Drabble Día 2. Deporte

Recuerden que la historia está registrada.


En lo profundo del espacio, en el planeta de Beerus, Goku y Vegeta se encontraban enfrascados en un entrenamiento intensivo con Whis. Este los había llevado a un nivel de poder inimaginable pero aún sentían que estaban lejos de alcanzar su verdadero potencial o de derrotar al dios de la destrucción.

Goku y Vegeta entrenaban juntos y esa rivalidad/hermandad que habían desarrollado los llevaba a superar sus límites constantemente. Goku tenía que admitir que disfrutaba contar con un compañero de entrenamiento constante, que amara las batallas tanto como él, al final de cuentas, ambos eran saiyajin.

Los dos querían superarse mutuamente pero cada uno escogió un camino acorde a su personalidad. Goku buscaba la superación a través del instinto y la intuición en la batalla, mientras que Vegeta prefería el poder intenso del Ultra Ego.

Un día, mientras entrenaban en una zona de gravedad aumentada, Goku y Vegeta combatían sin descanso. Ambos estaban luchando a máxima potencia en su estado base, liberando ki que sacudía el espacio alrededor de ellos. Sus energías chocaban creando ondas intensas que hubieran matado a cualquiera.

Goku sonrió, emocionado por la intensidad de la pelea. "¡Vamos, Vegeta!"

Vegeta, respirando profundamente, también sonrió. "Estás mejorando, Kakarotto. Pero no pienses que voy a dejarte ganar tan fácilmente."

La batalla continuó, con golpes rápidos y explosiones de energía. Ambos estaban dando lo mejor de sí mismos, empujándose al límite. Los algún día enemigos ahora se respetaban y admiraban el deseo del otro de superarse.

Después de horas de lucha, ambos estaban exhaustos pero satisfechos. Se encontraron en el centro del campo de batalla, respirando agitadamente.

"¡Esa fue increíble!" exclamó Goku.

Vegeta sonrió levemente. "No estuvo mal, Kakarotto."

Whis los observaba con interés. "Están progresando mucho, pero aún hay trabajo por hacer. Si siguen a este ritmo, tal vez algún día puedan vencer en batalla al señor Beerus."

El príncipe se había esforzado muchísimo para tener lo que disfrutaba ahora.

Se había enfrentado más de una vez al idiota que tenía enfrente, pero no fue hasta que dejó su orgullo de lado, que finalmente logró ganarle y mantenerse a su nivel.

Ahora tenía una familia y sabía a consciencia que ellos le daban la fuerza para luchar siempre, para no rendirse; del deseo de protegerlos salía un poder difícil de imaginar.

Ahora era una persona madura, que se había deconstruido y que se había estrellado contra el mundo cuando se rehusaba a entender que no tiene nada de malo sentir afecto y amar a alguien.

El príncipe sonrió con satisfacción recordando a sus dos hijos y a su esposa.

Lo tenía todo y de esa paz y plenitud se desencadenaba la pasión que lo hacía imparable.


Les dejo el Drabble del día dos.

Hoy me quise enfocar en al importancia de madurar, dejar el ego de lado, dejar de necesitar validación externa y centrarnos en lo verdaderamente importante: el ser.

Es un camino bastante complicado, sin embargo, el leer, el trabajar en uno mismo, el tomar terapia, nos permitirá realmente conocernos y no dañar a otros.

Si te sientes perdido/perdida/vacío/vacía, entonces es momento de hacer un cambio y ese cambio comienza en ti.

Lee, escucha podcast de crecimiento personal.

Deja de hablar mal de la gente y céntrate en las cosas buenas de tu vida.

Verás un cambio.

Un abrazo.

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Nos pueden encontrar en todas las redes sociales como: El harén del Príncipe Vegeta.

Qué tengan un lindo día- XX