-"Dos almas pueden ser invocadas al mismo tiempo, siempre y cuando, se tenga preparados con anticipación, los recipientes adecuados para almacenarlas".

Leía en voz alta una mujer, llevando en su mano derecha, un pequeño libro a la altura de su rostro y caminando por las oscuras calles del distrito de Suginami.

-"Una vez que se compruebe que el corazón de la marioneta humana palpita sin problemas, se debe esperar unos años a que tome forma y despierte por su cuenta. Aunque, esto dependerá de la edad que se busque para su existencia".

Bufando con una mueca, Irasue se retiró el escrito del rostro y observó las oscuras nubes violetas que se formaban a lo lejos.

-Maldita Tsubaki... - sonrió. - realmente fuiste peor que una bruja.

PPPPP

Reborn and lost.

El hallazgo de Sesshomaru.

-La persona que lleva a cabo el conjuro de la resurrección impura, puede imponer las condiciones que quiera... – explicó Kagome, agachando la cabeza. - ...para definir el tiempo en el que las almas que invocó sigan existiendo en este mundo.

-Podrían ser de cualquier tipo. – agregó InuYasha. – Cantar una canción en específico, buscar un objeto, experimentar un sentimiento...

-¿Y asesinar?

Cuestionó Naruto, creando un incómodo silencio entre los presentes.

Por ello, Sasuke recordó la llamada que tuvieron durante la noche anterior.

FFFFF

-¡Se trata de Sarada! ¡Acaba de ocurrir un homicidio y el testigo le dijo a Shikaku que una niña había sido la responsable! ¡Una niña de cabello negro!

FFFFF

-¡Naruto! – de pronto, Sakura abrió de golpe la puerta de la habitación, arrodillándose en el piso.

-¡¿S-Sakura?! – la llamó Kushina, percatándose de las vendas que tenía en sus muñecas y los curitas en su cabeza y rostro.

-¡¿Qué te pasó?! – la interrogó Naruto, corriendo hacia ella, agachándose a su altura y tomándola en sus brazos. - ¡¿Y Boruto?!

-¡U-Una niña! – respondió, jadeando y tragando saliva. - ¡S-Se lo llevó! ¡Se los llevó a todos! ¡T-Tenía alas de murciélago y el sharingan en sus ojos!

Los demás la vieron paralizados, mientras rompía en llanto y cubría su rostro con sus manos.

-¡R-Rin salió a buscarlos...! ¡Y-Y yo...! ¡Corrí lo más rápido que pude para avisarles!

-Tranquila, todo estará bien. – Naruto la calmó, refugiándola más en su pecho.

En eso, un fuerte trueno cayó en las cercanías, haciéndolos saltar y voltear hacia la ventana agrietada. Sobre los edificios más altos del distrito de Suginami, se concentraban varias nubes violetas, culminando con el atardecer sangriento y dando paso a un anochecer maligno.

PPPPP

Jiraiya sabía de antemano que no había sido el padre más correcto y más ejemplar de todos. Lo supo desde el instante en el que se ganó con creces el odio de Minato, su único hijo.

Aun así, prefería ignorar ese hecho con ayuda del alcohol, bebiendo hasta caerse en algún sitio de su hogar. Aunque, en ese momento, no se encontraba ahí.

Sino en un restaurante, al lado norte del distrito de Adachi, donde, había escuchado con anterioridad, vendían un magnifico sake artesanal.

Konohamaru, el acompañante que decidió llevar en su misión y uno de sus sirvientes más fieles, se encontraba a su lado, comiendo un gran plato de fideos.

Al voltear un segundo hacia él, Jiraiya recordó a Minato. Su picudo cabello rubio. Sus brillantes ojos azules. Su gran sonrisa tan parecida a la suya... todo eso, y más, lo hizo pedazos con su orgullo y egoísmo, obligándolo a cruzar un sendero que él no deseaba con todo su ser.

Arriesgando su vida cada vez que cruzaba las puertas del templo... hasta que, de pronto, decidió casarse con una mujer poca cosa que anhelaba ser policía.

Bufó molesto.

Aun después de tantos años, le seguía molestando que tomara esa decisión tan estúpida. Y ahora que lo meditaba bien, tal vez él y su esposa no habían sido los culpables de que su hijo muriera.

Kushina Uzumaki si.

Después de todo, gracias a su matrimonio, Minato tomó decisiones que no eran razonables para un exorcista de su categoría.

¿Implantar el Rinnegan en un niño común y enclenque?

¿Transferir una maldición indeseable a una niña que ni siquiera había nacido, solo por el bienestar de su hijo sin poderes espirituales?

¿Deambular solo por el mundo sin protección?

¿Aceptar una misión de un sanatorio cualquiera, solo para morir en manos de una sacerdotisa enferma?

Otra vez, bufó con molestia, tomándose por fin el vasito de sake que sostenían los dedos de su mano derecha.

Su hijo sí que había sido todo un estúpido. Pero él lo había sido más, por permitir que hiciera todas esas locuras sin su apoyo.

Ojalá todo hubiera sido diferente.

Ojalá no hubiera sido tan soberbio, permitiéndole vivir su vida como hubiera deseado desde un principio.

Ojalá... lo hubiera visto el día de su boda, compartiendo el altar junto a Kushina.

Ojalá... hubiera visto crecer a Karin y a Naruto, ya que, con poderes espirituales o sin ellos, seguían siendo sus queridos nietos.

Ojalá... lo hubiera detenido el día en que partió al sanatorio Akasuna, invitándolo de forma imprevista a algún restaurante cercano de ramen.

Ojalá, no le hubiera exigido tanto.

-¿Jiraiya-sama? – el muchacho lo llamó de pronto, mirándolo preocupado.

Al voltear hacia la brillante barra donde reposaba la botella de sake y el pequeño vaso de cristal que usaba para tomarlo, se percató de que estaba llorando.

Frunció los labios. Se secó las lágrimas con el dorso de su mano izquierda y continuó bebiendo... hasta que sintió una escalofriante presencia sobrenatural que le puso la piel de gallina.

Volteó con lentitud hacia su izquierda. Había permanecido tanto tiempo en esa posición, que su joven criado se preguntó si había algo ahí. Entonces, al verlo pararse, le colocó la mano sobre su hombro y le sonrió.

-Termina tu plato y regresa con Tsunade.

Konohamaru parpadeó atónito, tragando el bocado de fideos detenido en sus labios.

-¿Y usted, Jiraiya-sama? – cuestionó con curiosidad.

-Hay un asunto que debo resolver por mi cuenta.

Fue lo último que le dijo, antes de apartarse de él y salir del establecimiento.

PPPPP

Jiraiya sintió que, desde el oscuro callejón junto al restaurante, palpitaba con el más profundo deseo de matar, una abrumadora presencia sobrenatural que, si dejaba escapar, no lo dejaría dormir.

De pronto, al sonoro rugido de unos relámpagos en el cielo, apareció ante él una pequeña niña de corto cabello negro y ojos carmesí.

El anciano abrió los ojos como platos. Tenía la misma maldición que Minato había desviado, la noche en la que Kushina daba luz a Naruto. ¿Cómo era posible? ¿Quién era ella?

Antes de poder averiguarlo, fue atrapado en una ilusión. Un genjutsu que le mostró por última vez, el rostro de su hijo, a quién tanto amó... antes de que su torso, su cabeza y sus brazos, explotaran en el piso y las paredes, manchando con sangre el rostro y las ropas de la niña.

-"To". – susurró, invocando su mariposa negra, para que se posara en las piernas del hombre.

Una vez que volvió al hombro izquierdo de la menor, esta se retiró en silencio.

PPPPP

Unos minutos después, siendo alertados por una llamada de un muchacho llamado Konohamaru Sarutobi, los oficiales de la estación de policía de Adachi se presentaron en el callejón, restringiendo el paso con cinta amarilla y tomando fotos y evidencia del cadáver.

Mientras tanto, apoyando su espalda en la pared del restaurante, y siendo cubierto con una frazada, por el incontrolable temblor en su cuerpo, el muchacho de revoltoso y puntiagudo cabello castaño les relataba a Sasori y a Deidara, la manera en la que encontró el cuerpo de su amo hecho pedazos.

-¿Qué opinas? – Kakashi cuestionó a Sesshomaru, cruzándose de brazos y parándose a su lado derecho.

Permaneciendo inerte, concluyó de inmediato que había sido obra de un ser sobrenatural. Un humano no sería capaz de explotar a otro de esa forma tan horripilante, a menos que contara con un arma secreta y especial. Por si fuera poco, el espíritu de Jiraiya se hizo presente ante sus ojos dorados, desconcertándolo lo suficiente como para llamar la atención de su jefe.

-¿"To"? – susurró, frunciendo el ceño con confusión.

En eso, apareció detrás de ellos una patrulla de la estación de policía de Suginami. Shikaku bajó del vehículo, acompañado por Ebisu y Sai, cuyas manos sostenían una carpeta.

-¡AHG! ¡No de nuevo! – se quejó el hombre con lentes oscuros.

-¿Cómo has estado, Kakashi? - lo saludó Shikaku, con sus manos guardadas en los bolsillos de sus pantalones negros.

-Bien, no me quejo. – respondió, encogiéndose de hombros. - ¿Estás a cargo de este caso?

Su colega asintió, antes de voltear hacia Sesshomaru.

-¿Sabes en dónde se encuentra tu hija en este momento? – habló sin rodeos. - Me gustaría hacerle unas preguntas.

-¿Por qué?

-Algunos de sus cabellos estaban tirados en la sangre del segundo cadáver.

-¡Jefe! – Deidara corrió hacia ellos, teniendo en mano su libreta de notas. - Sasori llevará a Konohamaru Sarutobi al hospital.

-¿Y la victima de esta ocasión? – cuestionó Kakashi.

-Un sacerdote llamado Jiraiya Namikaze. – respondió el rubio, leyendo lo que escribió en su libreta. - Salió del restaurante después de tomar cinco vasos de sake. – bajó el objeto y lo vio de frente. - Konohamaru sospecha que se encontró con "algo", antes de morir. Intentamos preguntarle a qué se refería, pero nos dijo que lo mejor era que no supiéramos.

-No quiso involucrarlos. – pensó Sesshomaru, al mismo tiempo que Shikaku suspiraba y Sai revisaba la carpeta en sus manos.

Viendo un poco las fotografías tomadas de la segunda víctima, se percató de que había escrito algo en la pared donde se le encontró. Por ello, se acercó a Hidan; el fotógrafo de su estación, y le pidió que le entregara una de las imágenes tomadas con su cámara polaroid.

-Parece que Sesshomaru dio con algo. – comentó Kakashi, atento a sus movimientos.

Al volver con ellos, el detective le pidió las fotos de la primera víctima a Sai, por lo que, con afirmación de Shikaku, se las extendió. También podían leerse dos letras en las manchas de sangre en las paredes de la primaria Suginami, solo si la fotografía estaba al revés.

-"Boruto". – leyó en voz alta, llamando la atención de los hombres.

De pronto, tanto su celular como el de Shikaku sonaron el mismo tiempo, por lo que, deslizando las pantallas, se apartaron en direcciones contrarias. Unos minutos después, en los que Kakashi no dejó de estudiar sus movimientos, tomó la primera patrulla que vio y se marchó de ahí.

-Cielos... - Deidara puso una mueca. - ¿Por qué tanta prisa?

-¡Sai, Ebisu! – Shikaku los llamó al terminar su llamada. - ¡Hay que volver a Suginami!

Los mencionados asintieron, subiendo a la patrulla. Shikaku iba detrás del volante. Al verlos partir, con las luces del auto desapareciendo en una esquina, Kakashi entrecerró los ojos. Lo que sea que estuviera sucediendo, ya no era algo que ellos pudieran manejar.

PPPPP

Itachi y Kohaku se hallaban sentados detrás de sus escritorios, con el ánimo hasta los suelos por el papeleo que aún les faltaba revisar. El castaño, sintiendo que su vida acabaría en ese momento, por tantos suspiros entregados al aire de la oficina, no sintió emoción alguna al escuchar el sonido del teléfono. Mucho menos, al tomarlo y llevarlo a su oído izquierdo.

-Deje su mensaje después de que cuelgue. – dijo sin mucho ánimo, separando lentamente el objeto de su rostro...

-Kohaku. Soy yo. - ...hasta que escuchó la voz de su compañero, volviendo a la vida y levantándose de golpe.

-¡¿Q-Qué pasó?! – cuestionó emocionado, llamando la atención de Itachi, quien, con curiosidad, también se levantó y se acercó, escuchando mejor la llamada. - ¡¿El cadáver realmente estaba...?!

-Towa, Hisui y Moroha fueron secuestrados junto con el hijo de Naruto y Sakura. – lo interrumpió en seco, consiguiendo acelerar el pulso de sus corazones por unos segundos. – Voy a necesitar su ayuda para salvarlos, así que espero que estén listos antes de que llegue. No quiero perder el tiempo.

-¡Dalo por hecho! – exclamó con una sonrisa, terminando la llamada y corriendo de un lado a otro, juntando armas y balas.

Itachi lo veía con una gotita de sudor bajando por su cabeza. Como no lo llamaban a la acción desde hace años, comprendía por completo su estado de felicidad al máximo... aunque este fuese bastante exagerado.

PPPPP

-¡Towa! ¡Towa!

La joven peliplateada abrió los ojos de golpe. En su cabeza, dándole vueltas por la caída a la oscuridad, aun podía escuchar la voz de Hisui, llamándola con desesperación, al mismo tiempo que intentaba tomar sus manos. Ni siquiera Kirara, con su habilidad para volar, consiguió alcanzarla a tiempo.

Sintiendo pesado el cuerpo, hizo un esfuerzo abismal por girarse, quedando acostada bocarriba y entreabriendo sus labios, intentando tomar todo el aire que le fuera posible. En ese instante, vio con sus ojos magenta algo que la desconcertó. Y que le dejó en claro que no estaba en un lugar cualquiera.

El techo y las paredes, tenían la apariencia de un monstruo. Pieles cosidas y ojos grandes y penetrantes, sin vida, la rodeaban, dándole escalofríos y acelerando los latidos de su corazón. No podía quedarse. ¡No podía darse por vencida!

Frunció el ceño. Y, auxiliándose con sus manos y brazos, se giró de nuevo y se incorporó, quejándose por las dolencias que le transmitían sus músculos. Al estar de pie, finalmente empezó a caminar hacia la única salida del sitio. Un pasaje oscuro.

Sin embargo, para su mala suerte, en lugar de poner un pie en un pasillo común, terminó por caer en otro agujero negro, haciéndola gritar de nuevo con desesperación.

-¡Towa! – la llamó una voz conocida, sujetándola a medio trayecto, para luego subirla a sus brazos.

Descendiendo con lentitud hacia el próximo cuarto, convirtió los cadáveres de los demonios que ahí yacían, en un inmenso campo de flores, dándole más confianza a Towa; por detectar su aroma, para abrir sus ojos, quedando perpleja ante la presencia que la llevaba en sus brazos.

-¿Riku?

Fin del capítulo.


Es oficial: La historia termina en octubre! :3