Disclaimer: Nada de esto me pertenece, la saga crepúsculo es propiedad de Stephenie Meyer y la trama es del libro "Venganza para Victimas" de Holly Jackson, yo solo busco entretener y que más personas conozcan este libro.
Capítulo 38
—Pero bueno, quelle surprise. ¿Qué estás haciendo aquí, signorina?
Al cabo de un instante, la sonrisa de Tori se desvaneció, cuando abrió del todo la puerta y la luz del pasillo iluminó los ojos de Bella. Se dio cuenta.
Ella sabía que se daría cuenta. No era solo su amiga, sino como una hermana. Algo no cuadraba en la mirada de Bella, detrás de sus ojos. De algún modo, ese día largo y horrible estaba marcado en ellos y, por supuesto, Tori lo sabía. Pero no podía saberlo. No todo. Igual que los demás. La ignorancia los mantenía a salvo de ella.
—¿Qué pasa? —preguntó Tori, bajando el tono de voz una octava—. ¿Qué ha ocurrido?
El labio inferior de Bella tembló, pero consiguió detenerlo.
—Pues… —Empezó a decir, temblorosa. Dividida entre necesitar a Tori y mantenerla a salvo; a salvo de ella. Entre su vieja vida normal, ahí delante, mirándola, y lo que fuera que quedase de ella ahora—. Necesito tu ayuda. No hace falta que digas que sí, puedes decirme que me vaya, pero…
—Por supuesto. —Tori la interrumpió, le puso una mano sobre el hombro y la metió en la casa—. Entra. —Se pararon en el pasillo. Bella nunca había visto a Tori tan seria—. ¿Qué ha pasado? ¿Edward está bien?
Bella negó con la cabeza y sorbió por la nariz.
—Sí, no, Edward está bien. No tiene nada que ver con él.
—¿Tu familia?
—No, es… están todos bien —dijo Bella—. Es que… necesito que me ayudes con una cosa, pero no puedes saber por qué. No puedes preguntarme y no te lo puedo decir.
Los sonidos de fondo del televisor se callaron, unos pasos se arrastraban hacia ellas. Mierda, no era Steph, ¿verdad? Nonono. Nadie más podía enterarse de eso, solo sus personas, las que buscarían a Bella cuando desapareciera.
No era Steph. Apareció Daphne en el pasillo y levantó la mano con un pequeño saludo.
Bella no creyó que fuera a estar en casa, no había contado con que Daphne estuviera aquí. Pero no pasaba nada, ahora que lo pensaba. Había sido una de ellos, estaba en el mismo círculo. Si Tori era como una hermana, Daphne también. Y Bella ya no podía evitar involucrarla; el plan había cambiado y se había adaptado para recibir a una persona más.
Tori no había visto a su hermana.
—¿De qué cojones estás hablando, Bella? —insistió.
—Ya te lo he dicho. No te lo puedo contar. Ni ahora ni nunca.
Las interrumpieron, pero no fue Daphne, sino un tono de llamada agudo de 8 bits que venía del bolsillo de la sudadera de Bella.
Se le abrieron mucho los ojos. Y a Tori también.
—Lo siento, tengo que contestar —dijo Bella, metiendo la mano en el bolsillo para sacar el teléfono de prepago y aceptar la llamada.
Le dio la espalda a Tori y se llevó el móvil a la oreja.
—Hola —contestó.
—Hola, soy yo —dijo la voz de Harry al otro lado de la línea.
—¿Ha ido todo bien? —le preguntó Bella, mientras escuchaba de fondo a Daphne preguntándole a Tori qué coño estaba pasando.
—Sí, todo bien —confirmó Harry, casi sin respiración—. Ya estamos yendo a Wycombe. El teléfono está en su sitio, detrás de la primera roca. No cruzamos la puerta, ni siquiera miramos. Todo correcto.
—Gracias —dijo Bella. Se le soltó un poco el pecho—. Gracias, Ha… —
Casi pronuncia su nombre, pero se calló antes de que fuera demasiado tarde, mirando de reojo a Tori y Daphne. No debían saber quién más estaba involucrado, así estarían más seguras. Todos lo estarían—. Esta es la última vez que hablamos de esto. Nunca ha pasado, ¿entendido? No lo mencionen jamás: ni por teléfono, ni en mensajes, ni siquiera entre ustedes. Nunca.
—Vale, pero…
Bella siguió hablando por encima de él.
—Ahora voy a colgar. Y quiero que destruyan el teléfono. Pártanlo por la mitad, y la tarjeta SIM también. Y luego tírenlo en alguna papelera pública.
—Vale, vale. De acuerdo —asintió Harry. Y luego le dijo a su hermano—: Jamie, dice que rompamos el teléfono y lo tiremos a una papelera.
Bella escuchó la voz lejana de Jamie por encima del sonido de las ruedas.
—Eso está hecho.
—Te tengo que dejar —dijo Bella—. Adiós.
«Adiós». Qué palabra tan convencional para una conversación tan poco convencional.
Bella colgó y bajó el teléfono. Se dio la vuelta muy despacio para mirar a Tori y a Daphne, una junto a la otra, detrás de ella, ambas con la misma mirada de confusión y miedo.
—¿Qué cojones pasa, tía? —dijo Tori—. ¿Con quién hablabas? ¿Y ese teléfono?
Bella suspiró. Hubo un tiempo en el que le contaba a Tori todo, cada detalle mundano de su día, y ahora no podía revelarle nada. Solo su parte.
Había una brecha entre ellas que jamás había estado allí: sólida, indecible.
—No te lo puedo contar.
—Bella, ¿estás bien? —Ahora intervino Daphne—. Nos estás asustando.
—Lo siento. Es que… —La voz de Bella se separó de ella. Se veía incapaz. Quería darles una explicación, pero el plan no se lo permitía. Tenía que hacer otra llamada. En ese mismo instante—. Les explico enseguida lo que pueda. Pero antes tengo que llamar a alguien. ¿Puedo utilizar su teléfono fijo?
Tori la miró perpleja, y Daphne juntó tanto las cejas que casi le tapaban los ojos.
—No entiendo nada —dijo Tori.
—Serán solo dos minutos, luego les explicaré. ¿Puedo llamar?
Las dos asintieron, despacio, inseguras.
Bella pasó junto a ellas hacia la cocina, y escuchó cómo la seguían hasta allí. Dejó la mochila encima de una de las sillas y abrió el bolsillo frontal para sacar la tarjeta de Marcus Lestrange. Descolgó el teléfono fijo de los Greengrass y marcó el número de móvil, memorizando las cifras de tres en tres.
Tori y Daphne la observaban desde atrás.
Un zumbido al otro lado de la línea, y alguien que carraspeaba.
—¿Diga? —contestó Lestrange, con un tono de voz inseguro. La inseguridad de que un número desconocido te llame por la noche.
—Hola, Marcus Lestrange —saludó Bella. Se aclaró la garganta para suavizar la voz—. Soy yo, Isabella Swan-Black.
—Ah. —Parecía sorprendido—. Ah —dijo otra vez, recuperando el control con otro carraspeo—. Claro.
—Lo siento —dijo Bella—. Ya sé que es sábado por la noche y es un poco tarde. Pero cuando me dio la tarjeta me dijo que lo llamara a cualquier hora.
—Sí, efectivamente —afirmó Lestrange—. Dígame, ¿qué puedo hacer por usted, señorita Swan-Black?
—Pues, a ver. —Bella tosió un poco—. Hice lo que me aconsejó tras la reunión de mediación. Me tomé unas semanas para pensarlo, cuando se calmaron un poco las cosas.
—¿Sí? ¿Y ha llegado a alguna conclusión?
—Sí —dijo Bella, odiando lo que estaba a punto de decir, imaginando la mirada triunfal en la cara arrogante de Lestrange. Pero él no tenía ni idea de cuál era el motivo real de esa llamada—. Lo he estado pensando, mucho, y creo que tiene razón y que evitar el juicio es lo mejor para todos. Así que me parece que voy a aceptar el trato que me ofreció. Las cinco mil libras por daños y prejuicios.
—Me alegro mucho de oír eso, señorita Swan-Black, pero no era solo el dinero, ¿recuerda? —dijo Lestrange, vocalizando exageradamente las palabras, como si estuviera hablando con un niño pequeño—. La parte más importante del trato era la disculpa pública y la declaración en la que se retractaría de las acusaciones difamatorias y explicaría que la grabación que publicó estaba manipulada. Mi cliente no aceptará ningún trato sin esas condiciones.
—Sí —siseó Bella apretando los dientes—. Lo recuerdo, gracias. Lo haré todo. El dinero, la disculpa pública, me retractaré y explicaré lo de la grabación. Todo. Solo quiero que esto acabe cuanto antes.
Escuchó un resoplido de satisfacción al otro lado del teléfono.
—Es la decisión correcta. Es lo mejor para todos los involucrados. Gracias por ser tan madura al respecto.
Bella apretó el teléfono, que se le incrustó en la mano. Empezó a ver rojo, pero parpadeó y desapareció.
—Sí, por supuesto. Y gracias por hacerme entrar en razón —dijo, sintiendo repugnancia hacia su propia voz—. Supongo que ya le puede decir a Mike que acepto el trato.
—Sí, lo haré —aseguró Lestrange—. Se alegrará mucho. El lunes llamaré a su abogado y empezaremos a ponerlo todo en marcha. ¿Le parece?
—Bien —dijo Bella; una palabra sin sentido, vacía.
—Perfecto, pues que tenga una buena noche, señorita Swan-Black.
—Igualmente.
La línea se cortó. Se imaginó a Lestrange, más allá de los pitidos del tono muerto, a miles de kilómetros, buscando otro número entre los contactos de su teléfono. Porque no era solamente el abogado de la familia; era un amigo de la familia. E iba a hacer exactamente lo que Bella quería.
—¿Estás tonta? —Tori la miró fijamente con los ojos muy abiertos. La cara que los rodeaba era más grande, pero los ojos eran los mismos que los de la niña de seis años a la que había conocido hacía tanto tiempo—. ¿Por qué mierda has aceptado el trato? ¿Qué cojones está pasando?
—Ya lo sé, ya lo sé —dijo Bella, levantando las manos—. Sé que todo esto no tiene sentido. Ha pasado algo, me he metido en un lío, pero voy a solucionarlo. Lo único que les puedo contar es lo que necesito que hagan. Por su propia seguridad.
—¿Qué ha pasado? —preguntó Tori con desesperación.
—No nos lo puede decir —le respondió Daphne, girándose hacia ella, comprendiendo lo que Bella estaba haciendo— porque quiere que tengamos la opción de negación plausible.
Tori volvió a mirar a Bella.
—¿A-algo malo? —preguntó.
Ella asintió.
—Pero todo irá bien, puedo hacer que salga bien, lo puedo solucionar. Solo necesito tu ayuda con una cosa. ¿Lo harás?
Tori chasqueó la lengua.
—¡Claro que te ayudaré! —exclamó en voz baja—. Sabes que mataría por ti, pero…
—No es nada malo. —Bella la interrumpió mirando el teléfono de prepago—. Mira, acaban de dar las 21.43, ¿ves? —dijo, enseñándoles la hora—. No me mires a mí, mira la hora, Tori. ¿La ves? No vas a tener que mentir. Lo único que ha pasado es que he llegado hace unos minutos y he llamado al abogado de Mike desde su teléfono fijo porque he perdido mi teléfono.
—¿Has perdido tu teléfono? —preguntó Tori.
—Eso no es lo malo que ha pasado —aclaró Bella.
—No me digas —ironizó Tori con una risa nerviosa.
—¿Qué necesitas que hagamos? —intervino Daphne, con los labios apretados en una línea recta—. Si tiene algo que ver con Mike Newton, ya sabes que puedes contar conmigo.
Bella no respondió a eso, no quería que supieran más de lo necesario.
Pero se alegraba de que Daphne estuviera allí con ellas, tenía sentido, en cierto modo. El círculo cerrado.
—Solo tienen que venir conmigo. En el coche. Pasar conmigo un par de horas, para que yo esté con ustedes y no en ningún otro sitio.
Lo entendieron, o casi. Bella lo supo por las expresiones en sus caras.
—Una coartada. —Tori verbalizó lo indecible.
Bella subió y bajó la cabeza con un movimiento casi imperceptible, ni siquiera podía decirse que hubiera asentido.
—No van a tener que mentir —informó—. Sobre ningún detalle, nunca. Lo único que tienen que decir, que saber, es lo que vamos a hacer exactamente. No están haciendo nada malo, ni ilegal. Están con su amiga, eso es todo. Son las 21.44 y solo tienen que venir conmigo.
Tori asintió. La mirada en sus ojos había cambiado, era más triste. Aún sentía miedo, pero no por ella, sino por la amiga que tenía delante, desmoronándose. A la que conocía de toda la vida. Amigas que morirían la una por la otra; que matarían la una por la otra, y Bella iba a ser la primera en beneficiarse de eso.
—¿Dónde vamos? —preguntó Daphne.
Bella soltó aire y puso una sonrisa torcida. Volvió a cerrar la cremallera de su mochila y se la colgó sobre los hombros.
—Nos vamos a McDonald's.
NOTA:
Me han estado poniendo en reviews que no se pueden ver algunos capitulos la verdad no se porque algunos no pueden verlos, yo los busco desde el navegador de mi celular y si me aparecen asi que supongo que hay un problema con fanfiction, al parecer tambien sucede con otra de las adpactaciones. Les queria comentar tambien que si se pueden unir al grupo de chat de ig estaria muy bien porque ahi podrian avisarme de cualquier problema que haya y yo lo pueda solucionar, tambien les puedo avisar de las actualizaciones y ese tipo de cosas que luego no puedo avisar por aqui.
Les dejo mi instagram otra vez, manden un dm para que pueda agregarlxs al grupo.
User: isavelez3738
Gracias por sus reviews.
