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Hasta muy pronto~
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Disclaimer: Aclaro que ninguno de los personajes usados en esta historia son míos, excepto los que yo cree. En todo caso se dará debida nota. Riot Games tiene los derechos de los personajes usados.
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El Baile del Cuervo
Por Clarisce
Capítulo 12: Irelia es su Nombre
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No hay más recuerdos que él sosteniendo su mano, estaba agonizante, con el corazón a punto de explotarle, el frío dolor de su partida estaba calando sus últimos minutos, Irelia miró los ojos sin vida de Swain y pensó que, por primera vez en su vida, las cosas serían diferentes si no fueran enemigos.
Las puertas del palacio se abrieron ante su presencia, aunque él mismo sabía que nada sería diferente si no salía del primer escalón.
El palacio del emperador constaba de cuatro secciones, la primera era una en la que trabajaban los empleados regulares y enviados de familias nobles de clase media y baja, la segunda admitía a nobles de mediana importancia y asistentes de estos, la tercera era para cualquier noble de alto rango, aquí se decidían asuntos de estado, habían salones exclusivos para ello y además se admitían peticiones al emperador y la cuarta, la sección más alta del palacio, era donde se encontraba el objetivo principal, el emperador Boram Darkwill, éste piso sólo admitía a nobles con invitación o favor de la sangre real, ningún noble de clase baja o media era admitido ahí.
Swain fijó su vista fugazmente hacia las entradas a los pisos principales desde abajo, con papeles en sus manos y un día pesado para comenzar con su trabajo, debía llevar a firmar permisos de obras y demás asuntos pertenecientes a sus tierras. Haber cerrado sus relaciones con los Diavil acabó por hundirlo, ya que con su apoyo hubiera ingresado hasta el segundo piso, habría procurado una solicitud para trabajar con el emperador y estaría a un paso más de librarse de ésta tortura llamada vida desde cero.
Odiaba ser un muchacho, odiaba no tener poder y odiaba sobretodo tener a su familia devuelta, aquellos que lo odiaban al punto de desear verlo muerto o miserable.
Pero había una cosa agradable en todo, al tiempo que trabajaba, suspiró dejando salir sus sueños de día, recordó el beso que le dio Irelia, era raro… tocó sus labios, era muy raro, sentir los labios de esa mujer sobre los suyos, no pensar en nada mientras estaba cerca y aquel pálpito en su pecho, no podía evitarlo. Terminó ese pensamiento y regresó a mirar los papeles que tenía en su escritorio, el mismo que su padre pudo conseguirle, luego de que su hermano tomara sus créditos en aquel examen.
La puerta sonó y alguien más entró a fastidiar su tarde llena de trabajo.
— ¿Otra vez en palacio? —preguntó Jericho sin ver a la persona, concentrado en firmar los papeles entre sus manos.
— Mientras juegas a la casita, yo sigo en ésta realidad de mierda —arrastró las palabras, Darius estaba cansado.
— Nada ocurrirá si sigues haciendo un berrinche.
— Fue un evento acordado, casi como tu matrimonio —dijo riendo para sí mismo.
Un puño golpeó su escritorio mientras los ojos rojos del cuervo se levantaban con seriedad hacia aquel joven de cuerpo fornido.
— …
— ¿Qué quieres? —preguntó Swain al silencio de su furioso compañero.
— ¿Has hecho algo por llegar a Darkwill? Escuché un rumor —decía Darius llenó de sí mismo conteniendo sus emociones— que una familia muy prestigiosa fue rechazada por un mero noble de clase baja, sólo fue un rumor.
— ¿Cómo-?
Fue interrumpido por las palabras de su compañero, el cual caminó pausado frente al escritorio del joven de cabellera blanca.
— ¿Cómo lo supe? —dijo Darius.
— Eres insoportable.
— Estoy reuniendo gente, inteligencia ajena a la tuya, personas que recogen información para mí, porque yo también sabía moverme en ésta sociedad, ¿lo recuerdas?
— Sí —dijo casi con la boca cerrada el peliblanco.
— Tenías la oportunidad de unirte a una familia poderosa y no quisiste, ¿por qué? ¿Orgullo? Eres muy selectivo con tus elecciones, pero me sorprende que hayas dejado pasar una oportunidad de oro para acercarte a Darkwill, ¿qué te hizo tan estúpido para rechazarlos?
— No conoces a los Diavil —añadió volviendo a su trabajo.
Darius de inmediato tomó todos los papeles y los tiró al suelo con sus brazos y manos, miró desafiante al cuervo mientras se revolvía en una respiración agitada.
— ¡No me importa!
— Darius —se puso de pie y caminó hacia aquel iracundo ser, no tenía miedo— no podemos hacer las cosas como antes, todo cambió, por si no lo has notado, tenemos un ministerio de socialización Jonia, muchos hombres de poder han desposado mujeres de esa tierra y ellas han cedido fácilmente porque un espíritu les ha dado la visión de que es lo que ellas deben hacer, así que… ¡puedes parar de ser un estúpido! Incluso yo, incluso… —apretó los labios y le dio la espalda, no podía decir nada de eso con el rostro serio— yo me he casado con una Jonia, no cualquiera, es Xan Irelia, la bruja de las cuchillas y ella está seriamente entregada a mí, si traiciono, sea cual sea el espíritu que guía incluso a una mujer tan poderosa hacia mí, algo terrible podría pasar. Tú no sabes por qué no tengo a Raum —volvió a mirarlo— él me mató para tomar el reino espiritual en Jonia y fue cuando todo se destruyó, desde Noxus hasta cualquier rincón en donde te hayas escondido.
— Quieres decir que éste reinicio… ¿fue por eso?
— Con exactitud, no puedo afirmarlo, pero Raum sigue por ahí, esperando apoderarse de Jonia y si sucede, ni tú, ni tu amada mujer sobrevivirán. Así que no puedo permitir que nada le suceda.
— Fue por ella —afirmó Darius aplacando sus emociones.
— Si dejaba a los Diavil controlarme, habrían desaparecido a Irelia y no quiero que muera, si sucede, Raum usará su cuerpo para apoderarse del reino espiritual y destruir toda la sociedad conocida en éste mundo.
— Ah… —suspiró Darius y buscó una silla para acomodarse con las piernas completamente abiertas.
— ¿Entiendes que el destino de cualquiera que te importe depende de que esa mujer siga viva? —preguntó.
— Espero que sea la verdad, porque si por alguna razón esto es porque te has enamorado de ella, seré el primero en destruirla, porque para mí es mucho más importante mi esposa, que tus nuevos sentimientos.
— Créeme que no guardo ningún sentimiento por esa dama, tan sólo valoro mi vida. Cuando termine todo, me divorciaré y la enviaré a su tierra, donde ya no podrá estorbar mi camino.
— Ja ja ja, eso es frío —hizo la cabeza para atrás mientras se arreglaba el cabello con las manos— confiaré en ti, si me permites, deberías contratarme para serte de ayuda y a mi hermano, le vendría bien un empleo.
— ¿Estás seguro de que él no recuerda nada? —añadió volviendo a su lugar, frente al escritorio.
— Es un niño tonto, como siempre lo ha sido, no tiene ningún recuerdo, lo he probado varias veces, pero si quieres, puedo presentártelo, está fuera del palacio —estiró sus brazos, como un gato y miró expectante al peliblanco— reaccionará en cuanto te vea, ya sabes que él no tiene ninguna neurona para guardar las apariencias, la gente impulsiva es incapaz de fingir por mucho.
— Bien, tráelo, pero no ahora, mañana estará bien, en mi villa.
Swain tomó un papel suelto, lo rompió y escribió en éste su dirección, extendió la mano y Darius se levantó para tomarla, al tener ese papel en sus manos lo agitó ligeramente viendo a su compañero, éste sólo miró seriamente la acción.
— Te veré pronto, Swain.
Salió empujando la puerta con ambas manos, haciendo resonar ésta acción en todo el lugar, mucha gente fuera de la oficina miró aquel gran muchacho salir airado de ese rincón. Swain suspiró y esperó que alguno de los empleados pudiera aproximarse para recoger todo el tiradero causado por ese "estúpido", al que llamaba aliado.
¿Sería cierto que él no recordaba nada? Se preguntó desde lo profundo de su ser. Su hermano tenía razón, Draven era tan mentecato y tan impulsivo, que no podría guardar ninguna apariencia si lo viera. En el pasado, su odio era claro, si lo viera y lo recordara, no podría evitar tratar de matarlo o hacerle daño, tenía que ver a ese cabeza hueca para confirmarlo.
En su vida pasada, lo lastimó profundamente, hizo que hiciera cosas que no sería capaz de hacer sensato, tomó su cordura y jugó con ella, con la única excusa de que había sido traicionado. Sí, pensó Swain, él hizo pedazos al hermano de Darius y no le convenía para nada que estuviera cerca de tener aunque sea un mínimo recuerdo de aquella vida pasada.
Sus pensamientos fueron interrumpidos inmediatamente por uno de sus sirvientes, éste entró con un claro rostro de angustia.
— Mi señor, tiene que ver esto —dijo agitando una carta en sus manos.
Volviendo a la casa de los Swain, estaba la joven Irelia, quien recién había sido desposada, ésta hacía unos breves momentos había pasado por la casa principal para llegar a la villa de Jericho, tras ella estaba Emeri, su sirvienta personal, la cual cargaba muchas cajas, hacía un buen trabajo equilibrando las cosas.
— ¿En verdad no quieres ayuda? —preguntó Irelia un poco asustada por ésta acción.
Caminaron lado a lado mientras Emeri seguía equilibrando los paquetes, después de todo, no era la primera vez que cargaba las compras de una señora de la familia, ya había hecho eso para la mujer más poderosa de esos terrenos y ésta la había regañado por no llevar más.
— Claro que no, si alguien ve que usted carga, aunque sea una diminuta caja, mi cabeza volará…
— Oh…
— Literalmente —terminó su frase para dejar a Irelia con un rostro sorprendido.
— No tema, tengo 9 vidas, no podrían matarme aunque me quitaran todas las extremidades —rió un poco.
— Emeri, vamos a mi habitación, dejemos eso y tomemos algo.
Antes de responder, otro sirviente se aproximó a ambas, Irelia con seriedad miró a éste sin perder la compostura.
— ¿Qué sucede? —preguntó.
— La… eh… nuestra señora envió un mensaje.
— ¿Pero por qué estás así? ¿Ocurrió algo malo? —se sobresaltó y cambió su rostro— ¡¿Es Jericho?!
El sirviente negó con la cabeza, Emeri soltó las cajas y fue a consolar a su señora mientras el otro agachaba la cabeza.
— Llegó una invitación del palacio real —dijo éste.
— ¿Pero por qué tienes esa cara? —preguntó Irelia un poco más calmada.
— Es una invitación del palacio real —repitió el sirviente haciendo énfasis en "palacio".
Nadie recibía invitaciones del palacio real para visitar al emperador, donde sólo la realeza tenía permitido entrar, era una invitación con ribete de color púrpura con bordes dorados, hilos de oro, una que decía "Irelia Xan".
La joven no entendía, ladeó su cabeza y Emeri estaba a punto de colapsar. Una invitación a una mujer que apenas había sido aceptada bajo el rango de esposa de un noble de clase baja, invitada al primer piso del Emperador era casi irreal.
— Ha ganado el favor real de nuestro Emperador —dijo con seriedad la joven.
— ¿Eso es…?
— Es preocupante, nadie… esto… no ha pasado nada como esto nunca. Usted apenas recibió el nombre Swain, sus actas de matrimonio ni si quiera han llegado y fue invitada, ¡por favor! —tomó su propia cabeza y dio vueltas sobre sí misma.
— No pasa nada, eh… iré y escucharé lo que me digan.
— No lo entiende, el futuro de la familia está en sus hombros. Sin importar la razón, si usted comete el mínimo error, el emperador podría tomarlo de mala manera, los Swain no están en el mejor estado y más con… su oposición generacional al nombramiento del Emperador Darkwill.
— ¿Oposición? —preguntó Irelia.
— Los Swain, en el tiempo pasado, un par de generaciones atrás de la mía, rechazaron apoyar al comandante general Darkwill, en su momento, para tomar el manto de emperador y eso hizo que perdieran su favor, en fin… —hiperventiló— no es como si fueran a eliminarnos a todos en caso de que ofenda a la familia real, digo… bueno, no es tarde para huir, quiero decir… —se giró a Irelia— no dudo de mi nueva ama, pero el hecho de que usted ni si quiera sabe todos los modos de la nobleza noxiana y su noxi es de nivel intermedio, no me da mucha confianza y…
Cayó al piso aun hiperventilando, estaba respirando muy rápido y muy agitadamente.
— ¡Rápido, trae agua! —ordenó al sirviente la joven Irelia.
El mensajero se había marchado a toda velocidad mientras la joven de cabellera azul se arrodillaba para intentar calmar a su dama de compañía.
Pronto otro sirviente llegó y se inclinó ante ella, tras éste yacían más damas de compañía, quienes actuaron apresuradamente y se llevaron a Emeri.
— ¿A dónde la llevan? —quiso seguirlas pero fue detenida.
— Nuestra ama Swain solicita su presencia en la casa principal.
— Pero…
Un suspiro escapó mientras se llevaban a su joven sirvienta, Irelia tuvo que resignar su marcha para ver a la señora de esa casa, ¿sería bueno hacerlo en ese momento?
Pensó en su esposo, pensó… que quizás sería mejor esperarlo, pero tampoco quería provocar más problemas, así que decidió seguir su camino, tal vez la señora Swain tendría un plan, algo que pudiera impedir llegar a ver la cara del emperador.
¿O no?
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Fin de Episodio 12
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