Capitulo 25: Calma antes de la tormenta.

Anna se sentó en una silla de la terraza y observó la ciudad desde la altura. Cerró los ojos y dejó que su mente volara hacia el pasado, hacia el día en que conoció a Elsa.

Al principio, Elsa apenas hablaba con ella, parecía fría e indiferente. Pero con el tiempo, había logrado acercarse a ella. Recordaba los momentos difíciles, cuando sus estudios peligraban y Elsa se negaba a ayudarla con el proyecto de radio que la universidad le había ofrecido para salvar su carrera. Pero finalmente, la había logrado convencer y juntas habían trabajado en el proyecto. Recordó como a partir de ese día, Anna y Elsa se hicieron amigas y comenzaron a pasar más tiempo juntas. Poco a poco, la amistad se convirtió en algo más y se dieron cuenta de que habían desarrollado sentimientos románticos la una por la otra.

Ahora, en medio de la incertidumbre que la rodeaba, Anna se preguntaba qué iba a pasar con su relación con Elsa. La cena de esa noche había sido tensa, y la forma en que Elsa había reaccionado a las palabras de su abuelo le habían dejado un mal sabor de boca.

Pero Anna sabía que Elsa estaba tratando de cambiar, y estaba dispuesta a apoyarla en todo lo que necesitara. Aunque a veces era difícil entenderla, sabía que Elsa la amaba, y que su relación era algo especial y único. Pero la pelirroja se sentía preocupada por los rumores que circulaban acerca de su relación con Elsa. Se preguntaba si habría sido una mala idea ir a la cena y si debería haber sido más honesta acerca de su relación con los padres de Elsa. Anna se sintió triste al pensar en la posibilidad de que sus sentimientos fueran rechazados por la familia de Elsa, y se preguntó si podría soportar perder a la mujer que amaba.

Anna suspiró profundamente y cerró los ojos, tratando de calmarse. Entonces, recordó la canción que le había cantado a Elsa en el coche y comenzó a cantarla en voz baja, esperando que pudiera traer un poco de paz a su corazón.

Anna levantó la mirada al sentir la presencia de Rapunzel a su lado. La rubia sonrió con tristeza y suspiró antes de responder.

Me siento confundida, Raps. No sé qué pensar de todo lo que pasó en la cena - admitió Anna, mirando hacia el horizonte.

Rapunzel asintió comprensivamente, sentándose a su lado. Le pasó un brazo por los hombros en un gesto de apoyo.

Entiendo por lo que estás pasando, Anna. Pero recuerda que Elsa y tú se aman, y eso es lo único que importa - dijo la pelirroja con una sonrisa cálida.

Anna asintió, sintiendo el peso de la culpa en su corazón.

Lo sé, lo sé... Pero no puedo evitar sentirme culpable. Elsa está haciendo tanto esfuerzo por cambiar y yo siento que la estoy traicionando al ocultar nuestra relación - confesó Anna, apretando los labios.

Rapunzel le dio un apretón en el hombro, en un intento de tranquilizarla.

Anna, tienes que confiar en Elsa. Ella sabe lo que hace y si accedió a ocultar su relación por ahora, debe de tener sus razones - dijo la pelirroja, en tono tranquilizador.

Anna asintió, sintiendo la tensión en su cuerpo disminuir poco a poco. Sabía que Rapunzel tenía razón, pero aún así no podía evitar sentirse culpable por la situación.

Supongo que tienes razón, Raps. Solo necesito tiempo para procesar todo esto - dijo Anna, sonriendo débilmente.

Rapunzel le devolvió la sonrisa, sabiendo que su amiga se sentiría mejor con el tiempo. Juntas se quedaron en silencio, disfrutando de la vista de la ciudad mientras el sol se ponía en el horizonte.

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Elsa caminaba por las orillas del fiordo, el viento soplaba fuerte y sus cabellos rubios volaban al compás de la brisa. Mientras caminaba, su mente no dejaba de dar vueltas sobre la cena y las palabras de su abuelo. Las mismas palabras que le habían helado la sangre en las venas y la habían hecho dudar de sí misma.

Recordaba cómo había sido criada y educada en su casa por 13 años, encerrada en su propia burbuja, alejada del mundo exterior. Como su padre, influenciado por su abuelo, pensaba que estaba haciendo lo correcto, pero Elsa se sentía cada vez más atrapada y sola.

Recordó el día que se armó de valor y le pidió a su padre que la dejara salir de casa y vivir sola. Él se había mostrado reacio al principio, pero finalmente cedió ante las súplicas de su hija. Ese fue el momento en que Elsa comenzó a descubrir el mundo fuera de las cuatro paredes de su casa.

Pero lo más importante para ella fue haber conocido a Anna…

Elsa recordaba con cariño cómo, poco a poco, Anna había ido ganándose su confianza y cómo habían construido su relación a partir de la honestidad y la confianza. Juntas habían pasado por momentos difíciles, pero siempre habían encontrado la forma de apoyarse mutuamente.

Pero ahora, las palabras de su abuelo la hacen sentir insegura de nuevo. ¿Realmente está haciendo lo correcto al amar a Anna? ¿Está haciendo lo correcto al negar su herencia y su legado familiar? ¿Qué pasaría si sus sentimientos por Anna no eran suficientes para mantener su relación a flote?

Elsa se sentía atrapada en sus pensamientos, incapaz de encontrar una salida. A pesar de todo, sabía que no podía dejar que esta situación afectara su relación con Anna. Por eso, decidió buscarla y hablar con ella. Tal vez juntas podrían encontrar una solución.

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Elsa caminó por las escaleras hacia la terraza, sintiendo el frío aire de la noche. Cerró los ojos, disfrutando del viento fresco en su rostro, y dejó que su mente se alejara de la cena y las preocupaciones que la habían acosado todo el día.

Cuando abrió los ojos, vio a Anna de pie en el otro extremo de la terraza, mirando hacia el cielo. Elsa caminó hacia ella y se detuvo a su lado. Anna giró la cabeza hacia ella y le sonrió. Elsa sabía que Anna había sido herida por las palabras de Hans. El viento soplaba suavemente en la terraza, jugando con sus cabellos. Finalmente, Elsa tomó la mano de Anna con delicadeza.

"¿Qué estás haciendo aquí sola?" preguntó Elsa.

—Estaba pensando— respondió Anna. —Pensando en nosotras y en todo lo que hemos pasado juntas.

Elsa respiró hondo y miró hacia el horizonte. Anna se sentó a su lado, dejando un espacio entre ellas.

—¿Quieres hablar de lo que pasó en la cena? -preguntó Anna con voz suave, sin mirarla directamente.

—No sé qué decir -respondió Elsa, sintiendo un nudo en su garganta.

—¿Te dijo algo malo tu abuelo? -preguntó Anna, preocupada.

Elsa suspiró y se pasó la mano por el cabello. —Mi abuelo es una persona complicada -dijo finalmente-. Cree en cosas que… Bueno no se si puedo decir que las comparto.

—¿Cómo cuáles? -preguntó Anna.

—Está obsesionado con la idea de que nuestra familia tiene una "responsabilidad" hacia Arendelle -respondió Elsa, frunciendo el ceño-. Cree que tenemos que protegerla a toda costa, incluso si eso significa hacer cosas terribles.

—¿Y tú no piensas así? -preguntó Anna, acercándose un poco más a ella.

—No -dijo Elsa rotundamente-. No puedo pensar así. No puedo justificar acciones terribles en nombre de una supuesta "responsabilidad". Aunque por un tiempo pesaba que eso era lo correcto, ahora me doy cuenta de que no es así.

Anna asintió, y durante un momento ambas se quedaron en silencio, contemplando el fiordo. Finalmente, Anna habló de nuevo.

—¿Y sobre lo que dijo Hans? -preguntó, su voz temblando un poco-. ¿Crees que es verdad lo que dijo sobre nosotras?

Elsa frunció el ceño y miró a Anna. -¿Qué dijo exactamente?

—Que tu familia no aceptaría lo nuestro, que no lo permitiría, y que hay rumores sobre ti y yo -respondió Anna, sintiéndose incómoda al hablar del tema.

Elsa suspiró. —No puedo controlar lo que la gente dice o piensa -dijo finalmente. —Solo puedo decirte que lo que siento por ti es real, y que quiero estar contigo. No puedo prometerte que todo será fácil, pero sí que lucharé por nosotras.

Anna sonrió, sintiendo una oleada de calor en su pecho. —Yo también quiero estar contigo, Elsa —dijo, acercándose más a ella y tomando su mano. —No me importan los rumores, ni lo que diga Hans, ni lo que diga nadie. Solo me importas tú.

Elsa asintió conmovida por las palabras de su novia.

—Gracias, Anna. Tú siempre sabes qué decir para animarme.

—Eso es porque te conozco mejor que nadie. - respondió Anna con una sonrisa.

Elsa se acercó a Anna y le dio un suave beso en los labios.

—Te amo, Anna.

—Te amo más, Elsa. - respondió Anna, rodeando el cuello de su novia con los brazos.

Ambas se quedaron abrazadas por un rato, disfrutando del calor del cuerpo de la otra y sintiendo el amor que las unía. Finalmente, Elsa rompió el abrazo y miró a Anna con determinación.

—Anna, quiero que sepas que nunca voy a permitir que nadie te lastime o te haga sentir mal. Voy a protegerte siempre.

—Lo sé, Elsa. Y yo también voy a protegerte a ti. Somos un equipo, ¿recuerdas?

—Elsa sonrió y asintió con la cabeza.

—Sí, somos un equipo. Y juntas podemos enfrentar cualquier cosa.

—Exactamente. - respondió Anna con una sonrisa llena de amor y confianza.

Elsa se acerca a Anna, envolviéndola en sus brazos y depositando un suave beso en sus labios. Anna responde con una sonrisa tímida, pero rápidamente se deja llevar por la pasión del momento. Sus besos se vuelven más intensos, sus lenguas se entrelazan y sus cuerpos se acercan cada vez más.

Las dos mujeres se sienten en la cima del mundo, en su propia burbuja de amor y deseo. Elsa pasa sus dedos por el cabello de Anna, mientras esta última rodea la cintura de su amada con sus brazos. La brisa fresca de la noche se cuela entre ellas, acariciando sus mejillas sonrojadas y elevando su pasión al máximo.

Los besos se vuelven más profundos y el fuego del deseo comienza a arder en ellas. Anna se apoya contra la barandilla de la terraza, y Elsa se acerca más a ella. La abraza con fuerza y la besa con intensidad, dejando a Anna sin aliento. La noche se siente más viva que nunca, y el amor entre ellas es la única cosa que importa.

Las bocas de ambas se mueven en perfecta sincronía, explorándose mutuamente con dulzura y pasión. Anna siente cómo su corazón late con fuerza, y la sensación de estar con Elsa la hace sentir viva. Su cuerpo se estremece ante el contacto de los labios de Elsa y la forma en que su lengua se entrelaza con la suya.

Elsa deja escapar un pequeño gemido, lo que hace que Anna sonría contra sus labios. Con su mano libre, acaricia suavemente la nuca de Elsa, sintiendo el suave cabello entre sus dedos. Elsa se siente tan segura en los brazos de Anna, y el sentimiento la llena de una felicidad profunda.

Después de varios minutos, ambas se separan lentamente, quedando con las frentes juntas, respirando con dificultad. Anna sonríe, mirando a los ojos de Elsa, sabiendo que ella siente lo mismo que ella.

"Te amo, Elsa," susurra Anna, acariciando suavemente su mejilla.

Elsa sonríe con ternura, acariciando la mano de Anna. "Y yo a ti, Anna," responde con una voz suave y sincera.