LOS PERSONAJES NO ME PERTENECEN ÉSTOS SON PROPIEDAD INTELECTUAL Y CREATIVO DE MISUKI E IGARASHI.
¿A QUIEN AMAR?
Capítulo 1.
CORAZÓN PARTIDO.
Caminaba como un león enjaulado de un lado a otro, sus zancadas largas acortaban sus pasos de la gran habitación, abría y cerraba sus manos poniéndolas en puño a cada lado de sus caderas, sus celos no le permitían aclarar la bruma que se formaba en su cabeza… su imaginación le estaba jugando en su contra una vez más, sabía que él regresaría y sentía que la perdería ahora que la amaba más que nunca, sacudía su cabeza negándose a ese pensamiento, no después de tres años, y en ese tiempo creyó que tenía todo controlado... Escuchó su voz cantarina llamándolo con entusiasmo e hizo uso de todo su autocontrol para no demostrar su furia, caminó hacia la puerta saliendo de la recámara.
¿William? – mientras subía con su acostumbrada alegría las escaleras, abrazando con emoción una caja pequeña, llegó al segundo piso y ahí estaba él esperándola, con su rostro serio y un enojo contenido, la sonrisa amplia con la que subió Candy se borró de inmediato al verlo – Amor… ¿Qué sucede William? – ya no le extrañaba sus cambios de humor, pero así aprendió a amarlo, estaba segura que la noticia que le daría lo pondría muy feliz, aunque a veces tenía sus dudas, siempre albergaba la ilusión y la esperanza de que él sería de nueva cuenta el hombre más amoroso que la enamoró con tantos detalles.
¿de donde vienes? – la tomó con fuerza de los brazos.
William… me estás lastimando – tratando de liberarse de su fuerte agarre – ¿Qué te pasa? – tratando de calmarlo.
¿te viste con él verdad? – Candy sorprendida lo miraba con incredulidad – ¡CONTESTA! – Le gritó haciendo que Candy se estremeciera hasta los huesos.
¿Qué? William… ¿de que hablas?... estuve con tu madre – le contestó ofendida.
¡NO ME MIENTAS! – Volvió a gritarle ahora casi pegando su rostro al de ella – llamé a casa y hace 4 horas que saliste de ahí ¡DIME DONDE DEMONIOS ESTABAS! – sacudiéndola por los hombros.
Albert… ¡William! – corrigiéndose así misma – Fui al centro comercial… y me… me encontré con Annie – sus lágrimas se habrían paso por sus mejillas – la soltó y le dio la espalda.
¿y que diablos tenías que hacer en el centro comercial? ¿y por cuatro horas? ¿crees que soy un estúpido o un imbécil?
William… mi amor… – puso su mano en el hombro, haciendo que ella la retirara de inmediato cuando sintió su rechazo – no hay razón para que te pongas así – él se volteó sin ya poder ocultar su enojo.
¿aaah no? Vengo a la casa esperando que tú estés aquí, porque se supone que teníamos una salida pendiente.
Amor… para eso faltan dos horas – William cerró los ojos e intentó separarse de ella pero ella lo tomó del brazo – ¡no me toques! – y al zafarse de ella dio un manotazo haciendo que ella perdiera el equilibrio… quiso agarrarse del barandal pero sus dedos apenas rosaron la madera del pasamanos, se vió así misma girando y con el único pensamiento que alcanzó en ese momento cubrió su vientre con sus manos – ¡AAALBEEERT! ¡MI BEBÉ! – buscando en medio de su caída inminente los ojos azules de William, la reacción de él fue casi inmediata, pero ni eso le alcanzó por evitar que ella llegara al suelo, ante sus ojos todo lo vio en cámara lenta, pero la velocidad en que se estaba dando esa desafortunada caída era vertiginosa, cuando llegó a la base de la escalera perdió el conocimiento, su cabeza golpeó la mesilla haciendo que una pesada figura de mármol cayera sobre el costado derecho de su rostro, rápidamente llegó a ella, retirando la pesada figura y con angustia la llamaba.
¡CAANDYYY!... Candy mi amor contesta ¡DIOS MÍO! ¡¿Qué HICE?! – estaba hincado a un costado de ella, Quería levantarla entre sus brazos pero sabía que no debía, su pierna y uno de sus brazos estaban en un ángulo imposible, una mancha de sangre se fue formando entre sus piernas tiñendo de rojo su hermoso vestido de seda, tomó su celular y con desesperación hizo una llamada poniéndolo en altavoz.
911 mi nombre es Karen ¿Cuál es su emergencia?
Mi esposa…
Sr… tranquilícese y dígame que ha pasado ¿Cuál es su nombre? – le decía con una voz que lo invitaba a estar centrado.
Wi… William Andley… mi esposa… por favor… vengan rápido se está desangrando.
Deme su dirección por favor…
10 minutos después vió como los paramédicos llegaron y levantaron el cuerpo maltrecho de Candy subiéndola a una camilla, su rostro estaba falto de color, estaba muy pálida, uno de sus brazos colgaba lánguido hasta que lo colocaron sobre su pecho.
Sr. Andley… debe acompañarnos – el trayecto hasta el hospital fue todo un caos, dentro de la ambulancia los paramédicos trataban de hacer que Candy mantuviera sus signos vitales, él la miraba y con desesperación tomaba su cabello y por momentos azotaba su cabeza en las paredes del vehículo – contrólese señor… no es nada fácil lo que está pasando… pero al menos facilítenos el trabajo… su esposa lo necesita… – le dijo uno de los paramédicos, cuando llegaron al hospital Northwestern memorial no lo dejaron entrar con ella, quedándose completamente solo en la sala de espera, tomó su celular y marcó un número y esperó hasta que le contestaron.
¿mamá?
¿William? ¿Qué pasa hijo? – a la mujer le extraño que su hijo le llamara, muy pocas veces lo hacía dado a que viajaba constantemente o porque necesitara que apoyara a Candy en su ausencia, no era muy afecto a hacerlo.
Candy… Candy… estamos en el hospital en el Northwestern…
¡Dios mío! ¿Qué ha pasado William? Llegaré en un momento… – le contestó su madre.
Te espero – una hora después y ante él tenía al médico a cargo.
Sr. Andley… soy la Dra. Kelly – se levanto de inmediato cuando escuchó la voz de la Dra.
Dra… mi esposa ¿Cómo está?
En éste momento se encuentra en quirófano… Lamento informarle pero su esposa perdió a su hijo…
¿hijo? – la cruda realidad lo azotó en ese momento.
Así es Sr. Andley… su esposa tenía un embarazo de 13 semanas, desafortunadamente nada pudimos hacer por el producto – había incredulidad en su rostro, se retiró unos metros de donde se encontraba la médico y se mordió con fuerza el puño, dándose cuenta que con esa mano había empujado a Candy – Sr. Andley… afortunadamente para ella no tuvimos que intervenirla quirúrgicamente, dado al estado grave en el que se encuentra, el aborto que ella tuvo fue total… ella está en cirugía en éstos momentos a causa de las fracturas que tiene en uno de sus brazos y piernas… así como también la fractura que presenta en su cabeza…
¿producto? ¿mi hijo? ¡Dios! ¿Cuánto tiempo se llevará la cirugía?
No sabría decirle señor pero cuando concluyan vendrá el médico a cargo a darle su informe, el Dr. Robson es quien la está atendiendo.
Gracias Dra… – con el ánimo hasta los suelos, se fue a sentar, se tomó de los cabellos jalándoselos ¿Cómo pudo perder la cabeza de esa manera? Pensó en su hijo, un hijo que no conocería jamás, a su memoria llegaron imágenes de ella llegando con una gran sonrisa, no pudo evitar llorar, eran lágrimas de enojo, de tristeza, de frustración de no poder controlar su temperamento, apenas hace unas horas ella estaba bien, estaba rebosante de alegría y ahora… por su culpa esa hermosa mujer de quien se enamoró perdidamente desde el primer día que sus ojos la vieron estaba en esos momento debatiéndose quizá entre la vida y la muerte – Candy… perdóname mi amor…
CUATRO MESES ATRÁS
No podía seguir postergando el regreso a casa, habían ocasiones en las que él ya no sabía que pretexto inventarle para no llegar, cada día y desde el día en que se casaron era el constante motivo para no estar cerca de ella, ¿la amaba? Sí, con toda su alma, no le cabía la menor duda, pero simplemente había una parte de él que no deseaba tenerla en su vida, la deseaba constantemente y es por eso que el prefería enfocarse en su trabajo, hacer esos largos viajes que para opinión de Candy le resultaban innecesarios, ella se sentía frustrada y dolida a partes iguales, sentía su rechazo, toda la ilusión que a sus apenas 18 años tejió, se desvanecía como una telaraña bajo un torrencial aguacero, apenas hace tres años que contrajeron matrimonio y recordaba con ilusión como el sacerdote los declaraba marido y mujer, hubieron muchas cosas que le llamaron la atención desde semanas atrás antes de su enlace, pero no quería darle una importancia que no tenía… son los nervios es lo que se repetía una y otra vez… recordaba como él tomó la noticia de su embarazo, de como él evitaba siquiera tener contacto físico con ella, alegó demasiado trabajo cuando nació Anthony… recordó como ese día pese a estar rodeada de sus padres y de la familia de William se sentía completamente sola, pero aun así ella estaba dispuesta por amor a darle una oportunidad a su matrimonio… a su relación.
PRESENTE.
¿William…? – una mano se posó en su hombro.
Mamá… Candy…
¿Qué pasó? – sentándose a su lado.
Mamá… yo… yo no sabía… – sosteniendo sus codos en sus rodillas y ocultando su rostro entre sus manos – Candy perdió a mi hijo…
¿Cómo? ¿Candy estaba embarazada? ¡Dios mío hijo! Lo siento tanto – le dijo sinceramente.
Pensé que ya lo sabías – ella negó con la cabeza – Ella llegó tarde… y discutimos… – Pauna se levantó de su asiento temiendo escuchar lo peor conociendo el carácter de su hijo, estaban en una sala privada.
¿Qué hiciste William? – le preguntó con temor, posando su mano en los labios.
Yo la estuve esperando… la llamé varias veces a su celular y no contestaba… discutimos… yo no me di cuenta… y la empujé…
¿Cómo pudiste? ¿Cómo fuiste capaz William? Dios mío… mataste a tu propio hijo… ¿te das cuenta de todo el daño que haz hecho? ¿Qué hice yo William? ¿Qué hice mal contigo? – él levantó el rostro para sentir el ardor que provocó la cachetada que le dio su madre en la mejilla.
Yo no quería que cayera… no quería…
Ese es el problema contigo William… tu no quieres a nadie ¡NUNCA QUIERES NADA! Eres un egoísta… egocéntrico… crees que todo gira alrededor tuyo ¡eres tan despreciable! – le dijo en un susurro en el oído – lo mejor para ti es que vayas y trates de bajar a todo el ejército celestial o al que tu quieras para que Candy se encuentre bien… vuelve a desaparecer de nuevo y no regreses más si así lo deseas ¿te das cuenta de todo el daño que le haz hecho desde el día que te casaste con ella? ¿Qué ganabas con hacerlo? Ella no merece que la trates así… Dios mío…
¿y crees que no lo sé?
¿entonces que es lo que te ocurre? – cerró los ojos frustrada – ¿Qué le dirás a sus padres? Ellos merecen una explicación…
Mamá… en éste momento lo único que me importa es que ella esté bien…
Me parece perfecto… porque ahí vienen – todo el color que tenía reservado en es momento en su rostro palideció cuando vio a sus suegros…
¿Cómo…? ¿Quién?
Yo les llamé después de que tú me llamaste… es lo correcto… son sus padres…
¡debiste esperar! – María y George llegaron con la angustia tatuada en su rostro.
Mi hija… mi niña ¿Cómo está? – preguntó María – el ámbar de sus ojos estaban arrasados en lágrimas.
Está delicada… – contestó Pauna – en cirugía…
¿Qué… que pasó? – a Pauna le costaba sostenerle la mirada a los padres de Candy.
Yo… yo provoqué su accidente – contestó William con sinceridad, en ese momento no vió venir a George que se le fue encima a golpes.
¡maldito! ¿Cómo te atreviste a tocar a mi niña? – no había poder humano que pudiera separar ni acallar la intención ni la furia de hacer que él pagara por lo que su hija estaba pasando – ¡te voy a hundir!
Por favor George…
¡por favor NADA! – y seguía moliéndolo a golpes, deseaba descargar con cada golpe toda la frustración, el coraje, la tristeza y desesperación que ese hombre había provocado en su niña, cuatro elementos de seguridad lograron separar a George de William – ¡lárgate de aquí!
¡ES MI ESPOSA! – George se soltó de los brazos de los guardias que lo sostenían y se fue de nueva cuenta a golpes contra él.
¡ahora si es tu esposa! ¿verdad? ¡haré lo que sea necesario para que mi hija no vuelva contigo! ¡ME OÍSTE! – fue necesario que llegara más personal para que sacaran a William dado al motivo y las causas por las que Candy entró al hospital.
Pauna y María se quedaron abrazadas una a otra consolándose, Annie llegó y nada más verlas se unió a ese abrazo.
Lo siento tanto… ¿Cómo está ella?
Aun sigue en cirugía – contestó Pauna – Dios mío… ¡Anthony! Mi niño…
No te preocupes… lo he dejado con tu hija… Rose se ofreció a cuidar de él… no… no deseo que mi nieto pase por esto, aun es tan pequeño… es demasiado doloroso…
Fue lo mejor María… estará bien con Rose – Pauna trataba de convencerse así misma a pesar de todo lo que estaba pasando.
Cuatro horas después Candy se encontraba en piso en terapia intermedia recuperándose lentamente, los pitidos incesantes de las máquinas medían cada latido de su corazón, cada movimiento que su sistema nervioso y cada aspiración que daban sus pulmones eran cronometrados bajo cualquier circunstancia que la paciente lo requiriera, horas después pasadas de la media noche a María y a George les permitieron quedarse a lado de su hija, contra todo deseo de William, los padres de Candy lograron ganar esa primera batalla, la separarían a costa de lo que pudiera sentir por ese rufián, poco quedaba del encantador joven que llegó a sus casa a pedir la mano de la rubia, y no podían creer que ese mismo joven fuera quien le provocara tanto dolor.
HACE 4 AÑOS
Venía saliendo de la escuela muy contenta, por fin había logrado matricularse en la escuela de administración, era el mejor de los logros que estaba experimentando, tomó su celular y marcó un número.
Papi… ¡lo he logrado! – sentía que su corazón y toda ella no podría estar más feliz y del otro lado de la línea un padre orgulloso la felicitaba – bien nos vemos a esa hora.
Tan distraída y feliz iba leyendo todo el itinerario de materias que tomaría que no se dio cuenta cuando chocó de frente con el hombre más bello… que bello ¡hermoso! Que jamás haya visto, todo lo que traía en sus brazos quedó desperdigado en el piso del corredor que daban a la salida de la universidad, se puso tan nerviosa que apenas pudo recoger algunas carpetas cuando ya se le estaban cayendo otras.
Lo siento… venía distraído… déjame ayudarle – ella solo asintió, las palabras quedaban prisioneras en su garganta.
Yo… yo… disculpa… no te vi – ambos se miraron a los ojos y simplemente todo lo que había alrededor de ellos desapareció… ninguno de los dos podía quitarse la vista de encima, hasta que el estridente sonido de su teléfono comenzó a aullar, Candy que se encontraba casi hincada tratando de recoger sus papeles dejó caer su celular de la vergüenza haciendo que éste se le quebrara la pantalla – ¡Dios! Solo esto me faltaba – y se levantó algo enfadada, Albert terminó de recoger todas las cosas que estaban por doquier, él la seguía mirando embobado, sus hermosos ojos azules la miraban de los pies a la cabeza.
¿eres real? – le preguntó embelesado.
¿perdón? – le contestó Candy aún con los estragos de su enojo.
Que eres hermosa… perdón… aquí tienes tus cosas…
Gra… gracias – apenas le contestó cuando vió que aquel magnifico hombre se estiraba en sus casi 1.90 de estatura, tomó el ahora desordenado fajo de papeles que él le daba y en el acto ambos rosaron sus manos sintiendo como lo que fuera que les estaba sucediendo les provocaba una descarga eléctrica…
Mi nombre es Albert… – ella lo miraba embobada – Srita…
Si… soy virgen… perdón Candy – los colores se le subieron adorablemente a sus mejillas – te… tengo que ¡adiós! – y salió corriendo como una gacela – ¡tierra trágame… y escúpeme en esos brazos! – se dijo mientras corría a la entrada de la universidad, llegó al estacionamiento y subió a una limosina.
Albert se quedó parado en medio de ese corredor aspirando el aroma que el cabello de aquel ángel expedía, no supo cuanto tiempo pasó cuando sintió que le daban un balonazo en la cabeza.
Tierra llamando a Andley…
¡idiota! – devolviéndole el golpe.
¿Qué te pasa?
Me acaban de robar…
¿te robaron que? Yo te veo muy tranquilo…
El alma… me dejaron sin alma…
Muy bien desalmado… ¿tienes el borrador de tesis?
Si… aquí… – se vio las manos y no tenía nada – ¡Dios! Ella se lo ha llevado…
¿Qué se llevó? ¿Quién?
¡la tesis idiota! ¿Qué hora son?
Van a ser las dos…
¡maldición! Ya no tenemos tiempo… le marcaré – sacó su teléfono y esperó a que le contestaran – Mr. Truman…
Usted y el sr. Grandchester están en problemas…
Hola chicas… aquí de nuevo ofreciéndoles una nueva historia de Albert y Candy, como siempre estaré esperando sus mensajes, opiniones, criticas y aportaciones, una vez más GRACIAS por cada uno de sus mensajes y apoyo que le dieron a la historia de AMOR… REGRESA A MÍ… ¡que lo disfruten… por cierto me encanta el drama y va a haber un poco de eso en ésta historia.
Si Dios lo permite nos leemos hasta la próxima.
Enhorabuena y bendiciones.
