesta, en este momento siento que todos me están mirando… Pero si estoy contigo no me importa.
Anna quería comérsela a besos, pero quizás eso debía de esperar. Lo que más le hacía feliz en ese momento era verla a ella, a su hermosa novia parada justo frente a ella, conviviendo como cualquier otra chica de su edad… Siendo libre. Ni siquiera quería preguntarle qué la había hecho cambiar de opinión o cosas por el estilo, ahora si tarea era que Elsa pasara la mejor noche de su vida.
—Entonces, ¿Así es como luce una fiesta?— preguntó Elsa.
—Sí, no siempre son así claro, pero digamos que es un buen ejemplo.
Al cabo de un rato, Eugene había llegado con bebidas para todos. Elsa dudo por unos instantes aceptarla, pero al final lo hizo. Su mirada ahora estaba centrada en Anna y en el resto de sus amigos, ellos la habían aceptado, habían creado un vínculo especial con ella. Ellos eran la familia que ella había decidió tener, no la otra que constante la llenaban de altas expectativas, de sueños que ni quiera eran de ella.
—Un brindis, ¡por Elsa!— propuso Olaf levantando su vaso. Todos estuvieron de acuerdo y lo imitaron.
—¡Por Elsa!— gritaron todos al unísono.
Y fue en ese momento, en ese lapsus de arranque emocional que a todos nos pasa en ciertas ocasiones, que Elsa mando al diablo todos sus temores, sus prejuicios y cualquier otra cosa que se encontraba en su cabeza, tomó a Anna de la cintura y la atrajo hacia a ella para plantarle el que quizás habían sido el beso más apasionado, fugaz y lleno de amor que jamás había dado.
"No me importa que piensen los demás… Te amo Anna"
