16. Terror

Afrodita estaba parado en la mitad de la plaza central detallando cuidadosamente los pormenores de la misión encomendada. Había reunido a un excelente grupo de vampiros, quienes serian los primeros en marchar hasta el Santuario y abrirle paso al resto de la manada. Él esperaba que no les tomara mucho tiempo, sabía que ellos eran rápidos y letales, pero los humanos demostraban resistencia y esperaba que el grupo no se confiara demasiado.

—Llevas buenos vampiros contigo —comentó El Grifo luciendo su elegante traje de botones dorados que lo hacían ver como un militar—. Si están comandados por ti, estoy seguro que ganaran sin problema.

El peliceleste hizo un ligero gesto analizando con la mirada las caras de los miembros de su grupo encontrándose con mucha excitación por parte de estos, Manigoldo parecía ser uno de los más emocionados, si todo salía bien estarían en casa cuanto antes, de lo contrario aquellos rostros felices quedarían sepultados bajo la tragedia de la muerte, no obstante, Afrodita agradeció el cumplido del otro y aunque la sola presencia del Grifo lo incomodara, se decidió a hablarle:

—Deberías venir con nosotros —dijo casi por inercia, bien podría deshacerse de él primero en esa misión, luego vería como matar al Minos mayor—. Nos serviría un guerrero con tus habilidades.

—Eso sería genial. Encantado de ayudar —aceptó el otro con bastante agrado y sin desconfianza alguna.

—No sé qué tan bueno sea que tres miembros del consejo marchen a esta misión —ironizó Camus llegando en compañía de sus padres.

—¿Tres? —preguntó Afrodita observando a los recién llegados—. ¿Piensas ir tú también?

—Así es —contestó Camus sin darle mucha importancia analizando al grupo reunido por Afrodita—. Mis padres nos acompañarán.

—No creo que sea necesario —intervino el peliceleste—. Este grupo será más que suficiente, ustedes pueden esperar aquí en la comodidad del castillo.

—Gracias por eso, señor Afrodita —tomó la palabra Dégel mirando por encima de su hombro—. Pero no puedo quedarme aquí sentado luego de lo que los humanos le hicieron a mi buen amigo El Cid y a su hijo.

Seraphina apoyó a su esposo con firmeza; Shura era el hijo de su hermana menor quien lamentablemente había fallecido durante los eventos de la revolución, por ello, la hermosa esposa de Dégel había prometido cuidar al pequeño como si fuera su propio hijo y nunca faltó a su promesa, por lo tanto el dolor por la muerte del El Cid y Shura era genuino y estaba dispuesta a cobrar esa deuda con los humanos, y aunque Seraphina tenía un rostro suave y movimientos delicados, era tan letal y violenta como cualquier otro miembro de la comunidad vampírica.

Afrodita sonrió despreocupado, entre más voluntarios más pronto se harían con el Santuario y sería mucho más sencillo eliminar al Grifo sin dejar evidencia, así que todo aquel que quisiera apoyar a la causa era bienvenido. Levantó la vista donde la valiente y afligida Sonia, esposa de Shura organizaba a la tropa. Sonia tenía un hermoso cabello dorado, una sonrisa deslumbrante y un carácter de los mil demonios, ella estaba realmente avivada con la invasión al Santuario.

—Escuchen —llamó la atención Afrodita de todo el grupo—. No se dejen llevar por las pasiones. Sé que muchos están molestos con los últimos eventos y sé que al igual que yo, desean vengarse de los humanos, pero si entramos al Santuario y arrasamos con todo no tendremos con que divertirnos después —sonrió siendo secundado por el resto—. Lo sé, el consejo le prometió a cada vampiro un humano. Cada uno dispondrá de su bolsa de sangre como mejor le parezca, así que no queremos muertes innecesarias si deseamos tener a nuestro servicio y disposición deliciosa y majestuosa sangre. Sean moderados y asesinen únicamente a los que demuestren ser un verdadero reto. La ventaja que tenemos nosotros al ir primero es que podremos elegir al humano de nuestra preferencia, es parte del pago que nos dan por ofrecernos como voluntarios en esta misión. Así que no se excedan si no quieren perder a los mejores. Ya tuvimos una muestra de los humanos en este lugar y podemos imaginarnos todo lo que pueden ofrecernos.

El grupo de vampiros celebró las palabras de Afrodita, el poder elegir primero era un enorme pago, y si las cosas salían bien y se esforzaban había posibilidades de tomar a más de un humano.

—Debemos ir con calma —se hizo escuchar Camus—. Si no tenemos ningún tropiezo y las indicaciones son correctas, a nuestra velocidad, estaremos allí mañana en la noche. Así que andando, nos conviene tener una noche entera para tomar el Santuario.

—¡Sí! —gritaron en unísono todos los demás.

X-X

Los ojos de Julián viajaron por el gran océano, estaba contrariado, indispuesto sin saber cómo actuar, Alana había llegado con un mensaje esa madrugada, los Vampiros querían invadir al Santuario, habían encontrado el lugar y marchaba un grupo grande dispuesto atacar. Poseidón tenía pocas opciones, dejarlos morir significaba perder un aliado, pero después de todo lo hecho por los humanos tal vez no sería una pérdida ni un aliado tan importante, no obstante, si los humanos lograban defenderse aquello obligaría al grupo entero del Inframundo de salir a combate, y aquello podría ser la brecha para entrar al castillo y evacuar a los elfos… pero aún seguían sin tener noticias de los niños, ¿dónde estaba el resto del grupo? Como lo veía, el unirse a los humanos seguía siendo una opción más tentadora.

—Señor —llamó pausadamente Sorrento—. Una mujer del Santuario se dirige hasta acá. ¿Quiere que la detengamos?

—¿Sabes de quién se trata?

—No señor. Viene en un caballo en esta dirección, aún le tomará un día entero llegar a la costa. Claro, que la exigencia al caballo hará que este muera antes de que ella llegue a su destino, lo que la retrasaría unas horas.

—Tráela hasta acá cuando llegue. Quiero saber que tienen que decir los del Santuario.

—¿Lo considera prudente? Puede ser una trampa y que estén considerando invadirnos.

—¿Has visto a alguien más a parte de esa mujer?

—No señor.

—Entonces no tenemos de que preocuparnos. Una sola mujer no podrá contra todo nuestro ejército.

—¿Señor, y si trae armas letales de largo alcance con ella? —Sorrento suspiró antes de agregar—: ¿Y si trae explosivos consigo?

—Entonces asegúrate de requisarla bien antes de traerla a la isla.

Sorrento dejó caer los hombros derrotado, Julián solía ponerse muy terco en algunos momentos.

—Sí señor —aceptó no muy convencido de la orden.

—De acuerdo, dile a todos que estén pendientes. Ya casi amanece, debemos descansar, la nueva noche traerá sorpresas.

X-X

Era una mañana preciosa y Shaina estaba sentada en el despacho Kido, se veía de mejor semblante pese a llevar tan pocos días de regreso, su rostro ya no estaba pálido y su cabello había adquirido ese brillo y sedosidad de antes. Se encontraba un poco nerviosa, no tenía certeza del porqué la habían llamado y su inquieta mente le daba respuestas incorrectas, y una de esas era: que le pidieran retirarse del cargo como Comandante.

—Shaina, gracias por venir —saludó Saori entrando en el lugar—. Te ves muy bien —continuó tomando asiento frente a la peliverde.

—¿En qué puedo ayudarla, señorita? —Shaina no quiso parecer cortante, pero estaba tan nerviosa que requería una explicación de inmediato—. Me dijeron que me solicitaba con urgencia.

—Así es —contestó la heredera sacando un cuaderno de los cajones—. Esto es para ti —ofreció—. Deseó que lo leas y me des tu opinión, no hay afán, no tienes que hacerlo de inmediato.

Shaina observó el cuaderno, lo tomó con ambas manos y lo abrió para revisar su contenido. El cuaderno estaba muy bien conservado, con hojas amarillentas debido a los años, quien lo hubiese escrito tenía una caligrafía hermosa y pulcra, como si su dueño hubiese pasado por una fina y costosa escuela.

—¿Qué es esto realmente? —preguntó la Cobra al pasar sus ojos por párrafos al azar y sin saber exactamente dónde empezar—. Parece ser un manuscrito privado.

—Lo es. Era de mi antepasada Sasha. Era su diario.

—¿Y quiere que yo lo lea? ¿Para qué?

—Realmente, quiero que te enfoques en estas páginas —señaló ella donde un pequeño papel de color separaba todo lo demás—. Tómate tu tiempo y analízalo con prudencia.

—De acuerdo —aceptó la Cobra poniéndose de pie dispuesta a marcharse—. ¿Me permite hacerle una pregunta? —Saori asintió complacida—. ¿Dónde está Pandora?

—Bueno, ella… me sorprende que la extrañes hasta ahora.

—No estamos bien, lo sé —sostuvo—. Me he enfocado en mis entrenamientos y ella es experta marcando distancia entre ambas cuando las cosas no van por buen camino y aunque el Santuario es enorme, siempre puedo verla por ahí, pero hace un par de días que no la veo. Geist me dijo que estaba en una misión en la zona sur. La zona sur es aburrida y ya no hay nada que podamos encontrar en esa parte y sé que ella aceptaría lo que sea con tal de estar lejos, pero… algo me dice que mienten, que todos mienten. Así que le agradezco que me hablen con la verdad.

—Tienes razón, mereces saber la verdad —ofreció Saori poniéndose de pie y arreglando su chaqueta—. Tuvimos un altercado con los miembros del Templo Submarino, un elfo se acercó bastante al perímetro, Pandora pensó que era un enemigo y lo mató, debido a esto, Poseidón se rehusó a trabajar con nosotros, por lo tanto, Pandora decidió marchar ella misma y hablar con él arrepintiéndose de su error.

—¿Van a matarla? —preguntó ofuscada, Saori quiso decir la verdad, pero no le pareció prudente.

—No lo creo. Conocí a Poseidón, es un vampiro sensato, no asesinarán a Pandora. Tal vez decidan darle prisión o algún castigo ejemplar, no lo sé. Sabes cómo es ella, todo estará bien.

—¿Un castigo ejemplar? Pandora sólo necesita abrir la boca para lograr que la asesinen. ¿Dónde está el Templo Submarino?

—No puedo decirte.

—¿Por qué?

—Porque ella me pidió guardar el secreto. No quiere que vayas tras de ella. Tomó su decisión y espero sepas respetarla, ya bastantes problemas tenemos como para que vuelvas a salir y nos des un nuevo dolor de cabeza. Lo siento.

Shaina suspiró derrotada, Pandora siempre hacía lo mismo. Ahora entendía esa mágica noche y sus palabras, Pandora se estaba despidiendo. Saori podía adornar todo lo que quisiera las cosas, pero Shaina conocía la realidad y no era estúpida. Si Pandora regresaba se debería a un milagro otorgado por los dioses, y ella esperaba que los dioses aún estuvieran de su lado. No había nada que la Cobra pudiera hacer, correr tras de Pandora no devolvería nada, y solo traería más problemas como la heredera manifestaba.

Tenía razón, debía dejarla ir.

X-X

Shun dejó escapar el aire cuando escuchó pasos acercándose a su celda, no eran los de Shaina quien siempre andaba con delicadeza, ni los de Ares quien solía acercarse dando pequeños salticos, tampoco eran los de Saori quien pese a que vio solo una vez caminaba con bastante firmeza, y mucho menos eran los de Pandora quien solo con su andar dejaba en claro que estaba molesta. Esos pasos eran de alguien más, alguien tranquilo y sereno.

—¿Tú eres Shun no es así? —dijo el recién llegado y Shun no pudo evitar rodar los ojos ante el cuestionamiento.

—Eso creo que ya todos lo saben —contestó él quien no se había molestado en mirar a su interlocutor—. Mi nombre no ha cambiado desde la última visita.

Shun sonrió con petulancia y se puso de pie para saludar a su invitado y aunque quiso decir algo más sus labios permanecieron cerrados al encontrarse con los ojos de Aioros.

—Parece que sabes quién soy —dijo el mayor observando al peliverde con algo de nerviosismo.

—Debes ser Aioros —respondió Shun sin apartar la mirada—. Eres idéntico a Aiora, como dos gotas de agua.

—¿Cómo está él? —preguntó sin poder evitarlo, no hubo un solo día en el que Aioros no recordara a su familia.

—Aioria está bien —contestó con sinceridad—. Ha jurado vengarse de ti. Te considera un traidor, todos lo hacen de hecho.

—Lo entiendo —susurró—. Mi madre y padre, ¿cómo están ellos?

Shun tomó aire antes de dar las malas noticias.

—Tu madre murió por los efectos del gas durante la revuelta… tu padre… tu padre fue sacrificado para expiar tus pecados, fue condenado a la muerte verdadera bajo el sol brillante, lamentablemente, no logré conocer a ninguno de los dos.

Aioros se quedó congelado en su lugar luego de aquellas palabras y no pudo evitar maldecirse por no haber protegido a su familia. Su padre había muerto por su culpa, solamente su sacrificio hubiese liberado a toda su familia del estigma, pues Aioria y su madre no merecían ser juzgados o desterrados por sus actos; Galarian le había enseñado a siempre velar por su casta, sin embargo, el haber elegido a los humanos llevo a que el pequeño león dorado creciera sin protección alguna y que su madre muriera creyendo que su hijo mayor era un traidor.

—Lamento darte tan malas noticias —rompió el silencio Shun al percibir el gran dolor en el otro quien simplemente se dio la vuelta y se marchó del lugar sin tan siquiera despedirse y olvidando la verdadera razón de su visita.

X-X

La noche era fría y la luna estaba oculta detrás de las espesas nubes, no habían estrellas esa noche, el cielo anunciaba el inició de las tormentas. Un rayo atravesó el firmamento e iluminó por escasos segundos los rostros de los chupasangres que observaban a lo lejos las grandes murallas que llevaban al Santuario.

—El Santuario —susurró Dégel algo inquieto por volver a ver lo que quedaba de la antigua comunidad Rosa de los Vientos—. Según dijo el elfo, ellos están allá arriba —señaló lo alto de una montaña, para una persona común le tomaría días llegar a la cima, pero a ellos sólo un par de minutos—. Vamos.

El grupo de vampiros escaló de un salto la gran montaña, el camino era sinuoso y parecían haber ciertos senderos, el ambiente era pesado por la altura y el viento soplaba con fuerza y había cordilleras bastantes altas en los alrededores dificultando la visión.

—Llegar con ellos será bastante sencillo —hizo ver El Grifo con gran sonrisa en lo que le indicaba a su grupo continuar adelante, pero un paso en falso activó las alarmas y las trampas—. ¡¿Qué demonios?¡

X-X

Shaina dejó el cuaderno a un lado después de leerlo, se sentía confundida y empezaba a comprender porque Saori le había dado ese diario.

—¿Terminaste de leer? —dijo la heredera quien había llegado a la casa sin ser invitada, Shaina suspiró con fuerza al verla plantada en el umbral de su habitación.

—¿Me acecha, señorita?

—No fue mi intención, sólo quiero…

—¿Piensa que Shun es el hijo de Orfeo? —aclaró poniéndose de pie.

—Eso hemos deducido con Aioros y Shion, sí.

—No sé quiénes eran los padres de Shun. Él me dijo que murieron durante la revolución y que luego fue acogido por Hades.

—¿Sabes que si él es el hijo de Orfeo significa que Hades lo ha engañado todo este tiempo? —comentó Saori sentándose al lado de la Cobra.

—Esto es… difícil de creer —dijo ella poniéndose de pie para caminar hasta la ventana—. Hades y los otros valoran las vidas vampíricas. Está en sus normas respetar la vida de otro vampiro, ellos no pueden ni deben… el castigo es la muerte.

—Exacto, según me dijo Aioros, eran leyes que habían desde antes. Ningún vampiro pasa por encima de otro de ninguna manera, eso incluye la traición y el asesinato, por eso la infidelidad de Perséfone marcó un punto tan significativo en la vida de los vampiros. Ella y su amante debieron pagar, pero por eso, fue Orfeo quien murió.

—Estoy confundida. Porque si esto es real… Shun, ha vivido engañado por la persona en la que más confía. Hades… ha estado jugando con él, al final, todos somos juguetes para él.

—¿Se lo dirás a Shun?

—¿Eso es lo que usted desea? ¿Qué le cuente esto a Shun?

—Si le decimos esto —aclaró caminando hasta al lado de la Cobra—, tendremos un poderoso aliado. Si Shun nos dice dónde están los puestos de control podemos acabarlos.

—Yo no podría decirle esto a Shun —suspiró tomando nuevamente asiento en la cama—. Esto lo desbastaría. Él… es una estrategia muy cruel. Usted debe decirle. Yo no puedo estar en esto —sostuvo entregando el diario a su líder.

—Él no confía en mí, pero creerá en ti. A ti te tiene confianza.

—Como yo lo veo, nosotros solamente nos usamos el uno al otro. Él quería saber la ubicación del Santuario y yo requería llegar aquí. No nos debemos nada.

—¿A qué se debe el cambio? Hace unos días me decías que le debías todo a él, ¿ahora ya no?

—Estoy más lúcida, ahora veo las cosas con mejor claridad —mintió, realmente, sabía que lo mejor para todos era mantener una distancia con Shun, sentirse enamorada de un vampiro era algo por lo que ni siquiera los habitantes del Santuario habían sentido por Aioros.

No recordaba que alguien hubiese tenido ese tipo de interés en Shion o Aioros y ahí estaba ella completamente irracional con ese tipo de sentimientos.

—Si no te interesa, será más sencillo para ti darle esta noticia. No le debes nada a ese vampiro.

—Pero… —la estridente alarma sonó con potencia y claridad por todo el lugar, y a lo lejos Shaina y Saori escucharon la palabra: 'Vampiros'

X-X

—¡Vampiros! —gritó alguien a lo lejos.

Camus observó en lo alto y vio a un vigía que les apuntaba con una flecha:

—Insolente —dijo sonriendo el vampiro, pero cuando analizó bien su alrededor se dio cuenta que no era el único humano que les apuntaba—. ¡Cuidado arriba! —gritó y una ráfaga de saetas adornaron el cielo logrando impactar en varios de los chupasangres obligándolos a buscar refugio del fuego—. ¡Maldición!

—Creo que se acabó el elemento sorpresa —hizo ver Afrodita evitando las flechas, no habían donde escapar—. ¡Vamos!

—Nos están atacando —ironizó Camus.

—Se les acabaran las flechas. Continúen —dijo nuevamente Afrodita, y la tropa de adelante intentó ir por los montículos de rocas evitando las saetas, sin embargo, unos metros más allá la tierra se abrió tragándose a todo el grupo—. ¿Qué pasó?

—¡Ya me harté! —bramó El Grifo perdiéndose en el cielo después de un gran salto.

Una flecha viajó con rapidez generando un silbido, pero esta nunca llegó a su destino. Capella no pudo evitar echarse hacia atrás en el momento en que vio a un vampiro de ojos naranjas y cabellos plateado llegando de la nada, el inmortal sonrió con cinismo y el humano no supo a ciencia cierta que sucedió cuando su cuerpo adquirió una posición incomprensible que le rompió uno a uno los huesos como si se tratara de una marioneta.

El Grifo se jateó de su hazaña, el hombre ni siquiera fue consciente de que fue lo que lo mató. El vampiro había entrenado toda su vida para manipular aquellos delicados hilos que después viajaron sin problema hasta otra de las torres que se quebró ante el contacto llevándose a su vigía consigo y aunque el humano sobrevivió a la caída, no tuvo tiempo de ponerse de pie al ser devorado por Manigoldo que se carcajeó ante el miedo impregnado en los ojos de ese pobre desgraciado.

—Bien Grifo, ¿puedes hacer lo mismo con el resto? —pidió Camus desesperado por ir a ver al grupo que cayó en el hoyo, pues su madre estaba en este, y mientras El Grifo empezó a derrumbar las torres, Dégel y Camus se encaminaron hasta el agujero—. ¿Estás bien? —dijo viendo a Seraphina en el fondo.

—Sí —contestó ella—, pero cada que nos movemos una estaca de plata nos atraviesa —señaló el cuerpo sin vida de un par de vampiros—. No sabemos cómo salir de acá. Las trampas son muy veloces.

—¡Tendrán que salir todos al tiempo! —ordenó Dégel—. Esas cosas no pueden ser más rápidas que nosotros. ¡Vamos!

Los vampiros del fondo hicieron como se les pidió y todos se lanzaron hacia arriba, donde un par fue alcanzado por las estacas de plata que los mató en el acto.

—¡Maldita sea! —sentenció Camus tomando a su madre—. ¡Tengan cuidado donde pisan¡ Estos malditos son astutos.

El grupo continuó corriendo, y aunque El Grifo logró deshacerse de varias torres, desde arriba seguían atacándolos, por lo que los vampiros se vieron en obligación de acercarse personalmente para matar a los arqueros.

—¡Despejado! —indicó Afrodita, si las cosas seguían así podría asesinar al Grifo y atribuirle su muerte a los atenienses, pero no tenía tiempo de pensar con claridad, los humanos poseían más trampas en los alrededores—. ¡Maldita sea! —gritó tirándose al suelo, cuando intentaron pasar por un estrecho camino, desde las montañas salieron despedidas varios balines de plata—. Estos humanos me tienen harto.

Esperaban trampas, pero no tantas ni tan letales como esas. El camino era desigual, los tumultos de piedra se alzaban estratégicamente y aún no estaban a mitad de camino, incluso al momento de elevarse por los aires eran alcanzados por municiones de largo alcance, varios vampiros habían caído, los humanos estaban muy bien resguardados y los chupasangres no sabían si era mejor volver sobre sus pasos o seguir adelante, su instinto asesino fue más imprudente y enfurecidos continuaron el avance siendo engullidos uno a uno por las trampas de los mortales.

X-X

El caballo de Pandora había caído diez kilómetros atrás, ella sabía que no tenían mucho tiempo y que su presencia en el Templo Submarino era necesaria para lograr tan anhelada alianza, pero el pobre animal había pagado las consecuencias del viaje donde Pandora apenas y le había consentido descansar un par de horas, y aunque ella también estaba agotada y hambrienta no se permitió dudar y continuó la marcha con la cabeza en alto.

Finalmente llegó a la costa y observó el inmenso mar iluminado tenuemente por la luz de la luna. Saori le había dicho que el Templo Submarino estaba ubicado en una impresionante isla, un fuerte abandonado que había servido de refugio para los renegados de la revolución, no obstante, todo estaba muy oscuro y no había remos ni botes que le ayudaran a continuar su camino.

Suspiró derrotada y observó sobre su hombro buscando con la mirada algo que le sirviera para mantenerse a flote, a esa distancia y en la oscuridad no alcanzaba a ver aquella isla por lo que no estaba segura de su trayecto y si soportaría el recorrido nadando hasta esta.

—¿Qué haré?

La respuesta llegó mucho más rápido de lo que había esperado cuando divisó tres botes acercarse a la orilla.

—¿Qué buscas en los límites del Templo Submarino, ateniense? —preguntó una hermosa elfa de cabellos dorados y ojos turquesa.

—Deseo una audiencia con su líder, Poseidón.

—Poseidón no está para visitas inesperadas, vuelve por donde viniste.

—No me iré. Dile a tu líder que le traigo noticias del asesino de Silas.

La elfa de cabellos dorados observó a la morena detalladamente, Pandora iba vestida con la malla típica del Santuario, de tela negra y ajuste perfecto, a diferencia de otros, en la cintura llevaba puesto un lienzo largo que daba la ilusión de ser una falda, ese toque hacía que la humana se viera elegante e imponente, pero lo que realmente aseguraba la fuerza de la chica, era su impresionante y monumental hacha que descansaba sin problema a su espalda.

—No veo que traigas entre tus pertenencias la cabeza de ese asesino —dijo la inmortal—. Por lo tanto, no nos interesa lo que tengas que decir.

—¿Ni siquiera si te digo que el asesino de tu compañero soy yo? —A Pandora no le importó morir en ese preciso momento, pero tampoco estaba dispuesta a recibir un no por respuesta—. Con esta misma hacha le arranqué la cabeza.

La rubia no dijo nada levantando la mano en un puño señalándole a su grupo mantener la calma.

—Eres muy osada, humana, o muy estúpida, pero has conseguido nuestra atención. Te llevaremos con nuestro líder.

—¿Esmeralda, estás segura de esto? —preguntó un elfo muy alto al lado de la rubia.

—A nosotros no nos corresponde tomar una decisión respecto al asesino de Silas —aclaró Esmeralda a su grupo—. Lo dejaremos a consideración de Poseidón. Requísenla y desármenla. Por favor, humana, no vayas a resistirte o me obligaras a matarte.

Pandora levantó las manos en señal de derrota permitiéndole a los inmortales despojarla de todas las armas que llevaba consigo.

X-X

Una rosa viajó a toda velocidad por los aires generando un suave sonido para luego clavarse con majestuosidad en el pecho de un ateniense que dejó escapar antes de caer una granada de plata.

—Ya decía yo que tus rosas eran letales —dijo El Grifo escondido tras una montaña junto a Afrodita, habían escapado con algo de suerte de los balines de plata—. ¿Cómo hiciste para matarlo tan rápido?

—Las rosas están envenenadas —contestó mirando a su alrededor, cada vez que se acercaban al interior del Santuario salían humanos con alguna nueva arma.

—Tienen un veneno muy potente según veo.

—Demasiado, un pequeño gramo puede matar a un elefante. Ese humano ya no nos sirve ni para alimento, aunque no nos mate, su sangre está seriamente contaminada.

—Entonces deja de usar esas rosas, estropearas la cena. ¿Camus, estás bien?

—Estamos bien —contestó el otro junto a sus dos padres—, Varios han caído, pero debemos seguir adelante.

—¿Es mi impresión o estos humanos son más peligrosos que los de antes? —inquirió Manigoldo cerca del grupo de Camus.

Dégel bufó molesto y respondió con arrogancia:

—Parece que se han preparado durante mucho tiempo —observó uno de los balines en el suelo—. La plata está desgastada, estas trampas son antiguas.

—Pero para que funcionen tan bien, es porque le han hecho un excelente mantenimiento.

Seraphina tenía razón, aquellas trampas habían sido colocadas durante la administración de Sasha, pero con el tiempo, cada generación le había agregado su toque personal, haciéndolas incluso más letales. Los atenienses llevaban preparados por más de 200 años para una invasión como esa.

Afrodita maldijo en baja voz, habían subestimado a los humanos y culpó a sus congéneres por haber sido tan estúpidos y pensar que tenían la batalla ganada simplemente, por ser más veloces y resistentes. Algo con lo que nunca había podido competir era contra la inteligencia y terquedad de los hombres, los cadáveres de vampiros que se apilaban en los alrededores y en la historia era la prueba de que incluso el enemigo más pequeño era peligroso y poderoso cuando se le subestimaba.

—Escuchen —alentó Afrodita—. Vayan por encima de las montañas, eviten tocar el suelo por más de dos segundos y mantengan la distancia el uno del otro.

—¡Sí!

Nuevamente los vampiros emprendieron la marcha saltando con rapidez, y cuando pensaron que habían avanzado, se abrió delante de ellos e impulsado por poleas tres grandes ametralladoras que subieron detonándose al instante, aunque estaban prevenidos, las balas fueron vertiginosas y varios cayeron por los impactos, entre esos Seraphina quien se giró bruscamente para proteger a Camus recibiendo un tiro en la sien que la obligó a caer en los brazos de su hijo.

—¡No! —bramó Camus y junto con Dégel se escondieron detrás de una roca donde dejaron el cuerpo sin vida de Seraphina en el suelo—. ¡Madre! ¡Madre!

—Está muerta —arremetió Dégel estrellando su puño contra las rocas, esperando con ansias que las balas se acabaran.

—Van a pagar, padre, esos humanos van a pagar.

—Los mataremos a todos.

—Sí ya no importa —el ruido ensordecedor de la ametralladora se detuvo, la recámara se quedó dando vueltas y las balas se terminaron, Camus y Dégel aprovecharon para salir corriendo, sentía que estaban cerca al interior del Santuario.

—¡Esperen! —dijo Afrodita viéndolos correr en línea recta y cuando intentó ir tras ellos, el gritó del Grifo lo hizo detenerse, el peliplata había sido atravesado por una estaca de plata que salió despedida de la tierra.

—¡Mi pierna! —bramó El Grifo cayendo al suelo intentando liberarse—. Afrodita, ayúdame.

El hijo de Albafica se quedó congelado en su lugar observando la escena y viendo como la pierna de El Grifo se desgarraba en el momento que este sacaba la estaca de su muslo, quiso aprovechar la oportunidad y cortarle la cabeza, ya no había vampiros de pie y los únicos que aún estaban en condiciones corrían hacia adelante. Avanzó un paso, muy despacio y levantó su espada, pero un nuevo grito lo hizo mirar hacia atrás y bajar el arma en el momento exacto en el que El Grifo también desviaba la mirada hacia el mismo punto.

—Iré a ver qué pasa —dijo Afrodita corriendo tan rápido como pudo.

Cuando Camus y Dégel emprendieron la marcha, los pocos vampiros que quedaban con vida corrieron tras de ellos, querían venganza y ver el cuerpo de la gran Seraphina en el piso, fue la gota que los colmó y los hizo perder los estribos, y al ver las luces tan cerca asumieron que ya estaban a un paso de ingresar al Santuario, nada más lejos de la realidad. Vieron a lo lejos a un grupo de humanos bien organizados y con sus armas preparadas en lo que varias redes de plata se alzaron atrapando a algunos vampiros en el proceso, Dégel fue uno de ellos, quien al distinguir al grupo de hombres con sus automáticas apuntando ferozmente intuyó que era el final, así que meció la red y con todas sus fuerzas y logró sacar a Camus del camino antes de que los humanos abrieran fuego.

X-X

Pandora fue conducida hasta un punto extraño cerca al borde de la isla, allí tuvo que subir unas empinadas escaleras que llevaban hasta un misterioso templo donde Poseidón esperaba con la vista en el cielo estrellado.

—¿Eres del Santuario? —preguntó él sin apartar la mirada del firmamento.

—Así es, mi nombre es Pandora.

Cuando Julián escuchó aquel nombre no pudo evitar observar a la chica con algo de curiosidad, sin lugar a duda era la viva imagen de la Pandora de hace 200 años.

—Tú familia a conservado ese nombre durante mucho tiempo —aclaró caminando lentamente hasta ella—. Eres familiar de Saori Kido, ¿o me equivoco?

—No se equivoca. Soy su prima…

—¿Y a que ha venido la prima de la gran líder ateniense hasta mí? —preguntó con elegancia y caminando con delicadeza alrededor de la joven.

—Iré directo al grano —dijo ella con algo de brusquedad—. Soy quien asesinó al elfo. A Silas. Creo que era su nombre.

—Sí, ese era su nombre —contempló él deteniendo su andar delante de ella—. Pedí tu cabeza a cambio, no obstante, tu señora te envía directamente para que yo haga el trabajo sucio.

—Fui yo quien decidió venir por su cuenta. Saori, me dio las coordenadas, no muy de acuerdo con mi decisión. Estoy acá en busca de un trato a cambio de mi vida.

—¿Saori Kido, no me ofreció tu cabeza por qué eres su familia? ¿Crees que hubiese hecho lo mismo de haber sido un simple campesino el que hubiera cometido el delito?

—Desde luego que sí —contestó sin titubeos y con tono molesto—. Todos los miembros del Santuario somos igual de importantes, no importa el apellido o quien esté a cargo. Por ello, estoy dispuesta a dar mi vida para que ustedes apoyen a mi gente contra el Inframundo.

—La Pandora que conocí hace años no era tan valiente —continuó él ignorando la furia de la morena quien empezaba impacientarse—. Era una simple niña mimada que le gustaba burlarse y seducir a los inmortales. No de la forma en la que piensas, ella jamás tuvo intimidad con alguno, no que yo sepa. Ella se lucía frente a todos para demostrarles lo que nunca tendrían, era atractiva y hermosa igual que tú. Supongo, que a ti también te gusta jugar con aquellos que te desean. Eres manipuladora.

—No vengo aquí a manipular a nadie, aunque no te equivocas en tus apreciaciones. Tal vez me he burlado de otros, tal vez soy desconsiderada la mayor parte de las veces, pero hoy… aunque no lo creas, tengo mucho que perder en esta guerra. Amo a mi gente, y quiero lo mejor para todos ellos. Conozco la importancia de esta alianza, y sé lo importante que somos nosotros también para ustedes. Si mi vida es lo único que les impide tomar decisiones, pueden disponer de ella como mejor les parezca.

—Te tomo la palabra, Pandora. Pero no seré yo quien blandeé la espada. Sorrento, quiero a Pandora lista en la plaza principal. Busca a Yajaira.

X-X

Kanon iba arrastrando su pierna lastimada en lo que intentaba inútilmente mantenerse de pie con la ayuda de una muleta, con dificultad llegó delante de la fila donde todo el grupo de atenienses esperaba la orden para arremeter contra cualquier cosa que se apareciera en los alrededores.

—Deberías estar en la enfermería —resopló Saga viendo a su hermano.

—Debería, pero no quiero, esas cosas no entraran acá. ¿Cómo vamos?

—Parece que las trampas nos han servido satisfactoriamente, aunque salten muy alto, los proyectiles los alcanzarán en el aire. Fue una suerte haber tenido a Aioros de nuestro lado, sin él no habríamos logrado tal alcance. Si son un grupo pequeño no tendremos que hacer nada. Según parece, están en el ala de las ametralladoras automáticas y cuando lleguen a las redes será su fin.

—Eso es bueno, los malditos no saben a qué se enfrentaron. Son unos idiotas, ¿los otros flancos?

—Están muy bien resguardados, los comandantes Rhadamanthys y Aldebarán, vigilan el perímetro. Las alarmas no se han disparado en los costados, el grupo de vampiros marchó hacia el frente como queríamos. Cayeron directo a las trampas letales.

—¿Entonces por qué esa cara larga, Saga?

—Si activan todas las trampas, no tendremos tiempo para volverlas armar, por lo que estaremos expuestos en un segundo ataque. Si otro grupo viene debemos procurar que tomen los otros caminos, pero las trampas de los extremos no son tan severas.

—Eso no pasará, te aseguro que toda la jauría del Inframundo viene con este grupo, los eliminaremos todos.

—No sé que tanto me sirvas así —señaló la muleta y el estado precario de Kanon—, pero procura no morir.

—¡Cayeron en las redes! —bramó uno de los vigías.

—¡Apunten! —ordenó Saga a todo el grupo—. Las redes son las últimas trampas, si logran pasarlas debemos enfrentarnos a ellos y darles con todo lo que tenemos. No se distraigan.

X-X

—¿Estás bien, Camus? —preguntó a Afrodita levantando a su compañero que cayó unos metros atrás, escondiéndose detrás de una de las rocas en lo que el fuego se acentuaba—. ¿Qué tienes?

—No puedo ver —contestó el otro restregándose los ojos—. Esas redes estaban bañadas en plata liquida. Cuando mi padre me empujó me cayó eso en los ojos.

—Tranquilo.

—Mi padre, ¿dónde está?

Afrodita levantó la mirada por encima de su cobertura y vio sólo cadáveres y luces recorriendo el lugar en lo que las armas seguían escupiendo balas.

—No creo que haya sobrevivido —contestó. Camus intentó volver pero fue detenido por el otro—. Debemos irnos —continuó arrastrando a su compañero y volviendo sobre sus pasos.

—¿Cuántos vampiros quedan? —quiso saber Camus.

—Aparentemente, sólo tú y yo…

—¡Ayuda! —escucharon gritar al Grifo, Afrodita hizo un puchero e intentó seguir su camino.

—¿No vas ayudarlo?

—No hay tiempo, nos persiguen.

—Vuelve por él —ordenó empujándolo—. Tenemos tiempo, no podemos dejarlo atrás.

—¡Maldición! —suspiró mirando sobre su hombro—. ¿Estarás bien? —preguntó al otro quien seguía sin poder ver.

—Sí, apresúrate.

Afrodita se dio rápidamente la vuelta y volvió al lugar donde el Grifo se encontraba, la cortada en su pierna no le permitía apoyarse bien.

—Pensé que no vendrías.

—Cierra la boca —pidió Afrodita tomando a el Grifo por debajo de las axilas para llevarlo junto con Camus, allí como pudo se dio a la fuga con ambos.

X-X

—¿Está libre el perímetro? —preguntó Marín desde lo alto de una de las torres.

—Eso parece, mi comandante —dijo un soldado repasando la vista por el lugar—. Hay tres vampiros que tratan de escapar.

—¿Qué tan lejos están?

—20 metros a lo mucho.

—Creo que es hora de usar el lanza granadas —dijo ella tomando una pesada arma donde se ubicó cerca del soldado—. Los tengo en la mira. ¡Fuego!

Un proyectil salió disparado en dirección de Afrodita y compañía y aunque el peliceleste logró ver la granada acercándose no pudo evitar el impacto cayendo junto con Camus y el Grifo al vacío.

—Bien hecho, comandante, los tres están fuera de combate.

—Revisen todo el perímetro, no queremos cabos sueltos.

X-X

Pandora estaba en una elevada tarima de madera, con las manos atadas a la espalda y el cabello recogido sobre su cuello. Elfos y vampiros se reunieron con rapidez en la plaza principal, la noticia había sido corta y concreta. El asesino de Silas esperaba a ser ejecutado a cambio de una alianza con el Santuario. Los inmortales no estaban felices, ni con el trato ni con la intervención de un humano en aquel sitio, a decir verdad, muchos habían decidió no aceptar la ayuda del Santuario, los actos humanos hablaban más que los simples sacrificios.

Pandora observó caras de furia bajó la luz de las flamas, escuchó palabras muy dicientes en su contra y en más de una ocasión recibió golpes con piedras donde una y otra vez Poseidón tuvo que interceder para que la muchacha no terminara bajó una tumba de rocas. Una hermosa elfa de cabellos naranjas y rizados caminó con paso firme hasta la ateniense que se hallaba arrodillada blandiendo en el aire una larga hacha de imagen imponente. Pandora la reconoció de inmediato, era su arma, la asesinarían con su propia arma y era de suponerse, con esa misma arma Silas había perdido la vida.

—¡Un momento! —rugió Pandora cuando la hermosa elfa levantó el hacha dispuesta a decapitarla.

—¿Qué sucede, niña? —dijo la pelinaranja mirándola con desprecio—. Tú misma te ofreciste.

—Lo sé —sostuvo la humana evitando no ser traicionada por el miedo a la muerte, pero su cuerpo no paraba de temblar ante su destino—. El trato es que yo les doy mi vida a cambio de que se unan al Santuario para enfrentarse al Inframundo.

—Lamentablemente, no estamos aquí para negociar contigo —dijo la inmortal elevando nuevamente el hacha—. Nos debes tu vida.

—¡Espera, espera! —pidió Pandora desorientada siendo acomodada por un vampiro de cabellos largos azules para que recibiera el corte en su cuello—. Sé que me equivoqué y lo lamento mucho, pero por favor, por favor, no dejen a mi gente a su suerte. ¡Por favor, se los pido, se los pido!

Y aunque la súplica de la joven era genuina al igual que sus lágrimas, nadie dijo algo para consolar su corazón, Pandora entendió que su encrucijada había sido en vano, que pagaría por la muerte del desgraciado elfo y a su vez debía irse con la incertidumbre de no poder ayudar al Santuario, a su lado, la elfa levantó el hacha esta vez con más firmeza, Pandora bajó la cabeza derrotada dispuesta a recibir el golpe, no había forma de escapar, y no le quedaba de otra que asumir su castigo.

—Adiós… —dijo la ateniense en un inaudible susurro sin atreverse a pronunciar un nombre en concreto y esperando su destino, pero el hacha apenas y le rozó el cuello sin hacerle el menor daño.

—Yajaira —murmuró Poseidón sorprendido—. Pensé que esto era lo que querías. Ella asesinó a tu esposo.

—Lo sé —dijo la elfa con seriedad—. Pero esto no nos hace mejores que ellos —aclaró mirando al resto—. No podemos seguir cometiendo los mismos errores de los humanos, donde se cobran vidas por otras. Silas no hubiese querido eso. Humana —llamó mirando directamente a Pandora quien le devolvió la mirada con prudencia y temblando por la incertidumbre—. Tú asesinaste a un gran elfo, un padre maravilloso y esposo devoto. Tú nos arrebataste a un miembro importante, y tendrás que vivir con eso. No voy a dejar que tu castigo sea leve. La muerte es un regalo para los humanos, es la finalización del sufrimiento y tú, tú no mereces eso.

Pandora bajó la cabeza esta vez en gestó de rectificación, esperando el decreto de ser encerrada en alguna celda lejos de todos hasta el final de sus tiempos.

—Yo te ayudaré —agregó Yajaira levantando a la morena—. Yo me uniré a tu causa —aclaró soltando las ataduras de la humana quien se veía bastante confundida—. Yo te ayudaré si tú prometes hacer lo mismo por mí. Silas se ofreció a buscar el Santuario, porque anhelaba volver a ver a nuestro hijo. Salva a mi hijo y te perdonaré la vida.

—Sí —contestó Pandora recibiendo su hacha sin apartar la vista de la elfa.

—Eso no quiere decir que te voy a perdonar por tus actos —recalcó Yajaira en lo que Pandora asentía con solemnidad—. Simplemente, hago las cosas que hubiera hecho mi esposo. Después de esto, después de derrotar al Inframundo aceptaras el castigo que te sea impuesto.

—De acuerdo.

—Tienes mi apoyo entonces, humana.

Pandora sonrió con ligereza, no quería celebrar su milagroso triunfo, de todas formas, sólo tenía de su lado a un único miembro del Templo Submarino.

—Yo estoy contigo Yajaira —dijo una voz en medio de la plaza y a ésta se unieron las otras en hilera, esta vez Pandora se atrevió a sonreír.

—Ten cuidado, niña —dijo Poseidón con prudencia cerca de la chica—. Que esto no te confunda. Mi pueblo está dispuesto ayudar a Yajaira, no a ti. No olvides que al final del día debes pagar por tu falta.

—Y así lo haré, cuando mi pueblo y el tuyo sean salvados, pagaré con el castigo que ustedes… con el castigo que Yajaira consideré necesario —finalizó mirando sobre su hombro a la elfa quien le devolvió la mirada con firmeza.

—Perfecto, entonces es hora de ir al Santuario. Esperamos tu guía, Pandora.

La humana sonrió agradecida y preocupada, una alianza con ellos era necesaria, pero también, estaría llevando a los Generales directamente al Santuario. ¿Cómo saber que no era eso lo que habían planeado desde el inicio? Se obligó a no pensar en eso, a calmar sus instintos rebeldes y quisquillosos y aceptó la alianza sin objeción alguna.

X-X

La unidad dirigida por la comandante Marín dejó caer en fila los cuerpos hallados de los vampiros, donde Saga hizo un conteo y revisó los cadáveres con prudencia, delante de ellos, Shaina observó sus rostros contrariada.

—¿Reconoces a alguno? —preguntó Marín a su lado.

—Él —señaló la Cobra el cuerpo sin vida de Dégel—. Se parece a uno de los miembros del consejo, tal vez era su padre o hermano.

—Pero ¿el otro no está? —Shaina negó y continuó observando los cadáveres donde se detuvo delante de una cara muy familiar.

—Él —susurró con los ojos brillantes—. Ese maldito estuvo en casi todas mis torturas, y el idiota de su hijo no se quedó atrás. Su hijo tampoco está entre los cadáveres.

—¿No hay ningún miembro del consejo en este grupo? —quiso saber Saga quien había contado nada más 16 vampiros, lo cual era muy poco para declarar o por lo menos tener un vestigio de una victoria.

—No —contestó Shaina dándose la vuelta, ver aquellos seres le revolvía el estómago.

—De acuerdo —suspiró el gemelo mayor—. Sigan revisando los alrededores, ya casi amanece.

X-X

Afrodita abrió los ojos confundido, sentía demasiado dolor producto de las esquirlas de plata que se incrustaron en su cuerpo, aunque el principio le costó recuperar la consciencia, pasó rápidamente la vista por el lugar donde observó unos metros a lo lejos las figuras de sus dos compañeros y arrastrándose llegó con ellos para descubrir que seguían con vida. Escuchó voces a lo lejos y vio pequeñas luces que se aproximaban e ignorando su propio dolor, levanto a sus congéneres y marchó para esconderse tras los árboles. El Grifo estaba inconsciente, pero Camus no del todo y decía cosas intangibles dejándose arrastrar por su compañero, Afrodita debía buscar un rápido refugio o los tres sucumbirían bajo el sol.

X-X

Una pila de fuego ascendía al cielo en medio de una gruesa capa de humo. Los cadáveres de los vampiros caídos en el santuario ardían bajo llamas en lo que los ojos de Shion se perdían en la fogata, el elfo, no pudo evitar sentirse abatido ante aquellas circunstancias, no imaginó tener que volver aquellos viejos tiempos. Suspiró pesadamente y luego clavó sus ojos en el templo principal donde se llevaba a cabo una pequeña asamblea.

Saori Kido estaba reunida en el gran salón en compañía de sus dos generales y cinco de sus seis comandantes, en representación de Pandora, Perseo el primer oficial de la unidad dos completaba la comitiva.

—Perdimos el 90% de las trampas —explicó Saori revisando los informes—. Las trampas de los extremos no serán tan letales y dudamos que puedan contener a un grupo más grande. Sólo 16 vampiros y acabaron con más de la mitad de nuestra defensa. —Saori se llevó las manos a la cabeza y observó a su grupo de guerreros completamente organizados—. A Rob le tomará días terminar las armas, aunque hay varios trabajando en esto… diablos, si nos atacan nuevamente…

—Entendemos señorita —tomó la palabra Saga—. Por eso debemos organizarnos, no podemos depender del elemento sorpresa.

—De acuerdo —dijo la heredera dejando los informes a un lado—. Saga, quiero que seas el nuevo capitán.

—¿Yo mi señora? —preguntó confundido—. Pienso que otro puede hacer un mejor trabajo.

—¿Cómo quien? —preguntó Kido en lo que todos observaban al gemelo esperando una satisfactoria respuesta.

—Como… el maestro Shion —contestó Saga.

—En la primera asamblea del Santuario, se acordó que ni Aioros ni Shion tomarían parte en nuestra organización, que sólo serian mentores y guías. No querrás cambiar las leyes ahora, ¿o sí, Saga? —El general quiso contestar, pero la chica continuó—: Sé que es difícil tomar el lugar de tu padre, y que les hubiese encantado que el mismo hubiese cedido su cargo en su debido retiro. Pero no es el caso y debemos adaptarnos a las nuevas circunstancias. No quiero parecer insensible, pero no podemos perder el tiempo. Yo confió en ti, Saga, y no creo que exista alguien mejor para tomar este cargo.

El mayor de los gemelos agradeció el gesto.

—No la defraudaré, mi señora —indicó con grata sonrisa.

—Marín —continuó la heredera—. Quiero que seas la nueva general, tomarás el lugar de Saga.

—Oh, eso está bien —dijo Kanon divertido—. Tendremos más que compartir.

Pero las palabras no le cayeron en gracia a la pelirroja.

—Con todo respeto, señora. Esto no tiene que ver con el hecho de que tengo una relación con el general Kanon, ¿o sí?

—Desde luego que no —contestó Saori con propiedad—. Igual no debería incomodarte, aquí todos somos familia. Y la razón principal por la que te elijo es porque estás completamente capacitada para este cargo, al igual que Saga, sé que harás un excelente trabajo.

—Con gusto. No la defraudaré.

—Shaina —llamó la joven Kido en lo que la Cobra suspiraba con fuerza esperando lo peor, temía que le pidieran dejar su cargo—. ¿Te sientes completamente capacitada para continuar con tu labor como comandante?

—Sí señora. Sé que he estado fuera de práctica, pero sigo con la plena capacidad para atender mi cargo.

—Me enorgullece escuchar eso. Cuento con tu apoyo, comandante Shaina.

La peliverde sonrió agradecida.

—Argol —continuó Saori—. Tú serás el comandante en cargado de la unidad dos en lo que vuelve Pandora. Para la unidad cinco, Marín, tú ascenderás al nuevo comandante.

—Quisiera recomendar a la oficial Geist para este cargo —dijo la pelirroja.

—Pensé que elegirías a alguien de tu unidad.

—Lo pensé, señora, pero considero que la oficial Geist tiene la experiencia y habilidades para ocupar el cargo.

—Me parece excelente. Capitán —bramó Saori con firmeza—: Todos los miembros inactivos de la orden deben volver a cada una de sus unidades y los miembros más jóvenes deben ser asignados a los respectivos grupos. Necesitamos reforzar las guardias, a los únicos que quiero en sus posiciones actuales es al personal médico. Los demás, deben estar preparados para luchar. Los menores de 12 años deben ser evacuados, que de eso se encarguen Seiya y Jabu. Es de suponer que cualquier ataque llegara en horas de la noche, por lo que les sugiero que todos estén despiertos tomando tiempos de descanso únicamente en el día. ¿Quedó todo claro?

—¡Sí, señora! —contestaron en unísono.

Saori sonrió agradecida y con un gentil gesto se giró sobre sus talones para caminar en dirección al gran templo donde la impresionante estatua de Athena descansaba en su altar. La luz la cegó por escasos segundos, pero ella no perdió su porte y seguida por los otros se acomodó cerca al borde de la montaña donde podía apreciar claramente cada rincón del Santuario.

—¡Atenienses! —se hizo oír Saori, y toda la comunidad del Santuario detuvo sus actividades para prestar atención a su representante—. Han sido tiempos muy difíciles, anoche, perdimos a varios y no es un secreto para nadie que el ataque de los vampiros debilitó en gran medida nuestras defensas. Estamos expuestos. Es hora de apoyarnos como nunca antes lo habíamos hecho, es hora de pelear y proteger lo que es nuestro. Nos hemos preparado durante años para estas adversidades. Sé que todos aquí se han esforzado, que todos aquí son fuertes y valientes y que no nos vamos a dejar vencer. ¡No nos vencerán!

Palabras de aprobación se dejaron apreciar por todo el lugar, la heredera Kido sonrió complacida y esperó un par de segundos a que la algarabía perdiera su fuerza, al no ser esto tan pronto ella misma levantó la mano y solicitó silencio, después de unos segundos todos aguardaron por las palabras de la chica.

—Como todos saben, lamentamos el deceso de nuestro capitán Arles, pero no todo está perdido y estoy segura que Saga hará un excelente trabajo como nuestro nuevo capitán. —Un gran aplauso de apoyo inundó el lugar, Kanon, le dio una palmada en la espalda a su hermano quien se encontraba muy apenado—. De igual forma quiero su total apoyo para nuestra nueva General: Marín. —Al igual que con Saga los aplausos no se hicieron esperar—. Quiero pedirles a todos un minuto de silencio por aquellos que han caído en esta guerra, quiero que recuerden con honor a todos estos guerreros y que no olviden que su sacrificio no será en vano.

El pueblo quedó en completo silencio, cado uno recordando a sus seres queridos, 16 vidas vampiras había cobrado la noche anterior, pero con ellas se había perdido 14 vidas humanas. Grandes guerreros, buenos hombres y mujeres habían caído cruelmente durante la batalla.

—Debemos volver a nuestras posiciones de batalla —continuó Saori—, y debemos estar firmes ante el enemigo. No es nuestro final, esta tierra nos pertenece.

—¡Por Athena! —bramó potentemente toda la comunidad en unísono.

—De acuerdo —se dirigió la heredera a sus generales y comandantes—, pueden retirarse. Shaina, ¿puedes quedarte un momento?

La Cobra asintió de buena manera en lo que toda la comitiva descendía las escaleras para tomar cado uno su camino siendo Saori y Shaina las únicas que se adentraran en el despacho.

—¿Te haces una idea de por qué pedí que te quedaras? —preguntó Saori con cierta delicadeza en sus palabras.

—Lo sé. Después de los últimos eventos, requerimos la ayuda de Shun cuanto antes. Si nos adelantamos…

—Así es. No podemos seguir dilatando este asunto. Es preciso que hables con él en este mismo instante, realmente estoy muy alarmada por lo que no espero una negativa de tu parte.

Shaina bajó la mirada, no deseaba hacer eso, pero no tenían más alternativas, estaban en una clara desventaja y si lograban que Shun cooperara se salvarían muchas vidas, aunque eso significara dañarlo emocionalmente.

—Lo haré.

X-X

Afrodita estaba gravemente herido y sus compañeros no se encontraban en mejores condiciones, los tres habían tenido que improvisar para mantenerse a salvo del sol enterrando sus cuerpos bajo la tierra, y la falta de alimento y la magnitud de sus lesiones no les permitía sanar con rapidez. Estaban muy lejos del Inframundo y llevaban toda la noche caminando, y aun no estaban ni a la mitad de su recorrido. No estaban seguros de poder llegar antes del amanecer. Sólo esperaban que los atenienses no estuvieran por ahí cortando cabezas, aunque si tenían algo de suerte podrían hacerse de alimento.

—Algo se acerca —advirtió Afrodita buscando refugio entre los arboles reconociendo con alivio las figuras que se aproximaban—. Makaria, Shaka.

—¿Pero qué demonios les pasó? —quiso saber la morena viendo el estado deplorable de sus compañeros.

—Los humanos, son más peligrosos de lo que pensamos —contestó El Grifo con el cabello revuelto, muy distinto a su porte siempre tan pulcro—. ¿Qué hacen ustedes aquí?

—Vinimos a ver por qué tardaban tanto —explicó Shaka atento a los alrededores.

Minos suspiró, el objetivo era enviar un mensaje al puesto de control más cercano antes del amanecer para que el resto del Inframundo pudiera desplazarse hacia el Santuario y en vista que el mensaje nunca llegó sus vigías tuvieron que salir a buscarlos.

—Gracias por venir, como ven, necesitamos ayuda —ironizó Camus—. ¿Tienen alimento consigo?

—Sí —dijo Makaira ofreciendo un par de botellas de sangre que los otros apreciaron genuinamente, al tratarse de sangre élfica y debido a sus efectos curativos, las heridas empezaron a sanar con prontitud—. ¿Y los demás?

—Están muertos —expuso Afrodita molesto tratando de no golpear el árbol que tenía enfrente—. Todos. Los humanos tenían trampas realmente dañinas para nosotros. Sus proyectiles incluso lograron alcanzarnos en el aire.

—Estaban muy bien preparados —analizó Shaka—. Para lograr alcanzarlos a esa distancia es porque tuvieron ayuda de un inmortal o mucha suerte.

—Aioros —soltó Camus—. De seguro los rumores son ciertos y Aioros se encuentra con los humanos.

—¡Vamos por ellos! —demandó Makaira marchando con firmeza.

—¿A dónde crees que vas? —inquirió Shaka seriamente.

—¿No es obvio? —contestó ella con rebeldía—. A destruir al Santuario. Es hora de tomar lo que nos pertenece.

—Más te vale calmarte —ordenó el rubio, y aunque en jerarquía Makaira y Shaka gozaban del mismo rango, él seguía siendo su tío y ella le debía respeto y obediencia—. No podemos atacar después de esto. Apenas tres de los nuestros lograron salir con vida. Y mira su estado, ¿crees que tú sola vas a poder con todo un ejército? Sé que estás molesta, pero lo único que lograrás es que te asesinen.

—¿Y qué propones, tío? —atacó ella—. ¿Qué nos quedemos de brazos cruzados?

—Debemos mejorar nuestra estrategia —aclaró Shaka—. Subestimamos a los humanos. Por lo tanto debemos reunir al consejo y tomar mejores decisiones que estas. ¿Están de acuerdo?

Los otros tres asintieron y ante la afirmación la insolente vampira no tuvo otra opción que aceptar también el mandato del rubio.

—De acuerdo. Volvamos al inframundo. Pero ten en cuenta, tío, que no podemos darles mucha ventaja. Debemos ser rápidos.

—Lo sé.

X-X

Shaina se ubicó frente a la celda donde estaba recluido Shun, se encontraba nerviosa y aun no se decidía completamente. El vampiro por su parte la observó con algo de alegría y preocupación.

—¿Todo bien? —quiso saber él—. Anoche escuché las alarmas, ¿pasó algo malo?

—Fuimos atacados por los vampiros —contestó ella. Shun no pudo reprimir el gesto de asombro—. Todo el grupo que intentó filtrarse en el Santuario murió, no sabría decirte quienes eran, pero estaba Manigoldo con ellos y un hombre que se parecía a tu amigo Camus.

El vampiro retribuyó el gesto de Shaina, el que ella se hubiese tomado la molestia de contarle eso, era algo de agradecer, desde luego, lamentaba profundamente las muertes de sus compañeros, aunque eso sólo significaba una cosa: en el próximo ataque, Hades iría con todo.

—¿Sabes lo que eso significa? —preguntó él con bastante seriedad.

—Sabemos lo que eso significa —respondió ella y con algo de timidez observó al chico—. ¿Qué tan importante es Hades para ti?

—¿Bromeas? —sonrió y negó con la cabeza dándose la vuelta para luego volver sobre sus pasos—. El ataque que hubo anoche. ¿Mi padre estaba ahí? ¿Está muerto?

Shaina negó, pero pudo ver el miedo y preocupación reflejados en los ojos de Shun.

—No es eso —dijo ella—. Sólo quiero saber si de verdad te importa. Por ejemplo mi padre, fue mi mentor, mi amigo, mi cómplice. Él siempre estuvo en los momentos buenos, en los malos, y siempre tenía una palabra para animarme. Él no dejaba que me rindiera. Le debo mucho.

—Entiendo —ofreció Shun algo confundido—. Mi padre, Hades, —aclaró—. Es todo para mí. Me apoyó y acogió cuando nadie más lo hizo. Me ha tratado como su hijo, nunca me ha hecho a un lado ni a dudado de mí, me trata como igual. Le debo todo.

Shaina meditó las palabras y se acercó a la reja para verlo mejor.

—¿Crees que puedes confiar en él?

—¿A dónde quieres ir con este interrogatorio, Shaina?

La cobra no contestó de inmediato, bajó la cabeza y dejó escapar el aire de sus pulmones buscando la forma adecuada de continuar con esa conversación.

—¿Qué tanto sabes de la muerte de tu padre biológico, de Orfeo?

Esta vez fue Shun quien se congeló en su lugar, ¿cómo Shaina conocía el nombre de su padre? Él no recordaba haberlo dicho, aunque habían pasado tantas cosas, y habían hablado de todo que tal vez si había pronunciado el nombre de Orfeo en alguna conversación.

—¿Qué tanto sabes tú de él? —preguntó el vampiro sin querer comprometerse, no comprendía la razón de esa audiencia, pero empezaba a impacientarlo.

Por su lado Shaina volvió a respirar con fuerza y decidió hablar con la verdad:

—Durante la revolución, un testigo dejó un mensaje para la líder humana de ese tiempo. Él asegura que… él asegura que Hades asesinó a Orfeo.

—¿Es una puta broma? —Shun no podía creer lo que escuchaba y observó a su acompañante con firmeza exigiéndole más información.

—La historia dejada por los humanos de hace 200 años reza, que tu hermano Ikki tenía una aventura con la esposa de Hades, quien molesto estaba dispuesto a pedir la cabeza de tu hermano, se deduce que Orfeo, no queriendo eso, abogó por Ikki, siendo asesinado en el camino por Hades, que luego aprovechó la batalla para asesinar a Ikki y a su esposa Perséfone.

Shaina respiró con calma, había dicho las palabras con bastante rapidez, y las había memorizado antes de entrar a hablar con Shun para que no se sintiera ningún rastro de duda en sus palabras.

—Que estupidez —manifestó el vampiro cruzándose de brazos—. Esa historia es completamente absurda. Ningún vampiro puede asesinar a otro a menos que el consejo así lo designe. Por ahora el único que ha cometido semejante aberración soy yo cuando te salve de Aitor, lo demás es una gran mentira.

—Shun, no sé qué tan real sean estas palabras, pero si lo analizas un poco tiene coherencia. Este mensaje lo dejó uno de mis antepasados que logró escapar de una de las batallas, estaba escrito en un antiguo diario que le pertenecía a Sasha Kido. Los informes de esos tiempos están resguardados en la gran biblioteca, y en estos dice que los vampiros buscaban con afán a Orfeo entre los humanos. Ellos pensaban que tu padre había sido apresado por la comunidad humana. Yo…

—¿Esa es su estrategia? —preguntó Shun con molestia—. ¿Quieren ponerme en contra de los míos con una historia tan vil?

—Shun, no es eso…

—No, Shaina —interrumpió levantando la voz y cambiando completamente su expresión—. No imaginé que te atrevieras a esto. Estás hablando de mi padre, del vampiro que cuidó y veló por mí. Estás hablando de mi hermano, el vampiro que dio su vida por nuestra causa, y estás hablando de la intachable Perséfone, esposa de Hades, ella fue la pionera de la revolución, fue quien se sacrificó para que nosotros pudiéramos liberarnos. Y tú, y Saori Kido, y todos ustedes ahora quieren manchar la imagen de estos vampiros tan importantes para mí y mi clan. No les va a funcionar, no le daré la espalda a mi pueblo con esta mentira. No esperé que cayeras tan bajo y que te hayas prestado para este teatro.

—Shun, por favor… solamente te estoy diciendo…

—¡Largo! Lárgate, no pienso escucharte más… vete… si tienes algo de decencia lárgate. Desaparece.

—Shun.

—¡Vete!

Shaina bajó la cabeza frustrada, esperaba una resistencia por parte del vampiro, pero no esa mirada y esas palabras tan frías y duras. Mantuvo la calma y aunque sus ojos estaban brillosos no se permitió soltar una sola lágrima y con dignidad se marchó del lugar.

Shun se acurrucó en un rincón de la celda tratando inútilmente de evitar pensar en lo que acababa de suceder. Era imposible de creer que los humanos usaran una técnica tan baja para hacerlo hablar, no tenia presentación, no era digno, y mucho menos adecuado, no esperaba eso, no obstante, las palabras taladraban su cerebro.

¿Hades pudo asesinar a Orfeo?

Hades no hablaba de Perséfone, nunca. Cuando Shun había preguntado por ella, siempre era Makaira la que tenía algo que decir, pero sus explicaciones eran muy escuetas, y todas se reducían a que gracias a ella pudieron deshacerse de los collares y pelear, que ese era el gran sacrificio de Perséfone. Ahora, también estaba esa sonrisa divertida de Makaira cuando él observaba con anhelo el nombre de su hermano escrito en el muro de los caídos, y estaba esa mirada acusadora de Hades que le dirigía cuando él de pequeño decía que cuando grande quería ser como Ikki.

¿Era esa la razón también por la qué Asmita y Astrea no lo querían? ¿Por la qué nunca lo aceptaron como parte de su familia? Muchos niños habían quedado huérfanos después de la revuelta y todos habían sido acogidos por otras familias de vampiros, pero a él, era el único que al que sus supuestos abuelos siempre miraban con rabia. ¿Se parecía Shun a Ikki? ¿O el simple hecho de existir marcaba con fuego la traición de Perséfone, de la hija intachable, de la vampira más propia de la manada?

¿Todo era mentira? ¿Había estado viviendo bajo el seno del verdugo de su familia? ¿Había jurado lealtad al vampiro que asesinó a su familia? Su cabeza empezó a dar vueltas, no sabía que podía sentir tantas emociones, y desde que salió del castillo para acompañar o seguir a Shaina, las emociones llegaban como afiladas y despiadadas cuchillas: angustia, miedo, dolor, sorpresa, fascinación, curiosidad, duda… duda.

Duda… había duda en su mente, porque si todo era como lo decía Shaina, ellos siempre lo supieron, Makaira, Asmita, Astrea, ¿conocían todos la verdad? ¿Cómo pudieron tenerlo engañado durante tanto tiempo? Una traición como esa a los miembros del consejo era imperdonable. Era apenas lógico que Ikki debía pagar con la muerte, y el mismo castigo debió ser aplicado a Perséfone. Pero a Hades le encantan sus juguetes, ¿y ella? ¿También era uno? Ikki, su propio hermano había tocado y profanado uno de los tesoros de Hades y Hades no hubiese permitido que su tesoro escapase, él hubiese tenido a Perséfone viviendo bajo su sombra obligándola a ver y ejecutar con su propia mano a Ikki, por eso, Hades, jamás hubiese accedido a que el consejo sacrificara a Perséfone, y por eso murió Orfeo… su padre, murió seguramente tratando de interceder por su hermano. Si ambos guardaban silencio nadie tenía que enterarse del desplante, de la felonía, Orfeo de seguro habría tomado a su familia y se habría marchado para mantener a los dos amantes lejos.

¿Hades hubiese aceptado eso? ¡Jamás! Nadie se burla de Hades, nadie lo traiciona, nadie pasa por encima de sus actos, de sus palabras, Shun lo sabía, sabía que había cavado su propia tumba al elegir a Shaina y sabía, que si no lo mataban en el Santuario, Hades acabaría con él, por donde lo viera, su destino estaba marcado. Se lo dijo muchas veces: 'Te estimo mucho, Shun, pero si me das la espalda, si te burlas de mí, me encargaré de acabar contigo y de destruir todo lo que amas'. Se lo dijo tantas veces y desde una edad tan temprana que esas palabras estaban tatuadas con fuego en su interior. Hades era capaz de todo, porque todos debían estar bajo su total y completo control.

Hades era el dios de los vampiros y aquel que osara traicionarlo pagaría sin importar su raza.

—¿Y mi madre, también pagó por ello? —le preguntó a la oscuridad, y se hundió mas en el vacío de la celda.

Continuará…

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8D: Hola, ¿Cómo vas? Pues bueno, sí el niño casi se convierte en homicida, o más bien vampicida XD pero logró controlar sus emociones a tiempo; y sí, ese es el problema de ser el jefe, te vas unos días y cuando llegas todo es caos jajaja pobre Saori con todo esto, y bueno, Pandora, finalmente tendrá que hacer lo correcto, supongo XD y Shaina, bueno, es muy difícil sanar en tiempos de guerra, y todos andas apresurados para no darle chance al bando contrario de formar alianzas o estrategias, así que por ahora, le toca seguir luchando y seguir sufriendo a la pobre, y bueno, ya empezó la masacre, no olvides mis advertencias: 'no encariñarse con ningún personaje' XD Un abrazo gigante, ya falta poco para el desenlace, no te lo pierdas.

Monse: Exactamente, mi querida Monse, mucha calma para todo lo que viene, que estará bien movido y tal vez algo rápido. Y como ves Pandora no corrió peligro en el camino, igual las indicaciones dadas por Saori son las mismas que en su momento Sorrento le enseñó al grupo, por lo que la zona era segura debido al trabajo realizado con anterioridad por los Generales Marinos, y a Rada ella lo dejó en la casa XD. Gracias por tus comentarios y apoyo. Un abrazote.

Nos estamos leyendo.