11. Recelo

—¡No! ¡No! ¡No!

Shaina hizo un esfuerzo gigantesco para incorporarse, estaba mareada, hambrienta, herida y asustada, por lo que cada parte de su cuerpo clamó clemencia cuando ella se movió, no obstante, ese no era su mayor problema. Él estaba allí, mirándola con cinismo detrás de sus mechones verdes.

—¡No! ¡No! —volvió a bramar la cobra. Esta vez su tono fue más claro y como quien huye de un agresor la chica se arrastró lejos del vampiro.

—Espera. Guarda silencio —pidió él en voz baja y caminando muy despacio para atraparla, pero ella seguía alejándose y gritando. Shun no tuvo más remedio que someterla, abrazándola desde atrás y tapando su boca—. Si no quieres que nos encuentren, es mejor que guardes silencio. No voy a hacerte daño.

Shaina no fue capaz de asimilar las palabras, sólo sabía que estaba atrapada, que había pasado por un gran tormento únicamente para terminar en las manos de los vampiros, por lo tanto, no estaba dispuesta a entender razones por más que Shun las pronunciara tan calmadamente.

—¡No voy a hacerte daño! —recalcó apretándola con fuerza y cortándole la respiración, los ojos de Shaina estaban brillantes por las gruesas lágrimas y debajo de la mano del vampiro ella resoplaba agitada—. Tranquila. Voy a soltarte —continuó observando la impresión de ella quien estaba muy alarmada, desde luego ella no había imaginado ese escenario—. Promete no hacer ningún ruido, todo el Inframundo te está buscando y no te aseguro que en esta ocasión te dejen con vida. ¿Entiendes? —bajo el agarre la chica asintió—. Perfecto.

Shun fue prudente, soltó primero su boca y aligeró un poco el agarre de su cuerpo, ella seguía con la mirada perdida y la respiración agitada, después de unos segundos el peliverde decidió dejarla libre del todo, ella no se molestó en correr, apenas se hizo a un lado y se tiró en el suelo donde empezó a sollozar desconsolada.

—Shaina no voy a hacerte daño —repitió él—. Quiero ayudarte, confía en mí. No te llevaré al Inframundo, todo lo contrario, te ayudaré a escapar de acá. ¿Sí? —Ella no contestó y continuó con la cabeza sumergida entre la hierba—. Shaina, necesito que te levantes, y debemos irnos ahora. —Shun suspiró derrotado, e ignorando los sollozos tomó a la chica del brazo levantándola como si fuera una simple muñeca de trapo—. Vamos.

La humana continuó llorando en silencio dejándose a arrastrar por el vampiro. En sus pensamientos sólo acechaba el reflejo de que todos sus esfuerzos habían sido en vano, toda su resistencia, todo su sacrificio, todo había sido en vano y por más que lo intentara, no había forma de escapar de ellos. Ahora, nuevamente, estaba siendo conducida hasta el Inframundo, sin poder resistirse. ¿Qué importaba su vida? Ella no regresaría pasara lo que pasara.

—¿Qué haces? —preguntó Shun al sentir que Shaina intentaba liberarse—. ¿No me estás escuchando? Voy a ayudarte. —La mirada de la Cobra hizo que Shun se frustrara—. Sé que es difícil de creer, pero es la verdad. En este momento, yo soy tu única alternativa, así que confía en mí. Ya casi amanece —continuó ante el mutismo de su acompañante—. Hay un refugio cerca, descansaré ahí y tú harás lo que te diga.

«Ya casi amanece» Repitió Shaina en su mente. ¿Cuánto tiempo estuvo inconsciente? Salió del castillo a la llegada del ocaso y luego corrió tan rápido como pudo, hasta ahí se acordaba, después de eso todo estaba en blanco.

—Es acá —dijo él frente a lo que parecía una lápida, Shaina observó detrás de un pequeño muro había un espacio amplio, no estaba segura de lo que se encontraba adentro, pero parecía un túnel—. Ere un refugio antiaéreo o algo así me pareció leer, es bastante largo, así que no te recomiendo adentrarte en él o te perderás. Por ahora, esto me mantendrá protegido del sol. Todos se irán pronto. El sol ya está saliendo. Así que en el día tienes ventaja. Toma —acotó entregando una pequeña navaja—. Necesitas proteína, ¿no?... De acuerdo no quieres hablar, lo entiendo. Caza algo. —Shaina observó el pequeño cuchillo e hizo un mohín de molestia, ¿cómo iba a atrapar algo con eso? —. Depende de cómo te portes te entregaré más cosas de mejor utilidad —explicó señalando su mochila, la Cobra la reconoció de inmediato, ese morral era el que ella llevaba durante la expedición—. Te daré un poco de agua, la necesitas. Toma —agregó entregando una botella y una pequeña brújula—. Quiero que camines 15 kilómetros al oeste. Únicamente al oeste, no vayas por otro camino. Te veré en la noche.

El inmortal desapareció debajo de la puertilla apenas el sol empezó a filtrarse entre el follaje y ella logró contemplar con mayor detalle el interior del lugar, se veía realmente extenso y Shun se perdió entre los corredores con demasiada rapidez. Él le había pedido ir hacia el oeste, prometiendo verla en la noche. Pero ¿y si todo era una trampa? ¿Y si esa ruta solo la conducía al Inframundo? Shun estaba loco si pensaba que ella le haría caso. Ya había tenido suficiente con los juegos mentales de Hades para ahora caer en los de Shun. Por lo tanto ella trazaría su propio camino, y se alejaría tanto como pudiera. Debía huir y correr lejos de ellos, así que contrario a lo que Shun le indicó Shaina corrió hacia el lado contrario mirando sobre su hombro que nadie la siguiera. Estaba paranoica, pero cabía la posibilidad de que algún elfo estuviera por ahí.

Después de varios kilómetros sus piernas flaquearon y tuvo que detenerse a respirar y a tratar de controlarse.

Un pequeño ruido de un riachuelo llamó su atención, Shaina recordó que tenía un poco de sed y que anhelaba refrescarse, caminó con delicadeza y al encontrarse frente al agua cristalina se arrojó ignorando los peligros. Hacía mucho tiempo no se sentía tan tranquila, así que bebió toda el agua que pudo y aprovechó para asearse y continuar su camino.

X-X

Mu observó el cielo despejado de esa suave mañana, caminó con sigilo por los largos caminos del castillo del Inframundo vigilando sus pasos y anidando sus pensamientos. Un elfo viejo lo observó de arriba abajo y después de un pequeño cruce de miradas, Mu se escurrió por medio de un pequeño muro, llegando hasta la parte trasera de una de las plazas. Su mano blanca se posó con delicadeza sobre los ladrillos de los muros, el tacto era cálido y áspero y continuó así hasta llegar a una rasilla sobrepuesta y con el mismo cuidado la empujó levemente, para luego desaparecer dentro de una grieta que lo llevó directo al exterior del Inframundo.

Respiró profundo antes de dar el primer paso y mirando hacia las ventanas más altas del castillo continuó su recorrido bajo el sol brillante que se escondía con timidez entre las hojas de los árboles.

—Llegué a pensar que no vendrías —susurró una dulce voz femenina saliendo detrás de un arbusto—. Tardaste.

—Te pido me disculpes, Alana —aclaró él con gesto gentil—. Tuve un pequeño percance antes de salir.

—¿Y la humana? —interrogó ella mirando su alrededor.

—Escapó —suspiro recargándose en un árbol—. Le dije que la ayudaría, pero ella se fue.

—¿Está muerta?

—Posiblemente. No estoy seguro en qué momento escapó, pero anoche hubo un gran escándalo por esto, salieron a buscarla, tal vez haya muerto.

—¡Maldición! —Alana apretó las manos y miró hacia el cielo buscando una respuesta—. Ella era… nuestra única alternativa.

—Ahora Poseidón tendrá que buscar otra forma de llegar a un acuerdo con los humanos —expuso caminando hasta al otro lado—. Igual, ella no era garantía de esa alianza. Tal vez sea mejor así y que continuemos con nuestros planes como lo teníamos ideado desde hace tiempo.

—Es porque tú no quieres a los humanos vivos —acotó ella con dulce mirada.

—Ni humanos ni vampiros. Ambas razas deben ser destruidas.

—Mu… —Alana intentó tomar al elfo de las manos pero este se alejó molesto.

—¿Por qué tardan tanto? ¿Qué están haciendo? ¿Por qué pierden el tiempo? Lune fue ejecutado hace unos días, hice lo que pude para mantenerlo a salvo, pero…

—Mu…

—Lo único que deben hacer es encontrar el refugio donde tienen a los niños. Y no veo ningún avance.

—No es tan fácil. Sé que te preocupas. Pero no podemos perder los estribos.

—Si Poseidón sigue pensando que una alianza con los humanos nos beneficiará, está muy equivocado. Ellos…

—Sí el Santuario y el Templo submarino se unen, sabes que llevaremos la ventaja, y tendremos más tiempo y espacio para buscar a los niños sin ponerlos en riesgo.

Alana suspiró agotada omitiendo un pequeño detalle que debía decirle a Mu, pero que prefirió guardarse para sí misma. El elfo no debía saber que los Generales habían encontrado un pequeño y poco perceptible rastro de los asgardianos, que lo habían seguido y estaban aparentemente cerca a lo que bien podía ser el Santuario. Decirle eso a Mu en ese momento y ahora con su forma de pensar tan radical parecía no ser la mejor opción.

—Sabes muy bien que si el Inframundo se entera de nuestros planes ejecutaran a los niños. ¡Y sólo perdemos el tiempo!—resopló él tratando de calmarse—.Debo regresar. Dile a Poseidón que lamento haber perdido su oportunidad de acercarse a los humanos.

—Mu —llamó Alana, pero éste no se giró a verla y desapareció por el mismo lugar que salió—. Espero no cometas una imprudencia, mi querido Mu.

No hacía mucho los Generales Marinos habían logrado encontrar a los elfos cautivos por el Inframundo, les tomó bastante tiempo, pero habían descubierto el gran castillo, lamentablemente y la única razón por la que no se habían revelado se debía que no sabían dónde estaban los más pequeños. Los vampiros no eran estúpidos e imaginando que algo así podía pasar, habían tomado a los niños alejándolos junto con sus madres. Cuando tenían una edad suficiente, los traían devuelta al castillo para ser entrenados y convertirse en guardianes, pero dentro de sus primeros cinco años, no se sabía nada de ellos.

Así había sido siempre, y aunque muchas parejas decidían no tener hijos, otras no podían evitarlo y ahí estaban los más pequeños pagando las consecuencias del amor. La madre de Mu había sido víctima de ello 40 años atrás, cuando decidió unirse a Dohko y dar a luz a Shiryu y ahora su medio hermano padecía de depresión, simplemente, por haberse enamorado de una bella elfa que le regaló producto del amor un hermoso hijo pelirrojo y rozagante que se encontraba en manos de los vampiros y solo los dioses sabrían donde encontrarlo. De no ser por ellos, Mu ya habría quemado todo sin importar el precio. Pero aquel pequeño de nombre Kiki no tenía la culpa de las banalidades y crueldades de los hombres y vampiros, ni mucho menos de sus ansias de venganza. No obstante, Mu empezaba a desconfiar de los Generales Marinos; ya llevaba jugando sus propias cartas, por lo que veía que lo mejor era seguir adelante con su plan a esperar a que un líder vampiro viniera a salvarlos, era una idea por demás estúpida y absurda.

Ellos debían salvarse solos.

Mu caminó con paso largo y de la misma forma llegó hasta el centro de la plaza donde sus ojos no pudieron evitar observar la tarima donde días antes había sido asesinado su primo.

—Y todo por enamorarte de ella —le dijo al aire suspirando con rabia—. Labraste tu propio destino, Lune, por una vampira. Yo… acabaré con todos.

X-X

—Ya terminamos, comandante Pandora. —Geist caminó hasta su líder seguida de sus demás compañeros.

Pandora observó a los recién llegados y apenas con un gesto les dio a entender que los había escuchado en lo que terminaba de atar una cinta negra a una gran hacha que usaba como arma cuando salía del Santuario. La comandante era una mujer de extraordinaria belleza, pero su ceño enfurecido y su gran defensa infundían un impresionante miedo.

—Debemos esperar al grupo del comandante Rhadamanthys, luego iremos al Santuario. Mañana debemos salir antes del amanecer para ir por el cobre.

—Terminamos de poner las trampas en todo el cuadrante —expuso Rhadamanthys llegando agotado y con cara de pocos amigos—. Nos tomó más tiempo del esperado, pero el perímetro es seguro y las minas están activas.

—Perfecto —dijo Pandora colocando su hacha sobre el hombro derecho—. Volvamos al Santuario antes de que anochezca. —Pero antes de poder dar el primer paso un fuerte ruido los hizo detener—. ¿Qué fue eso? Fue bastante cerca. ¿Un intruso?

Rhadamanthys y Pandora se miraron el uno al otro y con alevosía caminaron hasta el origen del sonido siendo seguidos por sus respectivas unidades. No les tomó mucho tiempo encontrarse con un elfo que había quedado atrapado bajo una red de plata.

—Parece que hemos atrapado una rata —sostuvo Rhadamanthys caminando alrededor del intruso en lo que Pandora colocaba su afilada hacha en el cuello del elfo.

—Por favor quítenme esto. Duele mucho —suplicó el inmortal evitando hacer el menor movimiento, pues cada que lo hacía se ganaba una nueva herida.

—¿Quién eres? ¿Vienes del Inframundo? —interrogó Pandora, el elfo la observo de arriba abajo. La impresionante mujer no tenía ni una pisca de miedo en sus ojos y su magnífica arma era muy afilada.

El elfo estaba muy confundido, no notó cuando fue atrapado y mucho menos en qué momento terminó rodeado por varios humanos, apenas y pudo detallar la gruesa red y el hacha que tenía enfrente, la cual era enorme, muy grande para que una mujer la cargara, pero la pelinegra la sostenía sin mayor problema. No era un hacha normal, tenía varias puntas afiladas en la parte de atrás, un emblema violeta en el centro, y una punta bastante letal en la parte inferior. Aquella arma estaba diseñada para atacar desde cualquier punto y todo su filo estaba bañado en plata. No había duda de que si no escogía bien sus palabras sería decapitado por aquella misteriosa dama.

—¿Pueden quitarme esto? —pidió de nuevo. Pandora hizo un movimiento con su cabeza y Geist junto a otro compañero se ubicaron a cada lado retirando la red y colocando inmediatamente un par de esposas de plata en las muñecas del elfo—. Esto no es necesario —aclaró él sintiendo la plata desprenderse de su carne, por lo menos habían sido gentiles al retirar la malla.

—¿Quién eres?! —volvió a preguntar la comandante.

—Mi nombre es Silas —empezó a explicar el inmortal—. Vengo del Templo Submarino y traigo un mensaje de Poseidón para Athena.

Ante la última palabra todos afianzaron la guardia.

—¿Qué sabes de Athena? —bramó Rhadamanthys.

—No sé nada. Sólo sé que es el nombre de su líder. Mi líder es Poseidón.

—Acaso es una especie de mala broma —se burló el comandante—. ¿Quién eres? —volvió a preguntar halando el cabello del elfo hacia atrás—. ¡Habla!

—Ya les dije. —El elfo intentó soltarse pero le fue imposible—. Soy un General Marino, vengo en nombre de Poseidón con un mensaje para Athena.

—¡Tonterías! —resopló Pandora y en el momento en que Rhadamanthys soltó el cabello del elfo, ésta le rebanó la cabeza sin ningún remordimiento haciendo saltar a más de uno que observaba con atención.

—¿Qué demonios hiciste, Pandora? —reclamó el otro mirando a su igual—. ¿Por qué lo mataste?

—Es claro, ¿no? —se defendió la pelinegra—. El Inframundo está más cerca de lo que pensamos, él era un espía.

—¿Y si decía la verdad? —masculló Rhadamanthys—. ¿No piensas que nos acabas de echar un nuevo enemigo encima?

—No me hables como si fueras mi superior —dijo ella amenazando al otro con su hacha—. No estamos aquí para andar confiando en cualquiera que se invente un cuento tonto de Templos submarinos y no sé que más mierda. La última vez que creímos en un extraño perdimos a la unidad seis, así que no me sermonees.

—Pues espero —dijo él alejándose del filo del arma— que seas tú quien le explique esto a la señorita, Kido.

X-X

Shaina estaba exhausta, llevaba horas marchando y apenas había conseguido algunas uvas para comer, su garganta estaba seca pese a ver bebido agua y la planta de sus pies ardía sin misericordia, su ropa no le ayudaba a que el camino fuera más ameno, tenía una fuerte jaqueca además de mucho sueño. No estaba segura de que tan lejos se encontraba del Inframundo o de Shun, había caminado todo el día y solo esperaba estar lo suficientemente retirada de cualquier vampiro.

Moriría antes de regresar al Inframundo.

Una inocente lagartija se atravesó en su campo de visión, Shaina no pudo evitar saborearse imaginando probar aquella delicada carne. Tenía que atraparla, y aunque no fuera mucho su poca carne sería suficiente para saciar su apetito y energía. Tomó la navaja con delicadeza sin apartar la vista del pequeño animal y de un solo golpe la arrojó hasta éste quien sin ningún problema esquivó el proyectil.

—¡Maldición! —bramó ofuscada mirando su mano mutilada, en el Santuario ella siempre destacó por su impecable puntería, ahora sin su dedo índice apenas y podía levantar algo, debía aprender a vivir sin esa parte de su cuerpo, y ahora que lo observaba, su mano no tenía un buen aspecto, el vendaje estaba sucio y parecía que la herida se estaba infectando—. ¡Genial!

Derrotada caminó hasta la pequeña navaja, igual con ese diminuto instrumento no era mucho lo que pudiera hacer, no obstante, no perdió el ímpetu y sin soltar el arma y completamente preparada terminó andando a ver si lograba encontrar nuevamente a su presa y no pasó mucho tiempo cuando de nuevo vio aquella lagartija caminando entre las hojas. No sabía si era la misma o era otra, pero esta vez no se le escaparía, sin embargo, el ruido de una rama partiéndose bajo su peso hizo que la pequeña criatura saliera corriendo.

—¡No escaparás! —expresó frustrada y con el cuchillo en la mano agarró a correr tras el reptil que rápidamente se perdió entre las hojas—. ¡Maldita sea! —dijo y estaba tan empeñada tratando de darle alcance al animal que no midió sus pasos y terminó rodando por una zanja—. ¡Mierda! —Shaina intentó incorporarse, pero ahora, la simple navaja se había clavado en su muslo derecho—. ¡Maldita sea, maldita sea! —dijo entre llanto viendo un hilo de sangre resbalarse por su pierna—. Esto no puede ser —continuó rasgando su vestido para hacer un torniquete e hizo lo que pudo para no gritar cuando retiró el cuchillo de su pierna—. Genial, no atrapo una lagartija pero si me hiero a mí misma. Debo salir de acá.

Y aunque no tenía mucha fuerza la Cobra logró surgir del agujero y ahora coja marchó en busca de un escondite, pues el sol casi se ocultaba del todo y debía estar lejos de los vampiros.

Una pequeña choza se vio a lo lejos cuando ella alcanzó una maltrecha y abandonada carretera, no prestó atención a su alrededor y se sumergió en la deplorable casa donde se acomodo bajo las escaleras y allí se sumergió en un profundo sueño.

X-X

Saori observó el cuerpo sin vida del elfo, Pandora le había contado todo lo sucedido y esto llevó a que ambas primas tuvieran una fuerte disputa, donde la primera recalcó que lo hecho por la segunda había sido una estupidez y que seguro ahora tenían otro enemigo de que preocuparse, sin embargo, Pandora no dejó que esto la amedrentara y aprovechó su disgusto para recalcarle a la representante del Santuario que de no haber sido por su bondad con los asgardianos, la unidad seis no habría perecido. Saori prefirió salir del lugar antes de provocar un enfrentamiento mayor con su familiar. Y ahora estaba ahí en medio del bosque bajo la luna y junto a Shion y Aioros observando el cadáver de un inmortal.

—No lo reconozco —dijo finalmente Shion—. Tal vez era un niño cuando empezó la revolución o tal vez nació después de ésta, pero no sé quién es.

—Así que no sabemos si decía la verdad —susurró Aioros.

—En el diario de Sasha decía que varios elfos lograron escapar con un grupo de vampiros —aclaró Saori buscando apoyo por parte de los otros dos.

—No sabemos qué tan ciertas sean las palabras de ese diario —expuso el elfo mirando hacia el cielo estrellado—. ¡Cuidado! —advirtió y los tres se pusieron en guardia: Aioros optó una posición de defensa dejando ver sus afilados colmillos, Shion desfundó su espada y señaló hacia la oscuridad, y Saori tomó su arco y con una flecha apuntó en la misma dirección—. ¿Quién está ahí?

—Me sorprende verlos con vida, maestro Shion, señor Aioros.

—¿Sorrento? —suspiró Aioros mirando a su igual quien le devolvió la mirada con indiferencia para luego clavar sus ojos en el cuerpo de Silas.

—¿Por qué lo mataron? —preguntó furioso Sorrento tomando su espada para amenazar a los otros—. Son unos salvajes.

—¿Estaba contigo? —intentó conciliar Aioros usando su mejor tono—. Fue un malentendido. ¿Están con el Inframundo?

—¡No! —contestó furioso el otro vampiro mirando al rubio a los ojos con furia—. Poseidón se equivocó. Una alianza con los humanos no es necesaria. Me llevaré el cuerpo de Silas conmigo y no quiero que intervengan, no quiero una guerra con ustedes, pero después de esto no les aseguro que no haya una.

—Espera por favor —pidió Saori, el vampiro de cabellos lilas por primera vez reparó en ella—. Él dijo que tenía un mensaje para Athena. ¿Qué era?

—Ya no merecen saberlo —expuso ignorando el parecido entre Sasha y Saori—. Cuando el Inframundo venga por ustedes, estarán solos, como siempre debió ser y nosotros esperaremos a que se maten entre sí para quedarnos con todo.

Sorrento sonrió con cinismo y sin titubear caminó hasta el cuerpo sin vida de su compañero levantándolo con cuidado.

—¡No iras a ninguna parte! —atacó Saori colocando una espada en el cuello del vampiro.

—¿Quieres morir, niña?

—Si le pones un solo dedo encima, Sorrento, te las verás conmigo —amenazó Aioros.

—¿Confías mucho en tus guardianes jovencita?

—Confío en mi destreza —contestó ella sin apartar la espada ni la mirada—. ¿Quiero que contestes algunas preguntas? —Sorrento apenas hizo un gesto para observar a la chica a los ojos—. ¿Cómo nos encontraron?

—No hemos encontrado nada —recalcó mirando a la distancia, el Santuario estaba retirado de ese punto—. Simplemente, seguimos algunas huellas y hemos estado vigilando los alrededores.

Saori suspiró, sí él decía la verdad seguían teniendo ventaja.

—Lo siento señorita, pero no contestaré más de sus preguntas —Sorrento intentó levantarse, pero el filo de la espada se afianzó con intensidad en su garganta.

—Me llevarás con Poseidón, exijo una audiencia con él. Será él quien conteste mis preguntas entonces —ordenó ella haciendo reír al vampiro de cabellos lilas.

—Y si no lo hago, ¿qué?

—Te rebanaré lo suficiente para que puedas apreciar la salida del sol —comentó sin pestañar.

—Tienes cojones, mocosa —continuó Sorrento poniéndose de pie sin apartar la mirada de la chica, podría escapar de ella, tal vez, pero no de los otros dos, pero por alguna extraña razón, aquella joven parecía y se veía más amenazante que Shion y Aioros—. ¿Qué te hace tan especial?

—Soy Athena —ofreció logrando que el vampiro sonriera ampliamente.

—¡Señorita! —llamó Shion alarmado.

—Ya no importa, ¿o sí? —hizo ver ella—. Llévame con tu líder.

—Y he de suponer que ustedes vendrán con ella, ¿o me equivoco? —Los otros dos apenas y asintieron—. Sera un camino largo, señorita, Athena. A su paso tendremos que ir con cuidado. Espero pueda soportarlo.

—Y yo espero que tú no me hagas cortarte la garganta —amenazó Saori en lo que Sorrento le ofrecía una cínica sonrisa.

X-X

—Abre los ojos —dijo una voz y ella se levantó mareada.

—¿Am?

—Sí que eres terca. ¿Por qué no fuiste hacia el oeste? ¿Shaina?

La cobra se paró en seco, observó a su interlocutor por un par de minutos y confundida empezó a correr lejos de él.

—No vamos a volver hacer esto —dijo él. Shaina no llegó muy lejos, inmediatamente fue atrapada por un par de cadenas que se enredaron en sus muñecas haciéndola caer y arrastrándola de vuelta—. ¿No entiendes que estás en peligro? Y desobedecerme te llevara a tu muerte.

—¡¿Cómo…? ¿Cómo…?!...

—Sé que estás muy confundida y contestaré todas tus preguntas cuando te calmes, ¿de acuerdo? —Un ruido de aleteo se escuchó por encima de sus cabezas—. Son ellos —continuó jalando a la chica para esconderse tras un arbusto—. Te están buscando. Guarda silencio.

Shaina se sintió como en un enfermizo juego, no sabía qué hacer ni mucho menos que pensar. Se limpió la mejilla del llanto como pudo y contempló a Shun en silencio por largo tiempo.

—De acuerdo, ya podemos salir —ofreció el vampiro jalándola de las cadenas para que caminara junto a él.

—¿Co…? —simplemente no podía unir las palabras.

—Cuando estés más tranquila contestaré todas tus preguntas. Tal vez si haces la pregunta correcta te diga toda la verdad.

Shun observó sobre su hombro a la chica quien realmente parecía haber perdido la batalla y el habla.

—Vas a estar bien. Te lo prometo, solo camina tras de mí y haz lo que te digo.

Shaina no contestó pero si obedeció marchando tras él.

—Aquí estaremos bien —dijo Shun después de un largo recorrido, la Cobra pudo ver en medio de la oscuridad por un reflejo de luna lo que parecía una gran ciudad deshabitada. El peliverde no le dio tiempo de reaccionar y jalándola de las cadenas continuó con el camino hasta una inmensa mansión.

Era una casa enorme en un estado deplorable, su fachada alguna vez rebosante de color se encontraba vestida por gruesas capas de polvo y suciedad, sus viejas escaleras que llevaban hasta la entrada estaban rotas, el techo tenía una forma triangular, una gran ventana en todo el frente y una vieja puerta de madera en la entrada. La naturaleza había reclamado una buena parte de la estructura. La madera crujió cuando ellos entraron al lugar, Shaina no pudo apreciar los detalles debido a la inmensa oscuridad, pero siguió muy de cerca de Shun quien parecía disfrutar al jalar de las cadenas.

Subieron por unas escaleras viejas, Shun caminó sin delicadeza en lo que ella pensaba que la casa se caería a pedazos en cualquier momento, finalmente, fue conducida hasta un impresionante balcón donde pudo ver grandes edificios y casas a lo lejos.

—¿Ves ese enorme edificio? —preguntó el vampiro, Shaina elevó la mirada y distinguió entre las sombras aquel lugar—. Bueno, quiero que te dirijas a él. No tomes otro camino. Si de verdad valoras tu vida haz lo que te digo. Es un camino largo y veo que estás cojeando, así que no sé si logres llegar a él antes del anochecer. Si no logras alcanzarlo, espérame lo más cerca que puedas y no ingreses a ningún lado, espérame afuera.

Shaina no contestó, se limitó a contemplar la enorme ciudad, en lo que Shun la analizaba atentamente, después de un largo silencio, él simplemente, suspiró y la jaló de las cadenas para que lo acompañara hasta una habitación, en el lugar, hizo que la Cobra se sentara en una cómoda cama y con delicadeza encendió una lámpara de gas que iluminó ampliamente la recámara. Shaina no se detuvo a revisar el cuarto, no se percató de que el catre estaba en perfecto estado y que la habitación se encontraba completamente limpia, cuando ella vio aquella lámpara, únicamente pensó en una cosa: Esa casa era un refugio de vampiros, tal vez un lugar que sólo frecuentaba Shun y si lo pensaba seriamente, tal vez ahora el inmortal la quería tener allí como prisionera. Así que no razonó y nuevamente echó a correr siendo fácilmente detenida y devuelta con violencia a la cama, donde prefirió esconder sus ojos esmeraldas tras su cabello.

—¡Escúchame! —Shun sonó amenazante—. La próxima vez que intentes huir, no haré nada para detenerte, todo lo contrario, me sentaré a ver como mis congéneres te destrozan. ¡¿Quieres eso?¡ ¡¿Shaina, quieres eso?! —ella no contestó y él resopló frustrado—. De verdad quiero ayudarte, pero estas complicando mucho las cosas.

Una lágrima gruesa brilló bajo la luz tenue, Shun suspiró buscando fuerzas para controlarse y aunque entendía el miedo de la Cobra sabía que, si ella continuaba con esa actitud, no llegarían muy lejos y ella moriría a mitad de camino.

—Estás confundida, así que te aclararé algunas cosas —dijo él recargándose en la cómoda donde descansaba la lámpara de gas—. Para que te quede esto claro debes saber una cosa: después de la revolución, el arma biológica arrojada por los humanos nos afectó gravemente y durante muchos años. Nuestro sistema inmune se debilitó y éramos propensos a enfermar con facilidad, y a veces hasta un simple resfriado significaba la muerte, nuestra población disminuyó considerablemente, nuestras mujeres no podían quedar embarazadas y las pocas que lo conseguían no llegaban a término y los niños que lograban nacer no sobrevivían pasados los cinco años. Por ello estuvimos ocultos durante mucho tiempo sobreviviendo con lo que podíamos. Un día nos recuperamos por completo. Los niños crecían sanos, las mujeres tenían embarazos saludables y satisfactorios, nuestra población empezó a crecer, por lo tanto, sabíamos que pronto el Inframundo no sería suficiente para todos. Así que empezamos a explorar la tierra. Y para no depender de los elfos, construimos refugios. Escucha, no marchamos a ningún lugar sin tener un refugio cerca, y en esto hemos estado trabajando durante 30 años, así que, si no tienes cuidado te vas a encontrar con alguno de nuestros refugios o puestos de vigilancia.

Shaina levantó el rostro y miró a Shun con algo de sorpresa, entendiendo, que de marchar sola eventualmente se toparía con alguno de esos refugios o puestos de control.

—Parece que empiezas a entender —continuó él—. Te encontré esta noche precisamente oculta en uno de los puestos de control. Tuve que sacarte de allí antes que ellos te descubrieran, y déjame decirte, que eres pésima ocultando tu rastro, has dejado huellas en todas partes, no fue fácil distraerlos. Así que si quieres irte sola bien puedes hacerlo, pero como yo lo veo soy tu única alternativa para escapar con vida.

La Cobra permaneció en silencio, no estaba pensando en borrar su rastro, solo quería marcar distancia, toda la que pudiera, pero la camarilla del Inframundo parecía mucho más grande de lo que había especulado y con eso ella no había contado. Era de imaginarse que los vampiros se estaban en movimiento y debido a su debilidad ante el sol necesitaban refugios, aparentemente, lugar que ellos encontraban lo marcaban como suyo.

—Ahora que ya estás más tranquila, o eso parece, atenderé a todas tus preguntas.

Shaina no supo que decir en ese momento, habían tantas preguntas y tantas respuestas las cuales sabía que la mitad de ellas iban a ser una completa mentira. ¿Para qué un interrogatorio? Shun mentiría en todo, pero había duda, y tal vez podía obtener alguna información importante.

—¿Por qué quieres ayudarme? —inició con algo simple, él sonrió de medio lado.

—He intentado ayudarte desde que te conocí —contestó pasándose la mano por el cabello para echarlo hacia atrás—. Sabía que no saldrías bien librada luego de tu hazaña, era mejor matarte. Fallé, lo sé, y después te ayudé en el castillo…

—Manteniéndome con vida —masculló molesta.

—Ya te dije, Shaina. Si alguno hubiese querido matarte lo habría hecho. Simplemente, alivié tu dolor.

Ella apenas hizo un gesto de indiferencia y el negó esperando una nueva pregunta que no llegó tan pronto como hubiese querido.

—¿A dónde me llevas? —dijo después de un largo silencio.

—¿A dónde necesitas ir?

Shaina tomó una gran bocanada de aire, no era estúpida, él la seguía al Santuario.

—No tengo un lugar a donde ir. No me queda nada, pensaba —suspiró—. Pensaba volver a Asgard. Ver que podía recuperar de ahí y seguir mi camino. La verdad no he considerado nada. Pero ahora, supongo, que Asgard está en manos de los vampiros.

—Asgard no, el yacimiento de cobre sí —contestó Shun, Shaina intentó no sorprenderse—. Un par de vampiros se quedaron en él, sabemos que el cobre es preciado para los humanos, por eso lo vigilamos celosamente. En cuanto a Asgard, la verdad estábamos enfocados en encontrar más humanos que en ese pequeño lugar. Eventualmente iremos por él y lo tomaremos, por ahora, siendo tú la única sobreviviente, no tenemos nada de qué preocuparnos, ¿o sí?

—¿Entonces por qué vigilan el yacimiento? —escupió con alevosía.

—También sabemos trabajar el cobre, y también necesitamos controlar a las especies —contestó con mucha tranquilidad. Shaina apenas movió las manos bajo el agarré de las cadenas.

—¿Te gustan las cadenas? —inquirió. Él respondió con un simple gesto—. ¿Puedes quitármelas?

—¿Prometes no escapar?

—No iré a ninguna parte.

Shun asintió levemente, caminó decidido hasta ella y sin ningún problema soltó las ataduras.

—Esa herida huele mal —dijo él mirando las vendas sucias de la Cobra—, y parece que tu pierna también está delicada.

—La maldita navaja no me sirvió para atrapar comida pero si para rebanarme la pierna —resopló sintiéndose estúpida.

—Tal vez si dejaras de correr y obedecieras, te evitarías todo esto —aclaró caminando ahora hasta la mochila donde sacó un par de elementos—. Apenas quedan estas vendas —señaló—. Tendrás que decidir si las quieres en tu mano o en tu pierna.

Shaina analizó las heridas.

—Mi mano —aceptó—. ¿Tienes antibióticos? Está empezando a infectarse.

—Quedan un par, era todo lo que ustedes tenían —dijo pasándole los medicamentos a la chica—. La mayoría los usamos en ti y en Tina.

—Ya me extrañaba que tuvieran medicina —suspiró en lo que Shun cambiaba sus vendajes. Ella no pudo evitar contemplarlo, en ese estado, él parecía de verdad un buen hombre, casi inocente y confiable—. ¿A dónde me llevas entonces?

—¿A dónde necesitas ir? —refutó—. A donde quieras te acompaño. Sí quieres ir a Asgard, allí te llevaré.

Asgard aquel pueblo que visitó una sola vez, si los vampiros no estaban en él, tal vez los del Santuario sí, era una pequeña posibilidad, pero había una esperanza: el auto, si aun continuaba donde ella lo dejó, bien podría huir en él al amanecer y Shun nunca podría seguir su rastro.

—Asgard está bien —razonó ella—. Además, no estamos muy lejos.

—¿Qué te hace pensar eso? —preguntó él acomodado entre las piernas de la chica en lo que curaba sus heridas.

—Llegamos al Inframundo la misma noche que me atraparon.

—Y estuviste inconsciente durante tres noches —explicó dándole la vuelta a las vendas, Shaina hizo un ligero gesto—. No lo recuerdas porque los mantuvimos dormidos. Si alguno despertaba un golpe en la cabeza era suficiente. Estuvimos viajando durante tres noches a una velocidad moderada para no matarlos.

—No puede ser, no puede… —dijo ella y su cabeza empezó a dar vueltas, llevaba más tiempo del que pensaba fuera del Santuario, tal vez el auto ya no estaba, tal vez el Santuario ya no estaba, pero algo llamó su atención—. ¿Una velocidad moderada? ¿Existe una forma en la que ustedes puedan llevar a un humano sin matarlo?

—Sí, pero no es agradable, a decir verdad, a ustedes los marea y a nosotros nos desespera.

—¿Puedes llevarme a esa velocidad?

—No en el estado en el que estás. No avanzaremos ni un kilometro.

—Podemos intentarlo.

—No te lo recomiendo. Te lo juro. Ya está —señaló los vendajes—. Veremos cómo avanzan las cosas. Mi intensión no es matarte, así que no comas ansias. ¿Tienes alguna otra pregunta?

—Sí. ¿Quiénes son los Generales Marinos? —Esa era la pregunta correcta se felicitó Shaina, Shun sólo sonrió.

—Como te dije hace un momento —continuó poniéndose de pie y volviendo a recargarse en la cómoda—. El arma biológica nos afecto mucho. Los elfos fueron los más afectados. Pero nosotros dependíamos de ellos, por lo tanto, alimentarnos de los elfos, significaba que nunca mejoráramos, y mantenerlos a ellos con vida era una tarea complicada. Necesitamos suministros para ellos si queríamos vivir a costa de su sangre. Así que un día, mi hermana, un grupo de exploradores y yo, salimos a buscar cosas para ellos, y nos topamos con los Generales Marinos. Nos acribillaron, era un grupo bien armado y completamente sano. Elfos, humanos y vampiros, todos nos vencieron en un segundo. Makaira y yo apenas y pudimos escapar. Un valiente soldado se sacrificó por nosotros.

—¿Valiente? —bromeó y por un momento olvidó donde estaba.

—Su nombre era El Cid y era un vampiro muy importante para la orden.

—Jamás hubiese creído que existiera honor entre vampiros.

—Existe, y es tan puro y leal como el de los humanos —escupió—. En fin, como te comentaba, los Generales Marinos nos atacaron. Y Makaira los odió desde entonces. Al principio no sabíamos quienes eran. Habíamos escuchado que algunos escaparon durante la revolución, pero no imaginamos que se hubiesen unido. Tiempo después y pese al miedo y las heridas, decidimos volver. Y los encontramos de nuevo, pero esta vez nosotros ganamos. Por alguna razón ellos estaban enfermos. No sabemos si nosotros de alguna forma los infectamos o que pasó pero estaban en una situación peor que la nuestra. Makaria solo dejó a uno con vida y este nos habló del Templo Submarino, de Poseidón y de cómo nunca íbamos a vencer a los Generales Marinos y en un descuido, robó una daga y se la clavó en el pecho. No obstante, nunca volvimos a saber de ellos. Eso fue ya hace más de 100 años. Y es todo lo que sé de ellos.

Shaina guardó un largo silencio. Lo Generales Marinos eran enemigos del Inframundo, y sí ellos aún estaban con vida podían ser aliados. 'El enemigo de mi enemigo, es mi amigo'. Sonrió internamente, esa información era valiosa y necesitaba llevarla con Athena cuanto antes. Debía seguir con Shun. ¿O no? Tenía que saberlo.

—Shun —susurró, aquel llamado fue tan delicado que el mismo vampiro se estremeció—. ¿Estás de acuerdo con todo lo que hacen los vampiros? ¿Te parece correcto?

—Lo correcto e incorrecto depende de muchas cosas. La historia me ha enseñado que la definición de lo correcto es cultural, político o religioso. Por lo tanto, lo que nosotros hacemos es lo correcto para mí, porque es mi cultura, es con lo que crecí y es en lo que creo.

—¿Y no piensas que está mal?

—Bueno, siempre existe ese pensamiento. ¿Tú crees que los humanos han hecho lo correcto? ¿Crear razas, someterlas, aniquilarlas? Tal vez hubo gente que pensó que no estaba bien, pero ¿cuántos hicieron algo?

—¿Y si tú haces algo, Shun? No eres como el resto.

—Lo único que me interesa es mi familia —contestó tajante—. Todo lo que hago lo hago por ellos. Mi hermana y mi padre son lo único que tengo, y haré lo que sea para protegerlos.

—¿Aunque los dos sean un par de maniacos?

—¿Acaso no disfrutaste la compañía de mi padre? —preguntó con malicia—. A él le encantan sus juguetes y suele tratarlos con mucho cuidado para no romperlos. No me digas que la pasaste mal.

—No fue divertido pensar día tras día que iba a morir. Y no es divertido estar al lado de una persona que no te interesa y que te produce asco. ¿Y cómo me vienes a hablar de pasarla bien, cuando un elfo pagó injustamente por haberse enamorado de uno de ustedes? ¡Estar a su lado solo significa tortura y muerte!

—Lune —susurró él, Shaina levantó la mirada—. Su nombre era Lune, y se enamoró de mi hermana.

—¿Entonces tú… tú le arrancaste los ojos? —preguntó sorprendida—. ¿Tú?

—Como ves, no soy diferente, soy igual a ellos.

—Pero sabías que él estaba enamorado y que ella… ¿Cómo…?

—Imagen —contestó mirándola a los ojos—. El consejo puso las reglas, ¿qué crees que pasaría si un miembro del consejo las quebranta y más cuando ese miembro es hijo de uno de los grandes líderes? Asmita y Albafica son los vampiros más correctos de toda la orden. Ellos jamás habrían tolerado esa afrenta y habrían pedido por la cabeza de mi hermana. Hice lo mejor para todos.

—¿Entonces él debía pagar por la osadía de tu hermana?

—Mejor él que ella. ¿No? —sostuvo—. ¿Dime no habrías hecho lo mismo para proteger a los que amas? Dime Shaina, ¿no has matado a un hambriento o a un sediento por proteger a los tuyos? ¿No lo has hecho?

—Eran los malos… —contestó, claro que había matado por proteger al Santuario, pero eran invasores, ladrones, eran los malos.

—¿O los malos eran ustedes? ¿Cómo saber quien está haciendo lo correcto? Sobrevivimos, eso es todo, Shaina. Y tú mejor que nadie lo entiendes.

—¿Crees que ella lo amó? ¿A Lune?

—No lo sé.

—Ella quería divertirse y él pagó las consecuencias. No es justo.

—Eso ya no importa, ¿o sí? Hay gente que se queda sin obtener justicia. Esa noche le tocó a Lune pagar por culpa de otros. No sería la primera vez en la historia. Ojalá hubiese podido hacer las cosas diferentes. De verdad. Habría querido ayudarlo. Pero así son las cosas. Lamento tu pérdida, me temo que le tenías aprecio.

—Ya no importa, ¿o sí?

—¿Alguna otra pregunta? —Ella negó—. De acuerdo, estaré en la otra habitación. Toma —continuó sacando un gran cuchillo de la maleta que clavó con fuerza en la cómoda—. Necesitas proteína, no hagas nada estúpido.

Shaina observó la daga, era el mismo cuchillo que ella usó para matar al vampiro del bosque, aquel que estuvo a punto de asesinar a Tina en ese momento. Esa daga poseía una hoja dura bañada en plata, y era perfecta para despellejar. Shun salió de la habitación en el momento en que ella caminaba hasta el arma para pasar sus aterciopelados dedos por la empuñadura. Tal vez Shun era de fiar, pero no era prudente tenerlo cerca, aún había muchas cosas que no sabía de él y si lo pensaba bien, no lo necesitaba. Podía viajar de día y en la noche esconderse prudentemente. Su camino seria más largo pero no llevaría al enemigo a su lado.

Era su oportunidad.

No lo pensó con calma, tomó el cuchillo entre sus dedos y marchó a hurtadillas divisando un rastro de luz al fondo de la casa, si era lo suficientemente rápida acabaría con todo de una de vez. Apretó la daga en su mano tomándola con firmeza y se adentró en el cuarto dispuesta a darle fin al vampiro, pero no había nadie.

—¿En serio quieres matarme? —dijo él tomándola desde atrás, Shaina sintió el frio de la hoja del cuchillo muy cerca de su cuello, aun estaba en su mano, pero su brazo estaba siendo atrapado por el de Shun quien la amenazaba sin consideración—. ¿Después de todo lo que he hecho por ti, quieres matarme?

El vampiro había perdido la paciencia, furioso dio un rápido giro dejando a Shaina contra la pared inmovilizándola por completo y sosteniendo la daga sobre su cuello.

—Tienes varias opciones, Shaina, elige la que mejor te convenga —expuso, la cobra observó los ojos ensombrecidos de Shun bajo la tenue luz y no pudo evitar sentirse aterrada—. Puedes volver a la habitación de mi padre, tal vez no la estabas pasando tan mal ahí como dijiste. —Ella no contestó dejando escapar una pequeña lágrima—. También puedo matarte en este mismo instante. Pero si lo prefieres puedes correr y ser despedazada por mis congéneres, por lo menos yo te daría una muerte rápida, ellos no. O bien puedes obedecerme y seguir mis indicaciones para salir de aquí… o, y esta alternativa está empezando a gustarme, te puedo dejar aquí encadenada para que estés disponible cuando yo lo deseé. —El cuello de Shaina sangró ante el roce del cuchillo, Shun se acercó con algo de seducción y pasó sutilmente su lengua saboreando el sabor de la sangre—. Todo vampiro anhelaría tener una bolsa de sangre humana a su disposición, y eres una mujer muy hermosa. ¿Sabes? me sirves más viva que muerta. Tú decides, aunque yo ya estoy empezando a tomar una decisión.

—¿Cómo quieres que confíe en ti? —soltó finalmente en lo que Shun enredaba sus dedos por los mechones de cabello sueltos de la Cobra—. Ustedes…

—No tienes más alternativas, Shaina. Ya te di las opciones, elige una antes de que yo decida por ti. Sabes muy bien que soy todo lo que tienes en este momento. No juegues con mi paciencia.

Shun saboreó y percibió en el ambiente ese bello aroma, ese aroma fuerte producto del miedo y la ansiedad, era un aroma al que ningún vampiro se podía resistir y Shaina estaba tan aterrada que su aroma se intensificaba con cada palabra que él pronunciaba. Pero no eran sus palabras lo que le horrorizaba tanto, era su mirada que se oscurecía con intensidad. Él ya no poseía aquella tibia mirada pura e inocente, todo lo contrario, él reflejaba esa misma mirada del vampiro que intentó matarla en el bosque, tenía unos ojos brillantes y sedientos.

Él tenía razón, lo necesitaba, bien podía escapar en el día, bien podía esconderse todas las noches hasta llegar a su destino, eso lo podía hacer sin problema, ella era una fuerte guerrera, entrenada para soportar cualquier adversidad, pero… ¿Cómo saber qué camino seguir? Si lo pensaba con detenimiento, no tenía ni la más remota idea de dónde estaba y el ir por su cuenta posiblemente la alejaría del Santuario. Si quería llegar rápido, solo él podía indicarle el camino correcto. Ya vería que hacer cuando estuviera lo suficientemente cerca, pero por ahora debía seguirle el juego a Shun.

—Voy contigo a donde me digas —aceptó y dejó de forcejear dejando que la daga alcanzara su piel incrementando la cortada—. Haré todo lo que tú quieras, iré donde me indiques. No volveré a desobedecerte.

Shun observó con calma a la joven, sorprendido por su repentino cambio y quiso adentrarse en su mente, había como siempre mentira en sus palabras. Shaina no se daría por vencida y si él no quería recibir un nuevo ataque lo mejor era mantenerla bien vigilada.

—Te creo —dijo después de un largo silencio y apartándose para dejarla respirar—. Pero vuelves a desobedecer y te mataré sin pensarlo. ¿De acuerdo?

—De acuerdo.

—Lárgate de aquí. Si quieres recuperar el tiempo perdido es mejor que salgas a primera hora. Vete.

—Sí —contestó ella con voz sumisa bajando la mirada y saliendo rápidamente del cuarto.

—Espera un momento —pidió, ella se detuvo en el umbral pero no se giró—. Tal vez esto te sea de más ayuda.

Shaina continuó con la cabeza agacha cuando vio el brazo de Shun sosteniendo delante de ella su ropa. Al ver el leotardo negro levantó la vista tomando las prendas con algo de cautela, Shun sostenía en su otra mano sus botas.

—Será más fácil para ti moverte con esta ropa, ¿no? —Shaina no contestó ya que era evidente que aquellas prendas eran de más utilidad que el maltrecho vestido que llevaba puesto—. Lo revisamos a profundidad así que no hay nada en él con lo que puedas herirme. Por ahora, te dejaré el cuchillo y la ropa. No me hagas quitarte todos estos privilegios. Si lo veo necesario te llevaré encadenada y desnuda hasta Asgard. Así que no me obligues a hacer algo de lo que te puedas arrepentir. ¿Está claro?

—Muy claro —contestó con firmeza para luego salir del lugar.

X-X

A pesar de todo ella pudo descansar un poco. La cama era muy cómoda y hacia mucho no dormía sin el temor a ser asesinada y aunque Shun estaba en el otro cuarto y había demostrado ser un vampiro con mucho carácter, de alguna forma ella ya sea por ingenuidad o estupidez seguía pensando que dentro de todo ese cinismo y palabras soeces estaba escondido un pobre chico asustado. Y no importaba si Shun estaba allí como un espía, al final del día él siempre terminaba siendo una luz en los tiempos más oscuros y de no haber sido por él, ella ya hubiese sucumbido.

En realidad no tenía mucho afán, no en ese momento, así que se vistió con calma notando con sorpresa como el leotardo ahora le quedaba considerablemente grande pese a lo ajustado que este era. Eso solo era una muestra más de lo mucho que había bajado de peso. Caminó lentamente por la habitación y acomodo el cuchillo en su muslo izquierdo, cruzándose un pequeño pensamiento por su mente: ¿De verdad ella habría sido capaz de asesinar a Shun? La noche anterior estaba dispuesta, pero cuando lo observó con esos ojos enfurecidos, con sus palabras distantes, quiso hacer lo posible por recuperar al Shun que dulcemente la atendía en la celda.

¿Lo quería? ¿Sentía algún afecto por él?

Se maldijo y sonrió avergonzada. No había terminado su infierno y ya estaba empezando a desarrollar algún tipo de TEPT porque no había otra explicación: Síndrome de Estocolmo, el de la mujer maltratada o algo así. Se obligó a no pensar en eso, sabía que su encierro, que su miedo, que el abuso y los golpes estaban generando cambios drásticos en su psiquis y que en algún momento eso iba a ser un problema, pero en ese instante necesitaba enfocar toda su atención y lo poco que aún le quedaba de cordura en su camino. Aun había tiempo de llegar al Santuario para decirle a Athena, sobre los Generales Marinos, sobre los puntos de control de los vampiros, sobre el Inframundo. Y especialmente sobre la gran inteligencia que poseían los vampiros, no era un secreto el notar que durante 200 años los chupasangres habían evolucionado y que si la situación continuaba así y bajo su control, pronto ellos serian la raza superior.

Vivir en un mundo gobernado por vampiros, no era una experiencia a la que estuviera dispuesta a enfrentarse, así que debía llegar al Santuario y luchar, luchar con todo lo que tuvieran, para no dejarlos ganar a ellos.

Salió a la fría mañana, el sol apenas y se asomaba entre las nubes, en el día, Shaina pudo apreciar con claridad aquella ciudad desierta y silenciosa. Habían muchos edificios con ventanas rotas y puertas abiertas que dejaban entrever la decadencia de su interior. La maleza estaba presente en cada rincón y la naturaleza se apropiaba con majestuosidad en gran parte de la ciudad con árboles y arbustos creciendo a través de las grietas. Tuvo que tener cuidado con sus pasos, pues los automóviles viejos, oxidados y olvidados estaban muy juntos evitando el paso. La cobra intentó imaginarse como fue el mundo antes de la pandemia, por lo poco que podía apreciar, seguramente fueron tiempos mejores, con gente sonriendo y corriendo para llegar a sus trabajos o escuelas.

Suspiró, tenía un largo recorrido y no podía perder el tiempo pensando en cómo eran las ciudades antes, los vampiros y elfos no eran los únicos peligros en un mundo donde la mano humana había dejado de tener peso, así que debía estar muy atenta.

X-X

—La mejor ruta es esta —dijo Saga analizando un mapa en medio de una brillante mañana en compañía de su hermano Kanon—. Llegaremos a Asgard en tres días, debemos aprovechar cada hora del día, no tendremos mucho descanso.

—No importa, estaremos bien —contestó su gemelo—. Solo espero que el auto esté en Asgard.

—Conociendo a Shaina, tuvo que dejarlo en el pueblo o cerca de ahí. Lo que yo espero es que esté en buenas condiciones.

—Frodi dijo que hay una carretilla lo suficientemente firme para transportar el cobre —hizo ver Kanon.

—Recuerda que el yacimiento está cerca de Asgard, el Santuario está retirado, dudo que una carretilla y un par de caballos resistan el viaje. Eso si aún existen esos caballos.

—No creo que los vampiros hayan matado a los caballos y Frodi dijo que tenían un río cerca, de seguro hallaremos a los caballos por ahí.

—Eso espero. Será un camino largo y peligroso. Es de agradecer que Ares esté involucrado con esas malditas máquinas o de lo contrario tendríamos que encerrarlo en las celdas para que no corra tras nosotros.

Kanon sonrió ante las palabras de su gemelo, eso debido a que su pequeño hermano Ares lograba ser un verdadero problema y la mitad del tiempo siempre estaba buscando una forma de salir del Santuario para correr tras ellos.

—Desde que llegaron del bunker —continuó Saga—. Seiya, Ares y Régulos se están saltando los entrenamientos. La verdad no me molesta que Ares tenga una nueva pasión, ¿pero los otros dos que tanto es lo que hacen?

—No tengo ni idea. La señorita Kido dijo que están en un nuevo proyecto. Hasta Shion ha querido saber, pero no recibe respuesta alguna.

—¿Y dónde está Shion? ¿No debería estar aquí con nosotros?

—De seguro revisa el perímetro por sexta vez.

—¿Está todo listo? —Arles caminó decidido hasta sus dos hijos quienes se levantaron para recibirlo.

—Sí —contestó Saga—. Las unidade vigilaran el perímetro, y la unidad 5 vigilara el interior del Santuario con el resto de soldados. Todos los puntos y trampas están armados.

—Perfecto. No perdamos más el tiempo y salgamos de inmediato —ordenó el capitán.

—¿Shion no vendrá con nosotros? —quiso saber Kanon. En lo que Arles tomaba una gran bocanada de aire.

—Anoche Shion me informó que Aioros, la señorita Kido y él marcharían al Templo Submarino.

—¿Templo Submarino? —preguntó Saga—. ¿Qué es eso? ¿Tiene algo que ver con el elfo que mató Pandora?

—Así es. Shion no me dio demasiados detalles, vino por un par de minutos a revelarme la misión y se marchó sin permitirme preguntarle nada.

—¿Crees que la señorita, esté bien?

—Claro Saga —contestó Arles—. Está con Aioros y Shion y tú la has entrenado bien.

—Aioros no puede estar bajo la luz del día —recalcó Kanon.

—No te preocupes, quien los escolta tampoco —respondió Arles haciendo que los dos muchachos se preocuparan aún más.

—Pero…

—Como les dije, Shion no me dio mayor información. Por lo pronto debemos continuar con la misión como se acordó. Ahora sin la ayuda de Shion debemos buscar todas las formas posibles para transportar el cobre. Debemos irnos ya, el cobre es nuestra única prioridad en este momento.

—¡Sí señor!

X-X

Shun despertó más rápido de lo acostumbrado y rogó internamente que Shaina hubiese seguido sus indicaciones, de lo contrario tenía que correr para salvarla de algún peligro, y habían muchos si ella no iba con cuidado. Vaya que era una chica muy terca, no obstante, era comprensible su actitud y debía agradecer que finalmente, la Cobra era una mujer sensata y que pasara lo que pasara en su cabeza, ella estaba dispuesta a jugarse el todo por el todo para escapar de ellos. Una tenacidad así era plausible.

A decir verdad su intención no era asustarla, pero ella complicaba tanto las cosas que se vio obligado a hacerlo, pero al tenerla tan cerca y aterrada, vio una belleza que causo un corto en su cabeza. No solo era temeraria y valiente, era vulnerable y hermosa. Y cada una de sus cualidades realmente, le agradaban y mucho, ahora era consciente, de que había algo más detrás de toda su actitud.

Él la quería.

—Llegaste más rápido de lo que imaginé —dijo Shaina sentada en la oscuridad de un maltrecho callejón—. No alcancé el edificio. Pero atrapé un conejo, estaba delicioso, aunque no fue fácil cocinarlo. Tuve que comerlo casi crudo.

—Llegaste lejos, la verdad más lejos de lo que pensé —dijo él con una mediana sonrisa—. Te ves de mejor semblante. Más tranquila.

—¿De qué sirve seguir corriendo?

—Tienes razón. Como te dije anoche, quiero que hagas todo lo que te diga, y camina detrás de mí siempre. Si nos va bien, estaremos en Asgard pronto.

—De acuerdo.

Continuará…

.

.


Monse: Hola, que alegría volver a leerte, me agrada mucho tenerte por acá y atenta a la historia, que bueno que te agradó el pequeño Ares. Jabu está contemplado para ser parte del Santuario como un humano, en cuanto a lo demás, bueno, no te puedo decir muchas cosas. Espero sigas por acá hasta el final. Un abracito.

8D: Hola, hola, ya te andaba extrañando. Shaina fue el juguetico de distracción de todo el consejo como pudiste ver XD y sí, hay que tener cuidado con lo que puedan encontrar el bunker. Los Minos son como una patada en la cara XD. Y pues sí, la Cobrita hace lo que puede, y todos buscan su mejor opción. Cada uno busca su propio beneficio XD. Los de Asgard, bueno, eran la carne de cañón jejeje… en cuanto al suero, como le comenté a Monse no puedo decirte mucho, pero lo iras sabiendo por el camino. Y sí, aquí no se puede confiar en nadie, como ves hasta Shaina sigue sus propias reglas y Shun tampoco debería confiar en ella jejeje ha sido difícil darle forma a esta historia con todas estas tramas, pero ahí voy, espero poder hablar del Templo Submarino en el próximo capítulo, muchas gracias por tu comentario. Un abracito.

Nyan-mx, Natalita07, Ivonne Galvn, Beautyonly, smarty26, Monse, 8D, Arodnas, Libellule8, ShainaCobra, Tsuki-Regulus, Usagi de Andromeda, blossomchrysanthemum18, he needs some milk 18, muserato79, prikauchicha0609 y todos mis lectores fantasmas, gracias a todos, por su apoyo.

Nos estamos leyendo.