Nota: Los personajes de Saint Seiya, The Lost Canvas y Sould of Gold, pertenecen a Masami Kurumada, Shiori Teshirogi y Toei Animation, respectivamente.

Este fanfic está siendo desarrollado en compañía de Derama17, a quien podrán encontrar en esta misma página. ( www . fanfiction u / 1858403 / Derama17)


2. Proyecto Génesis

En el año 2100, el mundo como lo conocíamos se vio seriamente afectado por un impresionante virus que acabó con el 99% de la población mundial, y durante este oscuro periodo, el hombre no solo fue azotado por la gran pandemia, sino también por las fuertes amenazas que acompañaron a ésta.

En el año 2105, en vista que ninguno de los esfuerzos científicos parecía funcionar contra la plaga, la compañía Graude, reclutó en cada parte del mundo a las mejores mentes del planeta para así poder encontrar un método capaz de controlar el virus cuanto antes.

Pero ninguno de los esfuerzos del hombre funcionó como se esperaba y durante 30 años, el mundo se vio seriamente afectado, las grandes mentes fueron impotentes ante la desaparición total de varios países. Los sobrevivientes, se congregaron en comunidades más pequeñas que se dispersaron a lo largo y ancho en los países con grandes riquezas naturales, algunos incluso se internaron en los pocos bosques y selvas sin explorar.

Los más afortunados, lograron agruparse alrededor de los restos de las viejas formas de gobierno, donde las antiguas fundaciones dedicadas al desarrollo científico y tecnológico tomaron el control político; una de ellas fue la compañía Graude, quien formó la alianza: 'La rosa de los vientos', creando así, cuatro grandes ciudades que lograron amparar a miles de personas, recuperando en parte, la sociedad antes de la plaga. Cada una de estas ciudades, tomó el nombre de los cuatro puntos cardinales, siendo, 'la ciudad del viento del norte', donde se congregó el principal poder político y los recursos básicos de las otras villas.

Pero dar refugio a los sobrevivientes era también, una excusa para continuar con los estudios, ya que cada ciudad albergaba su propio centro de investigación buscando una cura para el virus y alternativas para hacer la vida más llevadera en esta nueva realidad, pero cada vez, la situación era desgastante, y fue solo gracias al gran Suez Kido que, los ánimos no desmejoraron, ya que puso sobre la mesa el llamado: 'Proyecto Géminis', que prometía un nuevo comienzo para todos aquellos que seguían resistiendo.

El proyecto se basó en una alteración a nivel genoma para crear mayor resistencia en humanos, algo que ya se había hecho en el pasado, pero Kido autorizó una experimentación exhaustiva y poco ortodoxa con los cadáveres y personas en etapa terminal a causa del virus, esto, como primera fase antes de pasar a la alteración fetal, todo sin avisar a los líderes de las otras ciudades y grupos sobrevivientes.

El experimento fue perfecto al llegar al décimo espécimen, al cual llamaron Lázaro. Un hombre, quien después de un largo periodo volvió de la muerte, presentando grandes señales de autocuración y resistencia, no sólo al virus, sino a una gran cantidad de enfermedades. El único problema es que Lázaro tenía características agresivas por lo que se requería de mucha fuerza y potentes sedantes para mantenerlo al margen. Y no fue hasta que logró atacar a un auxiliar, que los científicos notaron, que su experimento se alimentaba de sangre, y que este líquido divino, le daba mayor fuerza y resistencia, lo cual hizo que la fundación Graude descartara los ensayos en etapa fetal, recrudeciendo las pruebas en Lázaro.

Lázaro poseía características invaluables: su piel era pálida, su temperatura corporal estaba por debajo de lo normal, sus ojos eran brillantes y sus dientes caninos se habían alargado para poder atravesar cualquier tipo de piel, sin contar, que parecía ser inmortal, ya que asesinarlo no era tan sencillo y tampoco envejecía. Por ello, no pudieron evitar, compararlo con el antiguo folclor que hablaba de Vampiros, y ateniendo a estas leyendas, decidieron observar, hasta qué punto, Lázaro se parecía a los seres sobrenaturales, que, durante años, se vieron en historias de ficción en libros y películas.

Experimentaron cruelmente con Lázaro, manteniéndolo cautivo, con el único fin de observar cuanto tiempo él, se mantendría sin probar ni una gota de sangre tanto humana, animal y sintética. Cuando notaron que la falta de alimento debilitaba a Lázaro, lo dejaron morir de inanición. Pero allí no se detuvieron, poniendo en juego cada uno de los mitos alrededor de los vampiros. Al segundo espécimen, lo pusieron ante la luz. Pero éste, no se quemó o explotó de la misma forma que mostraban las películas. El sujeto presentó grandes llagas en su piel, hasta que poco a poco, fue muriendo por el sol sofocante.

El ajo, las estacas de madera, el agua bendita, los crucifijos y la plata, fueron parte del estudio, y comprobaron sorprendentemente que lo único que podía detener a los ahora llamados 'Vampiros', era: el sol y la plata, este último elemento, sólo funcionaba, si se les provocaba una herida en un punto vital, de lo contrario, producía una lesión, que, para ellos, tomaba más tiempo en sanar. También descubrieron, que, gracias a su fuerza y rapidez, los Vampiros con mejores habilidades, podían asesinar sin ningún problema a un vampiro de menor rango, sólo bastaba un veloz movimiento para arrancar un corazón o cortar de tajo una cabeza.

Realmente, su descubrimiento era extraordinario y aunque en un inicio costó un poco controlar a los inmortales; por medio de collares de plata, lograron mantener al margen a los vampiros, para que éstos se conservaran bajo el yugo de los hombres.

Durante 40 años más, los científicos estuvieron experimentando cuanto se les pasó por la cabeza con los vampiros, manteniéndolos en grandes prisiones, observando su evolución y dejándolos morir ante diferentes estrategias. Con el paso del tiempo, poco a poco, les permitieron vivir como una sociedad, y aunque al principio se mataban entre ellos, finalmente, aprendieron a convivir, formando diferentes tipos de relaciones.

Los vampiros eran capaces de procrear entre ellos teniendo una alta tasa de fertilidad.

Los hijos nacidos de vampiros demostraron mayor fuerza y desde luego, una mejor conciencia e inteligencia. No necesitaban beber sangre continuamente para sobrevivir. Desde luego, eran mucho más desarrollados que sus antecesores. Para los científicos, ellos eran criaturas casi perfectas, con el único defecto que no podían salir a la luz del día y seguían siendo susceptibles a la plata. Sin embargo, la ambición no tuvo límites, y todo aquel que caía por el virus, era un nuevo sujeto de prueba. Y con la llegada de los nuevos chupasangres, nacieron los llamados 'Elfos'.

Los Elfos llegaron por un suero creado de los hijos de vampiros, que fue introducido a pacientes en la primera etapa de desarrollo del virus; ellos, a diferencia de la anterior raza, no murieron para luego resucitar. Ellos, tuvieron una mejora increíble en su sistema, dándole al igual que los vampiros: inmortalidad, habilidad de sanar más rápido y ser inmunes a las enfermedades.

Pese a su temple sereno, los Elfos no se escaparon del escrutinio de los hombres, y al igual que los otros, fueron sometidos a estudios crueles para verificar sus habilidades. Al primer Elfo, lo llamaron Legolas, como un homenaje o una burla a este personaje olvidado. A éste, al igual que a su contraparte Lázaro, lo dejaron morir de hambre, pero a diferencia de los vampiros, los Elfos, podían pasar semanas con un poco de agua y fruta, demostrando tener más resistencia que los chupasangres y a su vez, que podían alimentarse de comida humana.

Desde luego los experimentos no se detuvieron allí, por lo que los científicos notaron que los Elfos, eran seres más tranquilos que poseían una especie de magia que les permitía teletransportarse de un lugar a otro, además, eran buenos en el cultivo, herrería y cría de ganado, a su vez, poseían la habilidad de ayudar a sanar a otros con su esencia, podían salir a la luz del día sin ningún efecto, y tenían una extraordinaria vista que les permitía ver cosas a una larga distancia.

A ellos también los tenían controlados con los collares de plata y al igual que los Vampiros, a los Elfos, se les permitió vivir en sociedad para observar si tenían la habilidad de relacionarse con los suyos; los resultados fueron satisfactorios, porque ellos, no tenían ese carácter volátil de los chupasangres, que los llevara a matarse unos a otros, por lo que su comunidad se organizó más rápido. Su capacidad fértil era buena, aunque no tan elevada como la vampírica y cada nueva generación de Elfos, era mejor que la anterior. El crecimiento de su población fue menos rápida, debido a que ellos no eran esclavos de sus instintos carnales, y el sexo no era fundamental dentro de la raza.

Desde luego y como morbo, los científicos, intentaron hacer cruce de especies, mediante la actividad sexual y por transferencia de sangre, e incluso, como contaba el folclor vampírico, usaron el método de las mordidas, pero nada de eso funcionó; el linaje, no era transferible, ni siquiera con humanos, y en muchos casos, al buscar la unión entre un vampiro y otra raza, el otro, terminaba muriendo a manos del chupasangre.

Y no fue hasta 30 años después que nacieron los Vampiros y Elfos superiores. Ambos seguían siendo intolerantes a la plata, y los chupasangres, aún, no podían permanecer bajo la luz del día. Las dos razas poseían grandes cualidades y no se comparaban con sus antecesores. Ellos, eran muy inteligentes, pacientes, calculadores y poseían una belleza perfecta. Los nuevos Vampiros eran más veloces, mucho más fuertes y precisos, mientras que los nuevos Elfos, eran mucho más pacientes, serviles y exactos. Como una medida de comprobar que tan inteligentes eran, a unos pocos escogidos de cada raza se les permitió aprender a leer y escribir, y a los más afortunados, se les enseñó más de un idioma.

El primer vampiro superior en nacer fue Hades. Lo llamaron como al rey del inframundo, el único que podía liderar a un ejército de muertos. Al hacerse mayor, Hades se volvió adicto a la historia de los hombres, sobre todo a las grandes rebeliones y al establecimiento de los grandes imperios, todo esto, lo tuvo que aprender de forma clandestina cada vez que salía a alguna misión, y fue gracias a esto que logró tomar el poder sobre los vampiros, creando por su propia cuenta una sociedad controlada por medio de un consejo conformado por la primera camada de vampiros perfectos, con leyes y mandamientos que servían para mejorar la calidad de vida vampírica.

Los miembros del consejo se hicieron llamar: 'Los caballeros de los abismos', y todos debían estar de acuerdo ante cualquier decisión que involucrara la vida de los vampiros. Ellos eran: Hades, Asmita, Albafica, Julián, Aioros y Orfeo.

Sus leyes eran sencillas: 1. No matar a otro vampiro, 2. No ofender a los vampiros superiores, 3. Obedecer al consejo, 4. Acatar las órdenes de la raza superior (los hombres), sin simpatizar con ellos, 5. No tener interés romántico o amistoso con las otras razas, 6. Proteger a la familia pase lo que pase. 7. Recopilar todo el conocimiento posible.

Por parte de los Elfos, Shion, fue el primero en nacer como un ser perfecto, prácticamente se convirtió en el líder, admirando desde su jaula la extraordinaria creatividad de los humanos; fue llamado por sus adeptos: 'El maestro'.

A los Elfos, debido a su temple sereno, los dejaron vivir entre los humanos, tratándolos como mascotas, cosa que enfurecía aún más, a la raza de chupasangres, quienes tenían que vivir separados por medio de una gran muralla y eran tratados como esclavos. Los Elfos no necesitaron de más liderazgo que el de Shion, y sólo a él obedecían, gracias a su convivencia, no era necesario imponer tantas reglas, más de las que los hombres ya tenían.

Sin embargo, la población humana, a pesar de conseguir un aumento en sus números, no era suficiente, por lo tanto, sus vidas eran mucho más importantes que las otras razas. Por eso, los Vampiros, se convirtieron en cazadores nocturnos y los Elfos, en los guardianes diurnos, todo con el fin de preservar el legado de los hombres.

El 'Proyecto Génesis' resultó ser la esperanza de la humanidad, pues con Elfos y vampiros, el hombre no tenía que arriesgarse ante las adversidades del exterior, sin exponerse a sus peligros o al riesgo del contagio del virus.

X-X

Un espeso bosque se extendía hasta donde la vista alcanzaba a llegar, donde en algún momento hubo grandes edificios, ahora el follaje envolvía la zona, el sitio era peligroso, los más despiadados de los animales salvajes se habían adueñado del lugar. Un enorme oso se alzó sobre sus patas traseras, dejando escapar un gruñido aterrador, mientras sus dientes afilados se preparaban para atacar a su presa: un hombre que lo miraba con una sonrisa de lado ante su aparente fin mientras sostenía una lanza con la que desafiaba su destino.

Unas garras afiladas atravesaron la dura piel del mamífero, el hombre quien casi se convierte en alimento, transformó su sonrisa en una mueca de disgusto al notar que el oso ya no se movía, y a su vez, resopló asqueado al terminar empapado por la corriente de sangre que salió del animal.

—¿Estás bien, humano? —preguntó un Vampiro de extraordinaria belleza, de cabello largo y color aguamarina

—Bastante bien, hasta que interviniste —contestó con sarcasmo el sujeto recogiendo su lanza, su pelo azulado, estaba manchado de sangre y tierra—. ¿Dónde estabas?

—Completando la caza de venados —expuso el inmortal con voz serena—. ¿Cómo es que estás aquí? No deberías estarlo.

—¿Y dejar a un grupo de chupasangres solos? Jamás, es mi deber velar que no escapen

—¿No es suficiente con los collares? —Señaló molesto la criatura, el hombre sonrió divertido

—No te enojes, Dégel. —Soltó burlón—. Creo que nunca te he visto sonreír, y eso que has vivido más tiempo que yo. Eres un amargadito

—No abuses de tu suerte, Kardia —explicó solemnemente—. Bien puedo asesinarte aquí y ahora

—No puedes hacerlo —enfatizó—. Sabes que puedo volarte la cabeza a ti y a tu grupo antes de que te me acerques —expuso mostrando una manilla que controlaba el collar del vampiro—. Eres perfectamente consciente de que, con un solo movimiento de mi mano, puedo activar esa bomba que tienes en el cuello

—Eres insoportable. Pero no creo que puedas notar mi sigilo, así que no me amenaces humano —dijo mirándolo directamente

—Sí no te mato yo, te matará mi sobrino.

—¿Hablas de Milo? ¿Ese holgazán?

—No es un holgazán. —El joven no pudo evitar hacer un puchero.

Dégel hizo un ligero movimiento señalando hacia un punto no muy lejano con la barbilla, cuando Kardia giró para ver, se encontró con la imagen de Milo, tirado bajo un árbol durmiendo.

—Son las tres de la mañana, estamos en un bosque peligroso y él duerme como si nada —acotó el vampiro

—¡Maldita sea! ¡Milo! —El muchacho no se inmutó—. ¡Milo! —gritó y en un par de zancadas llegó con el chico para darle una fuerte patada que lo hizo reaccionar—. ¿Qué carajos haces cabrón? ¿Quieres que te maten?

—Los vampiros nos están cuidando —contestó restándole importancia, sobándose la pierna—. Además, tú me obligaste a venir

Kardia resopló indignado, miró a su sobrino por largo rato y luego, negó con la cabeza.

—Vámonos —dijo Kardia—. Con ese oso tenemos suficiente por hoy. Reúne a tu grupo Dégel

El vampiro los miró con soberbia y con paso ligero caminó para buscar a su tropa.

X-X

Una impresionante muralla muy bien construida, rodeaba a la ciudad Viento del Norte. Un vigía ubicado en la torre más alta observó a una enorme distancia, a un grupo de vampiros encabezados por un par de humanos. Con un movimiento de su mano les indicó a los vigilantes en la puerta, que estuvieran listos para la llegada de la comitiva. Rápidamente, cada persona en el lugar tomó una posición para recibir al equipo de expedición.

—Bienvenidos, chicos —saludó un hombre de cabellera azulada, a Kardia y a Milo, quienes se mantenían a una prudente distancia en lo que eran descontaminados—. Por lo que veo trajeron un buen botín —expuso observando el enorme oso que uno de los vampiros cargaba a sus espaldas

—Casi me convierto en su cena —explicó Kardia pasando por los cubículos de desinfección—. Gracias a Dégel, sigo con vida

Ante las últimas palabras, el hombre que los recibió miró con desdén al Vampiro en mención.

—Habiendo vampiros con ustedes, no debiste ni por error, ser la cena de ese oso

—Tranquilo, Aspros —concilió Kardia—. Ellos hacen todo lo posible

—Lo dudo —expuso el hombre virando su mirada nuevamente hacia los vampiros—. Dejen eso donde siempre. —Les ordenó—. Y vuelvan a su jaula

Dégel hizo una ligera mueca de molestia y con un movimiento de su cabeza, les indicó a los demás vampiros seguirle. Caminaron uno detrás del otro, hasta llegar a una puerta enorme de acero bañada con un liviano toque de plata, que le permitía el acceso al otro lado del campamento.

Dégel llegó hasta la entrada mirando con detenimiento la puertezuela esperando a que ésta fuera debidamente abierta para que ellos pudieran pasar, el hombre que debía darles ingreso rio divertido viendo el semblante serio del vampiro, y cuando éste le mostró sus afilados colmillos, el humano señaló la manilla en su muñeca, sin embargo, ninguno de los dos se dejó amedrentar.

—¡Déjalos pasar Ignacio! —bramó Aspros a lo lejos viendo toda la escena—. ¡Ya casi amanece y los necesitamos completos!

El aludido resopló molesto y con un rápido movimiento abrió la puerta para que los vampiros pudieran pasar.

—Algún día me las pagarás humano —dijo Dégel antes de perderse en su lado del campo

—¿Algún problema? —preguntó un encantador vampiro de cabellos largos celeste—. Te ves molesto, Dégel

—Los humanos, son detestables —comentó indicándole a los demás que podían retirarse

—No les des importancia —acotó el otro caminando al lado de su compañero—. ¿Tuvieron buena caza?

—Así es —expuso Dégel—. Un oso muy grande junto con un grupo de ciervos, creo que les alcanzará para un par de días, y su piel les servirá para el invierno

—Me alegro mucho por ellos. ¿Crees que nos proporcionen la sangre restante?

—¿Te alegras mucho por ellos? —inquirió Dégel en tono soez—. ¿Y sangre restante? Eso es asqueroso, Orfeo.

—Oye no me culpes, y bueno, probar un poco de sangre real en vez de la sintética de vez es cuando sería bueno, y, además, trato de que no nos matemos entre nosotros. Cambiando de tema, no niegues que ese hombre Kardia te simpatiza

—¿El humano? Puede que sí, es muy fuerte para ser sólo un hombre

—¿Lo ves? Eres débil con él. —Colocó una mano encima del hombro del otro—. Descansa Dégel, nuestro trabajo nunca acaba.

—¿Enviarás a Ikki a la próxima expedición? Es un buen elemento —expuso Dégel caminando hasta su casa

—Ese muchacho tiene problemas de comportamiento, pero es bueno que mi hijo colabore con la causa. Tal vez las expediciones le ayuden a madurar

—Piénsalo. —Señaló antes de que ambos se despidieran.

X-X

Sísifo, un elegante hombre de cabellos rubios y semblante serio, se levantó como todos los días a la seis de la mañana, como hacía siempre, se organizó adecuadamente, para luego salir al encuentro de un nuevo día. El sol golpeó con delicadeza su piel, pero su brillo le hizo cerrar los ojos por un momento. Caminando por las calles, se encontró con un impresionante oso que estaba siendo destajado por uno de sus compañeros.

—Deuteros, buenos días —saludó al hombre que se encontraba arreglando al animal

—¿Qué te parece? —indicó, señalando la piel del oso—. Es perfecto

—¿Lo atraparon los vampiros?

—¿Quién más? —contestó Aspros, el hermano gemelo mayor de Deuteros, quien caminaba hasta ellos

—Sí, tienes razón. Fue una pregunta tonta —comentó el rubio—. Nadie más podría hacer algo como esto —expuso mirando la herida que tenía el animal en su pecho

—¿Tardarán mucho? —preguntó Kardia llegando con el grupo, a su lado un sonriente Milo lo acompañaba—. No quiero ser fastidioso, pero recuerden que mi ciudad queda a cinco horas de acá y que dependo de la luz solar, para que el vehículo avance

—Sí ya sabemos —contestó Deuteros con una mueca—. Haremos todo lo posible para que lleven hoy los suministros a las otras ciudades, pero, si siguen molestando, no les daré nada

Kardia observó al otro, para luego negar con la cabeza, los gemelos podían llegar a ser muy molestos cuando se lo proponían.

—Descansa amigo. —Interrumpió Sísifo—. Debes estar cansado después de una larga noche de cacería. Deuteros, irá a buscarte, apenas tu parte esté lista.

—No te preocupes —dijo el mayor de los gemelos—. Tendremos todo listo, antes del atardecer

—Tengo que hacer mi recorrido diario, hablamos después

—Que tengas lindo día Sísifo —se despidió Aspros en lo que ayudaba a su hermano a terminar con el trabajo

El rubio dejó escapar una gran bocanada de aire, mientras caminaba por la ciudad saludando a los lugareños. Se encaminó hacia el centro de lugar, hasta llegar a la Fundación Graude para hacer su respectivo trabajo. El edificio era impresionantemente alto y gracias a la energía eólica contaba con los recursos necesarios para el funcionamiento de los ascensores y computadoras. En el elevador, presionó el número 20 y en un par de minutos llegó al piso indicado encontrándose con dos bellas mujeres que le sonrieron al verlo.

—Sísifo, buenos días —saludó una de las chicas de cabellos lilas—. ¿Cómo estás?

El rubio observó por largo rato a la joven, ella tenía un ligero sonrojo en su rostro y su sonrisa era tan dulce, que el hombre hacía todo lo posible por verla sonreír.

—Señorita Sasha, buenos días —contestó él, acto seguido se dirigió a la otra mujer de pelo negro que los miraba divertida—. Buenos días, señorita Pandora

—Buenos días, Sísifo —contestó la morena tomando por el brazo a Sasha—. Te dejamos seguir con tu camino

—Adiós —se despidió delicadamente la pelilila

—Sísifo, no pierdas el tiempo —llamó un hombre de mediana edad, de cabellos blancos y barba bien arreglada—. Te estoy esperando y no te necesitamos para que pierdas el tiempo coqueteando con mi hija y sobrina.

—Señor Mitsumasa, lamento la demora. Y no hacía tal cosa. ¿Cómo va todo el día de hoy?

—Perfectamente, pero tenemos un problema —contestó el mayor—. Ven, Hakurei te informará

Ambos hombres caminaron sin dirigirse la palabra hasta llegar a los laboratorios, el lugar era intensamente iluminado, pantallas en las paredes monitoreaban tanto a elfos como a vampiros, mientras algunos científicos, sentados frente a los ordenadores, tecleaban alguna información relevante.

—¿Cuál es el problema? —preguntó Sísifo al entrar en la habitación

Un hombre mayor de cabellos largos y blancos, acompañado de otro de igual apariencia al primero se le acercó con un documento en mano.

—Hakurei, Sage —se dirigió el rubio a los dos científicos—. ¿Qué pasa?

—Hemos hecho una proyección —explicó Hakurei—, la que indica que, en unos años, los vampiros nos superarán en número

—¿En cuántos años exactamente? —preguntó Sísifo viendo una gráfica con una mueca de preocupación

—No será hasta dentro de unos 60 o 70 años —expuso Sage, hermano menor y gemelo de Hakurei.

—Pero nuestro número de natalidad es más elevado que el suyo. —acotó el rubio

—Sí, pero nuestra taza de supervivencia en los primeros ocho años es mucho menor a la de ellos —completó Hakurei—, nuestros infantes enferman y a pesar de los cuidados aún no recuperamos el cuadro de vacunación que se tenía en antaño, sobre todo, para los menores de un año.

—Esos son muchos temas delicados —comprendió el rubio—. Primero, ¿cómo va el trabajo de Andreas?

—Aún falta mucho para que el experimento sea confiable, ya que se han presentado variables incompatibles. —Afirmó el mayor de los gemelos

—Debemos seguir trabajando fuertemente en él —concordó Mitsumasa—. Envíen más personas al búnker para apoyar a Andreas, llevamos mucho tiempo con este proyecto y aún no tenemos nada conciso

—Lo haremos —acató Sage

—Ese es el plan C o D, desde un principio sabíamos que se llevaría mucho tiempo y recursos y, definitivamente no podemos poner nuestra esperanza en él. —Hizo ver Sísifo—. Así que, ¿cuál es el plan A?

—El plan A, es empezar hacer un control de natalidad en Elfos y Vampiros —explicó Hakurei

—Más en Vampiros —secundó el menor de los gemelos—. Los Elfos no tienen una tasa de natalidad tan alta.

—¿En qué consiste este control? —Quiso saber Mitsumasa—. Les recuerdo que mi abuelo y mi padre dieron su vida en la creación de estas razas y no podemos dejar que todo se nos salga de las manos

—No se preocupe señor eso no pasará —acotó Hakurei—. El control de natalidad consiste en permitir solo un hijo por pareja, un segundo hijo debería ser…"confiscado"... por decirlo de alguna manera.

Ante esas palabras se instaló un silencio incómodo.

—Desde luego —apuntó Sage—, eso incluye únicamente a los nuevos descendientes, los que ya existen, no es necesario tocarlos

—En este momento —continuó el mayor de los gemelos— hay algunas hembras embarazadas entre los vampiros, y la mayoría, va por su segundo o tercer hijo. Es en ellas y sus crías, en las que nos tenemos que enfocar.

—¿Asesinar niños? —acotó Sísifo en un tono sorpresivo, en lo que todos volteaban a mirarlo—. Sé que son vampiros, pero siguen siendo niños

—Señor, esas cosas no son niños —aclaró Hakurei—. Son monstruos, cualquiera de esos niños, puede acabar con 20 humanos con un solo movimiento.

—Además, no puede ser precisamente asesinar —acotó Sage—. Podemos tomar a los excedentes y entregarlos a las nuevas parejas que aún no tengan hijos.

—Esa podría ser una solución. —Estuvo de acuerdo Mitsumasa—. Pero solo para un grupo y no resolverá el problema de la elevada natalidad y mucho menos del alto índice de sobrevivientes infantiles.

—¿Entonces proponen interrumpir los embarazos, o en su defecto, esperar a que nazcan los vampiros para asesinarlos? —Gruñó un molesto Sísifo

—Interrumpir un embarazo vampírico es imposible, Sísifo —comentó Mitsumasa caminando hasta una cafetera—. Ellos son bastante resistentes, por lo que sí, hay que esperar a que las criaturas nazcan.

—No se preocupe —le dijo Sage a Sísifo—. Les daremos una muerte digna y con el mínimo de dolor. Hemos comprobado que una buena dosis de plata en su torrente sanguíneo es más que suficiente

—¿Están seguros de esto? —interrogó el rubio—. ¿No creen que, al meternos con sus hijos, ellos puedan rebelarse? Es decir, son sus hijos después de todo.

—No mientras tengan sus collares —aclaró Hakurei—. Esto es necesario, es importante que Elfos y Vampiros, comprendan que nosotros somos la raza superior

—No estoy muy seguro con esto

—No depende de ti, Sísifo—expuso Kido— La única razón, por la que te informamos esto, es porque eres el líder del escuadrón de protección. Por lo tanto, serás tú quien le indique a los inmortales las nuevas reglas, y es tu deber procurar que no haya revueltas. Estoy plenamente seguro de que Aspros, Deuteros y Rhadamanthys te ayudarán a mantener el orden

—Estamos seguros —tomó la palabra Sage—. Que esta primera medida ayudara a que los Vampiros adquieran conciencia sobre su planificación familiar, debido a que los métodos anticonceptivos no funcionan en ellos, aprenderán a ser, menos… pasionales, por así decirlo.

—Les informarás a los Elfos en este momento y a los Vampiros en la noche. ¿De acuerdo?

Sísifo observó detalladamente a Kido, después de una reverencia exagerada, salió de los laboratorios a cumplir con el trabajo encomendado. Una vez fuera, Sísifo golpeo la pared sintiéndose furioso, impotente y frustrado.

—Sísifo —llamó Mitsumasa detrás de él.

—¿Señor? —preguntó sin voltear.

—¿Qué sucede?

—¡Acaba de ordenar el asesinato de cientos de niños y me pregunta: 'que sucede'! —le encaró

El hombre mayor lo vio por un extenso momento.

—A lo largo de la historia, el hombre ha hecho lo necesario para ostentar el poder y muchas veces no ha sido lo correcto

—¿¡De eso se trata!? ¿¡De poder!? —gritó molesto el rubio

—Sísifo... ¿Has olvidado tus clases básicas de biología?

—¿De qué habla?

—La supervivencia del más apto.

—¿Qué tiene que ver eso con lo que ha ordenado hacer?

—Muchacho, quita todo el sentimentalismo, y pon a un humano, un vampiro y un elfo en la jungla, con solo sus instintos para sobrevivir. ¿Quién de ellos se adaptará mejor? ¿Quién puede sobrevivir con solo sus manos? ¿Y quién se extinguirá por ser menos apto?

—¡Eso...! ¡Nosotros no somos animales!

—¿De verdad no lo somos, Sísifo?

—¡No! Nosotros...

—"Lo correcto" es: personas con una casa, un trabajo y un futuro asegurado —le cortó el mayor—. Lo correcto es: cuando todo lo demás está garantizado, y nosotros, no tenemos nada garantizado. Creamos dos razas superiores a nosotros en nuestro momento de mayor debilidad, son tan superiores que justo ahora nos comienzan a dejar atrás en esta carrera de adaptación a nuestro propio medio, y si no lo controlamos con lo que tenemos a la mano, entonces seremos un recuerdo olvidado en nuestro propio mundo, una raza extinta de la que se hablará en los libros de historia, si es que hay libros de historia. —Agregó mirando al rubio—: Sísifo, nosotros tenemos que dejar atrás lo correcto para hacer lo necesario y si lo necesario para nuestra sobrevivencia es hacer lo incorrecto para las otras razas, entonces que así sea, ¿lo entiendes?

—Yo... no lo sé —respondió evadiendo la mirada del mayor.

—Eres un elemento fundamental de nuestra fundación y el futuro de ésta junto con el destino de la humanidad, algún día caerá completamente en tus manos, tu prioridad siempre debe ser la supervivencia de los humanos sin importar el costo. Por favor, no lo olvides.

—Yo... no lo olvidaré señor —dijo después de un largo suspiro.

–Gracias, Sísifo, sé qué harás lo correcto para nosotros.

–Lo haré... siempre lo haré.

X-X

Shion, un Elfo de extraordinaria belleza, cabello largo y verdoso, se encontraba en medio de una plaza contándole un cuento a algunos niños. Tanto humanos como elfos, los pequeños miraban entretenidos al mayor quien les narraba con lujo de detalles las historias que recordaba de los libros ya leídos.

—Buenas tardes, niños —saludó Sísifo recibiendo una ovación de desacuerdo por parte de los infantes—. Lamento interrumpir —se disculpó—. Pero necesito hablar con Shion. ¿Me regalas un momento?

—De acuerdo —aceptó el Elfo poniéndose de pie para alejarse de los niños en compañía del humano—. ¿Qué sucede?

—Tengo que informarte un nuevo lineamiento. —Shion esperó pacientemente ante un reticente Sísifo—. Quiero que le digas a tu gente que a partir de hoy empezaremos un plan de control natal, es decir, solo se permitirá un hijo por pareja

—Eso no es problema para nosotros —explicó el Elfo—. Ninguna pareja tiene más de un hijo, así que no tienen de que preocuparse

—Sin embargo, necesito que todos los Elfos estén enterados de esta medida

—De acuerdo. Me permite una pregunta —acotó antes de que Sísifo se alejara—. ¿Qué pasará si una pareja tiene un segundo hijo?

El hombre carraspeó un momento antes de hablar.

—De haber un segundo hijo, éste tendrá que ser... reasignado —dijo intentando sacar cada una de las palabras y sin lograr declarar la verdad.

—¿Reasignado?

—Sí... eso, como primera medida de control, se entregará a otra pareja para ser criado.

—Pero esa pareja, ¿podrá tener su propio hijo?

—No, una vez declarado poder de un niño, no podrán tener ni acoger otro.

—Pero ¿qué hay de los niños que pueden quedar huérfanos? ¿Aún podrán ser criados por otros miembros de sus familias, aunque aún tengan hijos?

—No... —Sísifo apretó los puños—. Esos niños... los huérfanos y los segundos hijos... pasarán a ser parte de la fundación Graude, nosotros nos encargaremos de ellos.

Shion observó al castaño con ojos profundos sin parpadear, como si evaluara cada gesto del otro buscando algo, o tal vez, recordando la larga lista de compañeros al servicio de la fundación que no habían vuelto a ver un nuevo amanecer, el humano fue incapaz de sostener su mirada.

—Es importante que informes la nueva regla.

—Entiendo —expuso el peliverde con una reverencia—. No queremos eso, nuestra raza, aunque inferior a la de los hombres, es valiosa. Se lo diré a mi gente

Sísifo sonrió agradecido, sabía que los Elfos no representarían ningún problema, regresó el gesto y se despidió, dejando al peliverde en sus propios pensamientos.

—¿Sucede algo malo, maestro Shion? —preguntó un pequeño Elfo de ojos brillantes y cabello lila

—No —contestó el mayor viendo partir al rubio e inclinándose para quedar a la altura del infante—. No pasa nada malo, Mu

—¿Seguro? Usted se puso muy pálido después de lo que el señor Sísifo le dijo

—No es nada. —Agregó acariciando la pequeña cabeza.

—Maestro Shion, ¿todo estará bien para nosotros?

—¿Desde cuándo eres tan curioso, Mu?

—Muchos otros murmuran que el trato que los hombres nos dan no es el correcto, que merecemos ser más que simples sirvientes, pero que ellos nunca nos dejarán porque somos inferiores... ¿Por qué somos inferiores si tenemos habilidades que ellos no poseen maestro?

—Eso...es cierto, tenemos grandes habilidades, pero ¿qué es una gran habilidad sin el ingenio para ocuparla cuando se requiere? ¿O cuándo menos se espera? Los humanos no tienen nuestras habilidades, cierto, pero tienen la capacidad de resolver enormes problemas de manera increíble —dijo sonriéndole al más joven.

—¿Y eso es mejor que lo que nosotros hacemos?

—Es diferente.

—¿Y sus soluciones también son buenas para nosotros?

—Yo... creo que lo son, creo que sus soluciones pueden ser buenas para nosotros —explicó no muy convencido—. Pero vamos Mu, quita esas preocupaciones de tu pequeña cabeza, vamos a estar muy bien

—¿Me lo promete?

—Sí —contestó levantando el mentón del más pequeño para que lo mirara a los ojos—. Todo estará bien.

—Se lo agradezco mucho, maestro Shion —comentó el niño con una grata sonrisa

—Vamos, ¿quieres terminar de escuchar el cuento?

—¡Sí!

X-X

El día paso con tranquilidad, los Elfos, fueron debidamente informados por Shion y ahora los hombres esperaban pacientemente al anochecer, para darle la noticia a los Vampiros reunidos con el escuadrón de protección de los humanos.

—No te preocupes, Sísifo —comentó Aspros—, si se ponen muy difíciles, sólo basta un movimiento de manos para estallarles la cabeza

—No podemos prescindir de todos los Vampiros tampoco —recalcó Deuteros, su hermano tenía un odio muy marcado hacia los chupasangres.

—Tampoco podemos darles ventaja

—Aspros tiene razón —expuso un hombre de apariencia descuidada sentado en una banqueta—. Son una raza despreciable, y aunque digan que los Elfos son mejores, yo no me fío de ellos tampoco

—Es verdad —secundó Aspros

—Suficiente Rhadamanthys —Pidió Sísifo, viendo el último rayo de luz ocultarse—. Iré a hablar con Hades, estén al pendiente por cualquier cosa.

—Yo voy contigo. —Se ofreció un joven de cabellera castaña y gran sonrisa

—No te preocupes Tenma —sostuvo el rubio—. Quédate con los otros, debemos estar vigilando toda la noche en caso de una revuelta

Los demás acotaron la orden de su líder, quien se encaminó con paso firme hasta los límites de la ciudad, donde los vampiros resguardaban.

—Oye tú —le dijo Sísifo a un joven vampiro—. Dile a Hades que necesito hablar con él

—Sí señor —contestó el chupasangre, haciendo como se le pedía

Unos minutos después apareció al otro lado de la reja un impresionante Vampiro de cabellos muy negros, ojos profundos y gran porte, a su lado, una bella mujer pelirroja lo acompañaba.

—Hades —saludó el hombre—. Gracias por recibirme. Señora Perséfone, usted tan hermosa como siempre

—No es necesaria tanta grandilocuencia, recibirte y escucharte es mi trabajo—interrumpió el pelinegro—. ¿Qué es tan importante que te trae a nuestra humilde morada?

Sísifo suspiró profundamente sabiendo que nada aliviaría el golpe y cambiaría la reacción, así que solo lo soltó:

—Se hará un control de natalidad —expuso caminando para pararse delante de la reja y que el vampiro pudiera verlo bien—. Por lo tanto, a partir de este momento, cada pareja tiene derecho a un solo hijo, un segundo vástago, será reasignado a una nueva pareja, o en su defecto, tomado por la fundación Graude.

Un largo y tenso silencio se sintió en todo el lugar.

—¿Tomados por la fundación Graude? —preguntó Hades con voz de acero, tan plana y fría pero no logrando ocultar los destellos de ira—. No es mejor decir: 'eliminados por la fundación'... porque de todos mis parientes que han ido a sus túneles malditos, ninguno ha vuelto a surgir, al menos, no con vida.

El hermoso rostro del vampiro se tornó aterrador mientras los puños, única señal de su furia contenida, se apretaban sobre sí mismos. A su lado, Perséfone se sujetó de la manga de Hades con tanta fuerza que casi la rompe.

—Es la nueva orden —sentenció el hombre sin bajar la mirada no dejándose amedrentar—. Dile a tu gente para que no tengan que sufrir las consecuencias. Quedan advertidos. —Finalizó alejándose con paso firme y sin dar opción a réplicas.

—Hades —llamó Perséfone al ver a su esposo inmóvil frente a la reja—. Debemos obedecer, eso dictan las reglas.

—Las reglas pueden romperse —musitó el vampiro sin cambiar su expresión.

—Tú impusiste las reglas —comentó Perséfone con sarcasmo

—El consejo las impuso, pero este es el pretexto adecuado para romper sus reglas, y enseñarles el lugar que les corresponde. ¡Reúnelos! —Ordenó el pelinegro con la voz apretada dando la vuelta para regresar.

X-X

En una pequeña sala de una casa se encontraban un grupo de seis vampiros reunidos, escuchando las palabras de su principal líder.

—¿Es una broma? —preguntó un hombre rubio de cabello muy largo.

—Me preguntaba cuando iban a venir por los más pequeños —Apuntó un vampiro muy guapo—. Habían experimentado con niños mayores de 14 años, pero nunca con los más pequeños

—Pero no van a experimentar con ellos, Albafica —acotó el rubio molesto—. Los van a matar, no sé cuál de las dos cosas es peor. Mi esposa espera a nuestro segundo hijo y con esta nueva regla, significa que debo entregarlo para que lo asesinen

—Asmita tiene razón —comentó Orfeo quien estaba muy callado analizando la información—. Eurídice está nuevamente embarazada, nuestro segundo hijo será sacrificado, ni ella, ni Ikki soportarán perder al niño

—Tal vez podemos llegar a un acuerdo con los hombres —expuso otro de los vampiros—. Que dejen que las mujeres que actualmente están embarazadas tener a sus hijos y luego, nosotros empezaremos un plan de control natal

—Aioros, han dicho que reasignarán a los segundos hijos con parejas que no tengan vástagos... pero ¿cuántas parejas sin vástagos tenemos? —preguntó Hades con burla en su rostro, mirando fijamente a un silencioso castaño que solo pudo apretar los puños—. Exacto, no tenemos más que un par de parejas recientes, la mayoría está con su primer hijo, algunos incluso un tercero, "la reasignación" es una pantalla para nosotros, los niños serán eliminados y, ¿quieres saber por qué? Porque saben que son vulnerables —explicó poniéndose de pie y dirigiéndose a los demás—: Saben que en cualquier momento los vamos a superar, y temen ser rezagados. Se han dado cuenta de que ya no son la raza superior y lo único que los mantiene en la cima es su tecnología que no comprendemos, pero no más, y esta nueva regla para controlarnos es algo que sencillamente no podemos tolerar, ¿no lo creen así?

Un silencio incómodo se instaló en la sala.

—¿Qué propones? —interrogó el único vampiro que se había mantenido al margen.

—Tomar el único camino que nos han dejado, eso es más que obvio — Hades les mostró una sonrisa sin alegría mientras daba voz a los pensamientos de todos—. No es la primera vez que abordamos el tema, pero es la primera vez que tenemos una urgencia real para tomar una decisión.

—La única forma de liberarnos es matándolos... ¿Eso es lo que propones? ¿Qué salgamos a acribillarlos? ¿Se te olvida que estos collares nos volarán la cabeza apenas levantemos una mano en contra de los hombres?

—Perder la cabeza nos preocupa a todos, Julián —aclaró Hades con voz suave—, en especial por la vida de nuestros vástagos, pero... ¿no son esos mismos vástagos a quien protegemos tanto quienes perderán la cabeza de todos modos? ¿Nuestra vida vale más que la suya entonces?

—No creo que sea tan fácil para ellos. —Tomó la palabra Aioros—. Tenemos un valor en su supervivencia.

—Tienes razón, nosotros lo tenemos, pero nuestros vástagos no —expuso el pelinegro—, esta orden no es en nuestra contra directamente, es en contra de nuestro futuro, y yo me pregunto: ¿qué tanto vale el futuro para nosotros?

—Propones una rebelión contra los humanos —enfatizó Julián después de un tenso silencio—. Tenemos una desventaja por estas cosas —señaló su collar—. Y ellos aún conservan gran parte de su tecnología, en especial sus armas y sus luces ultravioleta. No podemos lograrlo solos.

—No, no podemos hacer esto solos, tienes razón —coincidió el pelinegro—. pero no somos los únicos afectados, así que será necesario hablar con los elfos y convencerlos de ayudar.

—Los elfos son seres tranquilos y tienen beneficios que nosotros no tenemos, difícilmente se revelarán. —Agregó Orfeo

—No deben preocuparse por los elfos, Minos y yo nos encargaremos de convencerlos a nuestra causa. —Tranquilizó Hades

—Entiendo que hay que pelear, pero... si ganamos, ¿qué va a pasar después? ¿Solo nos marchamos a otra parte? ¿Qué hay de los humanos? —cuestionó Aioros.

—Debemos hacer lo que sea necesario para sobrevivir, los humanos siempre han sido nuestros enemigos y nunca han tenido piedad por nosotros, así que tampoco debemos de tenerla por ellos. —Añadió Albafica.

—Entre los hombres, hay gente inocente: niños, ancianos, personas que no tienen nada que ver con esto

—¿Y nuestros vástagos no nacidos tienen que ver con esto? —preguntó Albafica con un tono de desprecio—. A los humanos: hombres, niños, mujeres o ancianos no les importamos Julián. Ninguno de nosotros lo debe olvidar.

—No estoy dispuesto a perder a mis hijos por las excentricidades de los hombres —expuso Orfeo—. Pero estoy de acuerdo con Julián, hay personas inocentes en los campos, debemos ser prudentes con nuestras acciones o seremos igual que los humanos.

—Esto no se trata de ser mejor o peor, sino de sobrevivir —acotó Asmita—. Estoy de acuerdo en pelear y que se haga lo que sea necesario para garantizar nuestra sobrevivencia

—Hablamos de un futuro que no está garantizado. —Intervino Aioros—. Los humanos nos matarán en el momento en el que pongamos un pie al otro lado de la reja. ¿Cómo pretendes que sobrevivamos a ese primer obstáculo, Hades?

El pelinegro miró complacido al ver el rostro resignado de Aioros.

—Librándonos de los collares por supuesto —expuso el líder principal

—¿Y cómo vamos a hacer eso? —Ironizó Julián en una sonrisa burlesca.

—No lo tengo muy claro aún, pero cuando pase, es mejor que estemos listos. Así que, debemos planear una buena estrategia

Aioros, Julián y Orfeo no pudieron ocultar su mueca de preocupación, sin embargo, Asmita, Hades y Albafica se mostraron bastante abiertos a la planeación de una estrategia para asegurar su futuro.

X-X

—Está todo muy tranquilo en el campo de vampiros. —Observó Sísifo mirando las pantallas de los ordenadores del laboratorio

—Tal vez no lo tomaron tan mal —acotó Hakurei también pendiente de las pantallas

—No me gusta este silencio —expuso el rubio

—Miren, parece ser que su consejo apenas terminó la reunión —indicó Sage viendo a un grupo de vampiros salir de una de las casas

—Es decir que la manada aún no sabe de la nueva regla. —Hizo ver Sísifo abrumado— Hasgard —llamó a un hombre de gran tamaño—. Diles a los otros que se preparen, tal vez haya alboroto en el campo vampírico

—Sí señor —contestó el sujeto saliendo del lugar

—Tranquilo Sísifo —concilió Hakurei sin apartar la mirada de los ordenadores

—¿Qué están diciendo? —interrogó el rubio mirando a los dos científicos—. ¿Qué dicen?

—No tenemos audio señor —explicó un joven delgado, Sísifo resopló molesto

—¿Por qué?

—No vimos la necesidad —expuso Sage—. Miren, ellos ya se disponen a dar la noticia

Sísifo clavó su mirada en uno de los vampiros, quien llamó su atención.

—¿Quién es él?

—Su nombre es Aioros —contestó el joven delgado, en lo que el rubio observaba a los gemelos

—Si se te hace familiar, es porque es un descendiente de tu familia —explicó Hakurei

—Conoces muy bien el origen de los vampiros, uno de los tuyos fue parte de los experimentos —continuó Sage—. Y de él, nació Aioros

—Esto es…—las palabras se le fueron—. No lo había visto antes. ¿Por qué nunca me lo dijeron?

—Es mejor que algunos no sepan que podrían tener familiares entre los chupasangres.

Sísifo observó molesto a Hakurei y luego a Sage, estos por su parte estaban entretenidos en los movimientos de los vampiros.

—No le dijeron nada al resto del grupo. —Hizo ver el menor de los gemelos señalando la pantalla—. Cada uno se fue a su casa

—Tal vez acordaron decirles después —comentó su hermano en lo que Sísifo salía de la habitación—. ¿A dónde vas? —Quiso saber, pero el muchacho ya se había ido

Sísifo caminó tan rápido que no fue consiente en qué momento llegó frente a la muralla que los separaba de los vampiros.

—¿Hay alguien ahí? —llamó ante la inminente oscuridad

—¿Qué quieres? —preguntó un joven vampiro de cabellos claros y ojos verdes

—¿Aioros?

—Hola Sísifo

—¿Tú sabías de mí?

—Desde luego, te he visto caminar por ahí —señaló hacia el otro lado—. Y desde luego hice preguntas

—Yo no sabía de ti

—No tenías por qué saberlo —apuntó el vampiro—. Hace mucho tiempo que dejamos de ser familia. Pese a nuestro gran parecido, tú y yo, somos diferentes

—¿Cómo tomaron la noticia, los demás?

—Respecto a matar a nuestros hijos. Bueno, no fue bonito, pero lo aceptaron. Ustedes son los que mandan

—¿Tú tienes hijos Aioros?

—No. Pero lo tendré en cuenta para más adelante. ¿Necesitas algo más?

—No

X-X

Hades caminó en compañía de Perséfone hacia una de las casas cercanas, al llegar y tocar en ésta, fueron recibidos por una hermosa rubia de ojos azules.

—Madre —saludó Perséfone abrazando a la mujer—. Lamento venir sin avisar

—Pero si tu padre acabó de llegar —le dijo la rubia a la más joven—. ¿No estaba contigo? —preguntó a Hades

—Así es, Astrea —aclaró el pelinegro—. Pero olvidé decirle algo a Asmita y debo hablar con él; debemos hablar con él

—Claro pasen —los recibió la mayor

—¿Cómo va el embarazo? —preguntó Perséfone a su madre

—Me temo que será un niño muy inquieto —contestó Astrea—. ¿Y Makaria?

—Se fue a jugar por ahí

—Hija —llamó Asmita viendo a la pelirroja—. ¿Pasó algo malo?

—No padre. Hades y yo, tenemos que hablar contigo

—Los escucho.

Hades y Perséfone dieron un rápido vistazo a Astrea quien entendiendo salió del lugar.

—¿Qué sucede?

—Es respecto a la forma de la que vamos a prescindir de los collares —explicó el pelinegro—. Lo siento Asmita, pero tu hija es la única que tiene acceso a los laboratorios gracias a Sage.

—¿Cómo? —preguntó el rubio mirando a su hija con desagrado.

—No ha pasado nada padre, solo los procedimientos de rutina, y algunas pláticas al azar, pero es obvio que el humano baja la guardia cuando estoy con él.

—No pondré a mi hija en peligro.

—Matarán a tu segundo hijo si no lo hacemos —enfatizó Hades mirando de reojo a la joven vampira—. La nueva orden es que cualquier segundo hijo nonato sea absorbido por la fundación.

—¡Padre! Si es por el bien de mi madre y mi hermano correré el riesgo.

El rubio apretó los puños con fuerza y guardó un tenso silencio:

—¿Qué tan avanzada es tu relación con ese bastardo?

—Como dije: lo suficiente para que descuide sus deberes solo por estar conmigo.

—¿Por qué no mencionar esto al consejo? —preguntó molesto Asmita a Hades

—Por seguridad. Prefiero que esto esté entre nosotros solamente.

—Bien, he dicho que haría lo necesario para terminar con los humanos, entonces que así sea —dijo colocando una mano en el hombro de su hija ante la sonrisa de Hades y Perséfone.

Continuará

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