Capítulo I

Los Gaunt

James Potter había visto muchas cosas terribles, siendo auror se enfrentaba a situaciones que volverían loco a cualquiera, aunque no es que él estuviese muy cuerdo, después de todo. Pero muy pocos casos le habían conmovido como ese.

Merope Gaunt. Descendiente directa de la línea de Salazar Slytherin, todos sabían quiénes eran los Gaunt, él había tenido que aprender sobre los diferentes linajes de familias sangre pura en su juventud, gracias a su abuela Dorea Black, quién se negaba a tener un nieto que no fuese educado adecuadamente según las costumbres de las respetadas familias mágicas como la suya, que provenían de un largo linaje que se remontaba a siglos atrás. Pero aun sin saber todo aquello, cualquiera podría saber sobre los Gaunt, después de todo Marvolo Gaunt era un viejo con ínfulas de grandeza y un ego más grande que el dinero en su cuenta de Gringotts, quién constantemente se regodeaba de pertenecer al linaje purista y endogámico de Salazar Slytherin. Siempre iba por allí insultando a otros usando la lengua Pársel y obstaculizando en las votaciones del Wizengamot, puesto que, lamentablemente, su familia poseía puestos en el.

Pero su popularidad crecía solo por el hecho de ser un vieji arruinado que se negaba a admitirlo, enfermo con la idea de ser el heredero directo de uno de los fundadores de una de las escuelas de magia más prestigiosas de Europa, Hogwarts. Alardeando sobre la supuesta herencia secreta de su antepasado y como los Gaunt tenían derecho de sangre para manejar Hogwarts.

James siempre recibía demandas tontas hacia el viejo, de vendedores que le acusaban de robar, de personas que habían sido mordidas por serpientes venenosas cuando casualmente Marvolo Gaunt pasaba por allí, de ser atacados con magia por el mismo.. El viejo siempre conseguía safarse de una forma u otra, eran delitos pequeños, nada que implicase un castigo severo, solo una multa, ser vetado de ciertos lugares (Y James sabía que estaba vetado de una gran cantidad de tiendas en el callejón Diagon y, por fuentes cercanas, también en el Knockturn), incluso tenía prohibido usar su varita mágica en sitios públicos.

Y aun así, el viejo Marvolo Gaunt lograba sorprenderlo cada vez con sus acciones. James Potter nunca podría olvidar esa noche de invierno, había hecho más frío del habitual, quizá por la situación horrorosa que había tenido que vivir, mientras los magos de familias nobles y antiguas celebraban, el Yule era un evento emocionante, excitante, de celebración y vida.. Pero lo que James Potter vió en la casa de los Gaunts esa noche, parecía sacado de una película de terror.

Nunca habría pensado que las cosas se complicarían tanto, no pudo evitar sentir culpa y remordimiento de consciencia al recordar como, semanas atrás había recibido una visita a su oficina de la única hija de Gaunt.

James miró como una figura delgada y desgarbada entró por la puerta, había escuchado los alaridos y súplicas desde allí y había decidido aceptar ver a la mujer ante su secretaria, solo para detener el ruido. Además, si sonaba tan desesperada debía de ser urgente.

Lo primero que notó de ella fue el gran descuido en su apariencia, vestía con ropas grandes y oscuras, como si tratara de esconderse, su cabello oscuro y largo le cubría la cara pálida y manchada parcialmente. Parecía uno de esos espectros de las películas Muggle que Lily lo hacía ver en lo que los Muggles llamaban cine.

-Buen día, auror Potter. - Saludó, su voz no coincidía con su apariencia frágil y tímida. Era ronca, baja, pero firme y sus ojos marrones se encontraron con los suyos, James pudo ver años de vejez en ellos, era la clase de mirada que veía en personas que habían atravesado situaciones traumáticas y dolorosas.

-Buen día, señorita..?

-Gaunt. Merope Gaunt. - James casi se cayó de su silla. Sabía quién era la chica, no había estudiado con ella, Merope era unos años más joven, al menos tres, mientras que su hermano se graduó antes, siendo conocido como un idiota igual a su padre, ególatra, avaricioso y agresivo.

James nunca volvió a ver a la única mujer de los Gaunt luego de salir de Hogwarts y a nadie le interesó, supuso, porque el mundo siguió su curso sin saber qué había pasado con ella. Él ni siquiera la recordó mientras amonestaba a su padre una y otra vez.

-Gaunt, vaya. Hace mucho tiempo que no sabía de ti.

Ella solo asintió y se sentó en la silla frente a su escritorio.

-Bien, supongo que llevas prisa. Podrías decirme a qué se debe que aparezcas gritando en el departamento y a mi secretaria para verme.

James vió como retorció sus manos en su regazo, todo el coraje que parecía tener esfumandose.

-Es mi padre. - Cómo no. Pensó sarcásticamente. - Últimamente él está.. actuando errático, loco, más agresivo de lo usual- James no podía pensar en cómo ese viejo podía empeorar aun más. Pero asintió con respeto, demostrando que estaba escuchándola. - Tengo miedo de él, yo.. Siento que quiere hacernos daño.

Y James no dudaba que esos chicos habían sufrido maltratos físicos y de cualquier clase viviendo con ese lunático.

-Les ha hecho algo?

-No recientemente- James se encogió, el maltrato entre familias sangre pura era normal, visto como disciplina más que un castigo medieval. Incluso en su puesto como auror, James no podía cambiar ciertas cosas- él solo nos ve, tiene esa mirada y yo sé que está planeando algo. - James suspiró.

-Te ha amenazado? A ti? A tu hermano?

-Lo hace todo el tiempo.

-Y lo ha cumplido?

Merope pareció desinflarse. - A veces, no siempre. Le gusta amedrentar. Pero este no es el caso, señor Potter! Lo conozco, sé que está planeando algo terrible.

Que Merlín lo ayudara, James estaba harto del viejo Gaunt. Acaso debía esperar otra nueva infracción? Otro aluvión de quejas a su oficina?

-Tienes alguna prueba?

-Pruebas? No es suficiente con lo que ha hecho ya?

-Lamentablemente no, tu padre tiene un historial y eso hace que definitivamente las noticias sobre su comportamiento sean importantes para el departamento de aurores. Pero no podemos hacer nada si él no ha hecho más que mostrar una mirada malhumorada y comportarse extraño.

Merope lucía desilucionada, más que eso, parecía estar entrando en desesperación.

-Entonces debo esperar hasta que haga algo? Hasta que nos lastime a alguno de nosotros?

James la miró con vergüenza, detestaba algunos lineamientos de su trabajo, pero si los aurores acudieran a cada aviso de esa clase, a presentimientos infundados y pánico, faltarían muchos agentes para darse abasto.

-Debe conseguir pruebas, algo que demuestre que su padre de verdad planea hacer algo. Consígalo y envíeme una lechusa directamente, eso será suficiente para actuar.

Merope tenía lágrimas en los ojos, James se sorprendió de lo rápido que había comenzado a llorar.

-No entiendes! Papá no dejará cabos sueltos, pero yo sé que pasa algo! Por favor! Tienes que ayudarme!- se había puesto de pie y tomaba sus manos en un agarre apretado que le transmitió su miedo y desesperación. James se sintió perturbado al sentir sus manos esqueléticas y frías.

-No puedo, lo lamento. Pero puedo ayudarte a buscar un lugar, por qué no abandonas la casa de tu padre?

Merope se derrumbó en su silla, llorando en silencio. Ella negó con la cabeza. James había visto eso antes, casos de maltrato en donde las víctimas veían imposible el alejarse del victimario, manipulados al extremo, dependientes de esas personas, asustados de correr.

-Merope.. Podemos hacer algo más, tienes pruebas de que tu padre te haya lastimado? Físicamente? - sintió pena al preguntar, pero si esta chica rogaba por que el la protegiera de su padre, no debía de sentir ningún aprecio a él.

Ella negó con la cabeza. James se levantó de su asiento hasta agacharse junto a ella en su silla.

-Merope, no debes tener miedo. Te ayudaré, te ayudaré a salir de allí. Pero tienes que cooperar conmigo.

Ella volvió a negar, su cuerpo temblaba sin control.

De repente se sacudió, como si un rayo hubiese impactado en su cuerpo. Vió el reloj en la pared, como si siempre hubiese estado al pendiente de cuánto tiempo pasaba, sus ojos se agrandaron asustados y se puso de pie, aun con la cara perlada de lágrimas, las ojeras más prominentes y los ojos rojos. Atrás había quedado la tristeza, ahora solo había miedo. A James le revolvió el estómago.

-Debo irme. - El la retuvo y no pensó antes de dejar salir las palabras.

-Si te sientes en peligro, en verdadero peligro, contáctame e iré de inmediato. Lo prometo. - Pudo ver como la chica le miraba con alivio mientras asentía. - Y si necesitas dónde quedarte..

Merope no le permitió continuar, salió corriendo de la oficina, perdiéndose por el pasillo, luciendo como un dementor tras un alma que robar. James no pudo evitar el retorcijón de estómago, el enorme presentimiento de que iba a ocurrir algo terrible.

No pasó mucho tiempo para que sus temores se confirmaran.

Noche del 21 de Diciembre de 1988. Oficina del jefe del departamento de aurores, James Potter.

El patronus llegó de improvisto, luciendo alterado y nervioso, James no reconoció su forma pero algo en su pecho se apretó solo con verlo.

"Auror Potter! Por favor ayúdeme! Él quiere matarnos!" La voz chillona, llorosa y aterrada de quien solo podía ser Merope Gaunt salió de la boca del patronus y fue suficiente para helar todo su cuerpo.

Corrió fuera de la oficina a reunir a su equipo. A la mierda los planes de una noche tranquila y cena caliente. No podía pensar en ello mientras por su mente cruzaban los peores escenarios.

Reunió a cuatro hombres, contándose. Uno de ellos, su fiel amigo Sirius Black. Salieron del ministerio y se aparecieron cerca de la casa de los Gaunt, no era más que una casucha en un pueblo Muggle, Little Hangleton. Pero James vió con horror que la casucha que bien conocía, por visitar todo el tiempo para llevarse al viejo a cumplir sus sentencias, había desaparecido.

-Sirius, llama de inmediato al departamento de Inefables y que envíen uno aquí ahora. Necesitamos echar abajo el hechizo fidelius.

-No entiendo porqué vinimos aquí, quizá sea una discusión familiar. - Rogers, uno de los de su equipo, se quejó. James quizo golpearlo.

-Su hija me envió un patronus, dijo que su padre quiere matarla. No te parece esa suficiente razón?

El hombre guardó silencio. James podía sentir su corazón estallar en su pecho, el sudor corriendo por su frente, sus manos picaban con ganas de sacar su varita y entrar en acción. No dejaba de percibir esa sensación pesada de que algo iba realmente mal.

Sirius a su lado se sacudió con un escalofrío y miró hacia la casa con preocupación.

-Sientes eso? - quizo golpearse a si mismo por su distracción. La sensación no estaba solo en él, era el ambiente, cargado de magia oscura, que aun detrás del fidelius se percibía como el hedor de un Troll de montaña.

El inefable apareció en ese instante. James lo reconoció como uno de los estudiantes de su año en Hogwarts, un Ravenclaw.

-Me han dicho que necesitan que deshaga un encantamiento fidelius, auror Potter. - Pudo ver un gesto de reconocimiento ante el ambiente pesado a magia oscura. -Necesito autorización..

-Te lo ordeno yo, como jefe del departamento de aurores.

El inefable le dió una fea mirada, pero no dijo nada mientras sacaba su varita y se ponía a trabajar, dibujando con ella lo que parecían ser runas, por el movimiento de sus manos.

El tiempo parecía pasar lento y James estaba tan desesperado que pensó en enviar un patronus, pero qué si eso hacía que Gaunt acelerara sus planes? No podía ser imprudente.

Finalmente el encantamiento cayó y James pudo ver la casucha vieja, descuidada y sucia de los Gaunt. Y luego de eso, oyó los gritos.

-Derrumbé todos los hechizos que habían eregido. Incluidas las maldiciones.

James corrió hacia la puerta, con su equipo detrás. Incluso el inefable fue con ellos, en la retaguardia, curioso por qué podría estar sucediendo en la casa Gaunt y a qué se debía esa atmósfera cargada de magia oscura.

El interior de la casa era pequeño, destartalado y oscuro. Pocos muebles y en mal estado, todos habían sido retirados hacia los rincones para dejar el medio de la casucha libre. Un niño pequeño se retorcía y gritaba dentro de un círculo de runas, sus pantalones mojados con lo que debía ser orina, sangre saliendo de su boca. Mientras Marvolo Gaunt siseaba con furia, con su varita dirigida al niño. Merope Gaunt chillaba de horror, con su hermano inconsciente a sus pies, en un charco de sangre y otros fluidos corporales que James no podía identificar.

La mezcla de olores y sonidos logró espantarlo, tanto que por unos segundos él y su equipo no pudieron hacer más que ver la tétrica escena.

Finalmente reaccionó ante los gritos de Merope. -Tom! Tom! Déjalo! Por favor! - Sus ojos se habrían cristalizado de no estar en una situación peligrosa.

El viejo Gaunt se dió la vuelta, y James vió como un hechizo salió disparado directamente a él en un idioma que no pudo descifrar. Se lanzó al suelo, lejos del hechizo, no queriendo arriesgarse a usar un hechizo escudo, menos sin saber cuál estaba usando el viejo.

Rogers no corrió la misma suerte. James lo vió desplomarse mientras escupía sangre. Highbottom se desvío hacia Merope, buscando protegerla, aun cuando su compañero se retorcía en el suelo, producto del maleficio del mayor de los Gaunt. Aun así llevaban ventaja.

Pronto la habitación se convirtió en un ambiente aún más caótico, con hechizos volando de un lado a otro, el viejo resistiéndose y mostrando una fuerza que a todos había tomado por sorpresa. Movía su varita sobre su cabeza en círculos amplios, sus ojos lucían desorbitados y gigantescos, era la mirada de un loco. De un hombre que no tenía nada que perder. Los gritos del niño iban en aumento.

-No lo maten! No lo maten! Tom!- los gritos de Merope eran incoherentes mientras se retorcía en los brazos de Highbottom, de alguna forma se había arrastrado al círculo de runas, mirando desesperada al niño que continuaba retorciéndose. Lograron finalmente inmovilizar al hombre gracias a un hechizo extraño del inefable que les acompañaba.

Marvolo cayó inconsciente en el suelo. Los gritos del niño no se detuvieron.

-Tom! Tom! - Merope lloraba con mayor desesperación. James no sabía quién era ese niño, quizá un pobre niño Muggle que el viejo había decidido torturar.

El inefable corrió, obsevando las runas con una mirada de confusión que crecía aún más.

-Qué fue lo que le hizo?!- le gritó a la histérica mujer, pero ella no dijo nada. Se puso de pie y corrió hacia el cuerpo de su padre, James pensó que iría a golpearlo pero en su lugar tomó su varita y con un Wingardium Leviosa, lo colocó en el círculo de runas junto al niño.

-Qué estás haciendo?! - el inefable gritó.

Ella no respondió, de nuevo. Cortó la mano del viejo con un hechizo cortante y de la palma de su mano brotó sangre.

-Tom! Tom! Toma su mano, ahora!- Todos miraban aterrados, espantados, lo que estaba sucediendo. Pero él no hizo nada para detenerlo, James sabía que la mujer solo estaba tratando de salvar al pequeño.

Vió al niño, con la cara roja y llena de sudor y lágrimas, apretar la mano del viejo. James pudo ver que su mano también goteaba con sangre.

Merope tomó algo dentro de su bolsillo, miró al niño, quién solo gimoteaba sin fuerzas para gritar, pero que miraba a su madre con una mirada aterrada que erizó cada vello en su cuerpo, sus ojos revolotearon hacia atrás y supo que el niño estaba a pocos segundos de la inconsciencia. Merope levantó lo que pudo identificar como una navaja, sobre su cabeza, y antes que que alguien pudiera hacer algo, dijo: - Te amo, hijo.

Y clavó el puñal en el pecho de Marvolo Gaunt.

-Expelliarmus!- pudo escucharse gritar, pero se sentía como flotando fuera de su cuerpo. Los eventos de la noche no hacían más que empeorar a cada segundo. La varita y el puñal se alejaron de las manos de la mujer.

-Incarcerus!- Escuchó gritar a Sirius y miró como cuerdas ataron las manos de la chica.

-No! Por favor! Lo hice para salvarlo! Era la única forma! Por favor!- chillo desesperada, arrojándose sobre el cuerpo del niño, quién ahora estaba quieto pero con los ojos abiertos levemente. - Tom! Aguanta cariño, por favor. No te vayas, no te duermas! - chillaba mientras lo sacudía.

James la apartó mientras Sirius tomaba al niño en brazos.

-Tienen que salvarlo! Deben llevarlo a San Mungo! Ahora! Mi padre envenenó su sangre! - chillaba histérica, retorciéndose en sus brazos con más lágrimas cayendo.

James miró al niño, temblaba incontrolablemente, sus labios estaban morados, sus manos hinchadas y con los dedos, cuyas uñas estaban llenas de sangre, del mismo tono que sus labios.

-Por favor! - Merope lloró. - Es mi hijo! Por favor! Auror Potter, por favor!

James miró a sus ojos antes de asentir y alejarse de ella.

-Sirius, dame al niño. Lleva a Morfin Gaunt a San Mungo, vigila que no salga de su habitación. - Aunque dudaba que el pobre diablo siquiera pudiese caminar.- Highbottom, tu llevarás a Rogers - Por último miró al inefable. - Podrías llevar a la señorita Gaunt? Y además quedarte con nosotros? Quizá los sanadores necesiten información sobre lo que Marvolo estaba haciéndole.

-Yo puedo decirte! - Merope, ahora de pie con el inefable a su lado, habló.

James asintió y todos desaparecieron con un traslador de emergencia a San Mungo.

James miraba a los sanadores correr dentro de la habitación, el inefable y la propia Merope, estaban participando activamente para salvarle la vida al niño. James comprendió que lo que Marvolo le había hecho era más malévolo de lo que había esperado. De otra forma, no podía comprender como tantos sanadores estaban trabajando incansablemente para salvarlo.

En el caso de Morfin Gaunt.. Había sido golpeado por la maldición cruciatus múltiples veces, además de otras maldiciones irreconocibles que seguramente habían sido lanzadas en lengua pársel. Los sanadores aun no hallaban la forma de frenar la hemirragia de los diversos cortes en su cuerpo, habían unos tan profundos que sus huesos eran visibles. Sirius se lo había confesado tras verse obligado a salir de la habitación, con el rostro verdoso y lleno de sudor.

-No puedo entender, como ha sido capaz de hacerle esto a su propia familia. El viejo estaba tan loco con todo eso de preservar su linaje sangre pura, con ser descendiente de Salazar Slytherin. Por qué entonces asesinaría a sus herederos?

James se encogió de hombros. Su cabeza se sentía pesada y llena de ideas. - Finalmente se volvió loco. Eso es lo que creo.

Sirius asintió. - Cómo está el niño?

James sintió su estómago revolverse.

-Nadie sabe si va a lograrlo, el viejo le hizo algo, ese círculo de runas.. - Se llevó las manos a la cara.

-Tranquilo James. Creo que te has involucrado demasiado - Le palmeó la espalda suavemente.

-Y cómo no hacerlo, Sirius?! Viste a ese niño? Lo que le estaba haciendo? Por Merlín, Sirius, él.. Podría tener la misma edad de Harry.

Ambos se quedaron en silencio ante la mención del niño Potter.

-Yo.. Si alguien le hiciera algo así a mi hijo, lo mataría. Lo haría pedazos, Sirius.

-Lo haríamos pedazos, Cornamenta.

Ambos compartieron una mirada llena de entendimiento. - Voy a hacer todo lo posible porque Merope Gaunt no vaya a Azkaban por asesinar a ese viejo loco.

-No creo que sea tan difícil, nadie le tiene una alta estima a ese demente y ella es una madre que haría lo que fuera por proteger a su hijo. Eso será suficiente para convencer a los demás.

-Espero que tengas razón, Canuto.

-Cuando no la tengo, Potter?- dijo en broma.

-Puedo pensar en muchas situaciones..

Ambos rieron un poco, recostados en la pared del pasillo de la sala de espera del hospital. Esperando que las cosas salieran mejor después de aquel infierno.

Su noche de Yule ya está completamente arruinada.

Tom, ante todo pronóstico, logró estabilizarse, finalmente el veneno en su cuerpo fue neutralizado. Su abuelo había usado una mezcla de diferentes venenos de serpiente para asesinarlo, por suerte los sanadores habían logrado dar con las especies y le habían suministrado los antídotos. Aunque el proceso de envenenamiento estaba tan avanzado, que la recuperación de Tom era insólita.

-Su magia está trabajando para curarlo. Eso siempre ocurre en los magos, pero en niños suele ser con cosas pequeñas como raspones, golpes o un hueso roto. Nada como esto, podríamos tener un problema de agotamiento mágico que podría inducirlo en un coma mágico del que no podría despertar. - Una sanadora había salido de la habitación y estaba informando sobre la situación. Merope estaba dentro, en otra camilla, siendo atendida. -Su madre está siendo sometida a tratamiento, los hechizos y pociones utilizados la han dejado incapaz de tomar una decisión con respecto a su hijo. Pero ella ha dicho que le cede el derecho a usted y solo a usted. Así que le pregunto señor Potter, que quiere hacer? Si dejamos que la magia del niño siga actuando para curarlo, Tom podría entrar en un coma mágico del que no podría despertar o convertirse en un Squib, si logra despertar. Pero si lo inducimos en un coma mágico su magia se calmará y su cuerpo sanará a su tiempo, el niño despertará solo cuando esté completamente recuperado. Pero se corre el riesgo de que su estado pueda empeorar, ya que no se sabe si su propia magia es la que ha cambiado su estado, pero es una posibilidad.

James sintió que el peso del mundo estaba sobre él. Cómo podía tomar una decisión como esa? Con un niño que no era suyo?

-Cuál opción es la que tiene más probabilidades de salvar su vida?

-Inducirlo a un coma mágico programado, es la mejor opción.

James asintió, sintiendo la bilis subir por su esófago. - Entonces haga eso.

James se derrumbó en una silla luego de la charla, con Sirius a su lado como una sombra.

-Odio ser el que lance más estrés sobre ti pero.. Han comenzado a llegar periodistas, al parecer alguien ha ido con el chisme de lo que sucedió con los Gaunt.

James puso los ojos en blanco. Después de ese día podría considerar tomar unas buenas y realmente largas vacaciones.

Se puso de pie. - Bien, tú vigila a Merope y Tom. Yo iré a controlar a esos buitres.

-No te envidio ni un poco.

James se alejó.

El pasillo en el que los tres Gaunt estaban internados estaba cerrado a cualquiera que no fuera un sanador o un paciente. A excepción de los aurores, nadie más estaba por allí en los pasillos, James había logrado deshacerse de los periodistas fácilmente, gracias a la política de privacidad del hospital, pero siempre había uno que otro que no respetaba las reglas, como ese insecto de Rita Skeeter. Y decía insecto con todo el sentido literal de la palabra.

Habían pasado horas desde que habían llegado a San Mungo. Morfin Gaunt estaba siendo mantenido con pociones reponedoras de sangre y un hechizo que ralentizaba el flujo sanguíneo para evitar que siguiera perdiendo sangre por sus heridas como si se tratase de una regadera. Merope Gaunt era la que estaba en mejor estado, había sido atacada con la maldición cruciatus e imperius, tenía algunos huesos rotos, pero nada que no pudiese repararse. Su estabilidad mental ya era otro tema.

James solo estaba esperando a que Merope estuviese lo suficientemente estable como para comenzar el interrogarorio, porque una vez que cada uno de sus huesos estuviese en su lugar, Merope sería apresada por homicidio.

Y él estaba decidido a salvar a la pobre chica de esa prisión tan espantosa.