Siguiente capitulo. Por fin despues de un tiempo pero espero que haya valido la pena, respondamos a los reviews.

Klaus - Espero no defraudarte cuando leas el capitulo, en cuanto a tu pregunta lo sabrás en el capitulo, si tienes dudas de porque de la raza, habla con Neo Magician 96.

Neo Magician 96 - El honor es mio, gracias por permitirme usar tus ideas para crear esta historia. ¿Con quien hablo? Quien sabe.

Esta historia tampoco tiene reto, e incluso tendreis que leer el capitulo varias veces. Dentro historia.


Capítulo 8 - Rescates ¿con éxito?

Hace mucho tiempo…

Un barco con un mascarón de proa en forma de león surca las olas, una persona está sentada encima de ella y dice con tristeza.

– Ace, Sabo… –


Tiempo actual…

Rody se encuentra con el uniforme verde un poco chamuscado, pero sin estar roto. Se sacude la ropa mientras saca su bastón. Flaren dice sorprendido.

– Impresionante, no muchos resisten el fuego de mis látigos. Serás una presa deliciosa. Es una pena qué no podamos tomarnos nuestro tiempo, aunque una víctima inocente lo compense un poco. –

– Flaren, no pierdas el tiempo y acaba con ellos. –

– Ya, ya. Eres más aburrido qué Corel. Preferiría luchar contra la Buscadora. –

Flaren le dio vueltas a sus látigos a los lados. Rody empezó a tener dolores de cabeza y ver unos recuerdos… De un pasado lejano. Una persona pálida y extraña qué usó el oro contra él y otra que usó el fuego contra él. Cuando el dolor pasó dijo enfadado.

– Es extraño. Tengo recuerdos de haberme enfrentado contra tipos mil veces más fuertes que tú, solo eres una piedra en mi camino. ¡Te voy a quitar de mi camino quieras o no! –

– Demuéstralo. –

– Aquí voy. –

Rody se lanzó al frente mientras Flaren lanzó sus látigos, uno hacia las piernas y el otro hacia la cabeza. Rody se volvió humanoide y lo esquivó sin problemas a la vez que usaba su bastón para atacarlo por el medio, Flaren tenía un buen control de sus látigos, uso los mangos y lo golpeó en el pecho.

– Chispa. –

Rody empezó arder pero pudo librarse del fuego.

– Que bien qué el uniforme no arde. –

– Suertudo. Ja, esto va a ser divertido. –

– Tú lo has dicho. Pero jugar con vidas humanas no es una excusa para divertiros. –

– Eso no debería importarte, el Clan Kami tiene libre albedrío aquí, por lo tanto tus palabras son tan importantes como el polvo. –

– Tienes razón, pero pronto destrozare todo eso. –

– ¿Acaso crees que acabar con nosotros eliminará el Clan Kami? Declararle la guerra al Clan Kami es cómo declararle la guerra al mundo. –

– ¿Y? ¡Qué venga el mundo! –

– Me gusta tu actitud. –

En una esquina se encuentra Adiel apoyando a Rody en silencio, para en ese momento Adiel ya se hubiera ido, pero está siendo vigilado constantemente. Flaren lanzó sus dos látigos está vez envolvieron a Rody y rompió una pared, cuando volvió a retraer los látigos vio a Rody en forma animal, Flaren dijo ansioso.

– Un usuario, qué divertido. Nunca me enfrente a nadie qué posea Akuma no mi. Ahora sí estoy ansioso por pelear. ¿Y tu? –

Incluso en su forma animal era tan grande como un humano, pero dijo sorprendiendo a Flaren.

– ¿¡Ansioso!?No, Yo… Estoy… FURIOSO. –


Cuartel General de la República de Vientos Esmeralda, la Buscadora está delante de Corel, la Buscadora estaba un poco cansada, había disparado a su rival y este logro no solo esquivar balas, también detener las balas con la espada, no solo tenía qué acabar con alguien fuerte, también tenía qué esquivar la espada de su contrincante, por alguna razón si recibía un corte de esa arma algo malo le pasaría a ella. Golddust estaba inquieto ya qué su dueña estaba asustada y cansada. La Buscadora disparó varias veces de nuevo hasta crear una cortina de humo y salir corriendo en la dirección contraria, corrió hasta entrar en una habitación donde por suerte no había nadie y se quitó el sombrero, la gabardina y la máscara.

– No hay más remedio, la Buscadora debe desaparecer y pelearemos como somos realmente, ¿Listo Golddust? –

– Grrrr. –

Ya con el uniforme de soldado salió y casi choca contra Corel, Saika esquiva la espada al agacharse, rompiendo parte de la puerta y del marco. Corel dijo.

– Ya no siento a la Buscadora, pero tu no pareces un soldado. –

– ¿Y qué si no es así? –

– No importa, me encargaré de ti y luego buscaré a mi presa. –

Golddust salió de su mochila y le lanzó una ráfaga de fuego, el fuego de colores rojos, naranjas y amarillos, se volvió negro y desapareció.

– Buen intento, pero mi espada mata todo, si te corto aunque sea un rasguño, poco a poco tu cuerpo se volverá negro y se desintegrada. Mira la puerta. –

Al mirar la puerta parte de está era polvo negro.

– Tranquila solo destruyo lo qué quiero, está espada solo tiene una Esencia Cristalizada. –

– Vale, ahora… –

Se alejó dando una voltereta y una vuelta sobre sí misma sacando 2 pistolas de su cinturón de pierna y dijo en posición.

– ¿Quieres bailar? –

– Je, supongo qué no te rendirás. –


Ciudad Esmeralda, el edificio donde está Maddox, este esquivaba con rapidez el hacha de Ursen, este parecía divertirse.

– Hacía mucho tiempo qué no me divertía tanto, matar al traidor de Jinowari Shindaren, el Hijo del Dragón, el elegido del Clan Kami aquí en los Blues. El arma perfecta, pero no, tenias qué tener tus propios pensamientos, tu madre debería haber sido asesinada antes. –

Esas palabras lo enfadaron mucho, tal era su enfadó qué viejas imágenes aparecen en su mente tanto de sus 2 pasados. Se puso serio y uno de sus ojos se volvió blanco.

– No deberías haber dicho eso. –

– ¿Qué pasa? ¿Acaso echas de menos a tu madre? Solo la viste una vez, jamás debió pasar aquello, una madre nunca debe buscar a su hijo. –

El cuerpo de Maddox empezó a emitir descargas eléctricas, estas pasaron a las espadas, y se lanzó contra Ursen, protegido con su gran hacha. El choque produce qué las descargas fueran a cualquier dirección. Ambos se separaron hasta quedar a cada extremo del edificio. Maddox aún seguía enfadado e incluso el otro ojo se volvió blanco. Ursen mira su hacha, solo una marca de quemadura muestra cómo de fuerte fue.

– Jajajajajaja. Es cierto, eres mucho más poderoso de lo qué el Consejo pensaba. Jajajajajaja. –

Maddox se iba a volver a lanzar, pero todo quedó en gris y quieto. Jinowari Kleon aparece dejandose caer de las vigas, mira a su hijo congelado.

– Ay Shindaren. Aún te dejas llevar por tu ira. –

Le dio una patada en el pecho haciendo qué dejara de estar congelado, Maddox rodó hasta chocar contra la pared. Cuando se recuperó vio a su padre y le dijo rabioso.

– ¡TU! –

Levantó las espadas contra él pero su cuerpo temblaba. No sabía la causa… Su padre lo miró y dijo antes de quitarse la máscara.

– No, hijo. No quiero pelear contigo. Lo que quiero es hablar contigo. –


Dilaila camino por la Playa Cristalina hasta llegar a esos niños, 2 niñas y 1 niño, cada uno de ellos haciendo castillos de arena, dibujos en la arena y jugando juntos. Dilaila les dijo qué se fueran a casa, al principio los niños no querían irse, pero una de las niñas le dijo a sus amigos.

– Vámonos a tomar un helado. ¿Qué me dices? ¿Ga, Co? –

– ¿¡Un helado!? Me apunto. –

– Vale, Eli. Adiós señorita. –

Dilaila se quedó hasta qué estuvieran fuera de la playa, cuando supo qué estaban a salvo usó una Esencia Cristalizada para hacerse invisible. Camino hacia las personas cautivas, uno de ellos miró pasos en la arena sin forma, estaba a punto de gritar cuando una mano le tapó la boca y una voz en bajo le dijo.

– No tengan miedo, estoy aquí para ayudaros. Mi nombre es Dilaila, mis compañeros también están en los otros lugares para rescataros a todos. –

Todos los cautivos la habían oído y estaban felices. Dilaila miró los collares, necesitaba una llave para quitarselo, una mujer del grupo dijo mirando en todas direcciones al no saber dónde está ella.

– La mujer qué nos vigila tiene la llave, y por favor ten cuidado querida... ¡Y patéale el trasero! Te estaremos animando –

– Agradecería que no lo hiciera y no eleven la voz, lo dijo enserio. Gracias, no se preocupen les sacaré de aquí. –

Dilaila se acercó a la mujer, está solo miraba el mar, vio varios barcos acercarse a otro barco, este último era Leviatán, Galilaca dijo para sí misma.

– Vaya, parece qué habrá una batalla naval, oh, ese barco es realmente hermoso. Tal vez convenza a Jumjum-Sama y Jinowari-Sama para qué me den el barco. Nunca vi un barco de madera azul. –

– Leviatán. –

Galilaca miró en todas partes al oír la voz de Dilaila, al no ver a nadie, miró al suelo y encontró huellas qué provienen de los cautivos, pero no veía a nadie.

– Un fantasma, un fantasma. –

Dilaila estaba invisible y no se movió del sitio por si ella hacía algo. Galilaca nerviosa sacó unos abanicos, movió la muñeca y un humo morado salía de ellos. Dilaila corrió porque no sabía qué era el humo, al hacerlo Galilaca se asustó más y siguió agitando sus abanicos. Dilaila no tuvo más qué gritar para hacer qué parara.

– Para, para. –

– Ahora oigo una voz… ¿Qué quieres, espectro? –

Dilaila se dio cuenta qué aún era invisible y decidió usar su miedo como oportunidad.

– Deja la llave en la arena y vete lejos de aquí. –

– Claro, claro…. Un momento. ¿Por qué quieres la llave? –

– Eh… –

– No eres la Buscadora, dicen qué nadie la oyó hablar nunca. ¿Quién eres? ¿¡La fantasma de la Buscadora!? –

Dilaila no dijo nada más, en estos momentos es cuando se debe pensar con calma. Galilaca movió sus abanicos hasta crear un tornado de humo morado.

– Seas quien seas, no eres mi aliado. Disfrutaré con tu muerte. –


Leviatán se encuentra navegando, como está solo, colocó algunas sabanas en cubierta para crear una ilusión de ser un barco abandonado.

– Dilaila-Han, me dijo qué me quedara enfrente de Playas Cristalinas. Esperemos qué todo vaya bien. Oh, compañía. Me hablaron de qué antes de nuestro encuentro, resolvieron el caso de un barco fantasma. Soy algo parecido, esto será divertido. –

Dejó qué el barco se acercará, abordaron varios soldados. El capitán del barco también abordó. Solo dijo al ver la cubierta.

– No parece qué haya alguien a bordo. Revisen todo, si hay alguien a bordo… Arrestenlo. –

– Sí Capitán. –

Todos los soldados se separaron, Leviatán cerró con llave el cuarto donde están las cosas de Dilaila. Si las encuentran las perderá. Leviatán se estaba riendo, les tenía preparados a todos una lección. Cada soldado entraba por una puerta, eran recibidos por una de tres situaciones. 1° Cuando abren la puerta ve otra cerrada y así hasta qué se vuelven locos. 2° Son recibidos por una persona similar a ellos, pero estos se vuelven esqueletos y polvo. 3° La puerta no abre, por mucho qué empujen o tiren, no se abre. Al desistir la puerta se abre golpeandolos en la cabeza. También creó una situación en los pasillos del barco. No importa lo mucho qué intentan llegar al final del corredor, el suelo producía una ola de madera, haciéndolos caer al suelo también devolviendolos a cubierta. Al producirse esto el capitán grita enfadado.

– ¿¡Qué estáis haciendo!? Di una orden, cumplirla. –

– Pero capitán…El barco…Está encantado… –

– Tonterías, los barcos fantasmas no existen. No me hagáis someterlos a todos a un consejo de guerra. –

– Pero Capitán. No podemos abrir ninguna puerta, ni caminar por el barco. –

– Suficiente, tenemos qué remolcarlo o quemarlo. –

Todos los soldados dijeron a la vez.

– Quemarlo. –

– Está bien, está bien. Vuelvan al barco, yo me encargo de quemarlo. –

Leviatán lo oyó y pensó no solo en meterle terror a ese capitán de pacotilla, sino en darle una lección del mar a esos soldados. El capitán agarró una de las sábanas y la colocó en uno de los mástiles, habló a nadie en particular.

– Lo siento, la verdad eres un barco magnífico, nunca vi uno como tú. Una lástima, pero esos estúpidos soldados, no existen los fantasmas. –

Saco una caja de cerillas y saco una, al encenderla, todas las sábanas qué estaban en cubierta cayeron, extendiéndose sobre ella. El capitán se levantó.

– ¡Que! –

Las sábanas se elevaron por el medio, dando la ilusión de qué son fantasmas. Leviatán habló.

– Lárgate… Esfumate… Desaparece… HÚNDETE… –

El capitán se palideció y dejó caer las cerillas, estas llegaron a la sabana casi prendiendola. Leviatán se agitó con fuerza, el mar se agitó con la misma fuerza, levantando olas hasta alcanzar su cubierta y apagando la sabana. Las olas también arrastraron al capitán hasta caer al mar, despertó con la caída. Pero antes de que subiera al barco Leviatán se alzó en forma de espíritu ante él y los soldados.

– HUNDANSE. –

Agitó aún más fuerte y consiguió qué la olar golpearan el otro barco, mucho más pequeño que, se escoró hasta hacer caer a todos al agua, por suerte los soldado, empapadas y con terror subieron a la quilla del barco, este barco no solo se escoró, se dio la vuelta de 180º. Leviatán desapareció y volvió a coger rumbo hacia Playas Cristalinas. Leviatán pensó para sí mismo.

– Qué divertido fue asustarlos, otra historia para contar a mis compañeros, Dilaila-Han estará orgullosa de mí. –


Flaren miró a Rody, este estaba furioso por las palabras de antes, sabía por Saika qué el Clan Kami se consideran casi dioses y estaba seguro qué incluso entre ellos se discriminan. Rody agarró con fuerza su bastón y dijo.

– Tal vez tu quieres jugar, pero yo no quiero. Ya te has divertido bastante con vidas de inocentes. –

– ¿De verdad? Dime una cosa… ¿Quieres eres? –

– Soy… –

Rody empezó a tener miles de imágenes en la cabeza con la misma pregunta, la respuesta venía con una gran sonrisa conocida.

– Soy Nozomu D. Rody, el Futuro Rey de los Piratas. –

Ante la mención de la palabra prohibida todos los presentes en la sala palidecieron menos Rody. Silvana entró con cuidado en la sala, se acercó a Adiel y le dijo.

– Venga conmigo, le mantendré a salvo. –

– ¿Por qué tengo que confiar en ti? –

– Porque al igual qué tu, yo tengo qué velar por mi familia, no soy un soldado, mi hermano está aquí y al igual qué tu tienes qué proteger a tu hija, yo tengo qué proteger a mi hermano. –

– Espera… ¿Eres…? –

Un rugido proveniente de Rody callo todos los ruidos posibles. Flaren por primera vez no se sentía tan fuerte como es… Rody no le dio tiempo a reaccionar, se lanzó con el bastón al frente dándole en el pecho y sacándole todo el aire de los pulmones, después lo agarró del cuello con la cola y lo levantó del suelo. Flaren se estaba quedando sin aire, Rody dijo al ver la desesperación en sus ojos.

– Tranquilo, no vas a morir, solo quedarás inconsciente el tiempo suficiente para liberar al grupo qué vine a buscar. –

Flaren se desmayó, Rody lo bajo y busco la llave, al tenerla dijo yéndose.

– Bien, sé qué donde están los prisioneros, vamos allá. –

Silvana y Adiel vieron todo, ella dijo.

– Espera, iremos contigo. –

– ¿Por qué? –

– Por qué… Mi hermano puede estar con alguno de los grupos. –

– Vale, tú también, viejo. –

– No me llames viejo, mono. –

Los tres llegaron hasta el sótano, allí se encuentran muchos prisioneros, por suerte con 20 minutos de adelanto antes de qué los collares llegaran a 0, 23 collares en total. Silvana miró en todas partes pero no había nadie. Adiel dijo mirándolos.

– Demonis se ha vuelto loco, se fue antes de qué derrotaras a Flaren. Me haré cargo de ellos, conozco toda la isla y sé por dónde ir, toma. Está dirección es para encontrarme. No me creo qué seas tú solo, busca a tus compañeros y venid a verme, junto con los demás prisioneros si lo lográis. –

Se fue llevando a los prisioneros con él. Rody tenía un trozo de papel con una dirección, la chica no se había ido con Adiel y le dijo.

– Silvana es mi nombre, ya oí el tuyo, Rody, parece el diminutivo de otro. –

– Si, me avergüenza un poco y prefiero el diminutivo. Vamos, tu hermano estará con alguno de mis compañeros. –

Ambos se fueron corriendo hasta salir de aquel lugar.


Saika estaba en guardia, su objetivo no era pelear contra ese hombre, sino rescatar a los prisioneros y buscar a los de aquella raza. Y con el tiempo corriendo solo habían pasado 20 minutos, pero necesitaba la llave para quitarle los collares explosivos. Sabía qué Corel era demasiado fuerte para ella y más con esa espada. Lo único qué se le ocurre es usar sus habilidades para robarle la llave, distraerle y liberar a los prisioneros. No tuvo más remedio qué dejarse herir para hacerlo. Dijo a Golddust en voz baja, casi inaudible.

– Golddust, usa tu fuego blanco hacia él, cuando te diga rompe la pared y el suelo y vete, vuelve a Leviatán, no te preocupes por mi. –

Golddust hizo un ronroneo de protesta, pero si era el deseo de su ama lo cumpliría. Lanzó una rafaga de fuego blanco, Corel usó su espada para contrarrestar el fuego, pero está vez no funcionaba, Corel dijo.

– Ya veo, es un fuego qué puede traer vida. Muy lista. –

El fuego se hizo más intenso, estaba a punto de retirarse cuando una mano agarró una llave de su cinturón. Saika pudo acercarse sin problema y quitárselo pero como predijo se llevó un corte en el costado, uno leve pero un corte de esa espada. Retrocedió hasta llegar a su querido dragón.

– Ahora. –

Golddust golpeó con su cola el suelo y con su aliento el techo. Causando una nube de polvo. La forma de Golddust se fue volando, Corel lo siguió diciendo.

– No escaparas. –

Salió hasta estar en el tejado, allí buscó por todas partes y dijo yendo a una dirección.

– Esa chica, fue capaz de quitarme la llave, no debe saber dónde están los prisioneros. Maldita sea, debo informar a… –

– No tienes qué hacerlo Corel, lo vi, lo qué podía ver, ¿Y la Buscadora? –

– Jumjum-Sama, lamento informar qué desapareció. ¿Cuál es su orden? –

– Veamos. Sería bueno qué fueras a por la calle, tal vez puedas ver algún enemigo, eres el único capaz de identificar quien no es un verdadero soldado de la República de los Vientos Esmeralda. No te preocupes por los prisioneros, aunque escapen no irán a ninguna parte. –

– Si, Jumjum-Sama. –

Cuando ambos desaparecieron, Saika estaba en el piso de abajo, por suerte era una bodega de suministros médicos, cayó encima de un montón de sábanas limpias. Se incorporó y decidió mirarse la herida del costado derecho, por suerte no era sangre, al parecer el corte fue la ropa lo qué pasó es qué el cuero del interior de la camisa resistió hasta casi la piel. Solo noto el frío del metal, pero la camisa se estaba desintegrando también, por suerte encontró otros uniformes y se lo cambió para no llamar la atención.

– No te dije que… –

Golddus está en su espalda, en forma pequeña y agarrándola con las garras, alas y cola. Saika dijo intentando consolarlo.

– Vale, vale. Lo siento. No quería asustarte. Buen truco al despistarlos. –

Golddust volvió a enrollarse en su cuello, recibiendo las caricias de Saika.

– Bien, busquemos a los prisioneros. –

Al salir por la puerta, descubre qué está en una zona de calabozos y dijo mirando a Golddust y este gorgojeo alegre.

– Qué suerte. –

Camino hasta llegar a una zona de prisioneros, ella les dijo al ver qué eran los correctos.

– No se preocupen, les llevaré a un lugar seguro, mis compañeros están rescatando a los otros grupos, ponganse en fila y les liberare, deprisa, quedan 35 minutos, cuanto antes os lo quiten mejor. –

Siguieron las instrucciones de Saika, 20 collares desactivados. Cuando terminó, los prisioneros lloraron ante la liberación. Saika dijo seria.

– Aún es temprano para alegrarse, busquen una carreta con el escudo de la isla pero, tiene un corte entre las montañas, esa es la correcta. –

Todos se fueron pero Saika se fue a otra zona, llegó hasta los archivos, allí encontró varios mapas y los guardó en la mochila y se fue a buscar a los demás.


Maddox estaba frente a su padre, pocas veces uno del Clan Kami se quita la máscara de forma voluntaria. Maddox es igual qué su padre salvo los ojos negros y las cicatrices de una garra por todo su rostro. Jinowari miró a su hijo.

– Cuánto has crecido, la última vez qué te vi, el consejo pidió tu presencia temía qué te dieran esa misión. –

– Si, me pidieron qué fuera su títere en la Orden, por mucho qué digáis qué soy vuestra arma, no soy un arma. –

– Veo qué sigues siendo fiel a tus decisiones, a pesar qué has dejado el Clan Kami sigues llevando la máscara. ¿Por qué? –

– Para así matar al Clan Kami, para atraer polillas se necesita una llama, si te acercas te quemas. ¿Por qué todo está gris y Ursen quieto? –

– Gracias a una Esencia Cristalizada. Tienes qué saber algo de ti y también una verdad crucial. –

– No quiero saber nada de ti, asesino. –

Aurora estaría muy feliz si supiera la gente qué has salvado. –

Casi deja caer la espada al oír el nombre de su madre. La bajó y dijo enfadado.

– Está bien, está bien. Te oiré. –

– Tu madre Aurora se dejó capturar, fue mi esposa y así nadie podía ponerle la mano encima, ella hizo qué cambiara mi forma de pensar, ella tenía miedo de qué al nacer tuvieras sus rasgos, pero heredaste el color del cabello y ojos. Pero se qué tienes esa habilidad de encontrar tus objetivos. Pero al parecer también su compasión. –

– No como tu…Asesino. –

Jinowari apretó los puños y dijo.

– No tuve más remedio, le conté mi hipótesis sobre ti y ella llegó a la misma conclusión qué yo, eres un reencarnado. Desconocemos su nombre pero es conocido como "El Cazador de Piratas". No les conté nada al consejo pero estoy seguro qué lo descubrieron por Jumjum. –

– Cuando el consejo me llamó, exigieron qué perdiera mi mente y corazón… Un arma viviente como aquel grupo qué creó el consejo de los Blues. –

– ¿Los Asesinos de Dragones? Fueron masacrados antes, es posible qué pretendían usarte para otro propósito. Tal vez rehacer la verdadera gloria de nuestra estirpe. –

– Ya sabes cual fue mi decisión. –

– Si te atrapan pagarás un alto precio, yo no te entregaré pero si te diré una cosa, mata a Jumjum cuando lo tengas en frente, se irá de aquí en dirección al ''Gran Ducado del Día y Noche" mátalo fue él quien engaño a tu madre y me obligó a matarla. –

– Podías haberla herido, dejarla vivir. –

– No podía, si eso pasara sabrían qué tu madre era mi esposa. Ella me dijo qué si alguien debía matarla fuera yo. Shindaren, sabes qué eres un humano y también un elfo, un reencarnado pero debes saber qué ninguna fuerza salvo un igual te puede derrotar. Quiero que uses toda la rabia qué tenias antes hacia mi úsala contra Ursen y lo derrotes, matarlo o no es tu decisión. Toma perteneció a tu madre. Tienes 20 segundos antes de qué Ursen pueda volver a moverse. Ayuda a esa persona, buena suerte…Maddox

Jinowari le lanzó algo, Maddox lo atrapó y al mirarlo vio qué era una pulsera de cuero blanco con un cristal negro. Jinowari se fue sin dejar rastro, poco a poco Ursen se movía, cuando terminó de ponerse la pulsera en su mano derecha, agarró la espada con fuerza y dijo en posicion.

– Jumjum, prepárate, porque cuando te vea… –

Ursen recuperó la movilidad, pero no pudo hacer nada.

– …Morirás, por ser el causante de mi dolor. –

Con su espada realizo un corte largo, casi desapercibido, pero el hacha se destrozó y Ursen recibe un gran corte en el pecho. Cae inconscientemente, se acerca y toma la llave. Corrió hasta la persona, consiguió quitarle el collar explosivo, le sobró más de 45 minutos, gracias a su padre tenía el tiempo de sobra pero no podía bajar la guardia.

– ¿Estabas solo? ¿Había más prisioneros? –

– No, estaba solo. Menos mal qué mi hermana no está aquí, ayúdame a levantarme. –

– ¿Eres… Un… Hijo del Trueno? –

– No, del Fuego. Solo aquellos qué saben de nosotros saben eso. ¿Mestizo? –

– Si. –

– No importa, tan solo por ayudarme me vale, ayúdame a salir de aquí. –

– Saigonoken Maddox. Mis compañeros salvarán a los demás. –

– Kaelo, espero poder darle las gracias entonces. –

Maddox ayudó a salir de aquel edificio a Kaelo, por suerte antes encontró una sala con uniformes y así Kaelo podía pasar desapercibido por la calle.


Galilaca movía los abanicos como si nada, creando una nube morada. Dilaila seguía invisible pero dejaba huellas en la arena. Aquella mujer loca dijo.

– Si fueras un fantasma no huirías de mi veneno, debes de usar una Esencia Cristalizada. Si respiras mi veneno, lo primero qué sentirás es una rigidez extrema y… –

Dilaila se hizo visible con otra Esencia en la mano y dijo usándola en la arena.

– Cállate. –

La arena se arremolino hasta tirar a Galilaca y cubrir todo su cuerpo salvo sus manos y cintura. Se acercó y le quitó los abanicos. Descubre qué en ellas hay una Esencia Cristalizada morada, seguramente una venenosa como decía ella. Galilaca sacó la cabeza de la arena, se sacudió la cabeza, la máscara se deslizó dejando ver su boca, ella gritó a Dilaila.

– Tu, no eres nada. Cuando salga de aquí te daré una paliza. Deja mis abanicos. –

Dilaila se estaba cansando de esa mujer, decidió cumplir la petición de uno de los prisioneros. Se colocó cerca de la cabeza y dijo con el abanico cerrado y por encima de su cabeza.

– Cállate…DE UNA VEZ. –

Le golpeó con fuerza, tan fuerte qué la noqueo para no oírla más. Encontró la llave y fue a por los prisioneros, un grupo de 10, cuando los soltaba dijo.

– No vale la pena atacarla, le quite lo importante, pero ahora. ¿A dónde os llevo? –

Su respuesta vino de parte de Golddust, este aterrizó con una carta en una pata. Se la da, cuando la lee dice.

– Atención, este dragón es de una amiga mía, nos está esperando junto al resto de mis compañeros. Os llevaré a un lugar seguro. –

Golddust los guio por la playa hasta donde varias carretas con lonas los esperaban, al igual qué los rescatas y Rody, Saika y Maddox.

Una victoria conseguida, pero la guerra no termina. Un aliado inesperado les guiará hasta un lugar donde el secreto de la isla será revelado. Demonis dará una orden a Cole, asesinar al hijo de Jinowari Kleon. Con los hermanos reunidos, viejos recuerdos también aparecen.


Esta vez también es un capítulo largo, Neo Magician 96 también ayudo. No hay que decir más. Reviews y/o PM si quieres hablar en privado de la historia. Hasta el próximo capitulo, SpiritWarriot.