Capítulo 16

Las memorias de Harry después del impacto eran difusas, demasiado para siquiera diferenciar donde estaba, cuando por fin pudieron hacerse lo suficientemente claras recordaba estar en una habitación blanca, tan blanca e iluminada que lastimaba su vista, sentía agujas conectadas a sus brazos aun cuando sus piernas y sus brazos se sentían tan ligeros que era imposible moverlos.

- Mhm – soltó un quejido al intentar hablar y noto una mascarilla en su rostro, haciendo todo el esfuerzo posible logro mover su mano hasta la mascarilla, con movimientos torpes y descoordinados logro quitarla sintiendo que el aire en la habitación era demasiado pesado obligando a que sus pulmones insistan con trabajar demás, una maquina a su lado hizo un sonido agudo lastimando sus oídos.

- Señor Potter, Señor Potter ¿Está despierto? - hablo una voz masculina a su izquierda.

- ¿Quien? – al hablar intento enfocar con la vista a quien le hablo, pero sin sus gafas era casi imposible, podía ver la silueta de alguien aparentemente varón, con la cabeza rapada, pero no podía diferenciar como lucia su rostro.

- Señor Potter, debe colocarse la mascarilla - el dolor llegó de inmediato como punzadas su pecho dolía, sus piernas y su cabeza, no pudo evitar soltar un aullido ante la molestia que solo incrementaba desesperándose con cada respiración que daba logrando así que solo duela más - Señor Potter cálmese, debo colocarle la mascarilla -

En medio del dolor y la sensación de todo su cuerpo lleno de punzadas, todo volvió a oscurecer, la siguiente vez que despertó la luz no lastimaba sus pupilas, la máscara no estaba en su rostro y su cuerpo no se sentía tan débil.

- Buenos días señor Potter - saludo alguien a su derecha, había el sonido de un pitido suave y constante a su izquierda.

- ¿Dónde... Dónde estoy? - giro la cabeza hasta que pudo ver a una mujer mayor sentada a su lado, con unas cuantas arrugas en el rostro, su cabello plateado cayendo libremente por su espalda vestida con una bata de un color crema abierta dejando ver por debajo una blusa celeste.

- Está en el Hospital Saint Peter Señor Potter, ¿Sabe cómo llego aquí? – el pelinegro intento sentarse, pero su cuerpo le aseguro que no era buena idea por el momento al enviar punzadas de dolor por su columna, por lo que desistió y solo tomo aire.

- No... Había... Hubo una luz -

- Fue arrollado por un Flash señor -

- ¿Un Flash? -

- Lo que ustedes llaman Autobús Noctámbulo -

- Ah – Una oleada de dolor subió desde su nuca hasta instalarse a los costados de su cabeza por encima de sus oídos - Ah duele - gruño intentando tocar su cabeza, de repente el dolor desapareció, pudo ver cómo la mujer movió su varita grácilmente en su dirección y volvió a guardarla en su regazo - Es una bruja -

- Así es - confirmo ella con serenidad - mi nombre es Susan Meyers, soy psicomaga -

- ¿Psicomaga? ¿No tuve un accidente? -

- Lo tuvo, solo que la situación es un poco distinta, según el conductor del Flash, el asegura haberlo visto extender los brazos, sin apartarse del camino. ¿Es eso cierto? - los recuerdos llegaron de inmediato, si Harry no hubiese recibido el hechizo de la doctora estaría bastante seguro de que la cabeza le dolería.

Hubo un toque de puerta y Harry vio un chico fornido colocarse detrás de la doctora, tenía la cabeza rapada y unas manchas oscuras en el cuello, probablemente un tatuaje que Harry no podía ver a detalle.

- Doctora la Señora Presidenta está aquí - murmuró bajo, Harry noto que el chico lo veía con interés, tenía los ojos profundamente grises y un acento que no era del todo estadounidense - quiere hablar con el -

- Saldré en un momento - aseguro la doctora y el ojigris se marchó, la doctora volvió a verlo, sus ojos eran de un profundo azul - Señor Potter, vino a verlo la Presidenta del mundo mágico, asumo que tendrá varias preguntas para usted, si se siente incómodo de alguna manera llámeme de inmediato, de todos modos estaré esperando afuera - expreso con voz conciliadora sin añadir nada más se incorporó y salió de la habitación.

Harry giro la cabeza un par de segundos, sintiendo su cuello demasiado flexible como si aun no tuviera la capacidad de controlar sus músculos de repente escucho como la puerta volvía a abrirse, ingresando está vez una mujer de mediana edad, alta, con el cabello rubio intenso cayendo por los costados de su rostro hasta un poco más abajo de sus hombros, vestida en un llamativo traje azul marino al contraste de su blusa blanca, con sus zapatos de tacón haciendo un sonido tintineante al chocar contra la baldosa del suelo, detrás de ella estaban dos personas, una mujer y un varón, ambos altos de cabello oscuro y rostro serio, vestidos por completo de negro, ambos como si estuvieran entrenados se colocaron a cada lado de la puerta, sin verlo, como si su presencia no fuese lo suficientemente importante.

- Buenos días señor Potter - saludo la mujer con un tono firme - retírense - ordenó sin ver a los dos guardias que estaban en la puerta, ellos no objetaron nada, ni la miraron, obedecieron de inmediato, dejándolos completamente solos - déjeme presentarme soy Michelle Adams, presidenta del Magicongreso único de la sociedad Americana, MACUSA para ustedes, ¿Le importa si me siento? -

- Está bien - la vio tomar asiento donde estuvo la doctora Meyers.

- Tengo entendido que ingreso ayer a territorio americano, ¿Estoy en lo correcto? -

- Si señora - quería verla mejor para ver que expresiones tenía mientras le hacia las preguntas por lo que frunció el ceño para intentar enfocarla mejor.

- ¿Tiene alguna molestia? -

- No veo bien, mis gafas - la mujer tomo las gafas que estaban en la mesita cercana a su cama y se las extendió - gracias - con algo de dificultad logro colocarse las gafas sintiendo su cuerpo aún muy suave, pudo ver mejor a la mujer cuyos ojos azules lo veían fijamente, como analizándolo.

- Dígame Señor Potter, ¿Que lo trae por aquí? Estamos conscientes de sus hazañas en el Reino Unido y Europa al atrapar a la amenaza insurgente, comúnmente conocido como Voldemort - no hubo miedo al pronunciar su nombre, Harry divagó sobre lo distinto que era vivir en Estados Unidos, sin un loco queriendo dominar el mundo persiguiendo a todos los hijos de muggles o los mestizos.

- Solo vine - respondió

- ¿No considero oportuno avisar a la MACUSA sobre su llegada? En vista de que su Ministerio tampoco informo nada -

- Vine por vuelo muggle -

- No mágico - Harry asintió

- El Ministerio no sabe que estoy aquí - "nadie sabe" pensó, los ojos azules de la presidenta relampaguearon con curiosidad.

- Ya veo - pronunció - tengo entendido que su accidente no fue fortuito ¿Me equivoco? -

- No señora - suspiro Harry se sentía tan desnudo ahí, siendo interrogado por la máxima autoridad estadounidense.

- Descuide señor Potter lo comprendo - Harry quería gritarle que no, que nadie entendía lo que era ser él, tener que luchar una maldita guerra, con un maldito loco, perder gente, nadie... Nadie entendía, por más que quiso expresar su molestia su cuerpo aún se sentía muy suave para gritar - lo hago - como si la mujer leyera sus pensamientos interrumpió los pensamientos que cursaban su mente - nosotros también fuimos participes de varias guerras, el Golfo, perdí a un hijo durante la guerra - Harry alzo las cejas confundido, ¿Por qué le contaba aquello? - se lo que es ver cómo tu familia se desmorona por la guerra, pude ver cómo la mente de mi hijo se carcomía por la culpa y las pesadillas -

Harry sintió ganas de llorar al recordar las pesadillas que no habían parado de atormentarlo, quería llorar.

- Hicimos de todo, pero no logramos recuperarlo - la voz de la presidenta era dura, firme, pero sus ojos demostraban el inmenso dolor y perdida que ocultaba su voz - quizá salió a tiempo de Londres Señor Potter -

- Si bueno, ¿Para hacer qué? - la mujer encogió sus hombros ignorando el tono molesto que había empleado el pelinegro.

- Tenemos los mejores psicomagos de la región, podemos brindarle ayuda - Harry quiso gritar que no necesitaba ayuda, no más.

- ¿Y que ganan a cambio? -

- Nada en realidad - respondió con honestidad - Usted no solo salvo Europa, nosotros estábamos conscientes de que Voldemort eventualmente expandiría su dominio a América, solo estábamos preparándonos, por lo que de alguna manera indirecta, salvo América – al escucharla hablar de lo que hubiese sucedido un sudor frío bajo por su espalda - no es algo que necesite tomarlo como peso extra, solo tómelo como antecedente de la cortesía política que le ofrecemos, deje que los psicomagos lo ayuden señor Potter -

- ¿Y si estoy más allá de la ayuda? – pregunto con un tono bajo y temeroso, la mujer suspiro-

- Entonces lo ayudaremos en la decisión que decida tomar, la eutanasia en este tipo de casos es legal en mi gobierno - por primera vez la mujer lo toco cerrando su mano alrededor de su antebrazo, apretando con suavidad y calidez - permítase recibir ayuda - hablo con voz suave, no como la Presidenta de la MACUSA, sino como una madre que había perdido un hijo, un segundo después retiro su mano y volvió a endurecer su mirada, se incorporó y Harry tuvo ganas de hablar.

- Si lo hago... Si, decido recibir ayuda, ¿Alguien lo sabrá? -

- ¿Desea que alguien lo sepa? - Harry negó de inmediato con la cabeza sintiendo un nudo en la garganta de solo imaginar que alguien se enteraría de su estado - entonces no diremos nada -

- Solo... Necesito que mis amigos sepan que estoy bien - era mentira, no estaba bien, pero debía decírselos, se sentía en la obligación de tranquilizarlos, aunque sea a la distancia.

- Supongo que el servicio secreto puede organizar que usted les envié un mensaje seguro a sus amigos -

- Gracias - murmuró Harry cuando la vio acercarse a la puerta.

- No es ningún problema Señor Potter, gracias a usted - tras decir aquello salió de la habitación.

Pasaron unos minutos antes de que la doctora Meyers ingrese de nuevo, ahora que Harry llevaba sus gafas y la veía de pie era delgada, sus zapatos de tacón resonaban contra el suelo como lo habían hecho los de la Presidenta.

- ¿Desea ayuda Señor Potter? - Harry cerró los ojos sintiendo como las lágrimas picaban por salir y el nudo de su garganta se ampliaba lo suficiente para impedirle hablar, se dio un par de segundos para contener las lágrimas y asintió con la cabeza.

Harry escucho medio dormido sobre dónde estaba, Hospital Nº1 Saint Peter, la doctora le relato cómo fue fundado en los 30 a causa de la gran depresión de como su nombre provenía de Petro Russo, un inmigrante italiano, medimago, un alma caritativa que no dudo en viajar desde su país para ayudar a quien necesitara de su ayuda, aunque al parecer no a todos les agradaba las acciones de Petro o inclusive su origen, lo que lo obligó a cambiar su nombre a Peter.

- Será mejor que duerma - indico la psicomaga cuando vio que las pestañas de Harry luchaban por mantenerlo dormido - aún sigue bajo el efecto de los anestésicos, hablaremos mañana -

- Claro - murmuró antes de caer dormido o inconsciente, realmente no sabía si estaba dormido o solo sedado, al parecer la medicación era lo suficientemente fuerte para alejar cualquier tipo de sueño o pesadilla.

Al día siguiente la doctora le informo que sí, su medicación era especialmente fuerte, ya que las veces que habían bajado las dosis, aunque sea un poco el resultado había sido catastrófico haciendo que despierte gritando de dolor, Harry realmente no lo recordaba.

La magia era algo asombroso, la doctora le informo el estado en el que se encontraba al momento de su ingreso al hospital, parrilla costal fracturada, fractura expuesta de húmero derecho (el hueso del brazo) fractura cerrada de pelvis, doble fractura femoral, una expuesta y la otra fragmentada, contusión craneoencefálica grave. También le informo que en ningún hospital muggle hubiesen podido mantenerlo con vida, sin embargo, en un hospital mágico fue relativamente llevadero, el reparar huesos fue sencillo y Harry no pudo evitar recordar a Madame Pomfrey diciendo "puedo hacerlo con los ojos cerrados" en su segundo año, lo realmente difícil fue hacerle conocer a su cerebro y a su sistema nervioso de que los huesos rotos, ya no lo estaban y que por lo tanto las señales de dolor no iban a ser necesarias.

Aparentemente había estado sedado por días, alternando entre la consciencia y la sedación, con demasiado dolor para mantenerse despierto y con suficientes drogas para mantenerlo dormido.

- Debería conocer el hospital - dijo la doctora.

Harry se sentía menos adormilado, algunos músculos de sus muslos dolían, pero eran como pequeños e insignificantes calambres; menos dolorosos de los que sentía cuando aún practicaba Quidditch. Jake, el enfermero de cabeza rapada, lo ayudo a sentarse en una silla de ruedas y fue empujándola suavemente hasta salir de la habitación, había un gran y largo pasillo donde la gente iba y venía, algunos eran doctores con batas blancas igual que la doctora Meyers pero con gafetes colgando de sus cuellos o sujetos a sus bolsillos delanteros, otras personas paseaban con sus familiares vestidos en una pijama similar a la que Harry llevaba

- Tome Señor Potter - la doctora le entrego un brazalete celeste claro, delgado, Harry lo paso por su muñeca curioso por el artefacto girando su muñeca para verlo mejor, giro la cabeza un poco para ver a través del ventanal y pudo notar por el rabillo del ojo que Jake también llevaba uno de esos.

- ¿Qué es? -

- Es un brazalete que nos permite monitorear sus signos vitales, así como un artefacto que contiene un par de hechizos incluidos uno desilusionador y uno silenciador -

- ¿Muffliato? - pregunto girando para verla

- Seguramente lo llaman así en el Reino Unido, acá es un silencer, permite que el resto de los pacientes, doctores o familiares no puedan verlo o escucharlo, solo los que llevamos el brazalete podemos hacerlo -

- ¿Por qué? -

- Petro era un hombre que ayudo tanto a muggles cómo magos, por lo tanto fue bastante necesario para el crear una institución que brindará atención a ambos - comenzó a caminar y Jake empujó su silla de ruedas para acompañarla - el hospital cuenta con bastantes alas, actualmente nos encontramos en la de Traumatología y Ortopedia - Harry entendió el porqué de la cantidad de gente con férulas en brazos, piernas o las cabezas vendadas - el ala donde iremos es la de Psiquiatría - Jake continuo empujando la silla de ruedas.

Durante el trayecto Harry no quería hablar realmente, dejo que su mente se pierda entre la gente, no podía pensar en sus amigos ni en Londres ni en Ginny, no es que no quisiera hacerlo, es que realmente no podía, su cerebro se sentía tan adormilado que era como ver todo a través de un cristal, cómo ver la televisión.

Recorrieron largos pasillos por los que vieron aún más gente, algunos con brazaletes, algunos doctores con brazaletes detuvieron su trayecto para saludarlos y algunos pacientes simplemente los ignoraron, cruzaron un gran patio hacia un edificio completamente moderno, alto y de colores claros.

- Está es el ala de psiquiatría - Harry pudo ver a varias personas saliendo del ala, algunos enfermeros, algunos doctores y muchos familiares, la mayoría de los familiares sin embargo no llevaba brazalete, Jake continúo empujando su silla hasta que ingresaron al edificio.

Por dentro estaba pintado de colores pastel, había varios pacientes caminando por un pasillo iluminado por unas ventanas pequeñas demasiado cercanas al techo, muchos de los que caminaban iban con la mirada perdida, cerca de una esquina estaba un hombre sentado en el suelo murmurando para sí mismo mientras alineaba unos botones en el suelo

- Usted podrá hablar con los pacientes que lleven el brazalete – indico la doctora, Haryr pudo notar que el hombre murmurando no llevaba brazalete, sintió como su silla era guiada hacia un ascensor, apenas ingresaron y las puertas se cerraron la doctora volvió a hablar - el ascensor solo puede ser utilizado por personal autorizado, el sector de psicomagia está en el cuarto piso, cada piso tiene un comedor que también es el área de recreación, usted es libre de almorzar dónde guste, pero le recomendamos hacerlo en el cuarto piso -

Las puertas del ascensor se abrieron y Harry vio el nuevo pasillo, está vez había menos gente y todos, todos, llevaban brazaletes celestes, algunos lo vieron con curiosidad al pasar mientras otros lo ignoraron, como si estuvieran muy enfocados en su propio mundo y el pasando no era nada relevante.

- Está será su habitación – la silla de ruedas se detuvo frente a una puerta gris con el número 6 en dorado en la parte superior, Jake abrió la puerta y empujó su silla de ruedas hacia dentro - Jake será uno de los enfermeros a su cargo, puede llamarlo cada vez que lo considere necesario -

- Esta bien – murmuró mientras recorría su habitación con la mirada, las paredes eran de color verde pastel ninguna llevaba alguna decoración y solo había cuatro muebles dentro de la habitación, su cama, una mesita de noche, un escritorio y una silla, a lado del escritorio había una gran ventana que permitía el ingreso de la luz solar, aunque probablemente no podría abrirse.

- Ahora, necesitaré que me entregué su varita Señor Potter - aquello despertó a Harry lo suficiente para fruncir el ceño y ver a la doctora con reticencia - no me malentienda, es para evitar incidentes, cómo comprenderá hay muchos magos y brujas con demasiados conflictos con su mente, no podemos arriesgar la seguridad de nadie, eso lo incluye a usted - Harry comprendió aunque no pudo evitar sentirse extraño, el separarse de su varita era difícil, ni siquiera cuando se rompió pudo separarse de ella, temor inundaba su cuerpo pero era contrarrestado por los sedantes causándole una sensación extraña.

- Bien – cedió sacando su varita del bolsillo de su pijama, nadie se la había quitado y eso él lo agradecía, sintió sus dedos temblorosos cuando depósito su varita en la mano de la doctora.

- Estará segura, no se preocupe - aseguro con una sonrisa tranquilizadora, Harry asintió y volvió a ver por la ventana - cada dos días tendrá terapia y eventualmente, si usted desea, podrá tener terapia grupal - Harry no se sentía listo para estar en grupos, le gustaba estar con poca gente y ahora comenzaba a agradarle el estar sedado, el dejar de sobre pensar las cosas le hacía sentirse bien - Le iremos bajando la medicación poco a poco, por lo que al menos por estos dos días no podrá salir de la habitación, si desea ir al patio podrá ir acompañado de Jake o algún otro enfermero, solo necesita pedírselo al brazalete - Harry vio su muñeca y asintió lentamente.

- ¿El baño? - murmuró sin verlos, viendo ese brazalete delgado alrededor de su muñeca.

- Está por aquí - respondió Jake girando su silla hacia una habitación entre la mesa de noche y la puerta de salida, la habitación no tenía puerta - si necesita ayuda puede llamarnos - el pelinegro asintió y volvió a perderse en la ventana, el día era tan soleado, el patio era tan verde - ¿Quiere salir? -

- No - respondió de inmediato y sintiendo sus brazos aun débiles comenzó a mover la silla de ruedas hacia la ventana - Solo quiero ver -

- Señor Potter estamos para ayudarlo - aviso la doctora y Harry asintió - Entonces volveré a verlo pronto - el pelinegro giro para verlos, solo escucho como cerraban su puerta, afuera había muchos pacientes, caminando solos, o en parejas, no había peleas, no había grupos de personas riendo o llorando, solo pacientes caminando.

Harry se quedó viendo a las personas hasta que se hizo de noche y no quedo nadie en el patio, sus comidas habían aparecido en el escritorio emitiendo vapor por lo caliente que estaban, pico sin muchas ganas la comida y logro ingerir lo suficiente para dejar de sentir un vacío en el estómago.

Antes de dormir Jake fue a verlo, con calma inyectó algo en su brazo, lo ayudo a recostarse y luego se marchó deseándole buena noche.

Harry sintió como fue cayendo dormido lentamente, agradeció tanto no soñar con nada, con absolutamente nada.

Al día siguiente la luz del sol lo despertó, su desayuno volvió a aparecer en su escritorio y al igual que el día anterior se quedó viendo por la ventana, todo lucia tan tranquilo como el día anterior, tan tranquilo que lo llenaba de calma.

Por suerte no necesito ayuda para usar el baño y se sintió mucho mejor por eso, supuso que su vergüenza estaba comenzando a despertar abriéndose paso por todos los sedantes que la bloqueaban.

En la noche otro enfermero fue a aplicarle algo en la vena y cayó profundamente dormido.

Al día siguiente Harry podía sentir que sus piernas respondían, sintió bastantes piquetes cuando se incorporó, pero no sintió que cederían ante su peso, con calma y cuidado camino hacia el baño, sus piernas se sentían como si estuviera aprendiendo a caminar, sujetándose del borde del lavamanos se vio en el espejo, tenía una ligera sombra oscura de vello facial en la barbilla y en el cuello, seguramente debido a los múltiples días que paso sin rasurarse, después de vaciar su vejiga regreso al cuarto donde encima de su cama lo esperaba una muda nueva de pijama, lentamente reemplazo su pijama por la nueva, sintiendo la suavidad de la tela cubriendo su piel, vio la puerta de salida y se preguntó si podría salir.

Con algo de desconfianza bajo la manija de la puerta y se sorprendió brevemente al poder abrirla, apenas dio un paso fuera cuando alguien salto delante de él tan abruptamente que logro que su corazón se acelerara, por instinto llevo una mano a su bolsillo buscando su varita, dispuesto a defenderse, sin poder sentir la textura de la madera en sus dedos.

- Hey - saludo un chico, de probablemente su edad o quizá más joven, con el cabello castaño rizado de piel pálida con brillantes ojos cafés y una amplia sonrisa que exhibía todos sus blancos dientes formando arrugas debajo de sus ojos y resaltaba sus mejillas.

Hola.

Esta vez decidí subir capitulo doble por que si, por que me emocione un poco jaja, espero les guste.

Les advierto que este arco si va a ser largo, pero es parte fundamental de la historia.

Hasta la siguiente ^^