Capítulo 30
Apenas Harry regreso a su departamento un cálido sentimiento recorrió su pecho, la sonrisa que iluminaba su rostro no había desaparecido desde que se despidió del rubio y su mente no se sentía tan atiborrada de sentimientos negativos como era usual.
- No quiero interrumpir tu momento de fascinación, pero te dije que hablar con alguien más ayudaría - expresó la voz en su cabeza con cierto tono emocionado.
- Debo admitirlo Jay, tenías razón - murmuró mientras tomaba asiento en su sofá recostado por completo su espalda en una postura relajada.
Una cosa que no había contado, a nadie, es que después de revivir o bueno, después de la situación en King Cross con Dumbledore, era totalmente capaz de ver fantasmas, pero no como los de Hogwarts, sino como una especie de reminiscencia de fantasmas, de almas, de personas que en vida no pudieron cumplir algo, personas que no podían alcanzar lo que sea que estuviese más allá de la muerte y sin embargo no podían materializar figuras corpóreas como lo hacían los fantasmas de Hogwarts.
El momento en que lo descubrió fue la semana siguiente que regreso a Hogwarts, inicio manifestándose con un dolor de cabeza tan intenso que lo noqueó para cuando pudo despertar noto como se encontraba rodeado de todos los profesores preguntándole si estaba bien con una evidente mueca de preocupación en sus rostros, fue al incorporarse, mientras aseguraba que se encontraba bien, que de repente pudo ver figuras que se asemejaban a gente que él había visto durante la batalla de Hogwarts, gente que también recordaba haber visto sus cadáveres.
Por supuesto no hablo con nadie, nunca le contó a nadie que podía ver a más personas que se suponía debían estar descansado, y así también cerró su mente para hacer como que nada sucedía, en un intento desesperado por convencerse de que solo era producto del shock y ninguna de esas "almas" le hablaba.
Mientras estaba internado en el psiquiátrico, la segunda vez, después de la muerte de Jay, había intentado acabar con su vida, fue entonces cuando su amigo se materializó y le rogó que no lo hiciera, Harry, que hasta ese momento se sentía extremadamente triste y sedado, pudo sentir como toda la química en su cerebro cambiaba de la tristeza desgarradora a un estado de ira desmedida dirigida, por supuesto, hacia la figura de su amigo, le gritó que se vaya, le reclamo varias veces el por qué decidió acabar con su vida y Jay solo le imploro en medio de las acusaciones que no siga sus pasos y que lea su diario, una libreta azul desgastada que tenía debajo del colchón de su cama en su viejo departamento y fue después de esa petición que Harry nunca más pudo volver a verlo.
Sin embargo, semanas después, cuando fue dado de alta y decidió retornar a Londres, que fue capaz de volver a escucharlo, era más una voz que solo sonaba dentro de su cabeza, como una radio lejana que con el tiempo parecía que aumentaba el volumen y Harry sabía que era Jay, muy en el fondo sabía que no era alguna alucinación suya, estaba seguro que era él. Aun así, Harry nunca le dijo que lo perdonaba ni intento volver a hablar de la vez en la que se presentó antes de acabar con su vida y Jay nunca volvió a materializarse frente a él.
- ¿Que planeas hacer cuando lo recojas? –
- No lo sé - admitió Harry sintiendo que la adrenalina y la felicidad iban disminuyendo lentamente dando paso a las preocupaciones de siempre eliminando poco a poco esa calidez que había experimentado - Oye Jay, ¿Esto es de verdad? No estoy soñando ¿Cierto? O... En el psiquiátrico de nuevo – murmuro lo último con apenas un hilo de voz, eso le pasaba a veces, al menos después de ser dado de alta tenía momentos dónde la realidad no lo parecía y se perdía por momentos dentro de su propia mente.
- Todo es real amigo, te lo aseguro - respondió Jay con voz calmada.
- Creo que lo llevaré a ver una película -
- ¿Y luego? -
- Podríamos comer algo -
- ¿Y luego? -
- Podría llevarlo a su departamento -
- ¿Y luego? – repitió por tercera vez con cierto tono impaciente.
- ¿Qué quieres preguntar Jay? - escupió Harry con una jaqueca naciendo en medio de sus cejas obligándolo a fruncir levemente el ceño.
- Quiero saber si van a coger para que yo me vaya y no me tomé desprevenido cómo la primera vez, oh dios fue tan - soltó un sonido de desesperación y Harry casi pudo imaginarlo agitando sus hombros con un escalofrió fingido, como lo hacía hace tiempo - sabes que no me gusta mirar –
- Jay - lo llamo Harry viendo el techo - ¿Tú puedes materializarte? Cómo lo hiciste en... Ya sabes, y ¿Estás conmigo todo el tiempo? - era la primera vez que hablaban de eso, hubo un silencio que a Harry le hizo pensar que su amigo se había esfumado de nuevo, perdiéndose en su mente o donde sea que se encuentre.
- Si y no - respondió la voz de Jay después de un momento - Si estoy contigo, pero a veces voy a darme una vuelta, ya sabes, por los alrededores, además tengo un rango para alejarme de ti, cuando lo excedo me siento – Harry escucho algo similar a un quejido - ¿Cansado? O algo así y regreso, en cuanto a lo de aparecer... Lo intente, pero no me deja, algo me detiene y no amigo no puedo – expreso lo último con un tono afligido, Harry asintió con la cabeza y una parte de su mente supo que era por qué Harry no se lo permitía, mantenía sus barreras mentales lo suficientemente altas para evitar ver o escuchar a cualquier "espíritu", aunque aparentemente Jay era un espíritu bastante insistente que si podía hablarle cuando quisiera - Volviendo al tema, si lo van a hacer por favor Harry avísame, di que quieres té en vez de café o algo, aunque... Merlín ahora tiene sentido por qué todas las chicas que invitabas salían temblando - había un tono de burla en su voz y Harry deseo que estuviera presente para darle un golpe en el brazo por su mala "broma".
- Voy a dormir ¿Vale? - murmuró cerrando los ojos mientras recostaba su cabeza en el respaldar del sofá relajando su cuerpo lo suficiente para sumergirse en un placentero sueño sin pesadillas.
Por la noche, con el viento soplando suavemente, Harry esperaba afuera del supermercado con otra chaqueta cubriendo su torso, a medida que veía a la gente pasar intento mantener su nerviosismo a raya, espero durante varios minutos, tantos que había optado por dar un par de pasos para evitar que sus piernas se entumezcan, llegando a pensar que el rubio realmente se había marchado, todo con tal de evitarlo.
- Está adentro, pero ocupado - le informo la voz de Jay, Harry frunció el ceño e ingreso al supermercado ignorando el letrero de cerrado, muchas de las luces estaban apagadas y solo en el fondo podía ver la figura de un joven trapeando el suelo.
- Hey - saludo cuando estuvo lo suficientemente cerca, Draco giro de inmediato con el rostro asustado y el trapeador en manos en modo defensivo totalmente dispuesto a golpearlo con el mango de ser necesario.
- Merlín Potter casi te golpeó con el trapeador o algo - soltó con un suspiro aliviado mientras relajaba los hombros - Era mi turno de limpiar – agrego.
- ¿Y por qué no con magia? - Draco señaló con la barbilla una cámara de seguridad instalada en una de las esquinas cercanas - ah ya - soltó Harry comprendiendo que para los muggles no sería sencillo entender que un trapeador se mueva por sí solo - ¿Necesitas ayuda? - pregunto viendo que aún le faltaba un pasillo.
- ¿Sabes trapear? - pregunto el rubio mientras apoyaba su barbilla encima del mango del trapeador, Harry soltó una risita y se quitó la chaqueta para luego anudarla en su cadera.
- Te sorprendería lo que se hacer - respondió guiñándole un ojo - ¿Dónde están los trapeadores? - Draco señaló con la barbilla un cuarto al otro lado del pasillo y Harry fue en silencio por otro trapeador, regresando de inmediato con el rubio
- Vaya, San Potter ayudándome con mis tareas de damisela en peligro, ¿No tienes otro sindicato de elfos que salvar? -
- Oh no, Hermione se encarga de eso, a mí me gusta encargarme de los chicos bonitos con ojos grises y cabello rubio - respondió Harry siguiéndole el juego mientras mojaba el trapeador y lo pasaba por la cerámica del suelo.
- Potter ya en serio, ¿Qué haces aquí? - gruño el rubio sujetando su trapeador con tanta fuerza que sus nudillos palidecieron aún más, Harry detuvo por un momento el movimiento de sus brazos y lo vio a los ojos con calma mientras recargaba parte de su peso en el trapeador.
- Te ayudo, realmente no me molesta hacerlo ¿Sabes? –
- Pero a mí sí, no deberías estar aquí y menos conmigo - Harry dejo el trapeador apoyado en una repisa y camino hasta colocarse frente al rubio sintiendo como el más pálido contenía el aliento por solo un par de segundos.
- ¿Sabes que puedo irme en cuanto me lo digas? Solo dímelo y lo haré - Draco trago saliva mientras tensaba la mandíbula, era bastante claro que no podía decirlo y eso era por qué no quería decírselo, Harry alzo una de sus manos para tomarlo del cuello, usando suficiente fuerza para atraer su rostro y unir sus labios saboreando algo de menta en ellos, al finalizar el beso el rubio pestañeo rápidamente logrando que Harry desee besarlo de nuevo.
- ¿Y eso por qué fue? - murmuró Draco sin quitar los ojos de los labios del pelinegro.
- Te prometí uno cuando viniese por ti - respondió aún cerca, con sus dedos aun pegados a la suave piel de su cuello realizo una pequeña caricia sintiendo de inmediato como los músculos por debajo de su piel se tensaban - ¿Qué quieres hacer conmigo Draco? – murmuró sin quitarle la mirada de encima.
- ¿En este momento? - Draco trago saliva sintiéndose hipnotizado por la manera en la que los labios del moreno se movían al hablar - Tengo varias ideas para la cosa que está presionando la mía - empujó su cadera con más ganas arrancándole un gemido al pelinegro - Pero tengo que terminar de limpiar el maldito pasillo y tú vas a ayudarme por qué sino voy a terminar manchando mi ropa - Harry rio ante la sinceridad del rubio y depósito un suave beso en la punta de su nariz.
- Vale – lentamente deslizo su mano hasta dejar de tocarlo y se alejó para continuar trapeando el piso como si nada hubiese pasado.
Draco lo vio un par de segundos antes de obligarse a reaccionar y continuar limpiando.
Cuando el piso estuvo bastante limpio Draco le ordenó esperarlo fuera del supermercado mientras él cambiaba su uniforme y cerraba todo.
La noche claramente había avanzado descendiendo así unos cuantos grados de la temperatura, a pesar de que el viento soplaba menos que antes Harry por un momento extraño el ambiente cálido de Los Ángeles.
- Ah como olvidar la vez que nos emborrachamos y nadamos en el Hudson - suspiro Jay en su mente, Harry soltó una sonrisa y soplo aire cálido contra sus manos, estuvo a punto de responder cuando sintió un toque en la mitad de su espalda obligándolo a girar de inmediato.
- Eso fue por el susto de hace un rato - aviso Draco con una sonrisa burlona, Harry relajo su cuerpo y se acercó para cerrar el cierre de su chaqueta que iba usando el rubio - ¿Y bien Potter? ¿Qué planeabas hacer después de rescatarme de mi castillo? - Harry tomo las manos del rubio sintiendo la frialdad de su piel, sin pensarlo dos veces comenzó a frotarlas entre sus palmas para brindarle algo de su propio calor.
- Quería ir al cine, pero es tarde, así que, ¿Qué te parece una caminata por Londres? - Draco alzó una ceja y la barbilla de manera desafiante.
- ¿Querías invitarme a una cita? -
- Ajá - respondió Harry sin soltar sus manos.
- ¿Y qué te hizo pensar que aceptaría? –
- Oh, que realmente no puedes resistirte a mi - bromeó con una media sonrisa, Draco quito sus manos de inmediato y rodo los ojos.
- No te vayas a lastimar de tanto golpearte la espalda Potter - soltó con una sonrisa burlona.
- ¿Sabes? Realmente me encanta cuando sonríes - expreso el pelinegro, Draco lo vio sorprendido borrando su sonrisa - Me gusta mucho -
- Estás loco -
- Oh creí que eso quedó claro después de que te dije que estuve en un psiquiátrico - intento bromear, pero Draco no reía, es más parecía como si no le hubiese hecho nada de gracia la broma - Es una broma, no de mis mejores – añadió al notar como una pequeña arruga se formaba entre las cejas del rubio.
- Vale, ya, bueno como sea Potter no puedo quedarme a jugar a lo que sea que quieras jugar, tengo trabajo por hacer - hablo metiendo sus manos en los bolsillos de la chaqueta que llevaba puesta girando sobre sus talones para comenzar a caminar.
- ¿Qué trabajo? - pregunto Harry no tardando nada en situarse a su lado derecho.
- Ya sabes lo usual, leer algo en la taza de té para unos cuantos muggles, ofrecer mi cuerpo a quien tenga dinero, lo usual – respondió mientras encogía los hombros de manera despreocupada.
- ¿Por qué? - pregunto Harry sin ni una pizca de reproche, solo con un tono de curiosidad.
- ¿Por qué tengo deudas? Después de toda la mierda que sucedió, quedé sin dinero, pensé que había sido obvio considerando que viste dónde vivo -
- Puedo preguntar ¿Qué sucedió con tu Mansión? - Draco se detuvo de golpe con la mirada perdida en el horizonte y Harry también detuvo sus pasos girando la cabeza lo suficiente para observarlo.
- ¿Por qué te importaría? – expreso con un tono serio, mandíbula tan tensa que los músculos de su cuello se marcaban lo suficiente para ser visibles.
- No necesitas decírmelo si no quieres – aseguro con un tono tranquilo evaluando los hombros tensos del rubio, Draco soltó un suspiro agotado y palpo sus bolsillos en busca de algún cigarrillo.
- Vas a enterarte de todos modos así que da igual - encontró uno y se aseguró de que estuviera intacto - El Ministerio considero que una pena en Azkaban y mis padres muertos no eran suficientes, consideraron que era mejor entregar toda la fortuna familiar a los damnificados de la guerra - busco un encendedor por sus bolsillos cuando vio una pequeña llama encendida delante suyo, Harry había creado fuego con la punta de su varita al notar que eran los únicos en la calle, Draco encendió su cigarrillo y vio alejarse la varita del pelinegro, tras dar una larga calada saboreo el humo agrio contra su paladar y dejo salir el humo por sus fosas nasales - Quedé sin un solo galeón, no tenía nada, solo la Mansión, pero habían muchas cosas por reparar y todos los elfos se fueron, mi madre los libero después de Azkaban, pero en fin, había mucho daño y nada de dinero, así que vendí unas cosas y me mudé aquí, intenté terminar Hogwarts pero - se encogió de hombros - no tenía dinero para continuar así que lo deje y busque trabajo de lo que sea, fue cuando note que mi cuerpo conseguía más que mi trabajo duro y tuve que tomar la decisión más coherente - Draco no lo miraba, solo miraba al frente sin dejar de fumar.
- Lo... –
- Si vas a decir que lo sientes una vez más voy a poner el cigarrillo en tu garganta - Harry trago saliva ante el tono amenazante.
- ¿Hay algo que pueda hacer? –
- ¿Cuánto dinero tienes en tu cuenta bancaria? – soltó con un tono burlón antes de darle otra calada al cigarrillo.
- Cientos, quizá millones - respondió de inmediato el pelinegro, Draco rio entre dientes y lanzo el cigarrillo al suelo para apagarlo con la suela de su zapatilla
- Era una broma Potter, no quiero tu caridad -
- No es caridad Draco es... Solo es dinero - Draco lo miro de inmediato permitiéndole Harry ver la ira y el dolor pasar por ese par de tormentas.
- ¿Sabes algo? Jodete, tú y tu estúpido dinero pueden irse a la mierda - espeto frunciendo el ceño y se marchó dando zancadas, Harry dudo si seguirlo o no, pero al final no lo hizo, pudo notar por lo tenso que lo vio y por el tono que utilizó que para el rubio era un tema demasiado complicado.
- Si quieres un consejo, no sabría darte uno - aviso Jay desde su mente - Aunque se de alguien que podría... -
- Jay, yo no... - Harry trago saliva y se acomodó el cabello hacia atrás viendo momentáneamente el cielo oscuro, sintiéndose incapaz de finalizar la oración.
Camino un par de cuadras hasta que pudo aparecerse en su departamento y camino varias veces por la sala, pensando en que había hecho mal y en todo lo que había dicho, pero simplemente no tenía sentido para él. Agotado tomó el teléfono de la sala y dudo un par de segundos antes de marcar un número que sabía de memoria.
- ¿Aló? - contesto una voz femenina al otro lado de la línea.
- ¿Doctora Meyers? Es... Soy... Soy Harry, Harry Potter - dijo nervioso mientras sus dedos no paraban de jugar con el cable del teléfono, no había hablado con ella desde que tuvieron una especie de discusión y la doctora le entrego un papel con su número de teléfono privado.
- Harry - la voz de la mujer sonaba entre aliviada y adormilada.
- ¿Es muy tarde allá? - consulto el reloj que tenía en la sala y comprobó que sí, era tarde - Lo siento si... -
- Descuida Harry, dime, ¿En qué puedo ayudarte? -
- Yo... Necesito consejo, pero, pero ya no estoy en Los Ángeles, regrese a Londres -
- Y debo asumir que un vuelo será complicado para ti, está bien déjame, déjame liberar mi agenda para mañana a las 9, ¿Tienes tiempo? -
- Si, si - respondió apresurado.
- Bien, ¿Tienes una chimenea donde te estés quedando? -
- Ah sí tengo una - respondió Harry lanzándole una mirada distraída a la chimenea.
- Bien, si me proporcionas tu dirección me asegurare de establecer una conexión segura, ¿Estás bien con eso? -
- Claro - respondió Harry y le dictó su dirección - Doctora realmente no quiero... -
- Es un gusto escucharte de nuevo Harry - interrumpió la mujer - Mañana hablaremos con calma, intenta descansar –
- Usted también, hasta mañana - se despidió Harry y colgó el teléfono, sentía sus manos temblorosas y su corazón martillando con fuerza contra sus tímpanos.
Tras dar un suspiro se paso ambas manos por el cabello intentando relajarse, aunque sea un poco y camino hacia su habitación esperando conciliar el sueño.
Hola.
Jay volvió :D/ aunque no de la manera esperada debo admitir. La siguiente semana puede que sea algo difícil para mi actualizar por ciertas situaciones, sin embargo, hare el esfuerzo por publicar al menos un capítulo.
Hasta la siguiente ^^
