Capítulo 27
Hola.
Como ya saben acá va la advertencia, en este capítulo se hace alusión al consumo de sustancias ilícitas que de ningún modo recomiendo ni apoyo, recuerden esto es ficción y las actitudes no deberían ser replicadas. Dicho eso procedan con la lectura :D.
Los siguientes días los pasaron comiendo y recorriendo las calles de Los Angeles, inclusive fueron a una proyección del Titanic dónde Jay se la paso llorando y cantando My heart will go on ocasionando que los saquen de la proyección.
El fin de semana, después de que Jay insistió demasiado, asistieron a un club, el cual lucia bastante caro y exclusivo, inclusive tenía una fila de personas esperando ingresar.
- Jay estoy seguro que no van a dejarnos entrar – aseguro Harry viendo al intimidante hombre alto vestido de negro con gafas oscuras custodiando la entrada.
- Tu tranquilo – respondió Jay sonriente – solo sígueme la corriente – guiñándole el ojo palmeo su hombro y con una actitud confiada camino hacia el guardia que le negaba el ingreso a una atractiva chica – Hey Patrick mi amigo ¿Cómo te va? – el hombre alto y fornido giro para verlo con una ceja en alto.
- ¿Invitación? – pregunto con una voz grave y poco amigable.
- Claro, claro – Jay comenzó a palpar sus bolsillos como si la hubiese olvidado mientras la gente en la fila comenzaba a protestar.
- Sin invitación no hay entrada – gruño el hombre.
- Acá la tengo acá la tengo – respondió Jay sacando una hoja de papel que Harry recordaba haberlo visto guardar en el departamento, el hombre tomo la hoja de papel pero los dedos de Jay no la soltaron – Hey por cierto, no te felicite por tu cumpleaños – con una sonrisa salto a abrazar al hombre palmeando fuertemente sus hombros Harry alzo las cejas confundido cuando Jay se separó rápidamente sin dejar de sonreír, el guardia frunció el ceño y por un momento Harry pensó que eso era todo, que los golpearía y los tirarían a la calle como dos perros abandonados, no vio venir que el hombre pestañeo rápidamente como si estuviera confundido y una sonrisa amplia además de un poco espeluznante se extendió por su rostro.
- Jay – exclamo el hombre feliz – claro que te recuerdo mi amigo, pasa ¿vienes solo? – la gigantesca mano del hombre palmeo el hombro de Jay quien soltó una risa.
- Vengo con mi amigo, es su primera vez en la ciudad así que debo ser un digno representante – respondió Jay señalando a Harry, el pelinegro alzo una mano como saludo al sentir los ojos oscuros del hombre encima suyo intentando no lucir tan intimidado como se sentía.
- Que bueno Jay, pasen, tengan buena noche – con un movimiento rápido quito el cordel de terciopelo que dividía la fila del ingreso al club del cual salía la música.
- ¡Oh vamos! – exclamo un chico con un tono molesto al verlos pasar - ¡Llevo horas aquí! –
- ¡A callar! – respondió el hombre de seguridad con una voz fuerte – ¡Sin invitación no entran! – lo escucho decir Harry antes de que la estridente música cubra por completo su mente.
- ¿Qué hiciste? – le susurro a Jay apenas pudo alcanzarlo.
- Lo hechicé – respondió el castaño muy feliz – Oh vamos Harry solo es una vez, además, no le hice más daño – agrego al notar la mueca de disconformidad que hacia su amigo.
- ¿Y si te metes en problemas? –
- Eso es poco probable que suceda, ahora ven – lo tomo del hombro y lo arrastro hacia la barra donde comenzó a pedir bebidas que Harry no había escuchado jamás.
Harry no había mentido cuando admitió que nunca se emborracho realmente, solo había tomado whisky de fuego ocasionalmente o alguna copa de hidromiel. Pero la variedad de alcohol muggle era demasiada, comenzó bebiendo cervezas y en algún punto de la noche estaba ingiriendo grandes cantidades de tequila importado con un montón de desconocidos coreando su nombre mientras él vaciaba una botella en la boca de Jay.
Por supuesto tanto alcohol trajo consecuencias, fue así que mientras ayudaba a Jay a no caerse mientras vomitaba, su estómago considero que la cantidad de líquido que había ingerido era intolerable dándole apenas el tiempo exacto para correr al cubículo del lado con las piernas temblorosas mientras su cuerpo se sacudía por los espasmos causados al vomitar agradeciendo mentalmente a la deidad que haya evitado que manche su ropa.
- ¿Sabes? – hablo la voz ahogada de Jay del otro lado con la música estridente cubriendo parte de su voz – Morir de intoxicación es una pésima idea – el sonido de las arcadas de hizo saber a Harry que su amigo volvió a vomitar.
- ¿Qué es una…? – la pregunta de Harry quedo a la mitad cuando nuevas arcadas llegaron a su cuerpo logrando que sus rodillas cedan ante su peso cayendo sobre ellas en la sucia baldosa frente al retrete.
A partir de ese momento sus recuerdos eran difusos y solo recordaba a Jay cantando el himno nacional estadounidense mientras caminaban hacia el departamento con alguien de fondo gritándole que se callara. Al día siguiente ambos tenían la peor resaca de sus vidas y eso que Jay aseguro haber tenido fiestas peores. Harry juro no beber nunca más, pero termino rompiendo la promesa en un par de semanas.
La vida de ambos era simple, tenían suficiente dinero para hacer lo que quisieran y aun así iban a trabajar por las noches como parte de una terapia que ambos habían adaptado, eso por supuesto sin descuidar su medicación.
Harry aún asistía a las sesiones de terapia con la doctora y ella le había dicho mientras sonreía con cariño que lo notaba mejor cada vez que se veían.
Pero si como el destino le recordara a Harry que no todo en su vida puede ser miel sobre hojuelas Jay tuvo un episodio depresivo, para Harry fue realmente difícil ayudarle ya que su amigo, quien generalmente era el sol de la dupla, se encontraba realmente apagado, como si la luz que irradiaba anteriormente fuese el anuncio de que era una estrella a punto de apagarse, continuamente se encerraba en su habitación tras darle una sonrisa triste o Harry lo encontraba la mayor parte de las veces llorando en silencio mientras veía por la ventana.
- Harry - murmuró Jay en la segunda semana mientras veía por la ventana con una manta encima de sus hombros y sus manos cerradas en los bordes de la manta mientras se abrazaba luciendo como un niño desprotegido en vez del hombre adulto que era.
- Dime - respondió Harry atento a su amigo.
- ¿Has perdido a alguien? -
- Soy huérfano -
- Yo también - suspiro Jay mientras dejaba descansar su cabeza contra sus brazos - ¿No te sientes asfixiado conmigo? -
- ¿Por qué habría de estarlo? - fue su respuesta, Jay soltó una ligera risa y giro para verlo, grandes bolsas oscuras se extendían por debajo de sus ojos enrojecidos por el llanto.
- No lo sé – su voz era suave y baja, como si no le importara encogió sus hombros - podrías estar por ahí de fiesta, pero tienes que cuidarme -
- No te cuido, solo te hago compañía, cómo tú hiciste conmigo - Jay asintió con la cabeza apartando la mirada de Harry para volver a clavarla en la ventana y no volvió a hablar - si necesitas hablar estoy aquí y si quieres estar solo estaré en mi habitación -
- ¿Y si quiero drogarme? -
- ¿Quieres drogarte? - Jay se encogió de hombros mientras intentaba sonreír, pero solo salía una mueca.
- Mañana tal vez -
- Mañana tal vez - repitió Harry viéndolo, por la ventana podía ver los copos de nieve caer lentamente cubriendo el alfeizar.
- Pronto será navidad ¿eh? – murmuro Jay mientras veía los copos de nieve cayendo lentamente enfriando el vidrio.
- Y año nuevo – Harry suspiro al notar que Jay no hablaría más - ¿Notaste que estamos cerca del 2000? ¿Qué nuevas cosas nos traerá el futuro? – generalmente era Jay el que hacia ese tipo de preguntas, pero esta vez Harry considero que él podría hacerlo en vez de su amigo, considero que quizá por esa vez estaría bien hacer los comentarios distraídos que hacía Jay.
- Llevo años esperando el apocalipsis zombie – respondió Jay sintiendo la frialdad que desprendía él vidrio.
- Yo digo que es más probable un Apocalipsis como el de Terminator – respondió Harry tomando asiento en el sofá cercano, Jay soltó una risita baja desde el fondo de su garganta.
- Hombres vs Maquinas inteligentes, supongo que no suena mal –
- Suena mejor a que nos persigan personas muertas, ¿Te has puesto a pensar que si se van descomponiendo ya no tendrían tendones ni músculos? ¿Entonces cómo podrían perseguirnos? –
- Serian muy lentos – respondió Jay con un tono de voz más animado.
- Serian extremadamente lentos o no se moverían –
- Deberías vender tu idea a Hollywood –
- ¿Y hacerme famoso? No, gracias – Jay comenzó a escribir en el aire.
- Robar la idea de Harry anotado – hizo un ademan como si tomara una nota invisible y la puso en su frente, Harry le sonrió y Jay giro la cabeza para devolverle una sonrisa divertida pero sus ojos aun lucían apagados.
Era la cuarta semana del episodio depresivo de Jay cuando ocurrió un incidente, Harry había derramado café en el corredor y vio como el líquido se escurría por debajo de la puerta de Jay, su amigo había salido a dar una caminata por lo que no se encontraba en el departamento.
- Mierda - murmuró Harry caminando rápidamente hacia la cocina para dejar su taza sin café y tomar un trapo que usaban para limpieza y lo guardaban debajo del fregadero, rápidamente regreso al pasillo tomándose un momento antes de abrir la puerta con cuidado solo para limpiar el líquido, fue cuando pudo ver la habitación del castaño, desordenada, con el suelo sucio, con sus zapatos y la ropa desparramados por todo el lugar, en la mesa de noche había un porro a medio terminar a lado de un sándwich o algo que debió ser un sándwich.
- ¿Qué haces aquí? - pregunto Jay tras suyo, Harry dio un brinco girando de inmediato sintiéndose nervioso con el corazón latiendo tan acelerado que lo podía escuchar en sus tímpanos.
- Yo... El café se derramó, solo... Solo quería limpiarlo – comenzó a balbucear.
- No deberías entrar a mi habitación, no te di permiso - Jay lucia enojado, muy enojado - ¿Tocaste algo? -
- No, no realmente - Harry sintió un empujón que lo obligo a hacerse un lado y vio a Jay correr hacia su cómoda dónde había una caja y un retrato de fotografía por encima.
- No debes entrar a mi cuarto, es mi espacio, ¿Por qué deberías hacerlo? – giro a verlo con la mirada llena de enojo.
- Te dije que solo se derramó el café, Jay lo siento – hablo Harry intentando tranquilizarse y usar un tono suave.
- Debes aprender a respetar los espacios de otros, yo nunca te pregunto sobre tu vida ¿Por qué intentas entrar en la mía? – Jay nunca le había hablado de ese modo y Harry comenzó a sentirse molesto.
- Jay no intentaba hacer eso, solo - soltó un gruñido de frustración mientras pasaba los dedos por su cabello - ¿Sabes qué? A la mierda, está bien, si no me quieres más invadiendo tu espacio me marcharé -
- ¿Qué? ¡No!, ¿A dónde te irías? – interrogo Jay con el ceño fruncido.
- ¡No lo sé Jay! ¡Quizá a algún hotel o algo! - intento girar y Jay lo sostuvo del brazo - ¡¿Qué?! – respondió viéndolo molesto, sus ojos verdes brillando con enojo.
- Lo siento - murmuró con un tono bajo y apenado, delgados hilos de agua salada caían por sus mejillas mientras lloraba y su labio inferior temblaba - lo siento Harry, yo... Yo me altere por nada. Perdón, solo... Solo no te vayas – dio un apretón a su brazo antes de deslizar su mano para dejar de tocarlo.
- Jay... – Harry lo vio sintiéndose apenado por haber reaccionado tan molesto.
- O si realmente quieres irte está bien, pero... Pero no hoy, quédate hasta que consigas un lugar ¿Vale? - ambos se vieron a los ojos y Harry escupió un bien antes de abrazarlo con fuerza sintiendo como Jay respondía con la misma intensidad.
Ambos sabían que habían tocado fibras nerviosas del otro, pero ninguno quería perder al otro, no cuando habían logrado llegar a comprenderse de un modo que podría ser difícil para el resto.
Jay lo empujó suavemente librándose del abrazo al cabo de un par de minutos.
- ¿Quieres hablarlo? - pregunto Harry, Jay guardó silencio unos segundos y asintió con la cabeza, ambos fueron a sentarse al borde de la cama y Harry recordó sus sesiones con la doctora en cómo ella había esperado que él hable sin presionarlo, así que decidió hacer lo mismo.
- Mi madre... Ella murió cuando yo era un niño - hablo Jay con la voz quebradiza mientras pasaba sus manos por encima de la tela de sus jeans - mi padre, nos abandonó años antes, mi hermano mayor y yo terminamos en uno de los orfanatos mágicos - sorbió su nariz y Harry invocó la caja de pañuelos que Jay tenía cerca de su cama - gracias - murmuró limpiándose la nariz - mi hermano mayor... Tay... Tayson, era... Era mi superhéroe, me cuido él solo durante varios años – se limpió las lágrimas que continuaban bañando sus ojos - cuando el entro a Ilvermorny lo extrañe tanto y cuando yo entre estaba feliz de estar en su casa, él siempre me decía que éramos él y yo contra el mundo – una sonrisa triste broto fugazmente en su rostro desapareciendo casi de inmediato - a mis 15 tuve el primer ataque maníaco, no sabía qué hacer, me sentía tan agitado, tan feliz, tan osado que de algún modo me inscribí en el torneo de las Américas, la directora estaba furiosa por qué logre saltarme la seguridad - sonrió decaído y volvió a limpiarse la nariz para luego estrujar el pañuelo con su mano - entonces Tay quiso salvarme, él tomo mi lugar en el torneo y lo ganó - exclamó con orgullo - Tay siempre cubría mis errores, luego, durante otro de mis episodios me inscribí en el ejército - Harry sintió como Jay apretaba los puños - Tay como siempre me siguió aunque estaba furioso, podía notarlo, pero nunca me lo reclamo, durante los entrenamientos éramos los mejores pero como siempre Tay resaltaba – tomo aire sacando una voz grave distinta a la suya - "Demonios Jones realmente son los hermanos maravilla" decía el Coronel cada vez que nos veía – guardo silencio un par de segundos mientras negaba con la cabeza antes de tomar aire y volver a hablar - Tay fue ascendido a primer teniente y yo a segundo teniente, recuerdo que nos enviaron en una misión a Medio Oriente, aparentemente teníamos que vigilar a un grupo terrorista que amenazaba a un grupo de civiles en el lado sur, solo debíamos vigilarlos, éramos parte de un escuadrón especial de magos dirigido por el Mayor Williams, entonces todo se fue al carajo - Jay se tomó un par de segundos por qué el llanto le hizo difícil el continuar hablando - fuimos emboscados y el Mayor Williams asesinado, eran unos muggles, nos emboscaron unos muggles – Harry pudo notar como su amigo apretaba los puños con tanta fuerza que sus nudillos se tornaron pálidos marcando sus delgados tendones - tuvimos que evacuar hacia un edificio cercano, yo salí por un momento, solo para comprar algún bocadillo mientras esperábamos a nuestros compañeros y cuando regrese Tay me grito desde la puerta del edificio "es un coche bomba" hubo una gran explosión y... – a medida que hablaba su voz se iba cortando como si le fuese cada vez más difícil respirar hasta que Jay sollozo con tanta fuerza que su cuerpo se sacudió dando pequeños espasmos, Harry dudo durante un par de segundos si era adecuado palmear su espalda así que solo optó por tomar su mano, Jay al notar su toque soltó el puño que había hecho y tomo la mano del pelinegro aferrándose como si fuese la única tabla de salvación en medio del océano - yo mate a Tayson, yo mate a mi hermano Harry mate a mi hermano - Harry apretó su mano con la misma fuerza que Jay apretaba la suya, la cual era tanta que sus dedos se tornaron pálidos.
- No fue tu culpa Jay – murmuró el pelinegro con un tono bajo y suave, Jay comenzó a hiperventilar y bajo la cabeza en medio de sus rodillas para obligarse a respirar soltando así la mano de Harry dejando las marcas de sus dedos en su dorso y un pequeño hormigueo recorriendo la palma, Harry palmeo su espalda suavemente - Jay, Jay respira solo respira - repitió un par de veces hasta que la respiración de su amigo se normalizo - Jay no fue tu culpa – repitió en voz baja y cerca de su oído.
- Si lo fue Harry, si lo fue, yo... Yo lo metí al ejército, por mi culpa está muerto, yo regrese con una baja por salud mental y el en una puta caja - Jay formó un puño con su mano libre y golpeó su muslo repetidas veces llenando el ambiente con un sonido seco - yo lo mate, yo fui - Harry sostuvo su puño en el aire para evitar que continúe lastimándose, podía sentir el inicio de uno de "esos" y no podía permitírselo, no cuando Jay tenía uno de "esos".
- Jay, no mataste a nadie, estoy seguro que tú hermano te amaba y no querría verte así - Harry lo abrazo con fuerza inmovilizado sus brazos, Jay le devolvió el abrazo y continúo llorando en su hombro - está bien Jay solo... Respira -
Pasados varios minutos Jay se alejó limpiando sus mejillas con fuerza, se incorporó y camino hacia su cómoda, tomo el retrato entre sus manos y regreso con Harry.
- Él es mi hermano - le entrego la foto y Harry vio a dos muchachos en la foto, uno de ellos era obviamente Jay aunque con el cabello rubio y casi rapado, sonreía a la cámara mientras a su lado otro chico más alto que él lo abrazaba por los hombros, con el cabello castaño también corto, ojos azules y piel bronceada, era tan parecido a Jay que cualquiera hubiese dicho que eran gemelos - fue la última foto que nos tomaron antes de la misión - en la foto ambos se empujaron juguetonamente en los hombros un par de veces hasta que la imagen se repitió - yo tengo 27 y él siempre va a tener 23 - era la primera vez que Harry escuchaba la edad de Jay descubriendo que era bastante mayor.
- Jay todo pasa por algo yo... No sé, no sé qué más decirte -
- Está bien - Jay sonrió y levito la fotografía al lugar donde siempre estaba, en su cómoda, de frente a su cama - no necesitas decir nada -
- Lo siento - murmuró Harry apenado.
- No lo sientas - Jay suspiro - tengo sueño - se desplomó en la cama con los brazos extendidos - ¿Sabes? A veces tengo pesadillas, a veces aún veo la explosión o la emboscada – una de sus delgadas manos cubrió sus ojos como si quisiera evitar ver algo.
- ¿Quieres saber un secreto? -
- ¿Mhm? -
- Yo también - Harry se dejó caer a su lado, viendo el techo - estuve durante la segunda guerra mágica del Reino Unido -
- La de... Ese tipo de nombre raro, que no tenía nariz... – Jay bajo de inmediato su mano para poder ver a su amigo de reojo aun cuando el pelinegro no lo veía.
- Voldemort - Jay chasqueo los dedos.
- Ese, ¿Estuviste durante esa guerra? No sé mucho, pero sé que alguien lo derrotó, un chico - Harry rio entre dientes amargamente.
- Harry Potter -
- No tú, él... - de repente Jay comenzó a unir piezas, giro de inmediato para verlo asombrado - ¿Eres?... Digo tu... ¿Cómo?... ¿Qué?... - no podía formar una sola pregunta coherente lo que causó que Harry ría suavemente por su expresión confundida.
- Él chico que derroto a Voldemort fui yo, Harry Potter -
- ¿Qué haces aquí? - pregunto Jay atónito pestañeando reiteradas veces.
- Tuve un colapso, terminé huyendo acá y bueno el resto ya lo sabes -
- Pero tú... Eres una especie de héroe nacional allá -
- Lo cual no es nada agradable – admitió con un suspiro - todos los días, todos sin excepción alguna, me llegaban cartas de agradecimiento, pero ¿Alguna de esas cartas valió mis años encerrado con mis tíos? ¿Alguna valió mis años de colegio? ¿La vida de mi padrino, mis padres, mis amigos? No lo sé Jay no... No quiero ser ese héroe - Jay vio como gruesas lágrimas caían por el rostro de Harry hasta mojar el cubrecama donde ambos estaban recostados - ganamos la guerra, pero yo perdí a tanta gente, no puedo dormir por las pesadillas y... Y no puedo formar relaciones - soltó una risa corta y sarcástica antes de llevar ambas manos a su rostro - Dios ni siquiera puedo masturbarme - soltó con una risa ahogada en llanto, Jay lo examinó un par de segundos en silencio hasta que lo vio bajar las manos dejando a la vista de nuevo su rostro y sus ojos inundados en lágrimas.
- Es por eso que intentas hacer todo aquí -
- Si Dios si – extendió los brazos al cielo y volvió a dejarlos encima de su pecho - disfruto el estar lejos, prefiero mil veces el cargar cajas que ni puta idea que contienen a qué tener que firmar autógrafos – hubo un silencio entre ambos que duro tan solo un par de segundos.
- Oh puedo ayudarte con eso, podrías seguir cargando mis cajas y yo firmo los autógrafos - bromeó Jay, Harry giro a verlo enojado por no comprender el ambiente serio en el que estaban, pero de inmediato su enojo se marchó al ver a su amigo sonreír pero no simplemente con los labios, no, sus ojos también sonreían, desprendían el clásico brillo que tenía Jay, atino a golpearlo con suavidad en el brazo - solo digo - se excusó sobando su brazo – ¿Sabes? tenía mis sospechas de que eras alguien importante pero no así de importante -
- ¿Qué sospechas? – pregunto enarcando una ceja.
- ¿El departamento de economía? – respondió como si fuese obvio.
- Ah - Harry rio divertido - estaba cansado de esperar -
- Bueno como sea, Harry si alguna vez quieres contarme, lo que sea, estoy aquí ¿Lo sabes? -
- Gracias Jay, lo mismo digo -
- ¿Amigos corgis? -
- Amigos corgis - Harry agarro la mano del castaño y Jay le devolvió el agarre con firmeza.
Hola de nuevo.
En cuanto a este capítulo originalmente era muy corto así que deje fluir un poco de mi imaginación y agregue un pequeño segmento.
La operación militar que relata Jay si sucedió en la vida real, solo que no en la fecha donde se está desarrollando esta parte de la historia y espero no faltar al respeto a nadie con mencionarla.
Recuerden si están sufriendo de depresión o ansiedad, busquen ayuda, no están solxs, por experiencia les digo que es mejor hacerlo.
Hasta la siguiente.
