Desayuno en la cama.
Continuación de una Cita hasta el Amanecer
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Matt estaba sentado en el sillón, cruzó los brazos sobre su pecho, se sentía furioso, no con su hermana, si con el tipo que se autonombraba su prometido. Albus tenía casi la misma edad que él, se había llevado a su querida Lottie quién sabe dónde, ya eran las 6 de la mañana.
Si se había atrevido a hacerle algo indebido lo iba a encerrar de por vida en una celda en la comisaría. Escuchó que una llave abría la puerta con lentitud, vio a su hermana entrar en la casa. Al menos estaba bien.
–¿Te divertiste mucho, Sharlotte?
Lottie sabía que cuando su hermano la llamaba por su nombre de pila era porque estaba en serios problemas.
–Hola Matt buenos días. ¿Papá está dormido? – No es que quisiera cambiarle el tema pero si le preocupaba que su padre se desvelara.
–No, afortunadamente ni mamá ni papá se dieron cuenta que te fuiste toda la noche. ¡Hey! No me cambies el tema. ¿Dónde estuviste? ¿Qué son estas horas de venir a la casa?
–Albus me llevó a conocer a sus abuelos, luego fuimos a cenar y pues cuando me di cuenta ya había amanecido. Lamento haberte preocupado, mi pequeñín. – Se sentía avergonzada, los años que vivió sola le habían hecho olvidar que habían personas que se preocupaban por ella.
–Solo porque eres mi hermana te voy a pasar esta. Ve a ducharte y a dormir. Ya veré qué excusa le daré a nuestros padres de tu ausencia hoy.
–Matt, hoy tenemos que ir con mamá a ver los vestidos para tu boda. Quién diría que tú te casarías primero. Mi Pequeñín se casa. –Sintió sus ojos marrones llenarse de lágrimas. Amaba mucho a su hermano.
–¡Oh vamos Lottie! Tal parece que te casaras muy pronto con Potter. –Pudo notar cierta molestia en la voz de su hermano.
–No estés tan seguro Matt, puede que no haya una boda con Albus. La cita con la modista es a las 6 de la tarde, así que dormiré un rato. Te debo una mi Pequeñín. – Le dio un beso en la mejilla a su hermano.
–Si el te viene a buscar, no lo dejaré pasar a tu habitación– Dijo con determinación, jugó algunas veces con Albus, pero no le hacía ninguna gracia saber que su amigo de la infancia se había comprometido con su hermana.
–No creo que venga hoy. También se desveló, a menos qué él si aguante el sueño, él es más joven que yo.
–Que nosotros Lottie, es un niñito que no respeta a sus mayores.
–Matt, aquí la única mayor soy yo.
Lottie secó su cabello con la secadora después que terminó de bañarse, se arropó en su cama y comenzó a pensar que ya no aguantaba tanto tiempo desvelándose, aunque Matt soportaba menos que ella, por ese tipo de actitudes muchos pensaban que su hermano era mayor a Lottie, algunos no creían en la diferencia de edades, en medio de aquellos pensamientos se quedó dormida en la que alguna vez fue su habitación, sus padres aún habían conservado algunas cosas que ella no se había llevado consigo cuando se mudó, su cama y algunas prendas que usaba en su adolescencia.
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Albus no necesitó tanto tiempo para descansar, se arregló con pulcritud, tenía planeado ir a ver a su prometida, aún le parecía un maravilloso sueño hecho realidad. La amaba tanto no estaba dispuesto a perderla.
Si con ello debía enfrentarse a todo el mundo lo iba a hacer.
Harry observó a su hijo arreglándose frente al espejo, era la primera vez que lo veía tan emocionado por una mujer, aunque la susodicha era 10 años mayor que su niño. Era una asaltacunas, que se estaba llevando a su bebé.
Bueno su hijo ya era un adulto, pero aún así Harry no quería aceptar que de sus hijos Albus era el primero que estaba "sentando cabeza", esperaba que James al ser el mayor fuera el primero en casarse.
–¿Vas a ver a la señorita Elwes? – Aunque no estaba de acuerdo había una sola cosa que no podía negar, su hijo estaba enamorado de la vecina.
–Si. A los abuelos les encantó conocerla. – Sus ojos verdes brillaron con ilusión.
–Entiendo. – Fue lo único que pudo decir.
–Te veo al rato, papá. – Salió de la casa de sus padres dispuesto a ver a su querida Lottie.
Tocó la puerta de la casa de los Elwes, le abrió la puerta el hermano menor a quien no se le notaba ninguna alegría el verlo ahí presente.
–¿Qué quieres Potter? – Preguntó tratando de disimular sus sentimientos.
–Buenos días, Matt. ¿Está Lottie? Quiero hablar con ella. – Disimuló que no se había dado cuenta del rechazo que estaba sintiendo su cuñado por él.
–Mi hermana está durmiendo, ella no aguanta desvelarse tanto como tú.
–¿Comió algo antes de dormir?
El silencio que dio Matt por respuesta le hizo saber que su amada no había comido antes de dormirse.
–No. Solo la mandé a bañarse y a dormir.
–¿Me permites pasar? Me gustaría prepararle algo para que coma cuando despierte.
Matt asintió y le permitió pasar a la sala. Albus reconoció que la casa había cambiado mucho en los últimos años. Incluso la cocina era diferente. Había aprendido a cocinar con su abuela y la tía Fleur.
–¿No estás jugando con ella, cierto? – Notó perfectamente cuando Matt apretó su mano derecha con fuerza.
–No.
–Si rompes el corazón de mi hermana, yo voy a romper toda tu vida de civil. Desearás no haberme conocido.
–Yo amo a Lottie, la he amado desde que era un niño pequeño, desde antes de saber que era amor.
–Tus miradas de borrego menso las notábamos todos menos ella. Te daré el beneficio de la duda por el momento. Pero estas advertido, hazla llorar una sola vez y te destruiré. – Matt se dedicó a ver cómo Albus le preparaba panqueques a su hermana.
¿Cómo sabía Albus que a Lottie le gustaba dicha comida? No lo sabía, solo esperaba que el hijo mediando de los Potter no lastimara a su hermana o la segunda guerra mundial no iba a ser nada comparado a lo que él le haría al pelinegro de ojos verdes.
Le permitió subir a la alcoba de su hermana. Observándole desde la lejanía. Si trataba de hacerle algo lo sacaría a escobazos. Matt fue testigo de la sonrisa que adornó el rostro de Lottie cuando despertó y vio a Albus llevándole un pequeño desayuno. Su hermana se veía tan feliz al lado de ese enano.
