Disclaimer: Los personajes no son míos, la historia sí.

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Título: Así no debería sentirse.

Día 3.

Prompt: Gaslighting.

Rating: T.

Sinopsis: No se suponía que cada cosa en ella lo hiciera sentir culpable.

Propuesta tomada de la tabla "Angstruary 2022" del grupo de FB Helsa Amor Verdadero.


El agua de la llave corriendo y el tintineo de los platos chocando era lo único que se escuchaba en la cocina; Elsa depositó más cubiertos sucios en el fregadero donde él ya estaba haciéndose cargo de los demás, evitando mirarla y decir nada.

—¿Por qué estás tan enojado? —le preguntó cuando no hubo ningún comentario de su parte.

—No estoy enojado ¿quien dijo que lo estoy?

—Pues actúas como si lo estuvieras —replicó—. Es ridículo, ellos son mis amigos y, además, se portaron muy amables contigo.

—Bueno, tus amigos me agradaron, nunca dije que no.

—¿Entonces por qué…?

—Lo que no me agradó para nada fue cómo te portaste… no me gustó la forma en que actúas cuando estás con ellos.

—¿Y qué otra cosa podía hacer? Estabas todo raro y callado todo el tiempo.

—No estaba raro.

—Sí lo estabas.

—¿Y cómo sabes? ¡Ni siquiera me miraste!

Elsa dejó salir uno de esos suspiros que a Hans le incomodaban; uno que parecía costarle, como si tuviera que esforzarse demasiado para seguir adelante hablando con él.

—Ay, por favor.

—¡No me dijiste nada en toda la noche!

—Es una estupidez, todo esto es una estupidez.

—Ni siquiera quisiste tomarme de la mano, soltaste mi maldita mano, Elsa ¿qué se suponía que tenía que hacer con eso?

Elsa le dedicó una mirada incrédula con los ojos muy abiertos.

—¿Tomarte de la mano? Ni siquiera me di cuenta de eso ¿Qué quieres decir con que "solté tu maldita mano"? —su tono estaba impregnado de negación.

—Lo que digo es que no conocía a nadie de esas personas, todos eran extraños para mí, menores que yo…

—¿Ahora de qué estás hablando, Hans?

—… me sentía tan fuera de lugar, eras la única a la que conocía…

—Estás haciendo todo esto sobre ti.

—… y ni siquiera pudiste mirarme.

—A ver, me estaba poniendo al día con mis amigos, a los que no he visto en años, y tú dices que "solté tu maldita mano" ¡Ni siquiera recuerdo ese momento del que tanto hablas! —las mejillas se le pusieron muy rojas—. ¿Cómo puedes acusarme de algo que no recuerdo? Y si lo hice, fue inconscientemente, estaba hablando con mis amigos…

—¡Haces que me sienta como un estúpido, carajo!

—Maldita sea —resopló por lo bajo, llevó las manos a sus caderas en una pose de auténtico cansancio—. No creo que yo te haga sentir estupido, creo que tú solo lo haces muy bien… hablamos de un momento que literalmente no recuerdo y tú me acusas… es una locura.

Hans se aferró al fregadero, tratando de acompasar su respiración, en ese momento sintió que volvía a tener ocho años, tratando de hacer entender a su padre lo mucho que le disgustaba que lo obligara a montar en ese caballo que lo derribaba siempre… y él no entendía nunca.

—Es una auténtica locura, no he visto a estas personas en dos años y tú te sientas ahí con esa cara de miseria que pones siempre —continuó, la escuchaba preparándose una taza con chocolate y Hans se preguntó cómo es que nada lograba afectarla jamás—. Fue divertido, de hecho me la pasé bastante decente y ahora… ahora es así como acaba esta noche, estamos haciendo todo este show, fantástico.

Hans apretó su agarre en el metal.

—Jodidamente fantástico.

—Es solo que… me trataste diferente —masculló, debía decírselo, su terapeuta siempre le aconsejaba que tenía que hablar de cómo se sentía.

—¿Cómo te traté diferente?

Fue su turno de estallar.

—¡No me miraste ni una sola vez! —se giró bruscamente para encararla, Elsa no se amedrentó en lo más mínimo.

Los ojos azules de la blonda estaban empapados de cansancio.

—¡Y sigues con eso!

—¡No trates de negarlo!

—¡Estaba hablando con mis amigos!

—Claro, ellos estaban totalmente cautivados con tus historias sobre cirugías de corazón, por supuesto que sí.

—¡Estás haciendo la maldita noche sobre ti!

—Eres la persona perfecta, la cirujana perfecta ¡No me miraste ni una jodida vez!

—Dios Santo, Dios Santo —se pasó los dedos por las hebras rubias en ese gesto que hacía cuando estaba desesperada—. No puedo con esto, no puedo, es tan egoísta… tan loco.

—Ahora soy egoísta ¿eh? Claro que sí, te estabas tardando en decirlo…

—¡Pues sí! Te portas como un maldito egoísta, solo escúchate, es lo que está pasando ahora mismo.

Los dos guardaron un momento de silencio, Elsa dejó la taza en la encimera y lo miró, puso los ojos en blanco antes de negar con la cabeza.

—No me mires así, es muy jodido que me mires así.

Hans sentía las lágrimas distorsionándole la vista, detestaba llorar, pero nunca pudo evitarlo cuando se trataba de Elsa, era tan vulnerable a todo lo que tuviera que ver con ella; el colorado se giró para poder recuperar la compostura, perdiéndose totalmente a la blonda poniendo los ojos en blanco una vez más con un gesto de hastío. Pero sí la escuchó suspirar una última vez.

Dios, como odiaba ese suspiro.

—Hey, hey, hey —sus bracitos le rodearon la cintura desde atrás, sus labios presionaron una serie de besos cortos en su omóplato y su mejilla descansó contra su espalda un momento—. No quiero pelear, no quiero pelear.

Hans detestó el sorbo audible que hizo.

—Lo siento, lo siento —masculló la muchacha sin soltarlo—. Lo siento, lo siento, lo siento.

Apretó más besos e incluso le dio pequeñas mordidas juguetonas con la intención de hacerlo reír, logró su cometido al arrancarle una sonrisa.

—Lamento haber soltado tu mano… vamos, ya está.

Hans se giró, limpiándose las pocas lágrimas derramadas, topándose con esa sonrisa suya que lo ponía a temblar, tan dulce e íntima, una que solo era para él.

—Dios, soy un desastre.

—No, no digas eso, está bien ¿de acuerdo? —se puso en puntillas para tomarle la cara entre sus manos pequeñas y Hans se agachó para poder atrapar los labios de la muchacha en un beso corto—. Estamos bien ahora.

La blonda se hizo camino para abrazarlo, Hans la rodeó con los brazos, frotó la nariz contra el cabello platinado con olor a vainilla y coco, y mientras reposaba la quijada sobre la cabeza de la muchacha, no pudo evitar sentir un pinchazo incómodo en el pecho.

Se suponía que estar con ella debía sentirse como la mejor maldita cosa del mundo, y aunque no todo fuera perfecto, las reconciliaciones deberían hacerlo sentir mejor, sentir que eran adultos que podían superar cualquier cosa juntos.

No se suponía que cada cosa en ella lo hiciera sentir culpable.


—REVIEW—

Guest: Muchas gracias :)

Gracias a PrinceMatt por comentar también.


NA: De nuevo, "Angstruary" de "angst". Esto es una especie de All Too Well (Hans' version), el chapter de hoy lo saqué de su short film que es such a masterpiece. Do you like Taylor Swift? Do you like all too well Taylor's Version? No me sé la dirección de mi casa, pero claro que me sé la letra de esta canción de 10 minutos.

Hasta mañana.

HH.