Hola a todos, espero disfruten del episodio, pueden ver un par de ilustraciones que subí a mi Instagram /OnlyStarling, de un personaje original :D
No olviden dejar sus comentarios y favoritos, para apoyar al autor a seguir actualizando, tengan un bonito día o noche~ ;)
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Disclaimer: Aclaro que ninguno de los personajes usados en esta historia son míos, excepto los que yo cree. En todo caso se dará debida nota. Riot Games tiene los derechos de los personajes usados.
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Nota: No al plagio por favor, copiar una historia que no es tuya y ponerla en otro sitio bajo tu nombre es plagio. Si ven mis obras en algún lado sin mi permiso ni mi nombre... avisen y/o denuncien al autor, gracias ^^
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El Baile del Cuervo
Por Clarisce
Capítulo 8: Pensamiento Infiel
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Terminantemente juró ante el sol y la luna que la mujer que lo había dañado no volvería a sufrir lo que vivió para despertar el poder de las cuchillas, se prohibió incluso iniciar cualquier conflicto en Jonia para ello, pero nada evitó lo que él desencadenaría…
El jardín lucía impecable, la señora de la casa Swain ordenó que trajeran algunas flores de Jonia para el matrimonio, quizás esperaba armar una ceremonia ahí, frente la flora que caracterizaba esas zonas tan exóticas.
Flores blancas y azules, algunas rojas y otras rosas, era el paraíso, los ojos de Irelia destellaron en sorpresa mientras caminaba al lado de Emeri, la cual permanecía atenta a cualquier acción que pudiera ser realizada.
— Todo es hermoso, ¿por qué hicieron esto por mí?
— La señora de la casa aprecia mucho su presencia —respondió Emeri, aunque en su interior sabía que armar un jardín de flores jonias era sólo un aviso de victoria de su parte.
En un punto, ambas llegaron a una fuente, tenía una figura en piedra con la forma de un ángel, pero no era nada más que una criatura del monte Targón, Irelia no podía dejar de verla, le recordaba lo lejos que estaba; sus profundos pensamientos fueron interrumpidos por su compañera, Emeri, la cual cayó a la misma.
Había tropezado con su uniforme, había una parte desprendida de su vestido, al caer a la fuente, Irelia fue salpicada, pero su primer reacción fue ayudar, para lo cual se subió y metió al agua para tomar la mano de la joven.
— No, señorita, no haga eso —agitó sus manos frente a ella.
— Tonterías, toma mi mano —dijo con sinceridad.
— ¡¿Qué sucede aquí?! —una voz fuerte retumbó en el lugar.
— Se-Señora —tartamudeó Emeri y se puso de pie de inmediato, salió de la fuente y dejó a Irelia sin pensarlo.
— Baja de ahí —dijo e Irelia casi en un salto salió de la fuente, miró con ojos pendientes a la mujer que yacía frente al suyo.
— Es… —iba a hablar la joven jonia.
— Cállate —respondió Emal Swain— no hablas a menos que alguien de mayor rango te dirija la palabra, ¿cómo puede ser que no hayas leído los libros de modales que nuestra casa amablemente envió a Jonia?
— Los modales… oh… yo los leí, me descuidé —se inclinó ante ella.
— Serás una Swain, es mejor que repitas las lecciones —sonó estricta mientras dos sirvientes tras ella se adelantaron a su ama para tomar a Emeri por los brazos y arrastrarla de ahí.
— Espere, ¿por qué se la llevan? —preguntó Irelia con las manos extendidas sin saber qué decir o hacer.
— Ha incumplido con cuidar de ti, me ocuparé personalmente de guiarte mientras aprendes modales noxianos, ¿te parece? —fingió dulzura, pero estaba siendo agresiva.
— Yo… —iba a oponerse pero alguien más apareció en la escena—. Es una sorpresa —miró al recién llegado.
— Saludos, querida madre —dijo el mayor de los hijos de la señora Emal, se inclinó y acto seguido se inclinó ante Irelia también— bienvenida, hermana —dijo y Emal sintió un ojo temblarle de rabia al escucharlo.
— Aún no está casada con tu hermano, guarda tu cortesía.
— Ella es una invitada, por lo tanto, debemos ser corteses. Enseñar los modales con paciencia y ejemplo es como aprenderá más rápido —añadió— y en cuanto a Emeri, sancionaremos a la costurera, hizo un vestido defectuoso, por lo tanto no habrá más consecuencias.
Vio a ambas sirvientes soltar a la joven de cabello castaño mientras Irelia veía el acto.
— ¿Cómo sabías eso? —preguntó casi chirriando los dientes.
— Lo vi desde mi ventana, nuestra casa no siempre recibe tanta atención o alboroto.
— Nos veremos luego —dijo la señora Emal girando sobre si misma.
Los sirvientes la acompañaron y nadie dijo nada o respiró hasta que aquella aterradora mujer estuviera fuera de sus vistas.
— Lamento el susto —dijo Alain.
— Es la segunda vez que me ayuda —se inclinó ligeramente— es maravilloso.
Creía que hasta ese momento no estaba en sus genes reír o emitir algún criterio a partir de la actitud de alguien, debiendo siempre ser serio y omitir cualquier otro pensamiento externo, pero ahí estaba esa muchacha, sonriendo amablemente, se veía tan extraña al entorno, como las mismas flores del jardín.
— Eso es inapropiado —giró su rostro a otra parte.
— ¿Va en contra del manual de modales?
— Para nada, es sólo que no puede emitir un juicio de alguien que no conoce y elogiarlo de manera tan frontal.
— Oh, mi intención no era ofenderlo.
— No dije que me ofendió —añadió ocultando una sonrisa— te dejaré completar tu recorrido, y —miró a la sirvienta— Emeri, por favor busca algo con qué secarte y regresa para atender a nuestra invitada.
— ¡Enseguida! —dijo y corrió en dirección a la casa grande, donde los uniformes se guardaban.
— Te veré luego —dijo Alain y se fue también.
Ninguno de los Swain tenía tiempo, bueno, la señora Emal sí, pero sólo para regañarla por su falta de nobleza en sus acciones.
Estaba sola en el jardín así que decidió caminar un poco más entre los matorrales al fondo, siguiendo entonces las flores llegó al borde, donde una puerta se mostraba con rejas y que la dirigía a un campo abierto, en éste pudo notar una figura de cabellera blanca moverse.
Vio a través de la rendija del portón divisor y sin hacer ruido se quedó observando, era el muchacho, el sirviente de la fiesta de boda, atendía a alguien, llevaba unos papeles encima y no lucía bien, estaba cansado.
¿Debería interrumpir y presentarse? No, dijo para sí misma. Recordaba el manual noxiano, no era tonta, lo había leído, pero las costumbres de su cuerpo podían más y…
Se detuvo, quería apreciarlo un minuto, guardar en su memoria cómo se veía aquel muchacho una vez más antes de unir su vida a un hombre que no conocía y que no apreciaba en su corazón, se prometió nunca volver a mirar a otro después de ello, el chico de sus sueños, el hermoso joven de cabellera color plata y ojos rojos.
Los rubíes se veían así, como sus ojos, brillantes y hermosos, y su cabello, que era como la seda, preciosa y relativamente más valiosa que cualquier otra cosa.
Se dio cuenta un poco más tarde de su error, fallar a su palabra podría ser castigable, mirar a otro hombre, con el anhelo que profesaba por el joven en sus sueños, también era reprochable, así que… ¿debería cortar su lengua y apuñalar su corazón?
Antes de poder reaccionar a ello, notó que él volteaba, entonces se escondió, sus ojos temblaron, no sabía cómo reaccionaría al verla, él… él servía en esa casa, era de la familia Swain y la vería, ¿por qué se escondió?
No supo responder a su corazón.
— Joven amo, ¿hay algo que necesite?
— No —respondió y buscó lo que creyó haber hecho ruido entre la barrera de mansión de visitas y su residencia— ¿sabes dónde está la niña jonia?
— Emeri mencionó que intentaría que recorrieran la mansión de visitas, pero no me ha devuelto un reporte hasta ahora.
— Tal vez están con mi madre y probablemente ya se hayan reunido para hablar de mí.
— La ama Swain no ha hecho ningún movimiento, me lo hubieran informado —dijo el mayordomo.
— … —Jericho giró completamente hacia su acompañante y dejó de ver hacia el ruido cercano al portón del jardín— no confíes demasiado —caminó en dirección a su residencia—, mi madre no es descuidada, querrá utilizarla. Como no perdió tiempo en organizar la ceremonia para mañana… —añadió molesto marchándose de ahí.
Era cierto, la boda sería mañana, aunque era mucho detalle llamarla así, "boda", que de una boda no tenía nada más que el nombre, sólo era un evento pequeño con la familia. Ningún joniano habría de asistir porque creían, bajo sus costumbres, que debía pasar al menos un par de meses para asentar a la nueva pareja.
Las bodas jonias eran algo diferentes, con familias ausentes durante varios días, parejas conociéndose y otros rituales que no celebrarían ahí. Así eran las bodas al otro lado del mar, pero en Noxus, había más tela para cortar que sólo un tema acerca de derechos.
El peso de conocer más de la cultura noxiana acerca del matrimonio, había sido estipulado en las reuniones de preparación en Jonia, antes de viajar y comprometerse.
Irelia cayó al piso, se sostuvo las rodillas mientras toda su cabellera le cubría los costados de sus mejillas, iba a llorar pero no podía permitirse arruinar el sacrificio que hacía por su hermana, Nin ya no podría caminar correctamente, menos bailar, y lo había aceptado, pero hubiera sido demasiado no poder servir a sus costumbres y casarse en contra de su voluntad ahora.
Las condiciones de la joven de cabellera oscura eran diferentes, decían que tenía el derecho a divorciarse o terminar con todo y volver a Jonia, pero ella ya había aceptado en su corazón no terminar con el recorrido.
Era la segunda hermana mayor, la primera era la nueva dama de los Fleuran. No honraría su palabra si no protegiera a quien lo necesitaba, rió en su interior con amargura, nada de esto hubiera pasado si fuera prudente.
— ¡Señoritaaaa!
Escuchó el grito a lo lejos, se puso de pie de inmediato y buscó la dirección del llamado mientras se daba palmadas en las mejillas para despertarse de esa ilusión.
En tanto el sol estuvo por lo alto, las hojas se movieron al viento, podía escuchar el silbido, era la naturaleza, quien buscaba hablarle, pero en su rebeldía, prefería ignorar.
Por la noche, después de haber pasado una interesante tarde admirando la propiedad, se detuvo en su habitación, estaba lista para dormir, se había puesto un camisón de tela fina y estaba a punto de acostarse, cuando escuchó a la sirviente a su cargo entrar a su habitación.
La joven entró a su habitación con un regalo en mano, era de parte del señor de la casa.
— Isain Swain —dijo su nombre, leía la etiqueta de una caja con cubierta negra— ¿estás segura de que es para mí? —preguntó a la joven Emeri.
— Claro que sí, acabo de recibirlo del sirviente personal del señor.
— ¿Debo abrirlo ahora o esperar a mañana? Tal vez es un regalo para la boda.
— El señor de la casa tiene el deber de darle la bienvenida a la familia, por lo tanto, creo que, en realidad, uhm… fue tardado que llegara hasta ahora.
Las manos de Irelia se impacientaron hasta que la abrió, la caja contenía una joya, ésta no la sacó hasta que su respiración se relajó.
— ¿Se encuentra bien?
— Es… —metió sus manos por completo en la caja y sacó su contenido— una tiara, pero, pero, pero… es una tiara de las tierras espirituales, de un Dannestion —la boca le temblaba— y-
— ¿Cómo?
— Los Dannestion son criaturas espirituales coronadas, viven cerca del Arce divino en el placidium, no hay una joya que pueda compararse a ésta, los dannestions tardan más de 100 años en formarla —suspiró brevemente— sus coronas no pueden ser robadas, deben ser otorgadas por la misma criatura —dijo viendo sin si quiera parpadear. Giró hacia Emeri casi de golpe— ¿por qué su amo me daría esto?
— No lo sé, pero es hermoso —dijo notando el tono rojizo de la joya— debería de darle las gracias.
— Lo haré en cuanto pueda.
— Señorita permítame ponérselo —dijo Emeri.
La joven sirvienta se acercó a Irelia y con sus manos tomó la tiara, en cuanto las yemas de sus dedos tocaron la misma, un dolor sin precedentes le inundó el juicio, como si un tambor retumbara dentro de ella y no la dejara pensar, el efecto se detuvo en cuanto soltó la misma en la cabeza de la nueva novia. Emeri disimuló el daño que le fue causado por la joya y fue rápidamente por un espejo para mostrarle a la peliazul cómo se veía.
— ¿Se siente bien? —preguntó, era raro que la joniana se viera radiante.
— Muy bien —sonrió al espejo— me veo como una novia —respondió emocionada.
No era lo material, si la joya no se desvanecía, era porque había sido prometida a ella, tal como ella al hijo de los Swain, era… una joniana en toda la extensión de la palabra, su corazón se sintió agradecido porque no había perdido la gracia de los espíritus, aún cuando estaba lejos de su hogar y de sus cabales.
— Señorita, debe dormir —dijo la sirvienta— mañana le espera un día… —pausó con algo de decepción— ajetreado.
— Es cierto —dijo Irelia olvidando su sonrisa, se quitó la tiara y la puso en la caja, Emeri puso la joya frente al tocador— ¿sabes cómo es mi futuro esposo? —preguntó.
Era bueno estar de espaldas a la joven joniana, ya que no quería que viese su expresión, Jericho no tenía madera de novio, menos de esposo, el momento en que desposara a una mujer, estaba segura de que, si la aborrecía lo suficiente, su joven amo la desaparecería de su vida. Entonces, en lugar de decir la verdad, sólo fingió nulidad, y giró hacia la futura ama.
— Debe ser paciente, el joven amo no tiene experiencia…
— Has vivido mucho aquí, no temas en hablar, dime lo que quieras —expresó Irelia.
La mirada de la muchacha peliazul la conmovió, hubiera deseado no decir nada, pero sentía que era una obligación al menos advertirle, se decidió entonces a abrir su boca.
— No espere nada de los Swain, señorita. Si tiene expectativas, será lastimada. Me matarían si supieran que dije esto, debería guardar el secreto.
— ¿A quién le diría? —mencionó entristecida.
La criada abandonó la habitación, mientras aquella joniana se replanteaba la idea que durante ese par de años forjó su decisión, ¿pero era suficientemente estoica para soportarlo? ¿Cuánto duraría? ¿Sería suficiente con cumplir su deber establecido?
Irelia no era nadie en ese punto, lo único relevante era que los espíritus no estaban equivocados, ¿verdad?
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Fin de Episodio 08
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