Muy buen día a cada una de ustedes, espero que estén muy bien. Les recuerdo que la historia NO es para menores de edad, los personajes no me pertenecen y esta escrita sin fines de lucro.
LÍNEAS DEL TIEMPO
29
LÍNEA 1
El camino de regreso fue lento, Anthony conducía de manera tranquila, alternando su mirada entre el camino y la delicada joven rubia que tenía a su lado, quien le sonreía de manera dulce cada vez que advertía su mirada.
-Candy. – Le dijo Anthony con un poco de seriedad. Candy lo miró esperando hablara. – Tengo algo qué decirte. – Le dijo de nuevo, sonriéndole de lado al recordar que debía mencionar lo que había sucedido aquella mañana. Candy observó la seriedad en el rostro de Anthony.
-¿Qué sucede Anthony? – Preguntó la rubia con cierto temor, estaba tan acostumbrada a sentir una intensa felicidad en su alma y después que todo se dispersara, que su corazón latió con temor de que una vez más se repitiera esa historia.
-La tía abuela y Albert nos han descubierto. – Dijo Anthony con un profundo suspiro, mientras observaba la reacción de la rubia.
-¿Albert? ¿Cuándo llegó? – Preguntó la joven enfermera sorprendida por saber que su protector había regresado de su viaje y no se había comunicado con ella como siempre lo hacía.
-No lo sé. – Dijo Anthony, se imaginaba que había sido el que los había estado siguiendo desde días atrás, pero le mentiría si le dijera que sabía cuándo exactamente había pasado. – No me lo dijo. – Dijo de nuevo el rubio, en su voz podía notarse que las cosas no habían salido como ellos lo pensaban.
-¿Qué sucedió? – Preguntó Candy con temor, sabía bien que las cosas podrían no funcionar entre todos. Anthony la miró con cierta ternura.
-Las cosas no salieron como esperábamos. – Dijo besando el dorso de su mano. Candy lo miraba queriendo saber más sobre aquel encuentro.
-¿La tía abuela no les creyó? – Preguntó Candy creyendo que la duda sería más común de la vieja Elroy, ya que siempre creía que querían burlarse de ella o de aprovecharse del buen nombre de los Andrew.
-Al contrario, ella fue la que se convenció casi de inmediato de quienes éramos realmente. – Dijo Anthony con una sonrisa, mirando el camino con atención.
-¿De verdad? – Preguntó Candy un tanto confundida. - ¿Albert? – Preguntó ahora para saber la reacción de su gran amigo.
-Él piensa que soy un impostor. – Dijo Anthony con naturalidad. Él ya se esperaba que su tío no creyera en él, así había sido desde hacía mucho tiempo, desde que se había enterado que él no había sido el único heredero de la fortuna Andrew, había puesto ciertas trabas en su desempeño como miembro principal del clan, sin embargo no sabía la manera en la que el Albert de esta línea del tiempo pudiera actuar.
-¡Pero no es así! – Dijo Candy de inmediato, confiando en que ella debía intervenir en favor del rubio menor. - ¡Tú eres Anthony! ¡Stear es Stear! – Decía la rubia un tanto impaciente de imaginar que Albert pudiera sentir desconfianza por alguno de ellos.
-Lo sé amor. – Dijo Anthony con ternura a su novia, quien demostraba en su rostro que estaba impaciente por demostrar la identidad del inventor y de él mismo. – Pero es normal que dude, además no es como si lo que estamos diciendo sea algo normal o común. – Dijo de nuevo el rubio, intentando hacerle ver a Candy que tendrían ese tipo de problemas.
-Pensé que la tía abuela sería la que estaría en contra de ustedes. – Dijo Candy, reconociendo que se le hacía muy extraño la reacción de Albert y de la tía abuela.
-Al parecer los "recuerdos" que hemos sufrido también han sucedido en la mente de la tía abuela. – Dijo Anthony para explicar el por qué la tía abuela había confiado en su identidad sin tanto problema.
-¿Y con Albert no sucedió así? – Preguntó Candy pareciéndole extraño que no tuviera aquella conexión.
-No sé si así haya sido, parecía que sí en un principio, sin embargo no mencionó nada, tal vez al igual que a mí no le viene nada a su cabeza cuando se trata de nuestra relación. – Dijo de nuevo el rubio, ya que los recuerdos de Anthony con respecto a su tío Albert por alguna razón no acudían a su mente.
-Sería muy extraño, tú si tenías relación con él en tú línea del tiempo. – Dijo Candy reconociendo que debería ser así. Anthony levantó los hombros restándole importancia, deteniéndose al fin frente al departamento de Candy.
-Eso solo lo puede decir él. – Dijo Anthony acercándose a la joven quien lo veía un tanto preocupada. Anthony sabía que la reacción de Albert era porque tenía un fuerte sentimiento por la pecosa y sabía bien que eran celos los que estaba sintiendo por él, más que desconfianza. – Tengo que regresar a la mansión para aclarar un poco más las cosas. – Dijo de nuevo el rubio. Candy lo miró con deseos de ir con él, sin embargo sabía bien que no podría arreglar nada. Ella también tenía la sospecha de los motivos que Albert tenía para desconfiar de él, pero a la vez sentía que podría ser presunción de su parte.
-Me gustaría ir contigo, pero creo que no sería prudente. – Dijo Candy con cierto desaliento en su voz. Anthony se acercó a ella, acarició su rostro y besó su frente con ternura.
-No te preocupes, creo que esto lo tenemos que arreglar Stear y yo. – Dijo atrayéndola hacía él para demostrarle que no debía de sentirse comprometida por ello. – Además, no quiero que te preocupes por cosas que no tienen importancia. – Dijo Anthony de nuevo, intentando animarla por lo que decía.
-Pero ellos son tú familia. – Dijo Candy un tanto decepcionada de ello, al sentir culpa por que la relación resultase dañada. Anthony besó ahora la punta de su nariz.
-Mi familia es la gente que me ama Candy. – Dijo Anthony reconociendo que ella era parte de esa familia que él tenía. – Stear, Archie, son mi familia. – Dijo una vez más. – Y espero que muy pronto también tú lo seas legalmente. – Le dijo con los ojos de enamorado. Candy lo miró con los ojos llenos de lágrimas por la emoción.
La mirada de Anthony se posó en el rostro de Candy, un rostro que amaba tanto, admiró sus ojos verdes, acuosos por la emoción y cerró la distancia que había ellos besando sus labios con total dulzura. Candy se dejó llevar por el beso de Anthony, sus labios se dejaban guiar por el suave y cálido contacto de los labios del rubio, quien se acercaba a ella para profundizar un poco aquel dulce contacto.
-Vendré por ti mañana. – Le dijo una vez terminó de proporcionarle la deliciosa caricia. Candy asintió tímida a su promesa.
-Te estaré esperando. – Dijo Candy con una sonrisa en sus labios.
Anthony la ayudó a bajar del automóvil, se despidió de ella una vez más y esperó hasta que estuviera dentro del edificio para regresar al auto y dirigirse de nuevo a la mansión.
-Hasta que llegas. – Le dijo Stear en cuanto cruzó el gran arco que dividía la entrada principal del salón. El rubio no comprendió el reclamo de su primo.
-¿Qué sucede? – Preguntó Anthony a Stear al ver que en su rostro había cierta preocupación.
-La tía abuela está decidida en hablar a Neal y Eliza para enterarlos de las "buenas nuevas". – Dijo el inventor quien no estaba de acuerdo con ello. Sabía bien que si aquellos dos desalmados regresaban a sus vidas con ello también regresarían o mejor dicho aumentarían sus problemas. Anthony miró a Stear y a Archie quien asentía confirmando lo dicho por su hermano.
-Hablaré con ella. – Dijo Anthony dispuesto a convencer a la matriarca de no llamar al par de desalmados que tenía por familia.
-Un momento. – Dijo Albert de pronto. Anthony se detuvo al escuchar la voz de su tío. – Necesito hablar contigo. – Dijo mirando fijamente al menor, quien le sostuvo la mirada fija asintiendo que aceptaba hablar con él.
-Tú dirás. – Dijo Anthony dispuesto a escuchar a la versión que representaba el hermano de su madre.
-A solas. – Dijo mirando a Stear y a Archie, quienes de inmediato se disculparon para permitirles hablar en privado.
-Estaremos intentando convencer a la tía abuela. – Dijo Archie al rubio menor. Anthony asintió con una sonrisa de agradecimiento.
-¿Qué sucede? – Preguntó Albert a Anthony al escuchar lo que había dicho Archie.
-La tía abuela piensa avisar a la familia Leagan que estamos aquí. – Dijo Anthony reflejando en su rostro el claro descontento que tenía por esa idea.
-No te preocupes, no lo permitiré. – Dijo Albert seguro de que aquellos dos jóvenes no eran quienes habían dicho ser. – A menos que tú quieras que eso suceda. – Dijo como pensando de último que podría estar equivocado y que tal vez la presencia de Eliza podría ayudarlo.
-Creo que los Leagan son las últimas personas que desearía volver a ver en mi vida. – Dijo Anthony seguro de que no estaría a gusto con la presencia de aquella indeseable familia. Albert asintió a sus palabras. - ¿De qué quieres hablar conmigo? – Preguntó Anthony esperando que le aclarara la duda.
-Quiero saber qué es lo que pretendes con Candy. – Dijo Albert con seriedad. Anthony sonrió con ironía al ver de lo que quería hablar.
-Ya te lo dije, estoy enamorado de Candy y mis intenciones son serias, quiero casarme con ella. – Dijo Anthony directo en sus sentimientos. – Y no me importa que no tenga dinero. – Aclaró antes de que Albert agregara ese punto una vez más.
-Sé que ella está confundida por tu parecido con Anthony. – Dijo Albert buscando averiguar más. Anthony lo miró fijamente a los ojos.
-Sé que lo que te hemos dicho es imposible de creer. – Dijo Anthony siendo sensato porque él tampoco había creído nada en un principio. – Incluso yo mismo tenía mis dudas al respecto. – Dijo de nuevo sentándose frente al patriarca quien lo veía con los ojos llenos de desconfianza. – Pero así sucedió, y entre Candy y yo existe esa conexión que teníamos en el pasado, incluso es más fuerte ahora. – Dijo ante la incomodidad de Albert quien lo miraba sintiéndose lastimado.
-Candy es una gran mujer, y no merece que la lastimen una vez más. – Dijo Albert seguro de proteger a la rubia.
-No quiero lastimarla, sé que ella sufrió mucho con la pérdida de Anthony, así como yo también sufrí mucho con su pérdida en mi línea del tiempo. – Albert lo escuchó hablar atento. – Yo también perdí a Candy en mi línea del tiempo. – Dijo Anthony explicando lo que había sucedido en su tiempo, sin embargo Albert lo sabía muy bien, los "recuerdos" a su mente llegaban más fuerte cuando estaba cerca de Anthony. – Yo la amo y recuperarla a ella y a Archie fue el motivo por el cual Stear y yo decidimos dejar todo en nuestra línea de tiempo. – Dijo de nuevo sin dejar de observar la reacción de Albert.
-Ella sufrió mucho con la muerte de mi sobrino. – Dijo Albert con nostalgia. – Ella lo amó profundamente, fue su primer amor real. – Dijo una vez más, mientras sus palabras comenzaban a salir con menos fuerza de sus labios. Anthony observó la reacción del rubio, sintiéndose un tanto confundido al ver que los sentimientos de aquel joven eran de amor y cariño por su único sobrino directo.
-Entiendo. – Dijo Anthony seguro de que comprendía realmente lo que Albert le decía, incluso comprendía su desconfianza. – También entiendo tu desconfianza, yo mismo la tendría de estar en tu posición. – Le dijo Anthony con sabiduría. Albert lo observó hasta cierto punto sorprendido por su respuesta.
-Entonces comprenderás que necesito algo más que tú palabra o la de Stear para convencerme que son quienes dicen ser. – Dijo Albert sin dejar de verlo a los ojos. Anthony le sostuvo la mirada asintiendo a sus palabras, le parecía justo que buscara más certezas que palabras y el extraordinario parecido.
-Estás en tú derecho. – Dijo Anthony dispuesto a demostrar su identidad. – Solo que necesitamos que Stear regrese de su línea del tiempo. - Dijo de nuevo el menor. Albert lo observó no muy convencido. – Quiero saber una cosa. – Dijo Anthony una vez más, quería deshacerse de la duda que tenía acerca de cómo los había descubierto.
-Tú dirás. – Dijo Albert seguro de intentar resolver su duda.
-¿Cómo nos descubriste? – Preguntó Anthony directo. Albert lo observó por unos segundos sin decir nada.
-Regresé hace unos días a Chicago. – Comenzó Albert a responder aquella pregunta que sabía bien sería formulada por el joven frente a él. – Intenté sorprender a Candy pero al parecer lo único que conseguí fue asustarla. – Reveló con cierta incomodidad. – Aquella noche no pude descifrar quien estaba con ella aparte de Archie, así que decidí sorprenderla en otra ocasión. – Dijo de nuevo con un profundo y melancólico suspiro. – Sin embargo, al día siguiente volvió a estar acompañada, pero esta ocasión pude ver al joven que la acompañaba. – Dijo indicándole que lo había visto.
-¿Por qué no te acercaste entonces? – Preguntó Anthony con curiosidad. Albert sonrió de lado con nostalgia.
-No era el momento adecuado. – Dijo de nuevo Albert sin querer ser descubierto en sus sentimientos o intenciones para con la rubia. – Después me encontré con el Sr. Britter y este se disculpó por no haber podido quedarse más tiempo la noche en la que yo y Archie llevamos a cenar a las chicas. – Dijo una vez más, revelando que la raíz de todo había sido aquel descuido que habían tenido al salir con Candy y Annie.
-Entonces decidiste investigar por tú cuenta. – Dijo Anthony convencido de conocer bien a Albert y si era como el de su línea del tiempo, sabía bien que investigaría muy bien antes de actuar. Albert asintió ante la afirmación de su sobrino.
-No puedo dejar que nadie se aproveche de la buena voluntad de Candy. – Dijo Albert demostrando una vez más su desconfianza.
-Lo entiendo, no te preocupes. – Dijo Anthony seguro de ello, sabía bien que Albert al demostrar ese interés en Candy, haría todo por mantenerla a salvo.
-Así que como no encontré mucha información, decidí hablar directamente contigo para saber lo que te propones y la razón que tienes para hacerte pasar por mi sobrino. - Dijo Albert mirando fijamente a Anthony, el menor lo observó de la misma manera, seguro de la desconfianza que mostraba el patriarca hacia él.
-No tengo nada que esconder, pero sé que estás en todo tú derecho de cerciorarte si es verdad o no. - Dijo Anthony con seriedad, sabía bien que Albert era una persona desconfiada pero también comprendía que era normal en una situación tan inverosímil como la que estaban viviendo.
Archie y Stear salían acompañados de la tía abuela, para encontrarse con Albert y Anthony, quienes habían terminado de hablar.
-Creo que ha llegado el momento de retirarnos. – Dijo Anthony una vez que Stear se les unió.
-No pueden irse. - Dijo la tía abuela con cierta inquietud en su voz. – Ustedes pertenecen aquí, esta es su casa. – Dijo insistente en que se quedaran a su lado. Ambos jóvenes se miraron entre sí.
-Tía abuela, creo que lo más conveniente es que por el momento no se queden en la mansión. –Dijo Albert estando de acuerdo con Anthony, seguía sin confiar en ellos y no permitiría que pasaran la noche bajo el mismo techo que ellos. Anthony sonrió de lado al ver la desconfianza del patriarca.
-¡De ninguna manera! – Dijo la vieja Elroy con la voz llena de angustia. – Anthony y Stear deben estar junto a nosotros. - Dijo mirando a Albert con autoridad. - ¡Somos su familia, William! – Dijo de nuevo mirándolo a los ojos con determinación, indicándole que no cedería en su petición.
-Tía abuela, sabes muy bien cuál es mi postura ante esta absurda situación. – Dijo Albert sin detenerse por los jóvenes, él no confiaba en ellos y ellos lo sabían, así que no se molestaba por ocultar su frustración ante el comportamiento de la vieja Elroy.
-Tío de verdad no tienes por qué desconfiar de ellos, te aseguro que… - Dijo Archie abogando también por su hermano y su primo.
-Después hablamos tú y yo Archie. – Dijo Albert con cierta desilusión en su voz al sentirse defraudado por el único ser en el que confiaba plenamente. Archie comprendió que estaba desilusionado de él y bajó su mirada sintiéndose culpable por no haber hablado con él directamente antes.
-Siento mucho no haber cumplido con tú encargo tío. – Dijo Archie intentando defenderse. – Pero los sentimientos de las personas no son manipulables. – Dijo mirándolo fijamente. Albert lo miró con cierto asombro y Anthony confirmó lo que sucedía.
-Tía abuela, yo le agradezco sus intenciones, pero…
-Pero nada. – Dijo la matriarca nuevamente con autoridad. – Ustedes me han insistido en que no entere a los Leagan de su regreso. – Dijo captando la atención de los cuatro muchachos. – Y no lo haré, pero la única condición es que ustedes dos se queden a vivir aquí en la mansión. – Dijo una vez más ante la sorpresa de Albert. – Además la boda de Archivald ya está a la vuelta de la esquina y él necesita más compañía de la que tiene. – Dijo mirando al elegante joven, quien permanecía en silencio después del reclamo del patriarca.
-Tía abuela, sabe usted muy bien que los Leagan no tienen permitido volver a Chicago. – Dijo Albert seguro de haber deslindado por completo a aquella familia de los Andrew. – Y puedo asegurarle que ni a Anthony, ni a Stear les emociona mucho volver a verlos. – Dijo una vez más el patriarca reconociendo por primera vez las identidades de los jóvenes recién llegados.
-Pero siguen siendo mi familia. – Dijo Elroy con valentía y determinación. – Yo cederé en evitar informarles el regreso de los muchachos, pero tú permitirás que ellos se queden a mi lado. – Dijo con cierta súplica, demostrando en sus cansados ojos que estaba verdaderamente necesitada de la presencia de los chicos, algo en lo que Albert ya no se pudo negar.
-Muy bien tía abuela. – Le dijo acercándose a ella, abrazándola con ternura, demostrando que el amor que sentía por ella era realmente sincero. Anthony observó aquella escena totalmente conmovido, ya que jamás pensó que aquello pudiera ser posible con los dos representantes de su línea del tiempo. Algo nuevo se instaló en el pecho de Anthony al ver la relación que mantenían los dos dirigentes principales de la familia.
-Gracias hijo. – Le dijo la matriarca realmente agradecida por el gesto del rubio mayor.
Elroy se acercó a Anthony y a Stear y los abrazó con mucha fuerza, dejando con ello muy en claro que el amor que les tenía era muy profundo a pesar de la dureza que reflejaba en su conducta. Archie limpió una lágrima que se había colado de sus ojos totalmente conmovido por ver cómo aquella mujer de acero revelaba sus emociones, algo que era difícil de ver en ella. La anciana mujer atrajo a Archie hacia ella y Albert en silencio salió de la habitación para permitir que la mayor disfrutara de la presencia de aquellos que eran como sus nietos.
Anthony y Stear se quedaron en la mansión como lo había dispuesto la tía abuela, ninguno de ellos fue capaz de abandonar el lugar y dejarla con aquel vacío que sabían podrían provocar en su existencia.
-Muchas gracias por haber accedido a quedarse. – Dijo Archie con una gran sonrisa, al igual que Elroy él estaba igualmente feliz por tenerlos bajo el mismo techo.
-Archie ¿Qué es lo que Albert te pidió hacer? – Preguntó Anthony directo a su primo. Archie suspiró un tanto culpable por haber fallado en su encomienda.
-Albert me había pedido hacer algo que simplemente no pude hacer. - Respondió el elegante joven intentando no revelar la verdad.
-¿Tiene que ver con Candy? – Preguntó de nuevo el rubio. Archie pudo observar que había sido descubierto y no le quedó más remedio que asentir en respuesta.
-Albert quería convencer a Candy de que viajara con él. – Dijo Archie sin hablar claramente de las intenciones del patriarca. Anthony no tuvo que escuchar más, sabía bien a lo que se refería aquella propuesta que había hecho el mayor.
-¿Y ella no aceptó? – Preguntó Anthony para saber la respuesta de la rubia. Archie negó.
-Candy se negó a aceptar por miedo a que la relación entre ellos fuera mal interpretada. – Respondió Archie mirando fijamente a Anthony. Anthony sabía ahora que Albert estaba enamorado de Candy y Archie sabía que Anthony lo sabía. – Ella jamás haría algo en contra de sus principios. – Dijo una vez más para evitar que Anthony tuviera la más mínima duda de la rubia.
-Lo sé Archie. – Dijo Anthony convencido de ello, había aprendido a conocer a la joven Candy y no distaba mucho de ser cómo él siempre lo había imaginado sería.
-Candy siempre demostró ser una persona leal a sus principios. – Dijo Stear seguro también de que así era.
-Candy y yo ya somos novios. – Les dijo Anthony con una gran sonrisa en sus labios, algo que no sorprendió del todo a los dos primos que lo escuchaban cómo les revelaba feliz que Candy lo había aceptado como su novio.
-¡En hora buena! – Le dijo Stear con un fuerte abrazo, mientras Archie se unía a ellos para celebrar la felicidad que irradiaba el joven rubio.
-Te felicito Anthony. – Dijo Archie realmente feliz de saber que por fin Candy sería feliz en su vida, porque sabía que Anthony haría cualquier cosa por hacerla feliz.
-Gracias. – Decía Anthony sin poder dejar de sonreír.
Mientras los muchachos caminaban hasta sus habitaciones, Albert se detenía muy cerca de ellos, había escuchado sin querer la conversación que habían sostenido sus sobrinos y se había enterado de la naciente relación que existía ahora entre aquel que afirmaba ser Anthony y la joven enfermera de la cual se había enamorado cuando no tenía recuerdos.
-¿Qué era lo que esperabas? – Se dijo para sí mismo con reproche, sabía bien que Candy no correspondía a sus sentimientos, siempre lo había sabido, sin embargo tenía la esperanza de que con el tiempo lo terminara aceptando.
Caminó hasta su alcoba momentos después de que los más jóvenes se hubieran encerrado en sus respectivas habitaciones, no quería que se dieran cuenta que se había enterado por casualidad.
-¿Estás bien tío? – Preguntó Archie, quien se había regresado para hablar con él.
-Estoy bien Archie. – Respondió con seriedad a su pregunta. Archie lo miró sin evitar sentir culpa por lo sucedido ya que estaba feliz por un lado, pero por otro se sentía verdaderamente mal.
-Tío, quiero que sepas que intenté cumplir con tu pedido. – Dijo el joven al patriarca, quien lo observó con cierta pena por haberlo puesto en aquel predicamento.
-Lo sé Archie. – Le dijo con una sonrisa de lado, colocando su mano sobre su hombro en señal de que no lo culpaba de nada. – En los sentimientos no se manda y mi error fue no quedarme a cultivar esa cercanía que Candy y yo teníamos antes. – Dijo convencido de que si hubiera insistido los sentimientos se Candy se hubieran inclinado a su favor, sin embargo Archie dudaba que así hubiese sido.
-Tal vez tío. – Dijo Archie por respuesta a las palabras del mayor. Albert sonrió de lado comprendiendo que su sobrino no pensaba igual que él. - ¿Aún dudas de ellos? – Preguntó Archie con mayor confianza.
-No tengo motivos para pensar que realmente son quienes dicen ser. – Dijo Albert con un gran suspiro.
-Tío tienes que creerme, son Anthony y Stear, tal vez no son el Anthony y el Stear que nosotros perdimos, pero te aseguro que son ellos de otra línea del tiempo. – Decía Archie intentando convencer al patriarca de que ellos eran quien decían ser.
-Tal vez tienes razón Archie. – Dijo Albert un poco más tranquilo. Archie lo escuchaba esperando que le explicara el motivo de su cambio. – Pero aún si son Anthony y Alistear necesito algo más que el parecido tan extraordinario entre ellos para convencerme que así es. – Dijo una vez más comenzando a caminar hasta su habitación.
Archie se quedó parado observando cómo su tío se dirigía hasta su habitación, sabía que era difícil de creer lo que estaba sucediendo, pero también sabía ahora que no era imposible de serlo, él mismo había visto a personas de diferentes líneas del tiempo y solo esperaba que Stear regresara lo antes posible para que pudiera convencer a su tío de que todo era verdad.
-Anthony ¿Puedo pasar? – Preguntó Stear tocando la puerta que correspondía a la habitación de Anthony.
-Pasa Stear. – Respondió Anthony de inmediato, al igual que el joven inventor él tampoco podía dormir. - ¿Sucede algo? – Preguntó el rubio a su primo.
-No puedo dormir. – Dijo el joven inventor al ver que su primo al parecer también presentaba insomnio. Anthony sonrió al ver que su primo no podía dormir por motivos que distaban mucho de los suyos.
-Yo tampoco. – Dijo con una gran sonrisa.
-¡Vaya! Ojalá yo no pudiera dormir por los mismos motivos que tú. – Dijo Stear sentándose frente a él mientras observaba la felicidad que irradiaba de los labios del rubio.
-No puedo evitarlo Stear, estoy verdaderamente enamorado. – Dijo Anthony seguro de los sentimientos que tenía por Candy.
-No tienes ni qué decirlo. – Dijo Stear seguro de que así era. El semblante del mayor cambió de pronto y Anthony lo notó de inmediato.
-¿Qué es lo que sucede Stear? – Preguntó Anthony al ver que su rostro se apagaba repentinamente.
-¿Qué sucederá si Stear no puede regresar? – Preguntó Stear intrigado, reconociendo que había una posibilidad muy alta de que eso sucediera. Anthony lo miró con la misma seriedad con la que Stear lo veía.
-No te preocupes. – Le dijo para intentar tranquilizarlo. Stear lo miró con cierta duda en sus ojos. – Algo me dice que Albert tiene los mismos recuerdos que tengo yo de él en nuestra línea del tiempo. – Dijo con seriedad, mirando a su primo fijamente para que comprendiera que existía una posibilidad enorme de que así fuera.
-¿Cómo lo sabes? – Preguntó Stear con curiosidad.
-No lo sé. – Dijo Anthony en respuesta. – Sin embargo, por momentos me dio esa impresión. – Dijo de nuevo el rubio, quien estaba casi seguro que así había sido.
-¿Entonces por qué dice dudar de nuestras identidades? – Preguntó Stear un tanto confundido por la actitud del patriarca.
-Porque está celoso. – Dijo Anthony seguro de que así era, era evidente el reto que había entre dos personas enamoradas de la misma joven.
-¿Celoso? – Preguntó Stear viéndose un poco lento al respecto. Anthony lo miró para ver hasta cuando captaba la razón del comportamiento de Albert. - ¿Por Candy? – Preguntó el inventor una vez que captó a lo que Anthony se refería. Anthony asintió.
-Tengo la seguridad que Albert está enamorado de Candy. – Dijo Anthony no muy conforme con el hecho.
-Pero Candy es tú novia, ella te ama a ti. – Dijo Stear al ver que Anthony estaba inquieto con ese hecho.
-Lo sé, pero no conocemos a este Albert. – Dijo el rubio demostrando que lo único que sabía de Albert lo inquietaba. – Por más que lo intento no logro recordar nada de mi vida junto a él. – Dijo de nuevo sintiéndose frustrado por el hecho.
-Yo sí puedo recordar algo de él. – Dijo Stear para sorpresa del rubio, quien lo observó con asombro esperando que le dijera lo que percibía de él.
-¿Qué es lo que recuerdas de él? – Preguntó Anthony esperanzado por escuchar lo que Stear había recordado, quería ver a ese Albert que Candy y Archie describían, quería anular la imagen del tío egoísta y despreocupado que tenían en su línea del tiempo. Stear asintió.
-Son recuerdos vagos, de hace mucho tiempo. – Dijo Stear seguro que sus recuerdos aunque vagos eran recuerdos de esa línea del tiempo. – Cómo ya sabemos Albert fue ocultado desde que era muy niño. – Dijo ante la mirada atenta de Anthony, quien asentía a lo que decía el inventor. – Mi último recuerdo con él debe de ser cuando tenía aproximadamente unos nueve… casi diez años… - Dijo Stear intentando atraer a su mente algo más claro que lo que acudía a ella. – Albert debió haber tenido unos catorce o quizá quince años. – Decía Stear. Anthony lo escuchaba intentando recordar algo ya que era menor que él un poco más de un año.
-Por más que intento no puedo recordar. – Dijo Anthony una vez más frustrado.
-Él partiría a un lugar… creo que al Colegio… – Dijo Stear esforzándose un poco más. – Estábamos tú, Archie, la tía abuela, George y yo. Él parecía muy triste porque se alejaría de nosotros, pero sobre todo porque se alejaría de ti. – Dijo Stear quien por fin había logrado obtener una imagen más clara de lo que recordaba. – Te abrazaba con fuerza, ambos estaban llorando porque no volverían a verse en un largo tiempo. – Dijo comenzando a sentirse triste por lo que recordaba. – Definitivamente el Albert que recuerdo en estos momentos no tiene nada que ver con el Albert de nuestra línea del tiempo. – Dijo Stear seguro de que así era.
-Definitivamente, en estos momentos estará en el despacho con una copa de cogñac en la mano brindando por su triunfo. – Dijo Anthony seguro de ello, podía imaginar a su tío levantando una copa para brindar por él.
-¿Crees que se case con Eliza? – Preguntó Stear con una sonrisa traviesa.
-Ojalá. – Dijo Anthony suspirando aliviado por haberse deshecho de aquel par personas. Stear comenzó a reír divertido.
-Ojalá. – Dijo confirmando que a él también le daría mucho gusto que algo como ello sucediera. – Son tal para cual. – Dijo de nuevo el inventor.
Los días iban pasando con lentitud y la boda de Archie y Annie estaba por llevarse a cabo, no había ningún signo de que Stear de la línea dos regresara a esta línea del tiempo y los muchachos cada vez se adaptaban más al estilo de vida que la nueva matriarca les dictaba, sin embargo ellos también habían hecho que cambiar un tanto su actitud y que ya no insistiera en obligarlos a hacer su santa voluntad, confiando en las decisiones que tomaban en sus vidas.
Anthony continuaba feliz con la relación que tenía con Candy, todos los días llegaba por ella para acompañarla al hospital y por las tardes la esperaba puntual a la salida del trabajo.
-¡Hola amor! – Le dijo con emoción al ver que como todos los días el rubio la esperaba con una gran sonrisa en su rostro.
-Hola princesa. – Le respondía Anthony con emoción su saludo.
Una mirada tierna, un roce de sus manos, una sonrisa tímida era el inicio del tímido beso que se llevaba a cabo entre aquel par de enamorados.
-¿Aún nada de Stear? – Preguntó Candy con cierta impaciencia, creía que ya había pasado mucho tiempo y que no tenían noticias del inventor. Anthony negó mientras la abrazaba por la cintura y la dirigía hasta el automóvil.
-Creo que Stear ya no pudo regresar. – Dijo Anthony seguro que eso era lo que había sucedido y había retenido su regreso.
Anthony condujo hasta un parque cercano al hospital, quería pasar un momento a solas con ella antes de regresar a la mansión. Descendieron del vehículo caminando entre la vereda adoquinada que marcaba el acceso a las bancas del parque, el cual poco a poco se iba quedando sin gente por la hora que era.
-Entonces, ¿Cómo demostrarás a Albert que tú y Stear son ustedes mismos? – Preguntó Candy con preocupación. Anthony se detuvo frente a ella, le sonrió con ternura y despejó su rostro para besarla tiernamente.
Candy correspondió al beso con la misma ternura que el rubio le dedicaba y pronto el dulce beso fue haciéndose cada vez más largo y entregado. Una vez que terminaron de besarse Anthony volvió a despejar su rostro y observó sus esmeraldas con mucho amor e intensidad.
-No me preocupa que él me crea Candy. – Dijo Anthony a su pecosa, quien lo veía embelesada por su cercanía, observando el brillo tan particular de sus ojos azules. – Lo que me preocuparía realmente es que tú tuvieras alguna duda de ello. – Candy negó de inmediato al escuchar lo dicho por su príncipe.
-¡Por supuesto que no! – Dijo la pecosa negando que dudaría de la identidad de su rubio. - ¡Sé que eres Anthony, puedo sentirlo! – Decía realmente emocionada. – Me lo dicen tus ojos cuando me miran, me lo dicen tus manos cuando tocan mí piel, me lo dice tu voz cuando dices mi nombre. – Decía Candy cada vez más emocionada. Anthony la escuchaba sintiendo que su corazón latía de gozo por las emociones que la rubia le provocaba. – Me lo dice mi corazón cada vez que late. – Dijo por último ya que Anthony no pudo aguantar más las ganas de volver a besarla.
Sus labios se unieron en un beso tierno, húmedo, un beso lento que poco a poco tomaba fuerza alimentada por las palabras previas dichas por la rubia, palabras que latían aún en el corazón del rubio, mientras con sus labios le demostraba lo mucho que la amaba. Su lengua comenzó a apoderarse de su boca, invadiendo con menos timidez aquel cálido lugar que lo invitaba a perderse en su interior.
-Anthony. – Gemía Candy su nombre, invitándolo a seguir saboreando el dulce sabor de sus besos.
-Candy. – Decía Anthony con la misma emoción de la rubia, apretando su cintura con ansia, deseando que nada los detuviera en aquel intercambio de caricias.
La soledad del parque los asaltó convirtiéndose en el testigo silencioso de la noche, envolviendo las figuras de los jóvenes enamorados que poco a poco incrementaban la intensidad de sus besos.
Los labios de Anthony comenzaron a descender por el cuello de la rubia, quien ladeaba su rostro para permitir la atrayente caricia, disfrutando ambos con los ojos cerrados las emociones que los transportaban a un lugar casi casi prohibido. La mano de Anthony luchó un poco con el uniforme de la rubia que obstruía el camino trazado con sus besos. Candy se estremecía entre sus brazos y el calor de sus manos atravesaba la ligera tela que conformaban sus ropas. El calor de sus cuerpos aumentó y con ello la necesidad de aumentar su cercanía. Sus cuerpos se unieron sin terminar la ronda de besos, sintiendo como el calor que emanaba de Candy se mezclaba con el de él. Sus pechos se fundían entre sí y la intensa necesidad de Anthony iba en aumento.
-Te amo Candy, te necesito. – Le decía aferrándose a su cintura con ansiedad, atrayéndola a él mientras Candy abría los labios para alcanzar el aire que se negaba a circular por sus pulmones.
-Te amo Anthony. – Decía Candy en un susurro mirando de pronto al rubio con la mirada cristalizada por el deseo, sus respiraciones se mezclaron y bebieron su aliento una vez más.
Anthony detuvo sus besos y la miró fijamente a los ojos, había algo más allá de su comprensión que se estaba descontrolando, sin embargo ninguno de los dos tenía la intención de detenerlo. Candy lo miró como hipnotizada y se acercó a él para besar su mejilla lentamente, poco a poco fue bajando hasta su cuello, proporcionándole de la misma manera que lo había hecho él caricias más osadas. El cuerpo de Anthony reaccionó de manera favorable, su respiración se agitó y el calor que sentía le llegó hasta su cabeza, sintiéndose de pronto embriagado de amor.
Candy detuvo de pronto sus caricias y Anthony la miró fijamente a los ojos, besando sus labios con impaciencia, la misma impaciencia que había generado los besos que ella le había regalado. No hubo palabras, no hubo reclamos, ambos se habían entregado a sus besos, habían atravesado un poco más lo permitido entre ellos, las manos de Anthony acariciaron su espalda y Candy sentía una corriente eléctrica atravesar su cuerpo.
-Creo que es hora de irnos pecosa. – Le dijo con dificultad, intentando controlar su respiración y detener la pasión que comenzaba a arder sin control en su interior.
-Está bien. – Dijo Candy con timidez por el momento compartido, se sintió nerviosa por lo sucedido, sin embargo no se arrepentía ni por un segundo. Anthony le sonrió agradecido porque comprendiera que necesitaba enfriar su mente y alejarse de ahí o cometería una locura. – ¿Qué piensas? – Preguntó Candy al ver en el silencio en el que había caído su príncipe. Anthony tardó unos segundos en responder, mientras suspiraba con profundidad y observaba el cielo.
-En lo afortunado que es Archie. – Dijo ante la duda de Candy, quien lo miró sin comprender a qué se refería. – Pronto se casará con Annie y podrán consumar su amor. – Dijo con un timbre de voz sutil y ronco. Candy se puso extremadamente roja por la respuesta de su amado. – Candy… - Dijo antes de que la pecosa comentara algo. - ¿Crees que sería muy apresurado si te propongo que seas mi esposa? – Le dijo ante la sorpresa de la rubia, quien detuvo su paso al escuchar lo que él le había preguntado.
Continuará…
Y llegamos hasta aquí con el capítulo de hoy, espero que les haya gustado. Muchas gracias por leer y por dejarme un comentario en verdad lo aprecio en el alma.
Silandrew:
Hola hermosa, cómo vas con el reposo? Espero que estés disfrutándolo al pie de la letra, recuerda que no pasa nada si te relajas. Fíjate que la página ha estado fallando como nunca y los comentarios a veces aparecen y a veces desaparecen, por ejemplo ahorita no me aparecen los comentarios del capítulo 28, tuve que acceder en el teléfono para poder verlos, pero sé que siempre estás pendiente de la actualización. Te comprendo perfectamente, sé que Albert no tiene esta personalidad, sin embargo quise explorar la reacción de un hombre enamorado y no correspondido, qué haría Albert de ser así? ¿Lucharía? ¿O simplemente se retiraría? Tal vez con ella simplemente la amaría en silencio, pero con su rival? ¿Cómo reaccionar ante alguien qué dice ser alguien que murió hace tiempo? Así que creo que por esa razón Albert se comportó así, pero sabemos que es un tipo noble y tarde que temprano tendrá sus pensamientos fríos nuevamente... ¿O no? Hermosa, muchas gracias por leer y sobre todo por dejarme un comentario, amo cuando lo haces. Te mando un fuerte abrazo y te deseo lo mejor como siempre.
Julie-Andley-00:
Hola hermosa! me alegra que te haya gustado mucho este capítulo. Tienes razón los niños y los borrachos no tienen filtro y dicen lo que piensan aunque después se arrepientan, esperemos que Archie pronto ponga sus ideas en claro para que no deje escapar esta nueva oportunidad, no vaya a ser que regrese Terry y lo convenza de nuevo! jajaja. Te mando un fuerte abrazo amiga, saludos y bendiciones.
TeamColombia:
Hola hermosas, cómo están? Espero que muy bien, no se preocupen por la tardanza de los comentarios, yo no tuve tiempo de actualizar por la mañana así que entiendo, lo que no sabía era que pudieran llegar notificaciones a pesar de no entrar con registro, pero me alegra que sea así. Gracias por comentar y por estar al pendiente, Saludos hermosas.
Rose1404:
Hola hermosa, cómo estás? Sé que tienes una perfecta compañía así que me imagino que estás muy bien. Es verdad recuerdo que tu bebé nació casi casi celebrando la Navidad, insisto hermoso regalo. Yo creo que más que los efectos del alcohol fue más que nada un pretexto para sacar a la luz sus deseos, porque a pesar de estar ambos tomados, no estaban tan alcoholizados para no saber lo que estaban haciendo, sobre todo Archie quien estaba consciente pero la resaca de otro día lo hizo olvidar por un momento nada más. De todas formas hay que estar en los cinco sentidos para estar con alguien más, así no hay pretexto jijijiji. Muchas gracias por comentar hermosa, te mando un fuerte abrazo y por supuesto un eso virtual a tu hermoso pequeño. Saludos!
lemh2001:
Hola hermosa! Si! Stear y Patty se han casado! Pero no fueron los únicos que celebraron su luna de miel, creo que ellos ya la habían comenzado desde hace tiempo jijijiji tal vez en su primera noche como marido y mujer estaban tan cansados por haber practicado los días previos que mejor se quedaron dormidos, por eso no salió en el capítulo jajajaja. Muchas gracias por leer y comentar amiga, te mando un fuerte abrazo.
Mayely León:
Hermosa! literal grabé los cambios y vi tu comentario, por poquito te pongo falta jijiji. No te preocupes hermosa, los deberes primero. Te mando un fuerte abrazo!
Muchas gracias a todas y cada una de las lectoras que se toman la molestia de esperar cada capitulo, es por ello que les aviso que el próximo viernes no tendré la oportunidad de actualizar, así que con el favor de Dios el próximo lunes nos estaremos leyendo. Espero que tengan un grandioso fin de semana, muchas gracias por su comprensión.
GeoMtzR
04/10/2023.
