El profesor Anzai se acercó a recepción solicitando información sobre su estudiante mientras Rukawa se mantenía a su lado en todo momento.
- podría decirme en qué habitación se encuentra Sakuragi Hanamichi.
-Por supuesto.
La encargada comenzó a buscar en sus registros el nombre del pelirrojo.
-el joven Sakuragi se encuentra en la sala 205. ¿Es usted un familiar?
- No, pero soy su contacto directo frente a cualquier situación emergente en su rehabilitación.
- Sería posible que antes de ingresar a verle pueda conversar con la doctora que ha estado llevando el caso del paciente.
- Por supuesto… en eso mira a su costado donde se hallaba su acompañante.
- si quieres puedes adelantarte.
Rukawa no sabía qué decir, primeramente, no entendía porque el "gordito" lo había traído a este lugar, "Sé que tú podrás ayudar a Sakuragi" las palabras del profesor taladraban su mente y no lograba darle un sentido lógico a su petición. Siendo realista él era el menos indicado para ayudar a alguien y más al pelirrojo. Por inercia se dirigió hacia la dirección que la enfermera le estaba señalando. Mientras caminaba trataba de recordar alguna señal que pudiera haberle advertido el estado de su compañero, las imágenes eran confusas. En un momento el mismo sentir que había experimentado el último día que lo vio le volvió a inundar. Recordó la mirada sin brillo que le dieron aquellos ojos almendrados, había sentido que algo andaba mal con él; sin embargo, Hana se mostró como usualmente lo hacía, alborotado como siempre.
Sin darse cuenta sus pensamientos bombardearon su mente, tantas preguntas sin respuestas pero dentro de todas ellas, una resaltaba por sobre las demás, ¿qué hizo este idiota para terminar aquí?
Estaba a pasos de la sala donde se hallaba Hanamichi, se asomó sigilosamente para dar un primer vistazo; allí se encontraba él con la mirada perdida en la ventana, tan sereno que dudaba que fuera el mismo escandaloso de unos meses atrás.
Sin dar tanto rodeo guardo sus manos en los bolsillos y entro al lugar.
- Hola, torpe.- musitó sin emoción alguna en su voz.
Hana estaba tan absorto mirando la nada que no sintió entrar a Rukawa ni menos oír ese susurro que dio como saludo.
Al no recibir respuesta el ojiazul no encontró mejor manera de conectarlo a la realidad dando una leve patada a la cama sacudiendo así al paciente que allí se encontraba.
- Oye, te estoy hablando. - soltó con desdén.
De un sobresalto el pelirrojo giró su vista y sin jamás imaginarlo sus ojos se clavaron en aquel mar intenso y profundo que en apariencia parecía muy calmo pero que en esencia vibraba por su bravura.
- Ru...ru...kawa...-tartamudeo ante aquella despiadada mirada...- qu..ué haces aquí?.- soltó casi como susurro.
La mirada fría de Kaede se intensifica más sobre su víctima, no podía controlarlo, una sensación de irritabilidad comenzó a apoderarse de él, en un acto irracional se lanzó sobre Hana tomándole de la bata y elevándole unos centímetros de la cama y sin poder meditar en su accionar soltó.
-¿qué hiciste idiota?.- su voz se matizó con su estado iracundo aunque mantuvo un volumen bajo pero el peso de cada palabra era como un puño que arremetía contra rostro del pelirrojo.
¡¿Qué demonios?!.- grito Hana tratando de apartar el agarre de Rukawa con su brazo derecho.- ¡Suéltame Zorro asqueroso!.- continuó al ver que el aludido no aflojaba sus manos.
- Responde. - siguió el pelinegro sin apartar la vista de un Sakuragi completamente desconcertado por la temeraria actitud que estaba teniendo. Un deseo incontrolable por golpearlo le recorrió todo el cuerpo pero sabía que no podía hacer tamaña acción frente las condiciones en las que se encontraba su víctima; trató de sosegar sus emociones y sin más le soltó.
Hanamichi se incorporó aun descolocado por la extraña reacción del Kitsune, respiró hondo, tomó de la mesita que se hallaba a su costado un vaso de agua, bebió de él y luego regulando las revoluciones emocionales que le había provocado este inesperado altercado, continuó la conversación si es que se le podía llamar de esa manera al intercambio de miradas y palabras que se lanzaban mutuamente.
- Aún no respondes mi pregunta, ¿qué haces aquí?- dijo cruzando los brazos.
- Lo solicitó el Profesor Anzai.- soltó en seco.
- Así que el "gordito" también está aquí. - suspiro con desgano.- no tenían por qué haberle avisado.
- Responde mi pregunta. - seguía insistiendo como si no advirtiera la verdad de los hechos, de alguna manera intuía la razón, pero no quería afirmar su presentimiento sin que este se lo declarará por sus propios labios.
- Jamás lo entenderías. - sostuvo desviando la mirada nuevamente hacia la ventana.
-hmm.- Realmente él sabía cómo sacarle de quicio, odiaba alterarse por nimiedades pero parecía que ese idiota tenía un manual para desequilibrarle.
Nuevamente las palabras del director Anzai arremetían en su conciencia" Sé que tú podrás ayudar a Sakuragi", ¿cómo carajo iba a ayudar a ese maldito Do aho si no se soportaban mutuamente? Pareciera que la mera existencia de ambos en un espacio determinado podría causar un desastre de grandes proporciones.
- Qué te pidió ese...- Hana no alcanzó a finalizar la oración cuando ve una silueta abultada asomarse por la habitación.
- Sakuragi-Kun, qué gusto verte. - soltó alegre al ver a su estudiante más repuesto.
- Gordito! Hahaha.- vocifero el Tensai.- No hay de qué preocuparse, este genio ya sea recuperado.
- Me alegra escuchar que ya te sientes mejor, es por ello que encuentro necesario que inicies cuanto antes tu entrenamiento para que cuando te den el alta puedas incorporarte íntegramente al equipo.
Hanamichi trató de disimular su incomodidad al tener que escuchar la palabra "entrenamiento", su crisis existencial con el básquet aún estaba latente y no veía alguna esperanza en continuar en él y menos se animaba teniendo en frente al culpable de su desgracia.
-Profesor Anzai.- interrumpió Kaede.- ¿por qué yo?.- murmuró
- Sakuragi.- señaló al número 11.- Rukawa se encargará de practicar contigo, ya he coordinado con su entrenador de la selección de Japón que él estará entrenando con el equipo de Shohoku; por tanto, iniciarán este lunes con los ejercicios que ya he planificado para ustedes.
- Profesor. - alzó la voz algo alterado al no haber recibido respuesta.
- Este genio de la rehabilitación no necesita que un bueno para nada como Rukawa le enseñe a jugar. - mencionó algo molesto.
- Esto no está a discusión, ustedes son un arma letal para las demás preparatorias; el equipo necesita que ambos puedan sincronizarse como jugadores ya que nuestra victoria ahora dependerá gran parte en las jugadas que hagan de manera cooperativa. - el director miró a Kaede y continuó.
- Sakuragi necesita un carácter firme que saque a relucir sus habilidades y tú eres el único en el equipo ahora que puede hacerlo.
- Pero gordito. - soltó un poco enfadado.- lo que menos necesito es que ese Zorro me diga cómo debo jugar...
Hana aun no lograba terminar su oración cuando el ojiazul se le adelantó.
- Lo haré. - confirmó firme.
- Sabía que podía contar contigo, Rukawa.
-Quéééé'!...me rehusó.- grito señalando con su indice al kitsune…- yo no quiero pasar mis últimos días de rehabilitación con este tarado.- girando sus ojos continuó…- nada podría aprender de él.
- Torpe. - musitó.
- Además Sakuragi creo que te hará bien entrenar junto a él, quizá así puedas aclarar tu mente y descubrir aquellas habilidades que tienes para el Básquetbol; quién sabe si terminas por la misma senda que Rukawa.
Hana escuchó cada una de las palabras del profesor y sin poder contenerse sus ojos se volvieron a llenarse de esperanza. - Realmente cree que yo podría ser...ser un basquetbolista.
- Lo eres Sakuragi-kun, jo jo jo.-soltó su risa peculiar.- Ahora solo hay que pulir aquellas competencias innatas que tienes como jugador y sé que Rukawa con su experiencia podrá serte de gran ayuda.
Sorprendentemente las palabras del director Anzai habían calado profundamente en el corazón de Hanamichi, al parecer no todo estaba perdido pero pensar que su odioso rival estaría encargado de volverle a la vida su pasión por el básquet no le convencía del todo.
Ya pronto se terminaría el horario de visita pues el paciente aun debía mantenerse en observaciones por dos días más, el director se despidió de Hana y salió de la sala seguido por su acompañante.
-Rukawa.
Al escuchar su nombre se giró para ver que quería ahora su problemático compañero de equipo. - hmm…
-No creas que me dejaré adoctrinar solo porque el gordito me lo pide; además ya había pensado en dejar el básquetbol.
- ¿Qué? - le devolvió una mirada incrédula por lo que oía.
- Eso, no tiene sentido que siga jugando si no hay una verdadera razón para hacerlo. En este tiempo que he estado en la clínica pensé mucho sobre ello y llegué a la conclusión que jugaba solo por impresionar a Haruko; quería derrotarte para que así ella se fijará en mí, pero ahora se bien que eso jamás pasará.
- Eres un idiota si crees que juegas por ella. - soltó molesto
- Me he sorprendido hasta donde logré llegar con el equipo de shohoku pero ya no quiero seguir con esta farsa.
- Tú amas el basquetbol.- declaró firme.
Kaede sabía mejor que nadie que Hanamichi no jugaba por llamar la atención de esa mujer, quizá en un inicio si lo hizo, pero ahora su manera de jugar era completamente diferente. El observó en cada partido como sus ojos se encendían al enfrentarse a tipos como Maki, Uozumi e incluso Sendoh; esa mirada era de un jugador con ansías de victoria, un jugador que se animaba con desafiar a oponentes más fuertes que él. Es probable que jamás admitiera en voz audible que en el fondo él admiraba esa capacidad que tenía el pelirrojo de perfeccionar sus habilidades, de aprender rápidamente nuevas jugadas con tan solo verlas un par de veces. Eso no era otra cosa más que amor, ese idiota amaba este deporte tanto como él.
-Holiwis! Muchas gracias por leer...todo review es muy bienvenido :3
Me emociona mucho como va tomando forma esta historia... quizá vaya algo lento, pero quiero que disfruten esta transición :3
Saludos a tod s y nuevamente gracias por leer
