15. Calma
Shun observó al pequeño delante de él, Ares tenía los ojos rojos e hinchados debido al llanto, su cara estaba sucia y sus mejillas sonrojadas enmarcaban unos labios pálidos y agrietados. La 9mm era sostenida con fuerza, pero las manos de su portador temblaban con insistencia, el niño intentó jalar el gatillo, el blanco estaba quieto esperando el golpe, pero Ares no tuvo el valor de continuar adelante y se dejó caer de rodillas.
—¿Qué pasa? —protestó el vampiro viendo como el pequeño se desboronaba en medio de las desoladas celdas—. ¿Por qué no disparas? ¡Hazlo!
—No puedo —contestó el niño sin dejar de llorar en lo que intentaba inútilmente apartar las lágrimas de sus ojos—. No soy un asesino.
—Tendrás que hacerlo algún día —aclaró Shun acercándose a la reja—. Lo que le pasó a tu padre apenas es el comienzo de una gran amenaza. Si quieres sobrevivir, niño, tendrás que apretar ese gatillo.
—¡Yo no soy como tú! —gritó—. Yo no soy como tú… yo no pedí esto.
—Ninguno lo pidió, Ares, pero aquí estamos. Tienes dos opciones: dejar el llanto a un lado y continuar adelante o quedarte ahí tirado en la miseria llorando porque esta vida te quedó muy grande. Aunque sólo eres un niño es de imaginar que en el Santuario no hay tiempo para juegos. Tu padre murió y no será el primero. Mueres con él o luchas para salvar las cosas por las que él se sacrificó. Tú decides.
—No es justo… ¡no es justo! Mi padre quería cuidar de este lugar y ustedes lo mataron. No es justo…
—¡Estamos en guerra, Ares! La guerra no es justa y nunca lo será. Esto es lo que pasa en un enfrentamiento, las personas mueren, y la muerte no distingue entre buenas o malas personas.
—¿Por qué? —susurró con la mirada fija en un solo punto como si hubiese perdido la batalla—. ¿Por qué?
—De verdad quisiera tener una buena respuesta para eso… pero no…. No la tengo… la guerra es así, ustedes los humanos la iniciaron cuando intentaron pasar por encima de otros, cuando crearon tantas cosas únicamente para destruir a otros, para controlar a otros.
—¿Y acaso ustedes son mejores? Entiendo que nos hayamos equivocado en el pasado. ¿Pero que han hecho ustedes?
—Cuando la gente es sometida busca una salida, guerra civil le han llamado en otros tiempos, nosotros peleamos porque no queremos volver a lo mismo. Tú deberías conocer la historia, durante años nos sometieron, nos enjaularon, jugaron con nuestro futuro y nos degradaron. Y no ha sido la primera vez que los humanos buscan violentar a otros. Durante años han existido muchas guerras e invasiones y millares de personas murieron durante estos eventos, el odio en el corazón de los hombres a estado latente desde que este se proclamó señor de la tierra. Ustedes son asesinos por naturaleza y luego lloran porque sus actos lo llevaron a esto, ¿y no les parece justo? Ustedes labraron su propio destino. La guerra de Kalinga, la de Hugosnotes, la revuelta de Dungan, la primera, segunda y tercera guerra mundial son apenas un puñado de las muchas masacres que ustedes los humanos han perpetuado. Ares, nada de esto es justo, y lamentablemente, te tocó vivir en este mundo, niño.
—Conoces muy bien nuestra historia —susurró—, pero también ha habido personas que han marcado una diferencia y lo estás pasando por alto.
—Como si fuera la gran cosa, son más lo que buscan hacer el mal que hacer el bien… por mí, que se vayan todos al diablo.
—¡Esto se tiene que acabar! —dijo poniéndose de pie—. ¡No podemos seguir así! ¡No podemos seguir pensando que son los otros los que son malvados!
—¿Y qué puedes hacer tú? Ni siquiera eres capaz de jalar ese gatillo mucho menos vas a cambiar al mundo.
—No quiero matarte, Shun. Asesinarte no me devolverá a mi padre.
—Vaya que eres listo.
—No quiero que nadie más muera —confesó casi en un susurro—. Pero si ustedes quieren guerra la tendrán, no es justo, lo sé. Si ustedes ganan seguramente nos matarán a todos. Y yo no voy a permitir eso, ¡no voy a permitirlo!
—Entonces deja de llorar, y prepárate para lo que viene. Pero si no eres capaz de acabar conmigo no podrás enfrentarte a nadie en esta guerra.
Ares sonrió escondiendo sus ojos tras sus mechones, y con cinismo se dirigió al vampiro:
—Tú ni siquiera sabes si eres el enemigo. Lo sé, te debates entre luchar en contra o favor de nosotros y me pides que te asesine porque crees que con eso podrás escaparte de todo esto, pero no, lamentablemente te tocó estar en esta situación y yo no seré quien te saqué de esta miseria. Estás por tu cuenta Shun.
—Impresionantes palabras, niño, pero si eso sólo es una de muchas excusas, es mejor que te escondas bajo la cama.
—¡No voy a esconderme de nada! —afirmó con voz temblorosa, pero con la mirada firme.
En el rostro de Ares ya no había lágrimas y parecía que él se debatía entre huir o seguir luchando. El vampiro sonrió entristecido, jamás había visto tanta pasión en un ser, los vampiros eran indiferentes, en ocasiones demasiados fríos pese a sus instintos primitivos. Los humanos en cambio eran tenaces. Shaina y Ares eran distintos a las historias contadas, donde los humanos eran siempre los villanos.
Shun se sintió fascinado por esa rebeldía, por esa actitud osada, por la forma en la que ellos eran tan frágiles y a la vez tan fuertes, y por un escaso segundo, sintió pena por el pequeño pelirrojo que estaba desbastado por la muerte de su padre, y, como ese dolor por poco se convierte en una reacción negativa e irracional, si Ares hubiese sido más arrebatado habría jalado el gatillo, sin embargo, ni la herida más grande había logrado llevar al niño a la locura. Ares seguía de pie, tal como lo hacía Shaina quien soportó tanto daño únicamente para salvar y estar con los suyos. Ese, ese sentimiento de amor, de supervivencia, de no darse por vencido era realmente a lo que los vampiros debían temer, y no fue hasta que Shun conoció ese coraje que realmente se sintió confundido.
X-X
—¡No! ¡No! ¡No!
—Oye, tranquila —dijo Kanon llegando casi de un salto hasta la cama de Shaina quien estaba teniendo una terrible pesadilla—. Estás bien —continuó al ver sus ojos aterrados—. Estás con nosotros, estás a salvo.
—¿Kanon? Kanon, que alegría verte —contestó ella levantándose un poco para abrazarlo—. ¿Qué te pasó en la pierna?
—Bueno… tuve un resbalón de puta madre —respondió en lo que ella se acomodaba mejor en su cama.
—¿Qué hora es?
—Es tarde —dijo agotado.
—Perdón por despertarte, parece que estoy empezando a tener pesadillas.
—¿Qué soñabas?
—Nada en particular —mintió, no quería hablar de lo que le afectaba y de lo mucho que le costaba cerrar los ojos, por eso el doctor solía suministrarle pastillas para dormir—. ¿Cómo te caíste?
Kanon dejó salir una fuerte carcajada al comprender que su prima se había creído el cuento.
—Nena, esto me lo hizo un vampiro —explicó en lo que Shaina parecía recuperar sus recuerdos.
—Ustedes estaban en el yacimiento, había vampiros en ese lugar…. Yo no pude decirles, ¡Dios! ¿Qué pasó? —preguntó angustiada.
—Tranquila. Veras… —Kanon suspiró profundo antes de atreverse a hablar—: Logramos… logramos traer el cobre, pero los vampiros nos atacaron, Frodi y mi… y mi papá murieron.
—No puede ser —susurró ella entre lágrimas—. Yo… si hubiese llegado antes, nada de esto habría pasado… perdón Kanon.
—¿Qué? Oye, esto no fue tu culpa. ¿De acuerdo? Son cosas que pasan, hiciste lo que pudiste.
—De haber ido un grupo más grande… yo… hice que el plan se estropeara.
—No es tu culpa, Shaina. La historia hubiese sido igual, te lo aseguro. Por qué no tratas de dormir un poco.
—Cada vez que cierro los ojos veo caras desfiguradas y largos colmillos, estoy en la oscuridad en medio de todos esos seres despiadados. Yo no…. no quiero dormir.
—De acuerdo. Haremos una pijamada esta noche —dijo él acomodándose al lado de la cobra—. Hablemos de chicas, siempre te ha gustado ese tema.
—Jamás me ha gustado ese tema.
—Bueno, hoy te va gustar. No te parece que Marín se ve más hermosa ahora que está en su posición de ataque. Vaya, hasta me dan ganas de hacerla mi esposa.
—Eso sería de no creer, que tú sientes cabeza. Vaya…
—Oye, puedo hacerlo…
X-X
Era una mañana fría, después de una larga exploración por todo el Santuario, Ares había llegado a casa como si nada hubiera pasado, estaba tranquilo, y se quedó dormido sin ningún pretexto. Saga no lo interrogó y prefirió quedarse con el niño toda la noche para evitar un nuevo escape y a esa hora estaba tan cansado el pequeño que parecía no se levantaría muy temprano, caso contrario para el gemelo que no había podido dormir bien y ahora observaba desde su ventana esperando para ir a ver a Kanon, pero un golpe en su puerta lo hizo cambiar de planes.
—Saga —dijo Touma llegando afanado—. La señorita Kido, está de regreso.
—Que bueno —celebró él, quien junto con el comandante salieron a recibir a su líder.
Por su parte, Saori apenas al entrar sintió el ambiente pesado y vio a su alrededor muchas caras largas y tristes, cuando observó a uno de sus generales no pudo evitar correr ante este.
—¡Saga, que alegría verte! —dijo la chica, el hombre intentó sonreír, pero sus ojos estaban opacos—. ¿Qué pasó?
—Los pondré al corriente.
Saga contó con detalles todo lo sucedido en la misión, de cómo recuperaron el cobre, del sacrificio de Arles y la muerte de Frodi. Eran noticias desgarradoras y desalentadoras, que combinadas con el fracaso de la alianza con el Templo Submarino, no dejaba más que un sabor amargo. Saori, había tratado de mantenerse calmada, pero en ese momento sentía que quería gritar, no solo había perdido a un excelente hombre, había perdido a un gran líder y un ser humano ejemplar. Recuperarse de todo eso iba a ser complicado.
X-X
—¡Kanon, no te puedes ir! —dijo Marín molesta tratando de que su novio se quedara en cama, pero el hombre quería salir a ver cómo iban con el cobre y a recibir a su señora.
—Lo siento, me voy —aclaró él, pero al dar el primer paso cayó de rodillas haciendo reír a Shaina quien parecía verse mejor—. ¿De qué te ríes?
—No puedes ni caminar y así quieres enfrentarte a Marín, vaya que eres idiota.
—Buenos días —comentó Saori entrando a la habitación—. Kanon, lamento mucho lo que pasó.
—No se preocupe, señorita, tenemos cosas más importantes en que pensar.
—Pero Kanon…
—Esas cosas siguen allá afuera… y… —Kanon esperó a que su prima empezara a contar lo que sabía.
—Shaina, no sabes cuánto me alegra verte —Saori sabía que Kanon no era un hombre al que le gustaba que le tuvieran lástima y que por más que ella intentara demostrarle lo mucho que lamentaba la muerte de Arles, él simplemente, seguiría evadiendo el tema, por lo que prefirió conversar con la Cobra—. Has sido muy valiente.
—Tenía que volver, no fue fácil.
—Lo sé.
—Supongo que quieres saber sobre el Inframundo.
—No es necesario —tranquilizó Saori a la chica con una dulce sonrisa—. Tómate tu tiempo.
—Como dijo Kanon, no tenemos tiempo —aclaró Shaina—. Aunque la verdad —suspiró—. No es mucho lo que yo sé. Viven en un enorme castillo. Creo que es un antiguo castillo de guerra por sus troneras y su estructura. No sé dónde están ubicados —expresó al sentir todas las miradas fijas en ella—. Sé que es tonto, pero cuando escapé no me fijé en el camino. No fue fácil salir del lugar y corrí tan rápido como pude… lo siento.
—Tranquila, no pasa nada —alivió Saori.
—Hay muchos puestos de seguridad. Hay refugios, los vampiros han explorado la tierra durante mucho tiempo, y tienen lugares bajo su control.
Los otros tres tragaron saliva, aquello era algo con lo que no contaban. Que los vampiros estuvieran reclamando la tierra como su territorio los ponía a ellos en desventaja.
—¿Son muchos? —preguntó Marín.
—No lo sé. Es una manada grande, tienen un consejo, pero hay tres grandes maestros. Hades, es uno de ellos.
—¿Hades? Él sigue con vida —suspiró Saori.
—Ellos son astutos, y tienen a los elfos bajo su total control.
—¿Cómo los controlan? —quiso saber Kanon.
—Con unos collares, son de plata, hechos por los hombres de la antigua comunidad. Están sometidos porque los tienen separados. Parece que a los más pequeños los tienen en otro lugar. Los amenazan con sus familias. Shun… —resopló, no quería hablar de él, pero debía hacerlo—. Shun me habló sobre los Generales Marinos y…
—Lo sé —interrumpió Saori—. ¿Por qué estabas con ese vampiro?
Ante la pregunta, Shaina levantó la mirada y observó a las tres personas que la rodeaban, para su desgracia Shira y Pandora ingresaban en ese momento al cuarto y al escuchar el interrogatorio se quedaron muy calladas esperando una respuesta por parte de la Cobra.
—Él… me ayudó —contestó sin atreverse a mirar a nadie—. Me protegió durante mi estadía en el inframundo y… me alcanzó cuando escapé de este… me trajo hasta acá. Sin él no lo hubiese logrado.
—¿Podemos confiar en él? —inquirió Saori en lo que Shaina levantaba ligeramente la vista para negar.
—Él… no… traicionará a su familia.
—Te estaba siguiendo, ¿no es así? —interrumpió Pandora completamente enojada—. Él solo quería saber dónde estaba el Santuario. No quería ayudarte, es un espía. ¿Me equivoco?
Shaina no tuvo el valor de verla a la cara, pero su gesto dejó entrever las intenciones de Shun.
—¿Alguien ya lo interrogó? —preguntó Saori ignorando a su prima, no había tiempo para perderlo en celos y reclamaciones.
—No señora —contestó Marín—. Esperábamos…. Esperábamos que el capitán lo hiciera… él… él nos pidió traerlo.
—Señorita Kido —habló Shaina con voz cansada—. En el Inframundo hay… hay una represa, y funciona correctamente.
—¿Una represa?
Todos en el lugar contuvieron la respiración, en los últimos años los atenienses se habían visto en un dilema al ver como sus suministros de agua potable se acababan, anteriormente se había hablado de una exploración fuera del Santuario para extender la población y encontrar algo que al igual que siempre seguía siendo un liquido bastante preciado para los humanos, el que existiera una represa en condiciones era algo bastante tentador y una de las razones más fuertes para ganar la guerra contra los inmortales.
—Por favor descansa, Shaina. Te necesitamos más que nunca —alentó Athena ofreciéndole una gran sonrisa—. Pandora, Marín, Kanon, quiero hablar con ustedes —continuó saliendo de la habitación en lo que era seguida por las dos comandantes y el general que fue ayudado por las chicas—. Escuchen, no veo muy bien a Shaina, ¿creen que sea sensato lo que nos dice? Una represa sería nuestra salvación.
—Eso significaría tomar el Inframundo —indicó Kanon—, si queremos esa represa necesitamos movernos cuanto antes para poderlos invadir y tomar el lugar.
—Shaina parece tener una preferencia por el vampiro que tenemos en cautiverio —escupió Pandora—. Tal vez enloqueció y la represa no existe.
—Yo creo que estás celosa —refutó Kanon—. Se te metió en la cabeza que pasó algo entre ellos y no estás razonando. Entiendo que en ocasiones Shaina pareciera estarle hablando a la nada, pero no creo que lo que nos dijo sea algo sacado de su imaginación.
—¡Yo no estoy pensando nada respecto a ellos dos!
—Por favor, es lo que estás pensando.
—De acuerdo —interrumpió Saori, sabía que Kanon tenía razón, pero no había tiempo para eso—. No me interesa la relación entre Shaina y el vampiro, a menos que eso nos beneficie de alguna manera. Si él está dispuesto a colaborar, es un aliado de lo contrario seguirá siendo nuestro enemigo. Lo que realmente me preocupa ahora, es lo que dijo ella sobre los puestos de control. No podemos ir por ahí sin saber donde están. Si atacamos primero tenemos ventaja, pero con ellos esparcidos por los alrededores estamos perdidos. Así que necesitamos saber donde están esos puntos.
—El vampiro tendrá que decirnos —hizo ver Kanon.
—Exacto —contestó Saori—. Pero… ¿Cómo sabemos que eso es verdad? Escuchen, antes de entrar hablar con ella, hablé con el doctor Octavio, me dijo que Shaina está confundiendo recuerdos, parece que está reprimiendo algunas memorias y esto hace que su mente llene los espacios vacíos con cosas que no son. Sé que ha preguntado por su padre… y también dijeron que ella habló de venir con Tina… ¿había señales de Tina?
—No —contestó Pandora—. Ella me dijo que Tina murió en el Inframundo, pero… sí, habló de su padre y lo que me dijo de Tina, no sé, ella se veía bastante segura.
—¿Ven? A eso me refiero —acotó Kido exhausta—. ¿Qué tanto podemos confiar en lo que diga ella? Está confundida y agotada. Hasta no tener claridad no tenemos nada.
—¿Y el Templo Submarino? —preguntó el general mirando a su líder a los ojos, quien no pudo evitar observar con molestia a Pandora.
—No nos ayudarán —contestó Saori tratando de mantener la calma—. A menos que le ofrezca la cabeza de Pandora como parte del trato.
—¿Por qué? —interrogó alarmada Marín.
—Porque asesiné al elfo, ¿no? —ofreció Pandora—. Quieren mi cabeza por haber matado a uno de los suyos.
—Es correcto. Estaban dispuestos a trabajar con nosotros, pero después de la muerte de Silas, no quieren nada.
—Bueno, seguimos teniendo al vampiro —razonó Kanon.
—Sí. Yo iré a hablar con él —brindó Saori logrando que todos se alertaran.
—No puede hacerlo, es peligroso —dijo Marín.
—Está encerrado. Estaré bien. Cuiden de Shaina —ordenó la líder mirando a Pandora para luego dirigirse a Marín—: Y tú, haz que él descanse.
—De acuerdo.
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Saori salió del hospital a grandes zancadas, no imaginó que al llegar a casa se encontraría con tantas sorpresas, lamentaba la muerte de Arles y le alegraba la presencia de Shaina, pero así como sus sentimientos iban en diferentes vías, sus decisiones y opiniones estaban igual de mezcladas. Aún era demasiado temprano, el vampiro debía estar descansando y aunque en la celda no entraba ni un ligero rayo de sol, ella comprendía que en ese horario, para los chupasangres era imposible mantenerse despiertos, así que, y pese a lo agotada que se sentía, decidió ir a ver cómo iba su hermano Regulus.
Ella jamás imaginó encontrarse con aquella sorpresa.
—¿Pero qué carajos es esto? —preguntó Saori al ver una enorme caja de cristal en toda la mitad de la cueva.
—¿Hermana, cuándo regresaste?
—Hoy —contestó ella analizando a su hermano menor para luego clavar su mirada en Hilda—. ¿Qué está pasando?
—Lo que pasa, señorita, Kido, es que estamos perdiendo el tiempo —contestó la representante de Odín—. Mientras su hermano dilata lo que podría ser nuestra salvación y victoria, los vampiros siguen matando a nuestra gente, a mi gente. Ahora sí lo he perdido todo, y lo único que puedo hacer es mirar como él no me deja ayudar.
—Señora, por favor…
—¿Qué sucede, Regulus?
—Hermana, escucha, logré perfeccionar el suero, pero hay unos análisis que no me convencen del todo para iniciar las pruebas en humanos. La señora Hilda, decidió ser parte del experimento. Ella se ofreció como sujeto de prueba.
Saori levantó la vista nuevamente hacia la enorme caja, era de vidrio reforzado, bastante alta y con buen espacio, si entendía bien, como medida de precaución, Regulus pretendía meter a Hilda en esa caja.
—¿Esto es necesario? —dudó ella al ver la jaula, no era correcto tener a Hilda encerrada.
—Lo es, el sujeto de prueba estaba un poco fuera de sí —contestó Regulus.
—Pero tú dices que es seguro.
—Sí, Saori —suspiró el muchacho mirando a la peliplata que estaba desesperada, la última noticia de la muerte de Frodi no la tenía de mejor humor y ahora estaba más insistente—. Pero necesito, realmente, necesito, revisar detalladamente todos los documentos.
—De acuerdo —acepto Hilda con frustración—. Tómate el tiempo que quieras mientras seguimos apilando cadáveres.
—¿Qué es lo que te preocupa? —quiso saber Saori viendo como Hilda se marchaba completamente molesta.
—No logró comprender que causó la mutación en los sujetos de hace 200 años. Hay algo que causó esa alteración pero no logró descubrirlo. Mira —continuó él mostrándole algunas anotaciones—. El reactivo 10 fue capaz de tolerar el suero sin alteración, pero eso no quiere decir que no pasé lo mismo con un humano. Hay algo en nosotros que puede estar exteriorizando esa reacción.
—Entiendo. ¿Revisaste el resto de la investigación? Las anotaciones de Andreas y Fafner.
—Estoy en eso. Pero hay cosas que no comprendo. Estaremos bien, hermana. Deberías descansar. Te ves agotada.
—Sí, lo estoy. Dormiré un rato y seguiré atendiendo todos estos asuntos más tarde.
—Descansa.
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Mu caminó despacio mirando sobre su hombro hasta llegar con Shiryu, quien apenas le dirigió la mirada.
—¿Cómo te fue en tu misión?
—Te arriesgas mucho sólo por conocer los pormenores de esa misión, Mu —dijo el pelinegro mirando a su alrededor, aunque a esa hora del día los vampiros debían estar durmiendo el tiempo les había enseñado que los chupasangres eran desconfiados y que en la oscuridad del castillo solían esconderse para vigilar a los elfos.
—Lo sé, pero quiero saber si obtuviste información relevante.
—No. para nada… los humanos en Asgard hablaron del Templo Submarino, tal parece que ya hubo un acercamiento con la gente del Santuario, pero el capitán parecía alterado. Dijo que no quería equivocaciones otra vez. Me preocupa.
—¿Crees que los humanos atacaron a los generales?
—Eso temo.
—De acuerdo —aceptó Mu mirando hacia el castillo y acercándose un poco más a su hermano—. Creo que no podemos confiar en la gente del Santuario, ni siquiera en la gente del Templo Submarino. Debemos empezar a movernos nosotros.
—Mu… mi hijo…
—Lo sé, lo sé, y te prometo que estará a salvo. Pero si seguimos esperando perderemos todo. ¿Has podido hablar con tu padre?
—Sí. Fue arriesgado, pero logré comunicarme con él… todos los elfos están de acuerdo en que lo más sensato es tomar el lugar.
—Me parece adecuado. Nosotros levantamos cada muro de este lugar. La presa y todo lo que hay en el castillo nos pertenece.
—¿Y cómo tomaremos el castillo?
—Tal vez alguien nos ayude a retirar los collares.
—¿Un vampiro? —preguntó inquieto.
—Así es —contestó rápidamente.
—¿Cómo podemos confiar en él? ¿Es tu amante?
—Yo soy su amante —recalcó, era una realidad de todos en aquel sitió, si algún elfo era del interés de un vampiro, el elfo en cuestión sólo tenía dos opciones: Obedecer o morir. Shiryu también había sido y era parte de ese grupo de amantes—. Él tiene sus propias ambiciones, quiere venganza, y podemos usar sus emociones a nuestro favor.
—¿Crees que puedas manipularlo?
—A él sí. Pero… no sé si él sea capaz de convencer al resto. Ahora, necesitamos tener algo de suerte. Habrá un primer ataque al Santuario, depende de eso podré ofrecer nuestra ayuda y la única forma de ayudar, es que nos quiten los collares.
—Mientras ellos crean que tienen la ventaja, lo harán. Los vampiros gozan de exceso de confianza. Lo que me hace recordar: Vi una interesante confianza entre la humana y Shun, no lo sé, creo eso nos podría servir de alguna manera, así que dime, ¿cuál es el plan si eso funciona?
Mu sonrió complacido, sabía que podía contar con Shiryu y que si todo salía bien, no era necesario seguir aguardando por las falsas esperanzas que otorgaban Poseidón y su ejército, además, que la información que tenía Shiryu entre sus manos era de interés, el poder convencer a Afrodita o Shaka de una posible traición por parte de Shun, sería la cereza del pastel.
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Saori llegó con su mejor sonrisa hasta donde Shion y Aioros la esperaban, ambos con cara de pocos amigos.
—¿Qué pasa? —preguntó la chica—. Sé que la muerte de Arles nos tiene a todos muy mal, pero Shaina está de regreso, deberíamos estar felices por eso.
—Señorita —habló Shion con voz tranquila—. ¿Piensa interrogar usted sola al vampiro?
—Me tratan como si fuera una niña —expuso la heredera—. Sí, no creo que por el momento necesite chaperones. Él está detrás de una gruesa caja de plata, no puede hacer nada en mi contra, y su nombre es: Shun.
—¿Shun? ¿Dijo Shun? —inquirió Aioros sorprendido.
—Sí. ¿Lo conoces? —quiso saber la chica.
—No, pero ese era el nombre que Eurídice le iba a poner a su segundo hijo —explicó el vampiro—. Nosotros no solíamos tomar apellidos como ustedes los humanos, por lo tanto, procurábamos que los nombres en la manada no se repitieran. Dado el caso, debía de haber un apodo o un apelativo para diferenciarlos. No sabemos qué pasó con el hijo Orfeo y podría ser él.
—¿Crees que Shun sepa lo que pasó con su padre? —interrogó la joven.
—Posiblemente no. Pero Eurídice no lo sé, ella no confiaba en Hades.
—Tal vez sea esa la razón por la que él decidió ayudar a Shaina —expuso Shion—. Tal vez Shun sí sea un aliado.
—Lo averiguaré.
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Shaina había desaparecido de la habitación, la primera reacción de Pandora fue buscarla en casa, esperando que la Cobra hubiese ido a descansar en su propio hogar, nada más lejos de la realidad, la chica de largos cabellos verdes apenas se había sentido un poco mejor se escabulló hasta las celdas para ir a ver a Shun.
—No deberías estar descansando —dijo el vampiro al verla frente a él, aunque muchos estaban sorprendidos por la apariencia marchita de la Cobra, Shun sonrió al percibirla mucho mejor de lo que salió del castillo del Inframundo—. No te has recuperado del todo.
—Lo sé, pero quería verte. ¿Por qué tus heridas no han sanado?
Shun hizo un gesto de inocencia.
—No he tenido apetito. El niño me trajo un poco de sangre, pero no la he probado.
—¿Acaso quieres morir?
—¿No sería lo mejor? Shaina, yo no le diré a tu gente como llegar al Inframundo. Así que lo mejor que pueden hacer es matarme, porque si logro escapar, traeré a los míos hasta aquí.
—Sigues con lo mismo —comentó con indiferencia—. ¿Lo harás? Prometiste estar a mi lado, y ahora, ¿estás en mi contra?
—Es complicado. No traicionaré a mi gente. Lo siento. Aunque aún podemos escapar tú y yo. Eso, si la demente de tu novia no corre tras nosotros.
Shaina soltó una gran carcajada y se estremeció un poco, de ser otra la situación con gusto escaparía con él.
—Dijiste que me amabas —continuó él logrando que la Cobra sonriera con tristeza—. ¿También la amas a ella? ¿Cómo funciona eso realmente?
—No lo sé. Pensé que solo podía amarla a ella… pero de alguna loca forma… yo… no lo sé… ni siquiera sabía que podían gustarme los hombres. Tuve un novio hace mucho tiempo, pero las cosas con él nunca funcionaron, era extraño.
—En teoría yo no soy un hombre.
—Claro, eso tiene más sentido. Pandora ha estado en mi vida durante mucho tiempo. Su madre murió durante el parto, por lo tanto ella fue educada por su padre, era un hombre muy estricto, él y mi padre murieron hace cinco años por un virus que nos azotó, y aunque éramos amigas de antes, y cada una respetaba mucho a la otra por nuestro rango, nunca habíamos tenido realmente un acercamiento hasta que eso pasó. Me di cuenta que mi admiración por ella era más que eso… y empezamos a salir, eso sí, rompimos varios corazones en el camino (ella más que yo), pero decidimos estar juntas. Y aunque no soy la persona favorita de Rhadamanthys, quien muere por Pandora, los demás, aceptaron nuestra decisión sin juzgarnos.
—Es una pena que dos mujeres tan hermosas decidan estar juntas. Puede que tu novia esté un poco loca, pero eso no quita lo atractiva que es, seguramente, si fuera otra nuestra situación, yo podría hacerles compañía. ¿Tú qué opinas?
—Tal vez sí —contestó ella divertida—. Pero no es otra situación, somos… enemigos.
—Debiste matarme cuando tuviste la oportunidad —razonó Shun acercándose a los barrotes.
—Tú debiste dejarme morir cuando tuviste la oportunidad —contestó ella también cerca de la reja—. No estaríamos pasando por esto.
—No debiste jugar a hacerte la valiente.
—No volveré ayudar a nadie…
—¿Shaina? —interrumpió una voz.
—Señorita Kido. ¿Cómo está usted? —inquirió la Cobra, y aunque la persona que acababa de llegar era interesante, Shun no apartó la vista de la peliverde que se sonrojó bellamente ante su líder.
—¿No deberías estar descansando? —comentó Saori mirando a la joven con preocupación.
—Sí. Me retiro. ¿Estará bien, señorita?
—Sí, gracias —contestó Saori dejando pasar a Shaina para que saliera del lugar—. ¿Con que tú eres Shun? ¿Cómo estás?
—Excelente —contestó él con su característico cinismo—. Es un lugar acogedor.
Y lo era, o por lo menos era un sitio mucho más tranquilo, cómodo y espacioso a comparación de las celdas del Inframundo que siempre estaban sucias, frías y oscuras.
—Me agrada saber eso, Shun.
—¿Y tú eres?
—Soy Saori Kido.
—Saori Kido —repitió él caminando hasta la pared de al fondo donde se recargó para observar a la chica—. Mi padre me habló de los Kido. No son precisamente los héroes de la historia.
—¿Tu padre? —inquirió ella analizando las palabras, el chico podía ser el hijo de Orfeo quien tal vez fue adoptado por otro vampiro o, simplemente, no era el Shun que ellos pensaban—. ¿Quién es tu padre?
—Te ves interesada en mis orígenes, como si conocieras a mi familia.
—Sólo quiero ser tu amiga, podemos ser amigos, ¿no?
—No lo creo. Pero te lo diré de todas formas: Soy hijo de Hades.
—¡Oh! Entonces estoy en presencia de un príncipe —escupió ella con bastante ironía—. Hades el rey de los vampiros. Que impresionante, ¿crees que al ser hijo de Hades, tendrás preferencias o algo así? Por eso confiesas tan abiertamente quien eres.
—Te digo tan abiertamente quien soy, para que sepas, niña, que no estoy dispuesto a darles ninguna información. Así que mejor ve a jugar con tus muñecas y no intentes ser mi amiga.
Saori hizo un ligero reproche observando al vampiro quien le devolvió la mirada con intensidad, había empezado muy mal, y lo que pensó podría ser una interesante charla se convirtió en hostilidad, no era tan tonta para pensar que el inmortal le daría información tan fácil, pero esperaba que un poco de su buena elocuencia hiciera que el chupasangre dijera algo importante, no fue así, ahora Shun estaba a la defensiva y bajo esa premisa era inútil seguir hablando con él, por lo que negó molesta y se dio media vuelta deteniéndose a mitad de camino.
—Sólo quiero que me digas una cosa —pidió ella sin voltear a verlo—. ¿Qué pasó con Tina?
Shun enarcó una ceja y acercándose a la reja observó con algo de dificultad la espalda de la joven Kido.
—Murió en cautiverio —contestó él esperando que la heredera lo mirara, no pasó—. Shaina fue testigo de su deceso, ¿por qué preguntan por ella si Shaina conoce los detalles?
Saori no contestó dejando al Vampiro con la palabra en la boca y una ligera risa se dibujó en su rostro de porcelana. Shun estaba seriamente preocupado por la Cobra, y eso podía ser un punto a favor del Santuario.
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—Maldita sea, Shaina, ¿Dónde te habías metido? —reclamó Pandora al ver a la Cobra, y la pregunta era estúpida, un buen observador se habría dado cuenta que Shaina venía de las prisiones, y desde luego Pandora era muy observadora—. ¿Qué demonios buscas en ese lugar?
—Quería hablar con Shun, finalmente, él me salvó la vida.
—¿Te salvó la vida? Mujer, cuando te encontramos estabas más muerta que viva. Quien te salvó fue el doctor Octavio, a ese vampiro no le debes nada.
—De acuerdo —contestó bajando la mirada e intentando seguir su camino.
—¿Por qué no me miras a los ojos? Desde que llegaste me estás evadiendo. ¿Qué pasó, Shaina? ¿Qué es lo que me ocultas?
La peliverde sabía que no podía seguir evitando ese tema, en algún momento tenía que plantarle cara a su pareja.
—Yo… te fui desleal —explicó, Pandora suspiró con fuerza conteniéndose lo suficiente para dejar que Shaina continuara con su historia—. Tuve que hacer cosas para sobrevivir… no tenia alternativa y sé que… no me estoy justificando… pero… y luego…
Pandora resopló molesta, la Cobra había adquirido la manía de divagar, algo que nunca le había pasado antes. Shaina aunque estuviera molesta o nerviosa siempre podía mantener una conversación clara, ahora parecía que todo lo que decía se le escapará de las manos, y sus divagaciones se convertían en un mecanismo de defensa.
—¿Sientes algo por él? —preguntó con calma, pero Shaina no contestó de inmediato haciendo un ligero gesto que parecía un sí—. ¿Sientes algo por él?
—Yo no planeé nada de esto, Am. No sé… no puedo…
—De acuerdo, vuelve a la cama. Tu hermana está desesperada buscándote.
—¿Qué harás tú?
—Necesito estar lejos de ti.
—De acuerdo.
X-X
Una ráfaga de viento levantó algo de tierra obligando a Saori a taparse los ojos, a lo lejos vio a Pandora caminando molesta y refunfuñando como sólo ella sabía hacerlo. Aunque en otra época a Saori le habría encantado ir a molestar a su prima, en ese momento la situación parecía ser seria.
—Pensé que estarías feliz al tener a tu novia cerca —dijo Kido plantándose al lado de la pelinegra.
—¿Mi novia? Parece ser que en algún momento las cosas se acabaron y yo no me enteré —resopló—. Tal vez a ella ahora le interesen otras cosas. Dime que obtuviste alguna información de ese vampiro. Si no es así debemos usar medidas drásticas.
—¿Quieres torturarlo? —bromeó ganándose una fría mirada, Saori había visto algo de complicidad entre Shaina y Shun cuando los vio en la celda—. No me dijo nada. Me dejó muy claro de que no dirá nada. Lo único que sé es que es el hijo de Hades.
—¿Hades? Es el colmo. Y aun así… ¿Cómo es que Shaina es tan estúpida?
—Creo que él siente algo por ella.
—Tonterías. Tal vez deberíamos ponerlo al sol. Ya nos dirá algo mientras se quema.
—Escucha Pandora, entiendo que estés molesta. Sé lo mucho que te importa Shaina, pero en este momento no tenemos tiempo para disparates ni escenas de celos. Te necesito lúcida. Ya la cagaste una vez al asesinar al elfo del Templo Submarino, hazme un favor y deja de estar echándonos más mierda.
—¿Y cómo iba a saber que el elfo era un posible aliado? Nos acababan de atacar, y ahora, la única persona que puede darnos información del enemigo está en esa celda y tú quieres que lo tratemos con respeto. Aquí la única que se ha equivocado eres tú. Nunca debiste haber dejado entrar a los asgardianos.
—Sí, me equivoqué, pero eso no quiere decir que las cosas hubiesen sido diferentes, los vampiros del Inframundo abarcan terreno, eventualmente, nos toparíamos con ellos. Por lo menos en esta ocasión tenemos chance de defendernos con todo lo que sabemos, y las cosas hubiesen sido mejor con la alianza entre el Templo Submarino y el Santuario.
—Ay, por favor, ¿de verdad crees que ellos se hubiesen aliado con nosotros? Estamos hablando de seres salvajes y despreciables.
—Aquí la única salvaje eres tú, Pandora. —Saori se llevó las manos a la cara tratando de contenerse—. No sabes por lo que ellos han pasado, tienen un objetivo, sus familias son torturadas por los miembros del Inframundo, pudimos trabajar juntos, y tú lo echaste a perder únicamente porque estabas muy enojada por haber perdido a Shaina, porque esa fue la verdadera razón por la que mataste a ese elfo. Lo sé, no puedes mentirme. Deja de cagarla y haz una cosa bien.
Saori se dio media vuelta para marcharse, estaba muy ofuscada para continuar con la conversación y dejó a Pandora con las palabras en la boca.
—¡Ah! —exclamó volviendo sobre sus pasos—. Si algo le pasa al vampiro te culparé a ti. Lo necesito, y si tu pequeña cabecita no quiere comprenderlo es mejor que te apartes de él.
La pelinegra observó con rabia a la heredera quien no le dio oportunidad de defenderse, realmente no entendía que le pasaba a todos.
X-X
Shaina no quería estar en la enfermería, contrario llegó a su casa donde se resguardó en su cuarto, siendo alcanzada por Geist quien estaba molesta por su desaparición.
—Te estuvimos buscando por todos lados —dijo la morena mirando a su hermana quien buscaba refugio entre las sábanas—. ¿Te importa?
—Lo siento —mintió acomodando las almohadas—. Quiero dormir, ¿puedes dejarme sola? ¿Lo harías?
—¿Qué pasa hermana?
—¿Por qué todo el mundo cree que me pasa algo? —contestó exaltada sentándose en la cama y la tibia mirada de Geist le hizo perder la batalla—. No sé qué pasa conmigo, no puedo dormir, tengo fuertes jaquecas, no podre usar mi mano como antes, ya ni siquiera sé si puedo empuñar un arma, ahora soy como una primeriza y las personas me miran como si dudaran de mí únicamente porque a veces no puedo unir las frases y arruiné todo con Pandora… y Dios, no sé cómo ayudar a Shun, porque no quiero que muera… no quiero… diablos.
—De acuerdo, lograste unir varias frases, estás mejorando —consoló la menor sentándose junto a su hermana—. Estás fuera de práctica, pero eso no significa que seas una inútil, simplemente, necesitas entrenar, ya verás que en un par de días estarás como nueva. Yo estaré contigo… además, Rob, me dijo que está fabricando un regalo especial para ti y que te servirá mucho. Seguirás siendo la sanguinaria Shaina, la gran Cobra.
—¿Cómo puedes decir tantas tonterías? —susurró algo aliviada.
—Soy experta en eso… ahora —dijo algo incómoda—. ¿Qué pasa con el vampiro? ¿Cuál es tu interés en él?
—¿También vas a cuestionarme? Si es así, quiero que te largues.
—No voy a cuestionarte, quiero entender. Quiero saber que pasa, vamos, habla conmigo.
Shaina bajó la mirada y apretó las sábanas, si en alguien podía confiar era en Geist y tal vez diciendo las cosas en voz alta se aclararían sus ideas.
—Mi estadía en el Inframundo fue una autentica pesadilla… pensé muchas veces que iba a morir, y deseé morir —contó con nostalgia en lo que tomaba aire para no llorar—. Hubo momentos en los que no podía seguir, y quise decirles todo. Estaba harta y cansada… yo solo quería dejar de sentir dolor.
—Tranquila —murmuró Geist abrazando a su hermana quien empezaba a desboronar con cada palabra.
—Y Shun… ¡cielos!... Shun me salvó de muchas formas. Sé que… era parte de su plan, pero él me salvó. Es tan absurdo, pero él era una luz en medio de tanta oscuridad, y yo me aferré a esa luz, me aferré a él. No sé si estoy loca, pero… lo amo, porque en medio de tanta porquería, yo sabía que siempre lo podría ver a él, y esos escasos minutos a su lado eran un dulce alivio. Él era… ¡Dios! No sé porque digo esto, ¿estoy enloqueciendo?
—No, claro que no. —Geist abrazó rápidamente a la Cobra quien se echó a llorar—. Estás bien. No puedes luchar contra un sentimiento tan grande. Shaina, es real, no estás loca. Todo se irá aclarando.
—Geist, tengo miedo. Si el Inframundo ataca… nosotros no tenemos como defendernos… estamos perdidos.
—Claro que no. Nosotros ganaremos.
—¿Y Shun?
—No lo sé, ya encontraremos una solución para él.
X-X
Pandora entendía los actos de Shaina, de haber sido ella de seguro hubiese hecho lo mismo, pero no podía entender que hubiese un sentimiento por algo que le causaba dolor. Desde luego ella no dimensionaba el infierno vivido por la Cobra en el Inframundo y asumió que tal vez ese 'cariño' que tenía Shaina por Shun era algo meramente platónico, no obstante, cuando quiso hablar con ella, no pudo evitar escuchar la conversación sostenida con Geist y entendió muy a su pesar que aquel sentimiento no era porque Shaina estuviera confundida.
Ahora, estaba replicando en su cabeza las palabras de Saori, ¿de verdad había tiempo para reclamos? Estaban en guerra, y ella con sus desconfianzas estaba echando todo a perder.
—Parece que por fin se pondrán pesados —dijo Shun al ver a Pandora frente a su celda, la comandante estaba muy seria—. ¿Serás tú quien me torture? Debes estar encantada de hacerlo.
—No somos salvajes —contestó ella mirando al vampiro con desprecio—. Ustedes son los que disfrutan de torturar personas, nosotros no hacemos las cosas así.
—Oh, no. ustedes sólo asesinan niños y someten a otros. Nada más.
—Dejemos el sarcasmo para otro día y hablemos con la verdad.
—Oh, de acuerdo… vamos a ser sinceros…
—¿Sientes algo por Shaina?
Shun no esperaba ese tipo de interrogatorio, estaba preparado para contestar lo que fuera menos algo como eso.
—¿Cómo amor? —inquirió él en lo que Pandora asentía—. ¿No te parece que el amor es un sentimiento inmaduro? Es una emoción muy básica, y además, todos usan el término de manera inadecuada. La gente le llama amor a la manipulación, al control, a la sobreprotección.
—No digas tonterías, no trates de desviar el tema. Tal vez para tu raza deba ser difícil entender las pasiones humanas, pero necesito que te olvides de eso y me contestes con la verdad.
—No sé si la amo, jamás he experimentado el amor, no de esa forma, tengo emociones fuertes por ella, y no quiero que nada malo le pase, quisiera protegerla y mantenerla a salvo de todo. Si eso es amor yo no lo sé.
Pandora bajó la cabeza inconforme, el sentimiento era mutuo, ellos se querían.
—Si de verdad te importa, quiero que cuides de ella —pidió la chica con voz apagada—. De lo que tú hablas es amor, no temas decirlo.
—¿Qué piensas hacer?
—No te incumbe. Sólo protege a Shaina, adiós…
X-X
Shaina observaba la luna a través de la ventana de su cuarto, y por un instante se sintió sumergida en un misterioso sueño. Llevaba mucho tiempo sin poder apreciar el cielo como en esa noche, días antes, su mente estaba ocupada buscando formas de mantenerla con los pies sobre la tierra, buscando maneras de no enloquecer. Hacía mucho tiempo no había tanta paz en su mente, ya no escapaba de nada, ya no tenía miedo a morir, estaba en casa. Estaba con los suyos, ya no había dolor, ahora todo era calma.
Una calma casi aterradora, que traía mucho silencio y a su vez la llevaba a pensar en ellos…
—Te he dicho que no me gusta que merodees por mi casa —dijo sin apartar la vista del vitral y suspirando con pesadez, no quería iniciar una nueva discusión, no con ella.
—Siempre había sentido que esta era mi casa. Fue estúpido sentirme así.
—Siempre serás bienvenida, Pandora —aclaró buscando la mirada de la morena en medio de la oscuridad del cuarto—. Siempre.
La pelinegra simplemente sonrió y acortó la distancia entre ambas.
—¿No deberías estar descansando? —preguntó Pandora—. Es muy tarde, necesitas reposo.
—Por eso me traes té —acotó Shaina mirando la taza de liquido caliente en las manos de la otra que se tomó unos segundos antes de entregarla—. Gracias.
—Lo hice como te gusta —susurró y ahora era ella quien miraba por la ventana en lo que la Cobra bebía del té.
—Gracias… Pandora, yo…
—Debo decirte algo —interrumpió la morena no dispuesta a escuchar lo que tuviera que decir Shaina, no podía escucharlo—. Algo que debí decirte hace mucho tiempo, pero… siempre me tomó mi tiempo para decir las cosas y tal vez ese sea el problema, aunque creo que igual haberlo dicho no habría hecho la diferencia.
—Estás titubeando… haces eso cuando estás nerviosa...
—Te amo —soltó con firmeza en lo que la Cobra bajaba la cabeza buscando como contestar a eso—. Me habría encantado escuchar una respuesta positiva a esta demostración, sé que no lo voy a conseguir, ya lo sé… no espero que sientas lo mismo por mí. —Pandora se acercó más a la peliverde obligándola a que la mirara—. Pero es lo que yo siento por ti, y es real. Es una pena que esto no sea correspondido.
—Pandora… yo…
—Vamos, es hora de que descanses —atajó halando a Shaina para que se metiera en la cama—. Déjame quedarme esta noche contigo. Solo por hoy, olvida todo lo demás. No necesitas explicarme nada.
Shaina se dejó llevar por las delicadas manos de Pandora, quien sin ningún afán la condujo sin problema como si fuera una simple muñeca, indefensa y un poco dulce.
Una caricia sobre el cuello de la peliverde hizo respingar a la Cobra; Pandora pasó sus dedos delgados por las marcas de colmillos que se negaban a sanar, y cuando quiso decir algo Shaina se aferró a su boca impidiéndole pronunciar palabra alguna, no quería recordar aquellas frías noches en la oscuridad de una celda del inframundo, Pandora igual podía quemar con su osadía cualquier miserable y triste recuerdo.
La ropa se convirtió en un estorbo y ambas se deleitaron jugueteando con el pecho desnudo y suave de la otra, sólo en las manos de Pandora, Shaina se sentía la mujer más hermosa, y únicamente ella y ninguno más sabía exactamente dónde y cómo tocarla, la experticia era parte de la magia de la pelinegra, y, cada una buscaba la forma de acallar los gemidos de la otra con apasionados y húmedos besos.
Después de tantas caricias, besos y calcinación de sus cuerpos, ambas chicas cayeron agotadas en medio del deleite y fascinación hasta perderse cada una y a su manera en un profundo sueño, y aunque había demasiadas dudas para ambas, por un instante se olvidaron de todos los acontecimientos y como aquella misión las había alejado, y estuvieron juntas como si nada se hubiera quebrado o interpuesto entre ambas.
X-X
Shaina despertó, llevaba mucho tiempo sin poder dormir tranquilamente, por lo que aquel pequeño alivio fue reparador. Se encontraba sola, como si el recuerdo de Pandora se hubiese desvanecido con el alba, como si nunca hubiese estado ahí y la Cobra se preguntó si lo sucedido horas atrás había sido un sueño o una vil jugarreta de su mente, pero el delicioso perfume del cabello de Pandora impregnado en las almohadas le contestó con fuerza que ella estuvo allí y que todo fue real.
Se sonrojó, ni en los tiempos pasados cuando todo estaba tan tranquilo había disfrutado tanto de los besos y las caricias de ella. Se llevó las sábanas a la cara intentando seguir durmiendo, era muy temprano y realmente Shaina debería estar en la enfermería, por lo que no importaba si se levantaba un poco tarde, no obstante, la algarabía y las voces afanadas del exterior la hicieron salir de la cama y averiguar qué era lo que tenía tan alarmados a los atenienses.
—¿Qué sucede? —preguntó Shaina en el umbral de su casa viendo a Geist conversar seriamente con Saga, al no obtener respuesta se acercó a la pareja—. ¿Qué sucede?
—No es nada —respondió rápidamente Geist a su hermana con un tono un tanto nervioso—. Un caballo escapó, no sabemos cómo. Vamos, vuelve a la cama. Iré contigo en unos minutos.
—¿Desde cuándo tenemos caballos? —Shaina no recordaba la carretilla en la cuál fue transportada hasta el Santuario y realmente, nadie la había dado muchos detalles de los sucedido durante su ausencia.
—Los tenemos desde que fuimos a Asgard —contestó Saga con seriedad—, y uno de ellos escapó.
—¿Seguros que es sólo eso?
—Sí, Shaina —habló Saga nuevamente—. No pasa nada. Nosotros nos encargaremos.
—¿Entonces por qué están todos tan alarmados?
—Hermana —explicó dulcemente Geist—. Los últimos eventos con los vampiros nos tienen los pelos de puntas. Estamos muy agobiados y nerviosos, cualquier cambio nos va alterar. Por ahora, tú debes recuperar fuerzas. De hecho, Rob me dijo muy temprano que ya terminó tu obsequio. Si no quieres dormir deberías ir con él.
Shaina sonrió de medio lado, Rob era un forjador experto, muy hábil manejando cualquier tipo de metal, con gran talento y astucia, de seguro el gran Rob tenía un as bajo la manga para la alocada mente de la Cobra.
—Excelente, voy a cambiarme y marcharé con él —aceptó complacida y con gran sonrisa se alejó de la pareja.
—¿Por qué no le dijiste la verdad? —le recriminó Saga a Geist.
—Ella ya tuvo suficiente, no es bueno que sepa lo que pasó.
—¿En serio? —Saga entrecerró los ojos para observar a su prima—. Ella notará la ausencia de Pandora en cualquier momento.
—Los ánimos no están muy bien entre ellas —continuó la pelinegra—. Eso es un punto a nuestro favor, y siempre le podemos decir que Pandora está en el perímetro o buscando algunos suministros en la zona sur. Ahora, quisiera saber, ¿a dónde carajos se largó Pandora y por qué se llevó uno de los caballos?
—¿Crees que Shaina le dijo dónde está el Inframundo y Pandora fue a buscarlos?
—Sé que es impetuosa, pero no es idiota —sostuvo Geist—. Tal vez no sea nada y nuestros miedos son infundados.
—No tengo un buen presentimiento de todo esto.
—¿Has visto al vampiro? —quiso saber ella—. ¿Está vivo?
—No lo sé.
—Vamos a verlo —comentó alarmada dando un par de pasos en dirección a las celdas.
—¿Por qué? A esta hora debe estar dormido.
—Porque Pandora lo odia, tal vez lo mató y se dio a la fuga, mejor vamos a ver que esté con vida.
—De acuerdo.
X-X
—Rob, buenos días —saludó Shaina con una gran sonrisa la cual fue ampliamente correspondida.
—Mi querida, niña —dijo el hombre acercándose para darle un fuerte abrazo a la Cobra—. Me alegra verte. Te ves bien.
—Sí. Me dijo Geist que tienes algo para mí.
Rob observó a la chica con algo de fingida sorpresa y luego con un gran gesto se acercó a uno de los cajones que tenía en el lugar, Shaina por su parte prefirió quedarse en su sitio, sólo Rob podía y sabía moverse en medio de ese alborotado taller.
—Toma —ofreció el hombre entregándole a la chica un guante de color negro hecho de cuero.
—¿Un guante? —preguntó ella con algo de incredulidad.
—Es un guante muy especial —explicó el herrero enseñándole a la cobra una prótesis del dedo índice en el interior de este—. Eres una de las mejores en cuanto a puntería en el Santuario y no queremos que ese talento se pierda. Con un poco de paciencia y práctica podrás disparar como antes.
Shaina aceptó el obsequio encantada y un tanto entristecida y para honrar el nombre del buen Rob se puso el guante donde la prótesis encajó perfectamente reemplazando su miembro mutilado.
—Se siente real —expuso ella.
—Claro, me esforcé mucho. Vamos, prueba tu puntería —solicitó él entregando un cuchillo para hacerse a un lado—. Ese florero de ahí, ya no me sirve mucho.
—De acuerdo —aceptó ella preparándose para lanzar la daga la cual bailó en su mano y se estrelló cerca de la mesa donde estaba el florero—. Casi —susurró, pero fue un golpe más certero del que intentó darle a la lagartija días antes cuando estaba escapando del Inframundo.
—Ya lo ves, sólo debes practicar. Además, mira —explicó él tomando con delicadeza la mano enguantada donde con un pequeño movimiento y hizo que una diminuta navaja se asomara.
—Qué maravilla —sonrió la Cobra observando el imperceptible secreto de su guante—. Será de mucha ayuda.
—Es pequeño y su daño será mínimo, pero con suerte le sacarás un ojo algún vampiro.
—Eso me parece genial y conveniente. Mil gracias, Rob. Hiciste un excelente trabajo. Lo valoro mucho.
—Con el mayor de los gustos, mi querida niña.
En el rostro de Shaina se dibujó una genuina sonrisa y con el mismo buen humor se marchó del taller hacia los campos de entrenamiento donde pasó todo el día practicando sus lanzamientos, los cuales con el tiempo se hacía más precisos, por lo tanto no tuvo tiempo para preguntar por el caballo y atendiendo a la distancia que a Pandora le gustaba marcar entre ambas y que después de lo de la noche anterior se haría de seguro más evidente y prolongado, tampoco preguntó por ella. Aquello fue gratificante para Geist, no tendría que mentirle mucho a su hermana, y es que por más que buscaron no encontraron rastros de la comandante, como si la tierra se la hubiera tragado.
Por su parte, Saori Kido observó la gran estatua de la diosa y en lo alto la impresionante luna anunciaba una nueva noche de alertas, todos estaban atentos a cualquier ataque o adversidad. Saori y sólo esperaba que Pandora pudiera llegar a un acuerdo con Poseidón y no cometiera otra impertinencia.
—Espero que regreses con bien querida prima.
X-X
Hades estaba sentado en el trono junto a Asmita y a Albafica cuando Makaira y Shaka dejaron caer con fuerza y sin delicadeza los cuerpos sin vida de El Cid y Shura, los tres maestros se movieron en su sitio completamente incómodos y frustrados al ver los cadáveres de sus compañeros y la manera tan precaria en la que habían llegado aquellos cuerpos.
—¿Qué les pasó? —quiso saber Asmita mirando con horror a los occisos.
—Fueron masacrados, abuelo —dijo la pelinegra con rabia en sus palabras—. Hubo una intensa batalla. No sabemos realmente cuantos humanos murieron, encontramos un solo cuerpo en el camino, dudo que haya sido el único, a los otros tal vez lograron llevárselos para sepultarlos.
—De lo contrario estamos en frente de una gran amenaza —hizo ver Albafica, si sólo un humano había caído frente a un grupo de ocho vampiros quería decir que los hombres eran más fuertes de lo que estaban pensando.
—El elfo dijo que solo cuatro hombres habían marchado por el cobre —recalcó Shaka también preocupado, sólo cuatro hombres contra ocho vampiros.
—Eso no mejora la situación —sostuvo Hades analizando los hechos—. ¿Los humanos tienen el cobre?
—Aparentemente, sí —contestó Makaira—. Shura nos dejó un mensaje en el yacimiento el cual hablaba de un auto y de la extracción del cobre por parte de los humanos.
—¿Un auto? —razonó Asmita—. Los humanos nos llevan ventaja, y ahora tienen el cobre.
—No podemos permitir que lo trabajen y que fabriquen más armas —ironizó Albafica—. Debemos atacar cuanto antes.
—Tienen razón —dijo Hades observando a Makaira y Shaka—. Organicen todo, es el momento de ir al Santuario. No podemos darle tiempo de prepararse más de lo que ya están, debemos adelantarnos. Debemos atacar ya.
Continuará…
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8D: Hola, ¿cómo vas? Sí, se nos fue Arles, creo que muchos llegaron a pensar que los gemelos también tendrían el mismo final, pero bueno, necesito buenos guerreros para lo que se viene jejeje… se viene la guerra, no tan sangrienta como la revuelta, pero igual de interesante, y ahora ya ves, Hades ordenó el primer ataque, a ver qué pasa, pero gracias a esto, se desataran varias cosas… y es que nuestro Hades, es la personificación de la Tríada, sí, ya está loco XD… por ahora, Saori está de vuelta, y tranquilo, ella sólo quiere llevar las cosas con calma, digamos que ella es más burocrática, pero pronto no habrá tiempo para buenos modales. Ahora a esperar como le va a Pandora y si consigue el trato con los del Templo Submarino, y bueno, a ver cómo les va también al par de peliverdes enamorados… Mil y mil gracias por tu apoyo, un abracito.
Monse: Tú la verdad, eres muy astuta, realmente no están tan lejos tus apreciaciones, no te puedo contar mucho, pero vas por buen camino. Y no, Hilda no es la última asgardiana, aún está por ahí Lifya a quien sin querer he estado olvidando XD ya le encontraré oficio. Saga, Kanon y Ares, te agradecen tu abrazo, y yo pienso que ellos merecen mil abrazos más y hasta más XD…un abracito para ti también, mil gracias.
Mil gracias a todos por su apoyo. Nos estamos leyendo.
