Disclaimer: Los personajes no son míos, la historia sí.
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Título: No soy yo.
Día 4.
Prompt: Homo-Transphobia.
Rating: T.
Sinopsis: Olvidando quién eres por lo que puedes ganar, solo entiende que por más que lo ocultes, no se irá.
Propuesta tomada de la tabla "Angstruary 2022" del grupo de FB Helsa Amor Verdadero.
La teoría dictaba que el virus que inyectarían en el tumor en su cerebro debía atacarlo y encogerlo, en teoría; el proceso era riesgoso, parte de un estudio clínico de investigación… estaba asustado, sin embargo, todo en su vida siempre fue cincuenta y cincuenta, entonces ¿Por qué no correr el riesgo? Después de todo, si el procedimiento fallaba, el resultado sería el mismo si no se sometía a él: la muerte.
—Sobrevivió a dos períodos en Afganistán, conoce los riesgos.
Eldier tensó la mandíbula. Ahí, de pie en el marco de la puerta, estaba él. Llevaba el uniforme muy pulcro, igual que siempre, se había dejado crecer un poco el cabello cobrizo y los ojos verdes le relucían; el rubio se enfocó en la etiqueta con su nombre bordado en ella para no mirarlo.
Westergaard.
El joven soldado saludó apropiadamente a los presentes cuyo rango eran mayor que el suyo y finalmente entró, le tomaron solo unos cuantos pasos para estar junto a su cama.
—Hans…
—Tu padre me llamó.
Eldier se giró hacia Agnarr, sentado en la silla a su lado.
—¿Llamaste a todo mi pelotón?
Agnarr le palmeó la pierna cubierta con la manta.
—Si quieres vencer, necesitas amigos a tu lado.
Amigos.
Hacía mucho que esa palabra no lograba abarcar la relación que "existía" entre Eldier y Hans.
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—¿Cuánto tarda la recuperación de una cirugía de cerebro? —preguntó el colorado.
Eldier puso los ojos en blanco, pero también sonrió. Hans había estado haciendo preguntas y más preguntas, tratando de saber tanto como pudiera acerca del procedimiento.
—Eso varía —respondió la doctora, quien estuvo resolviendo todas sus dudas pacientemente—, pero por lo general, de cuatro a seis semanas.
—¿Ya la oíste? Tendrás que soportarme de cuatro a seis semanas.
—En cinco días vas a volver.
—Hey, no sabía que tenías un tumor.
Eldier negó con la cabeza, sabía a dónde se dirigía la conversación.
—No arruines tu carrera, amigo —la última palabra se sintió como un pinchazo—, eres soldado, eso… eso es lo que eres, además, tal vez no salga vivo, así que…
—Bien, entonces podré irme en no más de cinco días.
Sus hermosos ojos verdes se habían inundado de lágrimas y cuando su vista se volvió nublosa, supo que los suyos también.
—¿Por qué estás aquí, hermano?
—¿Cómo no hacerlo?
Hans se levantó de la silla que su padre estuvo ocupando antes para sentarse en el borde de la cama, tenía esa mirada en los ojos, paciente, esperó a que Ella, su doctora, se alejara con el equipo que usó con él a una de las esquinas de la habitación, y entonces una mano grande con pecas espolvoreadas sobre ella tomó suavemente su mentón, elevándole el rostro para que sus labios pudieran encontrarse con los suyos.
Eldier acortó la poco distancia entre ellos cogiéndole la cara con las manos para devolverle el beso, desesperado, perdiéndose en el aroma de la menta de su dentífrico, la crema de afeitar y la colonia costosa que se ponía cuando iba a encontrarse con él… pero la realidad lo golpeó cuando un jadeo por parte de Ella se alzó por encima de sus respiraciones agitadas.
No habían escuchado la puerta abriéndose.
—Señor Solberg.
Hans se apartó de él tan rápido como Eldier lo empujó, se puso de pie y aguardó a su lado, Agnarr los miraba con incredulidad y después con ira contenida; el rubio sabía que su padre no le diría nada, no en su estado, pero el disgusto que sentía era palpable y eso parecía ser suficiente.
—Retírate, no me obligues a echarte —dijo en dirección de Hans con un tono tan gélido como el hielo.
Su capitán entró a la habitación en ese momento.
—¿Qué ocurre? —preguntó, oscilando la mirada entre ellos con confusión.
Hans se paró derecho, los brazos detrás de la espalda y negó con la cabeza.
—No pasa nada, señor.
Abandonó la habitación sin mirarlo de nuevo.
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—Hans está en el vestíbulo —le comunicó Ella mientras sacaba más pruebas.
Eldier trató de convencerla sobre su padre, trató de hacerla entender lo que a él le tomó una vida, trató de justificar lo injustificable, y ella no le compró ninguna de sus excusas. Eldier sabía que su padre lo amaba, pero solo lo hacía siempre y cuando él hiciera a un lado sus tendencias.
Los dos olvidaban que por más que lo ocultaran, por más que pretendieran que eso no estaba ahí, no lo hacía menos real ni desaparecía.
—Es un idiota, debería irse.
Ella arqueó una ceja.
—Podría olvidarme y…
Dios, como le quemaba esa posibilidad.
—Eso no es fácil de hacer.
Fue el turno de Ella para intentar convencerlo de que no había nada de malo con lo que existía entre ambos, pero Eldier sabía que no era cierto. Uno no mezcla su vida personal con el trabajo, no preguntar y no decir, lo supo desde que se enlistó… su única excusa era que había algo en ese pelirrojo que lo hacía perder los papeles.
—¿Quieres que traiga a Hans?
"Sí, por favor. Esta vez vigila la puerta".
—No… no quiero que lo traigas.
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El viaje de la habitación al quirófano comenzó, Ella iba a su lado junto a un camillero, el momento estaba llegando y lo único que Eldier quería ya no era solo la cirugía, sino tener una última oportunidad para ver a Hans a los ojos… no pedía más. Si esa noche iba a irse de ese mundo, el recuerdo de los ojos verdes más hermosos que había visto era lo único que quería.
—Eldier.
El rubio salió de sus pensamientos al escuchar a Ella, la camilla se había detenido en el vestíbulo, Hans se levantó de la silla en cuanto hicieron contacto visual; lucía tan desesperado como Eldier se sentía y desde ahí podía notar las círculos rosados en sus ojos cuando lloraba.
—Tenemos un minuto —le hizo saber la doctora.
Eldier usó treinta segundos para mirar a Hans, dos para localizar a su padre y al capitán hablando con el neurocirujano que haría el procedimiento, otros quince segundos para volverse hacia el colorado y un par más para tomar su decisión final.
—No.
—¿Estás seguro?
Robó seis segundos de los que quedaban para echar un último vistazo al rostro de Hans, todo ojos enrojecidos y mejillas arreboladas llenas de lágrimas.
—No. Adelante.
Maldito fuera su padre y maldito fuera Eldier mismo.
Si salía vivo de ese quirófano, se aseguraría de tener a Hans, por siempre y para siempre, haría a un lado sus miedos, las críticas y lo que tuviera que enfrentar, todo eso era nada comparado con la agonía que lo embargaba mientras Ella lo llevaba al quirófano.
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No lo logró.
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NA: Does this storyline on Grey's Anatomy destroy everyone else too? Porque a mí sí. Chapter: 4x14. Hasta mañana.
HH.
