Capítulo 10
La luz amarilla del sol golpeando contra su rostro despertó a Draco, el rubio no recordaba que la luz de su habitación fuese tan molesta y se dijo mentalmente que la siguiente vez tendría que elegir un mejor hotel para acostarse con quién sea que le haya pagado esa noche.
Podía sentir su cuerpo cálido y algo pesado además de que un dolor de cabeza comenzaba a instalarse en su nuca y la luz matutina no ayudaba en nada a mitigarlo, su conciencia le reclamo la mala decisión que fue el haber mezclado cocaína con alcohol.
El sonido de un gruñido grave lo hizo girar entre los brazos que lo rodeaban, unos brazos bronceados fuertes con vello oscuro cubriéndolos y unas venas gruesas formando caminos por debajo de su piel.
Con solo ver el rostro del "desconocido" sintió como si todo su mundo se detuviera, el dolor de cabeza incremento migrando hasta la parte superior de su cabeza y un malestar se arremolino en su estómago amenazando con causar estragos al subir lentamente por su esófago.
- Mmm que molesto - gruño Potter frente suyo con el cabello más desordenado que de costumbre con diversos mechones ondulados apuntando a direcciones distintas, su pecho junto con su cuello exhibía marcas rojizas y una de sus clavículas tenía pequeños senderos rojizos, como si fueran marcas de uñas, sin embargo, sus ojos permanecían cerrados con sus largas pestañas oscuras levemente curvadas de las puntas creando una sombra en sus pómulos color bronce.
- Potter - susurro Draco con un hilo de voz librándose del par de brazos que lo rodeaban se incorporó de inmediato ignorando el dolor en sus caderas y el mareo que le acompaño.
Las pestañas oscuras del pelinegro revolotearon un par de veces para acostumbrarse a la luz matutina hasta que sus parpados se abrieron por completo mostrando sus ojos esmeraldas aún adormilados, Draco recorrió su rostro con la mirada con tal de no ver aquellos ojos verdes notando así su labio inferior levemente inflamado de una esquina.
- Hola - murmuró con la voz grave, aparentemente aun medio dormido.
Una parte de la mente de Draco quería creer que tenía un mal sueño, o tal vez alguna alucinación producto de las drogas, pero su cerebro se vio interrumpido en su línea de pensamientos al sentir como las náuseas que sacudían su estómago eran incontrolables, de inmediato se apresuró a la puerta descubriendo que tras de esta se encontraba un pasillo corto, otra arcada sacudió su cuerpo aumentando su malestar lo que lo obligo a abrir la puerta más cercana sintió su cuerpo llenarse con cierto alivio al descubrir que era la del baño, otra arcada más ataco, rápidamente azoto la puerta y vómito en el lavabo todo el contenido de su estómago, que era principalmente alcohol, cuando pudo sentir como todos los espasmos dejaron de atormentarlo, enderezo su postura lo suficiente para mirarse en el espejo, por primera vez en bastante tiempo su cuerpo no exhibía más marcas rojas que las que oculto el día anterior haciéndole preguntarse si realmente había tenido algo con Potter.
Con su cerebro libre de la intoxicación y el malestar estomacal, los recuerdos comenzaron a llegar como una tormenta haciéndole recordar todo, el alcohol, las drogas, el chico que se negó a pagar por tocarlo, Potter interrumpiendo, Potter. Por Salazar, ¿Realmente se había atrevido a amarrar a Potter? No, no solo eso, se había aprovechado de él. Draco pensó que el Potter que conocía no lo tocaría de ese modo jamás, no en sus cinco sentidos al menos, lo cual solo podía significar que debía estar tan o más ebrio y drogado que él, lo cual le llevo a pensar que fue él quien tomo ventaja del estado de Potter.
Un toque en la puerta lo saco de sus pensamientos interrumpiendo la marea de recuerdos.
- ¿Todo bien? - pregunto la voz de Potter tras la puerta, por qué claro, él era del tipo que preguntaba si todo iba bien después del revolcón con su peor enemigo, como si fuese cosa de todos los días.
Draco abrió la puerta encontrando al pelinegro de pie con los boxers puestos siendo estos lo suficientemente ajustados para resaltar sus atributos, ni siquiera tenía puestos los zapatos, tan solo sus boxers y sus gafas; El rubio no pudo evitar pensar en lo bien que se veía, con su cabello revuelto, su piel bronceada y su cuerpo lleno de marcas, marcas que sabía que él había dejado.
- De maravilla - soltó con una sonrisa amplia, Harry bajo la mirada y Draco sintió vergüenza por sentir como un líquido bajaba por el lado interno de sus muslos, pero no lo demostró, hace tiempo que había dejado de demostrar su vergüenza por eso frente a otros - tendrás. ¿Toallas limpias? -
- Puedes usar la mía -
- Magnífico - expreso Draco sin borrar su sonrisa volviendo a cerrar la puerta, en silencio se permitió sentir vergüenza por eso, odiaba al Draco drogadicto que lo había metido en la cama de Potter.
Tras una ducha y varios reclamos mentales salió del baño con la toalla de Potter anudada en su cadera y su cabello con un aroma a lavanda debido al shampoo del pelinegro, cruzo el pasillo y volvió al cuarto donde despertó, el cuarto entero olía a Potter, olía a bosque y rosas mezclado con un aroma a almizcle.
Encima de la cama, que ya estaba hecha como si nada hubiera pasado, estaba su ropa perfectamente doblada, la tomo con una mano sintiendo una textura suave como si recién la hubiesen lavado, tras olisquearla sintió que también la ropa olía a Potter.
No pudo evitar soltar un suspiro, era usar la ropa que olía a Potter o salir desnudo hasta poder hallar un lugar donde usar el hechizo de aparición, inclinándose por la primera opción termino vestido con la ropa limpia.
El aroma de Potter era muy cómodo, agradable y de cierto modo le causaba cierta calidez en el pecho, pero Draco quería oler a cigarrillo, alcohol y desgracia, ese tipo de aromas iban mejor con él o al menos así pensaba. Busco en sus bolsillos esperando encontrar el cilindro delgado lleno de cancerígenos, pero no encontró ningún cigarrillo ni el encendedor, solo su varita en su compartimento ilusionador.
Sintiéndose molesto por no tener sus cigarrillos salió de la habitación lo más rápido que pudo, el olor de huevos con tocino llenaba el pasillo ocultando el olor de Potter, con calma camino hacia la habitación de dónde provenía el olor y al ingresar vio a Potter completamente vestido, gracias a Merlín, preparando el desayuno.
- ¿Tienes mis cigarrillos? - pregunto, Potter dio un salto rápidamente apagó la cocina y giro con una sartén en mano.
- ¿Quieres desayunar? – pregunto con una expresión nerviosa.
- Tomare café, mis cigarrillos - repitió, Harry vacío los huevos revueltos en dos platillos que tenía cerca, devolvió el sartén a la hornilla de su cocina y saco una cajetilla junto con el encendedor del bolsillo de sus pantalones.
- No son buenos para la salud - advirtió, pero Draco se los arrebato ágilmente a la mitad de su advertencia.
- Lo sé, me encanta estar sano - ironizó y se colocó un cigarrillo entre los labios, estuvo a punto de encenderlo cuando vio como el pelinegro lo rompía con sus dedos - eso era mío -
- Desayuna primero - Draco soltó un gruñido exasperado y tomo una taza de café, el cristal se sentía tibio entre sus manos y olía genial, no como la cosa asquerosa que a veces compraba solo porque era barata - ¿Te duele la cabeza? - pregunto Potter, sus ojos verdes lo veían fijamente, ¿Por qué siempre lo veían así? Cómo si quisiera hacer lo que sea para ayudarlo, cosas de héroes pensó Draco.
- Claro que sí, es solo el recordatorio de no mezclar coca con tequila - estaba seguro que Draco sobrio lo recordaría, pero el Draco ebrio lo ignoraría, cómo siempre.
- ¿Te drogas? - la pregunta de Potter lo tomo desprevenido, como si no hubiese sido bastante obvio que lo hacía después del estado en el que se encontraron noche anterior, con calma dio otro sorbo al café.
- Ocasionalmente - respondió restándole importancia, recordando cuando lo hacía y por qué - ¿Qué día es hoy? - pregunto Draco mientras veía los huevos con tocino enfriarse, se veían tan deliciosos y tan mortales a la vez, Draco sabía que si los comía había una inmensa posibilidad de terminar devolviéndolos sin siquiera darle oportunidad a su intestino de digerir los alimentos y no quería desperdiciar comida, había aprendido a no desperdiciar comida.
- 3 de mayo, ¿Por qué? -
Ah, así que era "ese" día, 3 de mayo, el día que terminó la guerra, el día que Harry Potter elimino a la amenaza de Tom Riddle alias Lord Voldemort, de repente la urgencia de reemplazar ese café por alcohol llegó, de cambiar el aire por marihuana o cualquier otra sustancia ilícita y neuro estimulante solo para perderse en el mundo de fantasía al que su mente era transportada con esa mezcla.
- ¿Por qué preguntaste la fecha? - insistió Potter viéndolo entrecerrando ligeramente los ojos como si le costara enfocarlo, Morgana ojalá dejara de verlo.
Draco estaba consciente de que era en esa época donde decidía tomar unas vacaciones, no del trabajo, no de algo físico en particular, simplemente de su mente y los recuerdos, llenar todo con alcohol, cocaína, marihuana, lo que sea que realmente mantenga su mente bastante lejos, lo suficiente para olvidar la fecha, el día, su vida en general en un intento de alejar todo lo que podría despertar sensaciones nada agradables.
- Nada en particular - mintió con maestría encogiéndose de hombros, Potter lucia como si se hubiese tragado la mentira y el trago lo último de su café - bien Potter fue encantador tenerte aquí y dentro mío – la última frase logro que las mejillas morenas del pelinegro se tiñeran de un tono carmín - pero debo irme, mucha más gente espera tener un pedazo de mi precioso cuerpo - dejo la taza de café a lado de los huevos lanzándoles una última mirada apenada como si quisiera disculparse con los alimentos por no ser realmente capaz de consumirlos - si quieres verme ya sabes dónde encontrarme -
- Realmente no sé dónde - Draco detuvo su salida y alzó una ceja en su dirección sin comprender a que se refería - me refiero a que... No sé dónde encontrarte - lo vio jugar nerviosamente con sus manos como si fuese un niño, uno realmente alto y fornido, sus ojos esquivaban la mirada gris de una manera casi tierna.
- Me refería al supermercado Potter, no es como que tenga una esquina en particular - bromeó, pero la broma no llego al pelinegro - bueno como sea cariño fue un placer - movió la mano en señal de adiós y se marchó.
Cuando pudo salir del edificio de Potter sentía como si todo su cuerpo se volviera de gelatina con la adrenalina presente en su sangre apretó los puños con todas sus fuerzas esperando contener el temblor que lo recorría.
Todo lucia extremadamente real para ser un sueño o una alucinación, realmente se había acostado con Potter, con Harry Potter, con el niño que vivió, el salvador del mundo, el Harry Potter. El tarado que paso años molestando en el colegio, el que casi lo mata, el idiota pelinegro que salvo en su mansión y aquel que testifico a su favor en el juicio posterior a la guerra.
- No más coca para ti - se dijo lo suficientemente bajo para que solo se escuchará a sí mismo, tomo la cajetilla de cigarrillos, saco uno y lo coloco en sus labios con un clic el encendedor que llevaba emitió una llama y le permitió encender ese delgado y dañino cilindro.
Por todos los medios intento distraer su mente de lo sucedido ese día, pero simplemente no podía, generalmente los 3 de mayo los pasaba como la mierda porque así lo elegía, su cerebro había llegado a la conclusión que era mejor estar drogado y ebrio en algún hotel después de algún trío u orgía, rodeado de gente que no conocía y esperaba no volver a ver, con billetes desparramados en su cuerpo, así como otros fluidos, que estar todo el día pensando en cuanto extrañaba a su familia o las malas decisiones que el y su padre habían tomado junto con las consecuencias que estas trajeron.
Es así que prefería estar demasiado ebrio para recordar, demasiado drogado para pensar en algo realmente.
Con pereza fue hasta su departamento donde la soledad y el silencio le dieron la bienvenida.
Los siguientes días no quería pensar en lo que había sucedido realmente, pero estaba ahí, cada día y cada noche su cerebro recordándole la maravillosa piel del pelinegro bajo su tacto, esas maravillosas marcas que fue dejando con sus dientes y uñas además de como lo había sometido y como el pelinegro había accedido a ser sometido, lo bien que se sintió tenerlo bajo suyo, rogando, quizá era parte de algún raro fetiche suyo, pero por primera vez en muchísimo tiempo se permitió fantasear con alguien más mientras vendía su cuerpo disfrutando de la fantasía aun cuando las personas que pagaban por su cuerpo no eran conscientes de que no eran las causantes de su satisfacción.
Hola de nuevo
Creo que corregí este capitulo como 4 veces por que sentía que le faltaban mas cosas, aun lo siento así que quizá en un futuro vuelva a darle otras correcciones.
Gracias por el apoyo.
Hasta la siguiente ^^
