Nota aclaratoria por si no quedó claro (XD) en el capítulo anterior: Desde el capítulo anterior van a ver dos Minos: Minos (TLC) mano derecha de Hades, el maldito que hizo todos los desastres a lo largo de la historia, y su hijo Minos (serie clásica) el Grifo, quien funge como miembro del consejo. Para evitar confusiones, al mayor se llamara Minos, mientras que al otro lo reconocerán como El Grifo, y sí, fue este último el que mató a Tina y mutiló a Shaina.

Ahora sí, pueden continuar con la lectura.


9. Resistir o Morir

Shaina no era la misma mujer que había llegado días atrás al Inframundo, sus brillantes ojos verdes ahora estaban opacos y nublados bajo gruesas ojeras, apenas y se le podían ver el color tras el rojizo enfurecido de su esclerótica. Su cabello ya no era sedoso, ahora, un apestoso matorral de pelo enmarañado ocultaba su pálida piel y su rostro famélico. No poseía la silueta de antes, había bajado de peso considerablemente y cada fibra de su cuerpo le recordaba cruelmente que seguía viva. Ya no gozaba de la osadía característica de su signo, ya no brillaba como la guerrera valiente que en muchas ocasiones se jugó la vida en el Santuario, simplemente, era una mugrienta mujer, desdichada, acabada y marchita. La flama de su vida se apagaba lenta y continuamente con el pasar de los días.

Su lugar favorito, era un rincón de la celda, donde un pálido reflejo de sol o luna se filtraba con demasiada timidez, pero le brindaba algo de consuelo en los días más silenciosos, su recuerdo más hermoso era el de su madre cantando una dulce melodía, Shaina podía dibujar en su mente cada delicado gesto de aquella bella dama que le dio la vida y quiso, aunque sea por un minuto estar en sus cálidos brazos y recibir aquel beso delicado en su frente.

En aquel oscuro lugar no estaba su madre, no estaba Geist, no estaba Am. Shaina estaba sola, triste y abatida, cuestionándose si lo mejor era decirles a todos de una vez la verdad. Amaba a su familia, claro que la amaba, y había soportado tantos golpes, tantos insultos y ultrajes por ellos, pero era una carga muy pesada y su frágil alma pedía clemencia. ¡Ya no más! Decían las voces en su cabeza. ¡Suficiente! ¿Qué importaba todo cuando ella ya no estuviera? Igual, a todos lo que les esperaba al final del día era la muerte. ¿Qué importaba si ella se adelantaba un poco?

No obstante, ¿se iría tan tranquila sabiendo que su familia pagaría las consecuencias de su traición? ¿Qué le harían a su joven e impetuosa hermana, a su madre, a Am? ¿Cortarían sus cabezas para ponerlas sobre muros muy altos para demostrar quién era el superior? ¿Y Hades? ¿Acaso él no iría personalmente por la cabeza de Athena? Seguro él la mostraría a los suyos con tanto orgullo que los demás lo alabarían satisfechos, y nunca más volverían a desconfiar de él.

El Santuario no caería tan rápido, los vampiros no extinguirían su fuente de alimento y su interés más placentero en medio de una noche, de seguro todo aquel que quedará con vida se convertiría en un esclavo. ¿Y qué les pasaría después? Ya no importaba realmente, si ella estaba muerta, ¿por qué habría de importarle? No tenía que hacer mucho, simplemente, dar la ubicación del Santuario y seria libre, lo demás, seria problema de los atenienses, ella; ella ya había tenido suficiente.

¿Lo haría?

Una sonrisa cínica se dibujó en su pálido rostro. Shaina apenas tuvo un pequeño rastro de paz y sus torturadores llegaron nuevamente ante ella, apenas pudo hacerse hacia atrás, cuando uno de ellos la jaló con violencia y la sacó de la celda. Ella ya conocía la rutina; en el calabozo no tenían mucho espacio, por lo que todas las noches llegaban los mismo tres y la tiraban a los pies de Makaira quien le indicaba a los otros como y donde golpearla, y así podían estar hasta llegar el alba donde nuevamente era arrojada a la prisión.

Sin embargo, ese día Shaina se sorprendió por el camino tomado, ella ya conocía el corredor, pero ese era distinto, y cuando pensó que sus suplicas habían sido escuchadas y que ahora, la llevarían a su muerte junto con su antiguo compañero de celda, terminó siendo arrojada dentro lo que parecía un gran baño, allí los tres vampiros y sin ninguna piedad la desprendieron de su ropa dejándola completamente desnuda para luego tirarla al suelo donde uno de ellos le vertió encima y con mucha violencia un balde de agua helada, repitiendo su movimiento varias veces.

El agua la refrescó, pero al mismo tiempo le heló la piel y la hizo sentir todo el dolor que tenía acumulado. Finalmente y después de recibir una y otra vez insultos, fue puesta de pie donde sin poder distinguir debido a sus ojos semiabiertos, uno de ellos la tomó para vestirla con ropas limpias. Luego una vampira entró al lugar y con nada de paciencia arregló los desordenados cabellos de la cobra.

—Ya está presentable —dijo uno ellos con voz agria y mirando con despreció a la joven—. Bueno, en lo que se puede ver presentable un miserable humano —y sin delicadeza tomó a Shaina del brazo y la arrastró consigo.

La cobra no sabía que estaba pasando, por una vez no había recibió fuerte golpes, más que los propios del camino por su debilidad en las piernas cuando perdía el equilibrio, la habían puesto un vestido muy bonito de un azul muy claro, este le quedaba un poco grande, era largo con pequeños bordes blancos en el ruedo, las mangas se resbalaban por sus hombros, y el encaje del pecho le provocaba un poco de comezón; por un momento le recordó a las gitanas de los cuentos en los libros infantiles. A decir verdad el baño aunque brusco y poco consiente le había servido para recuperar algo de energía, y aunque parecía como ir a una fiesta empezó a pensar que ella era plato fuerte de aquel banquete, por lo que temió por su vida, pero al mismo tiempo agradeció que por fin terminara todo.

Sin embargo, sus pensamientos se enredaron cuando la metieron en un enorme cuarto y la sentaron en una mesa donde había un poco de pan y fruta. ¿Qué estaba pasando?

—Lamento mucho la falta de delicadeza de mis subordinados —dijo un vampiro a quien Shaina reconoció como Hades, los otros salieron dejándola completamente sola con aquel sujeto—. Pero no nos has hecho la tarea fácil tampoco y comprenderás, que los humanos no son nuestras criaturas favoritas —expuso tomando asiento delante de ella—. Vaya, te ves muy distinta a la mujer que llegó aquí hace algunos días. Recuerdo la osadía de tu mirada y tu voluntad tan imponente. No eres ni la mitad de la mujer que llegó aquí o que fue capaz de asesinar a dos de los míos. Te ves… tan maltrecha, casi muerta.

—Ahora usaran la psicología conmigo —dijo como pudo—. ¿Qué tipo de terapia es? ¿Me humillas para que hable?

—Fue sólo un comentario —continuó él caminando por el lugar—. Para que pienses como estarás en un par de meses, ¿resistirás más tiempo? —Ella no contestó y bajó la cabeza—. Soy testigo de la terquedad de los hombres, yo mismo he visto como se mantienen en pie a pesar de las adversidades, los he visto luchar, pero también los he visto perecer. Se adaptan y sobreviven, pero son frágiles. Llega un momento en el que el cuerpo ya no aguanta más. Conoces tus orígenes, ¿no, niña?

La humana levantó levemente los ojos, ¿a qué venía ese interrogatorio?

—Los hombres que fundaron, Asgard. Porque eres de ahí, ¿no? O eso llevas diciendo desde que llegaste, ¿quiénes fueron sus fundadores?

Shaina dio un rápido recorrido en su memoria, debía tener cuidado con el nombre que pronunciara, no podía nombrar a Sasha, ni a Sísifo, aunque ignoraba realmente lo que había pasado en aquellos tiempos, el decir sus nombres podría generar una alerta en el rey del Inframundo que de seguro si conocía muy bien la historia. Además, que la historia dictaba que fue el mismo Aioros quien rescató a la heredera Kido en ese entonces. ¿Qué nombre podía decir?

—Pandora —susurró—. Su nombre era Pandora.

—La sobrina de Misutmasa Kido. ¿Lo sabías?

—De los Kido, solo sabíamos que fueron los creadores de los inmortales. Después de la revolución, nunca nadie volvió a hablar de ellos.

—¿Quieres decir que Pandora, rechazó su apellido y linaje? —Hades observó con mirada intensa a la cobra que intentaba mantener la calma.

—No tenía conocimiento que la fundadora era una Kido. ¿Eso contesta tu pregunta? —retó y no imaginó que aún hubiera algo de engreimiento en su interior.

—¿Qué hay de sus guerreros? Te dije que tu mirada me recuerda a Deuteros.

—No sabemos nada —contestó tajante y sin entender por qué la insistencia al preguntar por ese hombre. ¿Qué había de importante en Deuteros, un guerrero muerto de hace 200 años—. Su nombre junto con otros es conmemorado cada año por su esfuerzo y sacrificio, pero como todos, murió a manos de los inmortales durante la revolución.

Hades no dijo nada, sonrió de medio lado observando a la cobra con curiosidad.

—Hay algo de verdad en tus palabras, pero no todo es cierto —pronunció después de unos segundos de silencio. La cobra se tensó en su sitio—. Déjame ayudarte, Shaina. Has pasado por mucho, ¿no? ¿Crees que tu mente y tu cuerpo soportaran por más tiempo? Shaina. Nadie, absolutamente nadie te cuestionara por rendirte, por decir lo que necesitamos escuchar. Has soportado mucho dolor, debes estar agotada. ¿A quién proteges?

Shaina no pudo reprimir las gruesas lágrimas que rodaron por sus mejillas. Solo quería un poco de paz.

—Si me dices la verdad, podre protegerte a ti y a los tuyos —continuó él buscando la mirada de la joven—. Debes tener hambre, por favor come. Disculpa lo poco, pero aquí no se necesitan de muchos alimentos humanos. Vamos, come —indicó y ella quien de verdad anhelaba un trozo de pan no se resistió al llevarse los alimentos a la boca, saboreándolos lentamente, pero su apetito fue más imprudente y como un animal empezó a devorar todo lo que se encontraba en la mesa—. Muy bien, como te decía, puedo protegerte a ti y a los tuyos. —Shaina levantó la mirada por escasos segundos—. Debes tener familia, ¿no? Tal vez un padre, tal vez una madre, hermanos o una pareja, ¿no? —Ella dejó de comer pero no respondió—. Tal vez Am, te esté esperando en casa. —Ante las palabras la Cobra intentó esconder el tatuaje de su brazo—. ¿Quién es Am? ¿Tu pareja? Sí, seguramente, te espera con ansias y tú deseas volver. Shaina —la voz de Hades fue incluso más suave—. Si me dices donde están los otros, te prometo que no te tocaremos ni a ti ni a tu familia. Am y tú estarán a salvo. Confía en mí.

—Ya te dije —contestó con voz entrecortada—. No queda nadie más que yo. Am ya no está, no hay nadie, nadie. Te lo juro.

—¡Mentirosa! —bramó molesto arrojándose con fuerza contra la chica quien quedo aprisionada contra la pared mientras su rostro era sostenido con violencia por las dedos largos de Hades—. Conozco a las mujeres como tú. Mentirosas. Piensan que por ser bonitas se pueden salir con la suya, piensan que me pueden engañar. Nunca nadie me volverá a engañar, Shaina.

—No te engaño —comentó por mero instinto y los dedos de Hades se envolvieron sobre su cuello cortándole el aire—. No…

—Sí, lo haces, mientes, ocultas algo. Pero si no me dices la verdad —amenazó acercando su boca al oído de la cobra—, cuando los encuentre, a la primera persona que despedazaré será a Am. No te mataré —agregó soltándola para dejarla respirar—. Quiero que veas con tus propios ojos como acabo con la vida de Am. Lamentaras haberme engañado, y luego acabaré con tu miserable vida. Porque Ahora, mi querida Shaina. ¡Tu vida me pertenece!

—¿Por qué te engañaría? —dijo mirándolo a los ojos—. Mira lo que han hecho conmigo, ¿piensas que vale la pena proteger a alguien? Yo sólo busco la muerte o que me dejen ir.

—Algunos humanos son muy desleales, yo lo sé por experiencia, pero también he visto a otros capaces de sacrificarse por quienes aman. Así que entenderás mi desconfianza.

—Te digo la verdad. —Shaina procuró no perder el equilibrio—. Después de la revolución no teníamos a donde ir, el pueblo de Asgard ha huido desde años y ha sobrevivido por mera suerte. El número de muertos es superior al número de nacidos. Ya no hay nada sobre la faz de la tierra más que agua y la falta de suministros nos llevó a una guerra interna. Nos vimos superados y… lo poco que quedaba de nuestra tierra fue consumida por tus lacayos. No hay nadie más…

—No te creo. —Hades apretó con más fuerza haciendo que Shaina se golpeara la cabeza—. Me impresiona tu astucia y fortaleza, pero no te creo. Te lo dije: conozco a las mentirosas como tú.

Shaina intentó escapar pero antes de poder hacer algo, Hades clavó sus colmillos con demasiada brusquedad hasta el punto de hacerle perder la conciencia. Era su fin.

X-X

El consejo vampiro estaba reunido, seis, de los siete miembros estaban sentados alrededor de una mesa en lo que discutían acaloradamente sobre el futuro de Shaina.

—¿De qué nos sirve tenerla con vida? —tomó la palabra Shun—. Ella apenas y sabe dónde está. Con todo lo que ha pasado apenas y se mantiene consciente.

—A mí me parece que ella sabe más de lo que aparenta —escupió Aioria apretando los puños—. Me llamó Aioros. ¡Aioros! —repitió frustrado—. Muchos aquí me han recordado una y otra vez el gran parecido que tengo con ese traidor, y ella me llama Aioros. Eso quiere decir que lo conoce.

—Sabemos que Aioros, ayudó a los humanos durante la revuelta —habló con tranquilidad Shun—, tal vez fue el fundador de Asgard, y le deben respeto.

—¿Y qué insinúas? —preguntó Makaria sentada a la cabeza con los pies extendidos sobre la mesa—. ¿Qué los humanos lo mataron después?

—No sería extraño —dijo Shaka que al igual que su padre poseía una voz apacible como un pequeño canto y un hermoso cabello rubio—. Los humanos son despreciables. Tal vez cuando Aioros, ya no les sirvió, se deshicieron de él.

—¡Tonterías! —bramó Aioria dándole un ligero golpe a la mesa.

—Además —prosiguió Shun—, tal vez ella no te confundió con tu hermano. Aioros puede ser otra persona.

—Uno que es igual a mí —acotó molesto mirando de medio lado al peliverde.

—Si mal no recuerdo —continuó Shun—, somos descendientes de los humanos. Escuche decir en alguna ocasión, que había un hombre muy parecido a tu hermano. Sísifo, creo que se llamaba éste.

—Buscas muchas excusas para la muerte de esa humana, querido hermano —ofreció Makaira desde su lugar.

—¿Para que la quieren con vida? —sostuvo el peliverde—. ¿No han tenido suficiente de ella? De todos realmente. Ninguno de los humanos que trajimos tuvo una muerte piadosa, y antes de eso, fueron víctimas constaste de torturas incensarías. Se supone que somos mejores que los hombres, y solo hemos demostrado ser bestias salvajes.

—Estoy de acuerdo con Shun —pronunció pausadamente Shaka—. Nos hemos rebajado al nivel de los humanos y eso es asqueroso. Además, no se debe jugar con la comida. Usemos a la humana para lo que es: alimento.

—Ustedes dos son muy aburridos —suspiró Makaira—. Shaka, tú nunca quisiste participar de los interrogatorios de los humanos.

—Ese tipo de cosas realmente no me interesan —explicó el rubio reclinándose en su silla en lo que acomodaba su gabardina blanca—. No voy a negar que la sangre humana me ha puesto más ansioso debido a su sabor, pero el golpear a una mujer hasta dejarla irreconocible no es algo que disfrute, yo, prefiero las muertes rápidas. No me gusta tener que soportar llantos y gritos de seres tan de poco valor.

Makaria rodó los ojos desinteresada para luego observar a su hermano.

—¿Y tú, Shun? Te envié a la celda de esa humana para que con tu cara angelical te hicieras su amigo. Parece que te excediste y ahora le tienes aprecio.

—¡Ja! —bufó el peliverde desviando la mirada—. Si le tuviera aprecio no estaría pidiendo por su cabeza. Jugar al policía bueno ya me tiene harto. Por mí la habría devorado en el bosque.

—¿Entonces por qué detuviste la diversión de mis hombres? —refutó la chica—, pensé que por lo menos te la llevarías contigo, pero lo único que hiciste fue llevarla a su celda. Te creía más divertido, hermano.

—Tus hombres iban a violarla —aclaró Shun sin apartar la mirada de la pelinegra—, no se supone que el intimar con otras razas es despreciable para toda la colonia.

—Hemos hecho cosas peores bajo estos techos, Shun —recalcó ella retándole con la mirada—. Tú no eres ajeno a esos pecados. No obstante, un humano ha sido toda una novedad. Es difícil negarles tanta carne y placer a todos.

—Oh, sí —habló un hermoso chico de facciones delicadas, y cabello rizado y celeste—. Tú misma te llevaste a ese hombre dos noches a tu cuarto.

—Oh, sí, Siegfried era su nombre. Pero estaba interrogándolo nada más, Afrodita —bromeó ella—, pero tuve que matarlo. Dime, hermano, ¿quieres a la humana para ti? Por eso tan molesto. Tenla por dos días, después me la regresas.

—Yo solamente creo, que como dijo Shaka, hay que usar a la humana para lo que es.

—Asesinarla no es una opción, Shun —siseó Aioria quien ya se había parado para observar por la ventana—. Ella sabe dónde está Aioros, estoy plenamente seguro de ello, y hasta que no hable, no irá a ninguna parte.

—¿Entonces quieren seguir torturándola? —tomó la palabra Shaka—. ¿Cuánto tiempo crees que la mantendrás con vida? —El rubio observó fijamente a su compañero—. Ya probamos las delicias de la sangre humana, es cuestión de tiempo para que cualquiera pierda la cabeza y vaya por ella para dejarla seca.

—Por eso mismo debemos saber dónde está el Santuario cuanto antes —atacó Aioria colando el dedo índice sobre la mesa con demasiada firmeza—. En ese lugar está toda la sangre que queramos.

—Tus sentimientos están manchados de sobras de venganza —hizo ver Shun—. No te interesa el Santuario, solo quieres encontrarte con Aioros para darle fin, obedecer tu raciocinio nos llevara a nuestra destrucción. Somos dueños del tiempo —habló esta vez para todos—, podemos encontrar esa comunidad más adelante. El mundo ya no es tan grande como antes y ellos no podrán estar ocultos por mucho tiempo. Por lo menos ya sabemos que aun están con vida.

—Te recuerdo que los humanos han estado escondidos durante 200 años —dijo Aioria— Y creo que no tengo que recordarte también —continuó mirando con molestia al otro—, que nosotros estuvimos ocultos debido a los efectos del arma biológica. Todos estuvimos esperando un ataque que jamás llegó, y éramos tan sensatos que sabíamos que si los humanos atacaban de nuevo íbamos a morir en esa ocasión. ¿Qué crees que harán ahora? Han tenido 200 años para avanzar en sus proyectos.

—Exactamente —tomó la palabra Makaira levantándose para caminar por el lugar—. Los humanos eran peligrosos en ese entonces, no sabemos qué tan letales son ahora. Ellos saben de nuestra existencia y nadie nos garantiza que estemos a salvo. De seguro, ellos, ya deben estar preparándose para atacarnos con sus bombas y armas.

—Ustedes no estuvieron durante la revolución —pronunció ya más tranquilo el león como solían llamar a Aioria—. Makaira y yo sabemos de qué les hablamos. Los humanos son peligrosos, aunque somos más rápidos y más fuertes, pudieron someternos. Miren nada más lo que hicieron con su arma biológica. Shun, Shaka, la humana debe decirnos la ubicación exacta del Santuario antes de que sea demasiado tarde.

—Esa muchacha lleva pocos días acá y ya parece un muerto viviente —hizo ver Shaka—. ¿De verdad creen que aun podemos obtener algo de ella? En las condiciones en las que está dudo que sirva aunque sea para alimento. Dejen morir a la chica, sigamos explorando y tal vez con suerte encontremos a otro humano que esté dispuesto a cooperar.

—¿Tal como lo hace ella? —escupió Makaria.

—En primer lugar —continuó Shaka—, sino hubieran matado tan rápido a los otros ya tendríamos algo. De seguro alguno eventualmente hubiese dicho la verdad.

—Además —esta vez quien habló fue Camus, quien hasta el entonces había permanecido en completo silencio—. Les dije que debían matar a la comandante, esa muchacha Tina ya estaba lo bastante fragmentada. Ver a su líder decapitada nos habría dado todo lo que necesitábamos.

—Me pareció mejor matar a Tina que a la otra —le restó importancia Makaira.

—Y nuevamente te digo —resopló Camus—: Tina ya estaba a milímetros de terminar de quebrarse, en cambio la otra ha demostrado mayor resistencia.

—¿Crees que un simple soldado sabe todos los secretos del Santuario? —Makaira se plantó delante de Camus—. A como yo lo veo, la comandante puede darnos información más provechosa: Puntos vulnerables del Santuario, entradas secretas. Dudo que un simple peón sepa todo eso.

—En eso ella tiene razón —ironizó Aioria, Camus se dio por vencido, Makaria tenía un buen punto—. Igual, ya no podemos devolver el tiempo, solo nos queda esa mujer y no la dejaremos ir hasta que nos diga todo…

—Los maestros vienen para acá —interrumpió El Grifo entrando con afán para ubicarse en su lado respectivo de la mesa—. Parece que están hartos de nuestras divagaciones.

—Se ven muy orgullosos de su incompetencia —la voz de Hades sonó con potencia, sin embargo, no hizo falta subir el tono para atraer la atención de todos los del consejo—. Espero que los niños ya hayan llegado a un acuerdo.

—No padre, no hemos llegado a un acuerdo —contestó cansadamente Makaria.

—Parece que nos apresuramos al dejarlos como miembros del consejo —dispuso Asmita, sin evitar clavar su mirada en Shaka quien suspiró abrumado—. Si no pueden hacer algo tan sencillo, es mejor que renuncien a su cargo.

—No es necesario —tomó la palabra Albafica—. Aún son jóvenes y tenemos un coctel de personalidades en esta mesa. Algunos son muy impetuosos, y otros… muy pacientes. Supongo que aprenderán a gestionar eso en un futuro.

—Por ahora. —Hades observó a cada miembro del consejo—. ¿Tienen alguna buena idea? ¿Qué harán con la chica?

El cuestionamiento hizo que todos bajaran la mirada, ninguno sabía que contestar a esto, pero lo que sí era seguro, es que en el momento que alguno tomara la palabra habría una fuerte discusión de dejar o no viva a la humana y con esto lo único que lograrían era impacientar más a los tres líderes superiores.

—Quiero que presten mucha atención —ordenó Hades—. Yo les diré que vamos a hacer, teniendo en cuenta que ustedes, caballeros y señorita, no tiene ni la mínima idea de cómo solucionar nuestro dilema.

—No queremos objeciones y no queremos más estupideces —habló pausadamente Asmita caminando por el cuarto—. Escuchen bien y sigan nuestro plan al pie de la letra o las consecuencias serán severas.

—No queremos prescindir de ninguno de ustedes —prosiguió Albafica—. Pero si siguen dándonos problemas se atendrán a un fuerte castigo, sin excepción. —Finalizó observando a su propio hijo.

El mensaje llegó con bastante claridad, ninguno se atrevió a cuestionar las palabras de los maestros, ahora los tres superiores estarían al mando del futuro de la cobra.

X-X

—¿Qué fue eso exactamente, padre? —un furioso Afrodita caminó al lado de su progenitor luego de que la reunión hubiese llegado a su fin—. ¡Sin excepciones! —repitió—.¿Es decir que si me equivoco vas a matarme?

—No pienses que tendremos consideración solo porque cuatro miembros del consejo son los hijos de los tres superiores —aclaró Albafica mirando a su hijo con tanta firmeza que el otro desistió de su reclamo—. No podemos darnos el lujo de tolerar sus fracasos. Se supone que eres el más sensato de todos.

—¿Quién te dijo esa gran mentira? —preguntó viendo a su padre caminar hasta una de las ventanas donde su vista voló hacia el firmamento—. Yo solo voy a esas reuniones porque tú me obligas. El consejo…

—El consejo lo es todo hijo. Tú eres uno de los miembros más respetados de la manada, y espero que eso siga así —dijo casi en un susurro mientras veía hacia los pasillos donde un vampiro de cabellos plateado caminaba lejos de ellos—. ¿Y cómo vas con Minos?

—¿Hablas del Grifo? —preguntó asqueado—. No voy con él.

—Tú le gustas.

—¿Y a mí qué? No es mi problema. No entiendo porque todos insisten.

—¿Todos? —Albafica observó a su hijo con algo de diversión.

—Makaria, es una molestia. Es tan buena amiga del Grifo, que busca la forma de ayudarle, pero padre. —Afrodita se paró derecho y con voz firme continuó—: No porque el señor Minos haya conseguido un prestigioso lugar dentro del consejo para su hijo, significa que me veré interesado en él. El Grifo no es de mis afectos, espero que algún día lo entiendas. Además, no sería eso alguna especie de incesto.

—¿Incesto? ¿A qué te refieres con eso?

—Después de todos estos años no has dejado entrar ni siquiera una vez a Minos mano derecha de Hades, a tu habitación. ¿En serio? Ni una sola vez. A menos de consuelo, por diversión o lo que sea, ¿no?

—¡No!

—¿En serio? Mi madre murió hace mucho. ¿Qué acaso no te hace falta? No te he visto nunca con nadie más y pensé que Minos…

—¡No! —protestó negando con la cabeza—. Minos ha sido un completo dolor de cabeza. Cuando el consejo lo obligó a darle un descendiente al Inframundo dejó de hostigarme tanto por respeto a su esposa. Lo que me parece irónico teniendo en cuenta que nunca respeto a la mía. Pero cada vez que puede no deja de insinuárseme y eso es desgastante, a veces quisiera matarlo más… —Albafica tomó aire y observó a su hijo que parecía muy entretenido en su charla—. Solo te digo, si El Grifo te gusta, dale chance desde ya, ¿para que soportar el drama por tanto tiempo? ¿Cuánto tiempo lleva cortejándote? ¿10 años?

—40 para ser exactos —contestó indignado en lo que Albafica sonreía divertido—. A mi él no me gusta, aquí hay vampiras y vampiros muy guapos, ¿por qué no va a molestar a otro?

—Porque te quiere a ti. 40 años, puede ser amor, ¿no lo crees?

Afrodita resopló burlón y su padre comprendió que había dicho algo estúpido. Minos mano derecha de Hades llevaba cortejándolo por más de 200 años, si 40 años podía ser amor, ¿qué significaba 200 años de súplicas? No obstante, aquel lacayo de Hades era peligroso, más de lo hubiese imaginado, y no podía estar seguro de los alcances de su hijo el Grifo, si este era la mitad de peligroso que su padre, Afrodita estaba en problemas.

—También puede ser una insana obsesión. Además, yo tengo mis estándares —continuó Afrodita atrayendo la atención del mayor, quien recordó el camino poco probable que estaba tomando su heredero.

—Observar a un elfo con tanto interés no es tener estándares, son una raza subdesarrollada —escupió con molestia. Era mejor ver a su hijo con El Grifo, a verlo cometiendo el error de aventurarse con un Elfo. Lo esperaba de cualquiera, pero no de Afrodita, su familia era mejor que cualquiera en ese llano lugar.

—¿Un elfo? ¿Bromeas? Jamás me fijaría en un elfo.

—Mas te vale, y espero que lo vi la otra vez haya sido un error.

—No sé qué es lo que viste padre, pero deberías revisar tu visión.

Afrodita resopló molesto y con paso grande se alejó de su padre.

X-X

—Mu —llamó un apuesto hombre de cabellos rubios y ojos azules al elfo quien andaba por los pasillos del castillo.

—La reunión término más rápido de lo que imaginé —expuso con cálida sonrisa—. ¿Todo bien, señor Shaka?

—Ya te he dicho que no me llames señor, no mientras no haya nadie cerca por ahí. ¿Quieres dar un paseo conmigo?

—¿Y cuál fue el veredicto final? —preguntó el elfo, en ese momento habían alcanzado la plaza central del castillo.

—No hubo veredicto final —contestó mirando hacia los campamentos élficos donde pequeñas llamas de antorchas daban luz al humilde lugar—. Algunos quieren asesinar a la humana, otros no.

—¿Y tú?

—Lo correcto es asesinarla —contestó rotundamente—. Es lo que dictan las normas. Los humanos deben ser eliminados.

—Sí, pero existe la posibilidad de que haya más humanos.

—Eso no lo sabemos.

—La única forma de saberlo es por medio de ella.

—En realidad Mu, hubo una propuesta sobre la mesa —explicó deteniendo su andar—. Y es que, deberíamos explorar las antiguas ruinas de la comunidad Rosa de los Vientos.

—Me parece una excelente idea. ¿Pero por qué me cuentas esto? No es como si tuviera que saberlo, ¿o sí?

—Eres un elfo de confianza —continuó el rubio, en lo que otro hacía una ligera reverencia tratando de ocultar su molestia, pues la palabra 'confianza', era otra forma de decirle: 'Tenemos a tu familia así que no hagas nada estúpido o ellos sufrirán las consecuencias'—. Por lo tanto pensamos que nadie más que tú puede ir hasta la antigua ciudad del norte.

—¿La ciudad del norte? —Mu no podía creer lo que escuchaba, regresar a sus origines era algo que jamás se le había cruzado por la cabeza—. ¿Por qué?

—Durante la rebelión, salimos muy aprisa de la ciudad, por lo tanto no investigamos tranquilamente, por ello pensamos que tal vez puede haber información sobre los humanos en ese lugar, algo que no hayamos tenido en cuenta en ese momento.

—Me parece una buena idea —dijo Mu mirando a su superior—. Además, de todo el tiempo que lleva llegar hasta esa zona, lo mejor es que la lo haga un elfo.

—Y tú, eres el indicado, amigo —acotó colocando una mano sobre el hombro del pelilila.

—¿Seguro? ¿No pensaran que escaparé?

—¿Lo harás?

Mu dio un rápido vistazo a su campamento donde los ojos de Shaka también se posaron con intensidad. ¿Escapar? Era una palabra tan efímera para los elfos. Los Vampiros tenían el control de todo, podría reírse de solo pensarlo.

—Todo lo que quiero está acá —contestó el elfo—. En realidad no hay ningún lugar a donde ir.

—Excelente —aceptó el rubio sin dejar de mirar el campamento élfico.

—¿Hay algo que te guste de ese lugar?

Shaka volvió a su posición ante aquella pregunta.

—¿No sé a qué te refieres, Mu?

—De una hermosa elfa de cabellos castaños en medio de los guardianes —recalcó con malicia—. ¿Pero cómo puede un vampiro estar interesado en una elfa?

—No puede —contestó con voz fría en lo que Mu se arrepentía de sus palabras—. Es inmoral, insano e inaudito, además, de asqueroso.

—Lo sé, lo sé. Por eso me confunde.

—No existe ninguna confusión, Mu. Tenlo claro, los vampiros no se mezclan con las razas inferiores —continuó en lo que elfo asentía—. Pero Ania, esa elfa, debería conocer su lugar y no sostenerme la mirada de la forma en que lo hace.

—Es… rebelde, la pondré en su lugar, te lo aseguro. No volverá a pasar.

—Eso espero, por ahora quiero que marches con tres elfos más, que sean los de tu entera confianza y vayan a la ciudad del norte y traigan toda la información relevante sobre los hombres. No quiero recordarte lo que pasara si no vuelves con lo pedido.

—No es necesario, señor. Con mucho gusto acataré sus órdenes.

X-X

—¡Hermana, hermana, ven acá! —Régulos corrió por los largos corredores tomando a Saori para arrastrarla con él.

—¿Qué te pasa? —preguntó ella tratando de soltarse.

—No discutas y camina más rápido.

—¿A dónde vamos?

—A mi habitación. Apresúrate, eres muy lenta.

—¡No soy lenta, solo que tú no me dejas caminar bien! —logró decir soltándose del agarre, no obstante, ya estaban frente a la recamara del chico.

—¡Entra rápido!

—¿Cuál es tu afán? —interrogó en lo que Régulos esperaba impaciente.

—¡Apresúrate!

—Bueno —aceptó entrando a la habitación donde el castaño rápidamente prendió la luz y dejó varios documentos sobre la cama—. ¿Qué es todo eso?

—Las cosas que estaban dentro de la caja de Pandora —explicó con rapidez mirando los papeles.

—Te tomaste tu tiempo para conseguirlos —hizo ver la chica llegando para revisar la información—. No entiendo nada.

—Son formulas químicas —dijo Régulos detallando la información—. Parece que nuestro abuelo Sísifo y mi padre estuvieron investigando mucho.

—¿Sobre qué?

—Mejorar el suero del proyecto Alfa.

—Dijeron que fue un fracaso —aclaró ella tomando un pequeño diario.

—Sí, pero no sabemos cómo fracasó. Parece ser que nuestro antepasado Sísifo no descartó del todo el proyecto. Aunque estos papeles no dicen mucho. Pero mira —sostuvo un mapa, Saori apenas levantó la vista al estar muy entretenida leyendo el diario—. Son las coordenadas del bunker. Necesitamos ir allá.

—¿Necesitamos?

—Sí, iré yo con alguien. Tal vez encuentre la información que requerimos.

—Te ves muy ansioso con esto. Hermano, no quiero que te arriesgues.

—Saori, tú lo dijiste la otra vez. Debemos pelear. Durante años hemos estado aquí escondidos. Sé que una buena parte del mundo está ahora bajo el agua, pero hay mucha tierra por explorar. Los humanos alguna vez lo tuvimos todo, como maquinas que hacían muchas cosas por nosotros. De poder volver a esos tiempos, impediremos que más gente muera.

Régulos se sentó sobre la cama triste, recordando como una extraña enfermedad se llevó a su padre y a un buen grupo de habitantes del Santuario. Había pasado quince años atrás, todos empezaron a enfermar de un momento a otro, y unos pocos murieron debido al virus pese a que se tomaron las medidas necesarias para mantener el germen al margen, pero diez años después, este, volvió a aparecer y con más fuerza que antes, y, en esa ocasión la cantidad de muertos los superó a todos. Muchos, perdieron a seres queridos por esa plaga.

—Se hizo todo lo posible, hermanito —dijo ella sentándose a su lado para abrazarlo.

—Si no hubiésemos estado aquí escondidos, si hubiésemos seguido evolucionado, mamá y papá estarían aquí. Nunca conocí a mamá y papá…

—Era el mejor de todos…

—Sí que lo era, ¿cierto?

—Sí.

—Por eso debemos hacer esto, hermana. Debemos… recuperar la tierra, y si algo de esto —continuó revolcando los documentos— nos sirve, debemos usarlo. Además, los elfos. ¿Recuerdas? Las frecuencias de baja gama los aturden, aquí no tenemos ninguna herramienta, radios o antenas, necesitamos todo lo que podamos hallar en ese bunker.

—Ve con cautela. Por favor… eres un muchacho muy listo, más listo que yo. Estoy segura que encontraras la solución a este problema. Pero… por favor no te pongas en riesgo.

—Estaré bien, tú busca un buen plan para que Aioros y Shion no enloquezcan con mi salida.

—¿Cuando vas a partir?

—Ya.

—Régulos…

—¿Qué?

—De acuerdo. Ve con Seiya, es de nuestra entera confianza.

—A la orden —dijo él dando vueltas por el lugar metiendo cosas en una maleta en lo que Saori volvía al diario.

—¿Leíste esto?

—Un diario de chicas, ¿para qué quiero leer eso? —acotó. Saori rodó los ojos.

—Era de Sasha.

—Sí, sí. Y lo primero que leí es lo mucho que estaba enamorada de Sísifo.

—¿Y leíste lo último?

—No. ¿Es algo importante?

—Mira.

Régulos tomó el pequeño cuaderno y donde le indicó su hermana empezó a leer, sus ojos se abrían en cada línea.

—¿Crees que esto sea cierto, Saori? De todas formas, ¿de qué nos servirá?

—¿Qué tal si Hades, aun vive? —comentó la chica caminando en círculos—. ¿Y si su grupo nunca se enteró de esto? ¿Qué pasaría si descubren que Hades asesinó a uno de sus líderes? Según leí, Orfeo era incluso más respetado que el mismo Hades. Tengo entendido que fue la desaparición de Orfeo la que desató la guerra.

—Igual ellos se iban a revolucionar, eso dijo Shion.

—Sí, pero se adelantaron porque Orfeo desapareció. ¿Lo recuerdas?

—Es que a veces la voz de Shion me hace dormir —sostuvo en lo que Saori lo miraba molesta—. Esto no nos servirá de nada. ¿Quién va creer esto? Nadie. Si Hades sigue vivo, su palabra valdrá más para los suyos que un diario viejo. En cambio todo esto —señaló los documentos sobre la cama—. Esto nos puede servir de algo. Iré al bunker. Debo encontrar toda la información necesaria y tal vez haya algo que nos sirva para acabar con los vampiros. ¿Tú que harás?

—Preguntarle a Shion y Aioros sobre esto —dijo levantando el diario—. Tal vez sirva de algo.

—Bueno, pregúntales cuando noten mi desaparición antes no. Deséame suerte…

Régulos no esperó a que Saori se despidiera y rápidamente se marchó del lugar.

—Buena suerte, hermanito.

X-X

Estaba viva, no había duda, seguía allí en el frío y lúgubre Inframundo y continuaba con vida, y parecía que su tortura nunca terminaría. No se atrevió a levantarse de inmediato, de lo último que se acordaba era de las manos de Hades sobre su cuello y esos dientes afilados atravesando su piel. No sabía que la había hecho desmayarse: El miedo, la debilidad de su mente, alma y cuerpo, o todo al mismo tiempo. Sin embargo, estaba ahí, tirada sobre una cómoda cama en medio de la oscuridad. Por lo que podía deducir que seguía en ese cuarto donde fue atacada por Hades.

—Hades… —pronunció en un pequeño susurró como si con aquello obligara a su desgastado cuerpo ponerse de pie y buscar alguna alternativa, pero ¿valdría la pena?

Los minutos o las horas pasaron, no estaba segura, ella, seguía sobre el lecho en una especie de letargo casi placentero del que no quería salir. Allí, en la oscuridad parecía que todo hubiese quedado atrás. Pero nada estaba olvidado.

—Levante, Shaina —se dijo a si misma adecuando sus ojos a la oscuridad e intentando ahogar el llanto y la melancolía—. Levante, busca una salida.

Poco a poco su mente fue teniendo algo de claridad, las palabras empezaron a tener sentido en su cabeza, y por una fracción recordó, que debía seguir. Estaba viva. Rápidamente se puso de pie, el mareo fue insignificante al lado de su afán por salir de ese lugar. Todo estaba en completo silencio, pero eso no quería decir que no estuviera sola, por lo que se levantó con cautela y caminó hasta la inmensa puerta de roble intentando inútilmente abrirla. Estaba completamente cerrada, pero debía de haber otra salida.

Giró sobre su eje e hizo un esfuerzo por tratar de ver la habitación, había una ventana gigante y otra puerta enorme, y la segunda opción se veía más interesante, por lo que corrió hasta esta abriéndola de par en par encontrándose con un impresionante baño. Las paredes eran de un azul rey, elegante y amplió, con esquinas doradas y en el centro una hermosa bañera del mismo tono parada sobre cuadro patas de roble. La estancia era magnífica, soberbia y maravillosa. Shaina sonrió con petulancia. Los vampiros no tenían necesidad de un aseo, pero podía apostar lo que fuera a que Hades gozaba de tomar largos baños en medio de esa habitación y allí no había ninguna salida para ella.

—La ventana —se dijo como intentando despejarse y darse un poco de ánimo. Así que no lo dudó mucho y corrió hasta esta adentrándose en un pequeño balcón—. ¡No puede ser!

Los ojos de Shaina viajaron en medio de la inmensidad del castillo, estaba muy oscuro, pero intuía que estaba en una torre muy alta, a los lejos se veían pequeñas casas de ladrillos iluminados tenuemente, habían muchas personas en el centro de la plaza con antorchas en el aire como si se tratará de una antigua secta. Podía escuchar los murmullos de los presentes gritando exasperados y maldiciendo. Al fondo una tarima se abría paso entre la multitud. No era mucho lo que Shaina pudiera distinguir, todo estaba muy lejos, pero parecía que los habitantes del inframundo se preparaban para una condena.

—Despiertas apenas para ver como los mentirosos mueren —dijo una voz tras sus espaldas, Shaina observó a Hades tras suyo con esa mirada siniestras y sus ojos brillosos. ¿En qué momento él había entrando a la habitación? ¿Estuvo allí todo el tiempo viendo como ella corría por cada rincón en busca de una salida?

Y aunque Shaina intentó defenderse no fue ni tan fuerte ni tan rápida para evitar el agarre del rey del Inframundo quien sin ninguno problema la hizo plantarse con firmeza cerca de la barandilla del balcón, donde la Cobra pudo apreciar el inmenso vació. Estaba muy alto, demasiado alto, una caída desde allí mataría a cualquiera. Pero Hades no quería que ella mirara el vació, tampoco le interesaba si en ese momento la hacía caer debido a la fuerza ejercida sobre su delicado cuerpo, Hades quería que ella viera lo que iba a pasar en medio de plaza.

—No te atrevas a cerrar los ojos —ordenó él—. Espero que tengas buena vista.

Shaina pudo distinguir a su antiguo compañero de celda —del cual nunca supo su nombre—, siendo arrastrado por los vampiros, él estaba siendo conducido hasta aquella tarima donde de seguro lo ejecutarían.

—Ese mugroso elfo es un mentiroso —explicó Hades—. Se atrevió a decir cosas indebidas sobre uno de nuestros miembros. Y ahora pagara por ello.

La Cobra no supo lo que pasó realmente con el elfo debido a que varios vampiros se reunieron a su alrededor, sin embargo, sabía que no había sido una muerte piadosa, aun a la distancia ella logró escuchar con perfecta claridad los gritos de angustia y dolor de su antiguo compañero, no hacía falta ser muy astuto para comprender que el elfo había sido cruelmente despedazado por los vampiros.

—Aquí no desperdiciamos la comida —susurró el pelinegro y con tétrica sonrisa salió de la habitación.

Shaina cayó de rodillas al suelo y no pudo evitar llorar con todas su fuerzas, la última vez que había visto al elfo fue cuando mataron a Tina y no había vuelto a saber de él en dos días, de seguro durante ese tiempo él fue sometido a una gran tortura hasta ser devorado sin misericordia en la plaza. No obstante, ella se recompuso con rapidez y hallándose sola buscó con afán alguna otra salida que jamás encontró, la única forma de salir de allí era por el balcón y la caída la mataría. No había forma de escalar, los ladrillos eran lisos y la torre muy recta, por lo que se planteó la opción de suicidarse, igual, cualquier cosa era mejor que seguir allí en ese infierno.

Mirando sobre su hombro y con algo de torpeza se subió sobre el barandal donde vio con precisión su final, estaba muy oscuro por lo que no sabía que le esperaba al final: Rocas, lanzas, agua. Ya no importaba nada de eso, solo esperaba que lo hubiese al fondo la matara súbitamente. Pero cuando quiso abalanzarse hacia delante no fue capaz y completamente frustrada volvió a la seguridad maldiciéndose por ser tan cobarde.

—Sabía que no te quitarías la vida —dijo Hades haciéndola brincar, ella no notó cuando él regresó al balcón—. Eres una sobreviviente. No te rindes fácilmente, no te das por vencida. Por eso no te quitaras la vida. Buscaras la forma de escapar. Pero… nunca lo lograras, así que sí, tu única salida es saltar al vació. —El rey de los vampiros caminó hasta la ventana donde con un ligero movimiento dejó caer una inmensa y gruesa cortina que oscureció por completo la habitación—. Ya casi amanece y debo descansar, por favor no hagas nada estúpido.

Hades se acomodo en el cálido lecho en lo que la cobra se adentraba al cuarto siguiendo cada movimiento del líder, quien poco a poco se fue quedado dormido, por su parte ella tomó asiento en un enorme sillón junto la puerta y agobiada mantuvo la vista fija en el vampiro que parecía dormir plácidamente, durante un rato estuvo vacilando sobre su siguiente movimiento, y es que si lo pensaba bien, no había nada que pudiera hacer.

Matar al rey de los vampiros no era una opción, primero estaba el 'cómo', ¿Cómo asesinar a un vampiro con sus propias manos? Ellos eran inmortales, invencibles, no había nada en su alrededor que sirviera como arma para acabar con el pelinegro, y si lograba acabar con Hades, ¿qué haría después? ¿Cómo escaparía de ahí? La puerta estaba completamente sellada, la única salida esperaba frente a ella y lo único que encontraría seria una muerte violenta, ahora, si decidía quedarse allí hasta que alguien la encontrara con las manos manchadas de sangre, también conseguiría que la asesinaran sin ningún miramiento.

Suspiró, no había nada que pudiera hacer, Hades no descansaría de forma tan tranquila si hubiera alguna salida, sus opciones eran simples, resistir o morir, observó su brazo y se impresionó por su increíble delgadez y lo palidez de su piel, una hermosa rosa, grande y roja descansaba en su dorso con el nombre de Am entre sus espinas.

—Volveré a casa, Am, te lo prometo. No me rendiré.

X-X

Shaina apenas si pudo conciliar el sueño cuando un súbito ruido la hizo ponerse de pie completamente asustada. Hades, su único acompañante en esa habitación sonrió interesando ante el gesto asustadizo de la cobra, esa noche la recamara gozaba de gran luminiscencia, dando a atender que anteriormente al líder del Inframundo no se le dio la gana de encender las luces. Ahora podía apreciar detalladamente cada milímetro de la alcoba.

Era enorme, muy enorme, como la habitación de un rey en la época victoriana. La cama estaba en todo el centro, con grandes columnas en cada uno de los cuadro lados, un edredón vino tinto vestía el lecho y muchas almohadas de igual color acompañaban a este. Alrededor por la pared había una inmensa biblioteca y ella pudo jurar que esta era más grande que la que se hallaba en el despacho de Athena. El rincón en el que estaba Shaina estaba justo cerca de la puerta, el sofá que ella había tomado como refugio era enorme aunque algo rígido, pero estaba muy bien cuidado. Delante una gran mensa reposaba con algunos libros sobre ella.

Había también un pequeño tocador, donde Hades apenas miró sobre su hombro el semblante estupefacto de la cobra, el balcón estaba muy cerca de la puerta del baño, y todo allí adentro parecía digno de un dios.

—No hagas nada estúpido —dijo el vampiro caminando lentamente hasta la salida dejando a Shaina sumergida en sus propios pensamientos.

La cobra suspiró, observó el lugar una vez más y con paso dubitativo caminó hasta la puerta para tomar el pomo. Era estúpido, pero tal vez, él había dejado la puerta abierta, pero antes de poder tocar el picaporte la puerta se abrió con rapidez asustando a Shaina en lo que una hermosa elfa de cabellos lila entraba a la habitación.

—¿Ibas a alguna parte? —preguntó la inmortal.

—No —contestó la cobra intentando ver hacia fuera en lo que la elfa cerraba la puerta.

—Igual no llegaras muy lejos si lo intentas. Por tu propio bien, no hagas una estupidez.

—Tú… —titubeó—. Tú, me curaste —hizo ver levantando su mano para que la elfa la viera—. Gracias.

—¿En serio me agradeces? —contestó la otra con petulancia empezando a organizar la habitación—. Por como yo lo veo, era mejor haberte dejado morir, ¿no? Y lo habría hecho, pero el señor Shun se hubiese molestado.

—De todas formas gracias.

—Mi nombre es Rhea.

—Te pareces a Mu —dijo intentando hacer conversación, no quería sentirse sola.

—¿Mu? ¿Conoces a mi hijo? ¿Por qué? —la pregunta sonó amenazante y la Cobra se echó para atrás—. ¿Por qué?

—Él, me llevó alimento un par de veces.

—Ese muchacho —resopló molesta sacudiendo las sábanas de la cama—. Le gusta meterse en problemas. De seguro lo viste más de lo que yo lo he visto en años.

—¿Por qué?

—Medida de seguridad. Nos mantienen alejados —explicó caminando hasta la chica para mirarla a los ojos—. ¿Quieres morir? —preguntó y con un ligero gesto señaló el balcón—. Porque es tu única salida. —Shaina no contestó—. Y si no quieres morir, escucha muy bien lo que te voy a decir —agregó obligando a Shaina a mirarla—. A Hades le encantan sus juguetes, si te portas bien, no te hará tanto daño.

—¿No va a matarme?

—No, si sabes jugar muy bien tus cartas —agregó enrollando las sábanas sucias para meterlas bajo su brazo—. Cree lo que te digo. Yo alguna vez estuve en tu lugar. También fui su juguete hasta que se hartó de mí. Pero contigo será diferente, eres humana —continuó mirando a la Cobra a los ojos—, a ti te puede matar en cualquier momento. Así que haz lo que tengas que hacer si quieres sobrevivir.

Rhea salió de la habitación dejando a una Shaina completamente confundida. ¿Qué debería hacer realmente?

X-X

—¿Cómo es posible que Régulos haya salido el Santuario y nadie lo haya notado? —bramó Aioros furioso dejando caer sus puños sobre la mesa del despacho principal—. Shion, parece que te estás haciendo viejo.

—Con todo respecto, Aioros, escapó durante tu guardia. Se fue a las 11 de la noche, de anoche —protestó el elfo.

—Pues se escapó durante la guardia de todos —recalcó Arles mirando a los dos inmortales—. ¿Señorita, tiene algo que decirnos? —Se dirigió a Saori—. Mi hijo menor tampoco está.

—¿Ares, se fue con ellos? —interrogó sorprendida la pelilila.

—¿Cuáles ellos? —preguntó Aioros mirando a la heredera—. ¿Quién más nos falta?

—Seiya —contestó Arles en lo que Saori se alzaba de brazos.

—¿A dónde fueron, señorita? Iré por ellos —bramó Aioros.

—Fueron a investigar una zona —contestó escuetamente la heredera—. Estarán bien, no sabía que tu pequeño había marchado con ellos, Arles, ¿estás seguro que Ares se fue con ellos?

—¡Desapareció al mismo tiempo! Creo… —contestó el hombre frustrado, su pequeño hijo solía ser más revoltoso que los dos mayores—. Pensé que se había ido a hacer guardia con alguno de sus hermanos. A veces suele correr tras ellos. Pero en todo el día no apareció así que supongo… Si algo le pasa…

—Estará bien —tranquilizó la joven—. No marcharon muy lejos. Volverán cuanto antes.

—¿Dónde están? —volvió a preguntar Aioros—. Iré por ellos.

—Yo voy contigo —sostuvo Arles.

—Los necesito aquí a todos —sostuvo la heredera—. Los chicos estarán bien, confíen en mí. Pero por otro lado, no podemos descuidar al Santuario y necesitamos empezar a organizarnos para ir por el cobre. Hilda dice que en el yacimiento habían tres asgardianos, no sabemos si sigan con vida. Ellos debieron dar la alarma cuando los vampiros atacaron, así que ella piensa que fueron agredidos antes de llegar a Asgard, o que tal vez pasaron por ahí sin notarlos.

—Aún es muy pronto para salir —habló tranquilamente Shion—. Los vampiros deben estar vigilando el lugar si saben que los asgardianos escaparon, es lo que harían.

—Sí, es lo que yo haría. Esperar a que vuelvan. Shion tiene razón, debemos esperar un poco más.

—¿Y si nos atacan en este momento? No tendremos con que defendernos —aclaró Saori.

—Señorita, aún hay algunas armas de plata y material suficiente para fabricar más. He pensando que podemos poner algunas trampas alrededor de la montaña, tendremos tiempo suficiente para prepararnos cuando las activen.

—Es buena idea, Shion.

—¿Se les olvida un tema importante acá? —llamó la atención Arles—. Mi hijo está allá afuera y nadie me dice donde encontrarlo.

—Te aseguro que Ares estará bien —calmó Saori—. Tu hijo es muy escurridizo. Mira, se te escapó en tus propias narices. Ni los gemelos lo notaron, los guardias tampoco. Él siempre va y viene, y no me digas que no. Hemos encontrado muchas cosas por ahí gracias a él. Te recuerdo que gracias a tu padre encontrarnos Asgard. Tu hijo heredó la misma habilidad.

—Eso no me pone de mejor humor, señorita.

—Por favor Arles, confía en mí. Te aseguro que en cinco días los chicos volverán.

—¡Cinco días! ¡Cinco!

—Oye, tranquilo —esta vez fue Shion quien se dirigió al hombre—. Si en tres días no regresan yo haré lo posible para saber donde están —recalcó mirando a la chica—, y traerlos de vuelta.

—Cinco días —ofreció Saori—. Si en cinco días no regresan te diré donde están. ¿De acuerdo?

—Si mi hijo muere, señorita Kido, no vuelva a contar con mi ayuda. —Arles habló firmemente y con el mismo gesto marchó del lugar.

—¿Dónde están, señorita?

—En cinco días te lo diré, Shion —sostuvo la chica, no imaginó que Régulos se llevaría a Ares consigo, claro que si lo analizaba mejor, de seguro el pequeño hijo de Arles había escapado a otro lado—. De todas formas es mejor revisar el perímetro. Tal vez Ares no marchó con mi hermano.

—Es un chico revoltoso, pero desapareció desde anoche —hizo ver Aioros—. Seguro se fue con Régulos.

—¡Maldita sea!

—¿Qué es eso tan importante que oculta, señorita? —la mirada de Shion no daba lugar a replicas.

—Encontré esto —dijo ella sacando el diario y como una forma de desviar la atención—. ¿Es cierto lo que dice este libro?

—No sé lo que dice —aceptó Shion recibiendo el cuadernillo, Aioros se acercó para observar su contendido—. ¿Crees que sea cierto? —preguntó al vampiro apenas terminaron de leer.

—Bueno, es posible… pero… —Aioros caminó por el lugar confundido—. Tal vez.

—¿Hades, pudo asesinar a Orfeo? —Saori observó al vampiro quien parecía le daba vueltas la cabeza—. Aquí dice que Deuteros, le envió este mensaje a Sasha. Que él fue testigo de la confesión de Hades.

—Pero eso de que la señora Perséfone tenía un romance con el hijo de Orfeo —intentó hablar Shion—. Eso no puede ser. Ella, era una vampira respetada. Amaba a su esposo, ¿no?

—No lo sé —contestó Aioros dejándose caer en el sofá—. Ella no se veía muy feliz… y… para nadie era un secreto lo mucho que Hades odiaba a Orfeo.

—¿Por qué? —preguntó Saori, Shion clavó su mirada en Aioros.

—Porque Hades quería a Eurídice.

—La esposa de Orfeo… pero… —Saori se sentía confundida y para Shion no era diferente la situación. Ninguno de los dos inmortales y pese a los largos años había hablado sobre el pasado.

—Verán. —Aioros tomó una gran bocanada de aire—, aunque no lo crean algunos matrimonios dentro de nuestra raza eran arreglados.

—¿Por qué? —quiso saber Saori, todas esas cosas no se hallaban en los registros.

—Por culpa de los humanos —contestó el vampiro y ahora caminó hasta la ventana—. Durante un tiempo experimentaron con nosotros para saber si era posible la mezcla entre razas. —Shion bajó la cabeza recordando esos sucesos—. Buscaban todo tipo de uniones: vampiros y elfos, elfos y humanos, humanos y vampiros. Nunca fue posible, pero no se detuvieron ahí.

—Para mantener motivadas a las tropas solían buscarnos a nosotros para… ya sabe —explicó Shion.

—Por lo general siempre iban por las más hermosas, o los más guapos. Había de todos los gustos. Algunos solo querían hablar, pero otros, no tanto —continuó Aioros, Saori escuchó tranquilamente—. Los vampiros eran más apetecidos.

—Sí —corroboró Shion—. Decían que los vampiros, tenían algo que los hacía mejores en la cama que cualquiera. Esto duró mucho tiempo, con el pasar de los años, se puede decir que perdieron el interés, pero aun así, había hombres que siempre buscaban la forma de mantener relaciones con algún inmortal.

—Oh.

—Como dijimos —continuó Aioros—, los vampiros éramos más apetecidos, especialmente nuestras mujeres, entre más bellas, más llamaban la atención. Así que el consejo buscó una solución para que dejaran de violentarlas, pues algunas veces… había algunos que se ponían muy violentos y ellas simplemente no volvían. Hades acordó con los hombres, que si una vampira estaba casada, ellos no tendrían derecho de buscarla. Los humanos aceptaron, pero cuando se dieron cuenta que la mayoría ya había conseguido esposo dejaron de venir tan seguido por ellas. Aún las buscaban, pero ya no con tanto interés, y las esposas de los miembros del consejo, tenían más suerte, a ellas no se atrevían ni a mirarlas.

—Por nuestra parte algunas elfas intentaron escapar tratando de quitarse los collares. Fue cuando descubrimos que estos explotaban si eran retirados a la fuerza. Pero aun así, ellas preferían estar muertas antes que aceptar los cortejos de los humanos. Por ello dejaron de venir por ellas.

—¿Qué pasó después? —preguntó la heredera cuando ambos inmortales guardaron silencio.

—Fue entonces cuando algunos hombres empezaron a sentirse atraídos por Eurídice —agregó Aioros—. Eurídice era una vampira hermosa, muy hermosa. Y no solo los hombres la querían, Hades también estaba interesado en ella y cuando pidió su mano en matrimonio se llevó una gran decepción cuando ella eligió a Orfeo. A sus padres no les importó, finalmente, Orfeo era incluso más respetado que Hades. Siempre se dijo que Orfeo estaba por encima de Hades, y el que Eurídice amara a Orfeo y no Hades, fue un golpe fuerte para este. No obstante, Perséfone se convirtió en la más hermosa cuando maduró, incluso superando a Eurídice. Perséfone era más joven, más bella y tenían modales exquisitos. Pronto Hades clavó su atención en ella y Asmita aceptó la propuesta. Recuerdo… recuerdo que Perséfone siempre estaba contenta, recuerdo su sonrisa radiante, pero cuando se casó con Hades su sonrisa se apagó, cada día su ceño se fruncía más.

Aioros bajó la mirada por un segundo tratando de analizar la situación que ahora parecía evidente.

—Ahora que me acuerdo, de un momento a otro ella volvió a sonreír, siempre estaba feliz. Durante 50 años de matrimonio nunca le había visto sonreír y después como si fuera una hermosa estrella, volvió a brillar.

—¿Crees que fue cuando empezó a salir con el hijo de Orfeo? —inquirió Shion asombrado.

—Tal vez… el muchacho tenía… 20 años, si mal no recuerdo. Tal vez menos. Ella era mucho mayor que él… pero él era impetuoso… tal vez… no lo sé. Si fue así… Hades tuvo que haberse molestado mucho. El padre le quita a Eurídice, y ahora el hijo a Perséfone... Cielos, si las cosas de verdad fueron así… —Aioros dio un largo suspiró se llevó las manos a la cabeza y luego agregó—. Hades asesinó a Orfeo… lo hizo.

—¿Por qué la señora Sasha, nunca nos dijo sobre esto?

—No lo sé, Shion —contestó Saori—. Tal vez ella pensó que lo mejor era guardar el secreto. ¿Habría servido de algo saberlo antes?

—A mí sí —sostuvo el vampiro—. He cargado una pena sobre mis hombros pensando que era un traidor y el traidor es él… Hades hizo todo esto por su propia conveniencia. Asesinó a inocentes solo por cubrir la muerte de Orfeo… yo…

—Tranquilo. Tal vez sea hora de que todos sepan la verdad… —ofreció Shion, Saori asintió afligida.

X-X

—¿Qué quieres de mí? —preguntó Shaina cuando Hades entró a la recamara. Se le veía divertido e indiferente.

—¿Prefieres la celda? —inquirió él. Shaina negó rotundamente—. ¿Entonces?

—¿Por qué me tienes aquí?

—Para mi entretención —contestó con risa cínica en lo que la chica resoplaba derrotada—. No te preocupes no durara, no hasta que el consejo se ponga de acuerdo.

—¿Qué dice el consejo? —Entendía algo las reglas gracias a lo poco que le contó el elfo de la celda.

—Unos dicen que deberíamos matarte, otros, los más siniestros, aseguran que deberíamos dejarte en una celda para que tomemos turnos cada uno y bebemos de tu sangre cada vez que queramos, y otros, unos pocos, insisten en que deberemos seguir torturándote para obtener la verdad.

—¿Esos pocos, serán tu hija Makaira? —escupió, pero Hades solo contestó con una sonrisa—. ¿Y tú qué opinas?

—Yo te quiero para mí —respondió sin ninguna vergüenza—. Tener un delicioso manjar solo para mí es gratificante, pero como negarle tan placentero acto a mis hijos.

—Puedes tenerme solo para ti —acotó ella poniéndose de pie para sentarse junto a él—. Seré tuya si es lo que quieres, haré lo que me pidas. Pero no me dejes en manos de los demás. Podrás tenerme solo para ti.

—¿Y cómo quiere que le niegue semejante manjar a mis hijos? —preguntó colando un mechón verde tras la oreja de la chica—. Si me dijeras donde está el resto.

—No hay resto —aclaró con firmeza en lo que tomaba las manos de Hades entre las suyas—. No lo hay, solo quedo yo y puedo ser enteramente tuya. Hasta que te hartes de mí. Será tu esclava y me quedaré a tu lado el tiempo que desees, te lo prometo.

—¿Y por qué de tu ofrecimiento tan desinteresado? ¿Ahora quieres colaborar?

—No quiero morir. No me queda nadie, lo sé, pero tampoco quiero morir. Tengo miedo de morir. Así que prefiero estar aquí contigo a ser… devorada por la oscuridad.

—Podría hacer una excepción —acepto con petulancia mirándola directamente—. ¿Qué tienes para mí? Tu sangre no es lo único que quiero…

—Te daré lo que sea…

Hades saboreo con fascinación aquella propuesta, la sangre de la humana era sin duda ambrosia, hace mucho tiempo no tenía nada así, si jugaba bien sus cartas, tendría a su propia humana sirviéndole como mejor le pareciera, y como si ella hubiera leído sus pensamientos, se acostó sobre la cama estirando su cabeza para dejar su cuello a disposición del vampiro, que no dudo un segundo en clavar su afilados dientes en ella.

X-X

La mañana llegó más rápido de lo que Shaina suplicó. La verdad la noche anterior le había dejado tan exhausta que no estaba segura si se había debido a la pérdida de sangre o que el vampiro que ahora dormitaba tranquilamente le hubiera dando un inimaginable placer. Por lo menos ese tipo de tortura aunque en un principio la asustó fue una verdadera satisfacción. Ahora, entendía las palabras de su antiguo compañero de celda, y de cómo él enloqueció por esa vampira.

Sin embargo, y aunque había sido una noche placentera, ella no estaba dispuesta a quedarse, no al lado de ese vampiro que le producía tanto miedo y de alguna forma repulsión. Sus caricias, sus besos habían sido agradables, pero nada se comparaba al delicioso perfume y a las delicadas manos de Am, y solo con Am quería estar.

Se levantó de la cama con paso decidido. Si algo había aprendido de Aioros es que los vampiros solían quedarse completamente dormidos cuando se sentían a salvo, a diferencia de los humanos que un fuerte ruido podría despertarlos a los vampiros se les podía caer el mundo encima y no se darían cuenta a menos que sus vidas se vieran en peligro y esto era más por instinto que por tener un sueño delicado. Desde luego, no podía prender las luces, no sin arriesgarse a que él despertara, abrir las cortinas tampoco era una opción en el momento en que el vampiro sintiera la luz del sol sobre su cuerpo se levantaría asustado y la mataría de un solo golpe. Así que, debía ser precavida. Muy precavida.

Abrir la puerta principal no le costó trabajo, la noche anterior cuando Rhea dejó la habitación Shaina fue lo suficientemente rápida para dejar caer un diminuto trozo de madera impidiendo que la puerta se sellara, y ahora, a plena luz del día sabia, que los únicos que tal vez estarían por ahí serian los elfos, y si era sigilosa tal vez ellos no notarían su presencia.

—Mierda —susurró al verse sumergida en un largo sendero y sin estar segura si ir a la izquierda o la derecha. Al frente suyo había otra recamara y no sabía quién estuviera del otro lado, así que decidió marchar por los largos corredores iluminados por el astro rey.

El tiempo pasó sin prisa, ella debía recordar muy bien el camino de regreso, porque era seguro que ese primer día no lograría escapar, así que debía ser inteligente y pensar muy bien sus pasos y sus movimientos. Había elfos como lo pensó, estos estaban dispuestos en las entradas principales y al final de algunos pasillos, pero como monolitos no se movían de su lugar mostrando el poco interés por vigilar. No obstante, no pudo avanzar mucho, porque de un momento a otro, la seguridad empezó acrecentarse y ahora había elfos por doquier, por lo que se vio en la obligación de regresar con Hades antes de ser descubierta.

X-X

La ciudad del norte ya no era como antes, los grandes edificios, los paneles solares, las pequeñas casas, los campos y la plaza, todo había desaparecido, algunas cosas quedaron completamente destruidas con las explosión de la revolución, otras se añejaron con el tiempo y otras pocas, se las habían logrado llevar los vampiros en su momento para fortalecer el castillo del inframundo. Por lo tanto, aquella ciudad que alguna vez estuvo llena de luz y alegría ahora era apenas un ligero recordatorio de la maldad y consecuencias de la guerra.

Mu no recordaba mucho, apenas era un crio cuando todo la guerra estalló, no se acordaba del olor de aquellos días, ni de las risas traviesas en compañía de su primo Lune, su único recuerdo y el más doloroso era la perdida: la de su padre a manos de los vampiros y que ellos habían sido esclavizados por culpa de la traición. La traición de Shion.

El ambiente era diferente, polvoriento y algo pesado, las grandes fortalezas apenas eran piedra sobre piedra y todo se veía gris. Tres días les tomó a los elfos llegar a la antigua ciudad del Norte. No les dieron mucho tiempo, y tenían otros tres días para regresar, por lo que durante todo el camino, apenas habían descansado un par de horas.

Mu viajaba con tres elfos, tal cual se lo había ordenado Shaka. Ania, era uno de ellos, una impresionante elfa de cabellos castaños, tan largos y ondulados que para no causarle tropiezos prefería atar en una trenza, sus ojos eran de un color grisáceo mientras su piel acanelada era muy lisa y suave, característica normal de los elfos el de tener una belleza envidiable pese a las condiciones. Yato era otro talentoso elfo, amigable y algo revoltoso, de cabellos dorados y ojos brillosos, tenía una apariencia joven y lo era, apenas y tenía 217 años, era mayor que Mu, pero igual de fuerte y hábil, a su lado, el otro elfo se llamaba, Coral, nombre extraño pero así lo había bautizado su madre antes de perecer por los químicos de aquella trágica guerra, al igual que Mu él apenas era un crio cuando todo empezó, y aunque en su infancia su mirada reflejaba esperanza, ahora sus ojos cobrizos parecían siempre estar conteniendo una profunda ira.

—Coral, Yato. Ustedes por ese lado —ordenó Mu—. Ania, quiero que vayas hacia el sur.

Los otros tres obedecieron sin chistar en lo que Mu se encaminaba hasta las ruinas de lo que alguna vez fue, el gran edificio Graude.

El lugar estaba completamente hecho trisas, todo el edificio había caído y apenas se veían las piedras que conformaban las antiguas paredes de recinto, entrar al lugar era imposible, además, de peligroso, pero Mu sabía que allí adentro debían estar todas las respuestas que necesitaba, así que, dejando el miedo a un lado, se armó de valor, y aprovechando su delgadez se deslizó entre las grietas adentrándose en lo más profundo del lugar. Todo estaba oscuro, y cada paso era la promesa de un nuevo derrumbe, pero no le importó, confiado continuó adelante, y aunque le costó trabajó y tragó mucho polvo y tierra aún así, logró encontrar antiguos gabinetes y un poco de lo que fue la tecnología de los humanos, varias computadoras y algunos monitores se encontraban completamente averiados. Mu sabía que no iba a encontrar nada en los ordenadores, de todas formas, tampoco sabía cómo echar andar una maquina de esas, contando con que aún encendieran, así que en medio de la poco la luz que se filtraba empezó a revolcar todos los documentos que halló a su paso, hasta que por fin sus ojos se cruzaron que el mayor grande tesoro de los hombres.

—Lo tengo —le dijo a la nada y como hiciera para entrar así logró salir, aunque el recorrido de regreso le tomó más tiempo, ya se encontraba afuera, tosiendo grandes cantidades de polvo, pero con un documento importante en la mano.

—¿Encontraste algo interesante? —expuso una voz femenina a sus espaldas, Mu no esperaba aquella intervención por lo que le sobresaltó encontrar aquella persona en ese lugar.

—Alana, ¿qué haces acá? Es peligroso que te vean conmigo.

—Poseidón me envió con un grupo de exploradores —expresó la mujer de larga cabellera plateada—. Cuando supimos de la existencia de humanos, él pensó que podríamos hallar algo en este antiguo lugar, pero nadie se había atrevido a adentrarse tanto en estas ruinas. ¿Hay algo que nos sirva para liberar a nuestra gente?

—Qué bueno que mi mensaje les llegó —expuso mirando por todo lado—. Encontré algo pero no sé si nos sirva.

—¿Qué es? —preguntó ella en lo que Mu apretaba los documentos con fuerza—Somos la resistencia, Mu, y lo sabes. Así que si encontraste algo…

—Sé que te preocupan tus padres, yo también tengo familia en el campamento, pero debemos ser cautelosos y no tomarnos nada a la ligera. Si esto se sale de control y me descubren asesinaran a mi madre.

—¿Encontraste algo? —preguntó frustrada.

—Encontré algo sobre el Santuario. Dice que es un refugio. Pero nada más. Te lo juro.

—¿Entonces por qué sostienes ese papel con tanto interés? —señaló.

—Tengo que llevarle algo a los vampiros, ¿no? Esto no es nada. Mira —entregó—. Como ves no hay nada que valga la pena. Pero los humanos han hablado de un sitio llamado Santuario. Eso solo comprueba que el lugar existe. Ten cuidado, esos documentos tienen años.

—Mu no se te olvide que nosotros somos tu pueblo y eso es lo que interesa, para eso es la resistencia —apuró ella devolviendo los papeles.

—Y no se me olvida, como tampoco se me olvida el daño causado por los hombres y vampiros, no me malentiendas, respeto a Julián y fue un alivio saber que albergó a varios de los nuestros, pero no estoy de acuerdo en una alianza con los humanos, eso es estúpido y completamente absurdo. Tanto hombres como vampiros deberían desaparecer de la faz de la tierra, lo único que hacen es dañar al mundo y destruir todo a su paso.

—Dices que los elfos deberíamos gobernar el mundo.

—Así es, nosotros tenemos la sapiencia, las habilidades y la entereza para convertir al mundo en un lugar mejor y jamás lo lograremos aliándonos con otra raza. Los humanos son débiles y traidores, y los vampiros bestias salvajes y tristes. Ten presente que de no haber sido por los humanos, los Genéreles Marinos, hace mucho hubiesen acabado con el Inframundo. No entiendo por qué Julián ahora está interesado en los humanos después de lo que hicieron.

—Las alianzas son necesarias y espero, Mu, que tu voluntad no destruya a nuestro pueblo.

—No te afanes, querida Alana. Todo estará bien. Te lo prometo.

—¿Estará bien para quién?

—Para nosotros los elfos.

—Entiendo. ¿Solo nosotros los elfos sobreviviremos?

—¿Y no crees que debería ser así?

—Tal vez, pero hay vampiros de noble corazón, como Julián e Ikki. Ellos…

—Lo sé, y espero no tener que matarlos al final del día. Sí todo sale bien, podremos vivir en paz con unos pocos, de lo contrario, todos deben desaparecer. No espero que lo entiendas.

—A veces piensas igual que los hombres —decretó ella con voz melancólica marchándose del lugar.

Continuará…

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Mil gracias a todos como siempre por leer y por apoyo brindado.

Mil gracias a Smarty26, Nyan-mx, Natalita07, Beautyonly, 8D, y a Ivonne Galvn, por sus maravillosos comentarios y palabras de aliento.

8D: Hola… sí, todo se salió de control, la pobre Shaina no la está pasando muy bien que digamos, pero ya casi se acaba su tortura, bueno, más o menos XD… pues no estabas muy lejos de tus apreciaciones, aquí no se puede confiar en nadie, así parezca una buena persona jejeje… y bueno, sí, esa batalla de los cinco ejércitos XD, me pase, de los tres ejércitos va a estar caótica. Alerta de spoiler, muchos van a morir jijiji aunque eso ya se sabía XD… más adelante sabrás de Poseidón y su gente, como ves he ido dejando algunos rastros de ellos por ahí. Gusto como siempre en leerte, muchas gracias por tu apoyo.

Un abrazo para todos, nos estamos leyendo.