Capítulo 28

Hola

Como ya saben si pongo nota al inicio es por una advertencia, aunque en este caso es algo mixto.

Primero les recomendaría escuchar Starman de David Bowie con la primera parte de este capítulo. En cuanto a la segunda parte, a partir de que vean Ω este símbolo pongan la canción de Amygdala de Agust D. Por supuesto escuchar las canciones es opcional, pero les ayudara a adentrarse mejor en la historia ya que la escribí escuchando esas dos canciones.

Por otra parte, en este capítulo se hace alusión a situaciones que involucran consumo de sustancias ilícitas, apuestas y autolesión, si son sensibles les recomiendo saltarse la parte después de ver el símbolo del omega, recuerden busquen ayuda si lo necesitan, recuerden no están solxs.

El episodio depresivo de Jay paso después de aproximadamente un mes, después de eso las cosas estaban bien entre ambos, instalándose una tranquilidad en su amistosa relación.

Y entonces empezó la época maniaca.

No es que Jay no le hubiese advertido a Harry que durante su época maniaca podía llegar a ser más hiperactivo de lo usual, inclusive le había advertido que ante cualquier signo de una actitud peligrosa que atente contra su vida o la de ambos Harry tenía toda su confianza en sedarlo y llevarlo al hospital. Pero Harry no espero que controlar toda la hiperactividad de Jay era una tarea realmente difícil, titánica por decirlo de algún modo, muchas veces era difícil evitar que haga algo que ponga su vida en riesgo como cuando se aparecieron en el río Hudson y tomaron un baño a las 3 de la madrugada por que Jay pensó que era un buen modo de controlar sus pensamientos o cuando Jay lo invito a un trío con personas que acababa de conocer y después de ser rechazado le dijo "tú te lo pierdes" para después meterlo en otro trío más.

Harry pensó que podría tolerar varias cosas por su amigo, pero lo verdaderamente agotador para Harry fue escuchar todas las mañanas por un mes Starman de David Bowie cómo despertador junto con la melodiosa voz de Jay cantando desde la ducha, a las 5 de la madrugada.

- Jay - murmuró Harry parado fuera del baño del departamento en el vigésimo tercer día donde la melodiosa voz de David Bowie llenaba el departamento - quiero dormir - rogó ingresando al baño, tenía la peor jaqueca del mes y la chica de su habitación se había ido apenas escucho la música quizá asumiendo que no lograría dormir.

- ¿Qué? - grito Jay desde la ducha, corrió la cortina del baño y puso pause a su reproductor, sin nada que lo cubra, con gotas de agua formando caminos por su cuerpo delgado y marcado, dio un paso hacia Harry creando un pequeño charco de agua en las baldosas bajo sus pies - ¿Qué? – repitió con los ojos brillantes y su amplia sonrisa en forma de corazón.

- Jay escuchemos a Bowie más rato ¿Quieres? Quiero dormir un poco – pidió el pelinegro frotándose el rostro con una mano.

- Harry ustedes no me dejaron dormir anoche - respondió Jay parpadeando inocentemente - no sé qué le hayas hecho a la chica, pero estoy seguro que fue magia - le guiño un ojo divertido, extendió un mano para tomar su toalla y envolverla alrededor de su cadera.

- Jay por favor - rogó Harry sonrojado por su comentario - quiero dormir un poco antes de ir a trabajar -

- Oh está bien, aguafiestas - bufo Jay llevando su cabello azul hacia atrás, hace un par de días Jay había dicho que tuvo una revelación donde consideraba que el azul era el nuevo look adecuado para él, además que estaba de moda.

- No salgas de casa ¿Vale? - rogó Harry mientras arrastraba los pies para regresar a su cuarto con tal de dormir un poco.

Apenas paso un par de horas antes de que Harry vuelva a escuchar Starman resonando por todo el departamento, estaba bastante seguro que uno de sus vecinos llenaría una queja por el volumen.

- Jay – gruño sin despegar la cabeza de la almohada, soltó un suspiro agotado y se incorporo sintiendo de inmediato el apetecible olor de tocino recién hecho con huevos y tostadas, sintiéndose atraído por el delicioso olor camino hasta la cocina donde Jay cantaba con una sonrisa en el rostro y un sartén en la mano – un día de estos, te juro que voy a romper tu reproductor – suspiro Harry mientras lo veía desde el marco de la puerta, Jay giro a verlo y su sonrisa se amplió.

- No lo harás – vacío el contenido del sartén en un plato – porque ¿Dónde más vas a escuchar Tainted Love? – Harry abrió la boca con sorpresa – te atrape – Jay chasqueo los dedos y soltó una risotada – vamos a desayunar tigre, estoy seguro que debes estar agotado después de tremenda noche –

- Vamos Jay no empieces – rezongo Harry con las mejillas rojas lo cual ocasiono que Jay alce las cejas con picardía, el pelinegro sacudió su cabello azul y comenzó a servir café para él y té para Jay, había aprendido que no debía darle café durante la época maniaca después de la vez que casi ocasiona un accidente con un auto rentado – Por cierto – comenzó cuando dejo ambas tazas en la mesa a la par que Jay dejaba los platos con tostadas, huevos revueltos y tocino aun humeante - ¿Por qué te gusta tanto Starman? – Jay que hasta ese momento estaba a punto de llevarse una tostada a la boca se detuvo y parpadeo repetidamente.

- Por qué mi hermano me conto que cuanto nací no paraba de llorar y el encendió la radio – soltó una pequeña risa – ese momento estaba sonando Starman de Bowie y yo me calmé – sacudió los hombros con una pequeña risa brotando de su pecho – de pequeño solía decirme pequeño Starman – una lagrima solitaria cayo por su mejilla, pero su sonrisa era de absoluta dicha.

- Ya veo… - murmuro Harry pensando que no volvería a pedirle que cambie la canción – por cierto – agrego con un tono animado esperando distraerlo - ¿Cuándo es tu cumpleaños? –

- El 14 de agosto – respondió dándole un gran mordisco a su tostada.

- ¡Pero eso es mañana! – exclamo Harry dejando su taza de café para verlo fijamente.

- Mjm – respondió el peliazul asintiendo con la cabeza mientras masticaba.

- ¿Por qué no me lo dijiste? ¡Debemos hacer algo! – Jay rio y negó con la cabeza.

- ¿Vas a llevarme a cenar a un restaurante bonito en Francia? – bromeo mientras le guiñaba un ojo.

- Si eso quieres – respondió el pelinegro causando una risa mas fuerte en Jay.

- Realmente me arrepiento de no haberte conquistado, que buen novio serias – bromeo después de darle un sorbo a su té y haciendo una mueca por la falta de azúcar, aunque sabía que Harry le había puesto una cantidad suficiente.

- Hablo en serio Jay, debemos hacer algo por tu cumpleaños, cumples 28 ¿verdad? –

- 27 – corrigió el mayor, Harry frunció el ceño confundido.

- Pero la anterior vez dijiste que tu tienes 27 y tu… - guardo silencio al notar lo que estaba por decir, Jay alzo una ceja curioso.

- 26 casi 27 detallitos – agito una mano en el aire para quitarle importancia – como sea, ni siquiera se cuando es tu cumpleaños – agrego al ver como Harry daba un sorbo a su café, tomándolo desprevenido ya que el pelinegro comenzó a toser estrepitosamente.

- ¿El mío? – pregunto una vez paso el ataque de tos.

- No veo a nadie más aquí – respondió su amigo sonriendo ampliamente como si fuese un zorro astuto.

- Oh, bueno – carraspeo un poco y evito su mirada – el mío fue el 31 de julio – murmuro tan rápido y tan bajo que espero no ser oído, por supuesto no salió como esperaba ya que Jay golpeo la mesa con fuerza haciendo temblar los platos.

- Harry Potter – lo llamo con voz fuerte y ofendida – pasamos el 31 comiendo pizza en el puente –

- No es importante, solo siéntate – aseguro mientras le lanzaba una mirada nerviosa, Jay abrió y cerro la boca varias veces con una expresión ofendida mientras ponía ambas manos en su cadera.

- Oye ya, hagamos lo siguiente, vámonos a festejar tu cumpleaños y el mío a un restaurante carísimo y luego a un club – volvió a sentarse – como pudiste ocultarme tu cumpleaños Harry Potter, ah que mal amigo – soltó con un suspiro resignado, Harry rodo los ojos al reconocer el tono de broma de su amigo.

- Bien, vamos a hacer lo que quieras hoy –

- Cásate conmigo Harry – soltó el peliazul guiñándole un ojo, Harry soltó otra risa y negó con la cabeza.

El episodio maníaco de Jay fue algo bastante agotador para Harry, además de algo nuevo, el peliazul iba tan rápido que al pelinegro le era difícil seguirle el paso, tan difícil, un día Jay tenía la maravillosa idea de ir a las Vegas a apostar dinero y al siguiente consideraba que era mejor invertir en el negocio de algún chico que conoció en uno de los clubs que frecuentaban.

Eso significo que ir regularmente a su trabajo fuese sumamente difícil en ese estado, Harry recordaba los días que estaban sobrios, pero le era demasiado difícil recordar los días donde estaban demasiado drogados o alcoholizados, hasta había dejado de asistir a terapia.

Un día cuando Harry regreso de comprar la despensa encontró a Jay rapado, aparentemente el azul había pasado de moda, lo cual aparentemente represento un cambio en Jay ya que su etapa maniaca había disminuido.

Todo parecía ir bien entre ambos, parecía que habían vuelto a la rutina antes del Jay maníaco o antes del Jay deprimido, yendo a ver películas, comiendo en distintos lugares, bebiendo algunos fines de semana, ligando con gente atractiva.

Harry iba de regreso al departamento con un regalo en manos, aunque la semana de Jay había sido hace un par de semanas Harry no le había regalado nada, así que ese día mientras regresaba de dejar las películas alquiladas pudo ver una chaqueta azul marino que sin duda luciría bien en Jay, además de algo que había preparado días antes siendo algo que esperaba sea lo suficientemente significativo para Jay como lo era para él.

- Jay, ya llegué – anuncio con una sonrisa al cruzar la puerta del departamento pero no hubo respuesta - ¿Jay? - camino por la sala esperando ver algún mensaje, usualmente Jay dejaba uno si salía a algún lado, con cuidado dejo la bolsa del regalo en uno de los sofás mientras su sonrisa iba cediendo - Jay ¿Estás aquí? - continuo caminando, primero reviso la cocina y luego el cuarto de su amigo dónde solo se podía ver una chica durmiendo de espaldas a la puerta cubierta con las sábanas - ¿Estás en el baño? – toco la puerta con sus nudillos pero no hubo respuesta, tras intentar bajar la perilla noto la puerta cerrada - Jay, ¿Cuánto tiempo llevas ahí? – su voz se endureció y su sonrisa desapareció por completo reemplazándose por su ceño fruncido, volvió a intentar pero no había respuesta y su corazón comenzó a latir un par de milisegundos más rápido - voy a entrar ¡eh!, así que si estás cagando voy a avergonzarte - no había respuesta y un miedo se iba apoderando de su cuerpo - Jay pasaron 15 minutos – hablo con un tono bajo pero irme empujando la manija hacia abajo con mayor fuerza, seguía sin haber respuesta, saco su varita y con una explosión pequeña y controlada la manija cedió, Harry ingreso al baño escuchando un chapoteo bajo sus pies. Ω

Mientras sus ojos recorrían el pequeño baño de repente el aire se volvió pesado y no quería entrar en sus pulmones, el mundo, el mundo se sentía tan pesado.

- ¡Jay! - grito obligándose a reaccionar, venciendo al miedo que había congelado su cuerpo, dio dos grandes zancadas hacia el cuerpo pálido de Jay, recostado en la bañera que había insistido en instalar, con el agua cubriendo su rostro - ¡Jay! No, no, no, no, no - repetía mientras metía las manos en la fría bañera sujetando los hombros de su amigo para tirar de él sintiendo como sus dedos resbalaban - Jay, Jay despierta, vamos despierta - su cuerpo se sentía frío, haciendo uso de toda la fuerza que le fue posible reunir intento sacarlo de la tina, sintiendo que el cuerpo de su amigo era demasiado pesado, intento dos veces hasta que la tercera logro sacarlo mojándose por completo - ¡Jay! Jay, vamos despierta - golpeó su rostro con la palma de su mano mientras lo sujetaba entre sus brazos sintiendo la frialdad del agua traspasar su cuerpo y juntarse con la de su piel.

- ¿Por qué gritas? - murmuró una chica detrás suyo con un tono adormilado, al ver al pelinegro de rodillas en el suelo con el chico pálido en sus brazo soltó un grito - él... Él está... -

- LLAMA UNA PUTA AMBULANCIA O HAZ ALGO UTIL - rugió Harry con el rostro empapado en lágrimas y agua, sus gafas dificultándole la visión, la chica salió corriendo y Harry la podía escuchar de fondo intentando dar explicaciones mientras hablaba por el teléfono, luego la sintió regresar a toda prisa.

- RCP, necesitamos darle RCP - repitió con una voz nerviosa, Harry soltó a Jay en el suelo y juntó sus manos viendo él pecho de su amigo sin saber que hacer o como colocar sus manos - yo sé, aparta - la chica se arrodilló a lado de Jay y comenzó a aplicar el masaje cardíaco, Harry sentía su garganta seca y no podía controlar el llanto, tampoco sus sollozos.

Todo paso muy rápido, pronto la ambulancia llegó y se llevaron a su amigo, Harry alcanzo a subirse con los paramédicos en la ambulancia sintiéndose como un zombie, una vez que cruzaron la puerta de triaje y le negaron el ingreso solo pudo dar vueltas en la sala de espera creando un rastro de gotas de agua por su ropa aun mojada, preguntando a quien sea que estuvo cerca de Jay como estaba, la respuesta era la misma, estamos valorándolo.

Harry estaba en la sala de espera, con el cuerpo mojado y un temblor en sus manos que no cedía, aún en shock por lo que había pasado, Jay estaba bien días anteriores, ¿Verdad? No había señales de lo que... No, no Jay...

- ¿Familiares de Jason Jones? - llamo un doctor, Harry se incorporó de inmediato casi pareciendo que salto de la silla.

- Soy yo - sentía la garganta adolorida, ¿Había gritado?

- Lo lamento – expreso el medico colocando una de sus manos encima del hombro del pelinegro - hicimos todo lo posible pero el señor Jones simplemente no pudo aguantar -

- ¿Qué? -

- Los trámites para que pueda llevarse el cuerpo comenzaran cuando terminemos el acta de defunción, lo lamento – el hombre quito su mano del hombro del pelinegro que solo tenia una expresión de confusión.

- ¿Qué? – repitió - Jay... Está... ¿Está muerto? – murmuro con un hilo de voz mientras sentía su cuerpo tan pesado y la garganta tan seca que fue como si lo cambiaran de planeta.

- Lamento su perdida - Harry no recordaba mucho después de eso, solo algunos fragmentos de él gritando e implorando por ver a Jay, como si su mente hubiese decidido que no debía experimentar toda la montaña de rusas del momento, como si hubiese considerado que era el mejor método para mantenerlo a salvo.

Lo siguiente que Harry recordaba era abandonar el hospital con una caja llena de cenizas en las manos y la mirada perdida en la caja, desde que ingreso al hospital con Jay en esa camilla no había regresado al departamento, la ropa anteriormente mojada ahora había secado en su cuerpo dejándole un leve olor a humedad que ni siquiera le importaba.

Los recuerdos eran cada vez más difusos, recordaba estar en el departamento llorando mientras sostenía el regalo que debía entregarle a Jay, un portarretrato con dos perros corgis al frente, tallado en la madera de una manera tan delicada y cuidadosa que era bastante linda, además de una foto de ambos.

Había días donde Harry recordaba estar lo suficientemente drogado y ebrio para ver la foto y hablarle como si aún estuviera ahí. Había días donde estaba lo suficientemente sobrio para ver las cenizas y gritarle por su egoísmo para luego llorar descontroladamente sintiéndose culpable por gritarle a su amigo.

No supo cuántos días realmente pasaron hasta que se encontró vagando por una cornisa sintiendo el viento golpeando su rostro y la sensación de tranquilidad recorriendo su cuerpo, una sensación que no había tenido en días o quizá semanas lo llenaron de pies a cabeza

- Jay, ¿Debería saltar? - pregunto al vacío dejando que su vista se pierda en las luces brillantes de la ciudad, siendo más notorias por la capa de oscuridad que proporcionaba la noche, sintiendo sus piernas tan relajadas estuvo a punto de dejar caer su cuerpo cuando sintió unos dedos delgados sostener su muñeca tirando su cuerpo con tanta fuerza que cayó rendido a los pies de otra persona - ¿Quién? - murmuró elevando la mirada, encontrando los ojos azules de la doctora Meyers.

- Lo siento Harry - pronuncio antes de noquearlo.

La siguiente vez que Harry despertó fue en el hospital de nuevo, solo que esta vez era su vieja habitación del psiquiátrico y sentía su cuerpo demasiado sedado para moverlo.

- ¿Por qué? - murmuró viendo el techo.

- Harry ya despertaste, ¿Cómo te sientes? - pregunto la voz de la doctora desde algún punto de la habitación que Harry no alcanzaba a ver.

- ¿Por qué? - repitió con lágrimas cayendo por su rostro, rodando los costados de su rostro hasta caer en la almohada - ¿Por qué Jay está muerto y no yo? -

- Harry escúchame, tuviste un colapso, necesitas… - Harry intento moverse, realmente lo intento, pero no podía.

- Por favor, por favor, por favor, solo déjeme morir, solo déjeme morir - repetía con la voz estrangulada mientras cerraba los ojos y las lágrimas continuaban brotando de sus ojos.

Hola de nuevo.

No sabia en que momento subir este capítulo, actualmente es un momento difícil para mi ya que perdí a alguien muy cercano, es otro de los motivos también de mi ausencia en cuanto a las actualizaciones.

¿Alguien ha escuchado de la agria espera?

Me refiero a que todos oímos o leímos sobre la "dulce espera", que es cuando alguien espera un nuevo miembro en la familia, una nueva vida.

Pero, durante estos días, estuve pensando ¿Hay un termino para cuando esperas la muerte? No solo la propia, la de alguien más, probablemente de un ser querido. Por que la espera de la vida es dulce, pero la espera de la muerta se torna agria, no sabes cuando va a llegar, ni siquiera sabes si será doloroso o no, solo te toca esperar y rogar, rezar y rogar a quien sea que pueda escucharte para que esa persona, sea quien sea, no sufra y pueda alcanzar lo que sea que este mas allá. Por que puede parecer cruel esperar la muerte, pero todos los caminos tienen un final y solo nos queda esperar que ese final no sea malo, probablemente es razón por la que la mayoría le teme a la muerte, no le teme al fin, le teme a que ese fin sea doloroso.

A veces queda aceptar que si en la muerte ya no esta el dolor, se convierte en una mejor opción que continuar sufriendo. Alguien dijo una vez que la vida es como el ajedrez, que tienes que saber que jugadas hacer para ganar y cuando rendirte. Por que el ajedrez al igual que la vida tiene un comienzo, tiene una lucha, tiene estrategias, errores, victorias y tiene un final.

Siempre nos han enseñado a no rendirnos, pero cuando tu vida se torna en una completa agonía y sufrimiento, sin una luz al final del camino, ¿esta bien prolongar el sufrimiento?

Sin embargo, si tienes aun algo ahí, algo por lo cual continuar y luchar, aférrate, sujeta con fuerza ese pequeño rayo de esperanza y no lo dejes ir, vive, lucha, llora, triunfa y aprende.

Con todo eso dicho ¿Era necesario lo de Jay? Lamentablemente si, escribí esta historia demostrando que no todo en la vida puede ser bueno y que dentro de lo malo también hay cosas buenas. Si alguien sufrió por Jay créanme que yo también lo hago porque es un personaje al que llegué a tomarle mucho cariño y lo escribí durante una época bastante difícil para mí, así que el perderlo acá de algún modo también fue difícil para mí.

Las primeras líneas parecerán carecer de sentido, pero necesitaba escribirlas y hacer real que su presencia marco mi vida. Gracias y hasta siempre "Tatay" N. A. E. 22-07-2023

Por otro lado, a partir de este momento terminan los recuerdos de Harry y volvemos al "presente" por así decirlo así que cuídense y…

Hasta la siguiente