El siguiente capítulo contendrá escenas sexuales no demasiado explícitas, pero que podrían resultar incómodas para la audiencia lectora, al igual que momentos brutales, descripciones explicitas de muerte, asesinato, desmembramientos y otras situaciones gráficas. Por favor, procedan con precaución.
- Capítulo 9 -
El Falso Héroe
Nuestro primer día en la aldea resultó agotador, ya que tuvimos que ir de un lado a otro cargando todo tipo de materiales, tablones de madera, recipientes llenos de clavos, cajones de madera con frutos de la BioPlanta, y muchas cosas más que me da pereza enumerar.
Al final del día, todo lo que quería era acostarme en una cama y leer mis libros de hechizos, y fue eso mismo lo que hice. Naofumi estaba igual que yo, aunque Filo ya se había ido a dormir.
—¿En serio tenemos que seguir haciendo esto por...? ¿Cuántos días más?
—Solo cuatro o cinco días más, no me extenderé más, lo prometo.
Resoplé molesta.
—Y todo esto solo por ayudar a unos pocos mortales... Qué absurdo.
—Sé que no te gustan las personas, pero al menos intenta hacerlo por mí.
—Lo estoy intentando, solo que... Deberíamos centrarnos en ascender de clase y seguir aumentando nuestros niveles. Si no, ¿de qué sirve todo esto si el mundo se irá a la mierda?
Durante unos segundos, Naofumi permaneció en silencio, perdido en sus pensamientos. Y entonces, pareció encontrar una respuesta.
—Aun así, mantengo mi postura. Podemos ir una vez que hayamos terminado de ayudar. Todavía nos quedan cuarenta y cinco días antes de la próxima Ola, tiempo suficiente para ascender de clase y aumentar nuestros niveles.
—Si insistes tanto, está bien, haremos lo que dices. Pero después me escucharás a mí, y no se permitirán "peros", ¿entendido?
—¡Como ordene, Mi General!
—Ja, ja. Muy gracioso.
A los pocos segundos, ambos nos reímos de nuestras tonterías. Horas más tarde, nos unimos a Filo en un sueño profundo.
(Día 34)
Tan solo habían pasado dos días, pero ya me sentía cansada hasta lo absurdo.
No, no era por la cantidad de trabajo, aunque tuviera que cargar muchas cosas pesadas, ir de un lado a otro y estar expuesta bajo el abrasador sol durante horas. No, eso no era lo que me estaba destruyendo por dentro.
¡Quiero leer mis libros! ¡Matar algo! ¡Lo que sea! ¡Por favor, necesito algo de entretenimiento!
Estaba aburrida, y los únicos momentos en los que podía leer un libro eran por la noche, cuando mi cuerpo ya estaba exhausto.
Sí, debía reconocerles a los mortales su creatividad cuando se trataba de infligir daño a otros, ya que esta era la peor forma de tortura para alguien como yo.
Odio esto...
Odio esto.
¡Odio esto!
¡Odio todo esto!
Mientras estaba sentada al lado de Filo, frente a una mesa repleta de deliciosa comida preparada por Naofumi, lo único en lo que podía pensar era cuánto odiaba esta aldea y a sus habitantes.
—¡Maestro, tu comida está muy deliciosa!
—Ja, ja, gracias, Filo. Hice mucho por ustedes porque sé que han estado esforzándose demasiado estos días.
Yo apenas había tocado mi comida, no me sentía con deseos de comer ahora mismo.
—Umbroxia, ¿estás bien?
—Es cierto, Onee-chan, ni siquiera estas comiendo.
Ambos me miraron con expresiones preocupadas, yo solo suspiré agotada.
—No tengo hambre, solo quiero salir de esta maldita aldea y seguir adelante.
—Umbroxia...
—¡Lo sé! Lo sé... Solo hoy y mañana y podremos irnos. En serio, Naofumi, no tienes idea de cómo todo esto está destrozando mi mente. Es horrible.
—Yo... lo siento. Si quieres, puedo hablar con el jefe de la aldea y decirle que nos iremos ahora. No quiero que continuemos con esto si te hace sentir tan mal.
Mierda, ahora me siento peor, como si yo fuera la villana aquí o algo así.
—No, está bien. Puedo... puedo aguantar un poco más. Solo cumple tu promesa, eso es lo más importante.
—Pero...
—Naofumi.
Yo lo miré a los ojos, con la expresión más seria que pude formar en mi rostro. Tenía que hacérselo entender.
—Puede que yo no valore mucho a los mortales, pero hay una cosa que nunca debes olvidar.
—¿Qué cosa...?
—Cuando haces una promesa, ¡la cumples!, incluso si debes darlo todo, porque de lo contrario, tu existencia pierde su sentido.
El ambiente a nuestro alrededor se volvió más tenso, pero estaba bien. Lo único que importaba era que mis palabras resonaran en Naofumi.
—Lo entiendo. Si una promesa es tan importante para ti, entonces me aseguraré de nunca romper mi palabra.
—Bien.
Terminamos nuestro almuerzo y continuamos con el agotador trabajo por un tiempo, eso hasta que notamos la entrada de unos desconocidos en la aldea.
Se trataba de un grupo de mortales montados en pequeños y patéticos dragones, vestidos con armaduras de caballero y portando largas lanzas. Corrían en dirección a la multitud de aldeanos, y detrás de ellos los seguía un carruaje tirado por un igual patético dragón caballero.
Ah, sí, el Idiota de la Lanza y Zorra también estaban con ellos. Era evidente que todo esto estaba relacionado con la mortal y su abuso de autoridad como princesa.
Ambos bajaron del carruaje. En ese momento, Zorra aclaró su garganta y proclamó:
—¡Eh! ¡Aldeanos, reúnanse todos, ¿me han escuchado?!
Todos los aldeanos dejaron atrás sus trabajos y caminaron hasta llegar a unos cuantos metros de los caballeros y sus estúpidos líderes. Incluso nosotros tres nos acercamos, curiosos de las idioteces que serían anunciadas.
La Zorra al ver a los aldeanos reunidos, sonrió satisfecha y desenrolló un gran pergamino, para de manera sucesiva comenzar a dar un discurso.
—¡Ciudadanos del Reino! En reconocimiento por su gloriosa victoria en la última Ola de la Calamidad, el Rey ha nombrado a este hombre, Motoyasu Kitamura, gobernador de este territorio.
... ¿Qué? No, no, no, no, esto tiene que ser un chiste. ¡¿En serio todo el esfuerzo que he puesto en esta aldea de mierda va a ser tirado a la basura por estos bastardos?! ¡Me niego!
Apreté mis puños con enojo creciente, pero no hice nada, no por el momento. Debía esperar a ver que más ocurría.
Fue en ese momento cuando el Idiota de la Lanza decidió abrir su maldita boca.
—Eso significa que yo, El Héroe de la Lanza, ahora tengo el control de este lugar. ¡Me han pedido que supervise la reconstrucción! ¡Espero su cooperación de ahora en adelante! ¡Asegúrense de que hayan reunido los fondos necesarios para sus proyectos antes de comprar materiales!
Ante sus palabras, los rostros de los aldeanos se mostraron escépticos, e incluso diría que algunos parecían casi molestos, incluyendo a Naofumi. Incluso Filo, que no entendía muchas cosas, fruncía el ceño, aunque esto tal vez se debiera a que no le gustaban ni los caballeros, ni el Idiota de la Lanza, ni tampoco Zorra.
Una decisión respetable.
Respondiendo a las palabras del Idiota de la Lanza, el líder de la aldea habló:
—Debe haber una equivocación. Verán, yo soy el gobernador de este territorio.
Otros de los aldeanos asintieron ante lo dicho por su líder y apuntaron con sus dedos hacia el dúo de imbéciles.
Zorra ni se inmutó y continuó hablando.
—¿Qué quieres decir? ¿Vas a desobedecer una orden de tu rey?
—No estoy diciendo eso, solo que me parece extraño que...
—¡Silencio!
¿Es en serio? Zorra ni siquiera se esfuerza en disimular su corrupción... Tengo tantos deseos de matarla ahora mismo.
Mientras observaba a Zorra con anhelos homicidas en mi interior. El Idiota de la Lanza por fin pareció notar nuestra presencia.
—¡Ah! ¿Qué es esto? ¿Por qué estás tú aquí?
Si bien la mirada del Idiota era de una llena de furia, una parte de él me hacía conocer el miedo en su interior, ¿tal vez por lo que ocurrió en el duelo con Mi Escudo? Quizás por eso ni siquiera miró a Naofumi en la entrega de recompensas, ¡el muy miserable estaba aterrado!
¡Ahh, que dulce es este pensamiento!
—Estamos ayudando a los aldeanos con la reconstrucción, algo que tú y el resto de "Héroes" deberían estar haciendo también. Digo, dejaron a la aldea y sus habitantes a su suerte durante la Ola, es lo mínimo que podrían hacer.
—¡Eso no es cierto! ¡Los caballeros estaban ahí para salvarlos! ¡Es su trabajo, ¿o no?!
—Si no fuera por esos tipos, esta aldea no estaría tan destruida. Ni siquiera eran necesarios, cuando llegaron nosotros ya teníamos todo controlado.
El Idiota de la Lanza iba a replicar, pero entonces Zorra habló:
—¡Escudo! Esta aldea ahora le pertenece a Motoyasu-sama, y él no tolerará criminales en sus tierras. Así que toma a tus asquerosos monstruos y, ¡lárgate!
¿Esta escoria me llamó "asqueroso monstruo"? Tengo que matarla, ¡voy a matarla!
Pero una vez más, Naofumi me detuvo antes de saltar y que pudiera destrozar a mi víctima.
—Ahora no. Luego.
Está bien... Resoplé molesta.
—La primera medida que tomaré será esta, desde ahora habrá un peaje para los que entren y salgan del pueblo. Si no lo hacemos, nunca se podrá recaudar los fondos necesarios para la restauración.
» El peaje de entrada será de cincuenta monedas de plata, y la tasa de salida costará también unas cincuenta monedas de plata. Eso hace un total de una moneda de oro.
Bueno, esto ya es estúpido. No, más bien, es un robo total. Alguien va a decir algo, ¿verdad?
Y como si leyeran mi mente, cosa que nunca quisiera que ocurriera, uno de los aldeanos protestó al respecto.
—Pero eso es... ¡Con tasas como esas nunca seremos capaces de sobrevivir!
—Oh, si no es tanto dinero.
A partir de ahora, todo lo que diga este idiota no tendrá validez, a menos que, claro, Naofumi diga lo contrario.
—¿Cuál es el problema? ¿Alguien se opone a nuestro decreto?
—Por supuesto que sí.
Naofumi se enfrentó a Zorra y la miró con enojo, a lo que está de devolvió la mirada con furia ardiendo en sus ojos.
—Motoyasu, acabas de ser nombrado gobernador, ¿y ya impones unas tasas altísimas en tu primera visita? Está claro que ni siquiera sabes lo que vale el dinero, así que piensa con cuidado tus acciones.
—¿Me... me acabas de llamar idiota?
—Solo estoy diciendo que pienses en cuanto sufrirán estos aldeanos por culpa de tu ignorancia.
El Idiota de la Lanza observó hacia los aldeanos, vio sus rostros llenos de indignación, y por un momento, su cerebro funcionó como debería. Al menos un poco.
—Myne, creo que él tiene algo de razón. Tal vez... no sé, ¿deberíamos reducir las tasas? ¿Al menos a un nivel aceptable para los aldeanos?
Ante lo dicho por el ahora no tan Idiota de la Lanza, Zorra lanzó una vez más su mirada furiosa hacia Naofumi. Pero, por alguna razón, esta se desvaneció en la nada y procedió a intentar convencer al Idiota a base de una seducción barata. O al menos, eso era lo que yo creía que hacía.
—Motoyasu-sama, si no mostramos perseverancia junto a nuestro dolor, los aldeanos nunca se recuperarán de esta calamidad. Por eso mismo, el anterior gobernador puede considerarse relevado por la autoridad de la Corona.
Ante esta última declaración, el ahora exgobernador y el resto de aldeanos, comenzaron a protestar a base de gritos llenos de furia.
—Será mejor que se tranquilicen. ¿Acaso tienen idea de lo que significa rebelarse contra la Corona? Quizás deba enseñárselos.
Ahí está, la muestra máxima del abuso de poder. Si yo estuviera en su lugar no haría algo tan inútil y vago como eso, solo utilizaría mi magia para torturarlos hasta que comprendieran que yo mando aquí y nadie más.
Pero, por supuesto, ¿qué va a saber esta imbécil sobre persuasión?
La Zorra entonces levantó su mano y ordenó a los caballeros a pasearse alrededor de la aldea montados en sus inferiores dragones.
—¡Ahora escúchenme! Ustedes no...
Su voz fue interrumpida por la inesperada aparición de unos mortales vestidos en su totalidad de negro, estos se encontraban rodeando a la sorprendida princesa.
¿Acaso van a matarla? ¡Ahhh! ¡Pero yo quería hacerlo! ¡No es justo!
—Myne-sama, ¿verdad? De seguro ya ha sido informada de nuestra llegada. Hemos traído un mensaje para usted.
—¿De qué se trata?
¿Entonces no son asesinos? O tal vez si lo sean, pero no vinieron para matarla a ella. ¡Bien! ¡Aún tengo una oportunidad! ¡Su muerte debe ser tan dolorosa y tortuosa! ¡Quiero destrozar su cuerpo ya!
Uno de los mortales de negro se acercó a Zorra y le entregó un pergamino enrollado.
Cuando esta lo abrió y leyó su contenido, su rostro cambió de confiado a molesto, y terminó con un tono pálido, creo que había comenzado a sudar frío.
¿Qué será? Algo que la coloque en ese estado, debe de ser muy impactante. Tengo tanta curiosidad.
—¿Quién demonios son?
—Hemos sido contratados por cierta persona. Tenemos razones para creer que sabe de quién estamos hablando.
—Pero yo...
¡Me aburroooo! ¡Solo habla maldita Zorra!
—¡Héroe del Escudo! ¡Te retamos por el control de la aldea!
¿Eh? ¿Cómo? Esta mortal acaba de... ¿Qué?
—¿Qué demonios?
Parece que no era la única confundida, ya que tanto Naofumi, Filo, los aldeanos, e incluso el Idiota de la Lanza, teníamos expresiones confundidas en nuestros rostros.
—¡Deberás competir en una carrera contra uno de nuestros dragones para determinar quién será el gobernador de estas tierras!
—¡Eso es absurdo! ¡¿Alguien acaba de entender algo de lo que está pasando?!
Mientras Naofumi decía aquello, Filo estaba observando a uno de los dragones, y este también la observaba a ella. Ambos se miraban con odio en los ojos.
Pero entonces, yo crucé mi mirada con él.
Al principio, también parecía odiarme, al menos hasta que su expresión cambió a una de confusión y luego a un absoluto terror. Así es, escoria, teme a un dragón superior como yo.
Para cuando terminamos nuestra lucha de miradas, el dragón se encontraba arrodillado en mi dirección, y al parecer sus compañeros, quienes habían visto toda la interacción, también se arrodillaron del miedo.
Débiles.
—¡Onee-chan, eres increíble!
—Nadie se mete con Mi Filo.
Un gran abrazo por parte de la niña filolial hizo calentar mi corazón, y tal vez un poco mi entrepierna.
Aunque volviendo a lo anterior...
Los aldeanos, o más bien el jefe de la aldea, estaban discutiendo sobre la carrera y sobre si debían acceder o no a tal absurdo reto.
Bien... Ya me harté de seguir en la ignorancia. Veamos que contiene ese pergamino.
Utilicé mi magia y creé una mano espectral, invisible incluso para la vista más aguda, la estiré hacia la posición de Zorra y con un golpe en su mano, el cual la hizo gemir de dolor y sorprenderse, tomé el pergamino y lo traje hacia mí.
—¡¿Qué rayos fue eso?! ¡¿Qué crees que haces monstruo?! ¡Eso es mío! ¡Caballeros, aprisionen a esa cosa y tráiganme mi pergamino!
—¡Si, Princesa Malty!
Naofumi me observó confundido y un tanto nervioso.
—Umbroxia, ¿qué haces?
—Naofumi, Filo, necesito que me protejan. Leeré esto de inmediato, solo denme un poco de tiempo.
—... Bien. Si tú lo dices.
Con el escudo en alto protegiéndome por el frente y Filo ya transformada en su forma de filolial por detrás de mí, abrí el pergamino y comencé a leerlo con rapidez.
A ver... Aldea de Riyute... Señorío... Oh, pero que bonita letra, el remitente debe de ser una mujer... Firma la... ¡Ohh! ¡Ahora lo entiendo todo!
Cuando terminé de leer el pergamino, los caballeros ya estaban sobre nosotros, con sus lanzas apuntándonos. Naofumi se defendía de forma eficiente de ellos, mientras que Filo los pateaba lejos de mí.
—Naofumi, cambia al Escudo de Voz Gengar.
—¿Eh? Oh, está bien.
Luego de empujar a unos de los caballeros atacantes hacia atrás, Naofumi cambió a el escudo con apariencia de murciélago y estiró su brazo en mi dirección, lo tomé y hablé por el megáfono.
La expresión de dolor de todos los mortales ante tal aturdimiento fue deliciosa.
—Escúchenme todos. Ahora que tengo su atención dejaré de usar esta cosa o sus oídos podrían explotar hasta morir.
Al decir esto, Naofumi devolvió el escudo a su antigua forma, el Escudo de Hierro Mágico, ya que aún le faltaban desbloquear algunos escudos más para el Escudo de Víbora de Quimera y el Escudo de Quimera Inter-Dimensional.
—¡Según este pergamino escrito por la mismísima Reina Mirellia Q. Melromarc! ¡El señorío de esta aldea debe pasar a manos del Héroe del Escudo! ¡Salvador de la aldea y ayudante actual de la reconstrucción de esta!
—Espera, ¿qué?
Al igual que Naofumi, todos se mostraron confundidos ante esta nueva información. Pero podía ver en sus ojos que la esperanza comenzaba a resurgir. Lo sé, es mucho mejor tener a alguien competente como Naofumi que a un imbécil total como... ese imbécil. Es lógica pura.
—¡Tú...! ¡Maldita! ¡¿Cómo supiste que fue mi madre?!
—Gracias por confirmármelo. Pero si lo que quieres es conocimiento, seré piadosa con la escoria mortal y te alejaré de tu ignorancia, aunque solo un poco.
—¡¿Qué dijiste, Monstruo Estúpido?!
—Solo cierra la boca, Mortal.
Infundiendo un poco de mi magia, cree un aura a mi alrededor que hizo que todos y cada uno de los presentes sintieran un miedo sofocante, incluso los mortales de negro retrocedieron. Todo esto exceptuando a Naofumi y Filo, por supuesto.
—Ahora como iba diciendo. Primero que nada, Basura, o tu padre, el Rey de Melromarc, odia a Naofumi y todo lo que representa el Escudo Sagrado, por lo que jamás le daría algo como un Señorío. Eso es obvio.
Los mortales asintieron mi resolución, aunque la mayoría de los aldeanos, por no decir todos, se vieron un tanto sorprendidos por esto. La ignorancia... Es la mejor forma de controlar a las masas, someterlas o provocar guerras.
Repugnante.
—Segundo, como todos saben, la esposa del rey, la Reina Mirellia, está ausente, y de casualidad llegaron estos extraños mensajeros. Así que, si no fue el rey, ¿quién fue?
Todos mostraron rostros de comprensión, incluso el Idiota de la Lanza, aunque ni siquiera valía la pena mencionarlo. Zorra estaba hirviendo en rabia silenciosa, y por alguna razón los mortales de negro me estaban observando, estudiándome a mí, a Naofumi y a Filo.
¿Acaso... les intereso? No, qué asco. No tengo deseos de unirme a su grupo de mortales patéticos e inferiores.
Naofumi miró en dirección de Zorra y con una sonrisa arrogante, él habló:
—Si lo que Umbroxia dice es cierto, lo cual creo por completo que es así. Entonces, el pergamino que posee nuestra "amada princesa" sobre el Señorío de Motoyasu en esta aldea no tiene ninguna validez. Después de todo, la Reina es superior al rey en cuanto a jerarquía social se refiere.
—Maldito...
—¿Qué? Acaso usted, princesa, ¿ignorará las ordenes de su madre y seguirá con su capricho infantil?
—¡Maldito Escudo!
Con el Escudo de la Oscuridad Divina puesto, Naofumi activó el efecto "Aura Maligna" y cambió su expresión a una de odio puro.
—¡Quiero que se larguen de mi territorio ahora mismo! ¡¿A menos que quieran ser echados por la fuerza?! ¡Luego iré con la Reina, le informaré y haré que se les asigne un castigo apropiado! ¡¿Entendido?!
Tan pronto como dijo esas excitantes palabras con ese maravilloso rostro suyo, los mortales de negro se retiraron del lugar, como si nunca hubieran estado allí desde el principio.
En cuanto a los caballeros, el Idiota y la Zorra, todos estaban sudando frío y saliendo de la aldea a paso apresurado.
—¡No te saldrás con la tuya, Asqueroso Héroe del Escudo! ¡Juro que te haré pagar por esto!
Con una mirada asesina en sus ojos, Naofumi observó a los mortales irse de la aldea, y cuando por fin lo hicieron, toda su ira se desvaneció en un instante.
—Eso fue agotador, aunque satisfactorio al mismo tiempo.
—Lo sé, estuviste increíble.
—¡Es cierto, Maestro! ¡Eres genial!
—No digan esas cosas, Chicas. Harán que me avergüence.
Con un sonrojo creciente en el rostro, Naofumi intentó cubrirse. Eso hasta que el exgobernador se acercó a nosotros, su expresión alegre y con las manos extendidas.
—¡Muchas gracias, Héroe del Escudo-Sama! Usted y sus compañeras han salvado la aldea.
Naofumi, ahora con una expresión tranquila, asintió al anciano.
—No es nada. Solo no quería que esos tipos se salieran con la suya.
—Y pensar que la princesa haría tal cosa... Temo por el reino. Aunque por suerte para nosotros quien será la sucesora es la princesa Melty, la hermana menor de la princesa Malty e hija de la reina Mirellia y el rey Aultcray.
No se esforzaron muchos con los nombres por lo que veo, pero el que tenga una hermana es interesante, y aún más que siendo la menor sea quien herede el trono real.
Al parecer no era la única con dudas, porque Naofumi estaba igual que yo.
—¿No se supone que la mayor debe tomar el trono y no al revés?
—Según escuché, la reina Mirellia le quitó ese derecho hace años por su actitud, pero no creí que fuera tan problemática. Ahora solo pienso en lo equivocado que estaba.
—Suena a que la reina es diferente que su hija y esposo.
El anciano asintió ante esto.
—La reina es muy sabia, una persona amable y que siempre desea el bien de sus ciudadanos. Aunque por motivos que usted ya debe de conocer, ella se encuentra fuera del país tratando de aliviar al resto de países.
» Por supuesto, esto no es de conocimiento general, pero ser gobernador de un territorio te da ciertos beneficios, uno de estos es saber sobre la política del país.
—Entiendo. Quizás cuando ella termine con todo eso, pueda ayudarme con mi problema. Del cual su hija y esposo fueron parte.
Un sentimiento de rabia salió acompañado de las palabras de Naofumi.
—Comprendo, entonces todo lo que he escuchado fue cosa de la princesa Malty.
—Si...
—Si sirve de algo, sepa que la reina no se quedará de brazos cruzados ante este acto imperdonable. Solo espere hasta entonces.
—Gracias. Por cierto, en cuanto al señorío de la aldea, puede recuperarlo. Como Héroe suelo moverme mucho y no tendría tiempo de administrar un territorio entero.
—Se lo agradezco.
Ambos se estrecharon las manos y sonrieron al otro.
—Héroe del Escudo-Sama.
—Naofumi está bien.
—Naofumi-Sama.
Una risa incomoda salió de la boca del joven Héroe.
—Me quedaré con eso.
—Si hay algo en lo que pueda recompensarlo, estaría gustoso de hacerlo.
—No creo que haya nada.
—¿Tal vez un nuevo carruaje? El suyo ya parece un tanto desgastado.
Miramos en dirección del carruaje, este se encontraba fuera del granero y a la vista de todos. Y al igual que como lo describió el anciano, necesitaba una buena reparación.
—Eso podría llevar un tiempo, planeábamos partir mañana devuelta a la ciudad, ascender de clase, y seguir recorriendo el país. Solo espero que el carruaje aguante.
—En ese caso, tengo algo más para ofrecerle.
—¿Qué es?
—Dígame, Naofumi-Sama, ¿tiene algún interés en el comercio ambulante?
¿Oh? ¿Esto es lo que creo que es?
—Si. Hemos estado vendiendo medicina en algunos pueblos y aldeas, pero siempre a los boticarios y a un precio más bajo que en el mercado. Por eso del pago al gobernador del área si vendes por ti mismo...
—Veo que lo entiende.
La sonrisa de Naofumi se amplió, al igual que la mía, y la de Filo, aunque ella sonreía por todo.
—Le ofrezco como recompensa un "Permiso de Comerciante", esto lo ayudará con sus futuros comercios en Melromarc.
—Eso me será de mucha utilidad. Se lo agradezco.
—Es lo menos que puedo hacer por ustedes. Ahora si me permiten, tengo que continuar con mis tareas.
—Digo lo mismo.
Se dieron un último apretón de manos y los tres nos fuimos por un camino distinto.
—Ahora podremos ganar más dinero, ¡y esos codiciosos mortales no te intentaran estafar nunca más!
—Ya, ya, no te emociones. Ahora volvamos a lo nuestro.
Mi ánimo elevado decayó al instante, tenía que volver al trabajo... ¡Noooo!
—Odio esto...
Naofumi me dedicó una sonrisa de comprensión y acarició mi cabeza, Filo por su parte tomó mi mano y también me sonrió.
Bueno, al menos eso me anima un poco.
Continuamos con nuestras tareas por el resto del día, ayudando a los aldeanos en todo tipo de cosas. Fue muy agotador, y aún más por el hecho de que me fui a dormir al instante de caer en la cama. ¡Ni siquiera leí un solo libro ese día!
Lo seguiré diciendo por siempre... Odio esta aldea.
(Día 35)
A la mañana siguiente, Naofumi le anunció al gobernador de la aldea que nos íbamos, pero este insistió en que nos quedáramos hasta la hora del almuerzo, ya que al parecer querían hacer una especie de celebración en nuestro honor. Y para mi pesar, Naofumi aceptó la propuesta.
Qué molestia...
Estuvimos unas cuantas horas más hasta que por fin, después de lo que parecieron décadas, nos preparamos para irnos de este odioso lugar.
¡Gracias! ¡En serio, gracias, oh Creador!
—Naofumi-Sama, antes de que se vaya, por favor tenga esto.
El gobernador le entregó a Naofumi un objeto de cobre. Era largo y delgado, con bordes rectos y extremos circulares. Tenía algunas inscripciones, como el nombre del gobernador, el de la aldea de Riyute y otros detalles.
—¿Este es el Permiso de Comerciante?
—Así es, espero que le sirva bien.
—Gracias.
Se estrecharon las manos y ambos sonrieron.
—Eso debería decirlo yo. Ahora, con la ayuda del dinero de los frutos de ese árbol, reconstruir la aldea será mucho más rápido. Y todo se lo debo a usted y a su grupo, Naofumi-sama.
Con un pequeño asentimiento por parte de Naofumi, nos despedimos y subimos al carruaje. Filo comenzó a salir de la aldea. A medida que nos alejábamos, podíamos escuchar los gritos de alegría y ovaciones de los aldeanos, quienes nos despedían con entusiasmo y agradecimiento.
—¡Hasta luego, Naofumi-Sama!
—¡Tengan un buen viaje!
—¡Regrese pronto, Naofumi-Sama!
Naofumi les dedicó un último saludo desde el carruaje, mostrando su gratitud hacia los aldeanos, y luego nos alejamos de la aldea, dejando atrás aquel lugar que había sido nuestro "hogar temporal" durante estos días.
—Parece que ya no eres tan infame. Casi diría que te aman.
—Solo no te pongas celosa.
—Como si pudiera.
El calor emergió en mis mejillas y mi corazón comenzó a palpitar con más fuerza que antes, pero traté de no darle importancia y solo golpeé a Naofumi en el hombro. Él apenas lo sintió, tampoco es que quisiera dañarlo en realidad.
—¡Ahora vamos al Reloj de Arena del Dragón! ¡Por fin ascenderemos de clase!
—¡Sí! ¡Filo también ascenderá de clase! Aunque no tenga idea de lo que eso significa.
Ante el comentario tonto de Filo, los tres nos reímos juntos, disfrutando del momento de alegría compartida.
Ahhh, después de tanto tiempo, al fin retomaremos nuestra aventura.
En menos de una hora habíamos llegado a la Ciudad del Castillo, y unos minutos después ya estábamos otra vez frente al edificio del reloj. Y todo gracias a la gran velocidad de Filo.
Mi pequeño juguete es tan eficiente. Me siento orgullosa de ella.
Luego de estacionar el carruaje en un lugar seguro, donde las asquerosas monjas y los repulsivos caballeros no pudiera entrometerse e intentar algo en contra nuestra, justo como la última vez. Nosotros caminamos hacia la entrada del edificio, ahí nos esperaba una monja, aunque no era la de la vez pasada.
¿La habrán castigado por dejarnos pasar antes? Puede que la hayan ejecutado. Digo, uno de los Héroes casi muere debido a quienes permitió entrar. No sería extraño que lo hicieran.
Mierda, yo quería ver. Bueno, ¿qué más da?
Cuando la monja nos vio, su rostro cambió de sereno a uno más malhumorado.
—Usted debe de ser el Héroe del Escudo.
—Sí.
—¿Qué se le ofrece?
—Venimos a ascender de clase.
—Sígame.
La escoria se dio la vuelta y comenzó a caminar al interior del edificio.
Esta mortal se atrevió a verme como un ser inferior, no, ¡la repugnante mortal me ignoró por completo! ¡Como si yo no valiera nada! ¡También repudió a Naofumi y a Filo! ¡No podía permitirlo! ¡Debía acabar con su miserable existencia!
Una mano tomó la mía, no era la de Naofumi esta vez, sino Filo, su rostro mostraba preocupación... por mí.
—¿Te sientes bien, Onee-chan?
La miré a los ojos, sus hermosos y puros ojos azules. Su belleza me cautivó, ya no había odio y anhelos asesinos, solo un deseo. El deseo de destrozar esa pureza y hacer ese cuerpo mío.
Tal vez podría pedirle a Naofumi que me permita ser violenta con ella, pero solo un poco. De todas formas, podremos curarla más tarde, y tampoco sería tan irresponsable como para romper un juguete al que tanto aprecio le tengo.
Al estar frente al gran y ahora conocido Reloj de Arena del Dragón, la anterior monja nos dejó y se fue de vuelta por donde vino. En su lugar, otra monja, con aparente mayor rango, nos recibió parada frente al reloj.
—Soy el Héroe del Escudo, vengo a hacer ascender de clase a mis compañeras de equipo.
—En ese caso, necesitaremos quince monedas de oro por cada uno de ustedes.
Eso... Si, es un robo total. Esta mortal está demente si cree que vamos a pagar eso. Piénsalo, si en verdad ese fuera el precio estándar entonces el resto de Héroes tampoco podrían hacerlo.
Digo, el Idiota de la Lanza, el tipo que recibió todo ese dinero de la recompensa, ahora está pobre, ¡porque nosotros tenemos ese dinero! ¡¿Cómo mierda él podría pagar el ascenso de clases de Zorra y sus compañeras sin ese dinero?!
Y, en primer lugar, ¿cómo es posible que un Héroe deba pagar por esto? ¡Ellos fueron forzados por ustedes a salvar su asqueroso mundo de mierda! ¡¿Acaso son idiotas?!
Por el Creador, ya me está comenzando a doler la cabeza de las estupideces continuas que he tenido que presenciar.
—Bien, pagaré por ambas.
Supongo que Naofumi aprendió que discutir con idiotas no tiene sentido, pero aun así... Bueno, al menos no es nuestro dinero, no del todo.
Naofumi estiró la bolsa llena de monedas y miró a la monja ahora nerviosa a los ojos.
—Aquí hay cuatro mil monedas de plata en total, por lo que tendrá que darme mil monedas de plata de cambio. Ni una más, ni una menos.
¡Eso es Naofumi, demuestra tu autoridad frente a estas escorias!
Por su parte, la monja lucia avergonzada y aún más nerviosa. Después de escuchar lo dicho por Naofumi, salió corriendo hacia una mesa al otro lado de la habitación. Cuando volvió, traía unos documentos en sus manos.
Ahora, con la confianza renovada pintada en su estúpido rostro, la mortal habló, sonriendo en todo momento.
—El Héroe del Escudo tiene prohibido ascender de clase.
—¿Qué? ¿De qué demonios estás hablando?
—Es una orden real. El grupo del Héroe del Escudo tiene prohibido ascender de clase.
Escorias.
Escorias.
Escorias.
Escorias.
Escorias.
Escorias.
Escorias.
Escorias.
Escorias.
Escorias.
¡Escorias!
¡No tienen suficiente con traerlo a este mundo podrido! ¡Tampoco con inculparlo y tratarlo como basura! ¡Ahora ni siquiera lo dejarán sobrevivir!
¡Yo...!
¡Yo voy a matarlos a todos!
Mi ira desenfrenada se liberó por todo mi cuerpo, mis garras se afilaron, mis alas y colas batieron con furia rabiosa, mis dientes se apretaron con fuerza, y mi visión se enfocó en la monja.
Cuando Naofumi se dio cuenta al ver el rostro aterrado de la monja, ya era tarde.
Me transformé en mi forma de dragón joven y ataqué a la monja.
—¡Umbroxia, no!
Pero no pudo detenerme a tiempo, y ahora mis dientes estaban presionados contra su cabeza, arrancándola así de su lugar. La sangre salpicaba mi rostro y todo el suelo estaba teñido de rojo.
Observé a Naofumi a los ojos, él me miraba aterrado.
—Umbroxia... ¿Qué hiciste?
Yo no respondí, solo centré mi mirada en los caballeros aproximándose. No sabía si podría vencerlos, mucho menos con Naofumi en este estado.
Debíamos escapar.
—¡El monstruo del Escudo ha asesinado a una hermana! ¡Avísenles a todos! ¡Esta cosa debe morir!
—¡Maldición! ¡Filo! ¡Detrás de mí!
Filo asintió a las órdenes de Naofumi, pero aún seguía mirándome, no con miedo, sino con curiosidad. Como si estuviera preguntándome, "Onee-chan, ¿a qué sabe? ¿Es delicioso? Si está rico, ¿le compartirías un poco a Filo?"
O tal vez no fuera nada, puede que solo mi mente hambrienta de sangre esté inventando cualquier cosa. No lo sé, Filo es muy impredecible a veces.
Naofumi levantó su Escudo de la Oscuridad Divina y bloqueó el primer ataque de uno de los caballeros, el efecto de "Máxima Pesadilla" fue inmediato, y segundos después el mismo mortal yacía en el suelo, retorciéndose del terror que estaba experimentando.
El segundo caballero fue repelido, y no parecía que a Naofumi le costara demasiado, pero no iba a arriesgarme a que fuéramos arrinconados por más caballeros. Así que, estiré mis alas, salté hacia Naofumi y Filo, y los sujeté con fuerza, para luego volar y escapar de ese maldito lugar.
De forma rápida y apresurada, llegamos al carruaje y enganchamos a Filo en él. Teníamos que escapar rápido, y aunque sabía que nos atrasaría y nos delataría, Filo no quería dejarlo ir, y no teníamos tiempo de discutirlo.
—¡Ahora, Filo!
—Pero, ¿a dónde Maestro?
—¡Solo sigue mis indicaciones!
—¡Bien!
Nos fuimos tan rápido como pudimos, y para nuestra suerte, los caballeros aún no habían reaccionado del todo a lo sucedido. Gracias a eso, llegamos sin problemas a la tienda de Mortal Repugnante. Naofumi tocó la puerta varias veces, y cuando el mortal la abrió, nos miró confundido por nuestro aspecto.
—¿Ocurre algo, Señor Héroe?
—No tenemos mucho tiempo, ¿sabes cómo llegar a Shieldfreeden?
Mortal Repugnante ladeó la cabeza intrigado.
Cuando entramos a su tienda y Naofumi le explicó la situación, Mortal Repugnante parecía sorprendido y nervioso por un momento. Pero luego se tranquilizó, cuando escuchó que planeábamos irnos de inmediato y el hecho de que Naofumi le diera información importante sobre la cría de monstruos.
—En general, los países están a casi la misma distancia de Melromarc. Para tener un aproximado, un mes sería si van a pie, y dos semanas a bote. Pero como usted tiene un dragón volador, debería llevarle una semana llegar allí, tal vez menos, considerando sus niveles y grandes estadísticas.
—Bien, eso no es tanto. Tendremos tiempo para la siguiente Ola, aunque no sé cómo podremos hacerlo sin ser encarcelados.
Ante estas palabras, Naofumi ni siquiera me dirigió la mirada. Eso me molestó, y al mismo tiempo, hizo crecer un vacío en mi alma.
—Ahora, Señor Héroe, en cuanto a la valiosa información...
—Filo, transfórmate.
—¡Si, Maestro!
La pequeña niña cambió a su forma filolial adulto frente a nosotros, asombrando de esta manera a Mortal Repugnante, pero no tanto como conmigo la primera vez que me vio.
—Así que, ahí está el huevo que le vendí.
—Correcto. Ella es Filo, un filolial mejorado por mi escudo, y según unos filoliales con los que ellas hablaron, es una Candidata a Reina Filolial.
—¿Candidata a Reina? Jamás había escuchado sobre eso, por otro lado, sobre monstruos que adoptan el título de Rey o Reina en su grupo es raro, pero no desconocido.
—Lo que quiero decir es, que mi escudo potencia las formas de los monstruos que crio, y eso podría ser muy beneficioso para tu negocio. Eso si mantienes la boca cerrada sobre habernos visto aquí y ganamos dinero por ambas partes. ¿Qué dices?
El Mortal Repugnante lo pensó por un momento, al menos hasta que su sonrisa se expandió hasta sus límites.
—¡Tenemos un trato, Señor Héroe!
Un gran suspiro agotador escapó desde Naofumi.
—Para comenzar nuestro trato desde ya, me gustaría traerle un huevo de filolial y otro de dragón, uno será de la lotería de huevos y el otro de alta calidad. Esto para ver las diferencias, aún si son de especies distintas.
Filo frunció el ceño ante la mención de un dragón.
—Preferiría que fuera un monstruo diferente u otro filolial, no quiero conflictos innecesarios en mi grupo si puedo evitarlo. Y tampoco quisiera tener que cuidarme de otro posible... dragón caliente.
—Entiendo, le traeré lo que pide. Si señor.
Luego de que Mortal Repugnante se fuera, Naofumi volvió a suspirar. Y esta vez, desde que huimos en el carruaje, me dirigió la palabra.
—¿Por qué hiciste eso? No era necesario, solo nos iríamos y eso sería todo.
—"¿No era necesario?" ¿Te estas escuchando? ¡Esa escoria te trató como si no fueras nada! ¡Como basura! ¡Este reino de mierda se está aprovechando de ti, se burlan en tu cara, Naofumi! ¡¿Y tú solo dices que "No era necesario"?! ¡¿Es en serio?! ¡Todos estos bastardos merecen sufrir las peores torturas del mundo! ¡No ser perdonados!
—¡Ya lo sé!
Su grito lleno de furia me tomó por sorpresa, y no solo a mí, también a Filo e incluso al propio Naofumi. Él tenía los ojos abiertos de par en par, con odio ardiendo en ellos, y me estaba mirando a mí... Sentí como si todo ese odio no fuera dirigido a nadie más que a mí.
Se sentía horrible. Que tu ser querido te mirada de esa forma, con esos deseos de matarte.
Creo que... Puede que ahora entienda las últimas palabras de... Trea.
—Lo... Lo siento. Me salí de control.
—No, está bien. Todo esto... fue mi culpa. Lo siento yo también, por arruinarlo todo.
Me acerqué a Naofumi e intenté abrazarlo, él al principio se resistió, pero al final decidió aceptar mi abrazo.
Naofumi me aceptó por lo que soy.
—Entiendo que estabas furiosa, y para este punto no me extraña que mates personas, solo... Me sorprendió que lo hicieras ahora, frente a todas las monjas y caballeros. Fue peligroso.
—Lo sé, pero no pude controlarme, en ese momento sentí tanta rabia. En serio, perdóname por hacer algo tan estúpido.
—Está bien, eso ya quedó atrás, ahora solo intentemos seguir adelante, ¿de acuerdo?
—Si...
—¡Filo también quiere unirse al abrazo!
La tonta filolial de dos metros de altura, con plumas demasiado cálidas, se abalanzó hacia nosotros y nos inundó en su mar de calor y amor. Aunque el único que se vería afectado por lo primero era Naofumi.
—Filo... Hace calor... Demasiado calor... Cambia a tu forma humana.
—¡Claro, Maestro!
Filo volvió a su forma humana y continuó abrazándonos, al menos hasta que regresó Mortal Repugnante junto a uno de sus esclavos. Éste traía un huevo de filolial en cada mano.
—¿Interrumpo algo?
Su sonrisa estúpida no tardó en aparecer.
Sin inmutarse ni un poco, Naofumi respondió:
—Solo hagamos todo el proceso de las marcas y nos iremos.
—¡Como usted diga, Señor Héroe! Si señor.
El esclavo iba a comenzar el proceso del marcado, pero Mortal Repugnante lo detuvo.
—Pero antes, quisiera recibir un pago de setecientas monedas de plata, el precio será el doble por sellar mis labios, esto en caso de que se arrepienta y ya no quiera vender los filoliales. Viendo como trata a sus dos compañeras, no puede negar que no vaya a suceder.
Él tenía razón. Conociendo a Naofumi, sé que nunca querría vender a dos niños inocentes, mucho menos si se han encariñado con él.
—Si, sí, está bien. Aquí tienes tu dinero.
Naofumi sacó la bolsa de monedas y le entrego al Mortal Repugnante la cantidad de dinero que pedía, luego de hacerlo, este permitió que su esclavo continuara.
—Un gusto seguir haciendo negocios con usted, Señor Héroe. Si señor.
—Lo que sea.
Dos filoliales más... Aunque tal vez sean temporales, podré usarlos como mis juguetes, ¿verdad?
Tan pronto como Naofumi y Mortal Repugnante terminaron de aplicar las marcas, colocarlos en cápsulas, y que este último nos diera dos mapas, uno que abarcaba los países más importantes y otro de Shieldfreeden de manera individual, los tres, junto con los nuevos huevos, nos fuimos de ese sitio.
Lo último que escuchamos de Mortal Repugnante fue...
—¡Adiós, Señor Héroe! ¡Por favor no muera!
Y con eso dicho, tomamos el carruaje y partimos de la tienda. Eso sí, Filo se encontraba en su forma anterior a la de Reina Filolial, como ahora la conocíamos. Esto por supuesto, para no alertar de nuestra presencia, después de todo nuestro carruaje no era muy distinto de los demás en la Ciudad del Castillo.
Gracias a eso, pasamos la entrada del reino sin dificultades.
Cuando estuvimos lo suficiente lejos, Naofumi hizo detener a Filo.
—¿Qué pasa, Naofumi?
—Necesitamos esconder el carruaje en algún lado, no podemos llevarlo a dónde vamos.
—¡¿Qué?! ¡No! ¡Maestro!
—Filo no entiendo lo que dices, vuelve a tu forma de Reina Filolial.
Ante lo dicho por Naofumi, Filo cambió a esa apariencia y comenzó a gritar desesperada.
—¡Maestro, por favor! ¡No separe a Filo del carruaje! ¡Lo es todo para Filo!
—Filo, tranquilízate. Solo lo dejaremos por un tiempo, luego volveremos por él, lo repararemos y haremos más pesado solo para ti. ¿Está bien?
—... Bien. ¡Pero tiene que ser muy pesado! ¡O Filo se aburrirá!
—Claro, claro. Lo prometo, de todo corazón.
—¡Siii!
Dejar el carruaje fue algo difícil para Filo, pero al final logró despegarse de él. No sé qué le veía a esa cosa, yo apenas sentía algo, y eso que estuve más tiempo con él.
En fin, yo ahora estaba en mi forma de dragón adulto, con Naofumi y Filo encima mío, ambos sosteniendo los huevos de filolial.
Extendí mis alas y me preparé para despegar. Mientras Naofumi había comenzado a lanzar su hechizo hacia mí.
—Yo soy la fuente de todo poder. Escucha y obedece mis palabras ¡Eleva su velocidad y permítele alcanzar nuevas alturas! ¡Velocidad Zweite!
Todo mi cuerpo se sintió más liviano, como si pudiera volar por horas y horas sin cansarme ni un poco.
—¡Sosténganse fuerte!
Con todos los preparativos ya hechos, despegué a gran velocidad hacia el cielo.
No me sentía tan viva hace tiempo.
—¡¿Están los dos bien?!
—¡Si! ¡Todo bien aquí arriba!
—¡Wow! ¡Esto es increíble, Onee-chan! ¡Filo quiere aprender a volar también!
—¡Algún día! Algún día...
Nuestro viaje continuaría así durante un tiempo, y en el trayecto, dos nuevos niños se nos unirían también.
Filoliales... Esto iba a ser agobiante, eso era seguro.
Estuve volando durante varias horas, y cuando el efecto del hechizo de Naofumi se agotaba, él me lanzaba otro. De esta manera, mi velocidad no disminuía, y aunque esta era mi primera vez en esta vida volando sin descanso, iba a esforzarme al máximo.
Cuando alguno de nosotros tenía hambre, hacíamos una breve parada y yo aterrizaba en una superficie segura. Naofumi lanzaba una semilla de BioPlanta y esperábamos a que creciera para poder comer. Además, llevábamos baldes llenos de agua que guardábamos en el escudo para mantenernos hidratados. Nos habíamos preparado para este tipo de situaciones.
También estaba el hecho de hacer nuestras necesidades, cosa para lo que tuvimos que hacer varias paradas después de comer en exceso.
De esa manera, sin darnos cuenta, el día se había convertido en noche.
Los tres nos reunimos frente a la fogata que yo había encendido. Filo comía acurrucada en los huevos de filolial, mientras Naofumi y yo nos sentamos a su lado, contemplando el baile de las llamas.
—Después de llegar a Shieldfreeden y convencer a sus líderes de permitirnos ascender de clase, ¿a dónde iremos? Ya que por el momento no podemos regresar a Melromarc.
—Estaba considerando luchar contra las Olas en otros países. Creo que al ser el único Héroe que abandonó Melromarc para ayudar, podríamos ganarnos una buena posición en comparación con los demás. Tal vez puedan ignorar los falsos crímenes de los que fui inculpado y recibirnos con los brazos abiertos.
—Es posible... Pero ¿no crees que podría generar problemas entre los países si descubren que abandonamos Melromarc? Con eso del rey Basura monopolizando el poder y la reina intentando tratando de apaciguar la ira de los líderes extranjeros.
—¿Sugieres que mantengamos nuestra identidad oculta?
—Sí, pero solo nos revelaremos a aquellos que sean necesarios.
Naofumi reflexionó sobre mis palabras y estuvo de acuerdo casi al instante.
—Claro. Si eso evita que los países idiotas entren en guerras sin sentido, entonces estoy contigo en eso. Lo último que queremos es enfrentar las Olas en medio de una Gran Guerra Mundial. Aunque ignoro si ya ha sucedido algo así en este mundo.
—En mi mundo las guerras jamás llegaron hasta ese punto, pero no descarto que suceda alguna vez. Los mortales solo saben una cosa, y esa es matarse entre sí por estupideces.
—Si tan solo pudiéramos irnos a casa...
Malditas Olas, malditos Héroes, maldito todo este mundo, los odio a todos.
—Será mejor que descanses. Hoy volaste mucho y en unas horas tendremos que seguir avanzando.
—Está bien. Buenas noches, Naofumi.
—Buenas noches, Umbroxia.
—¡Buenas noches, Onee-chan!
Caminé unos metros alejados de la fogata, me transformé en dragón y fui a dormir.
Ojalá lleguemos pronto a Shieldfreeden...
(Día 36)
Mientras sobrevolábamos los cielos, escuché a Naofumi gritar sorprendido.
—¡Umbroxia, detente! ¡Los huevos están por eclosionar!
—¡Bien!
Disminuí mi velocidad poco a poco y entonces me quedé aleteando en el aire, manteniéndonos siempre en el mismo lugar.
Creo que debería bajar, en caso de que se muevan mucho al nacer. No quiero que mis juguetes se dañen por inquietos.
Fui dejando caer mi cuerpo hacia abajo, y en el proceso escuché como los cascarones se resquebrajaban aún más.
Ya estando sobre la superficie, Naofumi y Filo bajaron de mi espalda, yo cambié a mi forma humana, y todos observamos el nacimiento de ambas crías de filolial.
Al igual que Filo, ambos filoliales salieron de sus respectivos huevos en una gran explosión de cáscaras y la clara que los rodeaba.
—¡Hola!
La primera en hablar fue la cría de filolial con plumas y ojos blancos, resultó ser una hembra, lo cual era una buena noticia. Aunque en realidad, si hubiera sido macho, tampoco habría tenido ningún problema.
Su voz resonaba llena de alegría, y al mismo tiempo transmitía una cierta sensación de dignidad. Al menos eso era lo que creía.
—Hola.
La segunda cría de filolial, con sus plumas de un azul más oscuro y ojos del mismo color, habló en un tono más frío y tal vez un tanto más reservado. Sin embargo, no sentía ninguna hostilidad por parte de ella, y en todo caso acababa de nacer. Si esa era su personalidad, estaba bien así.
Exacto, ambas eran filoliales hembras. Creo que hay demasiadas chicas en este grupo ahora mismo.
Eso me da algunas ideas...
—¡Hola! ¡Filo se llama Filo! ¡Él es mi Maestro! ¡Y ella es Umbroxia-Onee-chan!
Las nuevas filoliales nos miraron a cada uno de nosotros, y como era de esperar, al momento de verme sus expresiones cambiaron. Pasaron de alegría, a confusión y luego a enojo.
—¡Dragón!
—Dragón...
—Uhg, como odio cuando esto sucede.
Ambas crías de filolial no despegaban los ojos de mí, y eso comenzaba a molestarme.
Bueno, al menos no estaban causando un alboroto como Filo la primera vez que me vio.
—¿Qué sucede, Umbroxia? ¿Acaso ellos...?
—Si. Notaron mi lado dragón y ahora están actuando como idiotas.
—No creo que deberías estar diciendo esto frente a ellos...
—Son hembras, Naofumi.
—Ah... Rayos, ahora si pareceré un auténtico Lolicon.
—Y qué lo digas.
En el tiempo en que yo estaba charlando con Naofumi, Filo se acercó a las filolial e inició su propia conversación.
—Se que odian a los dragones, Filo también los odia y mucho. ¡Pero Onee-chan es diferente! ¡Porque Filo quiere mucho a Umbroxia-Onee-chan! Y si Filo pudo aceptar a Onee-chan, aunque sea parte dragón, ¡ustedes también!
Nunca creí escuchar a Filo decir algo tan... inteligente.
Mirando a las nuevas filoliales, parecía que estaban considerando lo dicho por Filo.
Ambas se miraron y se asintieron la una a la otra. Creo que llegaron a una conclusión.
—¡Está bien! Ésta aceptará a la dragona, no, a Umbroxia como una compañera.
—Ésta también la acepta.
—¡Siii! ¡¿Ves, Onee-chan?! ¡Filo es la mejor!
—Es cierto, Filo, lo hiciste muy bien.
Acaricié su cabeza con suavidad, justo como Naofumi hacía con nosotras. Se sentía bien, supongo.
—¿Llegaron a un acuerdo?
—Así es, ahora solo necesitan ser nombradas y podremos continuar con nuestro viaje. A menos que, por supuesto, vayas en serio con lo de venderlas de vuelta.
—¿Vender?
—¿Qué es vender?
Naofumi observó a ambas filoliales, su expresión era complicada, aunque era obvio lo que respondería.
—Cuando decidí comprarlas no pensé demasiado en las consecuencias, y ahora que lo hago me estoy arrepintiendo.
—Por algo Mortal Repugnante hizo qué le pagaras de más. Justo como él dijo, te encariñarás con ellas. No hay que pensarlo demasiado, solo ponles un nombre y listo.
—Me conoces demasiado bien...
—Somos mejores amigos. Si quiero estar a la altura de ese título, debo conocerte a fondo.
Con una sonrisa en el rostro y las manos en las caderas, miré a Naofumi a los ojos y esperé su próxima acción.
—Bien... Entonces, ¿qué nombre debería darles?
Él estuvo pensando en eso por unos minutos, mientras lo hacía observaba a las dos filoliales.
Creo que sería buena idea un nombre en base al color de las plumas, aunque si Naofumi hubiera seguido ese ejemplo con Filo, ahora ella se llamaría Rosada o algo por el estilo.
—Lo tengo. La filolial de blanco será Yuki, porque sus plumas son de un blanco tan puro como la nieve.
—¡Yuki! ¡A Yuki le gusta ese nombre!
La cría de filolial comenzó a sacudirse de la alegría, justo como hizo Filo...
—En cuanto a la otra filolial, ella será Luna. Porque el color de sus plumas me recuerda a un famoso efecto de mi mundo, la Luna Azul.
—Luna... A Luna le gusta.
—Dijeron que esos nombres están bien. Así que ahora, ¡volvamos al viaje!
—¡Siii! ¡Filo quiere seguir volando!
—¡Muy bien, suban todos! No quiero perder más tiempo valioso.
—Ya entendí, solo no se impacienten demasiado.
Cambié a mi forma de dragón adulto y esperé a que todos subieran a bordo. Al principio, las filoliales estaban un tanto reacias a hacerlo, pero al final fueron convencidas por Naofumi, quien también les reveló su nombre a ambas. Ahora Yuki lo llamaba Naofumi-sama y Luna le decía Iwa, mientras que a mí me llamaban solo Umbroxia.
Ya verán, pronto me dirán Ama... Je, je, je.
Continuamos volando hasta el anochecer, y al igual que ayer, yo fui la primera en irme a dormir.
(Día 37)
Si bien Naofumi aún tenía comida para crías de filolial, las mismas con las que alimentó a Filo en el pasado, pronto se acabarían. Por lo tanto, decidimos hacer algunas paradas en zonas con monstruos para que tanto Yuki como Luna pudieran subir de nivel y así crecer.
Al final del día, Yuki y Luna ya habían alcanzado el nivel 12. Sus cuerpos eran más grandes y regordetes, y ahora podían comer cualquier tipo de comida.
(Día 38)
Mientras sobrevolábamos unas montañas, nosotras cuatro, a excepción de Naofumi, sentimos un gran peligro acercándose, justo debajo nuestro.
—¡Naofumi! ¡Todas! ¡Sujétense con fuerza!
—¿Qu...?
Antes de que pudiera terminar su pregunta, volé hacia un costado con brusquedad, evitando así se envestida por "esa cosa".
—Maldita sea, ¿y esto qué quiere ahora?
—¡Onee-chan! ¡Eso es...!
—Si, Filo. Un grifo, y uno muy grande.
Ante mis palabras, todas y cada una de las filoliales fruncieron en ceño con enojo instintivo.
Por otra parte, Naofumi se mostraba confundido por la situación, pero se preparó ante cualquier ataque, levantando su Escudo de la Oscuridad Divina y comenzando a recitar el hechizo Guardia Zweite Total.
—¡¿Un dragón y filoliales trabajando juntos?! ¡Qué asco! ¡¿Y se atreven a pasar por mi territorio?!
Ese fue el grifo, por su voz debe ser hembra, y una muy enojada.
—¡Grifo! ¡A Filo no le gusta!
—¡Yuki no quiere tener nada que ver con la especie Grifo!
—Grifo, malo.
Está claro que la odian, aunque tal vez su rechazo hacia los grifos no sea tan intenso en comparación con el que sienten por los dragones.
—Asquerosos filoliales, desearan no haber cruzado mi territorio. Y mucho menos con un dragón.
—Silencio, Mortal. Si te rindes ante mí, tal vez solo te mate sin tanto dolor.
—¡¿Qué has dicho, Dragón?! No... Aunque tu apariencia es muy similar al de un dragón, tu olor está mesclado al de un filolial. ¿Qué clase de abominación eres?
—Ya hubo otro que me hizo una pregunta parecida, un dragón.
Esto último enfureció a la grifo, y ese era mi objetivo.
—¡Te arrepentirás por compararme con una especie inferior como los dragones!
La gran y poderosa grifo voló en nuestra dirección, con una furia ciega, y sin ningún tipo de lógica.
Era perfecto.
—¡Naofumi! ¡Ahora!
—¡Si!
Naofumi, que ya se había subido encima de mi cabeza, recibió con esfuerzo el ataque de la grifo y a su vez activó el contraataque del escudo, "Locura de Bruja" y "Máxima Pesadilla".
—¡¿Qué es esto?!
Al estar tan cerca del escudo, la "Umbroxia 2" no tardó nada en salir desde su interior y rodear el cuerpo de la grifo. Para cuando terminó de introducirse dentro de ella, la grifo ya había comenzado a gritar del terror y a caer hacia la superficie.
—Aprovechemos para matarla y hacer que Yuki, Luna, y tú suban algunos niveles.
—¡Si! ¡Acabemos con esa grifo!
—Luna apoya a Umbroxia y Yuki.
—¡Filo también quiere hacerlo!
Con un resoplido, Naofumi se rindió ante nuestras exigencias.
—... Está bien. Ella nos atacó primero después de todo.
Y con eso dicho, volamos hacia el suelo, donde la grifo aún gritaba en agonía.
Cuando terminamos con ella, Naofumi había subido tres niveles de golpe, y las filoliales ahora eran nivel 26.
Esa grifo sí que era fuerte, tal vez si Naofumi no tuviera Mi Escudo habría sido muy difícil vencerla, puede que hubiéramos tenido que escapar. Aunque tenía dudas sobre eso último.
Para el anochecer, Yuki y Luna eran tan grandes como un filolial adulto, no, más grandes que eso. Ambas median dos metros de altura, lo mismo que Filo antes de cambiar a su forma de Reina Filolial.
Nuestra cena fueron los restos guardados de la carne de quimera y de la grifo, junto a algunos frutos de la BioPlanta. Todo fue tan delicioso, sin duda Naofumi es el mejor cocinero del mundo, de todos los mundos.
La única que se negó a comer la comida fue Yuki, ya que no quería tocar la extraña carne de quimera ni mucho menos la de grifo. Por eso, Naofumi le preparó otra opción con carne de otros monstruos que encontramos y Luna se comió su parte.
Bueno, cada quien sus gustos.
Una vez más, todos nos fuimos a dormir. Naofumi y Filo se abrazaron a mi cuerpo transformado, mientras Yuki y Luna se acurrucaron sobre ellos.
Fue una noche agradable.
(Día 39)
Justo como todos habíamos previsto el día anterior, ahora dos niñas desnudas se encontraban frente a nosotros. Eran las filoliales.
—Esto es incómodo... No tenemos a un sastre cuando lo necesitamos.
—Por ahora solo déjalas así, no veo el problema.
—Para mí sí es un problema.
—Eso es porque lo vez del lado sexual. Solo tienes que pensar que son tus hijas y que están corriendo por la casa desnudas.
—Lo... Lo dices por experiencia, ¿verdad? Si no quieres responder, está bien.
Miré a Naofumi con unos ojos inexpresivos y asentí con la cabeza.
—De todas formas, también puedes pedirles que se mantengan en sus formas filolial. Aunque pesaran más cuando las lleve en mi espalda.
—No, está bien. Solo... tendré que acostumbrarme.
Con una sonrisa burlona en mi rostro, pregunté:
—¿A ver niñas pequeñas desnudas?
—Si... ¡No! ¡Umbroxia! ¡No digas esas cosas! Haces parecer que soy "ese tipo" de persona.
—Lo siento, culpa mía.
Solté un par de risas antes de poder detenerme.
Naofumi tosió avergonzado sobre su mano y volvió a su expresión neutral.
—Ahora, en cuanto a Luna...
—Cierto. Su cambio de apariencia es inusual, extraño diría yo.
—Yo también pensé lo mismo.
Se suponía que cuando los filoliales nacían estos tenían un color de plumas predeterminado, por supuesto, este podía cambiar un poco, como en el caso de Filo que su color rosa se hizo más oscuro. Pero Luna, ella era algo muy diferente.
Cuando salió del huevo sus plumas eran de un tono azul oscuro, y se mantuvo así hasta ayer por la noche, pero cuando despertamos, todo su plumaje había tomado un color blanco, y apenas quedaban rastros de ese antiguo azul.
Claro, si eso hubiera quedado ahí lo dejaríamos pasar, pero el hecho de que su forma humana también tuviera colores diferentes, ahora siendo su cabello de un plateado brillante y sus alas manteniéndose blancas. Era extraño, muy extraño.
Sus ojos se mantenían igual que antes del cambio, por lo que sabíamos que solo afectaba a esas partes de su cuerpo.
Luna, Yuki y Filo se nos acercaron, ellas habían escuchado nuestra charla.
—¿Luna es extraña?
—No, no eres extraña. Solo diferente...
Naofumi se veía un poco nervioso viéndola, aunque no sabía si se debía a su pregunta o a que tanto ella como Yuki estaban desnudas.
Tampoco es que importe.
—¡Bueno, será mejor que desayunemos y sigamos avanzando! Las Olas no esperaran a nadie.
—¿Olas?
—¿Qué son las Olas, Iwa?
Con una mirada curiosa, las filoliales se dirigieron a Naofumi.
—Les explicaré mientras comemos.
—¡Sii! ¡Comida del Maestro! ¡Filo tiene hambre!
Un tiempo después ya estábamos sobrevolando los cielos, otra vez.
(Día 40)
No ocurrió nada demasiado interesante, solo que Naofumi aprendió la mejora Zweite para el hechizo Sanación, ahora era Sanación Zweite.
También descubrimos que Luna y Yuki tienen afinidad con la magia de viento, tal vez todos en la especie filolial tienen la misma afinidad. A excepción de mí, claro, ya que yo poseo mis propias afinidades.
Pronto llegaríamos a nuestro destino, podía sentirlo en mi interior. Ah, y también era lo que indicaba el mapa.
Aunque hasta ahora no nos habíamos encontrado con ninguna aldea, pueblo o ciudad en nuestro viaje.
Como sea, solo seguiremos avanzando.
El día, al igual que yo, pasó volando...
(Día 41)
Era de noche, y yo tenía mucho sueño, pero no podíamos detenernos, ya habíamos cruzado las fronteras del país, y ahora a lo lejos se veían cientos de luces, las cuales solo indicaban una cosa. Habíamos llegado a la república de Shieldfreeden.
Después de casi siete días desde que nos embarcamos en este viaje, por fin alcanzaríamos nuestro destino.
¡Ascenso de Clase serás mío!
Cansada, pero con la motivación renovada, volé a mayor velocidad, mucho más que antes, y en cuestión de varios minutos nos encontramos frente a los muros de la república.
Aterricé frente a la gran puerta y me derrumbé en el suelo, estaba exhausta.
—¡Umbroxia! ¡¿Te encuentras bien?!
—Onee-chan...
—Si, solo necesito dormir un poco.
—Está bien, te has esforzado mucho, gracias.
Yo solo le dediqué una pequeña y débil sonrisa, luego regresé mi mirada hacia el frente. Allí, varios mortales con armaduras y apariencias distintas a la de Melromarc, corrían en nuestra dirección, algunos semihumanos y otros humanos.
—Creo que atrajimos demasiada la atención.
—Tranquila, yo me ocupo. Tú descansa.
Asentí a su pedido, y cuando todos bajaron de mi espalda, volví a mi forma humana. Yuki y Luna me sostuvieron de caerme. Por otro lado, Filo se transformó a su forma de Reina y me colocó sobre su espalda. Era tan suave y cálido...
—¡Identifíquese!
Aunque yo estuviera viendo desde un costado, noté como Naofumi levantaba su escudo y lo mostraba a cada uno de los caballeros. Estos estuvieron confundidos al principio, pero cuando el escudo cambió de forma, al Escudo de Víbora de Quimera, sus rostros se mostraron sorprendidos y luego comenzaron a brillar de la emoción.
—¡Héroe del Escudo-sama! ¡Es usted!
—¡Creímos que se encontraba en Melromarc!
Con el escudo de nuevo abajo y una expresión de molestia, Naofumi asintió.
—Digamos que decidí dejarlos, al menos hasta la siguiente Ola.
—Escuchamos los rumores, lamento lo que tuvo que pasar, Héroe del Escudo-sama.
Naofumi levantó su mano y detuvo al mortal.
—No importa, al menos no ahora. Nuestra visita aquí es solo por un motivo, necesitamos utilizar su Reloj de Arena del Dragón y ascender de clase. ¿Sería posible?
—¡Por supuesto, Héroe del Escudo-sama! Sin embargo, primero debemos avisar a nuestros superiores de su llegada y realizar una gran bienvenida para usted y su grupo.
—Preferiría mantener en secreto mi presencia lo mayor posible. Conozco un poco el panorama general actual de la política entre los países, y no es muy bueno por lo que sé. No deseo provocar el inicio de una guerra innecesaria, mucho menos con las Olas asolando el mundo.
—Héroe del Escudo-sama...
—... Es tan sabio como en las leyendas.
Como suponíamos, los habitantes de Shieldfreeden, en especial los semihumanos, adoran al Héroe del Escudo, lo que éste representa. En ese sentido son iguales a Siltvelt, después de todo alguna vez sus fundadores fueron parte de ese país, o al menos según la historia.
—Si es posible, me gustaría pedir una habitación para descansar. Ah sido un largo viaje, ustedes entenderán.
—¡Por supuesto! Déjeme guiarlos al Palacio, Héroe del Escudo-sama.
—De acuerdo. Yuki, Luna, transfórmense, aún necesitan ropa y estamos en público.
—¡Si! ¡Naofumi-sama!
—Claro, Iwa.
Ambas cambiaron a su estado de Reina Filolial y se unieron al lado nuestro.
—Te seguimos.
—¡Si!
El mortal semihumano dejó al resto de sus compañeros vigilando los muros y se subió encima de un filolial, éste miró sorprendido a Filo y a las demás. Tenía ganas de burlarme de él, pero estaba demasiado cansada y cómoda como para hacerlo.
En serio, las plumas de Filo, y de las Reinas Filoliales en general son un peligro para todos. La forma en que te envuelven con su calor y absorben tu cuerpo, casi creía posible el no poder escapar jamás... Da miedo de solo pensarlo.
Durante lo que sentí como unos segundos, pero que en realidad fueron minutos enteros, llegamos a la entrada de este Palacio. Ni siquiera me molesté en verlo, solo cerré los ojos y escuché la conversación.
—¿Qué haces aquí? ¿Y estas personas quiénes son?
—Verás, este hombre es el Héroe del Escudo-sama, y ellas son sus compañeras. Vienen para el ascenso de clase, y también necesitan una habitación para descansar.
—¡¿Qu...?! ¡¿Qué?! ¡Debiste decirlo antes! ¡Por favor, Mi Señor! ¡Espere un momento aquí, informaré a mis superiores! ¡No tardaré!
La voz del mortal se silenció y el sonido de sus pasos se fue alejando de nuestra posición.
—Recuerda decirle que no haga un escándalo en todo el país.
—¡Si! ¡Por supuesto!
Unos minutos más tarde, el mortal regresó acompañado de varias voces más. Entre ellas, se distinguían la de un hombre y una mujer.
—Mi Señor, es un honor tenerlo en nuestro país. Soy Cedric, el actual Presidente de la República de Shieldfreeden.
—Encantado de conocerlo.
—Y yo soy Aveline, la Vicepresidente de la república de Shieldfreeden. Un gusto y honor conocerlo, Héroe del Escudo-sama.
—El gusto es mío.
Parece que Naofumi quiere tratarlos lo mejor posible y que así no intenten evitar nuestro ascenso de clase.
Bien pensado, Naofumi. Aunque tampoco les beses los pies, eso sería desagradable.
—Nos dijeron que su visita se debe al ascenso de clase.
—Así es, ya que debido a unos "problemas" en Melromarc, no pudimos acceder a esa opción.
—Entiendo. Conocemos a la perfección la situación por la que ha estado pasando, y lo lamento mucho.
La voz del mortal se volvió molesta y resentida hasta cierto punto. Tiene sentido, si alguien amenazara y tratara como basura a mi "Dios" yo también estaría enojada.
Aunque tampoco es que alguien pudiera hacerle eso al Creador, él es todo y todos, y ninguna de esas trivialidades podría afectarle en lo más mínimo.
—No es necesario, solo con que nos permitan cumplir nuestro cometido, estaré agradecido con ustedes y su país.
—Por supuesto. Pero, veo que sus acompañantes están muy cansadas, en especial esa jovencita de ahí. Tal vez quiera hacerlo mañana, cuando los preparativos estén todos listos.
—Claro, me parece bien.
—Entonces, por favor, síganme. Yo misma los llevaré.
—Está bien.
Filo comenzó a caminar, al igual que Naofumi y las demás, estuvimos así por un tiempo hasta que fuimos detenidos por la mortal.
—Aquí es, nuestros sirvientes ya han preparado esta habitación para usted y sus acompañantes.
—Gracias.
—Por cierto, Héroe del Escudo-sama.
—Naofumi está bien.
Por un momento abrí los ojos para observar la charla, y cuando lo hice, vi a la semihumana con orejas y cola de felino sonreír de alegría, solo para volver a una sonrisa neutral.
—Como usted desee, Naofumi-sama. Quería preguntarle un asunto un tanto personal.
—¿Y eso qué sería?
La voz de Naofumi sonaba cautelosa, pero en ningún momento fue hostil.
—Estas jovencitas, son sus... ¿concubinas? Es decir, ¿son parte de su harem?
¿Ah? ¿Qué mierda? Siempre bromeaba con esas cosas, pero pensar que en serio suceden... Ni siquiera en mi mundo los mortales hacen estas cosas, o al menos no que yo me haya enterado.
Tampoco es que pueda decir mucho, no hasta hace poco quería aparearme con Wyndia y Filo, y ahora lo quiero hacer con Yuki y Luna...
En mi defensa, es debido a mi sangre de dragón, eso es todo.
—...
Escuché a Naofumi respirar con dificultad, y cuando logró calmarse, respondió con toda la tranquilidad que pudo reunir.
—No, solo son mis compañeras, o mis monstruos filoliales si lo prefiere.
—Comprendo. Entonces, ¿usted las prefiere maduras, de su misma edad, o más jóvenes?
—¿Podría saber para qué es todo esto?
—Ah, eso es para las mujeres de su futuro harem, o también hombres. Tal vez no lo sepa, pero los hijos de un Héroe, en especial de un Héroe Sagrado, suelen nacer con grandes poderes y estadísticas. Por eso deseamos que su legado prospere en nuestro país, si así lo desea, por supuesto.
—Yo...
—Incluso, si también lo prefiere, yo podría... ofrecerme a usted, Mi Señor. Yo estaría encantada de hacerlo.
Naofumi, encontraste tu trébol de cuatro hojas.
Creo que tendremos una buena vida en este país, al menos hasta que terminen las Olas.
Agradezco que este lugar sea mejor que esa mierda de Melromarc, con su Rey Basura y su Princesa Zorra.
—¿Naofumi-sama? ¿Qué es un harem?
—Filo cree que es un grupo de mujeres con las que el Maestro se apareará y tendrá crías.
—¡Ohhh! ¡Qué interesante!
—Luna quiere participar.
—Pero el Maestro dijo que solo somos sus compañeras. Aun así, Filo ama al Maestro.
—Luna... quiere participar. Luna quiere las crías de Iwa.
—Ahora Yuki se siente celosa...
Mientras las tres filoliales expresaban sus inquietudes, Naofumi no había dado ninguna respuesta, ya que su rostro se había sonrojado hasta el límite.
—¿Naofumi-sama? ¿Se encuentra bien?
—¿Maestro?
—¿Naofumi-sama?
—¿Iwa?
Estas idiotas... ¿En serio no se han dado cuenta todavía? Supongo que es mi deber decirles.
—Oigan, ustedes. Naofumi se siente incómodo con esta conversación, él nunca ha tenido ese tipo de relación con una mujer. Así que déjenlo tranquilo.
Habiendo dicho eso, volví a guardar silencio y a disfrutar de esta temible comodidad.
—¡Oh! ¡Lo siento mucho, Naofumi-sama! Si lo desea, postergaremos esta conversación para más tarde. ¿De acuerdo?
—... Si... Por favor...
—Correcto. No les haré perder más tiempo. Pasen y descansen cuanto quieran. La comida estará lista para ustedes en todo momento.
—Gracias...
Y así, la mortal le entregó una llave a Naofumi, nos dejó en paz y todos entramos a la espaciosa habitación. En su interior, nos encontramos con una gran cama para varios mortales, muebles de alta calidad, otra puerta que llevaba a quién sabe dónde, dos ventanas que ofrecían vistas al exterior, y una iluminación generada con magia de luz.
En resumen, este lugar era mucho mejor que la desagradable posada en la que habíamos estado hasta ahora.
—A Filo le gusta.
—También a mí, Filo.
—Yuki opina lo mismo.
—Luna igual.
—Umbroxia tiene sueñoooo. Filo, cama, ahora.
Con una rapidez y suavidad increíbles, la filolial me colocó sobre la gran cama frente a las ventanas y me tapó hasta el cuello con el acolchado de esta. Luego, ella se unió a mí en su forma humana, se metió por debajo del acolchado y me abrazó.
—Je, je, Filo atrapó a Onee-chan.
—Me atrapaste, Filo.
—Déjenme quitarme mi armadura y las acompañaré, mañana tendremos tiempo de bañarnos como corresponde.
—Luna acompañara a Iwa a la cama.
—Yuki también.
Las dos filoliales cambiaron a su forma humana y desnuda, y saltaron a la gran cama a un lado de nosotras.
La expresión de Naofumi al ver dónde y con quienes iba a dormir esta noche no tenía precio.
Yo sonreí con obvia burla en mi rostro.
—Ven Naofumi, tu harem de lolis te espera.
—¡Umbroxia!
Aun cuando me sentía tan cansada, no podía evitar reírme de las expresiones de vergüenza de Naofumi. En serio, él es tan divertido.
—¡¿Maestro quiere a Filo en su harem?! ¡Siii! ¡Filo va a aparearse con el Maestro!
—¡Yuki tendrá muchas crías con Naofumi-sama!
—Luna no se quedará atrás.
La vergüenza y el sonrojo iban en aumento en el rostro de Naofumi. Y yo iba a dar el último empujón.
—No tengas miedo, Naofumi. Nosotras no mordemos.
—... Ustedes...
Ya en ropa interior y con solo su camisa puesta, Naofumi suspiró y se rio ante lo absurdo de la situación.
—Dejemos estas payasadas y vayamos a dormir.
Cuando Naofumi se unió a nosotras en la cama, todas nos miramos con complicidad. Luego, en un grito fuerte y claro, exclamamos:
—¡Abrazo!
—¡¿Eh?!
Nos abalanzamos sobre Naofumi y nos aferramos a él con fuerza. Al final, Naofumi terminó con cuatro niñas pequeñas, dos de las cuales seguían desnudas, frotando sus cuerpos con el suyo.
Si, el sueño de todo Lolicon. Pero no el de Naofumi.
—... Solo vayamos a dormir.
—¡Siii!
Al momento de cerrar mis ojos, caí dormida en un profundo y agradable sueño...
(Día 42)
Un golpe de calor me despertó de la nada, miré confundida a mis alrededores, pero todo seguía igual que anoche. Con todas nosotras acurrucadas sobre Naofumi y él durmiendo todo tranquilo. Era una vista divertida de ver.
Decidí salir de la cama y refrescarme un poco el cuerpo, así que caminé hasta la puerta a la habitación desconocida que vi anoche, esperando que fuera un baño.
Y si, tenía razón, era un baño, uno muy lujoso y espacioso, con todo tipo de cosas que uno podría disfrutar. Había una gran ducha, una bañera bastante amplia, un inodoro de gran calidad, incluso esos jacuzzi de los que Naofumi me había contado.
Pero yo solo quería enfriarme un poco, por lo que elegí la ducha.
Me quité mi vestido, también mi ropa interior, sí, la sastre también había hecho eso cuando creo mi ropa. Lo mismo hizo con Filo al parecer.
Abrí la válvula del agua fría y comencé a mojarme todo el cuerpo. Aproveché esto para tener un baño decente, o al menos como a los que Naofumi me había acostumbrado.
Aun así, el calor no se iba, esto comenzaba a molestarme.
De repente, mi cabeza empezó a doler, y todo ese calor en mi cuerpo se concentró en una zona en particular. Y fue en ese momento, que descubrí lo que me ocurría.
—Mierda... ¿Es en serio? ¿Por qué ahora?
El dolor de cabeza solo aumentaba, al igual que el calor que ahora hacía reaccionar mi entrepierna, mis dos lados, el del macho y la hembra, ambos gritando establecer su dominio sobre una víctima.
—Mierda, mierda, mierda...
Entonces, lo escuché, el sonido de los pasos acercándose en dirección al baño. Solo esperaba que fuera Naofumi, o esto podría salirse de...
La puerta se abrió, y una cabellera rosada se asomó al interior.
Mierda.
—¡Wow! ¡Filo piensa que este lugar es genial!
¿Por qué tenía que ser Filo...? Bueno, al menos aún puedo controlarme, creo.
Cuando Filo me vio, desnuda en medio de la ducha de agua fría, sonrió y exclamó:
—¡Umbroxia-Onee-chan! ¡Filo quiere unirse a ti!
—Filo, no creo que esa sea una buena id...
No pude terminar, porque la animada niña ave ya estaba corriendo en mi dirección. Y al momento de tocar el agua fría, dio un salto hacia atrás.
—¡Mucho frio! ¡A Filo no le gusta!
Al menos eso la alejará un poco...
—¡Filo lo va a cambiar! ¡Calor! ¡Calor! ¡Más calor!
—Filo... no... hagas eso.
Me costaba respirar, el ver a Filo ahora también desnuda, oler su aroma, sentir su esencia, todo eso provocaba diversas emociones en mi mente, y hacía que mi corazón latiera con más fuerza y velocidad que nunca antes.
—¡Ya está! ¡Je, je, Filo es una genio!
Por un momento, Filo iba a entrar a la ducha conmigo, pero entonces su nariz comenzó a moverse, olía el aire, me estaba oliendo a mí. Fue cuando miró debajo de mí, que su rostro palideció un poco.
—Onee-chan... ¿Eso es...?
Ya no... ¡Ya no podía resistirlo! ¡Mis instintos estaban...! ¡Estaban controlando mi mente!
Con una rapidez superior a la que Filo podría reaccionar, tomé a la niña filolial por los hombros y con un hambre insaciable, grité:
—¡Filo! ¡Quiero...! ¡Aparearme... contigo!
—¡O... Onee-chan! ¡Esta no eres tú, tranquilízate!
—¡No! ¡Ahora... vamos a aparearnos!
—¡Noooooo!
Con ese último grito por parte de Filo, la empujé contra el suelo y me coloqué encima de ella. Mi miembro masculino pedía a gritos introducirse dentro de una hembra, dentro de Filo.
—¡Tranquila, Filo! ¡Tú naciste para esto, así que, confió en que podrás hacerlo bien! ¡Después de todo, prometiste ayudarme, y yo prometí ser gentil!
Las lágrimas comenzaban a brotar de los ojos de la asustada niña filolial.
—¡Onee-chan no está siendo gentil! ¡Filo odia esto! ¡Filo odia a Onee-chan!
Esas palabras me llenaron de éxtasis, el sufrimiento, el dolor, el llanto, esto era lo que yo quería, pero... algo se sentía mal.
¿Acaso yo...? ¿Estaba rompiendo mi promesa?
Al darme cuenta de mi estupidez, solté a Filo de los hombros y la abracé con todo mi cuerpo.
—Lo siento, Filo. No tenía que ser así... ¿Podrías perdonarme?
Para que ella se sintiera mejor, limpié sus lágrimas y acaricié su bello rostro de niña buena. Eso pareció calmarla un poco.
—... Bueno... Filo... Filo te perdona, Onee-chan.
Si, ahora mi promesa se mantendrá en pie. Y al estar en celo, mi motivación no es tan necesaria para hacerlo con Filo.
Esto podría funcionar.
—Gracias, Filo. Prometo, una vez más, ser gentil y tratarte con cariño.
—Si.
La sonrisa de la linda filolial hizo latir mi corazón aún más, y mi entrepierna se hizo fuerte y firme.
—Filo...
—Umbroxia-Onee-chan...
Justo cuando iba a introducirme dentro de Mi Filo, unos nuevos pasos vinieron corriendo hacia la puerta y la abrieron de un portazo.
—¡Filo, Umbroxia! ¡¿Qué está ocurriendo?! ¡¿Están bi...?!
Los gritos llenos de preocupación de Naofumi se apagaron al vernos en esta posición tan explícita. Su rostro tomó un tono más rojo, incluso más que el de ayer.
—¿Qué demo...?
Detrás suyo, Yuki y Luna se acercaron, ambas nos veían con los ojos muy abiertos.
—Entonces ese era el origen de aquel extraño olor...
—Luna está sorprendida.
Cuando el silencio se estableció entre nosotros, el único sonido era el del agua de la ducha golpeando el suelo y llenando el ambiente de calor. Con mi cordura ahora recuperada, decidí romper el silencio y hablar.
—Naofumi, estoy en celo.
Segundos después de escuchar esa simple frase, el rostro de Naofumi se volvió pálido, su piel comenzó a sudar y sus manos pasaron de sostener su escudo en modo defensivo a usarlas para cubrir su trasero, temblando al mismo tiempo.
Sí, no cabe duda de que había quedado traumatizado.
—¡Yuki no quiere saber nada!
—Luna te desea suerte, Filo.
Naofumi permaneció en silencio, de pie, temeroso de decir algo. Al menos, hasta que se armó de valor para hablar.
—No... No te sobrepases, ¿de acuerdo?
Yo solo asentí.
—Bueno, chicas, dejémoslas solas. Vayamos a desayunar mientras tanto.
Luego de eso, los tres se fueron por la puerta, y al final salieron por completo de la habitación. Ahora la teníamos toda para nosotras dos.
Las cosas que podríamos hacer...
Sentí como una nueva motivación nacía en mi interior.
—Filo. No sé si quiero tener crías, pero lo que, si sé, es que quiero hacerte mía.
—Mmm... Aunque Filo le pertenece solo al Maestro. Pero, por el tiempo que dure tu celo, Filo será tuya y de nadie más.
—Filooo...
En un acto de pura excitación, besé el hermoso y suave rostro de Filo, a lo que ella rio al respecto.
Miré hacia abajo, solo para concentrarme en mi miembro y en Filo.
—Tal vez esto duela.
—Está bien. Filo te acepta, Onee-chan.
Nos abrazamos con más fuerza y, de repente, una calidez que jamás había experimentado me invadió. Era... Era tan... pacífica. Aunque no iba negar que sentía un poco de molestia por lo estrecho de su interior.
Filo gimió con ligero dolor, mientras la sangre brotaba de su zona inferior y me manchaba. Para calmarla, besé sus labios con los míos, algo que pareció funcionar.
—Onee-chan.
—Filo.
¿Por qué Filo me parece tan hermosa hoy? ¿Qué me está pasando? ¿Es esto producto del celo o es algo más?
No lo sé, pero ahora mismo no tenía importancia alguna.
A partir de ese momento, ambas nos fundimos en el calor de nuestros cuerpos, satisfaciendo los deseos carnales tanto de Filo como los míos.
Este día jamás lo olvidaré...
Cuando recobré el conocimiento, Filo y yo estábamos en la cama. Esta se encontraba destrozada, pero Filo no tenía ninguna herida, excepto por algunas marcas de succión en su hermoso cuerpo.
Ambas seguimos unidas la una a la otra, y un líquido blanco inundaba esa unión.
—Creo que lo hice demasiadas veces. Sería una sorpresa si no quedara embarazada... Bueno, más miembros para el equipo, supongo.
—Onee-chan...
—Filo, despertaste. ¿Qué tal te pareció esta experiencia?
—A Filo le gustó... Ahora Filo ama mucho más a Onee-chan.
Amor, ¿eh? Ni siquiera sé lo que significa para mí en este punto.
Observé por la ventana y aún era de mañana, puede que solo haya pasado una o dos horas desde que empezamos.
—Deberíamos ir con Naofumi y las demás.
—Si...
Estuve a punto de separarme de Filo, pero ella lo evitó al sostenerme con sus piernas y manos. La miré confundida.
—¿Filo?
Ella, un tanto sonrojada, apartó la mirada hacia otro lado.
—Filo... Filo quiere que nos quedemos así un poco más.
Sonreí al ver este lado tan lindo y tierno de Filo.
—Está bien, pero solo otro poco, ¿de acuerdo?
—Si.
Varios minutos más tarde, nos limpiamos un poco y nos vestimos, estábamos listas para ir a desayunar con Naofumi. Durante todo el trayecto, Filo no soltaba mi mano y su sonrisa no desaparecía, mientras tarareaba una melodía alegre.
Al final, terminé asumiendo el papel de la pareja romántica... Bueno, ¿qué más da? Mientras sea con Filo...
Si bien no sabíamos dónde quedaba el comedor o el lugar donde Naofumi, Yuki y Luna debían estar, los estábamos ubicando mediante sus aromas. Por eso fue fácil encontrarlos.
Los tres estaban sentados frente a una gran mesa, y mientras las filoliales seguían comiendo sin parar, en especial Luna, Naofumi charlaba con un mortal que por su voz averigüé que era Cedric, y con la otra mortal, Aveline.
Al parecer, Naofumi les había pedido ropa para Yuki y Luna, porque estaban vestidas de manera elegante. Pero no se veía de algún modo mágica, tal vez solo eran hasta que un sastre las hiciera para ellas.
Por otro lado, en lo que respecta a los mortales, como no había abierto mucho los ojos anoche, no pude ver la apariencia del presidente de Shieldfreeden, quien era un humano. Esto tenía sentido, ya que en este país no se daba tanta importancia a la sangre y el linaje como en Siltvelt y Melromarc.
Cuando nos acercamos a la mesa, todos notaron nuestra presencia. En un extremo estaba Naofumi, quien me observaba con una mirada juzgadora, pero al ver la alegría en los ojos de Filo, solo pudo asentir con la cabeza. Parecía estar de acuerdo con mis acciones, al menos en cierta medida.
En cuanto a Yuki y Luna, ni siquiera me miraban, solo tenían ojos para Filo. Sin embargo, esa atención duró poco, ya que pronto volvieron a concentrarse en sus comidas.
Luego está Aveline, la mortal. Comenzó a oler el aire y creo que notó el aroma sensual que desprendíamos, ya que su rostro se sonrojó y, a diferencia de las filoliales, no dejaba de mirarme.
El mortal, Cedric, solo nos saludó y, al ser un humano, parecía no darse cuenta de nada, o al menos no lo demostraba.
Filo y yo nos sentamos al lado de las chicas, pero aun así evitaban cruzar miradas conmigo.
No creo que fuera enojo, más bien se sentían apenadas, o eso pienso.
—¡Maestro! ¡Umbroxia-Onee-chan y Filo quieren comer! ¡Tienen mucha hambre después de aparearse!
En ese instante, Naofumi escupió su bebida sobre la mesa, las filoliales dejaron de comer, y los representantes del país se nos quedaron mirando.
Yo solo me tapé el rostro con una mano. Era obvio que algo así iba a suceder, es Filo después de todo.
—Fi... Filo, esas cosas no se dicen en la mesa. Son cosas privadas.
—¿En serio? ¡Filo no lo sabía! ¡Es que Filo se siente muy feliz y no puede pensar en otra cosa que no sea Onee-chan o comida!
—... Está bien, solo cálmate un poco. Cedric, ¿podrías pedir comida para mis compañeras recién llegadas? Cualquier cosa servirá.
—P... Por supuesto, Naofumi-sama. ¡Sirviente, haga que el chef traiga sus mejores platillos!
—¡Si, Mi Señor!
De esa forma, uno de los numerosos sirvientes apostados en la amplia habitación salió corriendo fuera de esta.
En nuestra espera, tuve que soportar el molesto e incómodo silencio de la gran habitación, como también todas las miradas que recibía. A excepción de Yuki y Luna, ellas seguían ignorándome.
El primero en romper el silencio fue Naofumi, aunque hubiera preferido que no dijera nada.
—Así que... ¿Qué tal tu día?
—...
Lo observé directo a los ojos, y con una mirada de "No creo que quieras saber la respuesta", terminé la conversación.
Suspiré agotada.
¿Por qué Filo tiene que ser la única alegre aquí? Envidio su inocencia e ingenuidad.
La suave mano de la niña filolial no me soltaba, y eso me estaba poniendo nerviosa. ¿Se habrá enamorado de mí? Sin embargo, Filo es como un animal, un gran ave en este caso, por lo que tal vez solo actúe así hasta que nazcan los huevos.
Mis futuros hijos.
No creo estar preparada para algo así, no otra vez. Ya perdí a mi bebé anterior y también... a Trea, y si los perdiera a ellos, aunque no haya buscado su existencia, mi mente no podría soportarlo.
Solté la mano de Filo y coloqué la mía por encima de su ropa, en el lugar donde estaría su vientre.
Mis bebés. La prueba de que no estoy sola en esta existencia.
Los protegeré con mi alma.
—¿Onee-chan?
—No es nada, solo estaba pensando.
—¡Bueno!
Por el rabillo de mi ojo, pude ver a Naofumi con una pequeña sonrisa en el rostro. Parecía que él había presenciado toda nuestra interacción.
Así es, yo también puedo experimentar este tipo de sentimientos. ¿Y qué?
El mortal volvió, y junto a él había otros sirvientes que llevaban consigo varios platos de abundante comida.
—¡Siii! ¡A comer!
—A ver a qué sabe...
Desde entonces, Filo y yo nos dedicamos a comer con voracidad, disfrutando de la comida sin preocuparnos por las formas. Cuando por fin estuvimos satisfechas, nos dimos cuenta de que habíamos perdido otra hora del día.
Durante todo ese tiempo, Naofumi y la mortal Aveline habían estado charlando de manera relajada. Mientras tanto, el mortal Cedric se había ido hace varios minutos, ya que al parecer tenía una reunión importante con alguien.
—Viendo que sus compañeras ya están listas, ¿le gustaría ir al Reloj de Arena del Dragón para la ascensión de clase, Naofumi-sama?
—Para eso he venido.
Naofumi le dirigió una sonrisa a la mortal, a lo que ella sonrió de vuelta, aunque se notaba avergonzada. Me hacía pensar en Filo hoy en la cama.
—Bien, por favor, síganme.
Todos nos levantamos de nuestros asientos y nos encaminamos a la gran puerta de la amplia habitación, pero entonces, un mortal apareció, era un anciano con una mirada sospechosa.
—Aveline-sama.
—Oh, Valerius, ¿qué lo trae por aquí?
—Pues, verá, el señor Héroe del Látigo que está de visita, al parecer escuchó de nuestro visitante inesperado y le gustaría verlo.
¿Héroe del Látigo? ¿No se suponía que los únicos Héroes que existían eran Naofumi y el resto de idiotas?
¿Qué mierda está pasando?
—Ya veo... Eso es un tanto molesto, después de todo se supone que la aparición de Naofumi-sama en este país muy pocos la conocen. De eso me aseguré yo misma.
Un toqué de ira se filtró por la voz de la mortal, a lo que el anciano, ahora con una expresión nerviosa, asintió.
—Lo entiendo. Puede que no sea error suyo, solo algún poder de los Héroes.
—Seguro es eso...
Habiéndose enfrascado en una lucha de miradas, Naofumi se mostraba nervioso por hablar, al menos hasta que lo empujé a hacerlo.
—Disculpen, pero, ¿qué es eso del Héroe del Látigo? Jamás había escuchado algo sobre eso.
Ante la interrupción de Naofumi, los mortales decidieron dejar su "enfrentamiento", aunque tal vez solo lo pospusieran para después. Entonces, Aveline comenzó la interesante explicación.
—Naofumi-sama, en este mundo existen armas similares a las de los Héroes Sagrados o Legendarios, estas se conocen como las Armas de Siete Estrellas, y sus portadores son los Héroes de Siete Estrellas.
» A diferencia de los Héroes como usted, sus portadores pueden ser tanto habitantes elegidos de este mundo como humanos invocados de mundos similares al suyo. Sin embargo, esto último es muy difícil que suceda.
—Aveline-sama, creo haber escuchado que en Zeltoble ha aparecido un nuevo Héroe del Proyectil, y resulta ser un invocado. Lo mismo ha ocurrido en Stormglen con la nueva Héroe del Hacha.
Zeltoble... Ese es el país de dónde provenía el huevo de dragón que absorbí. ¿También hay un Héroe allí? Curioso.
—Veo que estás bien informado, Valerius.
Un nuevo aire de sospecha se asentó en el rostro de la mortal.
El anciano en respuesta tosió sobre su mano, lo que lo hizo aún más sospechoso.
—Usted sabe cómo soy, Aveline-sama, al igual que usted me fascina la historia de los Héroes y sus portadores. Aunque su amor por el Héroe del Escudo supera con creces el mío, incluso podría decir que el de todos los habitantes de este país.
Ante lo dicho por el mortal, Aveline miró de reojo a Naofumi y notó cómo tanto su rostro como el suyo propio se sonrojaban a cada segundo.
Entonces es cierto, a esta mortal le gusta Naofumi, o al menos lo que simboliza el Héroe del Escudo.
Mmm... Podríamos utilizar eso a nuestro favor.
Aun tratando de ocultar su vergüenza, Aveline decidió cambiar el tema.
—Si Naofumi-sama no tiene problemas con reunirse con el Héroe del Látigo, entonces dejaré que mis escoltas lo guíen a ustedes con él y su grupo.
—No es necesario, él ya está aquí. Está utilizando una habitación que le he asignado.
—... Te estas tomando demasiadas libertades, Valerius. Ten cuidado con eso.
—Oh, no, no, me expresé mal, Aveline-sama. Todo esto lo hice con el permiso de Cedric-sama, él está enterado de todo. Hace poco acaba de tener una reunión con el Héroe del Látigo.
Aveline se mostró pensativa sobre aquellas palabras, pero al final asintió en respuesta al anciano.
—Ya veo, entiendo. Lamento haberte juzgado mal, Valerius.
—No tiene por qué, Aveline-sama, es solo parte de su trabajo.
—Está bien. Naofumi-sama, ¿qué opina? ¿Desea hablar con el Héroe del Látigo?
Naofumi ahora con el color normal de su rostro, sonrió a la pregunta de Aveline.
—Claro, no hay problema. Creo que será interesante conocer a otro Héroe.
—¡Bien! Eso lo arregla, por favor, permítame guiarlo a usted y su grupo, Naofumi-sama.
—Nos vemos luego, Naofumi-sama.
Naofumi se despidió de Aveline con un corto saludo de mano, y entonces todos lo seguimos desde atrás al anciano.
¿Qué tipo de habilidades tendrá el Látigo de Siete Estrellas? Solo espero que su portador no sea un completo imbécil, al igual que esos otros imbéciles.
Nuestro recorrido por el palacio fue muy aburrido, las estructuras no me importaban, mucho menos el arte decorativo, y esto solo empeoraba por el silencio que nos rodeaba.
Tampoco ayudaba que Filo no quisiera separarse de mí, que sí, el gesto es lindo y me encanta, pero creo que estoy por llegar a mi límite de control. Aún seguía en celo, después de todo, y lo de hoy fue solo una descarga temporal.
¿Quién sabe cuánto tiempo más seguiría así? Ya no sé si esto es una tortura o una bendición.
Solo espero no saltar sobre Filo en mitad de la reunión...
Llegamos hasta una zona sin guardias, sirvientes, y en general desprovista de mortales. Eso me resultó extraño, ¿cómo protegerían el palacio si no había nadie?
No tuve tiempo para cuestionar esta decisión, porque en cuestión de segundos habíamos alcanzado nuestro destino. Frente a nosotros, se encontraba la puerta hacia una habitación cerrada.
—Aquí es, Héroe del Escudo-sama. El Héroe del Látigo, lo espera.
—De acuerdo, entremos.
Naofumi abrió la puerta y entró a la habitación, y mientras yo lo seguía por detrás, pude escuchar al mortal susurrar.
—Adiós, Héroe del Escudo.
Eso me confundió, y a su vez me hizo estar un poco alerta.
Cuando todos entramos, Luna cerró la puerta. Y entonces, una voz nos recibió.
—Bienvenido, Héroe del Escudo. Mi nombre Takt Alsaholn Faubrey, soy el Héroe del Látigo.
Allí estaba, un mortal de cabello dorado, una vestimenta un tanto extraña que me recordaba a la que Naofumi trajo de su mundo, un látigo en su cintura, el arma de Siete Estrellas, y sus ojos, de un color azul intenso. Cuando vi esos ojos supe que algo estaba mal.
Había algo dentro de él, diferente del resto de los habitantes de este mundo, como si no perteneciera aquí. De solo verlo, sentía asco, por la razón que fuera.
¿No se suponía que solo el Héroe del Proyectil y la Héroe del Hacha eran invocados? ¿Se habrán equivocado?
Ah, por cierto, el Héroe estaba sentado sobre una especie de trono, y a sus costados lo acompañaban ocho mujeres, pero solo una llamó mi atención.
Una dragona... ¡No! ¡Basta Umbroxia! ¡No ahora!
Mi cuerpo respondía a ella, y al parecer la dragona sintió algo similar, porque su rostro se ruborizó y me miró directo a los ojos. Tanto potencial... Debía ser mía.
Un par de brazos me rodearon por completo; era Filo, y se veía furiosa, mucho más que Yuki y Luna viendo a la dragona y a la otra chica, una grifo; si, era una grifo, su olor la delataba.
—Hola, mi nombre es Naofumi Iwatani, como ya sabes, soy el Héroe del Escudo. Me dijeron que deseabas hablar conmigo.
—Es cierto, pero antes... Veo que tienes muchas chicas contigo, todas monstruos por lo que veo.
—¿Sí...? Tú también, ¿y eso qué tiene que ver?
—Oh, no es nada. Dime, ¿qué nivel eres? Quiero saber si serás capaz de resistir esto.
—¿Qué...?
El arma del mortal cambió de un látigo en su cintura a una garra de aspecto repulsivo en su mano derecha, y sin que nos diera tiempo a reaccionar, la apuntó hacia Naofumi y exclamó:
—¡Garra de la Locura!
En tan solo unos instantes, a habilidad se dirigió hacia Naofumi, pero él, por puro reflejo, intentó protegerse con su escudo. Sin embargo, al ser un escudo que estaba desbloqueando y no Mi Escudo, todo fue inútil.
La habilidad pasó a través de su alta defensa, impactó sobre su estómago, lo atravesó y lo empujó con fuerza hacia la pared detrás de nosotros.
... Todo había sido tan rápido.
¿Qué...?
¿Naofumi?
—¡Naofumi!
—¡Maestro!
—¡Naofumi-sama!
—¡Iwa!
Todas corrimos desesperadas hacia el ahora inconsciente y sangrante Naofumi, y cuando estuvimos frente a él, lancé todo tipo de hechizos de curación y sombras sobre su cuerpo.
Pero nada funcionó.
Su barra de vida disminuía a cada segundo.
—¡Ja! ¡Qué Héroe más debilucho! ¡¿Y se hacía llamar un Héroe Sagrado?! ¡Idiota! ¡Yo soy el Único y Verdadero Héroe de este Mundo!
No... Otra vez no.
—¡Takt-sama, usted es increíble!
—¡Lo sé! ¡Y ahora con este Escudo lo soy más!
El Escudo de Naofumi había desaparecido, y ahora lo poseía ese mortal.
¿Por qué estaba pasando esto?
Filo, Yuki, Luna, todas se encontraban llorando de la impotencia.
¿Yo? Yo solo los observaba. Ellos se reían de Naofumi, se burlaban de su muerte.
¿Muerte?
Si.
Naofumi iba a morir.
¿Podía hacer algo para evitarlo?
Si.
¿Tenía el poder para asesinarlos?
Si.
Entonces, ¿qué estaba esperando?
...
—¡Este idiota de seguro no superaba el nivel sesenta! ¡No como nosotros, que nuestro nivel más bajo es el 150!
—¡Hurra por Takt-sama! ¡El Único y Verdadero Héroe!
Mientas ellos se regodeaban de su victoria, yo reunía toda la magia que se encontraba en mi alma.
Activaría mi magia más poderosa hasta el momento, una que había dominado hace cuatrocientos años.
El Estado Elemental de Oscuridad.
Mi Oscuridad, mi energía mágica, y mi propia voluntad, se reunieron en un solo punto y entonces me rodearon por completo.
Mi cuerpo ahora era la propia Oscuridad.
Con mis habilidades físicas potenciadas por la magia de forma temporal, y mi almacén mágico en su 26% de capacidad, tenía que actuar rápido y eliminar a estas escorias.
Pero antes...
Un manto de oscuridad se estiró desde mi espalda y alcanzó el herido cuerpo de Mi pobre Naofumi. Tranquilo, mi curación te salvará.
... Espera, ¿qué es esto? Algo... se resiste.
No por mucho.
Mientras la curación ocurría, me enfoqué en la escoria enemiga. El tiempo apenas había avanzado gracias a mi velocidad.
Si, ella será mi Juguete Personal.
Desaparecí de mi anterior posición en menos de un parpadeo y reaparecí frente a la dragona, ella ni siquiera tendría tiempo para evitar mi ataque o siquiera notarme.
Con mi mano cubierta de oscuridad, la presioné contra su rostro e infundí mi magia en ella, realizando un conjuro de inconciencia inmediata.
La dragona cayó al suelo al instante, en un sueño profundo del que no despertaría pronto.
Una menos, quedan ocho más.
Con odio en todo mi ser, dirigí mi mirada hacia las escorias que se atrevieron a dañar a Mi Naofumi y arrebatarle su Escudo.
Ellos iban a sufrir... E iban a morir.
Desde las sombras detrás de sus cuerpos, hice crecer varias extremidades afiladas de pura magia oscura, todas invisibles a su pobre e ineficiente vista. Pronto iban a morir.
Y, con un solo pensamiento, las ahora cuchillas de oscuridad se incrustaron en sus estómagos desde atrás. Ellos ni siquiera tuvieron tiempo de procesar lo que sucedió, cuando más cuchillas surgieron. Estaban muertos.
La primera en caer fue la mortal humana, su cuerpo fue cortado a la mitad desde arriba por dos de las cuchillas, la sangre salpicó por todas partes. Pero... aún no era suficiente.
La segunda era una semihumana tipo zorro con aspecto de niña y dos colas de pelaje negro, así que, para hacerlo divertido, se las corté, luego sus brazos, y entonces la rebané por la mitad. En este caso, realicé la cortada por el lado lateral del estómago... Pero no fue suficiente.
La tercera tenía el olor a un dragón, pero no lo era, no del todo, ¿una semihumana dragón tal vez? Bueno, solo utilicé las cuchillas para cortar una gran X en su repugnante cuerpo, luego le quité los cuernos y la cola, y terminé con su cabeza... No, no, todavía no essuficiente.
La cuarta poseía una apariencia de una semihumana tipo criatura acuática, ¿un tiburón? Me recordaba a un tiburón de mi mundo. En fin, la corté en miles de trozos y dejé que cayeran al suelo, creando el sushi perfecto. Aunque inferior a los que me hacía Naofumi... ¡Aún no! ¡Debo seguir! ¡Mi ira! ¡Mi odio! ¡No es suficiente!
La quinta, ¡mírenla, es una grifo, qué linda! ¡Miren su rostro de sufrimiento! Déjame arreglar eso. Luego de cambiarle la forma a mi cuchilla oscura, a una con la apariencia de una mano con garras afiladas, le arranqué la piel del rostro y destrocé sus ojos. Entonces, seguí con sus alas, las cuales también extraje de ella, no sin antes quebrarlas de la forma más dolorosa posible. Y si eso... ¡no fuera suficiente!, abrí su mandíbula hasta los extremos y la obligué a separarse de su cuerpo... Mírate, eres tan linda sin una cabeza, bueno, parte de ella.
Me hubiera gustado que fuera otro de mis juguetes, pero con la dragona será suficiente.
La sexta, una humana con vestimenta negra, era similar a esas "ninjas" que aparecieron junto a Zorra en Riyute. Solo por eso tu muerte será instantánea, los de su tipo nunca se metieron con Naofumi, a pesar de los errores de esta escoria. Pero, hay que saber perdonar, ¿verdad? Introduje la cuchilla sombra por su recto y la elevé hasta su cráneo, la sangre salpicó, aunque apenas... No... es... suficiente.
La séptima, otra humana, esta traía un vestido elegante, negro y con aspecto erótico. Le arranqué las ubres, rebané su trasero, e introduje mi cuchilla de oscuridad dentro de su entrepierna, revolviendo todo su interior y despedazándola desde adentro. Más y más sangre salía de su cuerpo, salpicando así el pobre suelo. Ni para morir eres decente... Solo uno más y será suficiente.
El octavo, Takt, la escoria, la miserable criatura. ¡El bastardo que quería quitarme a Mi Naofumi! Ahora estaba frente a mí, aterrado, llorando, pero que extraño, ¿por qué no suplica? Ah, ya veo, no siente que vaya a morir. ¿Qué tan arrogante puedes ser?
Arreglemos eso.
Si bien mi ataque inicial a su cuerpo no lo mataría, esto porque curé las zonas alrededor de la gran herida y solo dejé un agujero cicatrizado. Lo que le voy a hacer hará que cambie de opinión.
Con la primer cuchilla oscura, ahora cambiada algo no afilado, sostuve su cuerpo en el aire, y, por otro lado, creé cuatro cuchillas más y las utilicé para cortarle los brazos y las piernas. En el proceso en que lo hacía, las partes heridas fueron curadas de forma instantánea, dejando solo cicatrices.
Sí, ahora lo entiende.
—¡Suplica, Escoria! Y tal vez no te mate tan lento.
Las lágrimas descendían desde sus asquerosos ojos e inundaban su rostro, ¿acaso nunca sintió este tipo de dolor? ¿Soy tu primera experiencia? Qué delicia.
—¡¿Po...?! ¡¿Por qué me... haces esto?! ¡¿Por...?! ¡¿Por qué las mataste?!
—¿En serio lo estas preguntando? ¿El dolor nubló tu cerebro? No, de seguro siempre fuiste un idiota.
—Yo...
—Cállate. Quisiste matar a Mi Naofumi, lo más preciado en este mundo para mí. Entonces, yo las maté a ellas, y ahora seguirás tú.
—Pero... ¡¿Y Leludia?! ¡¿Por qué ella está...?!
¿Leludia? ¿Se refiere a la dragona inconsciente? Si es así...
—Soy un dragón, parte dragón, y estoy en mi época de celo, ¿entiendes lo que te estoy diciendo? Voy a violarla, Mortal. Ella será mi nuevo juguete sexual personal.
—¡No! ¡No... lo hagas! ¡Por favor! ¡Y no me mates...! ¡Te lo ruego!
Eso es, suplica por piedad, pero no la tendrás, ni hoy, ni nunca.
—Antes de matarte, dime, Mortal. ¿Quién eres? No, mejor dicho, ¿Qué eres? ¿Cómo le robaste el escudo a Mi Naofumi? ¡Habla ahora!
—Yo... no puedo...
—¡¿Por qué no puedes?!
—Me... matarán...
Mmm... Ya veo, así que solo es un peón, y quizás hayan utilizado magia de muerte instantánea en él. Interesante... Pero yo sé cómo evitar eso.
—Bien, solo dime palabras claves a las preguntas. Responde, ¡ya!
El mortal Takt, aún con miedo en sus ojos, asintió, sabía que moriría, pero parecía de alguna forma esperanzado. ¿Por qué será?
—Re... Reencarnado...
¡¿Es un reencarnado?! Así que por eso su alma era diferente al resto, pero no parece venir de mi mundo, y no siento que compartamos el mismo tipo de magia. ¿Será del mismo mundo que el de Naofumi? Digo, tiene tecnología avanzada, podría tener sentido, y es un supuesto genio, así que...
—Continúa.
—... Habilidad... Robo de Armas... Accesorio... Supresor.
Bueno, eso último era un tanto obvio. Aunque un accesorio, eso es aún más interesante.
—¿Para quién trabajas?
La escoria pareció dudar en esto último, pero al final se decidió a hablar.
—... Olas... Dios...
Luego de decir aquellas palabras, la basura cerró los ojos, como si estuviera esperando algo, pero nada ocurrió. Él suspiró aliviado, aunque el terror aún se mantenía vivo en sus ojos.
Toda esta información era muy interesante, pero como dije... no es suficiente.
—Ahora, ¿qué harás con...?
No le permití terminar, cerré su boca con mi magia y lo miré directo a los ojos. Tanto miedo, tanta impotencia, era delicioso y deseaba tomarlo todo de él. Pero primero tenía que hacer algo más...
En el momento en que nos vimos, en que nuestros ojos se encontraron, mi conjuro ya había iniciado.
Veamos que hay en esa cabeza tuya.
La investigación había comenzado...
Los conjuros para leer mentes son complicados en un inicio, consumen demasiada de tu magia, pero en el momento en que los dominas y aprendes que la mejor manera de emplearlos es tener un conocimiento previo de lo que buscas, en vez de registrar toda la historia del objetivo, descubres que es un tipo de magia muy simple.
Y yo, como la verdadera prodigio que soy, puedo aprenderlo todo con solo palabras claves.
Ahora, ¿qué es lo que escondes? ¿Qué es tan importante como para matarte en caso de hablar?
Un mortal estúpido podría pensar que este tipo de magia es lenta, claro, puede que haya casos así por ineptitud o falta de conocimientos, pero en su mayoría la búsqueda es rápida. Por algo hay conjuros, hechizos, y artefactos, que contrarrestan este tipo de magia.
Para mi fortuna, esta escoria no poseía nada de eso, o al menos nada al nivel de mi poder.
Bien, comenzaré primero con lo de "Reencarnado". A ver... Sí, aquí está. ¡Oh, así que tenía razón! Esta basura pertenecía a un mundo tecnológico, y al mismo país que Naofumi, Japón... ¿Así es como se ve? Ugh... Demasiadas construcciones, ¿dónde está la vida natural? Qué asco.
Bueno, a seguir viendo... Si, murió encerrado en su habitación por ahogarse con comida. ¡Ja! Incluso muriendo es patético. Qué despreciable criatura.
Y entonces lo encontré, la conversación que tuvo con este supuesto "Dios".
—¡¿Dónde estoy?! ¡¿Qué es este lugar?!
Entonces, una voz retumbó alrededor del espacio oscuro.
—Humano, has sido elegido por mí, Dios. Necesito que realices algunas tareas por mí, pero no te preocupes, recibirás muchas bendiciones a cambio.
—¡¿En serio?! ¡¿Soy un elegido?! ¡Sí! ¡Ja, ja, ja, ja! ¡Esos estúpidos de mis compañeros de clase deben estar muriéndose de la envidia! ¡Malditos bastardos!
El Dios, sin verse afectado por la locura de Takt y pareciendo ya acostumbrado, continuó:
—El mundo al que te enviaré es uno que conoces como "Fantasía Medieval", similar a los videojuegos que tanto has jugado.
—¡Ohhh! ¡Esto se pone cada vez mejor!
—En este mundo, al igual que en muchos otros, existen artefactos poderosos conocidos como las Armas Sagradas y las Armas Vasallas, las cuales protegen al mundo de las Olas de la Calamidad. Aquellos que las poseen son llamados Héroes.
» Tu objetivo es eliminar a todos estos Héroes y hacerte con sus armas, sin importar el método. Para ayudarte en esta misión, te otorgaré un poder especial.
—¡¿Cuál es?!
—Una habilidad con la capacidad de robar las armas de sus portadores, incluso cuando estas se adhieren a alguien y no los sueltan. Esta habilidad es capaz de anular esa regla.
—¡Genial! Pero, ¿cómo funciona?
—Solo necesitas atacar con tu propia arma o magia a una de esas armas, y esta se convertirá en tuya. De esta manera, te volverás el Héroe Máximo del Mundo.
—¡Ja, ja, ja, ja, ja! ¡Yo dominaré el mundo! ¡Ya no seré considerado inferior por nadie! ¡En sus caras, Estúpidos Compañeros de Clase! ¡Púdranse, Padres! ¡Yo no tengo problemas mentales, el mundo es el que estaba mal! ¡¿Saben por qué tengo razón?! ¡Porque Dios me eligió! ¡Ja, ja, ja, ja, ja!
Consumido por su propia locura y futuro poder, Takt siguió riéndose como un demente.
—Ahora, Mi Elegido, te reencarnaré en este nuevo mundo.
—¡Si! ¡Como digas, Dios!
En ese instante, una grieta apareció frente a Takt, a lo que él sin pensarlo la atravesó.
Y entonces...
[Intruso detectado]
¿Qué mier...?
[Energía Mágica Desconocida... Analizando Intruso... Nivel de peligro... Desconocido.]
Mierda, me descubrieron muy rápido.
[Aislando la mente del intruso... La Autorización Máxima ha sido utilizada... El Único y Poderoso Dios iniciará su evaluación.]
Espera... ¿Qué? ¿Dios? ¡¿Un Dios real?! Oh, mierda... Estoy en problemas.
De un momento a otro sentí mi conciencia alejarse de la de Takt, y entonces, me encontré frente a una gran oscuridad... No, no era solo oscuridad. Algo había ahí, una presencia, un ser tan poderoso como para provocarme un gran escalofrió en todo mi ser.
Yo la miré, buscando una prueba de inteligencia o algo que pudiera explicar este inmenso miedo que estaba sintiendo.
Fue entonces, cuando algo me devolvió la mirada.
Y dónde antes no había nada más que vacío, ahora un enorme ojo me estaba observando, pero no era un ojo normal, no, este era negro en su totalidad y con un borde blanco brillante rodeándolo.
La entidad habló, y su voz retumbante me heló por completo.
—¡¿Quién eres, Criatura?! ¡No perteneces a esta dimensión!
Su voz era peor que su presencia, e irradiaba un terror puro, tan así era mi temor que, por primera vez en años, dudé en hablar, pero al final me digné a hacerlo. Tenía que hacerlo.
Reuní todo mi odio por Takt y su grupo, y lo expulsé hacia esta cosa... Este "Dios".
—¡Yo soy Umbroxia! ¡La Bruja más poderosa del mundo! ¡Ahora preséntate, Escoria! ¡Pagarás por mandar a tu reencarnado a matar a Mi Naofumi!
Un silencio profundo se formó a mi alrededor, el Ojo me seguía mirando, pero ahora lo hacía con ansias de matar. Él iba a atacar y yo lo sabía, y aún con toda mi magia restante, no creía tener suficiente para detenerlo.
Cuando un rayo de luz se abalanzó sobre mi desde la pupila del Ojo, yo supe al instante que estaba acabada, que hasta aquí llegaba mi historia.
¿Así es como termina? Bueno, supongo que lo intenté. Al menos, estoy feliz de que Naofumi sea capaz de vivir, él y Filo son fuertes, y junto a Yuki y Luna, confió en que lograran seguir adelante.
Solo... me hubiera gustado estar con ellos un poco más de tiempo.
Cerré mis ojos y esperé, a que mi muerte definitiva me alcanzara… Pero esta nunca llegó.
Al abrir los ojos, quedé abrumada por la vista frente a mí. Ya que, lo que parecían ser seis brazos se encontraban deteniendo el ataque del Ojo.
Dos de estos brazos irradiaban luz blanca pura, mientras que los otros dos eran tan oscuros como el vacío del universo mismo, incluso superando la oscuridad del Ojo, y los últimos dos era una mescla de ambos elementos. Una unión magnífica de Luz y Oscuridad.
Yo no entendía nada, y parecía que el Ojo tampoco lo hacía.
—¡¿Qué es esto?! ¡¿Qué es este poder?! ¡Maldita, Criatura! ¡Muere de una vez!
El Ojo volvió a cargar su ataque, pero una vez más resultó ineficaz. La barrera formada por los seis brazos que me protegían era impenetrable.
—¡Maldita seas! ¡Mierdaaa! ¡¿Por qué no te mueres?! ¡Perra!
Un sentimiento de risa surgió desde lo más profundo de mi ser al ver a este supuesto "Dios" gritando de impotencia, justo como una estúpida escoria mortal. Mi corazón, ahora menos temeroso, se llenaba de alegría.
Sin poder contenerme, comencé a reír, lo cual lo enfureció aún más.
—¡Deja de reírte, Maldita! ¡Estúpida! ¡Te juro por mi existencia divina que te mataré! ¡¿Me oíste, Mortal?!
Las risas se detuvieron, y mi odio hacia esta repulsiva entidad creció aún más.
—¿Me llamaste Mortal, Repugnante Escoria? ¡Aquí la única criatura inferior que veo eres tú!
—¡Perraaaaaaa!
Otro ataque surgió desde la pupila, pero al igual que antes, no sucedió nada, ni siquiera una herida.
—Qué débil. ¿Y te haces llamar Dios...? ¡Solo eres un farsante!
—¡Ahhhhh! ¡Maldita seaaaaasss!
Con ese último grito de ira y frustración pura, el Ojo desapareció en la nada. Y yo fui expulsada de vuelta al mundo exterior.
Solo habían transcurrido unos segundos desde que entré en la mente de Takt, obtuve su información, conocí a ese idiota, y descubrí ese extraño poder que me protegió de la aniquilación total de mi alma.
Aún continuaba con mi Estado Elemental, y Takt me observaba con gran terror en sus patéticos ojos.
—¡¿Tú lo viste?! ¡Lo viste, ¿verdad?! ¡¿Viste a Dios?!
Mientras sus gritos repletos de locura resonaban por toda la habitación, la expresión en su rostro era la de un miserable, uno que no podía dejar de llorar.
—Yo... lo vencí.
—¿Qu...?
De pronto, su voz se vio interrumpida por un repentino cambio en su cabeza, se estaba desformando a niveles que yo incluso consideraba asquerosos. Hasta que al final, esta explotó, gracias a mi magia pude ver como su alma también era destrozada y dispersada en la nada.
—Es interesante, me gustaría poder hacer eso. Tal vez, cuando recupere mi magia otra vez, pueda realizar algunos experimentos.
Retiré mis creaciones oscuras del cuerpo de la escoria y lo dejé caer al suelo como la cosa insignificante que era.
Y en ese momento, pude ver como cuatro esferas de energía pura salían desde Takt y se detenían a verme.
~ Gracias. ~
Tres de ellas salieron a través de la ventana y una de ella se unió a Naofumi, ahora su Escudo estaba devuelta.
Así que esas eran las Armas Vasallas, eso significa que Tatk acabó con la vida de tres Héroes Vasallos. O bueno, Héroes de Siete Estrellas.
Espera un momento, ¿entonces las Armas Sagradas y Vasallas tienen conciencia...? Tiene sentido, de esa forma pueden elegir a sus portadores.
Bueno, solo espero que encuentren un portador digno y nos faciliten las olas. Sino me voy a enojar mucho.
Un sentimiento en mi mano derecha izquierda se hizo presente, al igual que un pitido sonó en mi Estado, pero no les di importancia y continué con lo que iba a hacer.
—Muy bien. Ahora Naofumi.
Desaparecí y reaparecí frente a las tres filoliales lloronas, y cuando me vieron temieron mi presencia.
—¡Aléjate del Maestro!
—¡Deja a Iwa en paz!
—¡SI te acercas a Naofumi-sama...! ¡Yuki te enfrentará!
No pude evitar suspirar por sus tonterías, pero era comprensible, en ningún momento alejaron sus miradas de Naofumi, ni siquiera para ver a sus enemigos morir.
Supongo que admiro la devoción y amor por su maestro.
Pero aun así...
—No sean idiotas, soy yo, Umbroxia.
—¡¿O... Onee-chan?!
—¡Pero, ¿cómo?!
—¿Um... Umbroxia?
—Ahora mismo estoy curando a Naofumi, pero algo extraño me lo quiere impedir. No es que vaya a detenerme, solo tengo que buscar la forma de eliminarlo de su cuerpo y... listo. Lo que fuera que haya sido ya no existe.
—¡¿El Maestro estará bien?!
Los ojos de las tres filoliales se iluminó de esperanza y felicidad. Una parte de mi quería mentir y que se sintieran devastadas, pero pensar en poner a Filo en ese estado... no me gustaba, y eso es todo lo que diré.
—Si. Solo tengo que regenerar sus heridas internas y externas. Una tarea muy fácil para mí.
—¡Onee-chan! ¡Umbroxia-Onee-chan!
—¡Gracias, Umbroxia-chan!
—¡Gracias, Um!
Todas estas tontas se lanzaron encima mío para abrazarme, ni siquiera me movieron, por supuesto, pero era un poco molesto.
Bueno, no tanto.
Luego de que la curación hubiera sido completada, y que la barra de vida de Naofumi estuviera llena otra vez, era momento de despertarlo.
Coloqué una mano sobre su frente y con suavidad realicé el mismo conjuro que en Leludia, solo que inverso. Esto despertó a Naofumi al instante.
—¿Qué...? ¿Qué está pasando? ¿Qué es...? ¡¿Qué demonios es eso?!
—¡Maestro! ¡Filo estaba muy asustada por perderte!
—¡Yuki también!
—¡Luna jamás volverá a alejarse de Iwa!
Las tres filoliales se abalanzaron sobre un alterado y confundido Naofumi, y comenzaron a llorar una vez más.
—Soy yo, Naofumi. Tu mejor amiga, Umbroxia.
—¿Umbroxia...? ¿En serio eres tú? ¿Qué te pasó?
—¿Esto? Oh, no es nada, solo mi Estado Elemental de Oscuridad, la habilidad mágica más poderosa en mi mundo.
—Ya veo... Por cierto, ¿qué fue lo que ocurrió? Solo recuerdo a Takt gritando y segundos después... nada.
Naofumi se frotó el estómago, aunque él no sintiera el dolor si parecía saber que casi muere.
—Míralo por ti mismo, te advierto que puede ser impactante para alguien como tú.
—¿Eh? ¿Qué...?
Me moví de mi lugar y me paré a un lado de Naofumi en un instante, esto lo sorprendió, pero más lo hizo la vista frente a nosotros.
—¡¿Qué ocurrió aquí?! Tanta sangre... Por Dios.
—Takt al parecer no era un Héroe legítimo, tenía una habilidad que le permitía robar las armas de los verdaderos Héroes, tanto Sagrados como Vasallos.
—Eso es... Espera, ¿Héroes Vasallos?
—Las armas de Siete Estrellas en realidad son Armas Vasallas, y por eso supuse que el título real de sus portadores es el de Héroes Vasallos.
—Entiendo. ¿Y cómo sabes todo esto? ¿Te lo dijo Takt antes de morir o...?
—Solo indagué en su mente, no fue difícil, lo único que necesitaba eran palabras clave.
—En serio, tus poderes dan miedo.
Me reí un poco de su ingenuidad.
—Eso no es todo.
—¿Hay más?
—Correcto. Según vi, Takt era un reencarnado de Japón, y en realidad las Olas son manipuladas por un ser que se hace llamar Dios, pero solo es un "Dios Falso". Él quiere a los Héroes de todos los mundos muertos y para eso envió a Takt, para que robara las armas a cualquier precio. Teorizo que ese idiota no era el único enviado...
Naofumi se quedó sin habla, su piel comenzaba a sudar, y tal vez estuviera un poco asustado.
—Tranquilo, Naofumi. Dio la casualidad de que me enfrenté a ese tipo, sí, él iba a matarme, pero algo me salvó, un poder extraño y superior. Quizás sí descubro su origen pueda vencerlo y dejar toda esta mierda de los Héroes y las Olas.
—... ¿En qué clase de pesadilla me metieron?
—Dímelo a mí.
La mirada de Naofumi pasó de los cuerpos destrozados a mí, y luego, por alguna razón, a mi mano izquierda.
—Umbroxia, ¿qué tienes en la mano?
—¿Eh? ¿De qué hablas? Yo no tengo na...
¿Cómo? ¿Y esto qué mierda es? ¿Y por qué se siente tan ligero?
—Esa gema, se parece a...
Recordé el sentimiento de antes junto al pitido y decidí entrar a mi Estado.
Lo qué vi me dejó sin palabras.
Umbroxia (Monstruo Adulto)
Clase: Héroe del Bastón LV 40
Especie: Filolial/Dragón
Equipamiento:
- Bastón Pequeño (Arma Vasalla)
- Ropa Mágica (Personalizada)
- Espada Cazador de Sombras (No Disponible)
Habilidades: Ninguna
Magia:
- Sombra Cortante Faust
- Velo Sombrío Faust
- Umbral Tenebroso Faust
- Umbral Tenebroso Faust Total
- Paso Oculto Faust
- Llamarada Sombría Faust
- ...
Magia Única/Conjuros:
- Manipulación de la Oscuridad
- Curación Extrema
- Estado Elemental de Oscuridad (4:00...)
- Juventud Eterna
- ...
Almacén Mágico/Magia del Alma:
- 0% /100% (En Constante Crecimiento)
Pero... ¿Qué mierda...?
¡¿Cómo?! ¡¿Qué está ocurriendo?! ¡¿Por qué Umbroxia es...?! ¡¿Y por qué el Bastón Vasallo está...?! ¡¿Acaso...?! No se preocupen, todas estas dudas serán respondidas en los siguientes capítulos, y déjenme decirles algo, esto cambiará muchas cosas, demasiadas, y no exagero.
Bueno, ¿qué les ha parecido el capítulo? ¿Más extenso de lo normal? Pues, eso se debe a que es el último capítulo del Volumen 1, ¡pero tranquilos! La historia continúa, y aún quedan tres capítulos extras para contar, estos estarán enfocados desde las perspectivas de tres personajes, dos que ya conocemos y uno de mi propia creación. Digamos que decidí tomarme algunas libertades en cuanto a los Héroes Vasallos, ya lo sabrán.
Por cierto, ¿les gustó cómo traté a esa escoria de Takt y todo el asunto con el "Dios Falso"? Sé que parece muy pronto para integrarlos a la trama, pero debía hacerlo, y también me da pie a expandirme mucho más allá del Cannon de novelas. Claro, siempre compartiendo similitudes con los "eventos importantes".
Ahora, ¿qué habrán sido esos brazos que protegieron a Umbroxia? Mmm... Un misterio sin duda, aunque tampoco demasiado, ¿sabrán resolverlo antes de "La Gran Revelación"? Tengo curiosidad.
¡Bien! Por ahora eso es todo, espero que hayan disfrutado mucho del capítulo y que mis "escenas eróticas" no los hubieran incomodado demasiado, ¡les advertí que habría algo así durante toooda la historia! ¡No pueden culparme!
Y nada, con esto me despido. ¡Bye! ¡Bye!
