Capítulo 31
Al día siguiente Harry se sentía fatal, como si hubiese ido de fiesta durante tres días seguidos, casi ni había dormido y su cuerpo se sentía demasiado agotado, aun así, se obligó a permanecer consciente hasta que a las 9 AM su chimenea comenzó a chisporrotear creando una ligera llama y en medio de las brasas apareció el rostro de una mujer, de inmediato Harry tomo asiento en el suelo quedando frente a la chimenea.
— Harry — saludo la mujer con voz calmada mientras las brasas se acomodaban de un modo como si el rostro sonriera.
— Doctora Meyers, yo... — trago saliva intentando arreglar el nudo que se había formado en su garganta.
— ¿Cómo has estado? —
— Bien, bien dentro de todo — inconscientemente comenzó a jugar con sus dedos como lo haría un niño pequeño.
— ¿Pesadillas? —
— No, no muchas, solo ocasionalmente — aseguro bajando la mirada hacia sus dedos.
— ¿Algún cambio que haya ocasionado ese ocasionalmente? — Harry asintió con la cabeza mordisqueo su labio inferior antes de volver a hablar.
— Es justo del cambio que quería hablar — murmuró avergonzado, casi podía imaginar a su antigua terapeuta verlo con calma mientras cruzaba las manos encima de su regazo, entonces comenzó a relatar todo desde que había llegado a Londres, omitiendo las partes donde Jay le hablaba o la vez del primer encuentro íntimo con Draco, al finalizar espero en silencio la respuesta de la doctora.
— Parece que muchas cosas te sucedieron desde nuestra última sesión — comenzó ella y Harry asintió suavemente con la cabeza — bueno, primero felicitaciones por regresar a Londres, sabemos que requirió mucha fuerza mental para hacerlo así que me alegro por ti Harry — el pelinegro pudo imaginarla revisando su libreta de apuntes — en cuanto al tema de tus amigos, ¿Les comentaste dónde estuviste todo este tiempo? —
— No, ninguno lo sabe — respondió velozmente.
— ¿Deseas que lo sepan? — el sonido de las chispas causadas por la brasa cubrió parte del silencio que se formo cuando Harry no supo que responder.
— Aún... Creo que aún no, lo siento muy mío —
— Comprendo — las llamas chisporrotearon una vez más — con respecto al Señor Malfoy, según lo que me contaste el atraviesa momentos muy difíciles, la muerte de sus padres aún se siente fresca y por lo que describes parece tener similitudes con tu estado anterior —
— ¿Mi estado anterior? — pregunto confundido alzando la cabeza para ver el rostro entre las brasas.
— Cuando llegaste a Los Ángeles, negando todo lo relacionado con tus traumas — Harry lo pensó un poco y le encontró sentido — no puedo decirte más del Señor Malfoy ya que no lo conozco, sin embargo, puedo hacerte está pregunta, ¿Cómo te hubieses sentido tú en su lugar? —
— ¿Yo? — Harry se señaló0 con el dedo índice — ¿Si perdiera todo el dinero? O... —
— No Harry, ¿Cómo te sentirías tu si el día de mañana pierdes todo contacto con quiénes conoces y no sabes que hacer, tampoco tienes dinero y tú estatus en el mundo mágico es tirado por los suelos? — Harry lo pensó detenidamente mientras bajaba la mano hasta apoyar su muñeca contra su muslo.
— Me sentiría como la mierda —
— Y si después de eso solo llegará el Señor Malfoy a ofrecerte reparar todo sin pedir nada a cambio llegando incluso a recalcarte que el dinero solo es dinero — Harry comprendió lo que había dicho mal día anterior y quiso que el mundo lo aplastará, que una porción de tierra emergiera de la nada y lo sepulte.
— Visto desde ese punto, yo... Realmente metí la pata — respondió, las llamas volvieron a chisporrotear y el rostro sonrió levemente.
— Ahora que sabes en qué pudiste equivocarte deberías ser capaz de arreglar las cosas, recuerda la responsabilidad afectiva Harry, tal parece tu y el señor Malfoy tienen muchísimas cosas que hablar —
— Si, tenemos que — respondió Harry ansioso — gracias, gracias doctora yo... — se rasco la nuca nervioso sin saber que más añadir.
— Está bien Harry, cuando tengas algo más que quieras hablar estoy a una llamada de distancia —
— Gracias — repitió.
— No olvides tomar las pociones en caso de ser necesarias — añadió la doctora con un tono serio.
— Descuide — Harry esbozo una sonrisa tímida antes de que el rostro de la doctora desapareciera de las brasas, el pelinegro dejo caer su cuerpo hacia atrás con los brazos extendidos a los costados — debo ir por el —
— Ahora no, si te apareces en su trabajo así solo lograrás que te hechice — aviso la voz de Jay.
— ¿Cómo estás tan seguro de que va a hechizarme? — pregunto Harry viendo el techo y por un momento imaginando que Jay se recostaba a su lado.
— Por qué después de ayer y con lo que la doctora dijo hoy te aseguro que yo quiero hechizarte.
— Ayer parecías muy de acuerdo conmigo — soltó Harry frunciendo el ceño con una media sonrisa de extrañeza.
— No vivas en el pasado Harry — respondió Jay y Harry casi lo imagino agitando su mano como si le quitara importancia al asunto — cómo sea, ve en su horario de salida, habla con él y si todo va bien yo me iré a dar una vuelta por la ciudad.
— Bien — murmuró Harry relajando su expresión.
Ser paciente nunca fue de sus mejores cualidades, de hecho, ser impaciente era parte de sus más grandes defectos, pero esta vez hizo todo su mejor esfuerzo para mantener sus ganas por ir tras el rubio hasta que sea su horario de salida, fue así que a las 6 en punto estuvo plantado en la puerta principal del supermercado.
— Hola, eh disculpa — llamo Harry al guardia de seguridad, el chico lo vio de pies a cabeza un segundo — ¿Está... Draco? ¿Rubio, alto, ojos grises? — pregunto temeroso.
— Si, está, ¿Por qué no entras?
— Oh, yo... Puedo esperar — intento esbozar una media sonrisa, pero solo tuvo un ligero temblor en la mejilla.
— ¿Tuvieron una pelea? — pregunto el chico alzando una ceja confundido.
— Ah, sí, algo así — el guardia soltó un pequeño suspiro antes de volver a hablar.
— Mira en 5 minutos tendrá que sacar la basura, puedes encontrarlo al otro lado de la tienda — señaló un corredor angosto que aparentemente llevaba detrás de la tienda — si lo encuentras yo nunca te dije nada.
— Gracias — suspiro Harry con una enorme sonrisa en el rostro, el guardia solo asintió con la cabeza y dirigió su mirada a un cliente que ingresaba, Harry camino por el corredor hasta la parte trasera del supermercado donde espero con la espalda recostada en una pared intentando no mover su pierna por la impaciencia fue cuando vio a Draco salir arrastrando un contenedor largo de basura que se enderezó de inmediato — Draco — lo llamo, el rubio giro de inmediato al escuchar su nombre.
— ¿Cuál es tu maldito problema? — siseo con el ceño fruncido — ya déjame en paz por el amor de Merlín — volvió a girar y comenzó a vaciar las bolsas de basura dentro de otro contenedor arrojándolas con fuerza.
— Draco solo quiero hablar, lo juro, ayer... Ayer tuve tiempo de pensar y…
— No me importa si lo pensaste o no Potter jodete y vete — respondió a la defensiva aun arrojando las bolsas.
— Draco por favor, solo... Quiero decirte lo que razoné y sé que estuve mal — Draco dejo las bolsas y giro para encararlo aún con el ceño fruncido — solo escúchame ¿Vale? — pidió acercándose un par de pasos lentamente, pero aun así manteniéndose en una distancia considerable — lo que dije ayer está mal.
— ¿La parte de darme dinero como tú obra de caridad? ¿O la parte donde me perseguías?
— La del dinero — respondió Harry de inmediato, Draco soltó una risa burlona dispuesto a decir algo hiriente — pero no por qué te viera como caridad, no lo hago, solo que yo... No pensé, realmente no pensé que tú te sintieras de ese modo, actúe de manera muy egoísta al ofrecerte dinero y hacerlo lucir como si no fuera nada por qué para mí lo es así y para ti...
— ¿Para mí qué? — pregunto Draco acercándose con los brazos cruzados sobre su pecho y la mandíbula tensa — ¿Para mí que Potter?
— No pensé en cómo te sentías con respecto al dinero, no sé cómo te sientes con respecto a eso, así que dímelo, si quieres decírmelo dímelo — rogó viéndolo a los ojos. Draco quería golpearlo y abrazarlo a partes iguales e internamente se odio por eso.
— Es obvio que estoy quebrado Potter, no tengo un solo peso y casi todo lo que gano es para intentar recuperar la Mansión que ni siquiera sé si merezco, no me vendo por qué quiero, lo hago por qué tengo que darle algo de sentido a mi vida de mierda y eso no puedo hacerlo muerto — dejo caer sus brazos a los costados y con toda su fuerza soltó una patada contra el contenedor causando un sonido metálico — estoy tan maldita sea cansado y tú, vienes, con tu maravillosa vida, tu triste historia y todo el dinero que puedas tener para intentar, no sé, regalarlo.
— Gracias por decírmelo Draco — murmuró el pelinegro acercándose un paso, menos de un metro los dividía, Draco suspiro cansado y paso las manos por su delantal — yo quería darte el dinero por qué quiero que tú vida sea más sencilla, si estás harto de esto déjame ayudarte.
— ¿Por qué estás tan obsesionado con ayudarme? — espeto Draco viéndolo con lagrimillas comenzando a brotar de sus ojos — no puedes haber caído por un revolcón Potter, hice tu vida todo un infierno durante el colegio.
— Lo sé, solo que... — Harry suspiro y paso sus manos por su cabello — quiero decírtelo, pero no quiero que salgas huyendo o sientas que debes sentir lo mismo, solo... Ah — otro suspiro escapo de sus labios como si no supiera como decirlo — Draco solo quiero ayudarte, con lo que sea.
Draco entendió a qué se refería y fue eso lo que hizo que quisiera huir, pero las palabras aún no habían sido dichas y él no había pensado en cómo se sentía con respecto al pelinegro, al menos no en bastante tiempo.
— Si quieres irte o decirme que me vaya lo entenderé, pero por favor entiende que aún a la distancia intentaré ayudarte con lo mínimo que sea — Draco sintió el dolor de cabeza en su cien y movió su pierna con ansiedad al escucharlo hablar.
— Está bien — murmuró dándose por vencido — bien, hazme la vida más sencilla — se quitó el delantal y lo arrojó a la basura junto con todas las bolsas que había arrojado con rabia, con un movimiento de varita materializó su ropa de calle y Harry sintió como su corazón latía con más fuerza al reconocer su chaqueta — pero seré muy dependiente Potter — aviso mientras se acercaba acortando la distancia entre sus cuerpos.
— Ok — respondió Harry con una sonrisa brotando de sus labios iluminando su rostro.
— Y demandante — más cerca.
— Ok — continúo viendo los labios del rubio cada vez más cerca.
— Y debes darme tiempo.
— Todo el que quieras — Draco lo apunto en el pecho con uno de sus dedos.
— Hablo en serio, debes darme tiempo para procesar cosas y pensar en todo esto — con su mano libre hizo un ademan como si se refiriera a todo en conjunto.
— Yo también hablo en serio, toma todo el que necesites, estaré aquí — sus pechos estaban tan cerca que Harry sintió como el dedo del rubio se clavaba aún más en sus músculos, Draco movió su mano hacia su cuello causándole un escalofrío agradable cuando su piel tibia entro en contacto con la fría.
— ¿Quieres hacer algo en mi departamento o vas a llevarme a esa maravillosa cita de ayer? — murmuró Draco sin despegar su mirada de los labios del pelinegro.
— ¿Qué es lo que quieres hacer tu? — inconscientemente Harry humedeció sus labios al pasar la punta de su lengua por ellos.
— Por ahora ambos me parecen apetecibles, pero primero creo que debemos dejar de hablar.
— Mhm — alcanzo a decir Harry antes de sentir como el rubio unió sus labios.
Fue un beso demandante, casi ansioso, como si quisieran tomar todo el otro hasta no dejarle nada. Cuando el beso termino Harry tenía el cabello aún más desordenado por las manos del rubio y sus manos no querían ceder terreno en la cadera de Draco.
— Que idiotas debimos ser de adolescentes — murmuró Draco con una sonrisa burlona entre sus labios sintiendo aún su calidez y el aroma del dentífrico del pelinegro.
— ¿Por qué lo dices?
— Por qué todas nuestras peleas hubieran acabado así si tan solo hubiésemos sabido cómo hablar y no solo hechizarnos — Harry sonrió entre sus labios depositando otro suave beso en los de Draco, llenándose de su sabor a tabaco y menta — ¿Crees que a Snape le hubiese molestado que mancilláramos su escritorio? —
— Yo creo que le hubiese dado una embolia — ambos rieron sin separarse demasiado — vamos a nuestra cita ¿Vale?
— Mhm — respondió frotando su nariz contra la del pelinegro, se sentía tan cómodo entre sus brazos, tan seguro, dejo de sentir sus manos sujetando su cadera y pronto sintió como sus dedos entrelazaban los suyos, atrapándolos de inmediato, Harry elevó la mano del rubio y depósito un beso suave en el dorso, sus ojos eran claros "mío" gritaban por todo lo alto y Draco no pudo evitar hundir su cabeza en su cuello mordiendo con la suficiente fuerza para dejar una marca, Harry ahogó un gemido en su garganta y estrecho su mano con mayor fuerza — estúpido posesivo — susurro Draco al separarse, viendo satisfecho aquel ovalo rojizo resaltando en el cuello del pelinegro.
— No soy el único — aseguro Harry — vamos — murmuró tirando de su mano.
Ninguno hablo mucho el resto del trayecto, solo llenando el cómodo silencio con alguna charla ocasional sobre por qué los muggles consideraban divertido el andar en patineta, Draco opinaba que era por la adrenalina, Harry creía que era una forma de sentirse libre.
Cuando llegaron al cine Harry fue el encargado de elegir la película más estúpidamente romántica que Draco pudo ver, el rubio estuvo quejándose hasta la mitad de la película cuando descubrió que la oscuridad podía brindarles algo de privacidad.
Harry se sobresaltó y casi tiro sus palomitas cuando sintió una mano delgada acariciar su muslo, primero suavemente luego con mayor fuerza clavando ligeramente las yemas de sus dedos en sus músculos, giro de inmediato a ver al rubio que no le dirigía la mirada y en vez parecía concentrado en la película, dio otro brinco cuando sintió como esa mano ascendía un poco rozando tentativamente su entrepierna.
— Pásame las palomitas — susurro Draco sin verlo.
— ¿Qué haces? — murmuró Harry con un hilo de voz al sentir una caricia más descarada y como su parte inferior comenzaba a traicionarlo.
— Solo quiero palomitas — respondió el rubio sonriente al notar el tono ahogado del pelinegro, Harry se mordió los labios al sentir otro toque.
— Draco, basta — murmuró bajo con los nervios a flor de piel de que alguien se dé cuenta de lo que estaban haciendo, pero la sala estaba casi vacía a excepción de otra pareja cuatro filas adelante.
— Oh eso dices tú, pero a mí amigo de aquí parece no importarle ¿No? — su mano delgada dio un suave apretón a su semi despierta entrepierna y Harry se aferró al brazo del asiento con tanta fuerza que bien podría haberlo roto — ¿Qué dices? No te escucho — murmuró Draco antes de inclinarse en el regazo del pelinegro logrando que Harry sienta su corazón golpear tan fuerte contra su pecho que podría jurar que todos podrían escucharlo — ah ya veo — murmuró sin apartarse — Si, el otro es un aguafiestas — Harry sintió un beso por encima de la ropa y no pudo más, atrapo su muñeca con una mano y la otra se instaló el cuello de la chaqueta del rubio.
— Nos vamos — ordenó incorporándose.
— ¿Tan pronto? La película ni siquiera termina — soltó Draco agitando su cuello para librarse del agarre de su chaqueta, intento hacer un puchero, pero su sonrisa satisfecha no desaparecía de su rostro.
A Harry no le importo la mirada curiosa de la vendedora de palomitas cuando lo vio arrastrar al rubio de la muñeca, ni siquiera el insulto del taxista cuando ambos cruzaron la calle sin ver a ambos lados, tampoco le importo los quejidos del vagabundo que se espanto cuando ingresaron a un callejón oscuro.
— Uh poco salu... — comenzó Draco cuando sintió un conocido tirón en su ombligo a la par que desaparecían, entonces pudo reconocer que estaban en el departamento del pelinegro, no pudo contener soltar una risotada al ver la situación del maravilloso niño que vivió, con el cabello desordenado, los ojos brillantes, sus labios hinchados como si llevara mucho tiempo mordiéndolos y una carpa en los pantalones — que rápido de tentar eres cariño — se burló mientras sus manos desabrochaban el cinturón del pelinegro para una de sus manos dentro, Harry ahogó un gemido en su garganta al sentir los delgados dedos acariciarlo por encima de su ropa interior y tomo el cuello del rubio para obligarlo a besarlo con ansia.
— Que cretino eres — gruño Harry entre sus labios besándolos y mordiéndolos.
— Acostúmbrate — respondió el rubio mientras su mano comenzaba a moverse hábilmente dándole un espectáculo de muecas del pelinegro bastante alentador para la carpa que se había formado en sus pantalones.
— Cama — gruño Harry mientras sus manos parecían bastante ocupadas masajeando la retaguardia del rubio, Draco rio divertido.
— Sofá — ordenó y con su mano libre fue empujando el pecho del moreno hasta que el pelinegro cayó sentado, Draco quito la mano de los pantalones del pelinegro e intento quitarse la camiseta pero el pelinegro estaba de pie de nuevo listo para hacer eso por él, tomándose su tiempo para acariciar toda la piel que le fue disponible, Draco volvió a empujarlo con una sonrisa, mordió su labio lentamente y se acomodó encima suyo con sus muslos rodeando los del ojiverde.
— Deja de jugar conmigo — gruño Harry viéndolo fijo, sus manos sujetaron la cadera del rubio de inmediato, Draco sonrió complacido.
— Como órdenes — susurro antes de volver a besarlo dejando que sus dedos se pierdan en la mata rebelde de cabello oscuro.
Hola de nuevo.
¿Se corto en la mejor parte? Me declaro culpable jaja. Es solo que no se si hacerlo super descriptivo como la anterior vez o simplemente dejarlo a la imaginación. Supongo que dependerá de mi inspiración.
Ayer no hubo capitulo ya que estoy lidiando con unas cuantas situaciones (Antes de subir fics mi vida era tan tranqui que comienzo a pensar que me lanzaron algo xD) de todos modos intentare subir hoy un capítulo extra, dependerá de cuanto me lleve la corrección y si me convence.
Aviso que el día de mañana (miércoles 23 de agosto) NO habrá capitulo, tengo varios compromisos los cuales me dificultarían subir algo y la verdad no quiero subir algo solo por subirlo.
Bueno dicho eso.
Hasta la siguiente ^^
