Espero vayan disfrutando de la lectura, estaré actualizando por aquí, wxttpxd y AOFO. No olviden dejar sus comentarios y favoritos para apoyar al autor y a la historia, hasta pronto ;)

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Disclaimer: Aclaro que ninguno de los personajes usados en esta historia son míos, excepto los que yo cree. En todo caso se dará debida nota. Riot Games tiene los derechos de los personajes usados.

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Nota: No al plagio por favor, copiar una historia que no es tuya y ponerla en otro sitio bajo tu nombre es plagio. Si ven mis obras en algún lado sin mi permiso ni mi nombre... avisen y/o denuncien al autor, gracias ^^

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El Baile del Cuervo

Por Clarisce

Capítulo 2: El Camino de Swain / La Voluntad de Irelia

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— Pudo ser diferente, si tú…

Le dijo una voz, Irelia despertó de golpe en medio de la noche, había tenido una nueva pesadilla, ¿por qué? ¿Por qué todo estaba destruido? Ni un alma en pie, la ciudad que tanto amaba en cenizas, hombres, de todo tipo, dispersos en el piso, sangre bajo ellos, charcos interminables y ella caminando como si nada pasara.

— ¿Otra pesadilla? —preguntó una voz ahí.

Sus hermanos y ella dormían juntos en una gran habitación, tenían una litera y ella dormía arriba, su hermano mayor fue a ella y se sentó a su lado.

¿Cuántos años tienen? Los pequeños no se ven mayores a los 10 años, Irelia podría perfectamente tener 9, su pequeño rostro redondo y aquellas mejillas rojas la hacían lucir como una criatura.

— No es nada… —dijo pero no era verdad.

— Ya, ya… —la consoló acariciando su cabeza su hermano mayor, ella sonrió y volvió a acostarse— ¿quieres contarme lo que pasó ahora?

— Mucha gente se aparece —respira profundo— dicen que todo pudo ser diferente, pero… no sé qué… —explicó triste.

— Es sólo una pesadilla.

— ¿Por qué toda esa gente se ve tan mal?

— ¿Cómo? —preguntó el muchacho.

— Tienen los rostros torcidos y quemados, ¿están muertos? —preguntó con temor.

— No pienses en eso, los sueños sólo son sueños, me quedaré contigo —la consoló— te hechizaré para que veas el placidium mientras duermes, ¿recuerdas? Grandes jardines, con cielos azules y aire fresco…

— También vi a alguien.

— ¿Era malo? —dijo su hermano aún sentado con los pies colgando de la litera.

— No, él… creo que era bueno.

— ¿Por qué?

— Todos ellos decían que pude haber hecho algo diferente, pero él tomó mi mano y me llevó lejos.

— ¡Ya cállense! —gritó otro de sus hermanos al fondo en la habitación.

Habían hablado en voz alta durante todo ese tiempo, ambos bajaron sus tonos de voz.

Irelia, no tengas miedo, siempre que pase algo, yo también estaré para tomar tu mano —suspiró— ahora vamos a dormir —le indicó mientras bajaba, al pasar por la cama de su hermano de en medio le pateó— tú cállate.

La joven no pudo evitar pensar en sus palabras, siempre que pase algo, ¿podría? No quería que nada pasara, amaba a su familia y estaba preocupada por el futuro; con casi 10 años, un nuevo agobio la despertaba.

Pero cómo evitar algo que ya sucedió, ¿a qué se debía esto? ¿Cómo es que estaban conectados y por qué la historia de quien fue el Gran General Swain había cambiado de ser un hijo legítimo a haber nacido años después?

Esto tal vez se debió a lo que Raum provocó y a todo un plan que llevó a Swain a finalmente acercarse tanto a Irelia, que ella no pudiera devolverle el daño que le provocaban.

El demonio de los secretos finalmente pudo apoderarse de un cuerpo puro y fuerte, tanto como para tomar las reliquias de la familia Xan como para volver al reino espiritual, del cual fue echado. Raum no fue un demonio siempre, él era de Jonia, era hermano de las entidades de paz, pero su ambición de conocimiento lo sacaron por la fuerza de ese lugar.

Odiaba desde entonces donde nació, en el cual el conocimiento era pecado y quienes lo sacaron eran los únicos en acaparar este. Iba a destruir todo con las cuchillas sagradas que Irelia le proporcionó a través de su cuerpo.

Pero cuando intentó hacerlo, alguien en el reino espiritual se opuso, y aunque no podía detenerse su ingreso, podría regresar el tiempo a un punto en el que éste daño era reversible.

Una de sus ventajas podría ser tomar al muchacho que Raum envenenó por años y usarlo para evitar la destrucción de ambos mundos, el espiritual y el físico.

Esta entidad protectora iba a sacrificar su propia existencia para hacerlo realidad, aunque dejaría su voluntad grabada en los sueños de ambos duelistas, Swain e Irelia. Podrían no recordarlo, pero uno no se queja del precio de lo que quiere.

El demonio del conocimiento no volvería al mundo espiritual y perdería, como la historia debe ser.

"Swain" dijo la entidad, pero él estaba muerto, "Swain" repitió otra vez y su espíritu se alzó, la entidad se llevó su alma y la limpió con aguas sagradas, éste aún no estaba completamente consciente, después lo tuvo en sus manos, porque su cuerpo físico no yacía ahí, tomó su alma entre sus manos como una pequeña nube y le habló, ésta vez él contestó.

¿Quién habla?

La entidad miró conteniéndose al hombre que fue pero no quiso reclamarle nada, había sido guiado por sus ambiciones, Raum podía ser persuasivo y engañar hasta la última persona sobre la tierra, "te enviaré a la tierra de nuevo" le dijo y su voz resonó como un eco "pero no serás el privilegiado hijo de los Swain y tendrás una conexión con nosotros. Volverás a nacer algunos años después, no quiero que cometas los mismos errores porque podrías condenarnos una segunda vez".

¿Qué errores? —preguntó.

Su alma bajó a su cuerpo y lo hizo como el último hijo de su casa, los mensajes de la entidad le fueron entregados como sus recuerdos, poco a poco. Como un hombre inteligente, no cometería el mismo error, porque previo sabía que Raum lo traicionaría para obtener lo que quiere, ¿eso sería suficiente para evitar que se unan en el futuro? Había una posibilidad de que el demonio del conocimiento encontrara a alguien más, pero no un hombre con una voluntad tan fuerte como inteligente.

— Joven amo —dijo su mayordomo al pie de su cama.

Era de mañana y había tenido un sueño menos aterrador, Swain con 10 años se vio en la obligación de recordar sus deberes; tenía una práctica, lecciones y más tarde una estresante cena familiar que no podía ser agendada, dado que lo hacían al menos una vez a la semana.

— Lo sé.

Muy aparte de todo, mantener su imagen era importante, sus hermanos, ahora ya con muchas razones, deseaban desaparecerlo, él no iba a permitirlo, pero tenían el sartén por el mango. Pensó en la razón de estar ahí, de no ser hijo de su madre, de haber nacido tan tarde, recordaba que había sido el segundo hijo de la familia y ahora era el tercero.

Su miserable futuro se veía aún más oscuro. Cada noche, cada vez que soñaba algo, recordaba su vida pasada, y mientras más tiempo pasaba, más olvidaba lo que era ser ése hombre. Así que comenzó a dormir con una libreta, en la cual anotaba todo lo que podía recordar, y eran justo los detalles más importantes los que más rápido se desvanecían de su mente.

En el futuro, habría muchas incursiones hacia Jonia, sería uno de los muchos enviados a morir por Darkwill, su corazón se estremecía de sólo imaginar el destino que pudiera enfrentar.

Aquel tirano enviaría a cada hermano suyo a la muerte y lo lograría, pero Jericho no se lo dejaría fácil, regresaría victorioso siempre que pudiera para luego ser usado como carnada y regresar miserable y con una derrota en sus hombros.

¿Quién es esa mujer? Se preguntó Swain subrayando en su libreta las características que había visto en tal fémina, era fuerte, grande y tenía el cabello azul, pero no azul como el cielo durante el día, sino azul oscuro, como la noche inundada en estrellas.

Por ahora su meta era evitar una invasión sin oposición y como aún tenía tiempo, usaría estos años que tuviera para asentar otro tipo de poder y así poner más trabas a una fácil invasión a Jonia.

¿Cómo evitas que dos naciones se destruyan? ¿La paz? ¿Tratados? ¿Economía?

La paz no podía conseguirse si ambas partes no hallaban un beneficio mutuo y con Darkwill en el poder sería imposible, ya que éste quería tomar todo por la fuerza.

Los tratados de paz consistían en un trabajo persistente y fuerte políticamente hablando, ¿podía si quiera considerarse a Darkwill sentado en una mesa negociando? No, él no lo haría, no se sentaría en la mesa con unos "salvajes", subrayó la palabra y pasó a la siguiente página de su libro de anotaciones.

La economía no era una motivación para Darkwill. Admitir que necesitaba ayuda comercial o que necesitaba de Jonia sería aceptar que el producto interno era insuficiente y no podían darse ese lujo frente a otras naciones.

Así que el único camino era…

Matrimonio.

El suyo no, obviamente, Swain no tenía ningún interés por terminar en medio de dos naciones, era ridículo ofrecerse como un sacrificio, pero si actuaba como un casamentero y tenía conocimientos del futuro, podría elegir a los hombres más importantes o gente del reino con influencia para que contrajera matrimonio hijas jonianas, creando una especie de tapujo de poder. Darkwill podría enfrentarse al pueblo y evitar sus voluntades, pero jamás a los 'venerables' nobles que lo pusieron ahí.

Iba a ser el casamentero de Noxus. Sonaba tan gracioso que por alguna razón rió. No lo había hecho antes, la idea era irrisoria, él uniendo parejas… bueno, no era malo en hacer planes, conducir la conducta de las personas para involucrarse por "amor" no era peor que dejar que Darkwill aplaste Jonia a gusto y placer.

¿Cómo podría Darkwill invadir esa tierra sagrada cuando sus mejores hombres o piezas más importantes tienen por esposa una dama de aquella nación? ¿Qué harían ellos? No todos eran tótems inamovibles de pasión por Noxus, no todos eran tan fieles a la idea, en sí, no todos eran como Darius.

Anotó el nombre, él aún debe ser un joven bajo la tutela de Cyrus, ¿podría casarlo con alguna joniana? Pensó y luego una especie de dolor de cabeza agudo lo hizo chistar, no, él no, tachó su nombre, recordó algo que lo irritó de su vida pasada, después de una ligera jaqueca al tratar de recordar la razón pensó que era mejor no tomarlo en cuenta en éste plan casamentero.

Y así pasaron un par de años más, ahora Swain tenía 13 años, todo lo que él buscaba se hizo realidad, aquellas anotaciones, aquella preocupación, por lo tanto no sería enviado tan pronto a la guerra, su familia aún era validada y muchos soldados y algunos hijos, herederos de familias con influencia, habían encontrado cierto gusto por tener esposas y concubinas jonianas, no siempre lograba que estos eligieran decantarse por "amor", pero era encantador verlos lidiar con una nueva cultura.

Cada cierto tiempo, los más ávidos por diplomacia, buscaban acercamiento con más y más líderes de regiones alejadas jonias, esto significaba que tendría cubierto casi todo lugar y si todo salía bien en un par de años, los tratados comerciales serían una realidad, por lo mismo… la maldita Le'Blanc o la Rosa Negra, se verían imposibilitados de manejar a su títere como quisieran.

Olvidaba el papel de esa organización, pero no pensaba que fuera para mayor su preocupación, al final si los picaba demasiado, ellos responderían haciendo que ejecutaran a toda su familia y ahí, ahí es cuando empezaría la verdadera tiranía.

— ¿Qué has hecho últimamente? —preguntó Swain padre.

La cena familiar, de nuevo.

— Nada, padre. Visité algunos museos y terminé un modelo de proyecto para presentarlo a mi tutor.

— ¿Acaso serás un arquitecto? —preguntó su madre.

— No es mi intención —agachó la mirada aun comiendo de su plato.

— ¿De qué sirve un inútil proyecto que no pondrás en práctica? Estúpido —le increpó su hermano mayor.

— Jaja Jericho es bueno para teorías pero no sabe hacer nada práctico, parece que tu sangre habla por ti.

— Silencio, Jeremiah —resonó Swain padre.

Era un secreto a voces que Swain no era hijo de la señora Emal Swain, pero todos fingían que lo era, la mujer no decía nada, era como si estuviera vacía, simplemente ignoraba todo lo que pasaba, incluso los insultos de sus propios hijos hacia Jericho.

Aquel comentario hizo que ella lo mirara con nulidad, pero después apartó sus ojos de él para ponerse triste.

— No quiero escuchar algo así en la mesa, dejen de ser tan arrogantes, no son mejores que su hermano. Alain —dijo Swain padre y miró a su hijo mayor— ¿qué aporte has hecho a la ciudad? Nuestra familia no tiene méritos dados por ti para presumir. Jeremiah —miró a su segundo hijo— aún no he escuchado nada de proyectos tuyos o una palabra del palacio para recibirte en el consejo de nuestro emperador, he contratado tutores que renuncian cada que tienen oportunidad, no eres nadie para reclamar a tu hermano menor.

Dichas esas palabras, Isain Swain, padre y cabeza de la familia, tomó una servilleta, se limpió suavemente la boca y dejando la misma sobre la mesa se levantó, todos ahí hicieron lo mismo, excepto su esposa, éste salió mientras ellos le reverenciaban ligeramente.

El silencio incómodo luego de este acto, se calmó al ser la voz de la señora quien irrumpió.

— Jericho, te veré en mi estudio más tarde. Termina tu cena —ordenó— y ustedes también, dijo dirigiéndose a sus demás hijos.

— ¿Madre nos verás en tu estudio también? —preguntó el segundo hijo.

— No. Pueden retirarse a sus actividades regulares.

Se fue.

— No hagas una estupidez —dijo Alain mirando con furia a su hermano pequeño.

— Es tu culpa que papá y mamá se odien, asqueroso bastardo —añadió Jeremiah.

Los dos hermanos, se levantaron de la mesa y salieron del salón, dejaron a Jericho pensando, no es que él sintiera lástima o estuviera enojado, siempre habría problemas entre ellos, pero sus padres, ciertamente no lo despreciaban como ávidamente lo hacían sus hermanos.

Después de terminar su comida, se levantó de la mesa con calma y se dirigió al estudio de su madre, iba a visitarla y quizás saber la razón por la cual lo llamaba. No había hecho nada, así que estaba seguro que sería algo relacionado a reuniones sociales.

TOC TOC

Golpeó dos veces y dentro del lugar escuchó un "pase", así que lo hizo, tomó la puerta por el agarrador y empujó, para su edad, aquella maciza era pesada. Arrastrándola un poco logro dar unos pasos dentro para encontrarse a su madre reposando en su sillón con los pies sobre el mueble.

— Madre, ¿en qué puedo ayudar?

— Acércate.

Le dijo y Swain caminó hasta estar delante de la cansada mujer, sus ojos reflejaban hastío y pena.

— Eres igual a tu padre —acercó su mano a su rostro.

— Lo siento —se disculpó, pero no mostró ningún tipo de remordimiento por su existencia.

—No es tu culpa que sea un cerdo —alejó su mano de él— tengo entendido que has presentado tu examen de ingreso al palacio.

— Sí, madre —afirmó.

— No lo harás. Necesito de tu ayuda en las próximas semanas. He sido asignada a la tarea imperial de asistir a la familia Fleuran en un baile programado, asistirán muchas otras familias nobles. Quieren celebrar la unión de uno de sus hijos con una dama exótica de esas tierras jonias.

— El examen es importante, madre, tendré la oportunidad de asistir al emperador o trabajar para él, ¿por qué tendría que hacer una nimiedad como esa?

— Tu hermano irá en tu lugar. Es un buen cambio.

— Pero es mi oportunidad…

— Es la oportunidad dada a los Swain, no es tuya.

— Claro que es mía, la gané, estudié e hice proyectos de los cuales mis hermanos se burlan para ganar puntos y notoriedad, ¿cómo puede no ser crédito mío?

— Pues irá tu hermano de todos modos.

— No es justo que quieras cortar mis alas.

— ¿Entonces quieres demeritar el triunfo del heredero de nuestra familia? Sabes que alegremente cortaría no sólo tus alas, sino tu vida en el momento que quiera, sólo porque puedo. Te estoy dando la oportunidad de ayudarme, quién sabe, podrías ganarte el favor de los Fleuran.

— …

— No pongas esa cara, querido. Tu hermano aprovechará todo lo que le das, si eres inteligente, no necesitarás un examen para entrar al palacio.

— Sí, madre —respondió afirmativamente, estaba molesto.

— Bueno, prepárate para mañana, te quiero reluciente y presentable, espero que hayas estudiado tus textos de modales jonianos.

— Me retiro, con su permiso —hizo una reverencia y salió.

No podía azotar esa puerta, odiaba cada segundo respirar, ¿cómo podían hacerle eso? Luchó tanto por hacer puntos, créditos y ser el más joven en ingresar al examen para que su estúpido hermano tomara todo, el examen era sólo una entrevista y un par de preguntas, claro que pasaría, se impresionarían por todos sus créditos, ni si quiera revisarían que no fue él quien se tomó ese trabajo.

Apretó los puntos y con los labios fruncidos fue a encerrarse a su habitación.

Aunque la celebración por otra unión con una jonia era interesante, él había recomendado algunos viajes para el hijo menor, pero el mayor quien acompañando a éste a tierras nuevas, se decantó por una mujer, una nada despreciable dama de Jonia con suficiente dinero para hacer que olviden su origen. Y los Fleuran podrán ser todo lo nobles que quieran, pero no tenían el dinero que daba su prestigio, así que ese "amor" les fue conveniente y más conveniente que haya sido gracias a su consejo.

Una dama de Jonia, hija de mercantes de piedras valiosas y plumas de aves típicas de una montaña aislada en Navori. Una hermosa bailarina, con dotes excelsos, expuestos todos los días en pequeñas presentaciones.

Ahora que iba a casarse, hacía gala de su última presentación en su ciudad favorita, en donde sus más grandes amigas residían. Terminando todas estaban a su alrededor, preguntando por temas casuales, su boda, su novio y lo que haría al estar allá, en una tierra desconocida.

— Tienen que venir, haremos un viaje de un par de días, llegaremos a tiempo para la ceremonia, ayúdenme, hermanas, lleven flores que sean de sus gustos y hagan de mi boda algo hermoso y colorido.

La joven miraba a los ojos a todas sus compañeras de danza, todas ellas se perdían en anhelo, por consolarla, por cuidar de ella, por darle sus mejores deseos. Algunas admiraban la belleza de esa delgada joven con cabellera castaña y otras admiraban su arte.

— ¿Por qué te casarás con ese extranjero? —preguntó una.

— Al principio no estaba segura, conocí a éste… hombre cuando daba paseos por el centro artístico de Navori. Al día siguiente tuve un sueño —dijo un un poco pensativa— y cuando lo vi de nuevo, me animé a aceptar sus acercamientos. Creo que es común recibir la voluntad de los espíritus y no tuve más remedio que aceptarlo… —rió.

Irelia de fondo, con casi 12 años miraba a aquella joven, era curioso que muchas chicas alrededor de su tierra tenían el mismo llamado, unirse en matrimonio con hijos de tierras alejadas. No quería imaginar si esto fuera un error, pero el sufrimiento, la sangre y la guerra vistas en sueños, podía estar a sólo un paso, ¿era justo? ¿podría ella aceptar el mismo llamado?

Matrimonio…

Pensó pero descartó la idea, era preferible morir en Jonia que marchitarse en Noxus, ¿cómo podría estar tan alegre con esa idea? Ser uno con esos demonios era más que un sacrificio.

— Viniste —dijo la joven que había dado un discurso momentos atrás.

— No iba a perdérmelo —respondió tímida.

— ¿Me acompañarás? Hermana mía, quiero que muestres tu baile en mi boda, como todas las demás, así podrás encontrar tal vez el propósito de tu pasión.

— Sé que has tenido sueños también —dijo cabizbaja.

— No tengo miedo y no temo haberme comprometido, si esto salva mi tierra de morir, estoy dispuesta a irme, los hijos de Jonia nacerán libres y a salvo gracias a nosotras. Deberías buscar a alguien en mi boda, habrán muchos nobles y oportunidades.

— No, sólo iré a bailar. Quiero quedarme aquí, recorrer toda Jonia, danzar y ayudar a mi pueblo de otras maneras. No voy a salir de mis tierras.

— ¿Aún si tienes un llamado? —preguntó.

— ¿En verdad crees que serás feliz con ese demonio?

— Él no es un demonio, es bueno, cálido y decente. No me hará daño. En mis sueños, él me salva y yo lo salvo a él. Somos una creación dada para nuestra tierra, tú mantienes viva la tierra con tu talento y yo le doy mi propia existencia para ello.

Irelia no dijo nada, sólo se quedó pensando en lo dicho, creía que era una locura seguir la voluntad de algo que ni si quiera sabían si era la voz de los espíritus de Jonia. Creía que había más por delante y quería vivir para ella misma.

Aunque al final terminó aceptando ir a Noxus, quería ser parte de la comisión y ver dónde acaban los sueños que aquellos dioses les daban muy a pesar de sus propias voluntades.

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Fin de Episodio 02
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