But you are invincible
I can't break through your world
'Cause you live in shades of cool
Your heart is unbreakable
Shade of Cool - Lana del Rey
Las luces de la habitación parpadeaban haciendo la escena más espeluznante. Las cosas estaban desordenadas, había sangre en la habitación y un cuerpo sin vida tirado a un lado de la cama. Kingpin observó impasible la escena grotesca frente a él. Su guardaespaldas Scorpion estaba muerto.
El hombre miró a su alrededor. Marcas de lucha y forcejeo. Habían desaparecido algunas cosas e incluso parecía que habían movido el cadáver a su posición actual.
-No hay nada, jefe. La persona que hizo esto se encargó de borrar sus huellas como un fantasma.
Kingpin entrecerró los ojos.
-Ya veo… Un fantasma.
El hombre caminó fuera de la habitación seguido de un par de guardaespaldas.
-Estoy seguro que el Merodeador tiene metidas las garras en esto.
Los dos hombres se miraron entre ellos.
-¿Por qué asesinaría a Scorpion?
-Porque nos acercamos a su identidad o a las personas que él ama. – Kingpin sigue caminando por el pasillo oscuro seguido por sus secuaces.
-Scorpion estaba investigando a la chica que estuvo en el laboratorio aquel día, pero su informante había desaparecido y ahora él termina de esta manera…
Los tres hombres salen a la calle. El sol de la tarde los calienta brevemente. Caminan en silencio hasta una camioneta negra.
Una vez dentro Kingpin sonríe.
-El Merodeador acaba de cometer su primer error. Ahora estoy seguro que esa chica es importante para él.
-¿Quiere que hagamos algo?
-No, todavía no. Necesito resolver algo antes de hacer mi movimiento.
Kingpin sonríe casi con dulzura.
Miles se siente ansioso, algo andaba mal. Él no era supersticioso, pero tenía un mal presentimiento.
Se volvió a sentar mientras reparaba la garra que se había roto luego de una pelea con un grupo de pandilleros que había tratado de robar a una señora mayor.
Aun sintiéndose inquieto, dejó a un lado la garra de metal. Se cubre el rostro con ambas manos y trata de tranquilizarse, pero el cosquilleo de peligro sigue molestándolo en la nuca.
Miles pensó que eliminando a Scorpion y toda la evidencia que lo llevara a Gwen, él podría estar más tranquilo, pero aún tenía ese mal presentimiento. Algo andaba mal.
Miles buscó su teléfono y llamó a Gwen. Ella estaba ensayando con The Mary Janes para una presentación que tendrían en un par de noches en un evento de bandas en Brooklyn. Él mismo la había acompañado hasta el lugar donde sería el evento asegurándose que nadie la siguiera. Ella se burló de él por ser tan paranoico, pero luego lo besó en los labios con cariño agradeciéndole por cuidarla. Ella era toda una contradicción.
Gwen tardaba en contestar. Miles comenzó a ponerse la chaqueta para ir buscarla cuando ella contestó.
"Hola. ¿Miles? ¿Qué sucede?"
Miles suspiró con alivio.
"Nada. Solo quería saber si estabas bien"
Miles pudo adivinar que su novia había puesto los ojos en blanco.
"Acabamos de vernos hace una hora"
Miles rió entre dientes volviéndose a sentar en el sillón de su tío Aaron. Se sentía aliviado de escucharla, pero aun así el cosquilleo de peligro continuaba.
"Lo sé, pero sabes que estoy preocupado por todo lo que pasó. No puedes culparme por eso."
"Si, lo sé… Estoy bien, acabamos de tener una gran ensayo. MJ traerá hamburguesas con queso para celebrar.
Miles sonrió. Gwen amaba la hamburguesa con queso. Él podía imaginarla con los ojos brillosos y con las mejillas sonrosadas.
"Entonces es una buena tarde"
"Sí… deberías venir. Compartiré mi hamburguesa contigo. Haré ese sacrificio porque te amo"
La voz de Gwen suena dramática y risueña.
"Vaya, realmente debes amarme si estás dispuesta hacer eso"
-Por supuesto. ¿Acaso dudas de mis sentimientos, Morales? – le recrimina falsamente.
Miles ríe y se levanta del sillón.
"Nunca"
Miles puede escuchar la risa de Gwen al otro lado del teléfono.
"Te espero. MJ y las chicas todavía no han vuelto así que les pediré más hamburguesas"
Miles se pone la chaqueta y guarda una navaja en el bolsillo de sus pantalones. Por si acaso piensa él.
"Voy para allá, nena"
"Bien, te amo"
Gwen cuelga el telefóno y Miles sale de la guarida del Merodeador con una sonrisa, pero el cosquilleo de peligro no lo deja ni una sola vez.
La sensación de peligro comenzó a acrecentarse cada vez que se acercaba a su destino. No se dio cuenta que estaba corriendo hasta que un taxi casi lo atropella al cruzar una avenida concurrida.
Miles siente como su corazón late con fuerza cuando por fin puede divisar el edificio donde Gwen y las chicas de la banda están ensayando.
Miles observa a MJ, Betty y Glory charlar mientras caminan con bolsas de hamburguesas hacia la entrada de local. Gwen no se ve por ninguna parte. Miles cruza la calle corriendo. Sigue buscando con la mirada a la chica rubia.
En el momento que MJ abre la puerta de la entrada una explosión golpea el edificio.
Miles cae por el impacto golpeándose la cabeza contra la acera. Siente como el aire le fue arrebatado de sus pulmones. Con esfuerzo trata de levantarse y solo puede ver humo saliendo del edificio y personas corriendo.
-Mierda… - gruñe con dolor tratando de pensar claramente, pero solo puede escuchar un pitido agudo en ambos oídos. Luego de tomar un par de bocanadas de aire, se levanta del suelo.
Su primer pensamiento es Gwen.
La busca con la mirada y no puede verla. MJ, Betty y Glory están inconscientes en el suelo.
Varias personas se acercan para ver que está ocurriendo. Un policía corre a la escena y lo agarra de ambos brazos.
-¿Chico, estás bien?
Miles lo aleja de él y vuelve a buscar a Gwen.
-GWEN… GWEN – grita Miles empujando a la gente que comienza a rodear la zona. Sirenas de policías y bomberos se escuchan a los lejos.
Miles ve a MJ levantarse con ayuda de una mujer mayor. Miles empuja a mujer y toma de los brazos a la chica.
-¿Dónde está Gwen? ¿Por qué no está contigo?
MJ parece no poder hablar. Miles nota que está temblando.
-Ella está adentro. Se quedó a cuidar nuestras cosas – susurra con voz quebrada la pelirroja.
Miles la soltó y sintió que el mundo se caía en pedazos. Observó el edificio en llamas y el humo saliendo de él.
El corazón latía con fuerza, el mundo comenzó a perder su color. En un abrir y cerrar de ojos él corrió hacia los escombros. Varios hombres trataron de detenerlo, pero los alejó a todos.
Miles con los ojos ardiendo en llamas por las lágrimas y el humo se adentró en el sofocante edificio derrumbado.
"GWEN… NENA" gritó Miles buscándola entre los ladrillos. Apartó una viga de madera buscando algún rastro de su novia.
-Mierda… mierda. No puedes hacerme esto, bebé – gimió con los dientes apretados. El fuego se estaba extendiendo desde un costado.
-GWEN ¿ME ESCUCHAS? GWEN – volvió a gritar Miles apartando los escombros, pero no la podía encontrar. El humo comenzaba a sofocarlo.
-Miles…
Una débil llamada se escuchó cerca del escenario. Miles con el corazón latiendo a mil por hora comenzó a correr hacia el fondo del edificio. Tropezó un par de veces y la tos comenzaba a atacarlo.
-GWEN ¿DONDE ESTÁS? – volvió a gritar Miles con la voz ronca buscando a la chica.
-Miles… - se volvió a escuchar. Miles giró la cabeza buscando entre los escombros cuando la vio.
La chica estaba tirada en el suelo bajo una viga de madera que había pertenecido alguna vez al techo del edificio. El rostro pálido de la chica tenía manchas oscuras del hollín y sangre salía de su frente.
Él corrió junto a ella, cayendo de rodillas.
-Mi amor, mi amor… - gimió Miles abrazándola.
-Miles… - gimió Gwen mientras lágrimas caían de sus ojos azules.
-Te sacaré de aquí. Estarás bien.
Miles peinó el cabello rubio sucio con el polvo de los escombros.
-Tengo miedo. No quiero morir – sollozó Gwen con los ojos entreabiertos. Miles notó que los labios rosados de Gwen comenzaban a ponerse azules. Ella necesitaba oxígeno.
-No morirás. No lo permitiré.
Miles agarró la viga para empujarla a un lado y poder sacar a Gwen, pero el peso era demasiado.
A lo lejos se escuchaba a los bomberos tratando de ingresar al lugar. Una llovizna de agua comenzó a caer desde lo alto.
Volvió a empujar con fuerza. Gwen gimió de dolor cuando la madera comenzó a moverse.
-Lo siento, cariño, pero solo será por un momento. Te lo prometo.
Miles volvió a empujar la viga con todas sus fuerzas. Con un último empujó la viga liberó a Gwen que sollozaba de dolor.
-Está bien, está bien. Ya te tengo – murmuró Miles tomándola en brazos. La llovizna de agua comenzó a empaparlos a ambos, pero el humo aún podría sofocarlos.
-Me duele el pecho… - gimió Gwen aferrándose a la chaqueta de Miles.
Miles notó una mancha de sangre en la camiseta verde de Gwen.
-Mierda…. - gimió entre dientes mientras comenzó a caminar con prisa entre los escombros.
-Quédate conmigo, Gwen ¿De acuerdo? No te duermas.
Gwen asintió entrecerrando los ojos.
-No, Gwen. No cierres los ojos. Mírame – pidió Miles alarmado. Tropezó un par de veces acercándose donde las voces de los bomberos podían escucharse.
-¡AYUDA! ¡POR AQUÍ! – gritó Miles mientras seguía tropezando entre los escombros. Una pequeña explosión se escuchó a un lado. Humo negro cubrió el lugar.
-Mierda…no, no, no – tosió Miles tratando de alejarse del humo.
-¡Sobrevivientes! – escuchó Miles gritar a un hombre. Dio un par de pasos más cuando un bombero se puso frente a él.
El hombre tomó a Miles del brazo tirando de él para sacarlo del edificio que seguía en llamas.
Miles sintió cuando la brisa fresca golpeó su rostro. Sintió como sus pulmones se volvían a llenar del vital oxígeno.
Con urgencia corrió a una ambulancia llevando a su novia junto a los paramédicos.
-SALVENLA, AHORA – ordenó Miles acostando a Gwen en una camilla. Miles subió a la ambulancia y prácticamente obligó al conductor a conducir al hospital donde su mamá trabajaba toda velocidad. Gwen respiraba con dificultad y los ojos revoleteaban.
-Gwen quédate conmigo. Abre los ojos – murmuró Miles casi al borde de las lágrimas mientras los paramédicos comenzaban a trabajar en ella.
-No quiero ir con mami – murmuró Gwen entre el limbo de la conciencia e inconciencia.
-No lo harás. Te quedarás conmigo – respondió Miles tomando la mano fría de la chica.
Los paramédicos seguían trabajando en Gwen mientras la ambulancia se sacudía en cada vuelta que daba.
Miles observó como un corte bastante profundo en el pecho de la chica era el causante de la mancha de sangre.
-Estará bien. Pudimos estabilizarla – consuela el paramédico que sigue dando los primeros auxilios.
Miles solo asiente mientras observa como los labios de la chica que ama se tiñen de azul incluso cuando el paramédico le pone la mascarilla de oxígeno.
Gwen mejora de a poco. El derrumbe la dejó con varias heridas internas. Un brazo roto, costillas fracturadas, una hemorragia interna que se pudo detener, un pulmón colapsado… Miles ni siquiera quería recordar el daño que había recibido su novia.
Gwen permanece en la UCI un par de días antes que los doctores la trasladaran a terapia intermedia. Estaba mejor, pero ella no despertaba.
Desde ese día todo fue un caos. George Stacy renunció a su puesto de capitán de policía, dando un paso a un lado luego de que el flamante Cartel de Los Seis Siniestros se adjudicara el atentado como una advertencia de las investigaciones que estaba llevando a cabo el Capitán Stacy contra ellos.
Miles cerró los ojos mientras escuchaba a través de la televisión como el nuevo Capitán de policía tomaba el puesto. Un hombre conocido por ser corrupto y encubrir los juegos sucios de los hombres más poderosos de New York.
Todo se irá al carajo pensó Miles abriendo nuevamente los ojos.
Los Parker estaban acomodando varias cosas en la habitación de Gwen. Era la primera vez que Miles conocía a los tíos de Peter, eran personas agradables y se preocupaban realmente por Gwen.
La mujer mayor acomodó un florero con girasoles en la mesita que se encontraba a un lado de la cama de hospital. Peter acomodó por enésima vez las sábanas que cubrían a Gwen.
Miles sonrió levemente al ver a las personas cuidando de la chica rubia.
-Lo siento, lamento mi demora. Traje café para todos y algunos burritos – dijo el ex capitán de policía entrando apresuradamente a la habitación. El hombre parecía agitado. Sacudió la bolsa con los burritos hacia Peter, quien corrió para agarrarlos.
-Gracias George. No era necesario – dice la mujer mayor con una sonrisa.
-Es lo menos que puedo hacer. Gracias por cuidar a mi Gwen mientras estaba arreglando algunos asuntos.
La mujer solo negó la cabeza.
-Gwen es parte de la familia. Siempre la cuidaremos.
El hombre mayor sonríe. Se pasa una mano por el rostro antes de girar la cabeza y notar la presencia de Miles.
-Oh, Miles Morales ¿no? – pregunta el hombre. Miles asiente.
El hombre le pasa una mano y Miles la estrecha.
-Gracias por salvar a mi hija.
-Ella es mi novia. Es mi obligación cuidarla – dice Miles con seguridad soltando la mano del hombre.
El hombre rubio parece sorprendido, pero luego sonríe.
-Ya veo…
May vuelve a hablar con George sobre el estado de Gwen.
El teléfono de Miles vibra. Él lo revisa. Es un mensaje de su tío Aaron.
"Kingpin está metido en esto"
Miles siente como la ira burbujea dentro de él.
Kingpin es hombre muerto pensó Miles guardando nuevamente el teléfono en el bolsillo de sus pantalones.
-Debo irme. Tengo que ayudar a mi tío en un trabajo, pero volveré lo antes posible – se disculpa Miles acercándose a una inconsciente Gwen.
-Oh, claro. No hay problema
Miles asiente hacia Peter. Observa un momento a Gwen antes de besarla en la frente.
-Vuelvo enseguida, nena. – susurra en español Miles antes de levantarse para marcharse.
El padre de Gwen parece sorprendido, pero lo despide cortésmente.
Miles sale del hospital con furia.
Miles golpea al último hombre parado frente a él. La sangre salpica por todas las paredes cuando el filo de la navaja se clava en la garganta del hombre.
Miles aparta a un lado el cuerpo antes de pasar por encima y caminar a la oficina donde Kingpin se había refugiado.
Luego de trazar un plan decidió eliminar a Kingpin. No solo había estado involucrado en el intento de homicidio de Gwen por venganza sino que era una de las formas que tenía de sacar al único policía decente que tenía New York. Kingpin se había unido a los Seis Siniestros para realizar este atentado, ellos lo ayudaban asesinando a Gwen y Kingpin sacaba al Capitán Stacy de la policía. Miles lo acabaría.
Encontrar a Kinping no había sido difícil, pero llegar a él había sido casi imposible y agotador. Miles nunca había peleado con tantos guardaespaldas en su vida. Ahora recordaba porque su tío Aaron nunca iba por el jefe mayor, era casi una misión imposible.
Miles dio un puñetazo a la puerta de madera tratando de romperla. La puerta crujió. Otro puñetazo poderoso con la ayuda de la garra de metal y la puerta cayó. Miles entró a la habitación oscura. Usó el sensor de calor y pudo localizar a Kigpin sentando en un sillón frente a él.
-Es un placer tenerte aquí, Merodeador – habló con calma el hombre.
-No puedo decir lo mismo – respondió Miles
-Lamento lo de la chica, pero negocios son negocios y esa chica metió la nariz donde no debía.
Miles no dijo nada. Solo lo observó.
-Y yo lamento que hayas lastimado a esa chica. Ahora eres hombre muerto.
Kingpin rió con gracias. Se levantó del sillón.
-No lo creo
Con una velocidad que sorprendió a Miles, el hombre robusto corrió contra él. Miles en un acto de reflejo saltó a un lado logrando esquivar al hombre.
El hombre con un brazo trata de golpear a Miles, pero él es más rápido. Se aleja del hombre robusto para poder activar la fuerza de sus garras.
Kingpin vuelve a abalanzarse contra Miles. Esta vez Miles corre también al encuentro del hombre. La garra zumba con energía entre ellos.
Un fuerte sonido de metal contra carne se escucha en la oscuridad solo iluminada por la tenue luz purpura de la máscara de Miles.
Miles presiona la garra con fuerza contra el estómago del hombre.
Kingpin cae al suelo con un grito silencioso. Miles sigue presionando la garra para causar el mayor daño posible.
-Mier…da... –Kingpin tose gotas de sangre.
-Te dije que eras hombre muerto – habla Miles cerrando la garra dentro del hombre. Un chorro de sangre cae del hombre.
-¿Crees que me venciste? Nunca lo harás… No soy el único que maneja todo esto…
El hombre tose una cantidad significativa de sangre. Miles lo observa desde arriba.
-Si muero alguien más tomará mi lugar. Es un ciclo sin fin. Ahora Los Seis Siniestros tomaran la ciudad. Esto nunca terminará.
Una risa desquiciada escapa de los labios teñidos de rojos de Kingpin.
-Ni siquiera vengar a tu novia cambiará algo. Alguien terminará el trabajo.
Miles pone una rodilla en el suelo.
-Estaré esperando…
Un fuerte golpe de metal se escucha y un grito ahogado.
La habitación quedó en silencio.
