El Demonio Que Vive En Mí
Ya sabías que esto podía pasar. Te avisé muchas veces. Eres un maldito ser repugnante, incapaz de proteger a aquello que más anhelas, de aquello que más temes. No eres más que un ser insignificante.
Se golpeó la cabeza con ambas manos, intentando eliminar las palabras de su mente. No podía dejarse vencer por esa fría voz. Sin embargo, una pequeña fracción de sí mismo le decía que tenía razón, pero no quería reconocerlo.
Golpearte con las manos manchadas de sangre. De joven y deliciosa sangre. El olor a hierro fresco, salvaje, que bombea por sus venas, despierta en ti tu deseo más profundo. Sé que te gusta, sé que lo amas. No intentes engañarme.
Se observó las manos temblorosas y aspiró sin querer la mancha de sangre que tenía en las uñas. Gimió asustado e intentó limpiárselas en su traje. Las lágrimas corrían por sus mejillas mientras restregaba con ahínco las puntas de sus dedos con la ropa, rasgándola.
Sabes que quieres probarla. Deseas volver a sentir el sabor de la fresca sangre. Ella te lo perdonará, siempre te perdona. ¿Por qué no quitarle un poco más?
—¡Maldito imbécil! ¡Sal de mi mente! —chilló iracundo, golpeándose la cabeza contra el árbol al que se había subido.
Tú no quieres que me vaya y yo no quiero irme. Te mostraré lo hermoso y poderoso que eres cuando tomo el control.
Y sin pedirlo, las imágenes borrosas que aparecían que le aparecían cada vez que su mente se perdía, empezaban a cobrar sentido propio. En ese instante, en vez de ver figuras chillando, podía ver con nitidez como, en su estado más animal, se acercaba a ella, pareciendo un depredador cazando a su presa.
Sintió la emoción propia de cuando alguien consigue su objetivo, extasiándolo de placer, en el momento en el que se abalanzó sobre ella, la mujer que más apreciaba en aquel mundo, y la hería sin ningún miramiento.
—Yo no soy así —contradijo mirando hacia su mano derecha, en la cual, cada vez que surgía la voz en su mente, se dibujaban marcas liliáceas—. Defenderé a los míos con todas las armas de las que disponga.
Aunque proteger a los tuyos implique matar a los otros. Tu vida ha estado repleta de muerte y destrucción. Allá donde vas, aquellos a tu alrededor sufren.
—Déjame —ordenó apartando la mano de su visión.
Nuestra naturaleza extraña así lo marca. Ni humano ni demonio, vagamos por la vida entre una línea que no es propia de ninguna realidad. Quisiste ser un demonio completo, luego un humano entero y ahora, vivimos en esta extraña situación de limbo.
—Es la vida por la que he luchado —dijo, alzando la mano derecha frente a sus ojos, abierta—. No dejaré que nadie me la arrebate.
No puedes deshacerte de mí, ni cortarme y cambiarme por un arma. Soy parte de ti. Soy tu vida, soy tus sueños, soy tus deseos más oscuros. Yo te he traído hasta aquí. Yo siempre decido qué camino tomar.
—Eres el producto de un estado mental. Solo apareces por unos segundos y luego, te desvaneces —contradijo arañando la mano derecha—. Kagome sabe cómo hacerte desaparecer.
Eres un iluso. ¿Crees que es a mí a quien temen?
—¿Qué quieres decir? —preguntó aterrado. La mano parecía moverse sola, como si fuera otro ente quien la controlara.
Dominé la situación cuando eras demasiado pequeño para recordar. Tú solo eres el producto de la desesperación para volver a tu aspecto natural, que sale sin filtro alguno. Duermes en un estado de trance recibiendo los mensajes. Pero no eres quien los vive.
—¡Eso es imposible! Kagome sabe quién soy. ¡No me teme ni me juzga! Ella nunca me abandonaría.
Si estás tan seguro mírate en el lago.
Él observó aquella mano por un instante, sin saber muy bien a qué se refería. Echó un vistazo por los alrededores hasta que vio una pequeña laguna cristalina alumbrada por la brillante luna llena. Con un gruñido contenido, bajó de un salto y se agazapó, caminado con cautela para no ser visto. Uno nunca podía estar seguro en esos bosques.
Olisqueó el ambiente, temiendo que aquella maldita mano le hubiera engañado como tantas veces en el pasado. Pero solo podía sentir el olor húmedo del bosque destacando la frescura del lago lleno de nenúfares que embriagaban sus fosas nasales.
En el reflejo, verás quién eres en realidad y por qué debes volver a lo más profundo de tu sueño.
Enfadado, se levantó de golpe y se observó en el agua clara, esperando encontrar su aspecto como tantas veces lo había visto.
Sin embargo, no era ni lo más remotamente cercano.
La imagen que el hanyō veía no tenía nada que ver con la imagen que recordaba. El cabello plateado enmarañado y revuelto, la cara llena de marcas liliáceas, los ojos de un color rojo brillante y de la boca sobresalían los colmillos.
—¿Qué me has hecho? ¿Por qué sigo siendo tú?
Nunca hemos cambiado. Tú eres el ser al que ellos temen. Cada vez que tu ansiedad nace, aparece tu verdadera forma, tu demoníaca esencia. Todas las vivencias que has tenido como el hanyō son gracias a mí, el auténtico.
—¡No! ¡Eres un maldito espejismo de mi mente! —gritó a su mano, mordiéndola con saña. Sin embargo, su fuerza disminuyó y sus sentidos se perdieron entre una nebulosa espesa, atrapándolo—. ¡Tú eres el monstruo con sed de sangre!
Duerme. Duerme de una vez y deja que me ocupe del desastre. Porque no eres más que un reducto de consciencia que se niega a morir.
Duerme.
Y nunca más despiertes.
—Inuyasa, has vuelto —dijo Kagome cuando lo vio entrar por la puerta.
—No quería asustarte. ¿Te he hecho daño? —preguntó acercándose a ella, observándola con detenimiento.
—Me sorprendió verte transformado en demonio… pero solo tengo un pequeño rasguño en el cuello.
Inuyasha se acercó con las orejas gachas para estudiar mejor la herida. Aceró su nariz y olisqueó, recibiendo un olor fresco y puro, que se le antojó delicioso. Estuvo a punto de pasar la lengua por la zona, excitado por sentir en sus papilas gustativas de nuevo aquel sabroso néctar, pero su mano derecha, herida de un mordisco, se le clavó de improvisto en el muslo, hiriéndole.
—¿Qué haces? —exclamó alarmada su mujer, apartándose de él para observar la herida que se había hecho él mismo.
—Los estragos del demonio, es algo normal —improvisó restándole importancia.
Se separó de ella y se sentó cerca del fuego que Kagome había encendido para los dos con una sonrisa forzada en el rostro. Algún día conseguiría acabar con aquel inocente y pobretón demonio.
Algún día.
¡Hola de nuevo!
Sí sé que dije que lo haría aparecería los martes, pero he podido organizarme. No digo que la siguiente semana sea igual xD.
En fin, debo decir que estoy muy orgullosa de esta historia, queda mal decirlo una, cierto, pero creo que me ha quedado bien. Al menos, al releerla, me ha comprado. No sé qué os parecerá, recordad que no estoy en mi zona de confort xD
Como dato… si alguien ha visto referencias al Ash de The Evil Dead y a la canción de Metalica Sad but True, habéis estado atentos xD.
Agradecimientos:
genesis: ¡Hola! Muchas gracias por darle una oportunidad a estos escritos. Me alegro haber conseguido que pasaras algo de miedo, es algo que nunca había conseguido xD. Espero que disfrutes este también.
Marlenis Samudio: ¡Muy buenas! Encantada de verte por aquí, una vez más. Me alegro haberme acercado un poco al terror y el miedo. Al final le voy a coger el gusto. Muchas gracias por tu mensaje y espero que este te agrade también.
Eramaan Viimeinen: ¡Hola! Muchas gracias por haberle dado una oportunidad a este intento de terror. Sí, estoy muy fuera de mi zona de confort y que me digas que a ti, que se te da bien y seguro lees bastante de ello, te gusta, ya me puedo morir feliz xD. De verdad, crear tensión es difícil y además hacerlo sin llegar a aburrir es frustrante. Me parece fatal que no tengas más visitas, estaré atenta, porque le he pillado el gusanillo a lo que escribes xD. En fin, que me voy por otros derroteros… Espero que disfrutes esta historia también.
Phanyzu: ¡Muy buenas! Muchas gracias por pasarte otra vez, aunque lo tenía bastante abandonado. Mi ego se ha inflado con vuestras palabras, de verdad que nunca había conseguido que la gente sufriera terror o al menos algo de miedo con mis escritos (más bien aburrimiento xD). Agradecerte a ti y a Cami por organizar ya desde el año pasado este evento con el que intenté adentrarme a este estilo, porque me está encantado leer y escribir este tipo de género. Espero que este capítulo también lo disfrutes.
Agradecer también a Ana Sofia Ghiggia, Carli89, Eramaan Viimeinen, Jiyuu Akabane, Marlenis Samudio, Phanyzu y Susanisa por vuestros me gusta y por seguir este recopilatorio. Muchas, muchísimas gracias por pasaros y dejar vuestra huella (y más con la locura que está siendo Fanfiction estos días). No existen palabras en elfico, enano, orco o klingon para agradeceos vuestras buenas palabras. Casi me da más ganas de seguir escribiendo este tipo de historias xD.
Gracias también (y ya paro xD) a Inuyasha Fanfic por crear la dinámica. Está siendo una bendición poder desconectar de la vida adulta. Muchas gracias de verdad.
En fin, aquí lo dejo… hasta la próxima.
¡Nos vemos!
