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El día había estado tan jodidamente lluvioso. Odiaba la lluvia, más cuando tenía que salir a 3 reuniones en puntos muy distantes uno de otro, las calles parecen un desfile de taxis, mismos que impedían el paso de autos particulares por la razón de tener que llevar rápidamente a sus clientes. Además, la lluvia a veces era tan fuerte que impedía ver a través del parabrisas y eso me jodía aun más.
Si, había sido un muy mal día para mí, este día andaba más amargo que un grano de café después de ser tostado. Mi madre siempre decía que yo era como el café, amargo, seco, duro y difícil de tragar, pero que cuando alguien le agregaba agua, leche y dulce se volvía la mezcla perfecta, deliciosa y a veces adictiva. Después mi madre me consolaba diciendo que incluso sin esos aditamentos había gente que le gustaba el café. De niño y adolescente no entendía nada de lo que me decía, incluso ahora de grande sigo sin comprender, lo único que descubrí es que efectivamente soy seco y duro como un pan viejo.
Subí a mi auto y me disponía a encender el motor cuando escucho mi móvil sonar – Algo quieres, suéltalo- puse el alta voz, para poder manejar. - Sabes que no me gusta ir a ese lugar. Ni siquiera sé porque van, ahí se va exclusivamente a algo y ustedes ni siquiera lo hacen- puse cara de fastidio, para mí no tenía sentido ir a esos lugares, no me parecían entretenidos, eran vulgares y solo por mover la mirada a un punto en particular ya te querían sacar hasta el alma. Tampoco seré un hipócrita persignado, he ido, pero no le encuentro diversión ni chiste, en la adolescencia tal vez, pero a mi edad y en mi situación esas cosas ya no me provocaban morbo, además desde hace tiempo había dejado atrás muchas conductas e ideas, por obvias razones para mí.
- ¿Qué tiene que no vaya Neji?... No yo nunca dije que me caía mal, simplemente somos tan parecidos que no podemos llevarnos- Y era verdad, Neji y yo teníamos muchas actitudes, ideas y expresiones parecidas, la diferencia es que él a veces se toma un minuto y recapacita o le gana la bondad que nadie cree que tiene, estupideces que le aprendió a Naruto. La diferencia conmigo es que yo no necesito pensar nada, yo no me arrepiento ni me ganan tonterías como la compasión, la gente de negocios no se vuelve rica anteponiendo esas cosas, eso me había dicho mi padre.
- No soy un jodido amargado… las únicas ganas que tengo son las de partirte la cara por tu insistencia. ¿Un masaje de qué?... Pendejo, que te vayan a masajear el ano a ti…¡Por dios!... Esta bien, iré. Pero espérame afuera, me da vergüenza que me vean llegar solo- colgué y puse la direccional, mi punto débil a veces era la terquedad e insistencia de Naruto, él le llamaba perseverancia.
Me acerqué y vi a un baboso que hacia señales de auxilio a media banqueta, lo que menos quería es que alguien me viera y el soquete de Naruto hace todo lo posible para que lo miren.
- Por un momento pensé que no vendrías Teme.
- Del otro lado de la ciudad está lloviendo a mares, sabes que no me gusta manejar rápido cuando esta la lluvia así.
Pagué mi entrada y lo primero que sentí fue el humo llenar mis ojos y nariz, la oscuridad y las pocas luces que había solo me dejaban ver el cabello de Naruto, conforme caminábamos la música se iba haciendo más molesta.
Llegamos a la que se veía que era nuestra mesa, ahí estaba Kiba y Choji perdidos viendo como una chica se quitaba el sostén frente a ellos y Shikamaru fumando viendo para otro lado, fue el único que nos notó cuando llegamos a la mesa.
- Teme pide lo que quieras yo te invito- dijo Naruto mientras se tomaba de un trago media botella de cerveza.
- Pídeme un vaso de whisky, no se me antoja nada más de aquí- dije viendo a todos lados.
- Que santurrón eres Sasuke, se te olvidan las cosas que hacías hace un tiempo atrás- Naruto hizo señas al camarero para que supiera que lo quería, después se echó una carcajada y me dio tremendo manotazo en la espalda que me empujó hacia enfrente – Ya, ya, ya, quita esa cara de loco que a veces sueles poner, das miedo.
- Sasuke tiene razón, este lugar es aburrido y todas estas mujeres no se ven nada atractivas retorciéndose como lombrices en un tubo, que fastidio- sus ojos miraban a las dos mujeres que estaban paradas en nuestra mesa.
- Tienen más cara de diversión cuando están en la oficina que ahora mismo- mire a Naruto que movía sus brazos como si cargara unas pesas, un baile muy extraño -yo no vengo a ver mujeres, las miro, pero realmente no me provocan nada. Simplemente aprendí que es una forma de distracción y una buena forma de convivir.
-Vaya forma- dijo Shikamaru mientras recargaba su mejilla en la mano.
En eso tenía razón Naruto, las pocas veces que yo venía la dinámica era la misma, Kiba y Choji miraban un rato, después platicaban entre ellos, Naruto minutos después de platicar conmigo se les unía, yo me quedaba hablando un rato con Shikamaru y al final terminábamos todos en la misma platica.
Habíamos estado hablando alrededor de una hora y media de los nuevos impuestos que había aplicado el gobierno a empresas de logística, el sector de Shikamaru, y las nuevas sanciones a empresas como la mía. Naruto a pesar de parecer un tonto y actuar como eso la mayor parte del tiempo era un abogado muy prestigioso, el cual trabajaba para empresas muy conocidos e incluso políticos. Su familia, por ambos padres, habían sido políticos de casi toda la vida, así que desde pequeño estuvo en ese círculo y en la actualidad, a pesar de no irse por ese camino por razones que solo nosotros conocemos, estaba muy bien informado y conectado, él sabía de todo lo que estaba ocurriendo y lo que ocurriría en el país. Así que siempre nos tenía muy informados y prevenidos.
Estábamos en lo mejor del tema cuando sentí que el celular vibro, lo saque de mi saco y me pare como resorte cuando vi la pantalla, me encamine hacia los baños. Justo cuando estaba a unos metros de estos, vi a una mujer de espaldas a mí empinada ligeramente hacia enfrente recogiendo unas cosas de una mesa, no sé porque coños me quedé viendo algo tan poco particular en esos sitios, esta mujer tenía un cabello rosa, una espalda pequeña y por la posición en la que estaba su vestido holgado le pegaba al cuerpo y pude ver su estrecha cintura y su trasero enorme, necesitaba al menos 4 manos para agarrar esas nalgas completamente. Al parecer alguien le hablo justo en el momento en que una de las luces había dado en su cara y pude ver su rostro de perfil, tenía una cara preciosa, la línea de la mandíbula bien delineada, su frente despejada y su nariz bien respingada, esa nariz no debía ser natural, la mayoría de las mujeres obtienen esa nariz en el quirófano, eso era lo de menos, lo que había visto me gustó mucho, demasiado. Era bonita, preciosa y tenía un cuerpo divino, no sé qué hacia una criatura de señor como esa en este infierno de lugar, fácilmente podía ser modelo o actriz de Hollywood.
Por primera vez quería que ella fuera la que atendiera nuestra mesa y me guiñara un ojo para que yo la invitara a sentarse. Desafortunadamente regrese de esa nube de encanto debido a que el móvil me hizo recordar que tenía una llamada que responder, antes de abrir la puerta de los baños mire hacia la mesa y la mujer seguía ahí.
Tarde alrededor de 15 minutos en el teléfono, por más que quería apurar la llamada, pero una cosa llevaba a la otra y terminaba tardándome más. Cuando estuve afuera de los baños miré hacia la mesa donde mis ojos la habían dejado, pero ella obviamente ya no se encontraba ahí. Camine lento, mi cabeza firme como estatua, pero los ojos como un camaleón mirando para todos lados buscando encontrarla. Alargue la cuerva de mi caminata más hacia el lado de la barra para ver si ahí se encontraba. Vi al enorme hombre de la barra moverse hacia un lado para alcanzar una botella y puede ver un poco de su cabello, pero desafortunadamente la vi justo cuando mi cuerpo ya se había doblado completamente para llegar en línea recta a mi mesa. No sabía como debía sentirme, quería ver de cerca a esa mujer, ver su bonito y precioso rostro frente al mío, ponerle la mano en la cintura, pero por otro lado mi cabeza me decía que ese tipo de mujeres no, yo era un hombre de clase y reputación, ella es una bailarina exótica que probablemente se prostituía. Pero… en ese caso estaría meneándose con una tanguita para recibir dinero y no recogiendo cosas de una mesa. Pero…Así se empieza ¿No? limpiando mesas, sirviendo bebidas y ulteriormente las ponen a bailar para después terminar ganando un extra a base de cardio nocturno.
-Que horror- hice una mueca de asco. Ya había dado unas cuentas pisadas cuando el cuerpo me traiciono y toda mi masa se torció por partes hasta estar caminando derechito a la barra. Sentí vergüenza, seguramente me había visto tan patético… ¿o no? nadie me estaba viendo solo yo sabía lo que estaba pasando, pero yo sentía que todos veían a Sasuke comportarse tan extraño. Cuando me di cuenta ya estaba pegado a la barra.
-Pasaste al baño hace un rato- un tipo enorme, de cabello platinado y ojos negros me miraba extraño, se veía enojado, seguramente además de bartender era matón.
- ¿Y? ¿Ahora los clientes no pueden pasar? – lo mire fijamente y después me enfoque en la chica que estaba a unos metros de él, dándome la espalda, preparando al parecer unas bebidas picantes.
- No, solo digo, y ahora estas aquí. ¿Se te ofrece algo? - enfoque mis ojos en los suyos, al parecer no me había quitado la vista en todo el rato, su mal gesto se acentuó y movió su cuerpo impidiendo que yo pudiera ojear a la chica.
- Obviamente, dame un wiski- toda mi vida he tomado lo mismo, no se me ocurría que pedir en ese momento para que tardara en preparármelo.
-Kakashi, los de la mesa 11 están esperando su cerveza mexicana- ¿Qué mierda era una cerveza mexicana? ¿Sera literalmente una cerveza o alguna bebida exótica? Mis ojos se iluminaron cuando escuche que el tal Kakashi le preguntaba a la chica de cabello rosa si ya estaban listas y ella respondía afirmativamente con un movimiento de cabeza. Tal vez debería pedir una de esas.
- Espera, te las doy en… hija de puta se fue, hay que ir a dejar las cervezas- le dijo a la chica, en ese momento vi mi oportunidad, por fin iba a ver por completo el rostro de la chica cuando saliera a dejar el pedido, tal vez la podía seguir, o podía ser que el barman fuera directamente a dejar las bebidas.
-Tu trago se te entregara en tu mesa, los clientes no pueden estar en la barra- el hijo de puta me miraba con cara de fastidio. Me dieron ganas de meterle un puñetazo en el rostro, me dio coraje, me sentí estúpido por esperar que esa maldita mujer volteara hacia mi lugar. Nunca en mi vida tuve que esperar a que me llegara una oportunidad con una chica, siempre era yo quien hacía que las cosas pasaran, pero metido en un lugar como este me exponía demasiado.
Me retire, lo que menos quería era una riña, un escándalo o que fueran obvias mis intenciones. La mujer esa tenía que salir a recoger otras mesas y en una de esas ella misma venia dejar mi trago, aunque eso tampoco me convenía, no quería que ninguno de ellos la viera, yo la vi primero, ya era mía, yo la vi primero.
Esa chica nunca, al menos las veces que yo he venido, había estado aquí, debe ser una nueva adquisición para el repertorio, las chicas de aquí ya estaban muy vistas, y seguro que tocadas también.
Mi trago llego, la plática con los chicos seguía fluyendo… pero para mí no. Mi cuerpo estaba ahí entre ellos, pero mi mente estaba pensando en la chica, quería verla, ver su rostro, quería verla pasea frente a mi como las otras chicas, quería que me guiñara un ojo, que me provocara. Para así tener un pretexto, para acusarla de seducción. No sé porque me estaba sintiéndome así, ella en serio me atrapo, había algo en ella que me llamaba, además de su atractivo, no necesite ver mucho para saber lo que yo quería.
La vi a ella y luego miro a las que andan pululando por aquí y simplemente es muy fácil ver la diferencia; la chica traía un vestido barato y nada exótico, al parecer no traía maquillaje y simplemente la ves y no creerías que trabaja en un sitio como este.
-Teme ya vámonos- voltee a ver a Naruto que miraba con cara de fastidio.
- Pensé que les gustaba quedarse hasta el show final- por primera vez quería quedarme, quería que la oportunidad se me presentara hoy, los chicos no vienen aquí siempre, es más era muy raro que vengan y yo obviamente no iba a venir solo, está bien que me haya impresionado demasiado esa chica, pero no voy a venir como un fracasado pervertido yo solo, además alguien podría verme. Por muy bar de bailarinas exóticas que sea, hasta el más rico e influyente viene a estos sitios, la prueba está justo aquí sentada en esta mesa.
- Parece que Sasuke por fin le agarro gusto a este sitio – dijo Kiba – Tenia cara de perro cuando llego y ahora lo veo más despierto que antes, los ojos le brincan- idiota.
- No seas ridículo, simplemente pregunte, yo desde hace rato quiero largarme a mi casa- me safe.
- ¿En serio? Entonces porque no te fuiste, siempre eres el primero en irte- en ese momento quise que Choji se atragantara con los cacahuates que se estaba metiendo a su apestosa boca.
- Ya vámonos, tengo mucho sueño y además los ojos me lloran por tanto humo que hay aquí- todos estuvimos de acuerdo con Naruto y cada quien se subió a su respectivo coche.
Mi carro era el que estaba aparcado más lejos, por lo que fui el último en encender el motor. Me quede unos minutos con las dos manos al volante, pensado ¿Y si me regreso fingiendo que olvide algo? ¿Hago como que quiero pasar al baño? – No Sasuke, eso ya es mucho ¿Qué te pasa? Simplemente lárgate y no vuelvas a este lugar, de preferencia nunca más- encendí mi auto y me largué de ahí, simplemente todo había sido tan extraño -mejor no andar tentando al diablo.
