*Los personajes no me pertenecen, la historia sí.
Invítalo a salir.
1.
Mientras crecía había imaginado que su vida amorosa saldría del típico cliché de la chica pobre enamorándose del tipo apuesto y adinerado del que se veía en los dramas y en los libros, sin embargo terminó cayendo en el mismo circulo vicioso que las otras niñas de su edad.
Sakura se apartó el flequillo de la frente soplándolo con la boca, prestándole poco o nada de atención a los títulos de los libros que registraba. Todas sus amigas estaban pasándola genial en el nuevo café de la ciudad al tiempo que ella cumplía con su servicio obligatorio por ser becada.
Se mordió el labio evitando que sus mejillas se pusieran rojas cuando el aroma de aquel perfume que la enloquecía se filtró en sus fosas nasales.
-Demonios, olvidé mi credencial… -El chico en cuestión rebuscó en sus bolsillos sin éxito.
-No te preocupes -Sakura estiró el brazo para detenerlo antes que se marchara-, puedo hacer una excepción contigo.
Syaoran Li alzó las cejas en señal de insulto.
-¿Quieres saber algo que todos pretenden desconocer sobre mí? -Sakura tragó asentando con la cabeza-. Detesto apasionadamente los privilegios.
Sakura no sabía si el temblor de sus piernas se debía a la notable molestia del chico o al placer que esa confesión le confirió. Absolutamente todos en el instituto tenían un concepto bastante errado de Syaoran, se rumoraba que las mejores calificaciones y su desempeño como atleta habían sido comprados por la gran fortuna de la familia Li.
¡Por Dios! ¡Ellos incluso financiaban su beca!
Sin embargo ella sabía de primera mano que Syaoran realmente merecía cada uno de los méritos que se le atribuían, se esforzaba más que nadie en el salón de clases, era competitivo dentro y fuera del estadio y ni hablar de lo generoso que era cuando nadie lo miraba, cada una de sus buenas acciones las dejaba en el anonimato.
-Me preguntaba quién había tomado la última edición.
Los dos miraron al pelinegro de enorme sonrisa que arrastró los libros a su regazo.
-Puedes tomarlos -dijo Syaoran despreocupado-, mi promedio se mantendrá intacto aun sin presentar ese ensayo.
Eriol lo miró con un poco de dolor.
-No me odies por ser menos despistado que tú, le tomaré foto a las paginas que necesitamos y te las enviaré por mensaje.
Syaoran puso los ojos en blanco y se despidió de Sakura con un leve movimiento de cabeza. Eriol se recostó sobre la mesa observando divertido el disimulado sonrojo de la chica.
-Deberías invitarlo a salir, ¿sabes? Creo que muy en el fondo, tú le agradas.
-No digas tonterías -tartamudeó Sakura-, él solo fue educado, eso es todo.
¿Y cómo no iba a serlo? Se conocían prácticamente desde niños, los Kinomoto no siempre fueron precisamente pobres. El padre de Sakura trabajó varios años en el centro de investigaciones de la familia Li, llegando a ser uno de sus principales científicos sin embargo la mala suerte había tocado sus vidas desde que la madre de ella enfermó. La cuenta de los tratamientos ahogó su economía poco a poco hasta que finalmente llegó el inevitable desenlace. Su madre murió y a los pocos días, su padre había seguido el mismo camino.
-Tienes razón -concordó Eriol-, Syaoran es educado, un tanto tosco para mi gusto personal pero buen chico.
-Es raro que teniendo a medio instituto interesado en él, jamás haya salido con nadie -chismeó Sakura, rogando a los cielos obtener información acerca de una novia o prometida oculta.
-Pues sí, es un poco extraño. En estos días ha tenido confesiones de las chicas y chicos más apuestos del instituto pero no ha mostrado interés por nadie en particular, quizá… -dedujo con cara seria, haciendo que Sakura inclinara su oreja-, está
esperando rescatar a una damisela en peligro para vivir un verdadero cuento de hadas.
Sakura resopló decepcionada.
-¿En qué época vives?
-Ni te imaginas -murmuró Eriol con un gesto divertido.
Medianoche en punto.
Sakura arrojó su delantal rojo detrás del mostrador y sacó su caja de la registradora, su brillante caballero nocturno había llegado con una hora de retraso oliendo a tabaco y a ropa húmeda. Detestaba tener que sacrificar sus preciosas horas de estudio en ese trabajo pero no había otra forma de sobrevivir el mes.
Su hermano Touya hacía malabares siendo su tutor legal y estudiante universitario, los dos llegaron al acuerdo de tomar trabajos de medio tiempo sin descuidarse de sus obligaciones académicas como si eso fuese posible. Preparó una sopa instantánea y comió mientras repasaba sus lecciones de inglés.
Al cabo de un rato terminó revisando la mensajería de sus redes, Tomoyo envió una selfie en medio de la pijamada que sus amigas organizaron con la excusa de prepararse para el examen del día siguiente. A decir verdad su relación con ellas ya no era la misma desde que su padre perdió la vida en condiciones cuestionables.
Salió de la tienda aferrándose a su bolso, el trayecto a casa continuaba siendo un reto en medio de la oscuridad, incluso las sombras de los árboles lucían aterradoras. El alarido de un canino llamó su atención al final del callejón, el empleado del restaurante chino le propinó una patada al perro que hurgaba en la basura.
-¡Déjelo en paz! -gritó ella, apresurándose a defenderlo.
El hombre lanzó un gesto grosero hacia ella.
-Lárguense los dos de aquí si no quieren más problemas -amenazó retirándose con un portazo.
Sakura no dudó ni un segundo en consolar al pobre perro que todavía sollozaba por la fuerza del golpe que recibió. Era un animal hermoso de cabello oscuro y ojos dorados, con características que le recordaban a la raza Husky. Notó que portaba un collar con una pequeña luz roja titilante.
-Pobre bebé, ¿estás perdido? -preguntó acariciándolo. El perro ondeó levemente la cola dándole una mirada misteriosa-. Un collar tan sofisticado debería tener consigo un numero de contacto, veamos…
Encontró un numero gravado en la placa, la identidad del animal continuaba siendo un misterio.
-¿Será prudente llamar a tu dueño a esta hora? -le preguntó Sakura. Ella no tenía experiencia con las mascotas pero pensaba que si tuviese una no descansaría hasta encontrarla.
Antes que pudiese marcar el número un coche se aparcó frente a ellos con un chirrido de llantas, dos hombres se bajaron del automóvil y ella se incorporó rápidamente en posición de defensa, el perro sin embargo agitó efusivamente la cola y se apresuró a brincar dentro del coche.
-No puedo creer que esto este sucediendo otra vez… -se quejó el conductor.
-¿Eriol? -imperó ella.
-¡Sakura! Vaya qué sorpresa -exclamó él, acomodándose el cabello con nerviosismo-. Gracias por encontrar a Dango.
El perro sacó la cabeza por la ventana del coche ladrando efusivamente, incluso un tanto colérico. Definitivamente era un personaje bastante singular.
-Debí sospecharlo, un perro con un collar tan sofisticado no podía pertenecer a nadie de esta zona -. Ella se acercó a rascarle las orejas a Dango-. Debes tener más cuidado, parecía muy asustado.
-Ha estado muy inquieto en estos días, recién descubrimos un túnel que cavó en el jardín, es la tercera vez en la semana que escapa, de ahí el origen del localizador en su collar -se disculpó.
Sakura se despidió del hermoso canino con un fuerte abrazo a lo que él respondió ladeando la cabeza. -Tuviste suerte esta vez, nos veremos pronto.
-Déjame llevarte a casa como un gesto de gratitud -ofreció Eriol, empujando al perro a la parte posterior del coche.
Sakura se encogió de hombros y aceptó. Los hombres que parecían ser guardaespaldas se sentaron atrás de ellos sin más, mientras Dango mantenía una postura rígida, se notaba que no lo paseaban a menudo.
-Y dime -conversó Sakura, mirando su rostro pálido por el espejo, tenía que dejar de perder peso-, ¿qué objetivo tiene ser el chofer de tus guardaespaldas?
Eriol se tiró una carcajada mientras los gorilas malhumorados solo carraspearon incomodos.
-Verás, es parte del estricto protocolo de la familia Hiraguizawa, no puedo andar solo después de las nueve de la noche. Mis padres temen que un día escape de casa con la excusa de ir a comprar una hamburguesa, ser hijo único es más difícil de lo que crees.
El argumento no le pareció convincente pero no deseaba profundizar más en el asunto.
A Eriol le sorprendió el barrio tan modesto en el que vivía Sakura actualmente después de ser dueña de lo que parecía una mansión. Le sonrió, colocando el freno de mano y se estiró para abrirle la puerta.
-Muchas gracias por tu ayuda, veré la manera de compensártelo -prometió-. Acostumbramos a dar una retribución económica al que encuentra a Dango, pero para ti tengo algo mucho más especial.
Sakura bufó, el dinero no le resultaba despreciable aunque se vería muy mal aprovechándose de la situación. Notó que las luces de casa seguían apagadas, quizás nunca se acostumbraría a su vida tan solitaria, se quedó en la puerta observando el vehículo desaparecer en el callejón.
Una oleada súbita de arcadas lo despertaron antes de su hora habitual, corrió hacia el baño para devolver el estómago y de inmediato supo que se debían a una estúpida broma de su mejor amigo que ya lo estaba cansando. Se limpió la boca con el brazo y corrió colérico a su habitación.
Eriol descansaba con la boca abierta en el sofá, rápidamente le sacó el cojín que le sostenía la cabeza y lo despertó a punta de almohadazos.
-¿Qué te sucede? -gritó apretando los ojos, tratando de acostumbrarlos a la luz.
-¡¿Qué te sucede a ti?! -gruñó Li, deseando que el relleno de la almohada se convirtiese en piedra. Se sentía profundamente ofendido.
Eriol cayó al piso pataleando divertido.
-Eres bastante difícil de complacer, creo que ya va siendo hora que te acostumbres a esa doble vida que te niegas a aceptar.
Syaoran se lanzó al piso en medio de un gruñido sin parar de abofetear a ese bufón con la almohada. Jamás se resignaría a continuar con su espantosa realidad. En un momento de distracción Eriol lo tomó de las muñecas y apretó las piernas en su espalda, logrando invertir sus posiciones.
-¿Ya no recuerdas quién fue tu verdadera heroína la noche pasada?
Sus pupilas se dilataron cuando una serie de imágenes vinieron a su memoria.
Kinomoto.
Eriol sonrió ante el aparente reconocimiento y decidió continuar con su rutinaria tortura mental.
-¡Vaya, tienes un cuerpo sorprendente! -apretó su agarre y en una cercanía incomoda con el enrojecido rostro de Syaoran susurró-: Incluso a mí me enloqueces.
Hasta ese momento Li fue consciente de su desnudez. Consiguió liberarse del agarre de Eriol y se arrastró en el piso hasta que alcanzó la sabana de su cama para cubrirse. Detestaba sentirse así de humillado cada mañana al despertar, odiaba esa horrible maldición que lo había marcado desde el primer día de su nacimiento.
Era una condición que se heredaba de generación a generación entre los hombres de la familia Li. Sus padres eran unos irresponsables por haberlo traído al mundo en esas circunstancias, cada miserable día al ocultarse el sol, su cuerpo se transformaba al de un peludo de cuatro patas. Lo peor del caso era que perdía completamente su conciencia humana y algunas veces nada recordaba de lo vivido la noche anterior.
Después de arduos días de entrenamientos logró reconocer a su familia y los sentimientos que tenía por cada uno de ellos, pero sus instintos animales le hacían perder el dominio de su inteligencia. Se tiró el cabello con las manos en una forma de autocastigo, Eriol no mentía, había hecho el ridículo frente a la chica que muy secretamente le gustaba. ¡Lo había visto hurgando en la basura, por todos los cielos!
-No deberías mortificarte tanto -contempló Eriol, limpiándose la legaña de los ojos-. Solo debes confiar en las personas indicadas, mírame, conozco tu secreto desde el jardín de niños.
Syaoran cerró los ojos con pesar. Se había privado de ir a fiestas, salir con chichas, de ser un adolescente normal por culpa de su maldición. Por temor a no ser comprendido…
Eriol recogió una bolsa de croquetas del piso.
-Esta marca pareció gustarte, todavía no logró encontrar el alimento para mascotas que le siente bien a tu estomago humano.
Syaoran apretó los labios, lanzándose furioso sobre Hiraguizawa, esos eran los únicos momentos de su vida en los que anhelaba tener colmillos filosos.
Hola, realmente llevaba muchisímo tiempo fuera de aquí, incluso perdí mi cuenta anterior y muchos de los fics que amaba han sido dados de baja. Pese a ello mi cariño poro la serie no ha desaparecido y me estoy dando un respiro haciendo lo que me gusta, espero que les guste la historia :)
