Cambio de octubre

Cap.2

Gafas de sol por la noche


Llevaba aproximadamente una hora tocando la desgatada puerta del departamento, aun así, no les prestaría atención a sus nudillos ensangrentados ni al dolor, en realidad, ya no les prestaba atención a muchas cosas, ya era como si ciertos detalles no estuvieran ahí.

Soltó un pesado suspiro, se hizo dos pasos hacia atrás y dio una fuerte patada a la puerta haciendo que esta se abriera. Igual nadie le reclamaría nada, estaba en los barrios bajos, a nadie le interesaba detener el vandalismo.

¿Enid? —preguntó a la nada.

El pequeño departamento estaba casi cayéndose, se estaba deshaciendo junto con toda la horrible y pobre colonia. Merlina pudo divisar la mesita de noche estaba en lo que se supone era una pequeña sala. Encima de ella podía aun verse las líneas de polvo blanco.

Merlina continuo su camino dentro de la horrible propiedad. Para su suerte encontró un bat de beisbol en su camino, lo tomó y se dirigió a la habitación principal. Esta vez en total silencio.

Al llegar a su objetivo, diviso la cama donde dos bultos se podían apreciar, ni siquiera pregunto, cuando de un momento a otro golpeo con toda su fuerza uno de ellos y un espantoso grito lleno la habitación. De entre las sábanas rodó un cuerpo masculino, totalmente desnudo, y otro femenino brotó espantado, en las mismas condiciones de desnudes.

Lárgate —dijo Merlina en un tono casi sereno.

El chico la miró asustado, no necesito de ninguna amenaza para huir del lugar, tomo lo que supuso era su ropa y se fue del lugar.

¿Amor? —dijo la chica desnuda— no te escuche.

Me doy cuenta —respondió, arrojó el bat a algún rincón de la habitación y se aproximó a su novia. —¿Dormiste bien? —preguntó ya sentada en la cama, acariciando el blanco rostro frente a ella.

Si —Enid llevaba días... bueno eso ella querías creer, ya no notaba el paso del tiempo, dejémoslo en días, llevaba días notando esa actitud en Merlina, era como si no mirara sus errores más que evidentes.

No pudo sostenerle la mirada y agacho la cabeza.

Déjame mirarte —Merlina tomó sus mejillas y observo cada detalle de su rostro— tu nariz, está sangrando.

Limpio el líquido con su pulgar.

Está bien —afirmo Enid— no te preocupes por eso. —Aquella afirmación provoco en Merlina una sonrisa.

Lo sé, sé que todo está bien.

Dicho eso, Merlina junto sus labios con los de Enid, un beso lento, suave, saboreando la saliva y lengua de su novia, no tenía prisa alguna.


Las luces violetas giraban por todo el lugar y las personas bailaban sin importarles nada a su alrededor. En medio de aquel bullicio, una chica de trenzas negras estaba arrumbada con unos lentes de sol en su rostro.

Adams Merlina se giró levemente al escuchar la voz de su amigo y su nombreme tope con Ajax hace un rato.

Merlina no contesto, y con los lentes oscuros era difícil decir si estaba prestando atención.

Tenía una horrible bola en la espalda como si alguien lo hubiera golpeado.

La Adams siguió sin contestar.

Me lo contó Merlina, ¿Cuántas veces Enid te ha engañado con ese estúpido?

Ella no hizo eso, no digas tonterías respondió de forma tranquila—. Enid me ama a mí.

Exasperado, su amigo la tomó por los hombros.

¡Ella lo único que ama es su maldita droga, no lo entiendes!

Merlina se alejó.

Tú no sabes nada, no es verdad lo que dices.

¿Has tomado tu medicamento, Merlina?, pareces una demente usando lentes de sol a plena noche.

Enid se encarga de eso.

Claro, dale el control a la drogadicta.


Las respiraciones agitadas de ambas chicas se mezclaban cual tornado, sentían como en sus venas corría la sangre y regresaba a su corazón por medio de sus arterias.

Enid... Merlina sentía como de su cuello comenzaba a brotar sangrealeja eso de mí.

Sentía el filo del cuchillo en su piel, y a la persona que tanto amaba, con los ojos dilatados e inyectados de sangre mirándola fijamente, con la posibilidad de matarla en ese preciso momento.

¡LA NECESITO QUE NO ENTIENDES!


¿Te duele mucho? Enid colocaba las vendas alrededor del cuello de su novia.

Merlina le sonrió al tiempo que tomaba su mano.

He sentido cosas peores, y lo sabes.

Te causo muchos problemas Enid comenzó a llorarni siquiera he podido conseguir tus medicamentos, ¡soy una inútil!, ¡inútil!

Enid comenzó a jalar sus cabellos rubios ante la desesperación.

—¡Quiero cambiar, quiero ser diferente!

Merlina tomó sus manos para que ya no se hiciera daño, observo a su Enid, llorosa y mocosa.

Luces horrible afirmó y se acercó a su cara, comenzando a lamber sus lágrimas, beso sus mejillas, sus ojos hinchados, las cicatrices de su rostro— te amo tanto, amo hasta lo más asqueroso de tu ser, no me importa lo que pase mientras este contigo.

Enid sonrió. Merlina la hacía sentir algo que no sentía con nadie, lo tenía todo con ella. Se dio cuenta, de que los lentes de sol que Merlina siempre traía consigo estaban tirados muy cerca de ellas. Se alejó de su novia y fue por el pequeño objeto para llevarlos con su dueña.

Puso aquellos lentes en los ojos de su novia mientras ella tenía una sonrisa.

Son los mismos que tenías cuando te conocí Enid acaricio el rostro de Merlinacreí que eras una estrella de rock.

Merlina le sonrió.

Me tenías miedo en ese entonces.

Enid bajo la mirada, ella había tenido ataques de violencia debido a la droga, por eso la echaron de su casa, Ajax le había ofrecido un lugar donde vivir, pero solo alimento su adicción durante mucho tiempo. Hasta que conoció a Merlina, es día Merlina llego a donde estaban ella y Ajax, decir que casi lo mata fue poco, lo acusaba de ser una víbora que había asesinado a su amigo Eugene. Los golpes que Merlina le había propinado a Ajax, lo único "bueno" que Enid hacía conocido le recordaba a toda la violencia en su casa. Y por un tiempo esto hizo que Enid tuviera miedo de ella.

Pero después supo, que Eugene era como ella, un drogadicto del cual Ajax era proveedor, y bueno al final la droga lo mató.


ACTUALIDAD

—¿Puedes decirme entonces, cuantas veces fueron? —preguntó aquella persona de bata blanca.

—No... no lo recuerdo —Enid frotaba sus manos contra su cabeza— estaba muy drogada para saberlo.

—¿Usted sabia de la condición de Merlina Adams antes de comenzar su relación?

—¿Se refiera a la esquizofrenia? —Enid alzó la mirada— por supuesto que sí. Ella siempre fue honesta conmigo.

—Bueno de ser ese el caso —la doctora se acomodó el gafete que en letras grandes decías Doc. Barclay Bianca— le puedo preguntar si esa fue la razón de su infidelidad.

—¡YO NUNCA LE FUI INFIEL A MERLINA!, ¡YO LA AMO!

La doctora no hizo más que elevar una ceja en símbolo de incredulidad.


—Sus ojos están abiertos, pero es como si no estuviera aquí. —Merlina tenía la mirada perdida, solo abría la boca para recibir el alimento que Enid le ofrecía.

—Son los calmantes, Enid, ayudan con sus migrañas y con las alucinaciones.

—Xavier, ¿esto es mi culpa? Ella a veces hasta olvida su nombre.

El chico solo apretó los labios, se dio media vuelta dispuesto a salir de la habitación, no podía seguir observando el deterioro de su amiga, y aunque no lo admitiera, él si culpaba a Enid de todo lo que estaba pasando, pero antes de cruzar el lumbral dejo unos lentes de sol en la mesa que estaba cerca de la puerta.

—Merlina es muy sensible a la luz.


—Brillas Enid —Merlina acariciaba el rostro de la chica, lo detallaba con suma delicadeza.

El sol estaba brillante esa tarde, estaban juntas en el patio del hospital psiquiátrico, Merlina tenía puestos sus lentes de sol, mientras Enid se dejaba acariciar.

—Eres tan brillante, podría quedar ciega.


—¿¡Como se te ocurre venir así!? —Xavier estaba furioso, y sacudía a Enid con toda su fuerza — creí que todo esto te haría recapacitar, estabas yendo a rehabilitación, y apareces aquí ¡DROGADA!

—¡Xavier! —Bianca apareció para alejar al chico de Enid— suéltala ya.

Bianca observo a Enid, la chica traía la ropa sucia y el cabello enredado, ya no quedaba mucho de ella si le preguntabas, aunque tampoco quedaba mucho de Merlina.

—Quiero ver a Merlina —dijo Enid — necesito verla.

—Le prometiste que lo dejarías, ¡solo la engañas! —Xavier estaba enojado, enojado con ella y con Merlina por permitirle a esa chica tener el control sobre ella. —Merlina se va a morir y todo por tu culpa. Sí no hubieras aparecido ella estaría bien, llevaría su enfermedad con cuidado y no estaría en esa cama.

—Merlina ha estado delirando, desde que Enid no viene a verla —Bianca menciono — me cuesta entenderlo, pero, aunque cada su condición empeora, cuando Enid está aquí parece llevarlo mucho mejor.

Xavier, comenzó a llorar de impotencia, no lo podía creer esto no podía estar pasando. La ruina de Merlina era lo que la hacía llevar su enfermedad por un rumbo menos miserable.

—Puedes ver a Merlina, Enid.

Bianca dirigió a la joven a la habitación de la mencionada.

Cuando Enid se quedó a solas con su novia, no pudo evitar notar todos los frascos con medicamento que había por toda la habitación, medicamento que ella debía de conseguir para ella en lugar de estar buscando manera de conseguir su droga.

Antes de que Enid se echara a llorar y la mentarse Merlina la miro, y supo que estaba lucida, por un momento su novia esta lucida, eran los pocos momentos que podían hablar de lo que pasaba en realidad.

—Siéntate —ordeno —no sé cuánto tiempo pueda aguantar, antes de que las voces comiencen de nuevo.

Sin protestar hizo lo que Merlina le pidió. Eran tan pocas veces que podían estar así, como una pareja normal que quiere resolver los problemas reales.

—¿Estas drogada de nuevo? —Enid asintió a la pregunta con algo de vergüenza —entiendo. Me gusta cuando hago como que no me doy cuenta de ese tipo de cosas, cuando las alucinaciones son tantas que no puedo ver tus errores, porque así siento que te amo, me costó mucho tiempo llamar tu atención, que te fijaras en mí y dijeras que me amabas más a mí de lo que quisiste a Ajax, me gusta pensar que solo era como matar una cucaracha cada que lo veía en el interior de nuestra casa.

Merlina comenzó a llorar.

—Cuando estaba contigo, cuando hacia como que no veía, era como si fuera una persona normal, para ti yo era una persona normal, nunca me miraste con lastima ni como una invalida. Nunca me llamaste loca, ni quisiste traerme al psiquiátrico porque para ti, no era una enferma mental, solo era una persona, de la cual te enamoraste y eso para mí fue suficiente.

De los ojos de Enid también brotaban lágrimas, y es que ella se sentía igual, que Merlina ignorara su adicción y ella su esquizofrenia, no era sano, pero en ese momento no se sentían tan locas, ni tan mierdas como la sociedad las había tratado toda la vida.

—Por eso te di a guardar el medicamento, porque sabía que, en tu cabeza, por todo lo que había sucedido tu no me lo darías y yo nunca te negué tu cocaína. Nos estábamos destruyendo, pero era muy feliz haciéndolo.

—Merlina —Enid hecho sus brazos sobre su novia, abrazándola con fuerza — Te amo.

—¿Podrías pasarme mis lentes de sol?