Aclaraciones:
Este fanfic surgió de un pequeño juego entre una amiga y yo en el que nos preguntábamos "¿qué pasaría si...?" Y de ahí varias posibilidades e ideas, así que espero sea suficiente justificación para las locuras que escribí..
Aún pese a que los personajes se salen un poco de su comportamiento habitual, espero que les guste y si tienen alguna crítica constructiva también es bien recibida.
Infidelidad, para la mayoría, la ruptura de una promesa, un abuso de la confianza que ha depositado el uno al otro en una relación.
Para ella… su placer culposo.
¿Cómo había pasado? Se lo preguntaba ella mientras se aferraba a las sábanas de la cama, siendo prisionera de esa pasión y el deseo que inundaban esa habitación de hotel.
Ni siquiera ella misma tenía la respuesta…
Sus manos se dirigieron ahora a la espalda de ese hombre, sus uñas rasguñaron su piel mientras sus labios se unían una y otra vez intercambiando besos desesperados, dejando un delgado hilo de saliva que parecía unir sus bocas.
Su mente estaba perdida, sus ojos se pusieron en blanco al sentir como tocaba el cielo.. mordió sus labios mientras sentía una cálida esencia derramarse abruptamente sobre su abdomen..
Se sentía sucia…
Un sentimiento de culpa la invadió de lleno una vez más… como cada vez que se encontraban en ese lugar, no podía creer como había sido tan débil y tonta como para terminar en esta situación.
Sus ojos se fijaron en un punto de la pared mientras continuaba recostada en la cama, su mente continuaba perdida, hasta que segundos después, el tacto frío de una toalla húmeda recorriendo su abdomen la hizo volver a la realidad.
Sin más, empezó a incorporarse en la cama, quedando ahora sentada en ella.
–Gracias Iori..
Sus manos se pasaron a su propio cabello, intentando ponerlo en orden. Se levantó de la cama y se acercó al tocador, mientras tanto, la ventana del cuarto empezaba a abrirse, ella por el reflejo del espejo notó cómo era su acompañante quien la abría.
El pelirrojo empezó a fumar un cigarrillo, lentamente empezaba a soltar el humo de este por la ventana de la habitación.
Él simplemente le estaba dando la espalda a la chica.
–Deberías darte una ducha… no querrás llegar hecha un desastre.
La joven recién terminaba de cepillar su cabello cuando él hizo ese comentario…
Tomó una toalla que estaba guardada en uno de los cajones del tocador y se aproximó al cuarto de baño.
–Lo sé, en un momento regreso.
Apenas entró a la ducha empezó a tallarse desesperadamente, se sentía sucia y esa suciedad no salía con el jabón y el agua. A los pocos segundos las lágrimas empezaron a brotar de sus ojos, ¿cómo podía hacerle eso a Kyo?, ¿cómo podía seguir viéndolo a los ojos después de eso?
Esto tenía que terminar ahora.
~
Un tiempo antes:
Athena se despedía de su novio Kyo, frente a una cafetería donde iba a encontrarse con Iori para tratar algunos asuntos de trabajo.
Ambos se dieron un beso y Athena entró al establecimiento. El pelirrojo ya la esperaba ahí dentro.
Los dos estuvieron hablando durante algunos minutos, después, Iori la sorprendió con un inesperado detalle.
–Bueno, Athena, esto… – aclaró su garganta –Más que nada es en señal de respeto, tú entiendes – Murmuró al mismo tiempo que le extendía una rosa roja a Athena.
Ella la tomó y cerró los ojos mientras la olfateaba.
Le había parecido un lindo gesto, aún más viniendo de alguien como él.
En ese momento, algo dentro de su corazón había despertado, era algo que ni ella misma entendía, pero era una sensación agradable.
–Oh, Iori… no era necesario que trajeras esto para mi, pero realmente lo aprecio, es un gesto muy amable de tu parte– lo miró mientras sonreía.
Iori evitó su mirada, se recargó en la silla mientras le daba un sorbo a su taza de café. Athena fue quien tuvo que romper ese silencio, aclarando su garganta para llamar la atención del pelirrojo.
–Ehm… bueno, empecemos a hablar de lo que nos concierne en este momento, sobre el trabajo…¿cierto?– colocó cuidadosamente la rosa dentro de su bolso.
Al mencionar el trabajo, Iori volvió en sí y recordó lo importante que era tratar ese asunto de una vez.
–Si, sobre eso…– hizo una pausa y sacó un papel doblado del bolsillo de su pantalón –mi manager y el tuyo quieren que trabajemos juntos en un proyecto… ellos quieren que hagamos una canción y que el tema de la misma sean "celos"…
Athena pareció interesarse más en eso, sería entretenido colaborar juntos para ese proyecto, más aún, estaba interesada en el tema específicamente, ¿celos?… ¿cómo alguien podría describir los celos?…
–Mmm… entiendo… pero dime, Iori, ¿cómo describirías tú los celos?…
El pelirrojo extendió a Athena el papel que tenía en sus manos. En este, estaba escrita la letra de una canción, letra que Iori había escrito hace un tiempo y que en este momento le estaba siendo útil para la ocasión.
–Escribí eso hace un tiempo… léela y dime que te parece –indicó.
Athena empezó a leer la letra de la canción, esta decía las siguientes palabras:
"Quemando como una flama en mi interior, quemando como una flama en todo mi cuerpo.
Esta vez me haz vuelto a lastimar y no pienso perdonarte.."
Y continuó leyendo el resto de la letra…
Al terminar, Athena estaba casi sin palabras, después de leer esas hermosas frases plasmadas en el papel, era algo demasiado profundo que parecía acariciarle el corazón con tan sólo leerlo.
–Oh... Iori… esto es muy hermoso, no tengo palabras, tan solo puedo felicitarte por el trabajo que hiciste al escribirlo …– murmuró al punto de morderse los labios sintiendo un poco de calor subir por su rostro.
Iori le quitó el papel de la mano, ambas manos se rozaron y los dos sintieron un extraño escalofrío recorrer su cuerpo, era algo parecido a una corriente eléctrica. El ambiente empezaba a ponerse un poco tenso ahora.
–Bien, agradezco tu opinión –murmuró Iori intentando deshacerse de esas sensaciones –Claramente siento que el nombre perfecto seria "quemando como una flama", de hecho, pensando en esa frase fue que me inspiré para lo demás.
Athena observaba a Iori de una manera divertida, por un momento se estaba sintiendo un poco más conectada a él de lo normal.
–Oh, Iori… y dime ¿por qué se te vino a la mente esa frase en primer lugar? ¿hay algo que te haya hecho sentir celos alguna vez?– sonrió.
Iori evadió su pregunta, tenía el presentimiento de que ella se estaba burlando de él.
–Deja de hacer preguntas tontas niña, ahora centrémonos en lo que nos interesa, hay que hacer un buen trabajo.
Los dos se miraron a los ojos, a Iori le costaba mantener el contacto visual con ella pero no le gustaba sentirse intimidado, así que procuró no apartar la mirada y hacer que ese contacto fuera más duradero.
–Tienes razón, Iori, hagamos de esta colaboración algo increíble… vamos a lograrlo juntos.
Ella recargó su mejilla en la mano que tenía sobre la mesa, aún miraba a Iori con una sonrisa.
Él empezaba a ponerse nervioso, lentamente su mirada fue dirigiéndose a sus labios, se miraban muy dulces y suaves. Athena se dio cuenta de esto.
–Mmm… Iori, ¿qué estás mirando exactamente?– se rió de forma juguetona.
Iori giró su cabeza hacia otra parte tras verse descubierto.
–Nada, no estoy mirando nada, Athena.
–Oh… ¿en serio?– afiló un poco más la mirada –Pareciera que acabas de descubrir algo realmente atractivo en mi ahora…
Iori la tomó del rostro de forma un poco brusca y se acercó más a ella obligándola a mirarlo.
–¿Eres tonta?, todo en ti es estúpidamente atractivo, Athena, déjate de tonterías– habló casi susurrando con una voz ronca e incluso más grave de lo normal.
–Oh… Iori, me estás haciendo sentir muy… muy nerviosa ahora mismo…
Ella sonrió avergonzada mientras sentía como el calor se acumulaba en sus mejillas.
Su mente se perdía poco a poco, estaba empezando a sentir una conexión más allá de lo usual con Iori en ese momento, incluso al punto de olvidarse de su relación con Kyo. Se sentía emocionada y podía notarse como la chispa y la pasión entre los dos estaba creciendo cada vez más.
–Si es así, entonces… mis labios son tuyos… – ella lo retó incluso ladeando su cabeza un poco mientras se acercaba más al rostro de Iori.
–¿Estás bromeando?, no quieras verme la cara de tonto, niña, es obvio que te estás burlando de mi. – el dedo pulgar con el que sostenía el rostro de Athena empezó a deslizarse suavemente hacia su mentón, poco a poco sentía como estaba perdiendo la compostura.
–Puede ser… tal vez te bese, tal vez siga jugando un poco más contigo…
Ella continuaba viéndolo como un juego coqueto y divertido entre los dos, pero Iori no estaba para juegos, al contrario, estaba empezando a sentir como la química entre ellos se hacía más fuerte, no podía seguir reprimiéndose.
–No voy a averiguarlo, te besaré y te advierto que no hay marcha atrás.
Después de esa pequeña advertencia, Iori tomó sus labios de una manera ruda y apasionada.
Athena quedó tan sorprendida cuando Iori hizo esto que empezó a sentirse muy nerviosa, incluso llegando al punto de arrepentirse de provocarlo, pero los labios de Iori presionando los suyos la estaban guiando de una manera irresistible, además de que dentro de ella sentía que esto era algo que también quería.
–Mmm si, si… – murmuró mientras continuaban con el beso.
Sus labios se separaban milimétricamente para después volver a unirse una y otra vez, de forma frenética y desesperada. Las manos de Iori empezaban a acariciar las piernas de Athena descaradamente, incluso empezando a introducirlas bajo su falda, su lengua exploraba con detalle esa cavidad, la sensación era cálida y suave.
Athena intentaba contener los suspiros que él le provocaba, su visión empezaba a nublarse poco a poco, su mente estaba realmente perdida ahora y cuando sintió las manos de Iori acariciando sus piernas no pudo evitar sentirse más deseada por él, eso de alguna forma le gustaba.
El pelirrojo dejó sus labios para besar ahora su cuello.
–Mmm… I-Iori, me encanta…– susurró Athena intentando hacer el menor ruido posible.
Iori estaba tan fuera de sí, que por un momento olvidó el lugar en el que se encontraban.
Él detuvo sus besos pero aún así no dejó de acariciar las piernas de Athena, incluso tirando un poco de su ropa interior para provocarla aún más.
–Aquí no, Athena… –murmuró al mismo tiempo que sus besos se detenían.
–Oh, Dios mío… mmm tienes razón, aquí no, Iori… es cierto…– sonrió mientras lo miraba con sus ojos entrecerrados. –¿A donde me llevas ahora?
Iori se sorprendió por la pregunta, ella estaba insinuando que quería ir a otra parte con él y por supuesto que él no era nadie para negarle algo así.
No lo dudó y la hizo levantarse de su asiento, dejaron el dinero de la cuenta sobre la mesa y los dos salieron de ahí, dirigiéndose hacia otro lugar para terminar lo que habían dejado a medias.
~ continuará…
