¡ Hola! Hola heeeey Es un gusto volver a verlos después de tantos años de no aparecer por aquí. La última vez que subí un fic aún estaba en la highschool ... Ahora ya terminé la universidad y soy escritora. ¡Qué vueltas da la vidaaa!

Hoy traigo un fic en el cual estaba trabajando y publiqué con ranking T hace más de 4 años. Esta es la versión SIN CENSURA, jaja. Tiene todo el hard lemon que la vida me ha otorgado. Agregué unos cuantos enredos amorosos, infidelidades y traición por aquí y por allá.

Espero realmente que sea de su gusto, porque en verdad este proyecto me emociona bastante, aparte, es de mi clan favorito.

Y, como dicta la costumbre: Ninguno de los personajes de esta historia me pertenece blablablá, pero la trama sí.

¡Pilas! Es un fic NejiHina, aunque habrán algunas partes donde Naruto hará su muy buena lucha.


Entre todas las curiosidades que hay en la "Aldea de la Hoja", se encuentra el "Liceo de la hoja", un tipo de continuación de la academia donde los shinobis pueden especializarse en la técnica que más gusten, habiendo Taijutsu, Ninjutsu, Genjutsu y otras tantas disciplinas, como medicina ninja y preparación de venenos.

Nuestra historia comienza en el primer piso, correspondiente al primer grado. A esta hora todos deberían estar fuera practicando el taijutsu. Sin embargo, hay alguien que no salió.

Situada en el último salón del corredor, en el último pupitre de la fila que está junto a la ventana, se encuentra una niña de piel blanca y cabello negro-azulado. Mira melancólicamente hacia la ventana, sin el uniforme de práctica. Porta la falda, la blusa y la corbata. Tiene una mirada soñolienta, balancea sus piernas de un lado a otro, como si quisieras medir el tiempo...

Sin duda pertenece a uno de los clanes más afamados de esa aldea. La familia más importante y ancestral. Elegancia, poder, inteligencia y belleza. Sí, belleza, porque tal pareciera que cada uno de los rostros de sus integrantes hubieran sido modelados a base de cera blanca fina por primorosas geishas.

Sí, sus ojos grandes y redondos como brillantes perlas violetas la delatan, se trata de Hinata Hyūga, primogénita de Hiashi Hyūga y por ello; heredera de la primera casa.

De nuevo está huyendo de sus debilidades. Más preferible era quedarse a esperar, no confirmar su falta de habilidad y su poca honorabilidad como heredera. Vergüenza familiar, pobreza en carácter, sumisa e ingenua son algunos de los adjetivos que a veces recibía.

En eso andaba pensando, cuando un tintineo metálico la despertó de su autocompasión.

—Hinata, ¿de nuevo aquí? —Preguntó una chica castaña con dos moños en la cabeza y sosteniendo un par de kunais.

—Tenten— sobresaltada levantando el rostro y avergonzada, mira al suelo.— Por favor ... no le digas a nadie que estoy aquí... porque... yo... es que... - se sonroja y se detiene al hablar, mientras pone su mano en puño junto a su mejilla.

—Hinata, no te preocupes. Pero creo que si el taijutsu no es tu fuerte... ¿Por qué no lo practicas un poco más? Deberías esforzarte, todo Konoha lo espera de ti—. Ahí va de nuevo; no se trata de Hinata, sino del orgullo que representa al líder del clan tan prístino.

Tenten trae puesta su ropa para entrenar, sin duda acaba de terminar su curso de "Uso de armas blancas". Por casualidad buscaba a sus compañeros de grado y sin querer vio a esa niña melancólica sentada en el pupitre... balanceándose...

Aunque ella no posee un taijutsu heredado, se planteó la meta de formar su propio estilo de combate; combinando su puntería, flexibilidad e inteligencia. Su habilidad con armas la ha posicionado como una de las más grandes promesas de Konoha.

—Sí, tienes razón... es que... sabes bien que a mí no se me da bien... eso... —susurra a tropiezos la menor.

—¡Mnh! Cierto... Neji mencionó que si te veía, te avisará que hoy tardará en salir para volver a casa. Dijo que tenía que arreglar los asuntos. Si fuera necesario podías marcharte sin él.

-¿Unos... asuntos? —Hinata ríe algo avergonzada. Sabe que su primo es bastante popular, algo que a ella no se le da.

Sí, sabe que junto a otros chicos, tienen a casi la mitad de alumnas de la escuela locas. Sabe qué "clase de asuntos" arregla siempre después de clases: confesiones por parte de las admiradoras, acosamientos o ruegos... lo sabe bien porque Naruto le cuenta, ya que él pertenece a ese grupo de "chicos acosados"...

La plática es interrumpida por un chico de pelos rebeldes y dorados, con las mejillas sonrojadas y la sonrisa chispeante, quien lanza una mirada celeste a la señorita Hyūga y quien entra al salón con una toalla limpiando el sudor de su rostro.

—¡Hinata-chan! ¿Por qué no asististe a la clase? Guy sensei preguntó por ti.

—Yo... etto... tenía un poco de dolor en el cuello... Naruto-kun— miente.

¡Cómo quería a Naruto! Ese joven le daba tanta confianza. Estar cerca de él la hacía sentirse más fuerte. Desde niña siempre lo admiró, y al pasar el tiempo en vez de eliminar ese amor se acrecentó más. Si de vez en cuando tomaba las riendas de su vida, era inspirada en la vitalidad del chico.

No, no podía saber el dueño de sus desvelos que tenía tanta vergüenza de su técnica tan fallida que no daría el placer a los demás de ver a la desgracia de la casa Hyūga en acción.

—Hina, debo regresar a mi clase para cambiarme y guardar mis cosas, mataashitta- le dijo Tenten haciendo una señal de despedida con la mano.

—Sí... adiós Tenten... gracias...

—Bueno, yo también me voy, nos vemos Hinata-chan.

—Naruto-kun ... nos vemos después ... -. Ambos se alejaron de la inocente kunoichi, ajenos a la melancolía que suponía dejarla en medio de tan grande y frío salón.

Konoha se estaba llenando de una mullida y fría alfombra blanca. Los arboles ya no tenían ni una sola hoja y en cambio sus ramitas estaban robustas de gotitas congeladas que esperaban la primavera para dejarse derretir y permitir a los olmos mostrar sus hojas de color verde brillante y en los árboles de sakura las flores del cerezo aún más bellas

La heredera se encaminó a la salida, pero antes de partir se detuvo en la puerta y sin más esperó unos cinco minutos. Le empezaba a dar frio en las piernas descubiertas por la tabla falda, soltó un estornudo ...

"Que no sea una enfermedad, por favor", se dijo así misma mientras se abrochaba más el abrigo. No despegaba la vista del marco de la puerta. Sabía que le hubieran dicho que él "tardaría en regresar a casa".

En eso, unas pisadas fuertes se escucharon detrás de ella.

¿A quién espera? Una voz fuerte. Un tono que conocía perfectamente. Hinata sonrojada con la cabeza hacia abajo se giró solo para verificar lo que ya suponía.

—A nadie, Neji-niisan.

¿Se dirige a casa, Hinata-sama?

—Sí, yo solo ...

—Vamos.

Y sin apenas terminar de hablar, el genio se adelantó para ir frente a ella, caminando altivo, orgulloso.

La elegancia del clan estaba resumida en Neji Hyūga; sin duda, era una lástima su nacimiento bajo techo de bunke. Qué pena saber que Neji no nació siendo hijo de Hiashi... y Hinata sí...

Técnicas reservadas a la primera rama descubiertas, perfeccionadas y mejoradas a los cortos 10 años, edad en la cual Hinata apenas terminaba de memorizar las posturas del combate Hyūga, sus reglas y los sellos para evocar su byakugan.

Ni siquiera había recibido instrucción particular como sus primas y ya sabía más del puño suave por mera intuición que por esos largos pergaminos que Hinata y Hanabi leían y releían bajo la mirada atenta de Hiashi y el consejo de ancianos.

Fuerte, decidido, fiero e increíblemente apuesto, el joven se ganó a pulso sus privilegios dentro de la primera rama, obteniendo el más alto honor: el resguardar a la que podría ser la matriarca en un futuro de ese clan.

No solo era un increíble shinobi. También podría vanagloriarse de rechazar todos los días a una señorita distinta, aunque claro, eso no era algo que le importa alardear.

Sin duda, su altivez era todo lo contrario a la timidez de Hinata.

Caminaron rápido, el frio era penetrante, pero al poco rato de andar y con los abrigos bien abrochados el camino se hizo más soportable, excepto por el último silencio. Ninguno de los dos se dijo nada, hasta que Hinata siguió.

—Nej-niisan... creí que... etto... tenías que arreglar unos asuntos... fijadas mientras jugaba con sus dedos enfundados en guantes de cuero marrón.

—Mhn, de repente graba algo y decide qué asunto podría esperar... Sobre todo porque hoy hacía mucho frío y usted se enferma muy rápido cuando el clima es así...

Hinata bajó el rostro. Sin contestar sonrió levemente, mientras que Neji seguía vista al frente.

Llegaron a casa.

Saludó moderadamente la heredera, sin esperanza de recibir respuesta. Neji se quitó el abrigo y ayudó con lo mismo a su prima para colgarlo en un perchero cercano a la entrada y se dirigió a su cuarto, a los pocos minutos bajó con su ropa cotidiana y mientras se rehacía su coleta y se fue caminando al dojo.

Hinata se mantuvo en la cocina prendiendo una hornilla para el té. A decir verdad, muy pocas veces se hablaban, y aunque Hinata le gustaban sus charlas, un tanto crudas pero maduras y racionales, nunca le iniciaba la conversación. Su relación estaba basada en el respeto, una extraña muestra de preocupación y un tanto de incomodidad aún por el alcalde.

-o-

En una oscura calle de la Aldea se encuentra una pelirosa que habla con un rubio. Ella sonrojada se recarga en la pared mientras el joven de cabellos dorados se acerca, la abraza y rosa sus labios con los de ella.

-o-

"Bien ... hoy será el día" se dice a sí misma. Aún es muy temprano, pero afuera ya se escuchaban los golpes de su padre y su primo, así como las bocanadas de aire y los silbidos que sus manos ágiles y exactas provocan. Como desde hace algunos años, el mayor de los Hyūga se esmeraba en formar personalmente al hijo de su hermano gemelo, tiempo que debería destinar a su hija mayor pero, como desde hace algunos años, no hace.

Se asoma por la ventana... sí, estaba en lo correcto. Ahí estaban Hiashi y Neji, ambos entrenando con kunais. La Rotación de Neji es perfecta, es quizás la mejor de todo el clan. Tan ocupada estaba mirando la perfecta técnica de su primo que no se dio cuenta cuando este chocó su mirada con la de ella, provocando un grito acallado, y respondiendo con una sonrisa y un suave movimiento con la mano, para rápidamente alejarse de la ventana y dirigirse a su tocador.

Cepilló su largo cabello. Se pusó su uniforme y un tanto temerosa se rellenó los labios con un poco de tinta rosada, provocando un tono aniñado y ligero. Nunca había usado maquillaje, pero solo por hoy quería intentarlo.

Contenta con el resultado, va a la cocina y pone el agua a hervir, para después dirigirse a la hornilla y preparar el desayuno.

-Onēsama, ohayou ... -susurra Hanabi mientras cubre sus ojos de la luz matinal.

-Buenos días, Hanabi - responde sonriente.

Hanabi se sorprende al ver la reacción de su hermana, por una extraña razón está de muy buen humor y así lo demuestra, contagiada por el ánimo de su hermana, muestra una sonrisa.

Lord Hiashi entra solemne al salón, se acerca al comedor para tomar asiento en la cabecilla de este, unos segundos después entra Neji, respirando agitado; han terminado el entrenamiento. Hinata se apresura a servir el té ya poner sobre la mesa unos bollos de judía dulce ...

—Gracias Hinata— le contesta Hiashi, quien pacientemente bebe el té.

Con torpe rapidez, Hinata pone arroz, sopa miso y pescado asado. Cuando todos se disponen a comer, ella toma asiento y hace lo mismo. No es que el gran señor Hyūga no tenga sirvientes, ni cocineras o alguien que le prepare el desayuno a él ya sus hijas, pero Hiashi sabe muy bien que Hinata no estará siempre como su hija. Internamente, su fe en su hija se había disuelto el mismo día en que cayó en cuenta que su único futuro seria ayudarla, gracias a su buena estirpe, a encontrar un buen matrimonio.

Después de esperar a su primo, juntos se dirigen al liceo, donde se separan para ir a sus respectivos salones. Cosa del destino y la buena suerte, el único que estaba en el salón de Hinata era Naruto.

—Bueno días, Naruto-kun

—¡Hola, Hinata-chan!

—Etto ... Naruto-kun ... yo quisiera hablar contigo después de clases ...

—¿Conmigo? - Se dijo un tanto extrañado Naruto señalándose a sí mismo con el dedo pulgar.

—Si ... Etto ... creo ... que ... quiero decirte algo ... muy importante.

—Bien ... entonces nos veremos terminando las clases ... —respondió con un semblante un tanto confundido.

Hinata no pasó por alto aquella cara de duda y la mirada al suelo del otro, pero no le tomo tanta importancia. Sin más, aún sonrojada y con una sonrisa tímida, se sentó en su pupitre muy emocionada.

Las clases terminaron como una tortura, lentas, sin sentido. En todo el día Hinata no logro captar nada, provocando que Sakura le soplara al oído un par de veces para responder las preguntas de Kurenai-sensei. No lograba poner en orden sus sentimientos, ideas y deseos. Sí ... Hinata pensaba cómo decirle a Naruto que lo amaba.

Llegó el momento, terminaron las clases, la escuela se vació rápidamente por unas grandes nubes grises que se dejaban ver en el cielo de Konoha. Llovería, no había duda.

Hinata llegó al lugar acordado, se recargó en la pared, sonrojada y un tanto nublada de pensamiento y se dispuso a esperar al rubio.

Pasaron más de cuarenta minutos sin que Naruto hiciera acto de presencia ...

Ya se estaba haciendo ánimos de irse cuando vislumbro una silueta. Un chico de uniforme y cabello rubio iba de la mano con una joven delgada y de cabello rosado, con su fina mirada trató de identificar de quién se verá, porque no quería hacerse una idea errónea, pero solo así confirmó la amarga sospecha. Era Naruto y Sakura que salían de la mano

Quizá eso no había sido tan doloroso, lo criminal fue cuando Naruto dejó de tomar la mano para abrazarla y besarla.

"Naruto-kun ... Sa-Sakura-chan ..."

Y de un momento a otro, como si el cielo quisiera detectar la tristeza de la ojiperla, comenzó a llover. Naruto corrió mientras cubría a Sakura con su chaqueta y huían del lugar, y así, sola y triste, Hinata se quedó de una pieza, en el jardín y sin ser vista por nadie, comenzó a llorar de una forma desgarradoramente silenciosa.

Neji salía tarde ese día, se cambió los zapatos, abrió el paraguas y con paso ligero se encaminó a su casa. Era tan tarde que creía que Hinata ya había llegado a la mansión. Caminó unos pocos pasos cuando notó una patética silueta de mujer, no había duda, la falda la delataba, en medio de la explanada del colegio. La cartera derramada por el suelo al igual que los cuadernos sólo empeoraban aquella perdedora postal. Pero se quedó un tanto extrañado al reconocer ese abrigo y ese cabello, se acercó unos pasos para darse cuenta de esa mujer que temblaba dramáticamente era Hinata, y que además, estaba llorando.

Hinata notó que la lluvia cesaba, levantó la vista y notó que había un paraguas, dio la vuela y se topó con el pecho de Neji, dejó escapar un sollozo fuerte.

—Hinata-sama ... ¿Qué hace aquí y en ese estado?

—Neji ...

Recargó su frente en el pecho de su primo.

—Hinata-sama, tomé— y colocó su abrigo en los menudos hombros de la menor.

Caminaron lentamente, el sosteniendo el paraguas y mirándola de vez en cuando, ella aún con paso lento y con algunos sollozos. Neji no quiso preguntarle qué le pasaba, ni le molesto el lento andar de su prima, en cambio, sintió cómo la mano fría de ella se aferró lentamente a la suya, no como un gesto de cariño o agradecimiento, si no como para no abatirse y caer , lo cual funcionó, porque así su primo pudo ayudarla un par de veces cuando estuvo a punto de resbalarse.

Llegaron. Hanabi recién había tomado una ducha después de entrenar con su padre. Buscó los cálidos ojos de su hermana para saludarla y fue ahí cuando se extrañó de verla tan deprimida cuando por la mañana estaba tan radiante.

Hiashi había salido para consultar unos problemas con Tsunade.

Como un zombie, subió a su alcoba, y aún con las ropas escurriendo se sentó en medio de su cama con la barbilla entre las rodillas.

Golpearon ligeramente su puerta.

-¿Hinata-sama, puedo pasar? -Pregunto ligeramente Neji.

-Douzo ...- respondió apenas en un hilo de voz.

Entró, traía una toalla en una mano y una taza de té en la otra.

—Hanabi-sama me dijo que le haría bien esta taza de té— dijo Neji mientras se ponía delante de ella—. Creó que debería cambiar de ropa antes de que le dé un resfriado, sus defensas no son muy buenas y el clima siempre le afecta ... y, creo ... —agregó una pausa, un tono dudoso y miro hacia otro lado, vio la ventana y el observo que las nubes ya estaban disipando, y por alguna razón, deseó él también disipar lo que estaba a punto de decir—. Creo ... que no está bien que usted llore ... por algo ... o alguien. No sé qué fue lo que hizo llorar, pero no debería darles la dicha de mostrarle sus lágrimas ... disculpe que me entrometa ... pero ...

—E-es Naruto kun ...

Él ya lo sabía, o por lo menos lo sospechaba. Por la tarde lo había visto compartir el almuerzo con Haruno. Eso no era tan comprometedor como ver que después comenzaban un besarse de forma apasionada detrás de unas escaleras. Supo que eso iba a afectar enormemente a su prima.

Soltó un suspiro que le resultó un tanto extraño. No tenía nada contra Naruto y mucho menos lo odiaba. Le resultaba a veces fastidioso, pero nada fuera de lo normal. Se acerco a ella y con ligereza quitó la toalla con la que su prima tenía cubriendo su cara y la colocó como un manto en su cabeza.

—Y ... ¿te gustaría platicar de eso?

—Neji ... yo ... solo quiero que alguien me escuche ...

Neji entonces entendió lo sola que tuvieron que sentirse. Comprendió que ella jamás hablaba con nadie y que de seguro no podría desahogarse con otra persona que no fuera de él.

Ella por su parte fue soltando todo ese dolor que tuvo problemas, mientras que las lágrimas de nuevos cubrían sus ojos. Susurró su pesar por Naruto, su amor por él, su poca confianza en sí misma. De repente, un sollozo la hizo volver en sí.

¿Qué podría hacer Neji para consolarla? Él nunca le hablaba de sentimientos ni emociones, y aun así ella le separó de casi toda su vida.

—Perdón, Neji-niisan ...

¿Por qué?

—Supongo que no te interesa mucho ... una plática así y más de mi parte ...

—No, está bien que se desahogue de vez en cuanto, mientras que no sea muy seguido, ya que eso significa que algo no está bien en su vida ...

—Etto ... tienes razón, Neji nissan ... gracias. Supongo que te debo un favor —limpió sus mejillas con la manga de su suéter—. Cuando quieras platicar con alguien aquí estaré yo.

—No me gustaría importunarla— y de una manera curiosa, pareció una leve pincelada de sonrisa. En cambio ella le sonrió de una manera más triste ... aún estaba adolorida y se notaba en su rostro gris.

Neji solo acertó con una inclinación, y se retiró.

Salió de la habitación de la dama. Atravesó los aposentos de la familia principal para llegar a su habitación. Al cruzar el jardín, se detuvo un momento para mirar por fuera del marco de madera tallada de la ventana de Hinata, la cual se cerró.

Sintió lo mismo que cuando conoció a Hinata, cuando él tenía 4 años y ella 3 ... ¿Tal vez era empatía? Si alguien merecía algo de su parte en esa casa era la mayor de las hijas de Hiashi. Recordó cuando de niños llegó a quererla y a reconocer su belleza, y esta última cualidad seguía apreciándola sin duda alguna.


Comenzamos un poco lento, quiero primero crear el ambiente y las relaciones que giran alrededor de la pobre Hinata. En esta historia Hiashi no va a ser muy cariñoso con su heredera.

Tranquilos, porque el primer chispazo de lime ya viene en el capítulo 2 y en el 3 habrá algunas escenas que... WOW.

Este fic está clasificado como M por una buena razón, jaja.

Gracias por leer, no olvides dejar un comentario