Capítulo 33
El proceso de desintoxicación fue realmente difícil, por no decir una completa agonía para ambos, en especial los primeros días, que fueron aquellos donde Draco no podía tolerar siquiera el toque de las sábanas.
— Duele — Gruñía mientras sujetaba su pecho retorciendo su cuerpo cubierto por una sabana con una expresión adolorida.
— ¿Dónde duele? — preguntaba Harry de pie a lado de la cama, con una expresión preocupada pasando sus manos inquietas por la tela de sus pantalones, preguntándose si podía tocarlo, Draco dejo escapar un quejido.
— En todo lado, duele.
— ¿Quieres que te abrace? ¿Agua? — Draco negó con la cabeza entreabriendo los ojos, lo suficiente para observar la expresión mortificada del pelinegro.
— Quédate aquí — rogó mientras su mano hasta aferrarse al muslo del pelinegro clavando sus uñas como si fuera una garra, Harry sintió la oleada de dolor en su muslo, pero no movió un solo músculo que denotara su molestia.
— ¿Esta bien si me siento a tu lado? — pregunto Harry buscando su mirada, Draco mordió su labio inferior a la par que fruncia el ceño con fuerza asintiendo rápidamente con la cabeza, aflojo el agarre que tenia en el muslo del pelinegro y sintió como el colchón se hundía ligeramente por el peso del pelinegro.
Draco se retorció un par de segundos con una expresión dolorosa, como si el más mínimo movimiento le causara el más grande de los dolores, hasta que logro arrastrarse lo suficiente para que su cabeza descanse en el regazo del pelinegro cayendo dormido casi de inmediato, Harry por su parte dudo un par de segundos entre acariciar su cabello o no, optando por la segunda opción.
— Harry — llamo Draco al final de la primera semana, donde ya le había permitido cubrirlo con algo más que una sábana.
— Dime — respondió Harry con voz suave y baja, observando el flequillo de cabello rubio que caía por la frente de Draco.
— ¿Dormirías conmigo? — los ojos grises de Draco reflejaban lo desprotegido que se sentía en esos instantes.
Debido al malestar del rubio Harry había optado por dormir provisionalmente en el sofá, solo para no incomodarlo.
— Claro — respondió Harry con una sonrisa que hizo sus ojos brillar — ¿Quieres algo de comer antes de dormir? — pregunto mientras lentamente deslizaba su cuerpo por debajo de la colcha, sintiendo el calor que desprendía el cuerpo del rubio.
— No, solo abrázame — pidió mientras acercaba su cuerpo al tibio del pelinegro, Harry no dudo en rodearlo con los brazos acomodando su barbilla encima del cabello rubio, sintiendo el olor de su champú.
Con un movimiento de la mano Harry apago todas las luces mientras intentaba concentrarse en calmar los latidos acelerados de su corazón, todo con tal de no despertar a Draco que rápidamente había caído dormido en su abrazo.
A medida que los minutos pasaban Harry podía sentir como sus parpados pesaban cada vez más hasta que termino cayendo en los brazos de Morfeo. La mayor parte de las veces Harry no tenia sueños y esta era una de esas veces, tan solo rodeado por una oscuridad interminable que no despertaba ningún sentimiento, ya sea negativo o positivo.
La oscuridad fue allanada por un grito desgarrador proveniente de su lado. Harry abrió los ojos alerta apenas consciente de que la oscuridad de su habitación era la realidad y que Draco estaba gritando.
— Draco — se apresuro a decir mientras buscaba sus gafas en medio de la oscuridad, sintiendo como los brazos de Draco se cerraban con tanta fuerza alrededor de su pecho que sin duda dejarían marcas en su piel — Draco, Draco despierta — el rubio no respondía y solo gimoteaba de dolor.
Harry sintió la desesperación subiendo por su espalda causándole un malestar, rápidamente tomo su varita y encendió las luces, girando entre el agarre del rubio, notando como el más pálido mantenía los ojos tan cerrados que una arruga se había formado en medio de sus cejas, con lagrimas bañando sus pestañas y sus mejillas.
— Draco ¿Estas despierto? Háblame por favor — rogo mientras intentaba tocar su rostro con sus manos, pero el rubio se mantenía tan tenso que le era demasiado difícil. — Draco escúchame por favor, debes despertar, es una pesadilla — acercando su rostro lo suficiente deposito suaves besos en sus pestañas sintiendo la humedad de las lágrimas contra sus labios — Draco — dejo escapar en un suspiro sintiendo como sus parpados se movían.
— ¿Potter? — pregunto con voz confundida mientras abría los ojos encontrando el rostro del moreno demasiado cerca del suyo, como si no lo reconociera deshizo su agarre. — ¿Qué…? ¿Qué haces a mi lado? — Harry sintió un nudo instalarse en su garganta mientras se forzaba a esbozar una sonrisa cariñosa.
— Draco — murmuro — Vivimos juntos ¿Lo olvidaste? — el rubio frunció el ceño como si le costara recordarlo.
— Pero… el fuego… Hogwarts — el nudo en la garganta de Harry se hizo más pesado, amenazando con aplastar su estomago y todos los órganos que encuentre en el trayecto.
— No — respondió con voz suave — Draco ya no estamos en Hogwarts, nos encontramos hace meses ¿Recuerdas? Ahora me dices Harry — Draco parpadeo rápidamente como si empezara a estar consciente de que era cierto.
— ¿No era un sueño? — el pelinegro noto como los labios rosados del rubio temblaron al hablar — ¿Realmente vivimos juntos? —
— Ajá — aseguro Harry acercándose lo suficiente para que sus rostros queden a un palmo, Draco dejo escapar un suspiro como si estuviera realmente aliviado de que esa era la realidad.
— No estamos en Hogwarts.
— No, estás conmigo.
— Me abrazabas — sus ojos grises brillaban por las lágrimas, pero ninguna gota salía de ellos.
— Así es, ¿quieres que vuelva a hacerlo? — Draco asintió de inmediato con la cabeza, sintiendo como los brazos del pelinegro rodeaban sus costillas pegándolo a su cuerpo, hundiendo su rostro en el espacio entre su cuello y su hombro — ¿Quieres dormir? —
— Creo que puedo intentarlo — respondió mientras flexionaba los brazos sobre su pecho sintiéndose tan protegido.
— ¿Apago la luz entonces? — escucho la voz baja de Harry hablando tan cerca de su oído que una corriente eléctrica recorrió su espalda.
— No.
— Ok, intenta dormir entonces — Draco sintió los labios agrietados del pelinegro depositando un único beso en su cuello.
Draco se sentía seguro entre los brazos de Harry, rodeado de su olor y su calor. Harry se sentía impotente por no poder alejar todas las pesadillas que el rubio había experimentado, pero había hecho su mejor esfuerzo por no demostrarlo.
Lo siguiente fueron las náuseas incontrolables junto con los vómitos. Para Harry fue demasiado preocupante verlo correr al baño para vomitar lo poco que había comido, por que debido a las náuseas Draco optaba por evitar las comidas completas.
Para Harry era demasiado doloroso ver cómo el rubio lanzaba miradas de espanto a la comida, él pelinegro no recordaba haber sentido tanto dolor en su pecho desde que se había permitido sentir la muerte de sus padres.
— Come algo — rogó Harry sosteniendo un platillo con trozos de jamón y queso cortados en tamaños listos para ser ingeridos, Draco negó con la cabeza de inmediato negándose a ver la comida, estaba más delgado y pálido, ese día había sido realmente horrible, despertó por las pesadillas y no podía retener nada que ingiriera — necesitas comer Draco por favor — suplico con un tono doloroso.
— Dame jugo — respondió el rubio viendo brevemente la expresión preocupada del pelinegro, con algo de dificultad fue sentándose en la cama hasta que su espalda se encontró en contacto con él respaldar.
El rubio llevo lentamente sus manos cerca de su rostro para aspirar el aroma del pijama que tenía puesta, siendo esta del pelinegro, Harry materializó un vaso con jugo de manzana en su mano, haciendo desaparecer a su vez el platillo, y se lo extendió, Draco contuvo las náuseas que sentía en la garganta mientras su mano ligeramente temblorosa tomo el vaso frio de cristal, sintiendo como por el movimiento las mangas se deslizaban por sus antebrazos.
Harry no recordaba que Draco luciera tan pequeño con su pijama, tampoco que los huesos de su muñeca fuesen tan notorios, eso solo ocasionó que un vacío se instalará en su estómago.
— No me mires así — gruño el rubio al notar su mirada extendiendo su mano con el vaso vacío ya que había optado por beber el jugo de un trago, todo con el fin de no saborearlo.
— ¿Así como? — respondió mientras tomaba el vaso vacío y lo colocaba en la mesita de noche.
— Cómo si quisieras darme droga para que deje de lucir tan lamentable, debes ser fuerte — le ordenó antes de deslizar su cuerpo de nuevo debajo de las mantas cubriendo con la colcha hasta su barbilla.
— ¿Puedo…? ¿Puedo abrazarte? — pregunto Harry tras unos largos segundos observándolo.
— Hazlo — ordenó Draco sintiendo como los brazos del pelinegro lo rodeaban abrazándolo con la misma fuerza de siempre no tardó mucho en caer dormido entre sus brazos.
Casi cuatro horas después cuando la luz solar había desaparecido por completo Harry sintió la urgencia de ingerir alimentos, un hambre voraz que causaba estragos en su estómago, quizá porque no había comido bien desde que Draco no lo hacía.
— Se que lo estas cuidando, pero debes cuidarte tú también — le recordó Jay desde algún punto de la habitación, Harry dejo salir un sonido de aceptación y lentamente deslizo su brazo debajo del cuello de Draco, con el mismo cuidado y lentitud deslizo su cuerpo fuera de la cama, camino con suavidad hasta la puerta desde la cual le lanzo una ultima mirada al rubio dormido en la cama.
Con un suspiro cansado abandono la habitación y se encamino hacia la cocina, pensando que probablemente Kreacher haya dejado algo preparado. Apenas cruzo la puerta el olor del pescado a la plancha hizo gruñir su estomago con ansia, Harry observo el platillo de pescado a la plancha con vegetales cocidos cubierto por una tapa de plástico y pensó que quizá debería decirle a Kreacher que prepare platillos para dos personas.
Iba apenas por la mitad cuando unos sonidos ahogados detuvieron su mano que sostenía el tenedor a mitad del camino entre el plato y su boca.
— Harry, debes ir, Draco — Harry no pudo escuchar lo que Jay quiso continuar diciendo cuando salió disparado hacia su habitación, encontrando a Draco aferrado a un costado de la cama con la cabeza baja mientras de sus labios caía un hilo de saliva hacia el suelo que tenia un pequeño charco de un líquido amarillento.
— Draco — murmuro preocupado, sintiendo sus latidos desbocados contra sus tímpanos, no tardo en acercarse notando como el cuerpo del rubio se sacudía en espasmos y como de sus labios salían sollozos bajos con palabras bajas. — Draco, ¿puedes escucharme? — Harry se acerco otro poco para poder escucharlo con mayor claridad.
— Detente, ya no puedo más, detente — la voz de Draco sonaba atormentada, un ruego que Harry jamás pensó escuchar
— Draco, escúchame, estás conmigo — con lentitud coloco una mano en medio de los omoplatos del rubio esperando calmarlo, sin embargo, su reacción fue completamente contraria.
Draco giro de inmediato dándole un manotazo para apartarlo, sus ojos grises bañados en lagrimas y cubiertos por una neblina del más puro terror con sus labios entreabiertos y brillantes por la saliva, su rostro tan pálido que parecía que le habían drenado hasta la ultima gota de su sangre o como si esta se hubiese tornado en hielo.
Harry no tardo en experimentar el pánico, no sabía qué hacer para calmarlo.
— ¡No me toques! — exclamo cubriendo su cuerpo con sus brazos.
El pelinegro experimento el amargo sabor de la sospecha sobre lo que había detonado ese estado, los días que estuvo secuestrado, aun en contra de lo que le gritaba su cabeza, que era abrazarlo hasta recordarle que esos días habían terminado, Harry opto por alejarse aún más para darle su espacio.
— Draco mira tu alrededor y mírame, estamos en la habitación — hablo con calma, como si Draco fuese un animal encerrado recorrió la habitación con la mirada y luego al pelinegro, su respiración se agitó y más lágrimas cayeron por su rostro.
— Harry noquéame — pidió con la voz quebrada — por favor, noquéame, lánzame un desmaius, noquéame solo por hoy, no quiero, por favor Harry — nunca lo había visto tan indefenso, Harry sintió un nudo formarse en su garganta preguntándose si sería capaz de hacerlo.
— ¿Estás seguro?
— La pregunta es, ¿Lo estas tú? — hablo Jay.
— hazlo por favor — rogo mientras se recostaba en la cama cubriendo su rostro con sus manos sin ser capaz de contener sus lágrimas. Harry apretó los dientes y se tomó un respiro antes de lanzar el hechizo viendo como el cuerpo del rubio se relajaba y caía dormido.
Harry cayó a su lado llorando en silencio, temeroso de que despierte, aun cuando sabía que el hechizo lo dejaría en ese estado por al menos un par de horas.
Cuando los primeros rayos de sol tocaron la habitación Harry aún se sentía agotado, había logrado dormir muy poco e intento distraer su mente, de la culpa de hechizar a Draco, limpiando el vomito del suelo sin hacer uso de la magia.
— ¡Harry! — grito la voz de Jay en su cabeza causándole un dolor agudo — Draco esta vomitando, no luce bien — ignorando el dolor de cabeza y la rigidez de su cuerpo Harry despertó por completo y salió corriendo hacia el baño, encontrando a Draco de rodillas frente al retrete con su cuerpo sacudiéndose en espasmos por las náuseas, escuchando el líquido caer en el retrete.
— He tenido mejores momentos — intento decir Draco al sentir su presencia volviendo a tener arcadas.
— ¿Necesitas algo? ¿Agua? — pregunto Harry dudando entre si era adecuado acercarse o no.
— No nece… — más arcadas cubrieron su voz.
— Necesita un médico Harry, está demasiado delgado, perdió demasiado líquido, además apenas tolera el agua — informo Jay con un tono angustiado.
— Draco — murmuro Harry tocando su hombro con temor al rechazo, sintiendo los huesos del rubio por debajo del pijama, huesos que sin duda no se sentían antes — Draco debemos ir al hospital —
— ¡No te atre…! — otra arcada corto su voz — No iré — logro decir mientras respiraba agitado.
— Debemos ir, apenas retienes algo de líquido, perdiste mucho peso y… — Draco sacudió su hombro para quitar su mano de encima y giro aun de rodillas aferrándose con una mano al retrete.
— No Iré A San Mungo — afirmo con la voz entrecortada por su respiración agitada, su piel ya no estaba pálida, mas bien de un color ceniza, sin brillo ni vida.
— Draco, por favor tienes que… — el rubio logro fruncir el ceño mostrando su reticencia.
— ¿Un hospital muggle? — sugirió Jay — Podría servir.
— ¿Qué tal un hospital muggle? — sugirió Harry de inmediato notando como la arruga en medio de las cejas del rubio se iba alisando como si no estuviese tan molesto con la idea. — Solo para que te hagan un chequeo.
— Eres un tonto — logro decir el rubio antes de volver a tener arcadas e intentar vomitar, sin éxito — un tonto, insistente — añadió mientras intentaba tomar aire.
— Tomare eso como un si — aviso Harry sintiéndose más desesperado por llevarlo al hospital.
— Solo tengo que… pararme — acto seguido el rubio intento ponerse de pie pero sus piernas se encontraban demasiado débiles para responder, dejo salir una risa entre burla y tristeza — parece que será inútil.
— Yo me encargo — con calma Harry paso un brazo alrededor de su cintura, tomando el brazo de Draco para sujetarlo encima de sus hombros.
— Para esto llévame estilo princesa — intento bromear el rubio al notar la expresión preocupada del pelinegro, él también podía sentir los estragos que había causado perder tanto líquido.
— Lo hare si quieres — una risa apagada broto de los labios del rubio.
— Tonto — suspiro mientras sentía como el pelinegro lo ayudaba a incorporarse.
Draco hizo su mejor esfuerzo por permanecer consciente aun cuando no era completamente capaz de escuchar que decía el pelinegro, supuso que algo sobre el hospital, tampoco recordaba bien el tipo de taxi que ambos abordaron, pero a medida que el auto avanzaba podía sentir como su consciencia se desvanecía poco a poco, haciéndole casi imposible mantener los ojos abiertos.
— Draco, ya llegamos — informo Harry, pero el rubio no respondía, sus parpados iban cayendo lentamente como si tuviese tanto sueño que no fuese capaz de controlarlo — Draco — volvió a llamarlo mientras tocaba su mejilla, estaba frio, un miedo recorrió por completo su columna — Draco — repitió más desesperado.
— Oh se desmayó — exclamo el taxista al notar que los pasajeros no abandonaban el auto, de inmediato el hombre apago el motor subió el freno de mano y bajo del coche — ¡Ayuda! ¡Necesitamos ayuda! — exclamo llamando la atención de un par de mujeres vestidas con batas blancas que no tardaron en seguirlo, el hombre abrió la puerta del taxi del lado del rubio.
— ¿Qué sucedió? — pregunto una de ellas al ver al chico pelinegro sujetando al rubio como si de él dependiera su vida.
— No lo sé, él… él estaba vomitando mucho estos días — el miedo iba ganando terreno en el cuerpo de Harry recordándole la ultima vez que unos médicos le preguntaron que había sucedido, la ultima vez que sostenía un chico pálido entre sus brazos, observo como la otra mujer colocaba una de sus manos en el cuello de Draco y tuvo que recordarse que no le haría daño.
— Esta taquicárdico, necesitamos una camilla — de inmediato la mujer que le hablo salió corriendo para buscar ayuda.
— Puedo, yo puedo llevarlo — aseguro Harry conteniendo las lagrimas de impotencia que amenazaban con salir, como pudo e ignorando las advertencias de la mujer que reviso a Draco, bajo del taxi con Draco en brazos, sintiéndolo mas liviano que nunca a medida que su corazón se sentía más pesado por dejar que termine en ese estado.
— El pasa… — comenzó el taxista cuando el traqueteo de unas ruedas lo callaron, Harry se apresuro a colocar a Draco en la camilla controlándose por no aferrarse a su cuerpo.
— Gracias — murmuro el pelinegro en dirección al taxista antes de entregarle varios billetes arrugados y seguir de inmediato la camilla donde Draco era transportado.
Casi no podía ver bien su entorno, todo se sentía demasiado irreal y gris, tampoco podía escuchar bien lo que los médicos decían, solo rogaba internamente que Draco abriese los ojos.
— Debe esperar, debemos estabilizar al paciente — le detuvo una enfermera cuando la camilla cruzo unas puertas movedizas, Harry sintió como el aire le faltaba y el corazón se le estrujaba.
— No, por… yo necesito… por — ni siquiera era capaz de hilar una oración completa, un temblor comenzaba a apoderarse de sus manos al igual que el sudor que recorrían sus palmas.
— Señor necesita calmarse — pidió la enfermera con voz suave y sin dejar de verlo a los ojos — ¿Puede decirme el nombre del paciente? Lo llamaremos en cuanto lo estabilicemos.
— Draco, Draco Malfoy — consiguió decir con la garganta seca, la enfermera asintió y cruzo las puertas movedizas — Dígame que estará bien — murmuro Harry sintiendo que el mundo se le iba a los pies, el miedo iba ganando más terreno, la sensación de sudor que recorría su espalda y las ganas de llorar se incrementaban.
— Joven tome — una voz cansada le hablo desde su derecha, Harry alcanzo a girar el cuello viendo a una anciana sosteniendo un vaso de propileno con agua en su interior — Debe calmarse — la anciana tenia una voz tranquila, aunque cansada, como si ya hubiese vivido demasiado — todo estará bien — una sonrisa pequeña acentuó las arrugas de su rostro.
— Gra… gracias — murmuro Harry tomando el vaso con las manos temblorosas y llevándolo a sus labios.
— Bebe el agua, es necesario, te ayudara a calmarte, ve a sentarte — decía la voz de Jay en su mente.
— Gracias — murmuro Harry hacia Jay y hacia la anciana que solo le sonreía.
— ¿Quieres que esperemos juntos? — sugirió ella mientras señalaba unos asientos cercanos.
— Siéntate Harry.
— Claro — el pelinegro podía sentir como poco a poco sus músculos reaccionaban lo suficiente para acompañar a la mujer hasta los asientos, bebió un poco mas de agua hasta que sintió como su corazón bajo su frecuencia.
— ¿Te sientes mejor? — pregunto la mujer mientras sostenía su bolso con ambas manos.
— Si, muchas gracias.
— ¿Es alguien muy cercano? — por un instante la respiración de Harry se cortó, sin saber exactamente como describir lo importante que se había vuelto Draco.
— Si — susurro, giro levemente la cabeza para ver a la anciana — Disculpe, pero… ¿Usted a quien espera? — la mujer le sonrió de nuevo enseñando una dentadura blanca, probablemente postiza.
— Mi esposo, cada tanto lo traigo con la excusa de su presión para que reciba sus medicamentos, es un viejo terco y cascarrabias — la manera afectuosa y divertida en la que se expreso de su esposo logro arrancar una sonrisa de los labios de Harry — todo estará bien querido, debes confiar en los doctores — Harry trago saliva y recordó la ultima vez que lo hizo, la ultima vez que trajo un chico en estado grave a emergencias.
— Harry… — la voz de Jay sonaba triste, llena de dolor.
— Lo hare — el pelinegro esbozo una media sonrisa que acentuó su pómulo y asintió repetidas veces con la cabeza.
La espera era casi interminable, Harry casi podía jurar que sentía como cada minuto se convertía en hora, pronto su cabeza comenzó a llenarse con "Y si..." "Y si entro a terapia intensiva…" "Y si no saben que hacer…" "Y si…"
Sus nervios incrementaron cuando la anciana mujer se retiró en compañía de un adulto mayor, un hombre vestido con un elegante traje plomo de cabellos oscuros alternándose con las canas grises, encorvado como la clara evidencia de que los años no pasan en vano, con una mano aferrada a un firme bastón de madera clara, el cual le permitía mantener su caminata estable, y con la otra sostenía la mano de su esposa.
Mientras Harry los veía caminar lentamente hacia la salida no pudo evitar pensar si sus padres alguna vez pudieron lucir como ambos, quizá en un universo distinto donde Voldemort no existiese y ellos no tendrían que dar su vida por él, pero… ¿En ese universo Draco continuaría a su lado? ¿Habría conocido a sus amigos?
— Familiar de Draco Malfoy — anuncio la voz de una mujer logrando que aparte la mirada de inmediato y su cuerpo salte de la silla como si fuese un resorte.
— Soy yo, ¿Esta bien? ¿Necesitan que compre algo? — se apresuro a preguntar con un tono ansioso.
— Descuide, el Señor Malfoy se encuentra dormido aun, tuvo una pérdida de la consciencia debido a la deshidratación, como su doctora a cargo, necesito preguntar ¿Se encontraba haciendo alguna dieta o sufre de alguna enfermedad? —
— No, no él solo… él solo estaba desintoxicándose, yo… — apenado paso una mano por sus cabellos alisándolos hacia atrás ignorando la mirada sorprendida de la doctora — debí traerlo antes.
— ¿De que tipo de sustancia se desintoxicaba? ¿Drogas inyectables? ¿Alcohol? ¿Drogas orales?
— Todo — admitió Harry sintiéndose peor, rehabilitarse de una droga ya era difícil de tantas como las que había consumido Draco…
— Con todo se refiere…
— Que el inhalaba, se inyectaba, bebía — frustrado sacudió sus cabellos desordenándolos más de ser posible — Debí traerlo antes, pensé… yo pensé… —
— Descuide, nosotros contactaremos a la unidad de salud mental para que evalúen su condición, ¿Desea pasar para verlo?
— Si — se apresuro a responder — definitivamente sí.
— Sígame por favor — la doctora le permitió el acceso y tras las puertas movedizas se podía ver una inmensa separada por cubículos los cuales tenían una sola cama y casi todos tenían pacientes recostados, el personal de salud caminaba en varias direcciones con rostros preocupados o cansados.
Casi al fondo de la sala Harry reconoció el cabello rubio de Draco reposando en la almohada color crema, ni siquiera lo pensó antes de acercarse a el y tomar su mano libre, ya que la otra tenia una vía venosa conectada, su rostro ya no exhibía ese color grisáceo, pero tampoco tenia un color que sea considerado saludable, sus pestañas rubias permanecían cerradas y un tubo de oxigeno se encontraba adherido a sus fosas nasales.
— Estaremos a la espera de Salud Mental entonces — informo la doctora antes de correr la persiana que dividía el cubículo del resto de la sala.
— Draco — suspiro Harry dejándose caer de rodillas a su lado, sosteniendo su mano entre las suyas y empapándose de su tibia piel. Draco estaba vivo, Draco estaba ahí, Draco aun respiraba y su corazón aun latía.
Los siguientes minutos no se le hicieron eternos, por que Draco estaba ahí, su cerebro no necesitaba torturarlo con los "Y si" con verlo descansar, con verlo respirar tranquilamente, era suficiente para mantenerlo relajado, tanta fue su relajación que sintió como poco a poco iba cayendo dormido hasta que el sonido de la cortina corriéndose lo despertó. Lentamente parpadeo hasta enfocar a un hombre vestido con una bata blanca de pie frente a la cama, el hombre era bastante alto de cabellos castaños claros, rostro cuadrado y gafas igualmente cuadradas.
— Buenas tardes — saludo el hombre esbozando una sonrisa corta y amistosa, Harry paso una mano por su rostro para verificar que no tenia rastros de baba en la mejilla y se fue incorporando.
— Buenas tardes — respondió pestañeando lentamente aun somnoliento, una de sus manos aun no soltaba la de Draco.
— Soy el doctor Alan Bruce, medico psiquiatra, me informaron que su… familiar, tuvo un problema durante su rehabilitación ¿Podría darme mayores detalles? — Harry se aclaro la garganta y asintió con la cabeza.
— Claro — con su dedo pulgar acaricio suavemente la mano del rubio — El… decidió rehabilitarse hace poco, se que consumía distintas drogas, pero no se si consumía una en especial frecuentemente, quizá el alcohol o…
— Ya veo — con calma el hombre saco una libreta de su bolsillo junto con un bolígrafo delgado — Su nombre es Draco Malfoy ¿Estoy en lo correcto?
— Draco Lucius Malfoy, si — observo al Psiquiatra anotar en su libreta — tiene 21 años — añadió.
— ¿Cuál es su nombre? — los ojos color avellana del hombre encontraron los suyos transmitiéndole calma.
— Ah, Harry James Potter Evans.
— ¿Relación con el paciente? — Harry se sintió nervioso de inmediato, no sabia como definir su relación, sin poder evitarlo acaricio con un poco más de fuerza la mano de Draco — ¿Le parece si pongo amigos? — pregunto el hombre con una mirada brillante a través de sus gafas.
— Ah, sí, si claro, como guste.
— Muy bien entonces, Señor Potter… — unos quejidos bajos interrumpieron la suave voz del doctor atrayendo de inmediato la atención de ambos.
— ¿Harry? ¿Por qué la luz es tan alta? — murmuro Draco con una voz adormilada y grave, el pelinegro sintió como su corazón latía con fuerza por la emoción de ver aquellos ojos grises de nuevo.
— Draco… Estamos en un hospital — el rubio parpadeo rápidamente como si quisiera asimilar la información.
— Señor Malfoy — hablo el doctor haciendo notar su presencia — soy el doctor Alan Bruce médico psiquiatra ¿le importaría si le hago unas preguntas? — Draco alterno la mirada entre el hombre de cabello castaño y el pelinegro.
— Draco, el doctor solo busca ayudarte — aseguro Harry con una mirada preocupada, Draco tomo aire y asintió con la cabeza — ¿Quieres que me quede? —
— Yo le pediría algo mas de privacidad — solicito el doctor con un tono amable — si gusta puede esperarnos afuera.
— Estaré bien — aseguro Draco al notar la mirada de preocupación que recibía por parte del pelinegro, Harry asintió con la cabeza y dudo un par de segundos antes de depositar un beso en el dorso de la mano pálida que sostenía, tras lanzarle una última mirada de preocupación abandono el cubículo.
No es que la cortina fuese a prueba de ruido, pero debido a todo el ajetreo que había en la sala de emergencias Harry no fue capaz de escuchar la conversación entre Draco y el doctor, por más que estuvo atento ante cualquier queja del rubio no pudo escuchar ninguna exclamación de dolor o molestia. Tras varios minutos el doctor corrió la cortina y sonriéndole cortésmente le indico que ya podía ingresar.
— ¿Cómo te fue? — pregunto de inmediato examinándolo con la mirada, Draco había optado por quitarse las cánulas nasales y estas descansaban en su pecho.
— Bien, supongo, me dijo que debería internarme — Harry se apresuro a tomar su mano con temor — obviamente le dije que no sucederá
— Draco… — comenzó ganándose una mirada afilada.
— Así que me convenció para venir a terapia, dice que me darán algunos medicamentos para controlar las náuseas y no sé qué cosas más de muggles — rodo los ojos como si estuviese fastidiado pero su expresión era relajada.
— ¿Cuándo debes venir? ¿Te dijo algo del alta? — pregunto apresurado.
— Tranquilo chico rayo que me cuesta aun pensar, siento que mi cuerpo se volvió el Sahara — soltó un suspiro y volvió a verlo — dijo que mi primera sesión será este viernes y del alta, que lo consultemos con quien me atendió originalmente — un gruñido corto su voz, uno que provino del estomago del pelinegro haciéndolo sentir avergonzado de inmediato — Potter, dime que comiste — exigió con un tono severo.
— Si comí — mintió y de inmediato sintió un apretón en la mano que sostenía la de Draco — vale no, pero primero estas tu — el rubio soltó un suspiro cansado.
— Bien, entonces por mi ve a comer la hamburguesa mas grande que encuentres y tráeme unas papas.
— ¿Te sientes con ganas de comer? — pregunto Harry emocionado por que el rubio tolere más la idea de la comida y no solo eso, sino que el mismo la sugiera.
— Agh como el infierno, tengo mucha hambre, no se que me hayan puesto esos muggles pero siento que podría comerme la producción entera de papas de esta semana — Harry rio entre dientes y volvió a besar su mano.
— Enseguida vuelvo — aseguro a punto de soltar la pálida mano cuando sintió como los dedos delgados de Draco se cerraban con fuerza — ¿Draco? — pregunto confundido.
— Inclínate — ordeno el rubio viéndolo fijamente con una expresión neutral, Harry inclino su cabeza lentamente pensando que quizá el rubio quería decirle algo en secreto.
Pero no era un secreto lo que Draco necesitaba decirle, tampoco necesito hablar, con una rapidez increíble colgó su brazo que aun tenia conectada la branula alrededor del cuello del pelinegro tirando lo suficiente de el para acercar su rostro y plantar un beso en sus labios. Harry no pudo evitar entreabrir ligeramente la boca por la sorpresa y poner los ojos como platos notando como el rubio parpadeaba lentamente.
— Listo puedes ir en paz — añadió Draco quitando su brazo del cuello del moreno y poniendo una expresión relajada, como si no hubiese provocado que Harry estalle en mil colores — realmente eres fácil de tentar — añadió con una media sonrisa burlona.
— Esto — Harry beso sus labios fugazmente — voy a cobrármelo luego, tenlo por seguro — añadió y soltó su mano para salir del cubículo con una sonrisa que iluminaba mas que las luces del quirófano.
Hola de nuevo :D
Originalmente este capitulo era mucho más corto, sin embargo, en el proceso de corrección decidí añadir algunas cosas más y así fue como terminé dividiéndolo de lo largo que fue Xd.
Quiero agradecer a todas esas personitas que esperan la actualización y a los que recién la encuentran disfrútenla hacen a esta escritora chan muy feliz.
Dicho eso, espero actualizar el miércoles :D
Hasta la siguiente ^^
