CAPITULO 13

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Las últimas semanas de clases fueron bastante ocupadas, entre los exámenes de fin de curso, su relación con Michelle, estar con Narcisse y los exámenes de sangre apenas tenía tiempo para dormir.

Narcisse por otro lado, a pesar de que estaba feliz de tener a Zachary cerca de él, seguía sufriendo los malestares de la enfermedad. A veces ni deseaba levantarse de la cama. Ya decidió dejar de asistir a la escuela, permaneciendo en casa la mayoría del tiempo. Cuando Zachary le sugería salir, accedía solo por un breve lapso de tiempo. Iba al hospital por un tratamiento, sin embargo sentía que solo mejoraba por un rato y al siguiente estaba igual o peor. Una vez tan solo empezó a llorar, apoyándose en Zachary mientras su cuerpo temblaba por el llanto.

Desde el otro lado Michelle le daba fuerzas a Zachary. No consideraba oportuno estar con Narcisse, prefería dejarles ese momento a Zach y a Yu, apoyando al rubio cuando dejaba descansar a Narcisse e iba a visitarle.

Un día por fin estuvieron listos los resultados de laboratorio, sintiendo un peso menos sobre sus hombros Zachary pudo respirar tranquilo que el resultado de ambos fue negativo. No compartió esa información con Yu, no creía que le hiciera bien pero compartió esa pequeña felicidad con Michelle.

Cuando el curso por fin terminó el rubio pudo enfocarse en sus dos personas más importantes, compartía sus días con Narcisse, intentando distraerlo de su dolor, contándole chistes y viendo películas. Por las noches se dedicaba por completo a Michelle, a veces tan sólo se abrazaban hasta quedarse dormidos, para ellos era suficiente para ser felices.

Y no eran el único curso que estaban repletos de obligaciones. Los del último, donde estaban Kenshi y Vladimir, se encontraban de la misma manera. Luego de un increíble fin de semana, Kenshi buscaba la menor oportunidad para robarle un beso a Vladimir, o siempre le invitaba a su casa. Le había convencido usar la nueva vestimenta que le compró, solo esperaba que eso no le hubiera causado problemas con sus padres. Y, luego de haber hablado un poco con Christopher, Kenshi preguntó a Vladimir si seguía en comunicación con Vitaly.

Si bien a Dimitre no le hizo gracia el nuevo look de Vladimir el ruso decidió hacer oídos sordos a sus palabras, desde que estaba con Kenshi no se sentía tan inclinado a obedecer cada uno de sus mandatos y con el día de la graduación más cerca es como si un gran peso se aliviara lentamente, dentro de poco se iría a la universidad y estaría completamente fuera de su alcance.

En cuando a Vitaly. —No he ido a casa de mi tío en un tiempo.—reconoció de pronto, el tiempo pasaba muy rápido cuando estabas concentrado en los estudios y tu nuevo amante.

—Creo que deberías, aunque sea visitarlo un momento. —Le dijo mientras iban camino al comedor.—Hayes me ha dicho que tu primo está un poco triste porque no se han hablado.

—No es como si lo hubiera estado evitando.—evitó hacer cualquier comentario sobre Hayes. —Simplemente he tenido otras distracciones. —Le dio una mirada de reojo que claramente señalaba cuales eran esas distracciones.

Sonriendo, Kenshi entrelazó su mano con la del ruso, apretando suavemente.

—Yo también tengo la misma distracción. Sin embargo, veo que él te quiere mucho. Por lo que me ha contado Christopher, en verdad creo que tendrías que hablar con él. Si es por su relación con Christopher, te recuerdo que yo era un vago irresponsable como él —dijo Kenshi con un tono de gracia en su voz.

—Hablaré con él. —Asintió.—Vitaly puede estar co quien quiera, no se lo voy a impedir pero no me pidas que sea todo sonrisas con Hayes.

—Ese es mi nerd.—felicitó, le dio un rápido abrazo, aprovechando de besarle la mejilla.—Puedes seguir gruñendo a Christopher, pero no me gustaría que Vitaly siga sintiéndose desgraciado por culpa de su primo.

—Ahí está. El defensor de los sentimientos de los primos culpables —bromeó. —Serás un gran abogado. —Al ser más alto le besó a coronilla.

—Y tú un gran científico, aunque eso ya lo sabemos. —Se rió, y entraron en el comedor, buscando una mesa libre para sentarse.

Kenshi buscó bebidas para ambos y postre –tenían a la venta unos deliciosos pedazos de pastel de chocolate con almendras– y charlaron mientras disfrutaban su almuerzo. Kenshi encontró a Vitaly junto a su hermano y Christopher al otro lado del comedor, pero sugirió que Vladimir se acercara cuando terminaran la comida. Luego del postre, botaron los deshechos. Sin embargo, por mala suerte Vitaly y su grupo se habían marchado cuando acabaron, así que tuvieron que esperar a terminar de clases para que Vladimir hablara con él.

Vitaly, por otro lado, estaba alegrándose de haber terminado la mayoría de sus deberes y ya solo esperaba la culminación total del curso. Una alegría más, que apenas aplacaba la tristeza de que ya hacia más de una semana que no hablaba con Vladimir. Claro que se alegraba de estar con Christopher, pero le hubiera encantado estar con la cercanía y el cariño de una de sus personas favoritas en la tierra.

Atravesaba la salida del colegio cuando escuchó que alguien le llamaba.

Vladimir se acercaba a Vitaly, una suave sonrisa dibujada en su rostro, no se veía enfadado pero su mirada seria indicaba que el engaño ni había sido olvidado. —Acompáñame a casa.—pidió comenzando a caminar sabiendo que Vitaly se seguiría.—¿Dónde está tu hermano?

—Am. Se fue con unos amigos. Dijo que volvería a casa más tarde.—contestó, aun desconcertado pero muy dentro de él, bastante contento de que Vladimir se haya acercado.

—Bien.—caminaron un rato en silencio, mirando de reojo Vitaly pudo notar ciertas diferencias en Vladimir, él era de los estudiantes que siempre usaba el uniforme correctamente, camisa abotonada hasta el cuello, fajada y con el suéter perfectamente liso pero ahora lucía menos recto, tres botines desbotonados, y el suéter remangado hasta los codos, sin mencionar el nuevo estilo de cabello que despejaba su rostro y mostraba sus facciones cuadradas.

—¿Sigues con Hayes? —ya sabía la respuesta a eso pero quería empezar una conversación.

—Sí.—respondió. —Nos vemos durante el comedor y después de clases. Hoy tuvo que irse a hacer unas cosas. —No quiso decir más, sabiendo que a su primo no le agradaba.—Me dijo que andas saliendo con un tal... ¿Kenshi? ¿Cómo es? —pateó una piedra que se le cruzó por el camino.—Me sorprendió mucho saberlo.

—Kenshi Ottori.—confirmó.—Es un enanito arrogante, pero digamos que nunca me había divertido tanto en años.

—Ni te veías diferente.—una de las comisuras de Vitaly se alzaron en una sonrisa.—Casi ni podría reconocerte.

—Si. Me llevó de Compras el primer fin de semana que me quedé en su casa...También me enseñó un par de cosas sobre anatomía.—un agradable rubor le cubrió las mejillas. Los ojos azules brillaban.

—En verdad... me alegro que le hayas conocido. Me gusta como te ves ahora, diferente..., feliz y... y... —los pasos de Vitaly se volvieron un poco inseguros.—y... te extraño.

—Yo también te extrañe.—pasó un brazo por sus hombros en un abrazo fraternal. —No me gustó que me mintieras.

Vitaly abrazó a Vladimir devuelta.

—Lo siento mucho. Yo solo... quería poder estar con Chris, pero no quería hacerte sentir defraudado.

Se detuvieron en medio de la calle, abrazándose el uno al otro.—¿Ves que sí es una mala influencia? —faltaba el tono de reproche en su voz.

—Pero... tú me llevaste a hacerlo.—Vitaly le miró desconcertado. —No querías que lo viera.

Vladimir se río. Le golpeó en el hombro.—Eres un idiota. —Le halo la oreja como hacían sus madres para regañarlos. —No vuelvas a mentirme.

—Auch. —Se sobó la zona adolorida. —No. Lo prometo, no más mentiras —de nueva cuenta, le abrazó, apretando un poco más.—Gracias.

—También quiero dejar en claro una cosa. No me agrada Hayes, probablemente no vaya a agradarme en un futuro pero no voy a interferir en su relación. —Alzó su dedo índice a modo de advertencias. —Si llega a acerté daño de cualquier manera, adiós a la diplomacia.

Vitaly asintió.

—No te preocupes. No pasará nada de eso, y... bueno, comprendo que no te agrade. Pero gracias por permitirme estar con él.—el menor sonrió, el peso en su espalda completamente desvanecido.

—Vamos a tu casa. Quiero evitar a mi padre lo más posible. Los últimos días ha estado insoportable.—reanudaron su camino a la casa del menor de los Volsk, como antes reían y contaban lo que hicieron durante el día, el equilibrio entre ellos estaba restaurado.

Con su relación reestablecida, el ánimo de Vitaly era más alegre, a lo que Kenshi se regocijó cuando le preguntó a Christopher unos días después. Kenshi, por su parte, se encargó de felicitar a Vladimir a su manera de haber hablado con su primo. Después de todo, si no fuera por la idea de Christopher, él quizá nunca se hubiera acercado al ruso.

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En los cursos menores, Michelle por fin estaba en sus últimos días de clases, lo que le permitía ayudar a Zachary con ciertas ideas para distraer a Narcisse. Cada tanto le preguntaba como seguía el chico, pero para las respuestas que recibía del rubio, no había mejoría alguna. Por el contrario. Llegó al punto que Yu prefería no salir, salvo al patio de su casa. Las manchas que lograba cubrir con la ropa alcanzaron su rostro, cubriendo una mejilla y mandíbula. No hacía falta explicación para que Michelle entendiera porqué Narcisse no quería salir de casa.

Sabiendo el poco tiempo que le quedaba a Boucher el rubio pasaba casi todo su tiempo libre con el castaño, pronto las distracciones no fueron suficientes para aliviar la realidad. En este punto sólo le quedaba estar a su lado en silencio.

Terminaron desarrollando un hábito de lectura dado que Yu no quería hablar y Zach no soportaba el ensordecedor silencio. Lo más triste de todo es que ninguno de los amantes que tuvo Narcisse a lo largo de los años fue a visitarlo.

El día que más temía Zachary llegó una semana después, mientras pasaba un pequeño rato con Michelle en la casa del rubio. Recibió un texto que le informó el deceso de Yu esa tarde. Michelle se mantuvo cerca de Zach, dándole su apoyo y cariño.

Al principio no supo cómo reaccionar, miró el techo sintiendo el calor de Michelle en su costado. Un nudo se formó poco a poco en su garganta hasta que de repente empezó a llorar. Gordos lagrimones bajaban por su rostro y mojaban su camiseta.

Michelle no dejó solo a Zachary, abrazándolo y buscando reconfortarle, dándole suaves besos y palabras de apoyo. Fueron al día siguiente al velorio de Narcisse —Michelle quiso acompañarle, y darle un último adiós a Narcisse. Puede que no sean amigos, que hayan estado muy lejos de serlo, pero compartieron clases y sentía que debía despedirse de él. Conoció al padre de Yu, un hombre muy ocupado y al parecer su madre murió hace mucho tiempo. Entonces alguien —puede que uno de los sirvientes de la gran casa donde vivía Yu—se acercó a Zachary y le tendió una carta. Solo que no estaba escrita para Zachary específicamente, incluía también a Michelle.

El castaño le pidió que por ahora, esperasen a volver a casa para leerla, más calmados. El entierro se dio tranquilo, y con ese ambiente apagado, triste. Aparte de pocos familiares y algunos conocidos, no fueron amigos de Narcisse, ni amantes que Zachary reconociera. A Michelle le dio muchísima tristeza que Yu fuera despedido de esa forma, pero no se movió de allí ni Zach hasta que solo quedaron ellos.

Finalmente, volvieron a casa y fue cuando abrieron la carta que se les entregó. Era corta, la letra alargada y bonita de Narcisse impresa en ella. Se notaban leves temblores en algunas palabras, como si el pulso le hubiera fallado.

"Zach..., Michelle..., lo siento. Sí, te incluyo a ti, Wolfhart. Creo que te lo debo, por el infierno que sé te hice pasar. Hace un tiempo se me preguntó por qué, y no quise dar respuesta. Ahora sí...

Porque eras todo lo que fui una vez, y no pude volver a ser. No era solamente el rechazo, sino que, a pesar de cada cosa que te hacía e hice a Zach hacerte, seguías igual. Cálido, amable, sincero..., y puro, lejos del significado sexual que podría llevar. Zachary, en verdad lamento ser como fui, y aunque no lo viste, sí me llegaron tus palabras respecto a ese amigo que dijiste querías ver de nuevo. Pérdoname por no habértelo devuelto. Solo espero que en una futura vida podamos encontrarnos podamos ser amigos bien. Te quiero mucho, siempre voy a hacerlo, y si hubiera podido, sé que hubiera sentido igual por Michelle. Espero que sean muy felices.

Narcisse"

Para entonces, Michelle sentía que lágrimas se le escapaban de los ojos, inclinándose a un lado para apoyar su cabeza en el hombro de Zach.

Esa noche Zach le pidió a Michelle quedarse a su lado. Durmieron abrazados, pensando en las palabras de Narcisse.

El rubio se alegró un poco cuando el director dijo unas pocas palabras en honor a Boucher, no fue mucho pero al menos no paso desapercibido. Lo que más odiaba Yu era no ser reconocido y justo ahora tenía toda la atención de la escuela para él sólo.

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Después de eso las clases terminaron, el día de la graduación llegó muy rápido, varios amigos y conocidos de los graduados estaban presentes, entre ellos Dominik que aplaudió orgulloso cuando a Claude se le entregó el título de summa-cum-laude al haberse graduado con altas notas.

Apenas terminó la ceremonia Claude y Dominik se reunieron, el de lentes cargó a Dominik por la cintura para darle un beso, fue el momento más feliz de su vida.

Al otro lado del teatro Vladimir estaba con Kenshi y Klaus, Christopher estaba por ahí perdido con Vitaly, el ruso tenía sus maletas listas, tenía planeado no volver a casa después de la ceremonia.

Kenshi se había abrazado a Vladimir, como si temiera que al soltarlo éste desaparecería.

—¿Te vas a ir muy lejos?

—A Harvard.—respondió con una enorme sonrisa.—Me adelantaré un par de semanas para acomodarme en los dormitorios y conocer el lugar.

Kenshi se quedó congelado por un momento, de inmediato gritó, poco importándole llamar la atención de las personas cercanas, al tiempo que se encimaba encima de Vladimir, completamente emocionado.

—¡Estás bromeando! ¡No puede ser! ¡Irás a Harvard como yo! —se bajó, tomando su cara entre las manos.—¿Por qué no me lo dijiste?

Vladimir no podía parar de sonreír.—Porque los tramites de traslado los termine ayer. Iba a ir a Yale pero eso está muy lejos de Harvard. Así que pedí una plaza en el área de ciencias. Quería darte una sorpresa.

—¡Es la mejor sorpresa que me han dado! —le abrazó con todas las fuerzas que pudo, y al separarse, miró a Klaus.—Tienes un hermano tan increíble como el mío. —Se giró de nuevo, dándole un profundo beso a Vladimir que les dejó sin aire.—¡Te amo! —y otro beso.

—Oye! —Klaus miraba a los lados preocupado. —No te emociones aquí. Nuestros padres andan por ahí.—cuando Kenshi terminó de besar a Vladimir el alemán vio a su hermano un poco apenado.—¿De verdad tienes que irte tan pronto?

Suspirando Vladimir le puso una mano en el hombro.—Podrías venir conmigo. He ahorrado un poco, puedo cuidar de ti.

—¿Irme de casa a un año de graduarme? —Sonrió.—Creo que podré aguantar un año, tu lo hiciste...Es sólo que...

—No volveré a casa. —Klaus asintió. —Nosotros seguiremos en contacto. No abandonaré a mi hermanito.

—No te preocupes. Vendremos a visitarte siempre que podamos, y si necesitas un momento de escape, la heladería que está a tres cuadras del colegio es un buen lugar. —Kenshi asintió, serio.—Hacen helados sabrosos y siempre hay descuento.

—Espero recibir noticias de ustedes muy pronto.—estrechó su mano con Kenshi y abrazó a Vlad.

El ruso se despidió de su madre en la mañana así que se fue del teatro con Kenshi camino a la universidad.

En otro lado, semi ocultos de los demás, Vitaly no dejaba de abrazar a Christopher, la felicidad y tristeza a partes iguales bullendo en él.

—Voy a extrañar no verte por los pasillos.

—Pasaré por tu casa todas las tardes. Seguiremos yendo a citas.—prometió llenándolo de besos. —No dejaremos de vernos.

—Pero... ¿No tienes que ir a una universidad? —preguntó Vitaly, alzando la mirada para verlo. Sus ojos reflejaban el abatimiento que sentía.—Vladimir se irá lejos a estudiar ciencias...

—Yo no tengo la necesidad de alejarme miles de kilómetros de mi casa. Haré una carrera técnica y después entrare a una empresa de informática.

—Entonces... ¿Nunca tendrás que irte? —Vitaly no le dejó contestar, besando sus labios con ansia.

—Mmm no para nada —dijo entre besos. Pasaron un largo rato besándose, Chris bajó sus labios por el delgado cuello provocando escalofríos en la espalda de Vit.—¿Vamos a mi casa?

—¿Vamos a... festejar tu graduación? —las piernas de Vitaly temblaron un poco, como siempre ocurría en cuanto Christopher tocaba esa zona tan sensible de su cuerpo.

—Oh sí. —Sonrió emocionado por la idea.—Festejaremos hasta el amanecer.

Vitaly asintió, y le dio un último beso.

—Christopher..., te amo. —No sabía de dónde, pero tuvo la necesidad de decírselo a pesar de ya saberlo.

Un intenso sentimiento llenó su pecho amenazando con hacerlo explotar de felicidad.

—Yo también te amo.

La vida escolar puede ser dura, a veces tediosa y repetitiva, a veces la única razón para ir todos los días era para pasar el tiempo con tus amigos o verte con esa persona especial, los amores escolares eran únicos y hermosos. Un pequeño precio a pagar por pasar casi 8 horas encerrados entre cuatro paredes.


FIN

ESPERAMOS QUE LES HAYA GUSTADO.