EP 28: Eclipse
Cleopatra ajustó sus gafas para absorber la mayor cantidad de luz y evitar quedarse ciega por completo debido a la abrupta oscuridad que la rodeaba. A pesar de ser una invención suya, los lentes probaron ser ineficaces. Su vista se estaba perdiendo poco a poco.
La mujer cerró sus ojos e intentó concentrarse todo lo que pudo en ubicar a su oponente a través de la ecolocalización, ya que justo ahora, estaba completamente a la merced de este. Sin embargo, Helios se hallaba contemplando la esfera de oscuridad con felicidad, puesto que su venganza estaba próxima a completarse.
—¡Observen bien esto, dioses! —gritó el titán con furia —¡El poder que exterminará su vida!
El orbe oscuro comenzó a agigantarse rápidamente distorsionando el espacio tiempo a su alrededor, pero sin previo aviso, una fisura se manifestó en medio de esta, partiéndose en dos causando una explosión brillante que cegó momentáneamente a todo aquel que presenciaba la pelea.
Cuando el brillo se apaciguó, se podía ver a Cleopatra con su traje cristalino resquebrajado y con una fina espada dorada en su mano derecha.
—Sun Blade —susurró la Faraona —estaba reservando a esta preciosura para el final, pero me obligaste a arruinar la sorpresa.
Helios observó atónito como aquella mujer había partido en dos su esfera con suma facilidad con la ayuda de aquella mísera espada.
—E...esto es imposible...¡ESTO NO PUEDE ESTAR PASANDO! —exclamó el titán mientras su cuerpo manifestaba un aura dorada de poder inflamable
—¿Quieres ver que lo haga de nuevo? —dijo Cleopatra mientras se abalanzaba sobre su oponente con su espada brillante, a lo que Helios rápidamente esquivó porque supo que aquella arma era bastante peligrosa para él.
—¡Es inaudito que una humana tenga un poder así, pero este juego se termina ahora! —Al instante, una ola de calor masiva invadió el desierto haciendo que este comenzara a combustionar.
—Hemos entrado a la fase final de la pelea —anunció Ra con serenidad —Ahora es una batalla contra el reloj.
—¿A...a que se refiere? —preguntó Brunhilde con un nudo en la garganta.
—El traje de hielo solido de Cleopatra se está descongelando por la ola de calor, sin mencionar que está a un golpe de ser pulverizado, lo que significaría la muerte inmediata de la humana ya que su cuerpo desnudo no soportará esa temperatura, y, por otro lado, Helios está sobreexplotando su cuerpo al límite, y en cualquier momento su propio poder le estallara en contra.
—Eso es lo que no entiendo —replicó Brunhilde con seriedad —su traje de hielo debería aguantar hasta las temperaturas del inframundo, es ilógico que se esté derritiendo ahora.
—No es por el poder del titán, sino porque está manipulando el poder condensado del sol en esa espada. La Sun Blade, es la forma final de su Rüstung.
—¿Sun Blade? —preguntó Brunhilde con extrañeza.
Ra asintió.
—Las Sai que le di tienen la habilidad de absorber y aumentar el calor alrededor del campo de batalla. Es por eso que al principio de la pelea provocó al Titán para que expulsara más poder, ya que, entre más calor absorbiera, más devastador sería la energía concentrada en las cuchillas. Sin embargo, Cleopatra pudo encontrar un uso oculto...la espada solar, mi antigua arma de combate.
Brunhilde abrió los ojos como platos en señal de sorpresa al escuchar que su representante blandía el arma del dios Ra, y su confianza en Cleopatra se renovó.
—Sin embargo —continuó Ra —Hay un problema. El poder del sol contenido en mi espada es demasiado poderoso para que lo manipule una humana. Incluso yo tuve problemas manejándola en el pasado, así que es contraproducente que la esté utilizando.
Ante esto, Brunhilde esbozó una sonrisa.
—Por suerte, esa humana de la que habla es Cleopatra. Si hay alguien que puede manejar ese poder, es ella.
La egipcia sintió como su traje de hielo comenzaba a escurrirse por su espalda, urgiéndole a terminar la batalla lo más rápido posible.
Cleopatra había leído en un libro negro acerca de la mítica espada del dios Ra y sabía perfectamente a lo que se atenía. Era un arma devastadora, pero al costo de sacrificar su propia vida si no sabía cómo manejarla apropiadamente.
Por suerte, ella sabía cómo hacerlo. Llevó su mano al centro de su pecho para presionar un emblema circular causando que su brazo derecho se recubriera de un extraño armazón dorado.
Ra soltó una carcajada que sorprendió a todos por igual tras reconocer aquella carcasa.
—¡Esta mujer sí que es interesante! ¡Pensar que ella utilizaría el brazo de Osiris! ¡es brillante!
Los relatos egipcios narran que Seth, desmembró en varios pedazos a su hermano Osiris y mantuvo las partes de su cuerpo repartidas por todo el mundo para evitar que el dios se volviera a regenerar. Esto fue lo que Cleopatra leyó en su infancia, y tras una larga travesía de acertijos y pistas, pudo averiguar el paradero del brazo derecho del antiguo dios.
Con renovados ánimos y energía, la Faraona egipcia se disponía a realizar el último ataque con el que se definiría esta ronda.
Sin embargo, Helios sonrió.
—Puedo deducir que ustedes los humanos pusieron en aprieto a los dioses en el pasado, y eso ciertamente me llena de gozo. El saber que esa bola de miserables engreídos finalmente tuvo lo que se merecían y de la forma más humillante posible. Pero, ahora es nuestro turno. Nuestro dolor y miseria solo se puede pagar con... ¡SANGRE DIVINA!
Tras decir esto, el brillo que emanaba del titán se fue apaciguando hasta extinguirse por completo, dando paso a una figura hecha de sombras oscuras.
Cleopatra sintió nuevamente un escalofrió que recorría su cuerpo, pero esta vez era diferente, ya que una oleada de terror se había apoderada de ella.
—Vaya, vaya, esto sí que es una novedad—dijo Zeus con un brillo de malicia en sus ojos—Es la primera vez que veo esta forma.
Brunhilde sintió una especie de nauseas tras escuchar aquella afirmación, ya que ahora estaban en terreno desconocido.
—Eclipse —susurró Helios con suavidad al mismo tiempo que la noche arropaba al campo de batalla con su oscuridad, a pesar de que el sol aún se podía contemplar en el cielo, pero esta vez, como una esfera negra.
Cleopatra observó con terror y curiosidad aquel extraño fenómeno celeste, y aunque jamás lo admitiría abiertamente, el miedo comenzaba a apoderarse de ella.
—Si te soy honesto, no quiero utilizar este poder contigo —dijo Helios con una voz gutural ahuecada—pero si insistes en seguir peleando, te mostrare un poder que está a un nivel superior al de los titanes y al de los dioses.
Cleopatra contempló casi impotente como aquel titán oscuro se abalanzaba hacia ella con un poder que desconocía, aun así, blandió la Sun Blade con la intención de rebanar a su oponente, pero en el momento en que la hoja solar hizo contacto con la piel de Helios eclipse, esta se oscureció y la negrura se extendió por todo el mango hasta cubrir la mano, el brazo, el pecho, y finalmente el cuerpo entero de la Faraona, sumiéndola en una oscuridad eterna.
—Ahora eres parte del futuro —dijo Helios mientras el cuerpo de Cleopatra se contraía y resquebrajaba hasta convertirse en una esfera de oscuridad que se unió al cuerpo de Helios.
Brunhilde apartó la mirada de la pantalla con resignación tras presenciar aquella dantesca escena.
—El juicio contra los dioses empieza ahora —exclamó Helios con solemnidad al tiempo que extendía sus brazos hacia el sol negro, el cual emitió un rayo blanco que perforó su pecho en un santiamén.
—En eso concuerdo contigo. El juicio contra ti inicia ahora —dijo Ra con autoridad tras exclamar su sentencia.
Helios estaba atónito al contemplar aquella herida inesperada en su pecho, y aún más, al ver como un dios estaba frente a él sin que lo hubiera previsto.
Tras cerrar su herida con cierta dificultad, Helios se incorporó con postura desafiante ante Ra, pero este apenas y se inmuto ante su oponente.
—No te hubieras molestado en cerrar tu herida, porque aquí vienen más. —tras haber dicho esto, cinco pilares de luz provenientes del sol impactaron al titan dejándolo herido de gravedad.
—E...esto...debe...ser una...¡MALDITA...BR...BROMA! —grito Helios con acritud.
—Y pensar que hubo una época en la que yo añoraba ser como tú —respondió Ra con desdén —Pero en toda la creación, y entre todo lo que existe, y ha existido...soy yo quien ha domado y controlado el sol...ni siquiera tú, te acercas a mí.
Helios soltó una carcajada entre borbotones de sangre negra que salía de su boca.
—Ustedes los dioses no saben nada acerca del poder verdadero...muy pronto desearas que hubiera sido yo el verdugo...en lugar de "él".
—¿"Él"? ¿a quién te refieres?
Helios volvió a vomitar sangre negra mientras reía casi asfixiándose.
—Él es la anti vida misma...donde quiera que este él...no habrá nada más que muerte.
—Nosotros lidiaremos con esa amenaza, de lo contrario, no seriamos dignos de ser llamados dioses ¿no lo crees?
Y tras haber culminado esta frase, Ra chasqueo sus dedos, y el sol brillo con intensidad rompiendo la oscuridad de Helios, haciendo que este, se desintegre ante el fulgor blanco del astro ardiente.
HELIOS VS CLEOPATRA
Tiempo de batalla: 13 minutos con 7 segundos
Ataque decisivo: Eclipse
Ganador: Helios
Combate intervenido por: Ra
MARCADOR
Humanidad 3 Titanes/dioses 3
