Continuación de Un Viaje Fugaz
Una cita Hasta El Amanecer.
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Molly quería entender quién era esa mujer que había llegado junto a su nieto. ¿Acaso era ella por quien Albus había preguntado por el matrimonio?
–Abuelo Arthur, abuela Molly. Quiero presentarle a Lottie Elwes. Ella es mi prometida.
–¿Dónde naciste? – Es lo primero que pregunta Molly, la chica no le parece familiar, en el mundo mágico todos se conocen, ya que no son muchos en la comunidad.
–En el estado de Norfolk, Inglaterra.
–¿A que escuela fuiste durante tus años escolares?
–En All Saints Academy.
–¿Una escuela muggle?
–¿Una que?
–Albus ella es muggle. ¡Eso es perfecto! Señorita Elwes contésteme esta pregunta de la cual no he obtenido respuesta. ¿Cuál es la función del patito de hule? – Dijo Arthur con una sonrisa en el rostro.
–¿Es para jugar en la tina mientras te bañas? – Fue lo único que se le ocurrió decir. Ahora estás personas también decían otras cosas que no entendía con plenitud.
Molly quería hacer tantas preguntas pero no sé atrevió al ver cómo su esposo sonreía ante la respuesta de la mujer de ojos marrones, sobre todo al ver cómo su nieto la veía con tanto amor, le recordó a sus padres, los señores Prewett solían verse así muchos años atrás. Y todas las cosas que estuvo a punto de preguntar murieron en su garganta.
Su nieto estaba enamorado, y aunque podía notar confusión en los ojos de la mujer estaba segura que tarde o temprano le iba a corresponder plenamente.
Aunque fuera una muggle algo mayorcita para el, Molly sintió la mirada de Arthur quien le pedía callarse, su esposo le hizo cientos de preguntas a aquella mujer que respondía lo que consideraba ella era lo mejor.
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–¿Entonces eres un mago? – Lottie apenas podía respirar al decirlo. Ella creía que la magia no era real que sólo existía en los cuentos de hadas o en las ilusiones que hacían los del circo.
–Si, toda mi familia y yo lo somos. – A pesar de todo sentía que ella se lo estaba tomando bastante bien.
–¿De donde sacabas las flores que me dabas cuando eras pequeño? ¿Las cortabas del jardín? – Si notaba algo más extraño saldría corriendo, quería vivir al menos para la boda de Matt, por eso había vuelto a la casa de sus padres.
–No, las creaba con magia. – Sonrió orgulloso de haber sido el primero de su generación en demostrar sus poderes.
–Con razón duraban más que el resto. Bueno Albus ya me trajiste aquí para conocer a tus abuelos supongo que ya tenemos que irnos ¿no? – Era demasiada adrenalina para su gusto, ni siquiera cuando trabajó de guardaespaldas se había sentido tan presionada, es decir pelearse con desconocidos era pan comido a comparación de saber que se había comprometido con un mago. Albus era alguien con un futuro prometedor y ella apenas aspiraba a vivir, Matt era importante era el comisionado más joven de la región y ella era solo Sharlotte Elwes, ese era su nombre completo.
–En realidad quiero mostrarte algo más.
–¿También me vas a preguntar sobre la función del patito de hule?
–¿Eh? ¡No, mi amor eso no! – Albus se sonrojó al llamar a Lottie de aquella manera y no fue el único en quedarse en silencio.
– Ay me dijo mi amor. ¡Me dijo mi amor! ¿Por qué tiene que ser tan tierno? – Lottie comenzó a jugar con un mechón de su cabello, mientras pensaba porque el niñito se había vuelto un hombre tan dulce con ella, si apenas convivieron en los últimos años. ¿Qué había hecho ella para ganarse el amor de Albus? – ¿Qué quieres mostrarme?
–Esto. Toma mi mano. – Le ofreció subirse a una especie de escoba, Lottie no sabía si reírse o preguntar sobre que iban a hacer. ¿Acaso Albus la iba llevar volando en dicho artefacto. ¿los magos no conocían los autos?
Era la primera vez que se subiría a una escoba, le parecía gracioso ya que las mismas eran para limpiar. Pero aquí los magos las usaban para volar, como en las historias de terror. Solo esperaba que Albus no la usara como ingrediente de una poción, como se veía en las películas.
Se sostuvo de la cintura de Albus mientras veía alrededor. Sintió como el viento golpeaba su rostro, se asombro al ver que si estaban volando en las nubes. Pero no eran los únicos que surcaban los cielos en ese momento.
– Debo reconocer que he perdido la razón, dije que saldría corriendo si veía algo más fuera de lo normal, pero aquí sigo al lado de Albus. Se suponía que debía alejarlo de mi. Pero ya no estoy segura de ello, pero y si el se aburre de mi. Yo no soy especial soy alguien tan común. Alguien con una vida tan normal. – Pensó la chica de ojos marrones abrazando con mayor fuerza a Albus, sabía que si lo soltaba se iba a caer y no sabía cuántos metros caería si eso pasaba.
Albus se detuvo en lo que parecía ser un pequeño restaurante, al menos los magos solían comer en lugares elegantes. Se sentía nerviosa al sentir las miradas de los comensales sobre ellos, se había dado cuenta que los Potter eran famosos en este lugar, todos los conocían.
–¡Buenas noches Joven Potter! ¿Le asignamos la mesa de siempre? – Escuchó la voz de un mesero. Parecía que Albus venía muy seguido a ese lugar.
–No. Es mesa para dos personas. Vengo con mi prometida.
–¿Prometida? – El hombre la observó desde la cabeza hasta los pies siendo la primera persona en lograr hacerla sentir incómoda. – Está algo mayor para usted Joven Potter, incluso yo podría presentarle a mi sobrina que tiene más o menos su edad.
–¿Perdón? ¿Cómo te atreves a ofender a mi novia? ¡No necesito que me presentes a nadie! ¡Ella es todo lo que necesito!
Lottie no había visto enojado a Albus hasta ese momento, sabía que algunas personas no estaban de acuerdo en la diferencia obvia de edades, pero el mesero era la primera persona en cuestionarlo de manera directa. Quizás esa podría ser la excusa que Albus en algún momento usaría para dejarla y ella no lo culparía si eso pasaba.
–Lo siento Joven Potter. Le asignaré su mesa en este momento.
–No es necesario. Ya no cenaremos aquí. Gracias pero puedes avisar que no volveré a comer en este establecimiento.
Lottie decidió que lo mejor que podía hacer era seguir a Albus. Quizás era excesivo decir que ya no comería de nuevo en el lugar, pero ella no podía decirle que hacer.
–Lo siento. Jamás pensé que te tratarían de esa manera. Yo no voy a permitir que nadie cuestione lo que siento por ti. –Albus se disculpó con ella se podía notar que seguía molesto.
–No te preocupes. –Lo tomó de la mano siendo la primera vez que lo hacía ella, sonrió para tratar de tranquilizarlo, lo consiguió cuando notó que Albus sonreía más sereno.
Pronto encontraron otro lugar donde pudieron cenar finalmente, en este otro restaurante elogiaron a Albus, mientras que a ella solo la observaron en silencio, las personas de este lugar parecían ser más prudentes.
Fue la primera vez que cenaron juntos y que hablaron de tantas cosas de su vida. Lottie notó que ya era otro día cuando el amanecer se hizo presente frente a ellos. Ni siquiera notó el momento en el cual había dejado de hacer frío dentro de su corazón.
