Disclaimer: Los personajes de Naruto son propiedad de Kishimoto. La historia es de Lavender-Long-Stories.

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Sasuke sabía que ella iba a hacer esa pregunta en algún momento. Esperaba que ella recordara algo mientras se lo contaba, pero los médicos le dijeron que era poco probable. El hecho de que la casa no le refrescara la memoria le estaba haciendo perder la esperanza. Miró a su mujer. Hinata tenía la cabeza apoyada en las rodillas y rodeaba cómodamente sus pálidas piernas con los brazos. Tenía el cabello suelto y este flotaba por todas partes en el agua.

Esperaba que ella lo rechazara cuando la llevara a la casa, pero si lo pensaba, si así fuese ella, él no se hubiera casado con ella. Ni siquiera se hubieran hecho amigos y él probablemente estaría muerto.

Esta tímida mujercita, que le había salvado la vida y lo había reconstruido desde escombros y polvo, no sabía quién era él. No tenía nada más. No hubiera soportado si ella lo hubiera rechazado.

No amaba a nadie más. Todo lo que hacía era por ella. No podía negarle su historia, a pesar de que no fuese romántica.

—Te insulté la primera vez que nos vimos en la aldea.

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Sasuke se metió las manos en los bolsillos, maldiciendo el viento que lo hacía tiritar. No tenía un abrigo. Ya no tenía nada.

Su tarea había terminado, su vida era una mentira y sus ganas de vivir habían desaparecido. Fue arrastrado de vuelta a su "hogar" por sus "amigos", pero este no era su hogar y ellos ya no lo conocían.

El Distrito Uchiha era un pueblo fantasma vacío que esperaba el regreso de su único heredero. Buscó la casa más pequeña y que no reconocía para vivir. Agachó la cabeza al pasar por el lugar.

A pesar del frío, no quería volver allí.

Sasuke deambulaba por las calles mientras tiritaba y se enfurruñaba. Sabía que estaba molesto. Sabía que la gente lo sabía. Pero ya no le importaba.

Una voz suave lo sacó de su autodesprecio.

¿Estás bien, Uchiha-san? Pareces tener frío —repitió Hinata cuando él no respondió.

¿Tú qué crees? —le espetó Sasuke.

Hinata empezó a quitarse la bufanda.

Opino que estás temblando.

Quédatela —Sasuke se apartó.

Tienes frío. Ni siquiera llevas un abrigo —Hinata se la ofreció—. No es mucho. Por favor, acéptala.

No necesito de tu caridad —Sasuke la miró con enfado.

Entonces espero que me la devuelvas —Hinata sonrió ante su malicia.

Sasuke tomo la gruesa bufanda de color claro y se la enrollo en el cuello. Aún conservaba el calor del cuerpo femenino. El calor aislado le puso la piel de gallina en la base del cráneo.

Te resfriarás aquí fuera —Hinata añadió.

Seguro que eso te preocupa —dijo Sasuke con sarcasmo.

Lo hace —contraatacó Hinata.

Por petición del idiota del pueblo —acusó Sasuke.

No. Naruto-kun no tiene nada que ver —Hinata era una buena mentirosa. Hasta sonaba honesta.

¿No más adoración por el héroe?

Solo somos amigos. Espero verlo llegar lejos y estar cerca para verlo, pero ya no quiero ser la que esté a su lado. Ese no es mi lugar —la sonrisa de Hinata ya no parecía tan feliz.

¿Y cuál es? —a Sasuke no le interesaba la respuesta.

Parece que no tengo uno —la sonrisa de ella se volvió triste y a él le golpeó una sensación de familiaridad.

Pobre niña rica.

Tienes a los Hyūga.

No, no lo tengo —Hinata se acomodó el abrigo—. La mayoría de la gente no lo sabe, pero supongo que los Uchiha eran parecidos. No seré heredera por más tiempo. Mi hermana me sustituirá. Una vez que eso ocurra, no me necesitaran más. No es que antes lo hicieran.

Se encontraron en un miserable momento compartido antes de que ella inclinara la cabeza.

Por favor, mantente abrigado.

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—¿Mi bufanda? —preguntó Hinata.

Sasuke asintió.

—Al principio no le di mucha importancia al incidente, pero ahí empezó todo.

—Ojalá me acordara —susurró Hinata, cerrando los ojos.

—No te duermas en la bañera —le dijo Sasuke.

Hinata dejó que una tímida sonrisa se le dibujara en el rostro.

—Creo que ahora quiero salir.

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—Normalmente, cocinas tú, pero ahora puedo hacer arroz sin quemarlo —Sasuke llevó su silla hasta la cocina.

—Por ahora me basta con el té —Hinata jugueteó con el borde del jersey desconocido. Era demasiado grande para ser suyo, pero le resultaba cómodo. Disfrutó del olor masculino que había sobrevivido al lavado. ¿ÉL Eligió conscientemente su propio jersey? ¿Lo compartían? ¿Se había puesto él algo de ella?

—Eso es algo que puedo hacer —Sasuke asintió—. Tengo que limpiar la nevera. Seguro que lo que había ahí se ha estropeado.

—Podemos ir a hacer la compra —se sentía raro hablar tan ociosamente de cosas mundanas, pero ¿qué más esperaba ella?

—Sí —Sasuke se apoyó en el mostrador.

—¿Sasuke-san? —preguntó Hinata.

—Solo Sasuke —Sasuke le prestó atención.

—Sasuke. Gracias —Hinata enrolló la tela entre sus dedos.

—¿Por el jersey? Siempre lo robabas —Sasuke observó divertido.

—Por quedarte conmigo —Hinata sintió que la habitación se enfriaba.

Hinata no levantó la vista, pero oyó cómo lo que él tenía en la mano caía con estrépito sobre la encimera mientras se dirigía a arrodillarse frente a su silla.

—No lo hagas. Deja eso ya —espetó Sasuke, tomándole las manos y la miró con seriedad.

Hinata se estremeció, sorprendida por la reacción.

Sasuke la miró directamente a los ojos mientras su mirada se suavizaba.

—Ahora no lo sabes, pero eres todo lo que tengo. Aunque no me conozcas, me quedaré contigo hasta que me eches —sus ojos se cristalizaron con las lágrimas que amenazaban con derramarse. Él se veía dolido y derrotado—. Pero no me eches —él bajó el rostro hasta sus manos. Ella sintió las lágrimas gotear sobre su piel.

—No lo haré —prometió Hinata al desconocido, apretando sus manos sobre las de él.

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—Arroz y té —Sasuke los puso frente a ella—. ¿Cómo te encuentras?

—Mucho mejor que esta mañana —respondió Hinata con sinceridad—. Además, eso te ayuda a liberar tensiones.

Sasuke no parecía avergonzado. Se veía menos pálido.

—¿Te molestaría si te dejara una hora para poder ir al mercado antes de que cierren? —Sasuke hizo un gesto hacia la basura ahora que había limpiado la comida en mal estado.

—Supongo que sería mucha molestia llevarme —Hinata quería ver qué más había cambiado en la aldea.

—No —dijo Sasuke rápidamente—. No es un problema, es solo... —miró a un lado, buscando las palabras adecuadas—. Sé que la gente se acercará a preguntarte cómo estás y quiero mantenerte alejada de eso hasta que al menos empieces la terapia —sus cejas se fruncieron—. Y hay algunas cosas de las que todavía tenemos que hablar antes de que se sepa que no me recuerdas.

—¿Como qué? —preguntó Hinata con cautela.

—Bueno —Sasuke respiró hondo—. Nadie aprobó nuestro matrimonio. Nadie. Algunos lo aceptaron, pero dejaron en claro que tampoco lo aprobaban —si antes lo habían desaprobado, ¿qué dirían ahora que ella hacía un "borrón y cuenta nueva?" Él tenía razón. Alguien lo diría y no, ella no quería escuchar sobre aquello. Ya tenía bastantes problemas con su nueva vida. No quería oír el escepticismo de la gente—. No te mantendré aquí para siempre —le prometió—. Pensarían que te retengo contra tu voluntad —ella sintió que había una razón para que él lo mencionara. ¿Lo habían acusado de eso antes?—. Espera a sentirte un poco mejor y a tener los pies en la tierra.

Hinata le dedicó una sonrisa tranquilizadora.

—Tienes razón.

Sasuke parecía aliviado.

—¿Dónde quieres que ponga tu silla?

—Bueno, ¿puedo dormir una siesta? Pediría un libro, pero... —Hinata hizo girar los dedos sobre el jersey.

—No debes esforzarte demasiado en leer por la contusión —Sasuke asintió, llevándola al dormitorio, deteniéndose en el tocador, agarrando una liga para el cabello y entregándosela.

Hinata lo tomo, haciéndola rodar entre los dedos. Oh. Tiró de su cabello aún húmedo hacia un lado, trenzándolo antes de que él se diera cuenta de que había dudado. Normalmente, se lo ataba cuando se iba a la cama, él debía saberlo, ya que compartían la cama.

Sasuke dejó su silla allí, limpió la cama, puso un nuevo juego de sábanas y un edredón que parecía bien hecho.

—Los lavaré mañana —salió de la habitación y reapareció. Luego la levantó fácilmente sin preguntar, no es que a ella le importara, sentándola en el borde de la cama.

—Gracias. Siento no poder... —Hinata se interrumpió cuando el rostro de él se endureció.

—Deja de disculparte. Llevas demasiado tiempo cuidando de mí. Puedo hacer algunas tareas domésticas —le dijo Sasuke—. Duerme la siesta. Te despertaré cuando vuelva.

Hinata se tumbó, levantando las piernas para ponerlas en su sitio. Sasuke la cubrió y se inclinó hacia ella antes de volver a enderezarse. Iba a besarla. El corazón de Hinata se rompió cuando él se marchó.

Ella era la causa de su desdicha.

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Notas: ¡Hola! ¿Cómo están? Aprovechando que estoy en cama por culpa de la gripe, les traigo más actualizaciones… Espero les guste el capítulo. Recuerden dejar sus comentarios que eso siempre me llena de energía y ganas de seguir publicar capítulos más rápido.

Guest Vchristell: Me alegra que te gustara la historia.

Naoko Ichigo